////// Año XVIº /// Editor Anónimo: Daniel Ares /// "Prefiero ser martillo que yunque", Julio Popper ///

martes, 14 de junio de 2011

50.000 VISITAS. EL MARTIYO QUE NO CESA.

 Espacio de autobombo

50.000 MARTIYAZOS




El último 25 de marzo nos saludábamos y les agradecíamos en post mellizo de éste (ver 22.000 Martiyazos), porque alcanzábamos entonces las 22.000 visitas, con un promedio diario de 300 entradas. Allí, para sostener con la espada lo que decíamos nomás, instalamos el inviolable contador de Blogger en la columna de la izquierda, abajo. Hoy, 80 días después, y tal cual puede observarse allí mismo, rompemos la marca de las 50.000 visitas, que así establecen, por aritmética simple, un crecimiento de 28 mil entradas, con un promedio diario, ahora, de 350.
¿Mucho? ¿Poco?... ¿Con quién medirse?...
En tal caso y antes que nada, y como corresponde a gente de bien que siempre intenta superarse, nos medimos con nosotros mismos, y desde ese punto de vista, más que la marca conseguida hoy, celebramos la tendencia que sigue y que no cesa: cada vez somos más.  
Y ahí sí, puestos a hablar de tendencias, ya podemos compararnos con cualquier otro medio virtual, como por ejemplo Clarín.com, que enorme como es no para de caer y de caer (ver Sangran, Sancho), en tanto El Martiyo, pequeño como es, no para de crecer, y de crecer.
Y no hay mucho más que decir. La victoria era nuestra, y lo avisamos. Pero la contienda continúa, y El Martiyo no cesa.
Saludamos a nuestros lectores y nos saludamos, y saludamos también a Blogger, que nos da su plataforma, y a Blogger en acción, que nos contiene en su dignísima comunidad, y a todos aquellos que nos difunden por facebook (Daniel Ares El Martiyo), por twitter (@blogelmartiyo), por el boca a boca, y por cualquier otro medio.
Solo así y entre todos el individuo que somos recupera su importancia colectiva.
Salud y Suerte.

¡VIVA USTEDES!
¡VIVA NOSOTROS!
¡VIVA EL MARTIYO!



* * *



Destellos Apócrifos. HOY: Hebe de Bonafini.

Destellos Apócrifos:

"Cría cuervos".

Hebe de Bonafini

AMORES DE HISTORIA: Scott & Zelda Fitzgerald: HERMOSOS Y MALDITOS

El Martiyo Plus Presenta...

Amores de Historia-Historias de amor

hoy:

Scott y Zelda Fitzgerald




La verídica y muy triste historia de uno de los más grandes narradores norteamericanos del siglo XX, lleva la marca indeleble de una sola mujer que fue al mismo tiempo su musa, su pasión y su abismo. Bellos los dos, jóvenes, ricos, talentosos y atrevidos; Francis Scott Fitzgerald, y su esposa Zelda, atronaron su tiempo y fueron la pareja símbolo de la era del jazz y de los años locos. Sus escándalos por París, las mutuas infidelidades y las borracheras juntos, la fiesta incesante y la noche infinita, Hollywood, los manicomios, el ardor y el descontrol, hicieron por partes iguales la gloria y la tragedia que los volvió inolvidables, patéticos y grandiosos.




* * *

domingo, 12 de junio de 2011

JULIO BLANCK: UN PERIODISTA SIN AMIGOS.



En un trágico episodio gráfico, el periodista de Clarín Julio Blanck se estrelló en la edición de hoy contra su propia columna, en la que intenta una rara defensa que es peor que un buen ataque.

EL SILENCIO DE LOS INDECENTES


En un tiro por la culata que alguien debió haberle evitado, hoy Julio Blanck, alto empleado de Clarín, bajo el sorprendente –por confesional- titulo “Los periodistas de los grandes medios son todos una basura”, intenta una defensa de los periodistas tan luego de ese gran medio, y a medida que aclara, claro, oscurece.
En su primer párrafo, y en un dificultoso castellano, mientras pretende una humorada, una ironía (algo asi parece), nos explica que el título es una frase del mensaje de Hebe de Bonafini para el día del periodista. Y luego sí, acto seguido Blanck comienza su encendida defensa, mientras el mismo fuego que la enciende lo cocina.
Ya de arranque se empapa en nafta y prende su fósforo.
“Después de trabajar más de treinta años en el más grande de los grandes medios, quien esto escribe supone que tiene derecho a sentirse aludido. Y entonces dice:”.
Más allá de la obsecuencia intrínseca en la primera oración (que en su lugar y a su edad creíamos innecesaria); sorprende la obviedad retórica de la suposición que tantas palabras le cuesta. Dan ganas de avisarle: Claro que debés sentirte aludido, Julio, si a vos te están hablando…
Infelizmente, y pese a tantos años de profesionalismo, Blanck no consigue informarnos con precisión desde cuándo sirve a Clarín. Su vaguísimo “más de treinta años” nos deja por debajo de 1981, pero… 
De cualquier forma, y luego de su pomposo y preambular “y entonces dice”, comienza en tercera persona el alegato con el que intenta defender a todos sus compañeros, quienes a esta hora deben pensar con nosotros: por qué no se calló este pibe...
Lo cierto es que en demasiada líneas, pero con un solito recurso, estira su recitado como quien bailara con orgullo un malambo sobre arenas movedizas.
Valgan aquí estos rápidos pasajes que en forma y sustancia no se distinguen de todo el resto:
 “Que periodistas de este diario cubrieron y publicaron a lo largo de estos años las denuncias, investigaciones y juicios por violación a los derechos humanos
Infelizmente aquí tampoco nos aclara qué periodistas, siendo que hace obvio que no han sido todos “los” periodistas; ni otra vez nos informa con precisión durante cuáles años fueron tan valientes dichos periodistas, ya que Clarín también salía en simultáneo con el genocidio…
“Que cuando el tema de los derechos humanos parecía sepultado por la cultura dominante entonces, despuès de las leyes de punto final y obediencia debida, y de los indultos a genocidas y jefes de la guerrilla, periodistas de este diario difundieron la paciente tarea de abogados como…
Aquí ya nos queda más claro que fue “después de las leyes de punto final y obediencia debida”; o sea: mucho después del genocidio, no durante el genocidio, cuando Clarín callaba, otorgaba, y sobre todo recibía.
En fin, como decíamos, el artículo se extiende mucho más sin variar nunca su solo recurso ni alcanzar tampoco su objetivo, sino por el contrario.
Y es que en cada línea de lo que allí tan encendidamente dice Blanck, contrasta no menos obvia la sombra de todo lo que calla.
El lector se adentra en su maraña de dignidades ultrajadas viendo que el tono sube de tono y ya espera aquél instante cumbre cuando Blanck resurge heroico de sus propias llamas y confiesa para la historia, desde las mismísimas páginas del diario Clarín, que aunque nunca se lo dejaron publicar, él siempre investigó el extraño caso de los Hermanos Herrera Noble, así como siempre le preocuparon las prácticas monopólicas de Papel prensa y su también extraño traspaso; que él antes que nadie anunció que ese negocio de las AFJP acabaría por emboscar a la gente; que nadie lo escuchó en su momento pero él sí les avisó que no había sido “la crisis” sino Duhalde quien se cargó a Kosteki y Santillán; que ya la sola sociedad con Techint les impedía el eslogan de Periodismo Independiente que colgaban como si nada en TN, que… pero no, dicho instante cumbre no llega nunca, y aun así todo eso y mucho más no dice Julio Blanck cuando dice lo que dice, y lo deja muy claro en el contraste de sus propias sombras…
Nos preguntamos con sincera curiosidad: al cabo de tantos años de redacción, ¿no se consiguió un amigo, un buen compañero que le evitara este tiro en el pie?...
Alguien que lo quiera de verdad debería colgar en su escritorio un cartelito que diga: "Papá no escribas, te esperamos"...



* * *

ANÉKDOTAS: “Entre Sarmiento y Nerón”, con Leonardo Favio, Eduardo Duhalde y gran elenco.


Anékdotas

Hoy: “Entre Sarmiento y Nerón”

Con Leonardo Favio

Actores invitados: Eduardo Duhalde y Fernando “Pato” Galmarini

Reparto: Daniel Ares



Otoño de 1995. Leonardo Favio trabaja en su documental "Perón, sinfonía del sentimiento". La producción era financiada por el PJ; pero el dinero a fin de mes siempre y sin falta lo traía, personalmente, Fernando Galmarini, reconocido operador duhaldista.
En cada visita, por lo tanto, el popular Pato no perdía oportunidad de pasar un aviso en  favor de su jefe. Cierta vez, en un momento de esos, ante Favio, y este cronista –que aquí da fe de los hechos-, allí Galmarini dice, no sin marcada admiración:
-- ¡Duhalde acabó con las escuelas rancho en toda la provincia!…
Y Favio que aterrado le pregunta:
-- ¿Les prendió fuego?

* * *

EL MARTIYO EN GRECIA: MEMORIAS DE UN SUDACA.



Ya en primera persona del singular, el editor nos cuenta sus días en la Europa triunfal de la nueva Unión, cuando nacía el euro como un sol mejor que el sol, inmortal y más caliente. Sin embargo, ya allí estaban al aire las raíces envenenadas de este hoy sin mañana.


MEMORIAS DE UN SUDACA



“Esto surgía de las profundidades y había llegado”.
L.F.Céline



Hace poco en nuestros post Confesiones de un profeta, repetíamos una imagen que ya habíamos usado mucho antes (ver La rabia de las capitales) para graficar de alguna forma el comportamiento de las clases medias europeas en los años dorados del euro: “recordaban –decíamos- a esas madres alcohólicas que nunca preguntan de dónde el hijo saca plata para el vino”.
En conjunción con la diáspora gaucha de principios de siglo, pero por razones muy personales que aquí no vienen a cuento; en abril de 2002 me instalé por unos años a vivir en Atenas, Grecia.
Eran los días cuando el viejo mundo parecía resurgir en uno nuevo y se consagraba el euro como única moneda, y el dracma, la lira, la peseta, de la noche a la mañana, pasaron a ser una antigüedad demasiado moderna, y ya ni los coleccionistas las querían.
Pero el mundo gira.
Del otro lado del mar y bien al sur, la Argentina, mientras tanto, se derrumbaba y se deshacía. Recuerdo perfectamente cuánto y cómo extrañaba a los griegos, a los españoles -con quienes más yo trataba-, aquella crisis que ya era ejemplo mundial de caos, impericia, y subdesarrollo. Por educación contenían la risa, pero no podían entender cómo un país se quedaba sin dinero y amenazaba con no pagar sus compromisos internacionales, y zozobraba en la anarquía diaria, la gente rompiendo los bancos, y los bancos robándole a la gente… cosas de sudacas.
Vanos fueron todos mis esfuerzos por explicarles que en breve lo comprenderían todo porque lo vivirían todo en carne propia.
Sonaba profético o loco, pero era apenas descriptivo. Muy por debajo del optimismo general -sustentado desde el poder y los medios por sus mejores representantes y sus habladores más rebuscados-; lo que yo veía era lo que ya había visto: la convertibilidad argentina pero a escala continental, y por lo tanto, mas dinámica y más desastrosa.
Vanos fueron mis intentos por advertirles que el dinero  se produce o se gana o se pide o se roba, pero que no se dibuja, que si ayer tenían un dracma que valía 400 veces menos que un dólar, de la noche a la mañana no podían tener una moneda dos veces más fuerte que el dólar; que si la producción no había crecido, era improbable que el rédito sí… todo fue en vano. Entonces las clases medias europeas no querían oír hablar sino de turismo, de consumo, de motos, de autos, de ropa y de más turismo, de ser posible, con aventura y sexo incluidos. Volvían al mundo después de mucho.
Berlusconi y Bush: noches de gala.
Altri tempi.
De profético, pasé a sonar aguafiestas.
Me callé y miré.
Por razones que seguiré sin revelar, mi contexto social era la clase media-alta del norte de Atenas, Kifisia, Ekali, zonas residenciales con más automóviles que habitantes y casas de grandes jardines allí donde el agua es más cara que el vino.
Noté, allí, que la mayoría de los jóvenes de entre 18 y 30 años estudiaba y no trabajaba, tenía celular, auto, y siempre un viaje en mente. Casi todos ellos vivían con sus padres pero casi todos igual recibían el seguro de desempleo, porque no conseguían trabajo. No el que querían, bah. Eran todos jóvenes muy preparados, con dos o tres idiomas y más de un master en Cambridge o La Sorbona, jóvenes listos para gerenciar o conducir una empresa, una cadena de restorantes, una franquicia, una compañía aérea; cuando el único trabajo que abundaba entonces eran la construcción, el campo, el servicio doméstico o la prostitución, oficios más bien para albaneses, búlgaros, ucranianos, exyugoslavos y cosas así.
Mientras esperaban su gran oportunidad, entonces, la mayoría de aquellos jóvenes estudiaba, viajaba, y gastaba el seguro de desempleo en algo mejor que alimento y vivienda. La Europa que esperaban al final no llegó, pero la juventud igual se les fue.
Por razones que tampoco importan, tenía yo mucho contacto, además, con España y los españoles.
Allí sucedía lo mismo.  La mayoría estaba en el paro, y aunque estudiaba menos, viajaba más. Y mientras los argentinos de la diáspora llegaban en camiones de ganado aéreos,  los españoles retomaban felices las rutas de la Conquista, sólo que en vez de oro y papas, ahora traían de regreso cubanitas y dominicanas y una deuda y no de honor con American Express o Visa. Otros tiempos.
Blair, Bush y Aznar: el chiste es la gente.
Alegremente, recordemos, se metieron de la mano de Aznar en la invasión a Irak, y aunque modernos y superficiales marchaban por la paz, ya lo votaban de vuelta cuando vieron que las negras también movían y que las bombas podían caerles no sólo al enemigo. Entonces salieron corriendo y les nació Zapatero, el hijo de Atocha, el padre de los indignados
Pero como en un primer momento los viajes no cesaron, los créditos tampoco, y los bancos regalaban nuevas tarjetas todos los días, al principio nadie notó nada raro y la fiesta siguió su fiesta...
Un día por entonces me contaron que un señor que tenía una fábrica en Thessaloniki, en el norte de Grecia, la había mudado al otro lado de la frontera, a Bulgaria, porque le costaba muy caro producir en euros.
Allí les avisé yo que el final había comenzado. Les conté de los días del uno a uno y de la industria nacional. Les conté que yo por entonces trabajaba en una revista muy importante de la Argentina, que sin embargo se imprimía en Chile porque salía más barato. Como no me entendían lo que quería decirles, les conté de la cantidad de gente que entonces echaron del taller, y así de otras fábricas, y...  Nunca es triste la verdad, a no ser cuando espanta. Comencé a quedarme solo.
Era asombroso descubrir que un departamento de 120 metros cuadrados en Atenas, a cuatro cuadras de la grieta del último terremoto, valía lo mismo que un pedazo más grande que Atenas, pero en el Brasil o en la Argentina, en tierra firme y no volcánica, promisoria en frutas y no en escombros… .
Era asombroso descubrir que ahora todos pagaban sus tarjetas de crédito con otra tarjeta de crédito que a su vez pagaban con otra tarjeta de crédito y así hasta nadie explicaba ni se preguntaba cuándo...
Era asombroso ver la prosperidad de todos esos pueblos que sin embargo cada vez exportaban menos, producían menos, y gastaban más. No había que ser profeta, nada más observar, recordar y describir, y sin embargo…
Desde la Argentina se oía un solo grito: Que se vayan todos, pero mientras tanto los que se iban eran todos los argentinos, que ahora aparecían por Europa como de regreso a un pasado que creían sin embargo abandonar…
Desde Atenas daban risa sino pena aquellas largas filas frente a las embajadas de España, de Italia, de Polonia, de cualquier cosa que llevara el sello de la UE, donde las leyes de extranjería se ponían minuto a minuto más rudas, y donde ya la única actividad floreciente era el trabajo esclavo…
No había que ser profeta, advino ni especialista, había tan sólo que mirar y ver y oír sin pasión, sin ilusiones. 
Una noche la televisión griega difundió una encuesta nacional en la que el 90 por ciento de los consultados afirmaba que los funcionarios públicos eran todos corruptos.
Noventa por ciento.
A mí se me ocurrió que el 10 por ciento restante, eran funcionarios públicos.
Sin embargo un buen amigo español me explicó por entonces que Europa estaba lista para ser la industria del mundo, y América Latina proveería las materias primas y que así las cosas marcharían para siempre bien y listo.
Quise explicarle lo del pacto Roca-Runciman, y hasta le hablé de China, que avanzaba sin parar, pero no me escuchó. Era el año 2004. También le comenté que en esos días había oído justamente al ministro de economía español pidiéndoles a los españoles que no sacaran tantos créditos hipotecarios porque podía ser peligroso ya que… Pero tampoco me escuchó, este buen amigo, ni a mí, ni a su ministro. Su entusiasmo, su fe, su certeza, eran sólo comparables a su desinformación.
Madrid (o Barcelona, o Atenas):
prohibido indignarse.
En Grecia justamente empezaban las olimpíadas. Algunas voces avisaron que las obras públicas habían sido sobrefacturadas pornográficamente. Todo era entusiasmo. Otros, incluso, veían renacer el imperio helénico, y se enojaban porque Oliver Stone les tocaba a su Alejandro...
En un pasaje de su novela Viaje al fin de la noche, Céline recuerda su debut en el frente de batalla durante sus días como coracero en la primera gran guerra. Y dice:
"Uno es virgen del Horror como lo es de la voluptuosidad... ¿Quién podía prever, antes de entrar verdaderamente en la guerra, el contenido de la cochina alma heroica y holgazana de los hombres? En aquel momento estaba agarrado por el engranaje de la fuga en masa, hacia el asesinato en común, hacia el fuego. Aquello surgía de las profundidades y había llegado".
Hoy la Unión Europea se derrumba porque fue cimentada sobre la codicia, la futilidad y la hipocresía. Esos pueblos que nunca se quisieron, que siempre se pelearon, obligados de pronto a la unión por conveniencia, acabaron por mentirse, que es engañarse, que es traicionarse, que es enfrentarse.
Allí están los falsos balances griegos de Papandreu, allí las deportaciones de Sarkozy, las orgías romanas de Berlusconi… ahí la codicia, la hipocresía, la futilidad de todos esos líderes democráticos que, como tales, expresan el carácter en esencia de la gente que los vota.
Lo que hoy vive Europa surge de sus propias profundidades, y ha llegado.


* * *

viernes, 10 de junio de 2011

LOS CHISTES DE BORGES... las risas circulares...

Los chistes de Borges


Cuando le preguntan a María Kodama qué es lo que más extraña de Borges, ella no duda en responder: “su sentido del humor”. Uno de los hombres más divertidos de la historia del hombre, sin embargo, decidió pasearse por su siglo disfrazado de viejo aburrido, sin romances rimbombantes ni escándalos de vodeville, con su traje siempre gris, su bastón y su ceguera, su hablar lerdo y trabado, y su genio camuflado de sabio que no sabe. No es arbitrario pensar que esa sola caracterización, única y total, fuera su más secreta y grande broma.

 
Esencia de la naturaleza de su espíritu, el humor en Borges simplemente se manifestaba. No se hacía el gracioso, porque lo era. Repentista brillante, irónico temible, la broma, el chiste, en él, no era, por ello, un artificio, fluía, y así en la charla -en sus reportajes, en sus conferencias-, como en su obra, considerada muchas veces aburrida, cuando no fatua o solemne, pero siempre por aquellos que aún no la abordaron.
También por ello(s) El Martiyo se permite incorporar, a Los chistes de Borges, algunos pasajes de su trabajo literario, ya fuera en cuentos, ensayos, notas, verso o prosa. La gracia de Borges es parte del aire de su maravilla.
Hay en su libro de cuentos El Aleph –cuento al que también ya recurriremos porque está lleno de sus chistes-, otro, titulado El Zahir, del que extraemos este fragmento.

"El seis de junio murió Teodelina Villar. Sus retratos, hacia 1930, obstruían las revistas mundanas; esa plétora acaso contribuyó a que la juzgaran muy linda, aunque no todas las efigies apoyaran incondicionalmente esa hipótesis. Por lo demás, Teodelina Villar se preocupaba menos de la belleza que de la perfección. Los hebreos y los chinos codificaron todas las circunstancias humanas; en la Mishnah se lee que, iniciando el crepúsculo del sábado, un sastre no debe salir a la calle con una aguja; en el Libro de los Ritos que un huésped, al recibir la primera copa, debe tomar aire grave y al recibir la segunda, un aire respetuoso y feliz. Análogo, pero más minucioso, era el rigor que se exigía Teodelina Villar. Buscaba, como el adepto de Confucio o el talmudista, la irreprochable corrección de cada acto, pero su empeño era más admirable y más duro, porque las normas de su credo no eran eternas, sino que se plegaban a los azares de París o de Hollywood. Teodelina Villar se mostraba en lugares ortodoxos, a la hora ortodoxa, con atributos ortodoxos, con desgano ortodoxo, pero el desgano, los atributos, la hora y los lugares caducaban casi inmediatamente y servirían (en boca de Teodelina Villar) para definición de lo cursi. Buscaba lo absoluto, como Flaubert, pero lo absoluto en lo momentáneo. Su vida era ejemplar y, sin embargo, la roía sin tregua una desesperación interior. Ensayaba continuas metamorfosis, como para huir de sí misma; el color de su pelo y las formas de su peinado eran famosamente inestables".

* * *

CFK: UNA MUJER SIN IMPORTANCIA



A propósito de nada puntual, y sin necesidad de ninguna otra justificación más que la confesión que lo concluye, vaya este post ahora sobre algo que pensamos cada vez más a propósito de Cristina Fernández de Kirchner, no la presidenta de los argentinos, sino la otra, la que cada noche sola…

UNA MUJER SIN IMPORTANCIA



Hay en esa mujer -que carga una tristeza colosal y un país entero-, que dirige el gobierno de una nación con su universo de hombres y mujeres y ambiciones y codicias; que enfrenta enemigos de monstruosas dimensiones, monopólicos y multinacionales, hay una templanza –de acción y pensamiento-, una sobriedad –en el vestir y en el dolor-, y por lo tanto una fuerza –en esa tristeza, en esa templanza y en esa sobriedad-, que explican el respeto que el tiempo le concede y que hoy registran las encuestas conforme se extiende en el corazón de su pueblo.
Gustaríamos arrastrar al lector a un ejercicio de alta imaginación, ponerse, por un minuto al menos, en su exacto lugar. Es imposible, su lugar es único, acaso inédito en la historia.
Se han visto viudas repentinas de un marido amado rotas por dentro pero sin tiempo para sufrir acosadas por una herencia fabulosa de complicaciones y pujas y necesidades ajenas; se han visto, sí, a nivel empresarial, quizá... Pero nada como ella, que se quedó con un país entero dispuesto a seguirla o derrotarla, pero con los ojos fijos, todos, en ella.
Se dirá entonces que la tormenta de los días y los hechos no deja lugar para el lamento, que la misma ola de la historia que la eleva, la mantiene enhiesta y le da su empuje; pero qué sabe nadie… Nadie sabe nada de ese instante último, cuando cada noche, al final de cada día, por fin en su cuarto, del todo sola, sólo la espera esa tristeza inmensa y ese país entero que no deja de latir en su cabeza…
Mucho nos gustaría arrastrarnos todos con el lector hasta ese Himalaya de la imaginación, y ponerse -por un segundo bastaría-, en su exactísimo su lugar… la vida rota de repente, y ese país ahí… con los ojos fijos, igual que el mundo… y sus hijos tan jóvenes y ya sin padre, y los poderosos buitres de la oposición con la servilleta puesta… y su marido amado con el que ayer nomás reía, de pronto ahí adentro, mientras Mirtha Legrand nos duda del cajón y del cadáver…  
¿Alguien alguna vez pasó por eso, por un delirio de angustia sin rincón?... ¿Alguien alguna vez, en su mayor suplicio, fue también la mayor esperanza y el mayor enemigo?... ¿Alguien alguna vez cargó su martirio y al mismo tiempo resolvió el ajeno?...   ¿Alguien, al menos por un segundo cuando la nombra, recuerda que esa mujer es en esencia una mujer que acaba de quedarse sola y no quería?...
Abolido su ser individual por la proyección colectiva, ahora esa mujer no nos importa.
Ni a los unos ni a los otros, ni a los suyos, ni a sus enemigos.
Queremos que siga, queremos que se vaya…
El alcance del rayo que fue la muerte fulminante de su esposo, ella y sus dioses nada más lo conocen, ningún otro mortal.
Ni siquiera la historia lo podrá medir jamás.
Lo historia nada más recordará que esa mujer, ya sola y rota, no dejó de trabajar a través del oprobio y la vulgaridad de un odio moribundo; que a pesar de su pesar se levantó cada mañana para transformar su país, para pelear y derrotar a los enemigos congénitos de la Argentina; que rescató de la pobreza toda la gente que pudo, y que fue mucha; que en plena crisis mundial, y mientras se derrumbaban los gigantes de occidente, ella nos mantuvo protegidos y creciendo; que practicó la justicia social allí donde otros ejercían la represión, que todo lo que buscaba era un modelo de país que no dejara afuera a nadie; que la verdad de su realidad convenció o venció a sus adversarios, la historia nada más recordará esas cosas, lo que pueda medir, mensurar, no su pena, su oculta tristeza inmensa, la soledad de su desolación, que a veces parece, misterio de su suerte, la fuerza de su destino.
Sobra decirlo, pero nos place: El Martiyo -con su extenso y confeso pasado en el periodismo industrial, vacunado por lo tanto y hace mucho contra toda ilusión (comenzando por el ser humano)-, admira severamente a esa mujer, y nos importa.
Pero igual queremos que siga.



* * *


miércoles, 8 de junio de 2011

"Más de 1000 Palabras". Hoy: "Altri tempi III", con Carla Bruni (porque no hay dos sin tres)...


El Martiyo Producciones Presenta...

*Más de 1000 Palabras*
(galería de imágenes)



Título:


"Altri tempi III"

Carla Bruni ayer.
Hoy primera dama de Francia.

LOS 7 PECADOS EN 7 FOTOS Y UN SOLO CLICK...

El Martiyo Producciones Presenta...


* LOS 7 PECADOS EN 7 FOTOS *


Aquí en un sólo click toda la serie de esta sección gráfica y finita inspirada en ese poético invento católico de los 7 pecados capitales, que tantas ficciones, dramas y comedias, conflictos y prejuicios han inspirado a su vez, sin que se les conozca ningúna otra razón más o menos positiva...
Aquí entonces, para ver, reflexionar, cortar o pegotear, los 7 pecados en 7 fotos y un solo -y valiente- click...
(Pecar sería huir)

martes, 7 de junio de 2011

LAS CHICAS DEL MARTIYO... cuando nada es mucho...

“Las Chicas”

Esta chica no se puso nada,
y sin embargo parece mucho. 


* * *

MEMORIAS DE UN MERCENARIO. HOY (en el día del periodista): "Un hombre desesperado".



* * *
El periodismo es un negocio de extorsión, la prensa libre no existe, y estamos todos rodeados”; fue dicho en el post del 10/11, Una puta inmaculada, que sirve de introducción a esta sección, y donde a la vez anunciábamos estos rápidos relatos destinados a refrendar con hechos las palabras, porque una buena historia vale más que mil imágenes. El autor se retiró de lo que gusta llamar "el periodismo industrial", no arrepentido, pero si medio asqueado, al cabo de 25 años de oficio.
De su experiencia, estos recuerdos.



* * *


El Martiyo Producciones presenta…


"Memorias de un mercenario"
 




“Los mercenarios que he tratado, y con quienes a veces he compartido la vida, combaten de los veinte a los treinta años para rehacer el mundo. Hasta los cuarenta, se baten por sus sueños y por esa idea que de sí mismo se han inventado. Después, si no han dejado la piel en la batalla, se resignan a vivir como todo el mundo –a vivir mal, porque no cobran ningún retiro- y mueren en su lecho de una congestión o de una cirrosis hepática. El dinero nunca les interesa, la gloria rara vez, y se preocupan muy poco de la opinión que merecen a sus contemporáneos. En esto es en lo que se distinguen de los demás hombres”.

Jean Lartéguy 

* * *


Hoy: "Un hombre desesperado"

 

“Traicionar se dice pronto…
 pero hay que encontrar la ocasión”.
L. F. Céline


En periodismo es el escándalo la sal de la tierra. El escándalo conlleva la sorpresa y desata el debate, su onda expansiva avanza según su fuerza, y así en la polémica, el hecho, la noticia –y por lo tanto el medio que la maneja- alcanzan cada vez mayor difusión, es decir: publicidad gratis, que se traduce en ventas, lo cual a su vez –aunque no siempre- puede mejorar la paga del soldado.
Porque nunca falta un nuevo lector siempre bienvenido, es bueno recordar que escribo estas memorias no sólo para demostrar con hechos lo que arriba digo, sino también para alumbrar al joven que quiere ganarse la vida en este oficio, y evitarle -o por lo menos avisarle- las torpezas y los desencantos -cuando no los desastres- que producen en el frente de batalla las boludeces aprendidas en las aulas… Y en caso de no ser dinero lo que el aspirante busca, entonces hemos de recodarle que desde que se inventó la web, no hace falta un medio ajeno para ejercer el periodismo de manera pública, con absoluta libertad, y para mejor, con alcance mundial.
Pero descuento que a esta altura, el aprendiz que siguió con atención estas sinceras memorias de un auténtico exmercenario, sabe que en las redacciones de verdad, no son bienvenidos los idealistas. Exigen demasiadas explicaciones, y eso siempre retrasa el cierre... cuando la única verdad es el taller, que imprime o mata.
Revisados estos conceptos y principios, vuelvo a la lucha, su victoria o su derrota.
En el episodio anterior, Las mieles de la victoria, habíamos quedado en la derrota. Tele clic, aquél semanario de pronto en mis manos, se iba a pique. No era mi culpa, pero yo no sólo estaba de pronto al mando, sino todavía a bordo. Y atento a mis antecedentes (Ver No odies a tu enemigo, contrátalo), Atlantida, no se había animado a contratarme en firme, y me mantenía con el frágil estatus de colaborador. Pero de hecho no sólo estaba a bordo, sino ahora, también al mando.
La derrota siempre es dura, sí, pero está llena de oportunidades. Como la revista se hundía, Constancio Vigil, su dueño, se fue de viaje a Miami, tal vez a llorar lejos -por primera vez el rey midas de Atlántida, cuyos productos siempre eran un éxito, ahora mordía el polvo del fracaso-, pero antes de partir, perdidos por perdidos, nos dejó una consigna tan imprecisa como promisoria:
-- Hagan lo que puedan.
Tele clic había sido inventada para apoyar, difundir y defender al canal Telefé que Atlántica acababa de adquirir, sí… pero los muertos no atacan ni se defienden, y Tele clic se moría. En otras palabras: ya a nadie le importaba nuestra suerte… Constancio se iba y nos daba absoluta libertad a manera de extramaunción, y Telefé ya nos miraba como mira un elefante una hoja en la en la tormenta…
Perdidos por perdidos, decidí atacar. A Telefé y a todos. Hasta entonces las revistas de televisión vivían de exaltar sus figuras, sus periodistas en general eran amigos de los "famosos" que ellos llamaban "artistas" y apenas un divorcio más, otro romance, una pelea, les daban cada tanto un pico de ventas… Nosotros salimos a pegarles a todos donde más les dolía, cuestionamos sus trabajos, la valía real de sus celebridades vacías, la vigencia de algunos “eternos” ya perimidos; inspirados más en el Satiricón de los 70 que en la Radiolandia de los 60, pero decididos a ser los 90, ordené la iconoclacia y empezamos a escupir las imágenes sagradas: Mirtha Legrand, Lucho Aviles, Alejandro Romay y su Susana Giménez -entonces estrella de Canal 9-, y otros que ahora no recuerdo, porque de verdad terminaron entonces. Por supuesto debíamos cuidarnos con Telefé, pero al principio importábamos tan poco, que parecíamos libres…
El caso es que antes de lo esperado todos los aludidos comenzaron a respondernos, y por lo tanto, a mencionarnos. A la postura pendenciera le dimos un tono coloquial y un lenguaje moderno, y no reprimimos el humor sin provocarlo tampoco. Teníamos “gracia”.
Las ventas subían semana a semana, y Tele clic se convertía en el boom de los kioscos.
Sentí que era la hora de meter un buen golpe, un buen escándalo. Y hubo suerte.
Pocos meses antes Jorge Cacho Fontana, el histórico locutor de las madres y las novias, había vivido un patético episodio de violencia doméstica, azotando a una chica, mucho más joven que él, de oficio desconocido, ella, y que él llevaba largo tiempo presentando públicamente como su novia. La chica, de nombre Marcela Tiraboschi (aunque usted no lo crea), salió a gritar por cuanto micrófono le abrieran que Fontana era un golpeador, y, oh, ¡un drogadicto que tomaba cocaína!.
Cocaína.
Fontana.
Cacho.
Era 1991. La noticia se incendió con él adentro.
En cuanto pudo librarse de la prensa, Fontana desapareció de todos los lugares que solía frecuentar, incluso tuvo un intento de suicidio en Bariloche -del que lo rescató Tito Lectoure-, y luego pasó al ostracismo, volvió a la casa de los viejos, se encerró junto a su madre, y nadie nunca supo más nada de él... y si alguien, algún medio, algún periodista sabía algo, lo callaba, lo protegía.
Hasta que alguien nos acercó la información casi como un chisme, más o menos así:
-- Parece que Fontana tuvo una parálisis facial, y anda sin un mango, vive con la vieja en un departamento de la calle Entre Ríos, y todos los días cena solo en el Chiessa.
El Chiessa era un restorante de la calle Entre Ríos, ya no existe, pero entonces era buen lugar, yo solía frecuentarlo, tradicional, sencillo y muy reservado.
La información podía ser falsa, no estaba chequeada. Pero en tal caso, para chequearla, no debíamos invertir más que un novato de guardia frente al Chiessa por el resto de su vida… y si algo sobraba en Tele clic, eran novatos.
Mandamos uno con su correspondiente fotógrafo y sus ordenes expresas:
-- No te muevas de allí hasta que no lo caces a Fontana.
Y lo preparamos mentalmente para una vida allí, por la calle Entre Ríos, entre el Chiessa y la casa de la madre de Fontana como su nuevo solo mundo.
A las dos horas sin embargo, el novísimo novato ya estaba de vuelta.
Antes de ser ejecutado de manera sumaria logró explicarme con toda calma y sin ninguna emoción –con absoluta inconciencia-, que casualmente se había encontrado con Fontana comprando una revista en un kiosco frente a la dirección que le habíamos dado, que efectivamente no se lo veía muy bien, que tenía un ojo medio cerrado y que hablaba con dificultad, pero que no quiso fotos, que apenas le pudieron sacar una sola, cuando ya Fontana le pidió por favor que le pidiera a su jefe que no publicara nada de nada, que antes lo llamara por teléfono.
-- Quiere hablar con vos.  
Me dijo aquél buen novato y allí me entregó el teléfono de uno de los hombres más buscados de la hora.
Lo llamé. Fontana atendió falseando la voz, hasta que le dije quién era. De allí en más fue un largo monólogo suyo como un lamento interminable inventariando todas sus desgracias, la parálisis en la cara su madre ciega, la causa penal que le seguían por agresiones, la posibilidad de la cárcel, la falta de trabajo, el dinero que se acaba, el oprobio, la vergüenza, sus hijas…
Yo apuntalaba la autoentrevista con un “ajá” y un “claro claro” cada tanto, mientras tomaba nota de todo, y otro como yo, en otro teléfono, calladamente, grababa lo que a mí se me escapaba.
Era una confesión explosiva.
El ocaso de un gigante en voz del propio gigante, y en primicia absoluta.
Gente, Noticias, Clarín, la tele, cualquier medio pagaría fortunas por ese material.  
Fontana me pedía por sus hijas que yo no publicara nada. Ni una palabra de todo lo que me decía. A cambio me prometía el primer reportaje en exclusiva una vez que su causa tuviera sentencia en firme...
-- Entienda que cualquier cosa que diga ahora, puede perjudicarme y mucho…
También yo le  pedí que él entendiera como profesional lo que tenía en mis manos. Y él decía entenderme, pero insistía. Y me pedía por sus hijas una y otra vez. Parecía un hombre desesperado. Recordé que había tenido un intento de suicidio.
Cuando vi que ya no me diría más nada porque ya me lo había dicho todo, le prometí que no publicaría ni una línea, y cortamos.
Por supuesto lo traicioné sin dudarlo. En tapa fue apenas la única foto que le pudimos sacar, pero adentro todo lo que me dijo. No traicionarlo hubiese sido traicionarme.
Pero en la misma nota admitía mi traición, y para mitigar el golpe, le di la forma, el tono y el título de una “Carta abierta a un grande”,  y convertí su dolor en un largo elogio y en un canto de esperanzas; delaté su presente, sí, pero subestimé su desastre desde la perspectiva de su brillante pasado, confiando así en un seguro porvenir mejor...   
La revista cerraba los jueves, se imprimía los viernes, y entre sábado y domingo llegaba todos los kioscos del país.
Ese viernes, recuerdo -pero no recuerdo por qué-, cené con una amiga en el Chiessa, y allí estaba Fontana, en otra mesa, solo, de espaldas a la puerta, ajeno a los talleres donde a esa hora se imprimía mi tración, y ajeno al hombre que lo había traicionado, y que allí tan cerca lo miraba ahora… Recordé su intento de suicidio, y sentí como pocas veces el vértigo del poder de fuego de mi oficio.  
El número estalló en los kioscos y todos los diarios, la tele y las radios, levantaron la noticia, y hablaron de Fontana y de Tele clic durante toda la semana, multiplicando así las ventas y los comentarios, y tal y tal... Un golazo. 
Pero yo -sin decirle a nadie- temí todo el domingo y todo la mañana del lunes la noticia del suicidio de Fontana... y recién cuando en su programa de los mediodías en ATC, la madre de sus hijas, Liliana Caldini, en nombre de sus hijas, le agradecía a Tele clic por el homenaje a Cacho… recién entonces festejé la victoria como corresponde…
Porque eso sí: por más que todo parezca un juego de metáforas, la batalla, el frente, el mercenario, y mis etcéteras, en este juego se juega de verdad con la vida de los otros… Eso el novato no debe olvidarlo nunca, ni pensarlo tampoco demasiado... o como decíamos de arranque: o mejor olvidarse de lucrar con este oficio.

(continuará)

* * *

DESTELLOS AJENOS. HOY: ERNEST HEMINGWAY.






Destellos ajenos:


“Pero lo que importa es aguantar y hacer el trabajo que a cada uno le es encomendado, ver, y oír, y aprender, y comprender, y escribir cuando se ha logrado saber algo, y no antes ni demasiado tiempo después. Dejad a esos que quieren salvar al mundo y contentaos vosotros con verlo claramente y en conjunto; y si lo veis así, cualquier detalle que logréis pintar representará el todo, siempre que lo hayáis hecho con sinceridad. Lo que hay que hacer es trabajar y aprender a expresarse”.

Ernest Hemingway