////// Año XVº /// Editor Anónimo: Daniel Ares /// "Prefiero ser martillo que yunque", Julio Popper ///

domingo, 12 de agosto de 2012

DESTELLOS AJENOS. HOY: Heinrich Böll






Destellos Ajenos:

"Cada mañana, nada más entrar en la casa de la radio, Murke se sometía a una gimnasia existencial: saltaba al ascensor, pero no bajaba en el segundo piso, donde estaba su oficina, sino que continuaba subiendo más allá del tercero, del cuarto, del quinto piso, y cuando la plataforma se elevaba sobre el nivel del quinto piso, cuando la jaula entraba rechinando en el vacío, donde cadenas lubricadas, barras untadas de grasa y hierros chirriantes trasladaban la cabina de la posición de subida a la de bajada, le asaltaba el miedo y miraba fijamente lleno de pánico a este lugar de la casa de la radio, el único sin revocar, y suspiraba aliviado cuando la jaula se enderezaba, pasaba la esclusa, se alineaba y se hundía lentamente hacia abajo, hacia el quinto, el cuarto, el tercer piso. Murke sabía que su miedo no tenía fundamento y que naturalmente no pasaría nunca nada, que no podía pasar nada y que si pasaba algo, en el peor de los casos, al pararse el ascensor estaría arriba y se quedaría allí encerrado una hora, dos cuando más. Siempre llevaba un libro en el bolsillo y también cigarrillos; sin embargo, desde que se construyó el edificio de la radio, hacía tres años, el ascensor jamás había faIlado. Había días en que lo revisaban, días en los que Murke tenía que renunciar a esos cuatro segundos y medio de miedo, y esos días estaba irritable y descontento, como alguien que no ha desayunado".

Heinrich Böll

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sábado, 11 de agosto de 2012

MARCELO BONELLI: LA FIESTA DEL CHIVO


Marcelo Bonelli fue descubierto públicamente por la presidenta de la nación en una práctica frecuente pero oculta del periodismo industrial: el chivo, publicidad pura disfrazada de “periodismo objetivo”. Piratería informativa travestida de “prensa libre”, y que tanto vende modas como políticos, arte, negocios y poder.

LA FIESTA DEL CHIVO



Con involuntaria comicidad, y contra todas las dificultades que le ofrece implacable la lengua castellana, Marcelo Bonelli intenta explicar desde el jueves el estupendo contrato que unía a su esposa con el grupo Repsol-YPF, hasta que la –lo (los)- descubrieron.
La presidenta lo denunció públicamente; y entonces Bonelli, desde Clarín, claro, previsible, y aún así hilarante, elige ponerse en víctima mientras explica muchas cosas pero no lo que importa.
La mujer de Bonelli recibía un millón de pesos anuales de la empresa Repsol-YPF. ¿Por qué?
Bonelli no lo responde, dice apenas cómo: “como profesora nacional de inglés”.  (Admirable logro para una docente, sí).
Dice también que todos sus ingresos han sido "declarados ante la Afip", cosa que nadie le cuestionó; y dice además que todo se lo ganó “trabajando”, cosa que tampoco nadie le discute, aunque no dice sin embargo lo más importante: ¿trabajando para quién, Bonelli?...
El profesional del periodismo tiene varias alternativas para ganarse el pan.
Una es el estricto salario que le paga el medio que lo emplea. Las colaboraciones paralelas en otros medios –si no ha vendido su exclusividad-, son otras alternativas. Los chivos, desde siempre, también.
Los chivos son la publicidad encubierta o subliminal que pueda filtrar el profesional en una nota, a través de una mención, o de un comentario, a veces apenas con un adjetivo –que bien puede valer fortunas-, o, también, cómo no, a partir de un servicio estable dedicado a cuidar de una figura puntual, de un negocio concreto; o, a la inversa, dedicado a perseguir y destruir una figura puntual, un negocio concreto. Y hay quienes pagan, cómo no, apenas por silencio.
Muchas veces esos chivos superan por miles y miles el salario de los medios.
El sueldo de Samuel Gelblung en Ámbito Financiero cuando escribía sus Diálogos de quincho, era exiguo, casi cero…
Esta práctica oculta del periodismo industrial, es por lo menos tan antigua como la imprenta.
En espectáculos, en política, en deportes, en economía; en moda, por supuesto; incluso en policiales, y desde luego en esa vaguedad que suele llamarse “tendencias”; en toda sección, en cada página, el tráfico de sobres (efectivo), regalos, invitaciones, viajes, etc.;  incentivan al profesional… y muchas veces lo mantienen.
Los medios, vale decir: sus editores, sus dueños, suelen tener variadas actitudes frente a esta suerte de economía (auto)sumergida.
Unos la persiguen, y la prohíben: no quieren kioscos personales en el ámbito de sus propios supermercados. Otros, por el contrario, las alientan, o apenas “dejan hacer” porque de alguna forma los chivos compensan los magros salarios que saben que pagan... Pero también están los que directamente se asocian con sus empleados en cada chivo que le llevan, como quien te ofrece una patente de corso, y a robar para la corona.
Y así ha sido desde siempre.
Y acaso lo único que tiene de malo, es ocultarlo.
Lo malo es no avisar por qué decís lo que decís, en nombre de quién estás hablando.
Lo deshonesto no es trabajar para Repsol y para Clarín al mismo tiempo, sino al mismo tiempo pretender que tus únicos intereses son el bien de la república y de su pueblo.
Eso es lo malo: mentir.
Marcelo Bonelli explica ahora lo que no importa y no explica lo principal. Trompetista de la orquesta de ese Titanic que es Clarín; allí se hunde con su coro de habladores, abrazado a su flauta. No importa ya.
Hoy por la mañana -en un artículo al que le bajaron dos cambios por la tarde-, Clarín.com intenta una disparatada analogía entre Cristina de Kirchner y el asesino en masa Ibérico Saint Jean, gobernador de la provincia de Buenos Aires en los años del genocidio, cuando Clarín asentía y lo aplaudía. Tampoco importa ya.
Lo que importa, incluso más allá del oficial Borelli, es que la presidenta cuestionó esa vieja práctica del chivo, y más y mejor: cuestionó ese viejo delirio de la “objetividad” que viene enfermando al periodismo desde siempre.
No hay objetividad posible en lo personal, y mucho menos en lo empresarial. Y un medio es antes que nada una empresa.
Descartada entonces por imposible la objetividad, nos queda, sí, la honestidad.
Decir, antes que nada, en nombre de quién decimos lo que decimos, en defensa de qué intereses.
Al término de su discurso, en charla informal con el enviado de CQC, la presidenta invitó a los periodistas de todo el país a elaborar un código de ética profesional que, por qué no, pudiera resolverse en ley.
Un código de ética, una ley que distinga a los buenos de los malos, es una buena oportunidad para probar si es posible dignificar una profesión que por principio miente querer lo que deshecha por naturaleza.(*)



(*) Publicado también en Agepeba, Agencia Periodística de Buenos Aires.

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martes, 17 de julio de 2012

LOS CHISTES DE BORGES... o las eternas preguntas...


Los chistes de Borges

Cuando le preguntan a María Kodama qué es lo que más extraña de Borges, ella no duda en responder: “su sentido del humor”. Uno de los hombres más divertidos de la historia del hombre, sin embargo, decidió pasearse por su siglo disfrazado de viejo aburrido, sin romances rimbombantes ni escándalos de vodeville, con su traje siempre gris, su bastón y su ceguera, su hablar lerdo y trabado, y su genio camuflado de sabio que no sabe. No es arbitrario pensar que esa sola caracterización, única y total, fuera su más secreta y grande broma.







Sometido al estrellato por su fama universal, en sus últimos años las entrevistas y los entrevistadores se sucedían y variaban, pero las preguntas no. Algunas de ellas, Borges ya se las sabía de memoria.

“Generalmente siempre son las mismas preguntas. La primera es si soy argentino.
Les digo que sí, lo que al fin y al cabo no es tan raro, puesto que estamos en Buenos Aires y en esta ciudad habrá seis o siete millones de argentinos y que en el país habrá veinte o veinticinco millones. Raro sería ser argentino en Groenlandia o en Pakistán. Otra pregunta repetida es si todo lo que escribo lo hago primero en inglés y luego lo traduzco al español. Yo les digo que sí, que, por ejemplo, en los versos “Siempre el coraje es mejor,/ nunca la esperanza es vana,/ vaya pues esta milonga,/ para Jacinto Chiclana"; se advierte en seguida que han sido pensados en inglés; se notan, inclusive, las vacilaciones del traductor”.


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jueves, 12 de julio de 2012

"JOSEFINA", la versión original de una edición apócrifa...

Ediciones del Martiyo
Presenta



Josefina
atrapada por la pasión
(versión original)

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Una novela de Daniel Ares

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¿Una novela histórico-erótica?
¿Una de amor, de suspenso, de guerra, o de locura?...
"Josefina atrapada por la pasión", es todo eso y más, es también un thriller de época, y la crónica de un imperio basado en la pasion de un hombre, Napoleón Bonaparte, por una mujer, Josefina Bearhenais. Una criolla que fuera parte de la nobleza degollada por la Revolución, salvada ella misma de la guillotina a cambio de favores sexuales, y al cabo convertida por su destino y sus ardores en la Emperatriz de Francia.
 "Josefina..." es una novela histórica, erótica, romántica, bélica, y de acción y suspenso, porque de la historia mayor, derivan fatales las historia de otros seres y otros asuntos, que sólo la tragedia sabe cómo resolver.

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¿Por qué pagar hasta 30 euros por una mala copia, cuando por menos de diez pesos te llevás el original?



La novela que la editorial Nowtilus de Madrid comercializa en versión mal corregida y edición pirata (sin autorización del autor, y sin pagar sus derechos correspondientes), ahora en versión original, soporte electrónico, revisada y prologada por su autor, y a sólo U$S 1,99.-
Y recuerde:
el que le compra al autor... tiene cien años de perdón.

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Más de 1000 palabras - (galería de imágenes) HOY: "La divina mirada III", con Joseph Ratsinger.

El Martiyo Producciones Presenta...

*Más de 1000 Palabras*
(galería de imágenes)




"La divina mirada III" (*)


Joseph Ratzinger, papa.


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miércoles, 11 de julio de 2012

EUROPA EN GUERRA: DE LOCOS, PROFETAS Y SUICIDAS...


Se nos hace cada vez más difícil referir la actualidad europea sin caer en la jactancia de recordar cuánto hace que advertimos aquí lo que ahora sucede allí; y acabar escupiendo en algún momento el siempre amargo y vanidoso y doloroso: “yo se los dije”.
Pero entonces “eméritos” profesores, estudiosos y especialistas, comienzan a repetirnos y se sorprenden recién ahora con lo que avisamos hace tanto en nuestra profética sección Europa en Guerra.
Las imágenes y metáforas con las que El Martiyo compuso sus profecías, cobran la forma de los hechos; “las fisuras” y “las grietas” de las que hablábamos, son hoy enfrentamientos concretos; y la guerra que anunciamos ya huele a pólvora y ya sangra por las calles.



DE LOCOS, PROFETAS Y SUICIDAS


Madrid hoy: Reclamo de mineros, respuesta de Rajoy.


“En Grecia están hablando de un escenario de guerra civil,
una Siria en Europa.
Eso es apocalíptico también, pero no imposible”.
Jean Pierre-Lehmann, profesor emérito del IMD.



Vemos que los líderes actuales, como es de uso en estos casos, serán inmediatamente responsabilizados, y en breve políticamente linchados… Luego, con sus líderes, desaparecerán también los grandes partidos políticos tradicionale, o se renovarán y se trasformarán hasta desfigurarse por completo... Entonces el desorden general alcanzará su punto de caos, y al caos le sucederá un instante de vacío. Y de ese vacío, como tantas otras veces en Europa, puede -podría-. surgir exactamente cualquier cosa.
El Martillo (Clarín.blogs) agosto 2009.





Las distintas fases de nuestras profecías se cumplen paso a paso.
La primera camada de líderes ya fue “políticamente linchada”. Sócrates, Papandreu, Zapatero, Brown, Berlusconi, Sarkozy; allí los alemanes van ahora por la Merkel,  mientras los “grandes partidos políticos tradicionales” comienzan a desfigurarse proyectando una segunda serie de “líderes”  (Rajoy, Negri, Hollande), que también y pronto serán abolidos para entonces dar paso al caos del cual surgirá ese instante de vacío. Grecia, por ejemplo, ya alcanza dicha fase.
La hora de las fisuras que se hacían grietas y que anunciaban abismos (ver aquí), ha sonado ya.
En la última cumbre de la UE el nuevo presidente de Francia, Francoise Hollande, se le plantó a la viuda de Sarkozy, doña Angela Merkel, rompiendo de una vez por todas el santo el matrimonio franco-germano que hace tan poco diera a luz la ya sin embargo moribunda Unión Europea.
Atravesamos ahora la fase inmediatamente posterior, cuando los estados de esos pueblos (“que nunca se quisieron, que siempre se pelearon”, ver aquí), comienzan a enfrentarse política y diplomáticamente mientras atizan así los sempiternos odios étnicos, raciales y regionales entre sus respectivos pueblos –como bien pudo observarse en la reciente Eurocopa-; en tanto sus dirigentes, con impericia pero sin pausa, en base a más ajustes, recortes y represiones, cavan ese "vacío del cual puede surgir exactamente cualquier cosa".
En Francia el exintendente de Clichy, Claude Dilain, hoy senador, advierte otro estallido como aquel que en el 2005 incendió los suburbios de París.
La desocupación entre los jóvenes griegos alcanza ya el 50 por ciento (hace tan poco el 20 era un lógico escándalo en países del tercer mundo), y ya va por el 52 (cincuenta y dos, sí) en España.
Y Rajoy prueba el ajuste, le entrega la soberanía económica a Alemania, y dispara contra su pueblo.
Desocupación, recesión, represión, ajustes, más ajustes, antiguos dominios, viejos odios, cuentas pendientes, razas, regionalismos, etnias, las armas de la OTAN, indignados por todas partes… ¿Qué puede producir la suma de todo eso? Y aquí no importa el orden de los factores, porque importa justamente su desorden.
Todo esto que anunciamos hace tanto en éste nuestro humilde blog (y aún antes en medios gráficos, ver La triple guerra del final); recién ahora, sin embargo, sorprende a Jean Pierre Lehmann, profesor emérito del IMD, -el International Institud Management Development, de Lausanne, Suiza, considerado por el Financial Times como la mejor escuela de negocios fuera de los Estados Unidos-; y que aún así, decíamos, con todos sus pergaminos, tanto después que nosotros, dice lo que nosotros ya dijimos hace tanto.
“Si seguimos con el actual clima de confrontación entre los países y los jefes de estado, no hay mucha esperanza. Los analistas financieros también se han equivocado mucho porque no se dan cuenta de que están utilizando instrumentos del siglo XX, que no los necesitamos en este siglo”.
De paso por Buenos Aires a inicios de junio, en entrevista con Infobae, dijo ser “optimista”, pero aún así reconoció el fracaso del G20: “Es terrible. Las cabezas políticas dicen que es importante demostrar y dar la impresión de que el mundo está funcionando. Vemos todas estas reuniones climáticas, de comercio financiero y de política que son como un circo. No pasa nada; se queja (como nosotros, pero mucho despuès) de la falta de liderazgo en Europa: No he votado por Hollande ni por Sarkozy, pero tenemos una crisis de liderazgo terrible”, y tampoco parece tener gran esperanza en lo que viene: sería para mí una gran sorpresa si Hollande llega a hacer algo”.
Por todo esto últimamente nos abstuvimos de actualizar nuestra sección Europa en guerra, para nocaer en el siempre jactancioso y amargo “yo se los dije”.
Sin embargo todavía queda por cumplirse la fase final, cúlmine y menos deseada de nuestras visiones: la contienda bélica internacional, la guerra, sí, allí mismo, en su propia territorio, la guerra en Europa otra vez, y van…
Cuando hace ya tanto nada más que nosotros lo decíamos, pasábamos por simples dementes, o en el mejor de los casos, por sudacas resentidos que no soportábamos el éxito ajeno. (Ver Memorias de un sudaca). Después el tiempo nos concedió con hechos la razón. Ahora eméritos profesores de lustrosos institutos, también,
“En Grecia están hablando de un escenario de guerra civil, una Siria en Europa.
Eso es apocalíptico también, pero no imposible”. Nos cuenta el profesor Lehmann, y de paso nos recuerda que “Grecia tiene la mayor armada de la OTAN”.
Mientras tanto el desempleo, el odio, viejos resentimientos, la represión, el hambre, los indignados, el fuego y la sangre por las calles...
En breve se verá con mayor nitidez quiénes son de verdad locos, profetas o suicidas.






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domingo, 8 de julio de 2012

sábado, 7 de julio de 2012

VIDELA CONDENADO, CLARÍN Y LA NAZIÓN ASUSTADOS: ALGO HABRÁN HECHO...


Los medios del monopolio que lo acompañó en su gestión genocida, apenas difundieron la noticia de la histórica condena, temiendo con buena lógica asociaciones inevitables entre los crímenes del uno y los diarios del otro, que entonces adquirían Papel prensa mientras encubrían esos crímenes. Hoy uno, Videla,  fue condenado; y el otro, el Grupo Clarín-La Nazión, espera y desespera...



QUE PASE EL QUE SIGUE









“El rígido ayer”
Jorge Luis Borges




El mismo periodismo que se rasga las vestiduras por cada asalto, que espera el estallido social por cualquier robo, y que clama por seguridad como no clamaba en tiempos del genocidio; ayer apenas reparó en la histórica condena por robo sistemático de niños contra dos expresidentes de facto, y una parte de su banda de asesinos. Como si el jueves no hubiera pasado nada, como si sólo de un trámite judicial se tratase. Como si el rígido ayer fuera flexible. Y no.
Ninguno de los dos le dio la tapa. La Nazión le entrega el problema a un novato (a juzgar por su prosa), y éste pretende resolver el expediente con una crónica tan aséptica que podría leerse sin ningún riesgo en cualquier quirófano. Pero se le pianta la verdad inconfesable de sus patrones apenas ya en la bajada del título, cuando arranca diciendo: “Para la justicia (Videla) fue responsable…”. Para la justicia, o sea, no para todos. No para ellos, eso queda claro.
Clarín, ya complicadito con el tema –la condena data de los días cuando casualmente Ernestina y Magnetto encontraban niños abandonados por todas partes, (y de paso se quedaban también con Papel Prensa, sonriendo junto a Videla (¡hay fotos!))-, Clarín, decíamos, se limita a otra crónica no menos menor ni esterilizada, porque le parece más importante el posible paro de docentes en la provincia, las declaraciones de política interna de un intendente del conurbano, la ola polar, los dólares que no pueden comprar con la guita que les sobra, y desde luego, el llanto interminable de Riquelme. Aparte aporta –o eso cree- el oficial Daniel Santoro, quien en un galimatías complejo para descifrar y aburrido para leer, intenta reducir la histórica condena a una “ventana judicial abierta en tiempos de Menem”.  En síntesis, para el Grupo Clarín-La Nazión,   el jueves no pasó nada importante. Unos ancianos políticamente perseguidos, fueron previsiblemente condenados, y chau.
Hace mucho, es cierto, que no importa lo que digan La Nazión o Clarín, según fuera demostrado en las urnas del último octubre, cuando al cabo de tres larguísimos años denostando a CFK –como jamás hicieron con ninguno de los expresidentes condenados el jueves- obtuvieron el resultado que obtuvieron. Poco importa ya lo que diga ninguno de ellos. Sus legiones de habladores, también fueron esterilizadas.
Acaso a esta altura del descrédito, la única noticia y verdad que les queda a sus diarios, pueda encontrarse entre los comentarios de sus lectores, expresión anónima y por anónima cruda del sentir popular.
En uno y otro medio, en Clarín y en La Nazión, los menos celebran las condenas, pero los más rabian, chillan, interponen quejas de asuntos ajenos, y sobre todo, no contentos con las torturas, los secuestros y las desapariciones, se preguntan cuándo y por qué no juzgar a “los otros” a los “terroristas”, a los “montos”, a los “subversivos”…
Y entonces confirmamos hasta qué punto Clarín y La Nazión se reducen cada día más a un público de extrema derecha aplastado por la historia y ya sin otro sueño de salvación personal que el golpe de estado, la guerra civil o delirios así.
Gracias Videla, 30000 fueron pocos, dicen y dicen, qué son 50 añitos contra las 30000 mil o más ratas que limpiaron de la patria, dice otro, y otros los llaman, a estos asesinos, “mártires”. Muchos en cambio, no satisfechos con los secuestros, las torturas y las desapariciones, se preguntan cuándo y por qué no juzgar a los otros, a los terroristas, como si Videla y los suyos no lo hubieran hecho en su momento, cuando lo fueron todo: el poder, la justicia y el cadalso. “Los derechos humanos son para todos”, no paran de repetir sin que se entienda bien qué es lo que quieren: ¿Que Videla quede  libre? ¿Que reciba una pensión? ¿Que tenga una avenida?... Juzgan el juicio de “circo” y piden que se “ocupen mejor de la inseguridad”, ¿se supone que por el sólo paso del tiempo los asesinos y secuestradores y torturadores deben ser perdonados?, ¿los de ayer hoy y los de hoy mañana? ¿eso piden? No se entiende…
Pero tampoco importa, está visto. Poco importa lo que digan o callen el Grupo y sus últimos fanáticos. Poco importa porque la buena noticia es justamente esa: que ya no importan, que se reducen inocuos a minorías vencidas que se retiran así, cacareando falacias, callando como quien otorga en un intento por borrar, con su olvido solo, la memoria de todos. Y no.
Videla y parte de su banda de asesinos, secuestradores y torturadores, fueron condenados por fin, en algunos casos, a morir en la cárcel. Y aquí no cabe suponer “algo habrán hecho” porque ahora todos sabemos lo que hicieron. Hicieron esa historia, que ahora vuelve por ellos, porque ellos la hicieron. Videla y Bignone, el Tigre Acosta y Ernestina, Magnetto y Rivero, los Camps y los Mitre… y siguen las firmas. (*)



Mitre, Ernestina y Videla: días de rosas, de risas y de sangre
(cosas que Dios y la Patria suelen demandar)






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viernes, 6 de julio de 2012

LAS CHICAS DEL MARTIYO... ¿cuántas chicas son muchas chicas? Parte II...

“Las Chicas”

Como la otra vez nadie nos respondió, nos seguimos preguntando:
¿cuántas chicas son muchas chicas?...

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El Martiyo Producciones presenta...

* LOS 7 PECADOS EN 7 FOTOS *

Fija pero finita, Los 7 pecados en 7 fotos es algo más y algo menos que una sección.
Es una suerte de muestra gráfica virtual permanente (hasta donde permanentes somos), basada en ese antiguo invento católico -que acaso el mismo Dios ignore- conocido como  "los siete pecados capitales".
En sendas imágenes entonces, no sin ironía, no sin espanto, incluso con ternura, y al final con un dejo de ferocidad, aquí una vez más los 7 pecados en 7 fotos y un solo clic.



lunes, 2 de julio de 2012

INÉDITA FUERA DE ESPAÑA, POR FIN PARA TODO EL MUNDO: "El asesino entre el centeno", una novela horrible...

ADVERTIMOS A NUESTRO PÚBLICO:

Esta novela contiene lenguaje adulto, escenas de alta crudeza, sexo explícito, violencia descarriada, y razonamientos irrebatibles.
(piénselo bien, tampoco porque sea barata se va a cagar la cabeza...)


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Publicada en el año 2007 en forma de libro por la editorial La ínsula (Barcelona), inédita hasta hoy  fuera de España; ahora, por fin, para todo el mundo, en versión digital, revisada por su autor, y a sólo U$S 1,99, o sea: exactamente para todo el mundo...


Ediciones del Martiyo presenta…


"El asesino entre el centeno"
una espantosa novela de Daniel Ares

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Este es uno de esos relatos que no se pueden abandonar una vez comenzado… aunque sugerimos intentarlo.
Un asesino en serie, siete muertes que inician la trama y que no serán las únicas, un policía muy experimentado, un detective que se cree escritor, y una historia de la que al cabo nadie sale vivo.
El lector tampoco.
Parece un argumento de venta, pero sólo cumplimos en avisarle.
Pruebe, no precisa comprarla.
Con sólo acceder AQUI, y luego cliquear sobre la tapa, podrá leer las primeras páginas...
Si consigue dejarla, mejor para usted.
Y si no puede parar, por apenas dos dólares se llevará una de las novelas más originales y violentas de la lengua castellana.
Pero después no diga que no le avisamos.

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sábado, 30 de junio de 2012

EL ADIÓS A MOYANO: CUANDO NO SE VA UN AMIGO...


Tal y como advertimos en nuestro post Nace un estrellado, el mismo Clarín que no hace tanto veía en Moyano la sombra siniestra de Facundo, ahora lo abraza y en su abrazo lo tritura, como hiciera en su momento con la Carrió, Duhalde, Cobos, y la sucesión de tristes trastos que ya son ayer.


EL CAMIÓN DEL OLVIDO

Amparado por el Grupo Clarín,
Moyano pasa sus últimas horas...



“Rajá, turrito, rajá”.
Roberto Arlt

Con la sutileza de un camionero, Moyano prueba su última suerte abrazado a Macri, ungido por Clarín, en contra de las grandes mayorías que hace menos de un año eligieron a este gobierno, y acompañado de golpe por los mismos sectores que ni aún ahora consiguen digerirlo por "negro", por "sindicalista", por "grasa", porque "se come las eses", y por todas esas cosas que ese público nunca digiere... Perdido por perdido, ya no tiene más nada que perder, y allí se va Moyano, entre aplausos y vivas del todo ajenos…
Sin careta y sin antifaz, fuera de su círculo pago, unos y otros, opositores y oficialistas, sabemos por fin quién era en realidad éste sindicalista que tanto peleó contra el neoliberalismo para acabar así, cobijado por Clarín, codo a codo con Macri, vivado por los caceroleros del Barrio Norte y por la Sociedad Rural en un final triste, y peor que solitario, mal acompañado.
Moyano ya es ayer como todo lo que toca el Grupo Clarín-La Nazión. Moyano no representa, ya, más que sus propios intereses, ni siquiera los de Clarín –fuera de esta coyuntura que los junta sin unirlos -, ni siquiera, ya, representa a los camioneros argentinos. Moyano está terminado. Clarín lo terminó.
Por algunos días más, acaso, soñará -como De Angelis, como Buzzi, como Biolcatti, como la Carrió o Cobitos-, que su momento ha llegado; pero apenas algo mejor que él les aparezca (y hablamos de cualquier cosa, de una imprenta con amigos en el gobierno, de una tarjeta tranviaria, de un crimen que les sirva), Clarín olvidará a Moyano y Moyano ya ni ayer será.
Antes aún entonces de que alguien de su propio entorno le recuerde que Roma no paga traidores, El Martiyo aquí le dice adiós, sin un reproche, sin un llanto.
Chau, Hugo… chau. Cuando un amigo se va, queda un espacio vacío, sí… pero cuando el que se va no era un amigo, el espacio no queda vacío, sino más bien liberado.
Chau, Hugo... rajá, turrito, rajá.

Ayer nomás...

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miércoles, 20 de junio de 2012

"Banderas en los balcones": el prólogo de Federico Lorenz...




Con prólogo de Federico Lorenz, tapa de Marcelo Pais, índice activo, y revisada por su autor, Ediciones del Martiyo acaba de lanzar al mercado global la edición digital de la novela Banderas en los balcones, de Daniel Ares, publicada por primera vez en 1994, en Buenos Aires, por Ediciones de la Flor.
Más allá de sus valores literarios, sobre los cuales sólo el Tiempo -juez de jueces-, dará su veredicto final, Bamderas en los balcones es una novela, pero también una crónica, una ficción realista, y por ello un fresco del tamaño de un mural, que nos pinta exhaustivo, entre horrores y detalles, aquellos 75 días de fuego y de locura.
Mucho de esto nos advierte en su prólogo Federico Lorenz, historiador, investigador, y autor, entre otros libros, de Las guerras por Malvinas, Los zapatos de Carlito, Fantasmas de Malvinas; y que acaba de publicar bajo el sello Tusquets, su novela Montoneros o la ballena blanca.
En exclusiva para El Martiyo, reproducimos su prólogo completo, y agradecemos públicamente su colaboración.



LA GUERRA,
LA RISA
Y LA VERGÜENZA


Van a leer un texto de esos que resiste al tiempo, porque el autor ha logrado amansarlo y atarlo a las palabras hasta volverlo un instrumento de su escritura. Por eso mismo, también, padece la injusticia de no ser uno de esos libros a los que automáticamente nos remitimos cuando pensamos en la guerra de Malvinas. Adelantamos, claro, que para nosotros, honrados en prologarlo, esto debería ser así. Pero justamente por eso, por su capacidad de apropiarse de un clima de época y no solo reflejarlo, sino permitirnos volver a él, puede o no tener contextos favorables para su circulación y lectura. Y pasó que Banderas en los balcones fue publicado en 1994, en una época en la que un clima de hastío e indiferencia hacia el pasado potenció el repliegue individual y el egoísmo desaprensivo que también caracterizó a esa década. Y por eso tal vez su principal mérito haya sido la clave de su desdicha: el texto de Ares invita, más bien, a un ejercicio honesto (tal vez demasiado) de introspección, a reírnos y también a avergonzarnos de nosotros mismos. Banderas en los balcones potencia la posibilidad de introspección que surge cada vez que Malvinas está de por medio (entendiendo por “Malvinas” la sinonimia con la guerra grabada a fuego en la memoria, y no imágenes más amables de ese hermosísimo escenario austral).
La novela de Ares incomoda porque muestra la complejidad de un tema del que sobre todo los porteños se desprendieron con mucha ligereza, o simplificaron hasta volverlo irreconocible para poder (con) vivir con él: la forma en la que la guerra incidió en la Argentina militarizada de 1982, la adhesión popular, muchas veces irreflexiva e ingenua a la guerra, el súbito florecimiento de especialistas en defensa y geopolítica tan distinto de la vida cotidiana de los soldados en las islas, sí, pero también de otros miles de argentinos que “no vivieron la guerra por TV”.
Para hacerlo, la perspectiva es la de un joven corresponsal enviado al Sur argentino a cubrir un conflicto que se desarrolla al ritmo de los rumores, de las operaciones por parte de las autoridades militares, y de la audacia y la picardía profesional de un puñado de corresponsales –Ares uno de ellos- que ven pasar sus días en Tierra del Fuego, ese lugar tocado por la guerra en 1982 y que ya había estado tan cerca de ella en 1978. Es ese uno de los más importantes logros del libro: romper ese sentido común que instala la guerra como algo vivido solamente en las islas, y que una vez terminada la batalla se puede apagar como una radio o una tele. Mecanismo social que entre otras cosas sepultó en la memoria individual a los soldados y sus familias. 
Esa idea estalla en Banderas. Ares pone en carne y hueso el dicho popular de que “la guerra se vivió del Colorado para abajo”. Por el libro desfilan hoteleros, empleados de Vialidad Nacional, prostitutas, civiles que viven en una isla militarizada. Ares nos cuenta cómo fueron esas vivencias desde el asombro del joven reportero porteño que se encuentra con una realidad completamente distinta a unas pocas horas de vuelo, en un escenario donde la valoración de las fuerzas armadas es distinta a la que él experimenta, sencillamente porque “no existiría ese lugar” si no fuera por ellas. Y eso, que en la isla es una realidad palpable, arroja la incomodidad de pensar esa misma presencia, esa misma imprescindibilidad en toda la sociedad, la del Sur, y “la del Norte”, como dicen los fueguinos.
Tal vez donde más se note la sorpresa ante esa constatación es en los párrafos que el autor dedica a los pilotos de combate, a quienes pinta como militares serios, que maduran de golpe y que comen con la certeza de que acaso sea la última vez. La descripción de la forma en que la mesa de esos pilotos se reduce mientras la guerra avanza, es austera y por eso mismo emocionante. Malvinas porta también esa contradicción muy probablemente insalvable: que del descalabro producido por la Junta Militar aparecen gestos heroicos y de entrega como los que nos acompañaron hasta no hace mucho en las escuelas, en los actos y en las revistas infantiles.
En ese territorio de frontera que era Tierra del Fuego durante la guerra (y que continúa siendo hoy de otras formas), nos asomamos a un magma en el que represores hablan impunemente de sus crímenes, pilotos audaces emprenden su última misión y la vida y la muerte se trafican congeladas en fotografías como las ARA Belgrano. El carácter de frontera expone al aire libre lo que en las ciudades grandes aparece solapado: así como la guerra se revela en su brutalidad, podríamos decir, mientras más nos acercamos a ella más se diluyen las barreras del miedo, de los silencios y de la represión para ver lo que somos. Y Río Grande y Ushuaia, donde Ares pasó buena parte de aquellos meses, están muy cerca de Malvinas.
Nos dice el autor, en las últimas líneas del libro: “No sólo la victoria es de los otros. Ya ni siquiera la derrota nos pertenece”. En la desazón expresada en estas palabras, que es la del fracaso y la pérdida de las islas, pero también la de un país que se abría a conocer los años de la dictadura, están tanto la importancia de Banderas como la demanda del presente. “Recuperar” la derrota, por supuesto, no es recuperar las islas; sí, en cambio, un momento de nuestra historia particularmente contradictoria y dolorosoa, para el que la novela de Daniel Ares no ofrece respuestas, pero sí en cambio una multitud de entradas, todas desafiantes.


Federico Lorenz
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