////// Año XVIº /// Editor Anónimo: Daniel Ares /// "Prefiero ser martillo que yunque", Julio Popper ///

miércoles, 12 de octubre de 2016

EL ANTIGUO PROBLEMA DE LAS DEMOCRACIAS MODERNAS…


En Brasil se consuma un golpe de estado sin romper siquiera un vidrio. El NO gana en Colombia, el Brexit en Inglaterra, Macri en la Argentina, Rajoy en España, y Clinton o Trump –qué más da-, ganarán en los Estados Unidos.
Un tremendo desconcierto estremece la Tierra como un gran escalofrío: ¿Se suicidan los pueblos?...
La respuesta es más vieja que Poncio Pilatos.



CUANDO LA TURBA GRITA BARRABÁS




Mientras Mauricio Macri apenas aparece en público, y siempre enjaulado entre vallas, blindado en autos de acero y rodeado por un ejército de acero también; Cristina Kirchner se presenta en cualquier lugar, es ovacionada en los actos radicales, y se pasea por las villas expuesta y sonriente. Fuera del país resulta difícil explicar que el hombre aterrado y repudiado es el presidente recién electo, la gran esperanza blanca, el Cambio que el pueblo reclamaba; y la mujer sonriente y vivada es la chorra, la yegua, la kretina. La peor de todos, incluyendo a Videla.
Para que dicha paradoja se entienda en cualquier lugar y tiempo, hay que entrarle una vez más al nervio del poder de las democracias eternas: los medios de comunicación.
Remontémonos por algunas líneas a la jornada definitiva del año 33.
Poncio Pilatos no aspira a la posteridad. Es un burócrata mediocre confinado a la administración de una colonia periférica y conflictiva. Trata de llevarse bien con los principales sectores en pugna, terratenientes, comerciantes, usureros, y sobre todo, con la jerarquía religiosa de ese pueblo tan intenso. No quiere problemas. Sólo piensa en su retiro, y en volver a Roma… cuando un día, ese día, la vida o la muerte del Hijo del Hombre, quedan en sus manos.
La ciudad estalla y se divide, el caos se anuncia, grupos de fanáticos ya se enfrentan por las calles. De un lado presionan el Sanedrín, los comerciantes, la aristocracia, los terratenientes; y del otro las multitudes que siguen al carpintero de Galilea. Unos piden su cabeza, y los otros su libertad. Después de orinar, mientras se lava las manos, Pilatos tiene una idea genial: elecciones directas ya.
Desairados y enfurecidos pero astutos, Caifás, su Sanedrín, sus burócratas y sus financistas, sin perder un minuto, lanzan un ejército de agitadores a sueldo que se infiltra en la multitud recalentando los ánimos en contra del que había multiplicado los panes y los peces para mantener vagos, y que en una demostración de autoritarismo mesiánico inaceptable había echado a patadas en el culo a los pobres usureros del Templo, que eran gente de bien, de trabajo, amigos de Caifás, incluso, personas prósperas, no como ese populista que defendía putas, leprosos y cabecitas...
Los resultados de aquellos comicios son por todos conocidos: la turba gritó Barrabás.
La fundación de la democracia libre y universal resultó así una catástrofe que dos mil años después todavía sufrimos. Y el pobre Pilatos pagó su gran invento con el oprobio eterno ¿Qué falló?
El sistema acaso era el mejor que podía pensarse, pero ya desde el principio mostró su fisura fatal: antes o después terminaba en manos de los más ricos, de los más poderosos, de los poderes concentrados, o sea: de quienes pudieran pagar la mayor cantidad de agitadores. El sistema era buenísimo, descubrieron los malos. Nacían los medios de comunicación masiva.
Con los siglos de los siglos aquellos agitadores se autoproclamaron periodistas y/o publicistas, hicieron de su rebusque una industria muy lucrativa, refinaron sus técnicas de extorsión a gran escala, y supieron aprovechar cada invento moderno: la imprenta, la radio, la tele, el Internet, y lo que venga. Soportes, los llaman hoy. Quizás Caifás también los llamó así en su arameo irrecuperable.
Llamen como les llamen, el fin es siempre el mismo: los medios.
Y si hoy los grandes bancos avanzan sobre ellos sin parar, es porque saben de su importancia decisiva en las democracias modernas, electrónicas y teledirigidas. Allí donde los medios hacen el viejo trabajo: agitar.
Desde entonces, con frecuencia, la turba grita Barrabás.
A puro combustible mediático la superpoderosa Red Globo logra en Brasil un golpe de estado sin que se le caiga la cara a nadie. El NO gana en Colombia, el Brexit en Inglaterra, Macri en la Argentina, Rajoy en España, y Clinton o Trump –qué más da- ganarán en Estados Unidos.
Un tremendo desconcierto como un gran escalofrío estremece la Tierra: ¿Se suicidan los pueblos?...
No. Los pueblos no se suicidan.
Pero intoxicados por los medios que fabrican realidades, bien pueden alucinar una pradera allí donde no hay más que un abismo. Eso sí.



* * *

domingo, 25 de septiembre de 2016

Destellos Ajenos - Hoy: Jorge Abelardo Ramos...







Destellos Ajenos:

“La historia de los argentinos se desenvuelve sobre un territorio que abrazó un día la mitad de América del Sur. ¿De dónde proceden nuestros límites actuales? El origen de estas fronteras ¿responde acaso a una razón histórica legítima? ¿Nos separa una barrera idiomática, cierta muralla racial evidente? ¿O es, por el contrario, el resultado de un infortunio político, de una vicisitud de las armas, de una derrota nacional? Sin duda aparece como fruto de una crisis latinoamericana, puesto que América Latina fue en un día no muy lejano nuestra patria grande. Somos un país porque no pudimos integrar una nación y fuimos argentinos porque fracasamos en ser americanos. Aquí se encierra todo nuestro drama y la clave de la revolución que vendrá”.


Jorge Abelardo Ramos

sábado, 20 de agosto de 2016

miércoles, 17 de agosto de 2016

MACRI, MAGNETTO, MASSA: LA ARGENTINA DE M…


En la línea "paranoia o percepción", nos preguntamos: ¿Macri es el plan B de Magnetto, y Massa el A?
El hombre sin voz dueño de todas las voces está dispuesto a bajar a Macri si el pueblo se olvida de Cristina y arregla por Massa. Es su mejor oferta. Una democracia moderada, que no afecte los intereses de las corporaciones y que mantenga al pueblo en paz, o por lo menos en silencio, agobiado y confuso. Tal el sueño de Magnetto.


UNA ARGENTINA DE MIERDA

 "Manifestación", 1934.  Antonio Berni.


Para quienes todavía dudan del poder casi absoluto del contador Héctor Magnetto y su fabulosa fábrica de realidades, baste recordar que logró lo imposible: Mauricio Macri presidente.
Bisutería política subastada como una joya legítima.
Una figura cuyo nombre y familia remiten directamente al saqueo del Estado, a la dictadura, al menemismo, al contrabando agravado, a las escuchas ilegales, al oscuro mundo del fútbol en sus años más oscuros; un candidato sin carisma, sin formación y sin oratoria, fue convertido en presidente por la fuerza de un monopolio mediático como no hay dos en el mundo, y cuyo dueño y cerebro es él: el contador Héctor Magnetto.
Tan grande es su poder que no sólo pudo convertir en presidente a MM, sino que al cabo de ocho meses de ininterrumpidos desastres económicos, delitos flagrantes, desvaríos políticos y represión sistemática, todavía lo mantiene en su cargo.
¿Qué hubiera pasado si le encontraban a Cristina empresas off-shore en Panamá y cuentas con millones de dólares no declarados?... ¿Cuánto hubiera durado Cristina con una inflación del 45%, y luego de duplicar la deuda externa y triplicar el déficit fiscal?... ¿Hasta dónde hubiesen llegado los gritos de Clarín-La Nazión si en sólo ocho meses cinco millones de personas hubieran caído en la pobreza?... ¿Y si reprimía jubilados?... Lanata se hubiera inmolado bañado en nafta con tal de incendiar el país.
Hoy esas mismas voces callan, explican, justifican, encubren.
La pregunta es: ¿Hasta cuándo, hasta dónde?
La respuesta es fácil: hasta que les convenga, hasta que les sirva.
Para Magnetto Macri es tan descartable como cualquiera de los presidentes que ya le sirvieron. Una primera fase del proceso M. Hace el trabajo sucio de venganza y destrucción a costa de su propia imagen, de su escaso capital político. Cumplirá su parte, y cuando no aguante más, cuando ya no le sirva…
La pregunta entonces es: ¿Es Macri el plan B de Magnetto, y Massa el A?...
Aquí ya la respuesta es más incierta… sin embargo hay pistas.  
Como quien acelera en la arena, Macri y su gobierno se hunden en su propia política cuyos resultados hasta el momento resultan alarmantes porque resultan desastrosos.
El desconcierto y la desconfianza que levantan entre empresarios locales, inversores extranjeros y analistas de toda procedencia; el descontento social que suena a bola de nieve que baja y se viene; el ruido a rotas armonías que empieza a oírse desde el interior del espacio político del gobierno, y más aún: en su propio gabinete; hablan de una realidad que no augura alegrías, y que se recalienta al fuego de la lucha por el tarifazo, donde se enfrentan las tres grandes fuerzas del gobierno, la Corte Suprema, y la población.  
En dicho escenario se vio cruzar las pantallas argentinas al superboy Sergio Massa, estelar y recio, con su capa desplegada al viento y su gran M en el pecho amenazando al ministro Aranguren con la fuerza pública.
¿Qué hubiese ocurrido de haberlo hecho Cristina, jefa en tal caso del frente opositor mayoritario?... ¿Hubiera sobrevivido a Magnetto y sus lanatas?...
La respuesta es obvia, y la conclusión más todavía: si Massa ataca a Macri, es porque Magnetto quiere.
¿La idea es devastar con Macri, para coronar con Massa?...
En un vertiginoso ejercicio de imaginación, intentemos soñar el sueño de Magnetto.
Detonadas por simpatía las políticas recesivas en marcha, arrasado ya por completo el país, destruida su industria, el comercio, extinguido el consumo, desatado el caos en la línea 2001 –si hay muertos mejor-, una de dos, o ambas continuadas: el estado de sitio que venimos advirtiendo (ver El delirio posible), con el cual terminar de limpiar los últimos escollos opositores; y ya tendida la mesa y resuelto el menú fijo, el pueblo argentino, exhausto por la crisis generada, aceptaría la mejor propuesta que Magnetto está dispuesto a hacerle: Massa.
Massa o nada.
Una mirada más o menos atenta a cualquiera de sus incontables medios, revela el cuidado que tienen con el crédito de Nordelta, siempre sonriente en sus apariciones, siempre oportuno, pujante pero sensato, dispuesto a dar gobernabilidad en las dos cámaras del Congreso, pero firme junto al pueblo ante las cámaras de la televisión.
Desatada por fin la tormenta que ahora se organiza, las mil voces del hombre sin voz nos explicarían entonces que es Massa o nada. Los portales, los diarios, las radios, la tele, Tinelli, Lanata, Nelson Castro, el  hijo de Mauro Viale, Santiaguito del Moro y Firulete también. 24 por 24 repitiendo lo mismo. Que debemos asumir nuestro destino miserable, que nos olvidemos no sólo de Cristina, sino, y sobre todo, de las políticas distributivas, del Estado protector, de los derechos humanos, de la integración con Latinoamérica, de cualquier bienestar, de toda fiesta, y más que nada, de combatir monopolios mediáticos que se adueñan del país y de las vidas de sus habitantes. El menú lo decide el chef, y el chef dice “Massa”.
Para entonces el peronismo sería roto.
El kirchnerismo estaría reducido a su núcleo duro, suerte de troskismo peronista atascado por su propio purismo y ahogado bajo un diluvio de acusaciones, denuncias, imputaciones y desmentidas.
Los burócratas del Justicialismo, en cambio, no dudarían: Cristina nunca los quiso, y Massa en cambio agarra cualquier cosa.
Los vestigios del radicalismo, una vez más obedecerían a Magnetto, como vienen haciendo desde que comenzaron su autodestrucción completa.
Los jefes sindicales volverían a preguntar qué hay para ellos.
La Alianza Cambiemos habría reventado por el aire como su versión anterior, pero sus esquirlas individuales –Melconian, Prat Gay, Sturzeneger y asociados-, se clavarían en el sistema y seguirían como hasta ahora. Habría, claro, un “gran clima de negocios”.
Macri cumpliría su viejo sueño de mudarse a Italia.
Elisa Carrió los denunciaría a todos, pero siempre desde TN.
Cristina sería encerrada en Guantánamo.
El pueblo se callaría de una vez por todas.
Es el sueño de Magnetto: una Argentina de mierda.

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domingo, 7 de agosto de 2016

ESTADO DE SITIO: EL DELIRIO POSIBLE


Más allá del círculo cuadrado de los creyentes de Magnetto, el gobierno de Macri no provocó otra sorpresa que la velocidad de su furia y cierta impericia inesperada en el mejor equipo de los últimos 50 años
Previsibles y brutales, marchan con prisa y sin pausa hacia un estallido que ellos mejor que nadie han de saber inexorable. La sola intriga que presentan es cómo piensan enfrentarlo ¿En helicóptero?... ¿O será en cambio la ocasión perfecta para decretar un estado de sitio, y acabar el saqueo a puro palo?...


EL DELIRIO POSIBLE







Desde 1789 las derechas del mundo –oligarquías terratenientes, aristocracias financieras, corporaciones imperiales- resisten, avanzan y retroceden, ceden y recuperan, van y vienen, suben y bajan, pero ya saben que todo tiene un límite, que antes o después los pueblos abusados hacen tronar el escarmiento.
El gobierno de Macri no escapa a la gravedad de esa ley y sabe perfectamente que amasa entre impericias y codicias un estallido social inexorable. Todo lo avisa.
Rápidos y furiosos en tan pocos meses destruyeron el estado de bienestar que hasta ayer nomás les permitía a los argentinos quejarse por el abuso de la cadena nacional y marchar y parar contra el impuesto a las ganancias. Aumentaron la pobreza, el déficit fiscal y la desocupación, y duplicaron la inflación y la deuda externa mientras cayeron la inversión extranjera, el consumo y por lo tanto el comercio y por lo tanto la industria, pero sobre todo la construcción, porque además se paralizó la obra pública, y de paso se abrieron las importaciones que se mastican lo que resta. A sólo ocho meses todos los números dan mal y nada indica ninguna mejoría por venir. Al contrario.
Ollas populares, comedores que desbordan y se multiplican, desabastecimiento, carestía, protestas, paros, ruidazos y cacerolazos, marchas federales y religiosas… Día a día se agudizan hasta lo inocultable los síntomas de una crisis que ya ni el mismísimo Barrionuevo consigue negar. Shakespeare, que siempre tiene razón, diría ahora: “esta noche negra no se aclara sin una tempestad”. Y el gobierno lo sabe.
Más allá del círculo cuadrado de los creyentes de Magnetto, lo sabe cualquier argentino que se informe sin pasiones, a puro dato crudo y realidad visible… con mucha más razón lo saben el presidente y sus hombres. Por algo son el mejor equipo de los últimos 50 años. ¿Cómo piensan enfrentarlo?...
El bobo letal de Fernando de la Rua y su estrepitosa Alianza, aguantaron dos años pero tenían una ventaja crucial: aún no existían las redes sociales. Ahora el mundo es otro. 
Todavía sorprende la espontaneidad inorgánica de aquella noche de las cacerolas… ¿Cómo se dio? ¿A puro hartazgo?... Ese hartazgo hoy tiene una dinámica infalible: las redes.
La primavera árabe reveló algo más que la imbecilidad de un occidente que creyó ver allí el alba de una democracia capitalista y cristiana en el mundo musulmán. Reveló además que los dirigentes ya no hacían falta. Que bastaba el hartazgo, y una cuenta en twitter.
Entre la espada del gobierno y la pared de la gente, los jefes sindicales tejen con paciencia una manta de excusas con las cuales justifican su tejer y nada más. Con ellos a la cabeza o no, las bases y las masas ya no escuchan el tango vencido de la pesada herencia: el segundo semestre comenzó con el primer cacerolazo, el último jueves hubo otro, y ya la mentada revolución de la alegría se volvió un chiste amargo que no hace ni reír. Pobreza cero. Ja.
Y mientras caldo tan espeso se cocina, una justicia infestada todavía por más de 300 jueces de la dictadura, suelta a 50 genocidas condenados por crímenes de lesa humanidad, pero se lanza a perseguir a la presidenta de Madres de Plaza de Mayo, a la sazón una mujer de 90 años que se moviliza en silla de ruedas, y que, sin embargo, y según dijo Clarín –en un abrazo de oso a la ministra Bullrich-, logró “evadir” a la policía. 
Desesperado, entre las llamas y la comicidad, el gobierno como todo gesto se abraza a Tinelli. El final está cerca. ¿Cómo lo enfretarán?
La torpeza bestial pero ecuménica de los tarifazos -y sus raros motivos que siguen sin entenderse-; la provocación, el desprecio y la ofensa constantes hacia el 49% que no lo votó; los televisivos escándalos por corrupción que o bien no llegan a los tribunales o bien siempre se detienen ante la palabra mágica Calcaterra; el coro de gemidos y lamentos de la pequeña y mediana empresa, de la cámara de la construcción, la del calzado, la del juguete, la textil, y siguen las firmas; son todos elementos de una realidad altamente inflamable. Una sola chispa podría detonarlos. En tal sentido, las redes sociales son una llama perenne. ¿Qué harán cuando la combustión sea?...
Paranoia o percepción, El Martiyo teme un estado de sitio en marcha. 
Y prefiere anticipar un delirio, que callar un alerta a tiempo. 
Lo advertimos ya en nuestro post del 16 de enero La fiesta del odio, a raíz del escándalo de la triple fuga y las sugestivas declaraciones de la siempre inoportuna Gabriela Michetti; y allí decíamos: “Presentado el episodio del pozo que desbarató la fuga como un duro golpe al narcotráfico, así se disponen a justificar cualquier atropello próximo, como en los tiempos cuando la excusa era la lucha antisubversiva. Ahora será el narco. Ya lo dijo Michetti: “no tenemos herramientas para pelear con esto”… ¿Se las pedirán a la DEA, en una suerte de Plan Cóndor narco?... ¿O recurrirán a las Fuerzas Armadas para la seguridad interna, como en el tiempo de los asesinos?... ¿O amasan un estado de sitio y sacarse de paso el Congreso de encima de una vez por todas?...
Pocos días después la ley de derribos reincorporaba a las Fuerzas Armadas a la seguridad interna, y al toque Mauricio Macri les devolvía su autonomía administrativa. En paralelo la tétrica Patricia Bullrich presentaba su protocolo de seguridad. La temporada de caza judicial había comenzado. Milagro Sala ya estaba presa. Ahora irían por Cristina, después por Hebe ¿Quién sigue? 50 genocidas –informaba Clarín- dejaban la cárcel.
En esa secuencia, y frente a un estallido social como el que amasan, ¿por qué no abolir de un plumazo el Congreso, la oposición, los derechos individuales, y los jueces que no se cuadren?... ¿Qué les costaría?... Con la complicidad de los medios que encubrieron durante siete años una dictadura genocida, esto sería un paseo.  En nombre del “orden público y la paz interior”, Magnetto y sus Lanatas se ocuparían de explicarte la necesidad de tan “antipática medida”, y hablarían otra vez de “total normalidad”, como el 25 de marzo de 1976. 
Las Fuerzas Armadas se sentirían de pronto más cómodas, más a sus anchas, como ahora la policía persiguiendo incluso madres que amamantan.
La Sociedad Rural, celebraría, ni qué decir.
Los dirigentes sindicales seguirían como hasta hoy, tejiendo. Y los que no, serían detenidos bajo cargos como conspiración contra el orden público, traición a la patria, terrorismo, o narcotráfico. María Laura Santillán nos contaría cosas horribles de todos ellos. Se descubriría que eran corruptos.
En cuanto al contexto externo, tampoco habría sobresaltos. Gane quien gane en Estados Unidos –Clinton o Trump-, saben que Macri no les negaría esa base militar que tanto sueñan en el sur, y un sin fin de pingües bisnes. Apoyarían, cómo no. En el peor de los casos, el Departamento de Estado se mostraría repentinamente respetuoso del “principio de no ingerencia en los asuntos internos de otros países”. 
Desde luego en tales circunstancias el descontento social alcanzaría su punto caramelo. Descabezados de sus líderes naturales -ya fuera por la cárcel o la deserción-, los sectores populares se astillarían, pero igual estallarían. Atentos al manual de Washington, no se descarta una insurgencia armada financiada por el propio gobierno con el fin de justificar la masacre pendiente.
Paranoia o percepción, delirio o posibilidad, es infantil pensar que los hombres que integran el gobierno de verdad esperan todavía una lluvia de inversiones, una pascua de la abundancia, la pobreza cero, la revolución de la alegría… ellos saben que no, mejor que cualquier argentino lo saben.
Saben desde 1789 que sin otro plan económico más que el desguace del estado y la timba financiera, ni más políticas públicas que la fuga de divisas con blanqueo incluido, bien antes que después el pueblo hará tronar el escarmiento... ¿y entonces?
Entonces El Martiyo prefiere pasar por delirante ahora, que lamentar mañana no haber avisado a tiempo.
Porque hoy puede parecer imposible una Argentina bajo estado de sitio… pero hace apenas ocho meses, la Argentina actual también parecía imposible. 

* * *

sábado, 16 de julio de 2016

Las Tapitas de Clarín: el pez por la boca...

LAS TAPITAS DE Clarín


Un día Clarín agregó un “atractivo” a su deslucido portal, que nos atrajo a nosotros también, y por ello saludamos al monstruoso monopolio, no sin gratitud. Lo cortés no quita nada, suma.
Y lo saludamos con gratitud porque pese a que pretendieron restringir el recurso a un juego de autorreferencias narcisistas titulando desde el vamos “Mirá la tapa del día que naciste”; El Martiyo advirtió allí, en cambio, una maravillosa herramienta para revisar, día por día, la historia argentina de las últimas décadas, a partir de la confesión de parte uno de sus principales gestores: Clarín.
Y maravillados por la maravilla, decidimos consagrarle una sección que de alguna manera encierra el juego  “dime qué dijiste y te diré quién eres”, pero que en gratitud a tan generoso recurso, optamos por reconocer la marca que lo brinda, y le pusimos directamente: Las tapitas de Clarín. Que se hagan cargo.
Esperamos la disfruten, los entretenga, les recuerde, o los despierte. 

Si las reacciones de un mismo medio frente a un hecho de iguales características, resultan completamente opuestas, queda claro que ese medio no está haciendo periodismo, sino negocios.
Aquí una vez más Clarín nos ofrece un ejemplo práctico de tan desagradable verdad.
El 18 de abril de 2013, un cacerolazo “autoconvocado” desde los grandes medios contra el gobierno de Cristina, y que agitó por un par de horas el centro de la CABA, de Córdoba y Rosario, justificó la tapa del 19.
El cacerolazo que el último jueves 14 de julio estalló y se oyó en todo el país por varias horas desde Usuahia a la Quiaca, quedó reducido en la tapa del 15 a una llamada escueta, inexacta, y bien abajo. *




19-4-2013


15-7-2016



* (Quienes pretendan justificar la tapa del 15 con el atentado en Niza, olvidan los incontables atentados y bombardeos que estos mismos medios ignoran a diario, y a la vez, en el dicho alegato, reflejarán el espíritu cipayo de estos medios que lloran los muertos de Niza, París o Londres, pero se cagan en los muertos de Trípoli, Bagdad, Beirut, Damasco, etc).

jueves, 7 de julio de 2016

¿Asesinamos a Dios?... Un relato revelador

Esta es la confesión de un periodista argentino que a fines del siglo XX fue testigo de la más increíble de las revelaciones de la historia humana. 
Un descubrimiento mayor que la teoría de la relatividad o el continente americano. Amordazado por un juramento, el autor se vio obligado a callar, hasta hoy, los hechos extraordinarios que aquí revela, y cuyas pocas pruebas en su poder, a partir de ahora, pone a disposición de las autoridades pertinentes. 
Cualquier parecido con la ficción, es apenas una esperanza.

EL PEQUEÑO MUNDO PROPIO 
DEL DR. CRANDALL


"Dios es simple, 
todo lo demás es complicado".
Albert Einstein.

I



        No sé dónde -en los Estados Unidos-, no recuerdo exactamente cuándo, ni tampoco quién (sin embargo lo que cuento es verídico), el hombre que por primera vez denunció ante las autoridades haber visto un ovni, preguntado que fuera sí es que tenía alguna prueba, sin inmutarse ni trepidar, respondió irrefutable: "Sí, yo lo vi", dijo.
Tal es mi situación en este caso. Lo que voy a contarles es muy difícil de creer, pero tengo una prueba irrefutable: yo lo vi. Yo conocí personalmente al doctor Charles Williams Crandall, y él me mostró a mí, sólo a mí, la mínima y sin embargo extraordinaria maravilla de su pequeño mundo propio. Y yo lo vi. Con mis propios ojos. Es mi única prueba, pero es una prueba irrefutable. Quien quiera creer, que crea.
Durante más de 20 años me vi obligado a guardar semejante secreto porque así se lo había jurado al doctor Crandall en vida. Y aunque más de una vez tuve ganas de contárselo a la prensa, al mundo, a un amigo, a un psiquiatra, a cualquiera que me creyera así no me volvía loco solo... apenas imaginaba el cataclismo universal que podía desencadenar una sola palabra mía, inmediatamente me abstenía y me callaba y seguía soportando este silencio atronador.
Sin embargo, como yo juré guardar el secreto "hasta la muerte", pero en ningún momento se aclaró la muerte de quién; ahora que Crandall y su mundo ya no existen, no creo perjudicar a nadie con decir lo que voy a decir, y en cambio tengo más de una razón para dar conocer aquello que vi. Exactamente tres razones tengo.
En primer lugar, me gustaría establecer con estas páginas el principio del reconocimiento universal que como científico le debemos a Crandall, tan vituperado en vida por los asnos de su tiempo. En segundo lugar, quisiera dejar aunque más no fuera un testimonio escrito de la maravilla en sí de su invención, de la novedad que importaba en su momento (que importaría todavía), y de paso remarcar, para aprender y no olvidar, la gran oportunidad que la ignorancia nos negó. Y en última instancia -pero primera para mí-, cuento lo que cuento por la necesidad de alivio que supone la confesión. Son más de veinte años con un mundo y su humanidad atravesados en la garganta.
Aclarado esto, en atención a vuestra paciencia (y sobre todo a mi ansiedad), prometo de aquí en más ser todo lo conciso y rápido posible, para así llegar cuanto antes al punto vital de estas páginas: el pequeño mundo propio del doctor Crandall.
            Perdonen entonces la aridez de estas líneas, pero aquí lo que importa es otra cosa.



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domingo, 19 de junio de 2016

CASO LÓPEZ: ENTRE LA HISTORIA Y LA HISTERIA...


Con histórica histeria, el caso López desató alegrías y lamentos de un lado y del otro de la grieta, y en ambos igualmente infundados.
Unos creen que muerto el perro se resolvió la rabia en todo el mundo, y los otros no sabían que existen los ladrones. 
Sin embargo la gran diferencia  entre López y Macri, es que aquél tiene cobertura mediática y éste encubrimiento mediático. 
No nos queda más que repetirnos: la corrupción no importa, importa el corrupto.


MENTIRA ESE LAMENTO II





Entre kirchenristas que se clavan puñales, y macristas que descorchan champán, asistimos a uno de los episodios sociales si se quiere más tiernos de la historia moderna del país.
De un lado, desde Macri y todos sus medios -incluyendo a sus mejores mastines como Joaqu-Inmorales Solá-, se festeja el fin del kirchnerismo como si de verdad la muerte de algún perro hubiese resuelto alguna vez el problema de la rabia. Antigua ilusión gorila que ya fue mucho más sólida en días de la primera depuración, allá por el 55, entre golpes de estado, bombardeos y fusilamientos, y patéticos decretos que prohibían los recuerdos… Y 18 después lo fueron a buscar a Madrid para que todo empiece de vuelta.
Del otro lado, acaso más inconcebibles, en coro de lamentos y lloriqueos, los kirchneristas parecen descubrir recién ahora que en el gobierno anterior había corruptos. El caso Skanska, Antonini Wilson, Jaime, no habían bastado para avisarles que la corrupción no tiene ideologías. Y lo más inconcebible aún: muchos de esos llorones parecen abjurar, no ya de López, no ya de la corrupción, sino de lo que sí han acompañado, según dicen, con absoluta honestidad. ¿Entonces?... ¿De qué se arrepienten, de qué se avergüenzan?...
Quienes han apoyado al gobierno anterior, apoyaron, en suma y síntesis, la ejecución de los principios y visiones históricos del peronismo: la independencia económica, la soberanía política, la justicia social, la integración con Latinoamérica, y la búsqueda de memoria, verdad y justicia. En todos esos puntos, se lograron avances ¿De eso se arrepienten?...
Si bastara un López para acabar con las aspiraciones populares que encarna y representa el peronismo –y del cual el kirchnerismo es apenas su expresión actual-, López Rega hubiese bastado, y hace rato.
Aún si mañana encontraran a la mismísima Cristina enterrando o revoleando bolsos con dólares, o presidiendo empresas off-shores, y/o con millones de dólares ocultos en guaridas fiscales; aún así todas aquellas aspiraciones, toda esa gente, toda esa fuerza, encontrarían otra forma de expresión, o les impedirían gobernar a quienes no los representen. 
No se hagan ilusiones, no descorchen champán: Dios perdona siempre, el hombre perdona a veces, pero la historia no perdona nunca, y la historia argentina ya demostró sobradas veces que no habrá paz mientras no haya justicia.
En el fragor del escándalo esta semana este editor escupió este texto en Facebook:

"Sorprenden la sorpresa y consternación que produce entre los propios kirchneristas la captura del exfuncionario José López. Pareciera que nunca se imaginaron que en los sucesivos gobiernos de Néstor y Cristina había habido corrupción. Como si fuese posible, por única vez en la historia del mundo, un gobierno sin corruptos. ¿Dónde se ha visto?...
Condenar la corrupción, más que una obligación ética, es una obviedad ética. Hasta ahí, se entienden los comunicados del FpV, las declaraciones de sus distintos referentes, etc… ¿Pero acaso la Alianza Cambiemos, sus referentes y sus militantes, sacaron algún comunicado por los Panamá Papers de su presidente, de muchos de sus ministros, del intendente de Lanús, y de tantos otros miembros del gobierno?... ¿Acaso se rasgaron las vestiduras y salieron a condenar cualquier forma de corrupción cuando fue publicada la lista de los beneficiados por la operatoria de dólar futuro a partir de la devaluación que esos mismos beneficiados, oh casualidad, ejecutaron?... ¿Se clavaron algún puñal cuando se conocieron los negociados del ministro Aranguren en favor de la Shell, empresa de la cual es uno de los principales accionistas?... ¿Alguien se desmayó por la valija llena de joyas con la que fue atrapada en la aduana la vicepresidente Michetti de regreso de Chile?... ¿Alguien del Pro manifestó su asco por las sospechosas declaraciones de bienes de Mauricio Macri, que en sólo un año duplicó su capital?... ¿Se suicidaban sus militantes cuando saltó el affaire Niembro y descubrieron cómo se robaban la guita de la Ciudad en nombre de las pautas publicitarias?... ¿Se ofuscó mucho la Carrió cuando Macri nombró al frente de la Unidad de Investigaciones Financieras a un ejecutivo del FMI y a la abogada del formidable lavador de dinero HSBC?... ¿Alguno de ellos dejó de votar a Macri porque estaba procesado en dos instancias por asociación ilícita y escuchas ilegales?... ¿Alguno se suicidó cuando Daniel Angelicci le resolvió ese asunto en una rápida tercera instancia?... ¿Y entonces?...
Corruptos habrá siempre, y en todos los gobiernos.
La diferencia entre López y Macri, no está entre un convento en Gral. Rodríguez, y unas off-shores en Panamá.
La diferencia está entre tener cobertura mediática, o tener encubrimiento mediático.
No nos queda más que repetirnos: la corrupción no importa, importa el corrupto.
A propósito, les refresco este post publicado en El Martiyo el 9 de mayo pasado: MENTIRA ESE LAMENTO."
Pase y lea. 

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martes, 7 de junio de 2016

RELATO REVELADOR: EL PEQUEÑO MUNDO PROPIO DEL DR. CRANDALL

Esta es la confesión de un periodista argentino que a fines del siglo XX fue testigo de la más increíble de las revelaciones de la historia humana. 
Un descubrimiento mayor que la teoría de la relatividad o el continente americano. Amordazado por un juramento, el autor se vio obligado a callar, hasta hoy, los hechos extraordinarios que aquí revela, y cuyas pocas pruebas en su poder, a partir de ahora, pone a disposición de las autoridades pertinentes. 
Cualquier parecido con la ficción, es apenas una esperanza.

EL PEQUEÑO MUNDO PROPIO 
DEL DR. CRANDALL


"Dios es simple, 
todo lo demás es complicado".
Albert Einstein.

I



        No sé dónde -en los Estados Unidos-, no recuerdo exactamente cuándo, ni tampoco quién (sin embargo lo que cuento es verídico), el hombre que por primera vez denunció ante las autoridades haber visto un ovni, preguntado que fuera sí es que tenía alguna prueba, sin inmutarse ni trepidar, respondió irrefutable: "Sí, yo lo vi", dijo.
Tal es mi situación en este caso. Lo que voy a contarles es muy difícil de creer, pero tengo una prueba irrefutable: yo lo vi. Yo conocí personalmente al doctor Charles Williams Crandall, y él me mostró a mí, sólo a mí, la mínima y sin embargo extraordinaria maravilla de su pequeño mundo propio. Y yo lo vi. Con mis propios ojos. Es mi única prueba, pero es una prueba irrefutable. Quien quiera creer, que crea.
Durante más de 20 años me vi obligado a guardar semejante secreto porque así se lo había jurado al doctor Crandall en vida. Y aunque más de una vez tuve ganas de contárselo a la prensa, al mundo, a un amigo, a un psiquiatra, a cualquiera que me creyera así no me volvía loco solo... apenas imaginaba el cataclismo universal que podía desencadenar una sola palabra mía, inmediatamente me abstenía y me callaba y seguía soportando este silencio atronador.
Sin embargo, como yo juré guardar el secreto "hasta la muerte", pero en ningún momento se aclaró la muerte de quién; ahora que Crandall y su mundo ya no existen, no creo perjudicar a nadie con decir lo que voy a decir, y en cambio tengo más de una razón para dar conocer aquello que vi. Exactamente tres razones tengo.
En primer lugar, me gustaría establecer con estas páginas el principio del reconocimiento universal que como científico le debemos a Crandall, tan vituperado en vida por los asnos de su tiempo. En segundo lugar, quisiera dejar aunque más no fuera un testimonio escrito de la maravilla en sí de su invención, de la novedad que importaba en su momento (que importaría todavía), y de paso remarcar, para aprender y no olvidar, la gran oportunidad que la ignorancia nos negó. Y en última instancia -pero primera para mí-, cuento lo que cuento por la necesidad de alivio que supone la confesión. Son más de veinte años con un mundo y su humanidad atravesados en la garganta.
Aclarado esto, en atención a vuestra paciencia (y sobre todo a mi ansiedad), prometo de aquí en más ser todo lo conciso y rápido posible, para así llegar cuanto antes al punto vital de estas páginas: el pequeño mundo propio del doctor Crandall.
            Perdonen entonces la aridez de estas líneas, pero aquí lo que importa es otra cosa.




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domingo, 29 de mayo de 2016

MAURICIO MACRI: EL SOLO DEL 25...



A sólo cinco meses de inaugurada la Revolución de la Alegría, el gobierno de Macri conmemoró su primera fiesta patria aislado y/o protegido por un ejército, mientras saludaba a nadie en el corazón vacío de una Plaza vallada para que el pueblo no se le acerque. 
Lo que alarma no es tanto el desgaste sufrido en tan poco tiempo, sino el mucho tiempo que todavía le queda, o le falta. 
¿Cómo lo cruzará? ¿Así?...


VALLAS DONDE VAYAS




En la fiesta patria del 25 de mayo el gobierno de Macri alcanzó en imágenes la síntesis brutal de su verdad. La Plaza desierta, la zona militarizada -no sólo vallada-, y la cúpula del Estado marchando sonriente, saludando al vacío, orgullosa, ajena, aislada, protegida como conciente del daño que prodiga.
Del otro lado de las vallas, un centenar de personas –cooperativistas en picada- alzaban sus gritos y sus carteles. Uno de ellos también alcanzó la síntesis: “Vos poné vallas, yo quiero que te vayas”.
Lo que eleva a desastre político la importancia de esas imágenes –de estos hechos-, es el tiempo, los sólo cinco meses que pasaron desde la asunción de este gobierno y el anuncio con suelta de globos de la Revolución de la Alegría.
Desde entonces la única sorpresa que presentó el gobierno de Macri –más allá de los creyentes de Magnetto- es la velocidad de la furia con que destrozó el estado de bienestar de los argentinos. En sólo tres meses devaluó la moneda un 50 por ciento, desató la inflación -que ya duplica la que venía a resolver-, subió la tasa de desempleo -que sigue en ascenso-, aplicó tarifazos de hasta un dos mil por ciento, nos entregó a los fondos buitres atados de pies y manos, endeudó al país otra vez y por varias generaciones, pero abrió la importación, autorizó la fuga de divisas, desgravó el champán y los autos de alta gama, y libró de retenciones a las mineras y a las grandes exportadoras del agronegocio. Moraleja: así de rápido un millón y medio de personas ingresaron a la pobreza, y suman y siguen.
Pero acaso lo grave no es el poco tiempo que pasó, sino el mucho que falta. 
Si a sólo cinco meses de asumido el gobierno debe celebrar su primera fiesta patria más custodiado que los hermanos Lanatta, ¿cómo cruzará los tres años y medio que le quedan –o le faltan-?...
En caída libre en las encuestas, la imagen del presidente ya es apenas la de un fantasma en el que nadie cree, pero al que todos temen. Propios y ajenos.
Una mezcla de inconciencia, impericia, futilidad, insensibilidad social, desidia y revanchismo, burbujea en cada uno de sus gestos. Su perro en el sillón presidencial, la brutalidad de sus tarifazos, sus off-shores, su familia y su pasado, su sociedad con Lázaro Báez ya probada; los despidos que no paran y su veto para no pararlos; su amistad con Obama, su desinterés por Malvinas, su inmediato apoyo al golpe en Brasil, su gabinete lleno de piratas del Caribe…
Obligados a vender un detergente que mancha la ropa, sus defensores a sueldo –periodistas, panelistas, políticos, operadores y socios-, sin saber qué decir ante la realidad insalvable, repiten a coro la balada falsa de la herencia recibida, y/o justifican cualquier error del gobierno con otro del gobierno anterior, mientras aún así insisten como si nada con que son el “cambio”. Ya nadie les cree, ya apenas los oyen.
Conforme pasan los días los pocos medios opositores que sobreviven a la nueva pauta oficial –y a las presiones con las que han sido calladas tantas voces-, ganan el público que, por lo tanto, otros medios pierden. Clarín & Co. se agota en los mismos esfuerzos que los voceros del gobierno para hacernos creer que todo va bien, que no nos mean sino que llueve... Pero la realidad no los ayuda, y la gente, en busca de alguna verdad, comienza a abandonarlos.
El canal de cable c5n ya supera las mediciones de la televisión abierta. Radio del Plata, que hasta hace tan poco se hundía en el dial, ahora es la segunda AM detrás de Mitre. Roberto Navarro, cuyas primicias imponen tema para toda la semana, gana la noche de los domingos contra todo el Grupo y sus satélites. El nuevo programa de Lanata fue lanzado como un gran trasatlántico, pero así como entró al agua, siguió hacia su fondo. En la noche de los Martin Fierro, el ex-enemigo a muerte de Clarín, sangró todo su resentimiento entre espumarajos de rabia. La cobertura mediática, pieza clave de la estrategia para la devastación macrista, se deshace insustancial.
En sólo cinco meses de gestión, el gobierno se arrastra entre paros, protestas, amparos judiciales contra los tarifazos, marchas, acampes, y encima, en lo que resulta una pesadilla perfecta para la derecha argentina, el Vaticano con su Papa en contra.
Sobre llovido, los Panamá Papers, los beneficiados con el dólar a futuro, la cada día más extraña historia del primo Calcaterra, y los desaguisados constantes de sus mejores muchachos: Aranguren diciendo que el que no puede pagar el combustible se joda; Frigerio aconsejando mirar películas suecas para ver cómo la gente cuida el gas; Durán Barba negando el hambre mientras come con Mirtha Legrand; González Fraga recordándole al votante de Macri que vive por error; Lopérfido rebajando los desaparecidos… tanto y todo no podía sino culminar en un 25 de mayo así: él rodeado de un ejército, y el pueblo tras las rejas.
Y sólo pasaron cinco meses, y todavía quedan –faltan- tres años y medio.
¿Cómo lo hará?
El gobierno hasta ahora no informó de ningún plan económico. Hay medidas aisladas, augurios, ilusiones, y promesas que se postergan de un semestre al otro, y del otro al  tercero. El déficit fiscal que venían a bajar, subió. El consumo cae, y los comerciantes y las cámaras empresariales, todos los días, gritan su asfixia por todo el país. Se vende verdura en cuotas, y el pan en las joyerías. Mientras tanto afuera, alrededor, el mundo se contrae; la recesión y el desempleo –y los refugiados- azotan Europa; Brasil, el gran socio nacional, acaba de perderse en la niebla de un golpe de estado que ahondará su crisis… hasta China se ajusta…
Ahí el gran misterio, la gran –la sola- intriga histórica que presenta este gobierno: ¿Cómo lo hará?... ¿Cómo cruzará ese campo minado hasta la hoy tan lejana orilla del 10 de diciembre de 2019?...
Porque la historia argentina ya nos mostró muchas veces que las vallas esas pueden ser del mejor hierro del mundo… pero cuando el pueblo advierte que se abusó de su paciencia, parecen de papel.



lunes, 9 de mayo de 2016

CORRUPCIÓN: A VOS TAMPOCO TE IMPORTA



Jamás se habló tanto de corrupción pero los mismos que se indignan con la ruta nunca probada del dinero k, desestiman las incontestables filtraciones de Panamá y la lista de enriquecidos por la compra de dólar futuro o los muertos de Costa Salguero. Todo se reducía -ya no- a Lázaro Báez. 
La corrupción no importa, importa el corrupto.


MENTIRA ESE LAMENTO






“Pedían justicia pero querían venganza. El pueblo es así: pudoroso”.
Daniel Ares, El asesino entre el centeno.



En pocas semanas Lázaro Báez alcanzó más repercusión en los medios que Susana Giménez a lo largo de toda su extensa y ya extenuante trayectoria.
Sin embargo, según todas las encuestas, la inflación y los despidos, la economía, siguen en la cima de las preocupaciones populares. Por mucho encomio que pongan el gobierno y sus medios infinitos, hay modas que no prenden en el gran público.  La corrupción, por ejemplo. Que a qué engañarse, no le importa a nadie.
Dicho así parece más una bravata de sobremesa que siquiera una afirmación temeraria. Pero se trata de una verdad simple.
Oímos y vemos a diario en los medios y en las calles, a nuestro paso, indignados ciudadanos que no trepidan en pedir el paredón para una larga lista de gente que a diario les proveen, solícitos, los grandes medios.
Sin embargo, a juzgar por las últimas elecciones, la mayoría de esos indignados ciudadanos votó a Mauricio Macri aún sabiéndolo procesado por escuchas ilegales y asociación ilícita; condenado alguna vez por contrabando agravado; heredero de una fortuna que nació con la estatización de la deuda de su padre en los días finales del dictador Reynaldo Bignone; incluso lo votaron en pleno escándalo por el affaire Fernando Niembro y el reparto de las “mal cargadas” pautas publicitarias, y, repetimos, aún procesado. Si la corrupción nos importara de verdad, Macri no sería presidente. Punto aparte.
Es tan poco lo que importa la corrupción, que ya casi ni los medios opositores que sobreviven hablan de las filtraciones de Panamá. Sólo el mundo habla de eso, nadie más.
Se marcha por los salarios, por los despidos, por la ilusión que despierta el regreso de Cristina, por los 40 años del golpe militar; pero descubrir de manera inobjetable que el presidente de la Nación es parte y proa de un pool de empresas off-shores allá donde saben esconderse las fortunas más sucias y los mayores delincuentes del planeta… confirmar, no por investigaciones periodísticas, sino por la filtración de documentos incontestables que la familia presidencial encabeza una organización paralela dedicada, en el mejor de los casos, a evadir impuestos y lavar activos… despertar cada mañana con un nuevo integrante del gobierno involucrado en dicha organización… son cosas que no movilizan porque no importan, así como no importa la corrupción que todas esas cosas confirman.
Que siete de ocho licitaciones para la importación de gas las haya ganado la misma compañía de la cual es accionista el ministro de Energía, quizá no sea corrupción, pero por las dudas tampoco importa.
Ni hablar entonces de los muertos de Costa Salguero, o de ese tiro por la culata que resultó la causa por dólar futuro, maniobra a través de la cual se enriqueció buena parte de los responsables del mismo gobierno que a partir de una devaluación ejecutó dicho negociado… ahí tampoco importa la corrupción.
Y tal vez no importe porque es una condición humana, porque naturalmente todos, en algún momento, en algún plano, de alguna forma, nos corrompemos. Evadimos un impuesto, coimeamos un policía, un profesor, un jefe, un acomodador, un patovica, o pagamos un retorno o estacionamos donde está prohibido, o sacamos la basura a cualquier hora -y por las dudas se la dejamos al vecino-, o nos colamos donde podemos, o cualquier otra cosa que sabemos que no se hace, pero la hacemos igual.
Corromperse es propio del ser humano, lo lleva en su alma, nos lo recuerda la carne.
Los gobiernos, los estados, nunca se corrompen. Son sus hombres, sus mujeres. Nosotros. Lo que hace falta es una oportunidad. Y aquél que esté libre de pecados… 
Como el ladrón que huye al grito de “agarrenló, agarrenló”, los mismos medios que denuncian la corrupción están más sucios que el Riachuelo. Los dueños de esos medios, en procura exclusivamente de más y mejores negocios, se escudan desde siempre en la libertad de prensa para incidir en las decisiones oficiales. Eso es mucha corrupción pero nunca importó. Los empleados de esos medios quizá no se corrompen cuando obedecen órdenes de mentir u ocultar alguna información, como demostraron -y aún no terminaron de demostrar- los papeles de Panamá, cuyas revelaciones escatiman en provecho de sólo ellos saben quiénes (hasta hoy). Quizá eso no sea corrupción, tal vez, pero al hacerlo dejan claro junto a sus patrones, que la corrupción no les importa nada. Y sin embargo son ellos quienes arrojan la primera piedra animando a su público.
Si de verdad nos importara la corrupción, no nos preocuparíamos tanto por la corrupción como por su impunidad. La corrupción es propia del individuo, la impunidad, en cambio, nos revela una degeneración social, un déficit institucional, una complicidad sistemática.
Si de verdad nos importara la corrupción, no confundiríamos desde hace tanto la ventanilla del reclamo. La responsabilidad por la corrupción, o su impunidad, no es asunto del Poder Ejecutivo, sino, y siempre, del Poder Judicial. Es tan luego la Justicia quien está ahí para fiscalizar, controlar, investigar e intervenir. De eso trata también la independencia de poderes.
Pero ya no creemos en nosotros. La Justicia, el Parlamento, los ministerios, están llenos de humanos, y como tales, como nosotros, también se corrompen. Y algo más y peor: la gente –agitada o no por los medios-, pide justicia, sí, pero quiere venganza.
Si mañana el juez Casanello tuviera que absolver o cuando menos liberar –por razones estrictamente jurídicas- a Lázaro Báez, la prensa grande, su ejército de habladores, y su público voraz, lo descuartizarían en una plaza de barrio. Y el juez lo sabe.
Si mañana el hoy heroico fiscal Marijuán decidiera con el mismo ahínco con que perfora la Patagonia activar la causa Papel prensa y pedir por fin la indagatoria de Héctor Magnetto, Ernestina Herrera de Noble y Bartolomé Mitre, imputados por crímenes de lesa humanidad… bueno, bueno… el popular Marijuán sería enterrado en uno de esos pozos que dejó por todo el sur.  
O quizá no.
O quizá Marijuán no excave más nada y el juez Casanello libere a Lázaro Báez en estos días, y los grandes medios, sin embargo, no digan nada. Ni mu.  
El jueves el famoso empresario presentó un escrito ante el juez mencionando a su mayor socio, casi un patrón: el ya no menos famoso Ángelo Calcaterra, hijo de María Pía Macri, hermana de Tonino y Franco, y por lo tanto, primo de Mauricio. ¿Otro tiro por la culata?...
Lo cierto, lo evidente, es que el caso Lázaro Báez comenzó así su agonía, hoy ya no está en las tapas de los grandes diarios, pierde espacio en las radios y los canales y los portales oficialistas... ¿Llegó el cuarto de hora de Julio De Vido y/o la causa Hotesur?... Probarán suerte, total: la corrupción no importa, importa el corrupto.
Y eso también es corrupción y tampoco importa.



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