////// Año XVIº /// Editor Anónimo: Daniel Ares /// "Prefiero ser martillo que yunque", Julio Popper ///
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jueves, 29 de noviembre de 2012

7D: DIARIO DE LA CUENTA REGRESIVA: DIA 8.




Asesores de Videla defienden al Grupo, y a Lanata.
El Episcopado apura la navidad porque el 24 de diciembre viene después del 7, claro.
Jueces unidos culpan al rival por los goles que se comen.
Los habladores de TN ya no encuentran con quién charlar, y en el diario ya se rebelan los lectores. ¿Y si abolimos el 7 y después del 6 amanece el 8? No hay fantasía, no, que resuelva la realidad.  
Vencen los gauchos. Los bárbaros vencen. 








Día 8

Mañana:

Cuando la realidad te abandona, la fantasía no es un refugio, es un desierto de espejismos que la sed agita.
Rechazado el pedido ante la Corte; sofocado con el propio cuerpo el incendio desatado por las denuncias contra periodistas; esparcido el pánico entre sus propias estrellas que ya no saben de qué lado ponerse; Clarín se aferra  a la loca ilusión de un 7 de diciembre inexistente, y que después del 6 amanezca, per saltum, el 8.
Hoy como ayer –y siempre- intentan confundir a los lectores con más y nuevas  interpretaciones del fallo de la Corte en contra de ellos.
Bajo el sintético título –cuando se labura sin ganas las cosas salen así- “Coinciden constitucionalistas en que el fallo de la Corte pone en crisis el 7D”, dan paso a una serie de opiniones que no hacen más que oscurecer mientras aclaran.
Como número atracción nos ofrecen la voz de Félix Loñ, abogado que no hace mucho representó a Jorge Lanata en su épico amparo para librarse del cepo cambiario; pero que mucho antes, en los días de plomo cuando gobernaba el genocida confeso Jorge Rafael Videla, y a pedido de éste, el doctor Loñ integró un equipo de civiles que diseñaría una salida política para el genocida de su jefe.
 . "Loñ integraba un equipo de civiles dentro de la Secretaría General. Entre ellos estaban: Juan Carlos Paulacci, Raúl Castro Olivera, Victorio Sánchez Junoy, Virgilio Loiácono, José María Lladós y Francisco Mezzadri. Asesoraba al régimen de Videla en función de que se pudiera perpetuar bajo disimuladas formas, dando los argumentos constitucionales y políticos, para que la dictadura se prolongara bajo otras formas", consignan María Seoane y Vicente Muleiro en su libro El Dictador.
Allí los “constitucionalistas” de Clarín.
Sorprenden sin embargo los mensajes de los lectores al pie del artículo: tres de cada cuatro están en contra del Grupo.
El agua ya alcanza la cubierta.

Horacio Vertbisky anticipa en Página 12 el documento navideño que el Episcopado católico anticiparía con sospechoso apuro recién por la tarde.
Y es que el 24 viene despuès del 7, que espere Nuestro Señor, habrán dicho los obispos...


Tarde

Clarín.com agita chocho una nota enviada a la Comisión por la independencia de los jueces creada por la Corte Suprema, y firmada por los magistrados integrantes de la Cámara Federal en lo Civil y Comercial que atiende, a la sazón, la cautelar de Clarín.
Se quejan, estos jueces, por las recusaciones constantes, como quien culpa al contrario por los goles que se comen. No dicen por qué los recusan. Ni por qué esa cautelar lleva tres años sin resolverse.
“No hay antecedentes de una cosa así en la historia argentina”, pontifica feliz uno de los habladores vespertinos de TN, que de vez en vez lanzan un galletazo al aire...
Fabricantes de tinieblas, por momentos logran que la cuestión central se pierda de vista: hay una ley, no lo olvidemos, una ley nacional, impulsada por el ejecutivo, sí, pero aprobada por el legislativo en sus dos cámaras (sin mayoría del oficialismo), ratificada por el judicial, y celebrada hasta por las Naciones Unidas; y del otro lado una empresa privada que se resiste a cumplirla sin importarle nada ninguna de todas estas instituciones de la democracia.¿Quiénes se creen?
Y todo eso y lo anterior y más, en defensa de sus exclusivos privilegios económicos de monopolio parido por la dictadura; y bajo la piel de cordero de la “libertad de expresión” y “una justicia independiente”… ¿Qué clase de boludos se creen que somos?...


Con sospechoso apuro en el marco del 7D, El Episcopado católico emitió su documento navideño bajo el tíutlo “Reflexiones de los obispos al acercarse la navidad”.
En líneas generales, ninguna sorpresa.
Niegan su sin embargo ya demostrada complicidad del genocidio, mientras previsiblemente, ataca al actual gobierno, que tanto facilita tales investigaciones… no dice el documento, pero todos lo sabemos.
Con esa prosa palaciega propia de los ámbitos eclesiásticos, los obispos católicos se muestran preocupados por el riesgo de que los argentinos se dividan en “dos bandos irreconciliables”, (y esta vez les toque el más frágil); cuestionan también el “caudillismo” (que la misma Iglesia alentaba en Videla); se rasgan las sotanas por la pobreza (cómo no), por la desocupación (faltaba más); y por fin observan, al cabo de veinte siglos de pedofilia, que “La necesaria preparación para la vida cívica de niños y jóvenes debe excluir la politización prematura y partidista de los alumnos”.

(Relacionar el apuro del documento con el 7D, es una paranoia de éste cronista… y de Vertbisky también).


Noche

Se dispersa el día, no la batalla.
Como el Laprida de Borges, agónico Clarín comprende con las horas que la victoria es de los otros. Vencen los gauchos, los bárbaros vencen.
Convertidos ya en un detergente que ensucia la ropa, se advierte con los días que deserta o se espanta el coro de habladores de ocasión que desfilaba por los medios del Grupo cambiando argumentos favorables por un ratito de pantalla.
Gastada la Carrió hasta su propia caricatura; inútil Cobos por inútil en sí; hundido Shocklender por su propio peso; abrazados por fin a Lanata confundiendo un ancla con un salvavidas, mina que fuiste en otros tiempos… ya nadie va por el bulín.
Perdidos en la propia niebla, de sangre y de sudor bañado el rostro, sus medios  vociferan la nota de los jueces a la Corte, lamentan que Argentina no caiga en el default, sueñan que hunden la Fragata Libertad, gritan los gritos de los obispos… pero cada vez más solos frente a un presente espantoso por la carga del propio pasado.
Por fin se encuentran con su destino sudamericano.




* * *

miércoles, 28 de noviembre de 2012

7D: DIARIO DE LA CUENTA REGRESIVA: DÍA 9.

Clarín retira y no su denuncia contra periodistas, pero dice y se desdice mientras hace y se deshace. Van der Koy a pura mentira, Kirchbaun ratifica que rectifica, Inmorales Solá esconde el bosque detrás del árbol, y Zaffaroni hace la gran Pilatos.
Misteriosa resolución de la Corte, le devuelve poder a los jueces despuès de 100 años.
Estrategas de la derrota, la garantizan.
Faltan 9 días.
Nada es para siempre.







Día 9


Mañana:

Ese auténtico duro de leer que es el coronel de Clarín Eduardo Van der Koy, se despachó en la edición de hoy con una columna que pretende quitarle trascendencia al 7D, y que arranca con esta franca mentira tan transparente: “Las consecuencias de pretender jugar siempre a todo o nada están a la vista. Una sobredosis de tensión inconveniente invade a la política por la proximidad del 7D. Se trata del viernes de la próxima semana, fecha que Cristina Fernández estableció como un límite inflexible y caprichoso para aplicar de un sopetón dos artículos de la ley de medios (161 y 45) amparados hasta ese día por una medida cautelar”.
El 7 de diciembre no fue una fecha establecida por “Cristina”, sino por la Corte Suprema de Justicia, como todo el país sabe, incluyendo, creemos, también Van der Koy ¿Por qué entonces dice lo que dice? Por lo mismo que más abajo excusa al Grupo que lo mantiene de las denuncias por incitación a la violencia que hizo contra algunos periodistas, pero se cuida muy bien de condenarlas en forma tajante, para reducirlas apenas a un simple “error político”. “La guerra de nervios cruza todo el escenario, y facilita los errores políticos”. ¿Por qué hace esas cosas Van der Koy? Porque le pagan, exacto, y a él, como a sus amos, le interesan más que nada sus propios negocios, ma´qué libertad de expresión, democracia o compañeros denunciados.
Ya más abajo en la misma columna intenta confundir al lector con su propia confusión, mientras le da algunos consejos al juez que ahora retiene la cautelar para que no se expida nunca.
La Nazión, por supuesto, ni lerdos ni más serenos ante el derrumbe inminente, le encargó la urgencia a su estrella Inmorales Solá, que allí interpreta la decisión de la Corte según la conveniencia de sus dueños, y aunque razonable, y por pasajes sólido, parte sin embargo de una base por completo equivocada: reduce toda la cuestión a una pelea del gobierno contra Clarín, obviando lo central: que hay una ley promulgada por el Congreso hace dos años, ratificada ya por la Corte Suprema, y que es una sola empresa la que no quiere cumplirla. Pretender que “Cristina” o “el kirchnerismo” sacan ventaja de esto, es esconder el bosque detrás del árbol.
Por supuesto las interpretaciones de los diarios más cercanos al gobierno, son otras y más festivas; pero más allá de subjetividades, hubo un hecho que admite aún más y más intrincadas elucubraciones: ayer la Corte, al mismo tiempo que rechazaba el pedido de Clarín, emitía un decreto que autorizaba a cualquier juez a dictar la inconstitucionalidad de oficio de cualquier medida establecida por el poder político.
Hace más de cien años que los jueces no tenían ese poder.
Ayer de lo devolvieron.
Ayer nomás, sí.  
?.



Junto alos delirios de Van der Koy, en la misma edición, Clarín escupe una curiosa solicitada sobre los periodistas que habían o habrían denunciado –eso tampoco lo dejan muy claro-, y en un galimatías que rápido aburre, nos explican que no hicieron lo que hicieron, que lejos de ellos, por favor, denunciar a un periodista apenas por lo que dice o piensa, ¡jamás!, ¿Clarín? Nunca, ja... La idea de la denuncia no era denunciarlos, mucho menos “imputarlos”, qué va, no, apenas se creyó que tales periodistas “podían aportar datos” contra los funcionarios también denunciados… “pero se pensó que queríamos responsabilizarlos a ellos por los hechos de otros” ¿Clarín? Pero no, por favor, eso jamás Si seremos mal pensados, ja.
Desvergonzados por la derrota, en otra de sus páginas el general Ricardo Kirchbaun considera que el Grupo “nunca debió haber mencionado a periodistas en una denuncia penal”: El título del artíuclo es Una rectificación imprescindible, pero apenas en el primer párrafo reconoce que la nueva presentación de los abogados del Grupo corrige el desvío al “ratificar”…(“que no existe de nuestra parte, ni de nuestra representada, bla bla blá)… ¿Ratifica, o rectifica, Ricardo, en qué quedamos?...
Como un boxeador que no da más y rifa sus golpes a ciegas, así Clarín dice y se desdice, hace y se deshace.
No es necesario perder la dignidad en la derrota, es una opción de los vencidos.


Tarde:

Hermético y conciso, en declaraciones asépticas como un lavado de manos, el juez de la Corte Raúl Zaffaroni dice: “la corte habla por sus fallos. Hicimos todo lo que se podía sobre este caso”.
La historia nos develará el misterio de sus palabras, porque la historia también juzga a los jueces.

Pero entonces la Corte emite una resolución complementaria en la que declara "inadmisible" el pedido de Clarín para que ése tribunal se haga cargo del tema. Y los mandó de vuelta por dónde habían venido. Como si todas las pilas de todos los timbres se fueran secando...

Noche

A esta altura uno se pregunta qué clase de cerebros conducen la pelea del lado de Clarín, si después de tanta derrota insisten aun con las mismas estrategias.
Desde el 2008 no hacen más que ceder terreno, poder y prestigio.
Y el capital insustituible de cualquier medio de comunicación: la credibilidad.
Apostaron su entera suerte contra la suerte de un gobierno que tres años después aplastaba en las urnas a todos sus candidatos, figuritas de ocasión por ellos mismos borroneadas.
Pero aún aplastados siguieron mintiendo, subestimando a sus lectores, ninguneando al 55 por ciento que triunfó en las urnas, bañando la realidad en sangre y mierda como si así al fin y al cabo les hubiera ido tan bien…
Uno se pregunta, claro, qué clase de cerebros conducen esa pelea, pero sabe sin embargo que no hay estrategia ni milagro que puedan borrar ese pasado que por fin se les vino encima.
36 años de hacer con el país y con su gente lo que se les dio la puta gana.
Nada es para siempre.
(continúa...)


* * *

martes, 27 de noviembre de 2012

7D: DIARIO DE LA CUENTA REGRESIVA



Urgidos por la marcha imparable de todos los relojes, abandonamos la estética habitual del blog, y pasamos al relato crudo a sólo exactamente 10 días para el 7 de diciembre, cuando 36 años de gobierno soterrado del Grupo Clarín sobre la Argentina, habrán por fin concluido, más allá de su inercia, su resaca y su agonía.  




Día 10:

Mañana:

Aturdido todavía por el cañonazo por la culata que fue la denuncia contra algunos periodistas (y algunos funcionarios); ante el fallo inminente de la Corte sobre el último rebusque cautelar que intentaban, El Grupo Clarín convocó desde temprano una marcha en Tribunales “por una justicia independiente”, mientras agitaban por Twitter con un hagstag del todo sospechoso “LorenzettiNoMeFalles” –nótese que no se dirigían a la Corte, sino a uno de sus miembros, ¿que acaso suponían propio?-, y hasta mandaron a sus empleados de Cablevisión con camionetas incluidas (todo muy espontáneo, sí), pero muy al pedo también: poco antes del mediodía, la Corte ya se había expedido y les dijo “no”. No y basta, la verdad les dijo.

Tarde:

En términos simples, Clarin le pedía la Corte (Suprema), puenteando todo tipo de instancias, extender la cautelar con la cual viene esquivando el cumplimiento de la ley, y la corte les dijo que no, y le ordenó al juez que entiende esa cautelar, expedirse inmediatamente. Y chau, y termínenla.
La Corte rechazó el pedido de Clarín”, salieron a gritar inmediatamente todos los medios, menos los del Grupo, cuyos editores debieron esperar una horita larga y más hasta saber qué carajo decir. Por fin envolvieron la verdad con las mentiras de siempre.
La Corte le pide al juez “el inmediato dictado” de una sentencia definitiva”; bajito silbaba Clarín.com por la tarde, subrayando así, no que rechazaron el pedido del Grupo in limmine (es decir, sin tratarlo siquiera), sino más bien que la Corte, “a raíz de un planteo hecho por Clarín”, decidió apurar al juez… Serían cómicos si no fueran trágicos.
Cuando lo que se precisa es calma, el pánico no es buen consejero, está visto.
La impresentable denuncia contra un grupo de periodistas erizó los cueros más duros y no halló eco siquiera entre sus propias estrellas, que viendo tan cerca el fin que ellos jamás creyeron tan cierto, ahora salvan sus trapos como pueden, y rápido se despegan del gran vencido. Nelson Castro, Chiche Gelblung, no sobrevivieron en el oficio tantos años justamente por boludos. Pareciera que el agua ya anegó las bodegas.


Noche:

Se termina la noche oscura bajo la cual brilló Clarín, y la luz de un día nuevo los alumbra y los descubre. Nadie esperó nunca que se entregaran sin pelear, y pelean como saben, como son. Ayer socios del genocidio, hoy reclaman una “justicia independiente”. Jo.
36 años de un poder extraordinario se terminan el 7 de diciembre que se viene. 36 años de monitoreo constante sobre el humor nacional, y por lo tanto, sobre su agenda, su suerte y su destino. 36 años de un poder que no se limita, “apenas”, al manejo del 90 por ciento de los medios de Capital y Gran Buenos Aires, y 247 licencias en todo el país, contra las 24 permitidas, más los diarios más importantes del interior, más más y más. Un poder que puso y depuso presidentes, y ahora nomás, supo despreciar al Ejecutivo, ignorar al Legislativo, y dudar del Judicial.
Una cosa así no cae sin hacer ruido.
Pero cae.
Tic. Tac.


(continúa)...
* * *

miércoles, 21 de noviembre de 2012

20N: PARO NACIONAL: LA DIMENSIÓN DESCONOCIDA


Hubo algo increíble en el paro nacional convocado ayer: Magnetto abrazado a Moyano que se abrazó a Barrionuevo que se abrazó al Partido Obrero que se abrazó a la Sociedad Rural... Inverosímil, más que increíble. A tal punto que la tapa de Clarín hecha la noche anterior, ya nos contaba entonces lo que había sucedido mañana. ¿Es real todo esto? ¿O es ya el delirium tremens de un 7D que no pueden parar por mucho que paren?


LA DIMENSIÓN DESCONOCIDA

Hugo Moyano, y el rígido ayer.


“El paro y los piquetes afectan al transporte, bancos y servicios”, ya gritaba Clarín por la mañana, en su tapa cerrada, escrita, la noche antes, no más allá de las nueve, diez de la noche.
Premonitorio, arengador, ayer el título se desplegaba por las calles. El paro menos que los piquetes, pero sí, “afectaron”.
También se vio, se oyó, se palpó entre los propios –y llegó a los medios, y no sólo a los oficialistas, (y más allá incluso de la posición frente al gobierno)-, la oposición al paro. La desconfianza hacia sus verdaderos motivos, y sobre todo, hacia sus dirigentes. Por algo éstos decidieron no movilizar.
La pregunta es: ¿Podían?... ¿Y luego tener que medirse con el 8N?,  y luego, para colmo, ¿pelear cada uno por su tajada en el suceso o el fracaso? ¿Magnetto contra Moyano, Moyano contra Barrionuevo, el Partido Obrero contra la Sociedad Rural, y así otra vez todos contra todos?... No movilizaron, pero antes de las diez de la mañana, todos ellos ¡y por unanimidad! habían decidido ya que el paro era “un éxito”, y era “contundente”.
Lo cierto es que al correr del día, los piquetes, los ataques a colectivos y negocios, las patotas y las amenazas, ensuciaron la supuesta victoria. Luego empezó, como es de uso, la batalla de los números.
Poco importa. La verdad de esos números se dirimió en las urnas hace apenas un año. Se eligió un gobierno, y un rumbo. Eso es lo que importa.
Mientras tanto, desde entonces y antes, el país crece, la tasa de desempleo no sube, y la balanza comercial cierra a favor.
El Banco Mundial -no el Indec-, informó que en los últimos diez años la clase media en la Argentina se duplicó, superando a toda la región; así como también fue el país de la región donde más descendió la desigualdad social.
En simultáneo, allende los mares, el último jueves se anunciaba que la Eurozona estaba otra vez en recesión. Las tasas de desempleo, allá, los ajustes, los recortes, y las ejecuciones hipotecarias estallan en paros continentales, suicidios y protestas y una represión como no se veía desde los días de acero de las más recias dictaduras latinoamericanas.
En ese contexto, nacional e internacional, estos dirigentes, tan disímiles entre sí, tan enfrentados desde siempre, de pronto, all together now -al menos por un día-; convocan a un paro nacional. ¿Qué buscan? O antes mejor: ¿qué los une?
Los planteos sociales en defensa del trabajador, no, porque a Barrionuevo no se le ocurrió un solo paro durante la última década infame, ni Magnetto lo hubiera apoyado tampoco. Mucho menos abrazado a Pitrola y a Moyano al mismo tiempo. Ningún planteo de los que plantean, es lo que buscan de verdad.
“La oposición a Cristina”, dicen.
Y sí, eso los junta, pero no los une, no los amalgama.
Los amalgama el 7D, Clarín. Otra vez Clarín, siempre Clarín, que conforme cae desespera y así nos descubre la verdadera magnitud de su poder y su fuerza.
Clarín, que recoge los vestigios de esa Argentina terminada, y les da como puede, con sus exhaustos columnistas, una sustancia política, inconsistente, ecléctica y confusa, pero también por ello muy maleable, útil para cualquier situación cuyo objetivo sea siempre el caos.
Sin el apoyo del Grupo (lo que es, supone y oculta), el paro no hubiese encontrado eco en ningún sector, y el flamante frente no sería sino lo que es en realidad y de hecho: una popular bolsa de gatos.
Más que unidos amontonados, allí estaban los vencidos del último octubre, y del próximo diciembre; más Moyano, que sonada su hora, ya doblegado su viejo enemigo el neoliberalismo, se vuelve a su casa y entrega su sitio … o se abraza a Barrionuevo y le da vida de nuevo.
Juego de manos...
Hacia las cuatro de la tarde en el edificio Azopardo, la conferencia de prensa. Moyano, Micheli, y los otros jefes, menos Magnetto, Barrionuevo y Biolcatti, ausentes por impresentables.
Los sí presentes, por su parte, abrieron la conferencia como si fuera un acto, se autofelicitaron por la victoria de un paro que decidieron, ellos, allí, casi total. “Un 90% o más”, dijo Moyano. ¿110, Hugo?... Y luego vinieron los discursos.
Hablaron varios, incluso Buzzi -adoptando la forma del recipiente que lo contenía (y acariciando sin parar, como asustado, los hombros de Moyano)-; pero todos dijeron más o menos lo mismo: que la soberbia del gobierno, que el ninguneo, que la falta de respuestas; repetían con exaltados, hasta que un cantito de la hinchada ganó el aire y delató la lucha: “Siga el baile, siga el baile/ al compás del tamboril/ si lo tocan a Moyano/ les paramos el país”.
Ahí la verdad. Recuperar o mantener los espacios personales de poder. Eso los junta, y Clarín los contiene. Y tan increíble les resulta a ellos mismos ésta su propia alianza, que ni siquiera se plantean un después. No traen propuestas, proyectos ni nada ¿Para qué? Después cada cual de vuelta por la suya.
Porque más allá de los cantitos y las caricias, un pájaro negro sobrevolaba la fiesta: la Ley de Medios, cuyo aprobación fue apoyada por la conducción de esa misma CGT, y ayer urgida, incluso, por Julio Piumato, de los judiciales… ¿Cuánto podrían durar, entonces, los besos de Bonelli y Moyano?, los arrumacos del propio Piumato con Inmorales Solá; Pitrola en la cama de Nelson Castro...
Así queda claro que el único plan que traen es el caos, barajar y dar de vuelta, y después otra vez cada cual por la suya. Clarín retomaría el manejo del país; sus socios de la timba financiera volverían a masticarse la producción nacional y sus puestos de trabajo; de nuevo Moyano tendría por qué pelear, y otra vez Barrionuevo nos pediría que dejemos de robar por lo menos dos años. Ese es el plan.
La Argentina vencida, perimida, no se retira sin resistencia, no se derrumba sin su correspondiente lluvia de escombros. Lo avisamos ya el 4 de marzo en nuestro post El año que vivimos en peligro: “Será prudente mantenerse alertas, leerlos con cuidado, ¡comprarlos jamás!, pero creerles mucho menos. Mienten, mintieron siempre, y mentirán cada vez más, como hace el pillo cuando ya fue descubierto”. Pocos días después, la Corte Suprema de Justicia le ponía fecha al fin: 7 de diciembre.
En esa lucha, en esa desesperación, al menos por un rato, ¿por qué no iría a abrazarse Magnetto con Moyano, si ya se abrazó con Shocklender en contra de las Madres?...
Todo es posible en la dimensión desconocida.
Sólo que ya de este lado, en la realidad real, no hay Magnetto ni paro que pare los relojes, y el 7D sigue su marcha hacia nosotros, y a por ellos...
Tic… tac.




* * *

domingo, 4 de noviembre de 2012

8N: LA CONSIGNA CALLADA: "CLARÍN O MUERTE"



Asoman ya las sombras del 8N, y sin embargo en su niebla cada día se aclara mejor quiénes convocan, y por qué marchan los que marchan.
Las consignas manifiestas siguen siendo vagas, inciertas, o falsas, pero igual no importan. Las otras, las verdaderas, las inconfesables, son las que valen.


CLARÍN O MUERTE






Con la voz del final Héctor Magnetto rasgó el silencio que desde siempre  blindaba su figura, según suponen preferir los verdaderos capos… hasta que ya no tienen más dónde esconderse.
Más allá de sus previsibles palabras -la denuncia de una "justicia acorralada", de una libertad de prensa amenazada (tópicos todos que durante el genocidio no le importaron nada)-, su sola aparición marca sí el punto de gravedad de la contienda, y la desesperación que los apura. El 7D no pasará nada, pero habrá sido el fin.
Lejos de la foto que pretendan mostrar ahora, con sus spots de un diario tan vendido, y sus canales y sus ratings; la película de la realidad nos presenta en cambio un Grupo Clarín en decadencia. Sus productos siguen siendo los más consumidos, es cierto, pero no es menos cierto que lo son cada día menos. Y la tendencia los aterra. 
Tinelli ya no es número puesto, el diario sigue cayendo en ventas, caen sus acciones en la bolsa; se espantaron sus socios (el Goldman Sachs, tan luego), y la discusión interna sobre la credibilidad y el prestigio perdidos, calienta y recalienta una redacción que hace mucho no cree en lo que hace, y se le nota… Si, en la foto quizá parezca que están volando, pero en la película se ve con claridad que vienen en caída libre.
Y es su caída, lógico, lo único que les importa.
A Magnetto, a Ernestina, a Rendo, a Aranda, a sus socios, a sus cómplices, no les importa otra cosa, porque para ellos no hay otra cosa.
Perder la hegemonía mediática es perder la manipulación de la realidad, cuyo efecto sobre la percepción colectiva, permite el monitoreo constante de la agenda, el humor y la suerte de todo el país. Perder ese poder, significa, encima, perder la impunidad que dicho poder confiere, y dejarlos expuestos, a ellos, a sus personas, ante la justicia ordinaria que es igual para todos los hombres. Y eso, para ellos, para estas personas, puede significar el oprobio y/o la cárcel, cuando no la ruina económica, o el escarnio público. Eso es lo único que les importa, y por ello alientan y alimentan el 8N, el golpe, o lo que sea.
En contra de un Congreso que nunca les importó, compraron algunos jueces cautelares, pero no pudieron todavía con la Corte Suprema. A cambio de un tour de compras, quisieron quedarse con un juez de la magistratura. Pero la corrupción que tanto pregonan, fue como un boomerang triste, y les pegó en la cara. Por las buenas o por las malas, el 7D no debe suceder.
Amplios sectores de las clases a salvo del hambre y su locura; fogoneados por el Grupo, el 8 de noviembre saldrán en defensa del Grupo como si fueran de ellos sus diarios y sus canales. Pero ellos tampoco son inocentes.  
Clarín se monta sobre el odio y/o el miedo de los que marcharán el 8N ocultando ambos móviles –el odio y el miedo- camuflados de una indignación que no proviene del hambre, ni de la injusticia, sino todo lo contrario: del hartazgo, y de los privilegios.
Heridos en sus verdes bolsillos, apremiados por una recaudación fiscal que nunca pensaron que les iba a pasar a ellos; de nuevo como en el 13S alzarán sus vagas consignas, inciertas cuando no falsas.
Para no darle de comer a 678, en la misma convocatoria se implora dejar en casa cualquier manifestación de odio, racismo, desprecio a los pobres y a la democracia, es decir, disimular cualquier verdad profunda, con alguna mentirilla presentable.
Entonces otra vez pedirán por “justicia” –no para Videla, eso mejor olvidarlo-; y “basta de corrupción” –aún dispuestos a coimear al siguiente policía o al profesor de sus hijos-, y “basta de inflación” –aunque no paren de consumir-; y luego ya consignas del todo partidistas –de alguna forma hay que llamarlas- tipo “no la re-reelección”, “no a la campora”, “no al adoctrinamiento”, en fin: no, no y no. Porque todo es no cuando sólo te mueve el odio, y, o, el miedo.
De cualquier forma no importa lo que digan o sientan, porque a Clarín (lo que es, supone y oculta) le servirá igual.
Hoy un informe del diario Tiempo Argentino -diario oficialista, que como tal suele tener llegada a los servicios de inteligencia estatales (así como Clarín y Nazión lo tenían durante la dictadura), desteje la trama logística y política de la “espontánea” convocatoria para el 8N. (Ver aquí) Más allá de la posición del medio, los datos son los datos. Prodigan, sin sorpresa, nombres del Pro, de la Armada, de la dictadura, de la Coalición Cívica, de la Sociedad Rural, y del corazón del neoliberalismo local. No sorprenden, no.
Son los nuevos desplazados, los poderosos hasta ayer nomás, la gente de “negocios” que dolarizaba y pesificaba la Argentina cuando se le daba la ganas; los sectores más reaccionarios de las Fuerzas Armadas, los oportunistas de siempre –Macri, Solanas, la Carrió-, todos socios o entenados, ayer u hoy, secuaces o cómplices, del Grupo Clarín.  
Porque ahí está el verdadero adversario, el enemigo concentrado.
La masa que monta, es el caballo, la ola que lo alza, no lo que importa.
Lo que griten, piensen o crean los individuos que forman esa masa, importa mucho menos.
Ni siquiera sus líderes importarían en caso de existir.
La consigna callada es lo único que importa: “Clarín o Muerte”.




* * *

jueves, 4 de octubre de 2012

DE NEUSTADT A LANATA: EL FLAUTISTA DE HAMELIN, O LA MÚSICA DEL ABISMO



El gran remate nacional que terminó en el desastre del 2001, no hubiera sido posible sin la participación invalorable de Bernardo Neustatd, encantador de las clases medias más incautas que acompañaron con su aplauso el subsiguiente desastre que despuès se las tragó.
Hoy su lugar lo ocupa Jorge Lanata, quien quizá no sea mejor periodista que Neustadt, pero sí es mejor actor. Apenas contratado por Clarín, ya está de gira por todo el país encantando a esas mismas gentes con las mismas melodías hacia el mismo abismo.


LA CANCIÓN ES LA MISMA





Durante la dictadura y después, mientras el poder se mantuvo en las mismas manos de siempre -a través de Alfonsín, Menem, etc-, Bernardo Neustadt le prestó a esos intereses un servicio inestimable. No sólo nos adormecía durante el genocidio, sino que el gran remate nacional de los 90 no hubiera contado con la aceptación y el entusiasmo de las clases medias, que en su “plaza del Sí”, consagraron su estrella. Él fue el flautista de Hamelin que condujo con sus bobas melodías a tan vastos sectores de la teleplatea hacia el abismo del 2001. Los llamaba Doña Rosa, y lo seguían igual. Los arrojó en la nada.
Muerto el perro no se acabó la rabia, pero ya no hubo quien la encause, quien le diera sustento -ya que no sustancia-, quien le inventara esos rápidos eslogan tan pegadizos que a su vez suplantan las ideas que no tienen, encubren la verdadera ideología que pregonan, y, sobre todo, funcionan como una coartada moral para ese argentino medio que, indecente, indiferente, incauto, individualista, y/o, idiota, lo escucha, lo sigue, y lo repite.
El irrelevante vacío dejado por la desaparición absoluta de Neustadt (nada nos ha dejado a no ser por estas tristes evocaciones con todo el desprecio que resume su nombre), resultó sin embargo un duro golpe sentido y cómo por los dueños de ese poder, y sus intereses. A los hechos actuales nos remitimos.
En busca de un reemplazo para tan único ser, uno por uno, los dueños de ese poder, probaron de todo: el siempre tan sospechoso Eduardo Duhalde, la bola de humo de la Carrió, el intrascendente Cobitos, el borroso Mauricio Macri, el parricida Sergio Shocklender, incluso el aborrecido por ellos mismos Hugo Moyano, en fin… nada parecía funcionar cuando un superhéroe inesperado les salió de un grano que hasta hace poco tenían en su propio culo: Jorge Lanata.
Enemigo acérrimo de Clarín ayer nomás y desde siempre, aquí nos exime de mayores comentarios este video de presentaciones televisivas y radiales de Lanata a favor de la Ley de Medios, y en contra del monopolio al que sirve ahora tan descaradamente.
(Le advertimos a nuestros lectores que se trata de un compilado casi pornográfico de su cambio de postura, si usted es impresionable, no lo vea AQUÍ).
Y sin embargo, allí tenía el Grupo Clarín-La Nazión (lo que es, supone y oculta), el flautista de Hamelin que tanto y tanto buscaban.
Por 30 dineros compraron su alma, los vestigios de su prestigio, su cosa de progresista redimido, sus frasecitas rápidas, sus contradicciones profundas emparchadas con sus chistes previsibles; y así de urgidos, sin maquillaje ni nuevas ropas, ya lo sacaron de gira por todo el país, con presentaciones en vivo, y resistiéndose con toda modestia –nos cuenta Clarín- al grito de “se siente, se siente, Lanata presidente”...
Porque eso hay que decirlo: es mejor que Neustatd. Mucho mejor.
Neustadt no era actor. O sí, bueno, pero de un solo papel, no tenía la ductilidad de Lanata. Neustadt nunca se hizo el zurdo, no le salía. Ni tampoco hizo comedia en el Maipo. Ni participó de ningún clip con Calamaro. No era roquero, Neustadt, ja, nada que ver. (Lanata tampoco, pero por lo menos dice que sí). Ni se disfrazaba de nada para ninguna foto, Neustadt. Ni mucho menos se dejaba maquillar para una tapa de revista. No, Neustadt no era actor, ni modelo, ni nada.
Serán igualmente narcisistas, pero Lanata es un actor del tamaño de Robert De Niro.
Más de una vez, incluso, adelgazó hasta 50 kilos para interpretar su papel. En nuestra sección Brulotes Brutales, hace rato recordábamos sus días cuando se hacía el novelista moderno con su ropa de Bali y un gorrito igual al que usa ahora el rabino Bergman (ver aquí). Amanecían los años 90, y así de flaco y disfrazado, furibundo defensor de las Madres de Plaza de Mayo, revoloteaba farandulero por la noche más espumosa de Punta del Este. Otra que Marlon Brando.
Neustadt jamás defendió a las Madres de Plaza de Mayo, además.
Serán igualmente cínicos, pero la ductilidad de Lanata es muy superior.  
Hoy odia a las Madres de Plaza de Mayo, no se pelea más con Clarín, al contrario, le sirve, lo defiende, lo compadece y le pertenece, y nos regala a su paso, sin necesidad de pensarlas demasiado, un montón de frases infelices que los infelices repiten contentos, convencidos y suicidas.
Porque vale recordar que el flautista de Hamelín ahogó primero a todas las ratas del lugar, pero luego, porque no le pagaron lo que él quería, ahogó a todos sus niños.
Como Neustadt en 1975, así también Lanata sueña hoy con un golpe de estado que borre a este gobierno que no lo quiere, y le devuelva el espacio que nunca tuvo y siempre soñó. Una mezcla de periodista oficial de la Argentina y pastor de los incautos, que intelectualmente rodeados por el monopolio de siempre, lo sigan sólo a él tras sus bobas melodías hacia el próximo abismo.
Y entonces un día lo recordaremos a él, como hoy recordamos a Bernardo, claro que sí.


Mesa de amigos: Neustadt, Mariano Grondona,
y el genocida Emilio Eduardo Massera.

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lunes, 24 de septiembre de 2012

LEY DE MEDIOS: CLARÍN SE DEFIENDE (Videla también, pero…)



En respuesta a un aviso oficial, en otro de apurada hechura, tono escolar, pero simplismo avieso, el Grupo Clarín, viendo venir el 7 de diciembre como la propia guillotina, reduce sin resumir el asunto que trata, intenta un eslogan para sus cacerolas del odio, y a falta de verdades funcionales, prueba asustarnos con fantasmas o fantasías en un dramático final sin embargo hilarante.


NI EL TIRO DEL FINAL




Luego de un spot que relata hasta qué punto el Grupo Clarín se resiste sencillamente a cumplir con la ley; el Grupo, ni lerdo ni perezoso –aunque impreciso y torpe-  respondió con otro aviso donde no dicen lo que quieren, ni mucho menos lo que deben, sino apenas lo que pueden -o se animan-, en un raro espectáculo de comicidad desesperada.
“El 7 de diciembre no debe suceder nada”, arranca diciendo, y ya con ese “debe” no deja claro si es que ruega o sueña, si impone o si implora. No se anima a decir “El 7 de diciembre no sucederá nada”. No. “No debe suceder nada”, dice, pide, sueña, ¿u ordena?...
Luego un viril locutor sin embargo maternal, nos explica como a niños, en muy poquitas palabras –sin entrar en detalles que podrían desbordarnos -, por qué “no debe”, o en tal caso, por qué “no debería” suceder nada el próximo 7 de diciembre: porque podrían prolongar la medida cautelar según un vericueto en el dictamen de la Corte, y porque la propia ley les concede(ría) un año más para pelear esa cautelar. Y punto.
En el final, la voz, ya preocupada, ya asustada, ya casi trémula, se pregunta -o nos pregunta, (o le pregunta a los dioses todos)- ¿Qué se busca instalar con el relato oficial? ¿Preparar el terreno para otra cosa? ¿Terminar con el estado de derecho en la Argentina?...
Brrr, sí: brrrr…
Pero la comicidad del final no llena el vacío del resto.
Desde luego el aviso se cuida muy bien de recordarnos que la ley que cuestiona no sólo fue impulsada por el Ejecutivo sino aprobada por el Legislativo y certificada por el Judicial, y que así, por efecto de la secuencia, en este solo gesto el Grupo desconoce a los tres poderes del estado como un estado aparte.
El aviso no parece ni siquiera reparar en la esencia putrefacta de su propio planteo: “somos culpables, sí, nos cagamos en todo, es cierto, pero bueno, todavía podemos arrastrarnos un año más, y después quién te dice…”. El spot no propone otra cosa. Como si ya la única estrategia de los dueños del Grupo consistiera en morirse, hacer tiempo, embarrar la cancha, y que un día les llegue la parca primero que la derrota.
Tampoco dice que esté mal quedarse con 240 licencias contra las 24 que permite la ley; ni admite que el estado de derecho en la argentina les importa tanto hoy como durante los días del genocidio cuando se quedaban con todo el papel para diarios del país inaugurando así el monopolio que al cabo un día también se adueñaría del país. De eso ni hablar.
El aviso a lo sumo arriesga un eslogan para la cacerola de los suyos: “el 7 de diciembre no debe suceder nada”, les dice, los convoca o les recuerda, les pide o les ordena, no se sabe…
Pero acaso el punto cúlmine de su gracia lo alcanza cuando invoca para protegerse la misma ley que desconoce, y que según ellos les concede(ría) un año más para pelear.
¿En qué quedamos?... ¿Vale la ley, o no?
Un buen amigo les diría: “no aclaren que oscurecen”.
Pero quizá ya no tengan ningún buen amigo.
Así de indefendible se ha vuelto en la madeja de la historia la situación del Grupo Clarín, degenerado periodísticamente por la lucha política que lleva, reducido en su público a los sectores más reaccionarios, más retrógrados, o en el mejor de los casos, más indiferentes a la suerte de nadie a no ser de sí mismos. Así se hunde Clarín.
El spot en sí, en apariencia y contenido, con lo que dice más lo que calla, no agrega nada, no exime al Grupo ni a sus dueños de los delitos y crímenes en los que aparecen involucrados, sospechados, y/o, en muchos casos, imputados. Tampoco los excusa de la ilegalidad en la que se empantanaron acostumbrados a ponerse por encima de jueces, legisladores  y presidentes. En sí el aviso no le sirve, al Grupo, de nada, y sin embargo, o por lo tanto, es un ejemplo fenomenal de lo corrosivo que resulta el pánico a la hora de pensar con calma.
De todo el ardid El Martiyo apenas rescata, con intriga, con esperanza, una de las preguntas que se hace en su dramático final tan hilarante, cuando aparece el Cuco y nos dice: ¿Qué pretende el relato oficial, preparar el terreno para otra cosa?
Cómo no preguntarse, allí, a qué “otra cosa” se refiere...
¿Otra cosa que vos, Clarín, por ejemplo?...
¿Otra cosa que ustedes y la Argentina que fueron ustedes?...
A partir de la intriga, levantamos la esperanza.
Así sea.




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martes, 18 de septiembre de 2012

LA MARCHA DE LA BRONCA, Y LA BRONCA DE LOS QUE MARCHAN.



El jueves pasado “miles de personas en distintas ciudades del país” –según los medios del miedo- salieron a protestar en lo que El Martiyo considera una auténtica “manifestación social”. Aquí reparamos en sus orígenes y sus reclamos, en la sustancia de su masa, y en la fuerza de sus verdades. Y en esa fisura ardiente que divide a los argentinos.


LA RABIA DE LAS CAPITALES




Por prudencia y por orgullo preferimos no cometer errores, así que nos mantenemos alertas y atentos. Ya cuando hacíamos El Martillo en Clarín blogs dejamos en claro que no estábamos a favor de este gobierno (ver aquí), pero sí reconocíamos que este gobierno estaba a favor de todos nosotros, y por eso lo apoyábamos, lo defendíamos, y lo seguíamos. Y porque lo seguíamos, lo fiscalizábamos. Por prudencia, por orgullo, y porque la política no es como el fútbol: en ella nos va el bienestar, y muchas veces la vida.
 Desde ese punto de vista, consideramos las marchas del jueves pasado como una auténtica manifestación social, y desde entonces tratamos de entenderlas, a partir de sus orígenes y sus reclamos, de la sustancia de su masa, y de la fuerza de sus verdades.
Si arrancamos por sus orígenes, la espontaneidad de las redes sociales en la Argentina está muy cuestionada desde que el Grupo Clarín echó al universo virtual ese ejército de escribidores a control remoto de la calle Perú.
Pero aún así concedamos la posibilidad de que fueran marchas de verdad espontáneas. Digamos que durante días y horas –no apenas en horas y minutos, como ocurrió en El Cairo-, por Twitter y Facebook y etcétera, la gente –la gente que tenía días y horas y acceso a Internet y un computador, o dinero para pasar días y horas en el ciber-, “se organizó espontáneamente” para hacer públicos sus reclamos. Digamos que sí.
Ahora bien: ¿Cuáles eran “sus” reclamos?...
Hasta los medios del miedo, aún en la euforia de la alucinación de un posible estallido social que los salve del próximo 7 de diciembre; aún así tuvieron muy serios problemas para decodificarlos primero, y limpiarlos después. “Libre fuga de divisas”, “Evasión fiscal para mí solo”, “Viajes a Europa ya”, no eran consignas políticamente siquiera presentables. Descartadas a la vez las estrictamente partidarias del tipo “No a la re-reelección”, o los vulgares insultos a la investidura presidencial; los “analistas independientes”, con silogismos quirúrgicos, apenas pudieron salvar algunas vaguedades como “Queremos Justicia”, “Basta de inseguridad”, “Basta de corrupción”, “Basta de inflación”... Cartelitos que hoy por hoy bien podrían exportarse a cualquier lugar del mundo.
 Turbios los orígenes, vagos los reclamos; queda por verse entonces la sustancia de la masa, y/o la fuerza de sus verdades.
Porque tal vez justamente la sustancia de la masa -antes que en su procedencia geográfica o/y social-, se revela mejor en la fuerza de sus verdades, vale decir; en la verdad de sus broncas, así en lo coyuntural, como en lo profundo.
En lo coyuntural los irrita sin vergüenzas el cepo cambiario, la obligación de pagar sus impuestos, el encarecimiento de sus vacaciones en el exterior… en síntesis: sus solos bolsillos, sus viajes de placer, sus bienes no declarados, sus excedentes ocultos...
Ya más allá de lo coyuntural, en lo profundo, o más bien, por debajo, subterráneo, oculto y perenne, está el odio ancestral a los emergentes, y el miedo a cuando emergen. Las fronteras sociales, tan caras a ese público, que así comienzan a desdibujarse confundiéndonos a todos con cualquiera. La injusticia que les parece destinar dinero del estado “que ponemos todos” para “esos negros de mierda” que de pronto llenan sus playas como en La casa tomada de Julio Cortazar. Esa es la razón oculta pero real, la fuerza de sus broncas, la verdad de sus reclamos, la sustancia de esa masa, que el último jueves, encendió una lucecita de esperanza en los oscuros corazones de los medios del miedo.
Sin embargo ni siquiera el Grupo Clarín-La Nazión consiguió inflar la multitud más allá del “miles de personas”, y “en distintas ciudades del país”. O sea: ni millones ni cientos de miles, ni tampoco “en el país”, ya no “en todas las ciudades del país”, ni siquiera en “casi todas las ciudades del país”, ni mucho menos en “casi todas las ciudades más importantes del país”, no, nada de eso… Vale decir, bastaron “miles de personas en distintas ciudades del país”, para encender esa lucecita de esperanza en estos oscuros corazones más oscuros cada día.
 Nosotros no quisiéramos desilusionarlos, pero nada nos gusta más.
Una oposición legítima no puede surgir y sostenerse sobre la base de la defensa de beneficios personales difíciles de establecer sin perjudicar al prójimo. Hace falta algo más que la rabia nacida de frustraciones íntimas y propias para elaborar una alternativa colectiva que iguale, supere, o por lo menos cuestione a la actual.
Marchan “contra la corrupción”, en pos de la evasión. Piden “libertad”, para fugar divisas. Quieren “justicia”, pero el pobre que se joda. No traen un proyecto, tampoco lo pidieron. No quieren lo que hay sin importar lo que vendrá. Reclaman “seguridad”, pero no les molestaría un golpe. Se creen a salvo de los asesinos de la derecha. Y no hablan de igualdad porque se piensan mejores, incluso, que el que marcha a su lado. Más que una expresión social, parecen el amontonamiento circunstancial de resentimientos individuales amalgamados por la futilidad del que olvida el pasado porque se caga en el porvenir, y sobre todo, en el que marcha a su lado.
Difícilmente esa arcilla aguada permita construcciones sólidas. Sin embargo no por ello desestimamos la protesta, que en su propia tristeza, nos mostró de una vez por todas que la fisura ardiente que divide a los argentinos, ya no es política, sino moral, entre un país para todos, y uno para mí.
De esa fisura ardiente, surge el vapor de estas protestas. Pero el vapor no es lo que arde.
Unos y otros sabemos perfectamente que tanto humo se acabaría enseguida con la sola rendición incondicional de Cristina Fernández de Kirchner ante el Grupo Clarín-La Nazión (lo que es, supone y oculta); derogar la nueva Ley de Medios ya; olvidar el 7 de diciembre, devolverles el control absoluto de Papel Prensa, echar al fuego toda esa documentación que imputa a sus dueños en crímenes de lesa humanidad; devolverles el Banco Central a los tahúres de la timba financiera, y a las grandes corporaciones sus privilegios de ayer; anular para la iglesia las leyes de matrimonio igualitario, aborto y muerte asistida, y de un plumazo histórico perdonar a los mayores criminales de la patria; y entonces el fuego de ese vapor se apagaría, y María Laura Santillán volvería a sonreírnos, y un viejo sol se alzaría de nuevo como en los días de gloria del genocidio cuando estos mismos medios no encontraban absolutamente nada de qué quejarse.





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