////// Año XVº /// Editor Anónimo: Daniel Ares /// "Prefiero ser martillo que yunque", Julio Popper ///

lunes, 17 de septiembre de 2018

UN POQUITO DE MEMORIA: NOSTALGIAS DEL HORROR...


Nostalgias del horror
(tango en crudo)




Apenas porque la deuda externa alcanza ya el 80% del PBI, parece que muchos olvidan los años duros de la “década ganada”, cuando en realidad lo que hacíamos era marchar por ganancias, y la dictadura del cepo nos impedía vaciar el país como si no fuera nuestro.
Basta que aumenten la indigencia y la pobreza, el hambre y la desocupación, para que muchos añoren los días de plomo cuando casi nos quedamos sin tampones y Starbucks tuvo que reemplazar sus vasos por unos de mierda de la industria nacional.
Son los mismos que chillan porque en estos dos años y pico desaparecieron del país más de 55 mil millones de dólares, pero olvidan los sufrimientos pasados cuando conseguir una reserva de hotel o pasaje un fin de semana largo resultaba un calvario así fuera en Claromecó...
Cacarean como gallinas porque saquean a los jubilados o los dejan sin remedios o les sacan la pensión a los discapacitados, pero miran para otro lado si les hablás de las carteras Louis Vuiton y de todo el dinero enterrado que sigue sin aparecer ¡cuando aún queda mucha Patagonia pa´perforar!...
Lloran porque revientan por el aire los docentes o los secuestran y los torturan, pero se hacen los sordos cuando les recordás el abuso de la cadena nacional, interrumpiendo, a veces, incluso ¡a Tinelli!...
Machacan como piojosos con que todo el gabinete nacional tiene su guita afuera, que el presidente se auto perdonaba la deuda del Correo, que se mandó el negocio del parque eólico, de los peajes, de McAir, del soterramietno del Sarmiento, que alguna vez fue condenado por contrabando agravado, y que asumió procesado por escuchas ilegales, y sí, okay, es cierto… ¿pero por qué no hablan también de cuando teníamos que pagar el fútbol para todos?
Repiten como loros que “gobiernan para los ricos” porque les sacan las retenciones a las grandes exportadoras del agronegocio y a las mineras, desgravan el champán y los autos de alta gama, reducen al mínimo el impuesto a la riqueza, y cagan a tarifazos y devaluaciones a todos los demás… pero ni mención al dedito levantado de Cristina.
Hinchan las pelotas con los panamá papers y los paradisse-leaks, y que nada más que la familia presidencial tiene más de 50 empresas offshores para lavar activos, pero se olvidan que un día Lanata fue a las Seychelles y comprobó ¡in situ!, que Cristina había hecho una vez una escala técnica ¡ahí mismo!...
¡No les basta con las fotocopias de las fotocopias de los cuadernos! ¡Quieren los cuadernos, los muy peronistas!...
¡No les basta con que les expliques que los cuadernos no existen porque los escribió un exsuboficial del ejército dado de baja por tirarle una granada a un compañero pero salvado de la cárcel porque fue declarado ininputable por insania mental! ¡No! ¡Están ciegos! ¡Les mostrás mil tapas de Clarín, de La Nación, les mandás el último video de Majul, y no te creen! ¡Quieren pericias, pruebas, algo de verdad!
Reclaman por el ARA San Juan, ¡como si no pudieran entender que el mar es inmenso!
Putean por las tarifas, pero se olvidan cuando teníamos que pagar la fiesta entre todos…
Se aterran porque los créditos UVA les explotan en la cara como un chasco barato, pero se olvidan cuando no tenían esos créditos, ni estas deudas...
Les molesta que Dujovne declare su mansión un baldío, que Luis Caputo maneje una mesa de dinero y se vaya a tomar sol a Copacabana mientras Macri juega al paddle y el país se prende fuego, pero al mismo tiempo les parece bárbaro que Cristina tenga una carta de San Martín.
Te demuestran con números, estadísticas, hechos, y hasta confesiones de parte de funcionarios oficiales, que lo único que crece es el déficit fiscal y el comercial, que todo el tiempo la balanza de pagos rompe su propio récord histórico negativo, que aumentan la desocupación, la inflación, la deuda y los intereses de la deuda, que se extingue el consumo interno, que las pymes cierran en dominó, que los tarifazos no paran ni pararán; que mientras Macri repite promesas vencidas, en Washignton deciden si tendremos moneda o no; que ya nos gobierna efectivamente el FMI, que ya se cortó la cadena de pago, que ya estamos en recesión, que los comedores se multiplican por todo el país a la par de la miseria, que hay un corralito tácito, que en el mejor de los casos el gobierno está completamente a la deriva, que… y sí, está bien, es todo cierto, sí,  pero… ¿y Nisman?.


* * *

lunes, 3 de septiembre de 2018

DISCURSO PRESIDENCIAL: …crip… crip… crip…




Como una bomba atómica que al caer no hace ni pif, así el discurso presidencial más esperado de la era Macri, acabó una vez más en el repetido vacío de las promesas de campaña, las culpas del pasado, y los brillos del porvenir. Lamentó no poder hacer más, pero aquí manda el FMI.

No maten al mensajero



Más maquillado que De Niro en Frankestein, ya sin ninguna esperanza de presentarlo en vivo por más auriculares que le metan, ya grabado y editado, con tono evangélico y gestualidad espástica, Macri otra vez repitió como pudo lo que dice siempre: nada.
Más promesas de campaña, más arengas de vestuario, más reparto de culpas, más metáforas malogradas, más lugares comunes, más mentiras simples, más autoelogios inauditos, y como toda novedad, un suspiro inesperado, raro, del todo inverosímil.
Como mucho lo habían criticado por la desastrosa brevedad de su discurso anterior, esta vez estiró el desastre a 25 minutos.
Para que el pueblo vea que no es el único que sufre, nos contó lo mal que la está pasando, como en los días del secuestro, imaginate…
Perdido por perdido, probó dar lástima. Con una tristeza técnicamente increíble, lloró su suerte maula de muchacho bueno: China, Brasil, ¡la lira turca!, todas las tormentas ¡y sin embargo la sequía! ¿no es para balearse en un rincón?...
Por unas retenciones que no son tales, casi de rodillas les pidió perdón a los cuatro machos del agronegocio como jamás lo hizo con los millones de laburantes, maestros, jubilados, discapacitados y desocupados que lo votaron.
Ajeno a la calle y a las encuestas como a la realidad, se justificó en los votos que aún sueña propios, vivos y muchos. Culpó al pasado, auguró el futuro, obvió el presente.  
Prometió algunas limosnas para los hambrientos, para los comedores y para los pobres que se vienen, así no joden.
Pero dejó en claro, eso sí, que lo único que importa es el FMI y sus exigencias. A él nos debemos. Todos. Juntos. Unidos. Con esperanza.  
Lamentó mucho la situación.
Sólo le faltó decir: “no maten al mensajero”.



* * *