////// Año XVIº /// Editor Anónimo: Daniel Ares /// "Prefiero ser martillo que yunque", Julio Popper ///

sábado, 24 de marzo de 2018

24-3-76: HOY UNA TRISTEZA, AYER UNA ILUSIÓN...

No todos lloraron ese día...   



HOY UNA TRISTEZA
AYER UNA ILUSIÓN

"TOTAL NORMALIDAD" 




“Lo terrible no es que me hayas mentido,
sino que no podré creerte nunca más”.
Immanuel Kant.


El 24 de marzo de 1976 el Departamento de Estado Norteamericano impulsó un golpe cívico-militar en la Argentina, estructurado por José Alfredo Martínez de Hoz en representación conjunta de la banca extranjera y la Sociedad Rural, ejecutado por las Fuerzas Armadas, justificado por los principales diarios, y bendecido por la Iglesia Católica. A continuación, mancomunados, y conforme sus planes originales, destruyeron la industria nacional, consecuentemente la clase obrera, endeudaron al país por varias décadas, y lo bañaron en sangre.
Por la memoria de aquellos hechos, aquí El Martiyo cita a dos de sus protagonistas principales: los diarios La Nazión y Clarín, sin cuya colaboración dicho desastre nacional no hubiese sido posible; y quienes aquí se expresan en fragmentos escritos, impresos y publicados por ellos mismos, que así guardan, por lo tanto, el peso ilevantable de lo dicho para siempre.

* * *


Así nos alumbraba el diario Clarín ya el 25 de marzo de 1976 -o sea, apenas al día siguiente, dijéramos: rapidito rapidito- en su hoy histórico editorial:

"Aunque resulta innecesario justificar las motivaciones de la acción militar del 24 de marzo -porque nada fue más evidente que la incapacidad del anterior gobierno para modificar el rumbo que nos conducía a todos al desastre- ha sido oportuno que el país escuchara las explicaciones de su nuevo presidente. Ellas ratificaron el hecho conocido de que las Fuerzas Armadas no han interrumpido el proceso que se venía desarrollando, sino cuando tuvieron el convencimiento de que se hallaban agotados todos los recursos susceptibles de operar la indispensable rectificación".

Y así remataba para rematarnos:

"La palabra presidencial (el discurso de Videla), sin buscar aplausos anticipados, ha fijado un rumbo apto para la solución de los problemas nacionales. Y como el mismo Presidente lo expresa, el acierto de las decisiones del gobierno será en definitiva el que suscitará la adhesión de la gran mayoría de los argentinos".

Eso es, y será siempre Clarín.

Mitre, la Noble y Videla.
Los días dorados.


La Nazión, por su parte, festejaba así:

"La crisis ha culminado. No hay sorpresa en la Nación ante la caída de un gobierno que estaba muerto mucho antes de su eliminación por vía de un cambio como el que se ha operado. En lugar de aquella sorpresa, hay una enorme expectación. Todos sabemos que se necesitan planes sólidos para facilitar la rehabilitación material y moral de una comunidad herida por demasiados fracasos y dominada por un escepticismo contaminante. Precisamente por la magnitud de la tarea por emprender, la primera condición es que se afiance en las Fuerzas Armadas la cohesión con la cual han actuado hasta aquì. Hay un país que tiene valiosas reservas de confianza, pero también hay un terrorismo que acecha".

Eso es y fue siemrpe La Nazión.

Cuando todo era brindar,
callar y acumular.


N. del E.: este post con leves modificiaciones fue publicado el año pasado para la misma fecha y también el anterior y el anterior, y posiblemente lo publiquemos el año que viene, y el otro, y el siguiente...

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domingo, 11 de marzo de 2018

ÉXITO OFICIAL: LA POLICÍA MATA A OTRO PIBE POR LA ESPALDA...




Gran triunfo de Patricia Bullrich y su jefe Macri.
Sin necesidad siquiera de escribirla, ni mucho menos consensuarla con nadie, apenas enunciada, la Doctrina Chocobar entró en plena vigencia, y cada vez más policías en todo el país se animan a matar pibes por la espalda.
Sin embargo no sólo Macri y su Bullrich merecen los laureles de este crimen.


¿Quién mató a Facundo?

Facundo Burgos, 11 años. 


En sintonía con la nueva aunque tácita pero igualmente letal Doctrina Chocobar, las fuerzas de seguridad argentinas, siguen matando pibes por la espalda.
Ahora fue el turno de Facundo Burgos, un chico de 11 (¡once!) años, en Tucumán. Iba en una moto, como acompañante. Atenta a los consejos presidenciales, la policía dio la voz de alto, y como los chicos no pararon, les tiraron y listo.
Lamentablemente para la nueva doctrina, el conductor -de 14 (¡catorce!) años-, sobrevivió, apenas recibió un tiro en una pierna, y el roce de un proyectil en la cabeza. Al otro, ya más eficientes, le acertaron en la nuca.
Patricia Bullrich y su jefe Macri deben estar chochos. Ni siquiera hizo falta escribir la nueva doctrina, debatirla, reformar la Constitución, o cagarse en todo y lanzar otro DNU, nada… Bastó felicitar a un solo matador, y la doctrina entró en plena vigencia.  
Es un escándalo que no sea un escándalo que los portales de Clarín y La Nación ni siquiera registren el hecho. Pero así es. Apenas ayer, La Nazión, más jugado, lo escatimaba bajo el título: “Murió un chico de 11 años en un tiroteo con la policía”. Y chau, total...
Con la misma lógica, esos mismos medios, en tiempos del genocidio, acuñaron la expresión “enfrentamiento armado”. Se entiende que esta vez no hayan recurrido al viejo sofisma, ya que resulta difícil explicar cómo es posible enfrentarse a alguien, y a la vez recibir un tiro en la nuca.
Pero el tiempo es maula también con las mentiras, y el paso de las horas disipa el humo que venden los grandes medios.  
Facundo Burgos, de 11 (¡once!) años, iba como acompañante en una moto con su amigo Juan de 14 años, que la conducía. Facundo fue su escudo, o Juan también estaría muerto. No estaban robando, acuchillando turistas, nada de eso. Presenciaban una picada de motos que dispersó la policía. En esa fuga les dispararon, y lo mataron.
Guiada por Clarín y La Nazión, la gente de bien que suele aprobar el asesinato de niños por la espalda, se pregunta entonces: ¿Y por qué no pararon, eh?...
Eso todavía no está claro.
Quizá porque eran menores y no tenían registro, papeles de la moto; o quizás por ese instinto de conservación que enseña a temerle a la cana, o quizá porque sí, porque la moto era robada y ambos pibes eran en realidad los capos del cartel de Sinaloa. Por lo que fuera que fue, la policía no lo sabía, no lo preguntó, no lo investigó, tiró a dar y listo, erró con uno, pero mató al otro. De un balazo en la nuca. Un cabecita menos, qué hay…
Los dos policías que dispararon, fueron inmediatamente detenidos e interrogados, e inmediatamente liberados.
Hicieron fácil. Explicaron que lo mataron “por circular en forma sospechosa”. Y listo.
Se diría que ambos criminales habrían sido beneficiados por algún tipo de “garantismo” y/o “puerta giratoria” que en este caso no molesta a nuestra gente de bien.
Y tal vez no molesta porque es el mismo garantismo que inspiró el fallido pero siempre latente 2x1, y la misma puerta giratoria que le pusieron en su chalé de Mar del Plata al genocida Miguel Echecolatz, y a tantos otros colegas suyos en la tortura y la muerte.
Por eso mismo las mismas voces que piden mano dura, ejecución sumaria, pena de muerte, “limpieza a seco”; todos esos que se indignan con Raúl Zaffaroni pero repiten como sagradas las verdades de Bebote Álvarez; ahora no dicen nada. Ni mú. No ven garantísmos ni puertas giratorias, ni asesinos libres, ni “justicia de mierda”.
Ven nada más que un negrito muerto en un charco de sangre en una calle lejana.
“Algo habrá hecho”, se dicen y chau.
Pero ellos también mataron Facundo.


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jueves, 1 de marzo de 2018

MACRI EN EL CONGRESO: NI CRISTINA, NI EL PUEBLO...

Entre promesas vencidas, augurios otra vez, y problemas de lenguaje, el presidente de turno abrió las sesiones ordinarias del Congreso.
Cristina Kirchner no fue.
El pueblo tampoco. 

LA SARASA DEL CORAZÓN

                                                                 Foto: Ruben Digilio



Entre el autoelogio y la autoayuda, la negación y el augurio, con serias dificultades sintácticas y gramaticales, Mauricio Macri inauguró el año parlamentario con un discurso corto pero vacío, porque lo malo, si breve, mejor.
Sin logros que exhibir en lo económico, en un muy mal momento para hablar de la soga de la corrupción con tantos ahorcados en casa, en pleno naufragio la paritaria docente, desbocados el dólar, la inflación y la deuda externa, enfrentado con los sindicatos mientras unifica a la oposición, y mientras un coro de estadios lo putea, el discurso presidencial, previsiblemente, se deshilachó entre promesas vencidas, realidades intangibles, lugares comunes, y deseos navideños de paz, amor y prosperidad.
Sintomáticamente, comenzó invocando uno de los grandes fracasos de su gestión: el ARA San Juan y sus 44 tripulantes perdidos hasta hoy.
Entrados ya en el quinto semestre, lejos muy lejos quedó aquel segundo de las grandes ilusiones. Sin embargo, firme en sus principios, por nada de ello Macri dejó de prometer un futuro mejor: “Lo peor ya pasó –dijo-, ahora vienen los años en que vamos a crecer y ver los frutos”. (Sí, sic).
Sin renunciar a la innovación lingüística, en otro pasaje confesó que “pienso constantemente en ser serio con el déficit fiscal”.
Preocupado por la realidad, recomendó negarla: “hay que evitar diagnósticos apocalípticos”.
En lo que confiamos ha sido una charada, habló de "crecimiento invisible".
Como quien toma sol bajo la noche cerrada, en otro momento afirmó: “Los salarios le ganaron a la inflación”.
Conciente de los “conflictos de intereses” que hoy infestan su gabinete -y que si no fuera suyo se llamarían “corrupción”-, simplemente dijo que no, que “los funcionarios no estamos acá para beneficiarnos”, y que además ellos, sus funcionarios, tenían un “alto compromiso ético”.  
Lo mismo hizo con la inflación: “está bajando”, dijo y chau.
Ajeno a todas las consecuencias de la actual destrucción nacional, se jactó de ser “parte de la generación que está cambiando el país”, para por fin cerrar con una arenga de vestuario hablando del corazón y los sentimientos concluyendo que “los argentinos unidos somos imparables”.  
Los propios aplaudieron, claro.
Los opositores afilaron sus navajas y salieron al encuentro con la prensa.
Dos ausencias notables marcaron la jornada.
Cristina Kirchner pegó el faltazo, pero el pueblo también.
Afuera, frente al Congreso y sus adyacencias, no había más que vallas y fuerzas policiales bajo el sol de un día cálido, y sin embargo helado. 

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