Sábado y domingo, días 6 y 5.
La cuenta regresiva no se detiene.
¡De Narvaez todavía habla!, pero no dice nada.
El vicepresidente evaluó con precisión el documento del Episcopado.
Inmorales Solá se estrangula en público.
Graciosos tristes, y serios que dan risa.
Consejos para un Magnetto acorralado.
Día 6
Mañana
Porque lo que olvidan siempre mencionar los medios del miedo cada vez que la mencionan, es que la SIP , es, antes que nada, una cámara empresarial, que reúne a los dueños de los medios más poderosos del continente (El Martiyo, por ejemplo, no).
Fundada en 1942 en La Habana de Batista –de arranque-, hoy tiene su sede en Miami –para redondear-, pero siempre se mostró muy de acuerdo con el Departamento de Estado norteamericano. Supo servir como agencia anticomunista en los 70, y hace poco, en el 2009, durante los sucesos que acabaron en el golpe de estado de Honduras, obviaron el asesinato de 23 periodistas. Y ahora, estos amigos y socios de Magnetto, nos mandan una comisión que nos dirá si somos libres, o no. Veremos.
Uno de los pocos muñecos parlantes que le queda al Grupo, es el millonario colombiano Francisco de Narváez, que insiste en defenderlos con su tono meloso, sus endebles argumentos, y sus obviedades de rigor.
Siempre dispuesto a darle la razón a Magnetto a cambio de un poquito más de espacio, y todavía envalentonado por una incomprensible ilusión electoral, hoy apareció temprano por Radio Mitre, advirtiéndonos preclaro que “el próximo presidente de los argentinos será el que vote la gente” (!); que el actual gobierno quiere “monopolizar el relato” (?) –y como por las dudas nadie lo contradice, tampoco nada queda claro nunca-; luego, cómo no, dijo que había resolver la inflación y la inseguridad, y así otras perogrulladas en las que nadie repara, a no ser –tememos- nosotros. Brrr…
Pero hoy que la oposición, carente de argumentos de fondo, critica siempre “las formas”, habrá que destacar que la nada que dice, De Narvaez la dice siempre con ese tono tan calmo, entre campechano, paternal, monacal... medio anormal, bah.
Tarde
Con toda claridad el vicepresidente Amado Boudou evaluó el apurado comunicado navideño del Episcopado: “no importa nada lo que diga la Iglesia ”. Eso fue ayer, hoy se supo que el 18 la presidenta recibirá a los obispos.
Con toda ilusión, esperamos que les tire con los informes del Cepal y del Banco Mundial por la cabeza, por ejemplo; y que ya que los tiene ahí les pregunte dónde estaban metidos cuando en los 90 remataban el país descartando a su gente; y que les recuerde de paso la complicidad durante el genocidio, cuando bendecían asesinos.
Y la eucaristía, que todavía le conceden a Videla.
Y que ellos son la cúpula de la Iglesia , no la Iglesia. Ni mucho menos la voz de Dios.
La verdad no importa nada lo que digan los obistpos.
Lo que importa es lo que hay que decirles a ellos.
Día 5
Mañana
Domingo. Día de analistas, columnistas, especialistas. Día de mostrar las cartas.
Joaqu-Inmorales Solá, el “nefasto” (según la inmortal definición pública que hiciera de él el inmortal Caloi, en recuerdo de la censura que aquél ejercía sobre su Clemente), ahora clama al cielo, ¡desde La Nazión ! (voz de todos los golpes, cómplice cultural del genocidio), por la libertad de expresión. Jo.
Y huyendo siempre de un presente que no le sirve –y de un pasado propio que sin embargo lo condena -, profetiza, obediente, un negro futuro, cómo no.
Pero en la búsqueda minuciosa –por no decir miserable- de las contradicciones del gobierno, se enreda en las propias, y con ellas, pobre, se estrangula.
Aburre hace rato pidiendo por una “justicia independiente”, pero sin embargo en su columna de hoy dice –cortamos y pegamos-:
“Nadie, ni el Gobierno, sabe qué sucederá en las pocas horas que restan. La decisión estará en manos de tres o cuatro jueces. Ni siquiera se conoce quiénes serán todos esos jueces”.
¿En qué quedamos, los maneja el gobierno, o “ni el gobierno sabe”?...
Nosotros hace tiempo avisamos que Inmorales no estaba bien, que había colapsado. (Ver aquí). Pero impresiona ya advertir qué poca información maneja quien alguna vez (en tiempos de la dictadura, bueno, pero eso también es “alguna vez”), tenía tanta y tan calificada, aunque callara tanta más.
Hoy en cambio sabe poco y habla mucho, salva su salario como puede, pero aferrado cada vez más a las suposiciones y los augurios, las sospechas, los rumores, sus potenciales y sus condicionales…
Nefasto, sí.
Como quien roba y sale gritando “al ladrón, al ladrón”, así el Grupo Clarín, según informa en su edición de hoy El Argentino, intentará presentarse como víctima ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Ja, sí. Pero es en serio.
La idea, parece, es presentar el caso del Grupo como análogo al de Radio Caracas Televisión con el gobierno de Hugo Chavez en 2007. Entonces la licencia otorgada por el estado vencía, y el estado decidió no renovarla. Eso supuso una serie de conjeturas políticas. Punto.
Aquí, en cambio, hay una ley, aprobada en ambas Cámaras, legitimada por la Corte Suprema , bienvenida por distintos sectores sociales, por las Naciones Unida incluso, y también, por ejemplo, por Emilio Alvarez, secretario ejecutivo, justamente, de la CIDH : "La ley (de Medios) sirve para la construcción de una mayor normalidad democrática. El tema tiene que ver con el avance en el ejercicio de la profesión de periodista y a la vez con el avance normativo para defender el derecho a comunicar”.
Como ladrones que huyen hacia la comisaría más cercana, bah.
Día de analistas, columnistas, especialistas, pero también de habladores.
Ese esforzado cómico sin gracia que es el hijo de Tato, Alejandro Borenzstein, también se prendió al 7D.
Si no fuera ilegible, comentaríamos su columna, cómo no. (Aunque hace rato ya tuvo su propio un espacio en nuestros Brulotes Brutales,(ver aquí).
Tarde
Clarín insiste en que el 7D no pasará nada, que será un día como cualquier otro, que todo seguirá igual, que el sol brillará como siempre, etc.
Si hubieran hecho lo mismo con el mentado 21/12/12 de los Mayas, ya estaríamos todos en pánico.
Noche
Entre tristes graciosos y solmenes columnistas que dan risa, Clarín, el Grupo (lo que es supone y oculta), parece no entender, ya, que cansó.
Simplemente: hartó.
A un pueblo entero.
En parte por perjudicarlo desde hace tanto, en parte por subestimarlo siempre.
Ya ni entre los más rabiosos opositores al gobierno, y ellos lo saben, encuentran muchos defensores del Grupo. Ni muchos, ni buenos.
La ley que no quieren cumplir, también eso olvidan, fue aprobada por un Congreso en cuyas dos cámaras el oficialismo no tenía mayoría, vale decir: desconocen a los unos, y a los otros, se ponen por encima de todos, y eso cansa. Cansó.
Mantienen el país expectante, su agenda atorada, su justicia cuestionada, su mal humor esparcido por todo el territorio nacional, y todo y tanto apenas en defensa de intereses económicos propios, exclusivos. Privados. Se trata de una empresa contra toda una nación. Pesan demasiado. Agotan.
Agotaron.
Clarín debe entregarse, y chau.
Todo ha terminado, ¿qué no lo entienden? Expresan un país, un tiempo, que se acabó que estalló en pedazos en el 2001. Sencillamente.
Prolongar la agonía es agonizar por más tiempo, ninguna otra cosa.
Sus dueños, los responsables de los delitos cometidos por el Grupo en todos estos años –no más de veinte, treinta tipos-, también deben entregarse, y listo.
Pagar por lo que hicieron, y liberar a los trabajadores del diario, y a la propia marca, del peso insostenible de sus crímenes personales, con los cuales agotaron, no sólo a un pueblo, sino también sus propias historias.
Basta, Magnetto: ríndete, y tendrás un juicio justo.
(continuará)
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