////// Año XVIº /// Editor Anónimo: Daniel Ares /// "Prefiero ser martillo que yunque", Julio Popper ///

jueves, 13 de diciembre de 2012

JUECES JUZGADOS: EL PRECIO DE SER CLARÍN.



Una cámara que desconoce a la Corte y un Poder Judicial que desconoce a los otros dos. El 7D como a pedido de Magnetto, y luego el fallo de Tucumán que subleva a todo el país desde Cristina a Macri. La familia judicial rota en dos, y la decisión presidencial de "democratizar la justicia".
¿Los jueces por fin al banquillo al cabo de dos siglos de impunidad vitalicia, divinidad impositiva, y cofradías herméticas?
Ahora ellos también saben el precio de haber sido Clarín.


EL DÍA DEL JUICIO
 DE TODOS LOS  JUECES



Humildes pero seguros, en distintos posts durante los últimos días, le advertimos a la “familia judicial” entera, que antes o después, ellos también serían juzgados. Y fue antes.
Exentos de impuestos, eximidos de la aprobación popular, ¡vitalicios!, sus señorías todas se creían muy por encima de las contingencias políticas, humanas y sociales de la hora, y no. No. 
La extensión de la cautelar el 7D a favor de Clarín y en contra de la Corte, del Congreso y del Ejecutivo, fue anticipada por un extraño comunicado de algunas asociaciones y organizaciones o mutuales de indignados magistrados -que sin embargo prefirieron esconder sus nombres -, y apenas el lunes, otro en contra, firmado éste por más de 200 jueces, fiscales, defensores y otras personalidades del derecho, que veían presiones, sí, pero no del poder politico sino de las corporaciones.
El domingo en la plaza de la fiesta la presidenta advirtió que la Justicia iba por mal camino, y en eso esstábamo cuando llegó el fallo por el caso Marita Verón.
“Hay que democratizar la justicia”, gritó la presidenta, a coro con nosotros.
Basta de majestades semidivinas cuyas tentaciones terrenales nos llevan al desastre a todos.
Por primera vez en la historia argentina los jueces, no los políticos, no los ciudadanos, no los militares, no los policías ni sus ladrones, no ¡los jueces! en el banquillo. Era hora, decimos nosotros, pero ellos no, claro.
Lejos de eso, se miran de repende desconcertados, en campo ajeno, buscados por el pueblo, ya no por sus pares, por sus propios compañeros, no, ahora son las turbas y sus piedras, los políticos todos, todos, incluso Macri, como quien dice cualquiera…
¿Y ahora?...
Ahora el debate fue instalado.
El 7D, el fallo de Tucumán, fueron dos gotas gordas en un vaso hace mucho colmado. Ahora la inmaculada corte de todos los jueces, amanece bañada en mierda.
Tan luego el domingo, celebrando la prórroga de la cautelar –o el alzamiento de esa Cámara-, Inmorales Solá hablaba en su columna de La Nazión -agradecido por el fallo-  de “una justicia restaurada”.
Nosotros les avisamos: lo que toca Clarín… que le pregunten a la Carrió, a Cobitos, a Duhalde, a la oposición entera…
La bravuconada de esos dos abogados de la Cámara Civil que contra la propia Suprema Corte extendió la cautelar tan luego el 7D, a pedido de Clarín, con pleitesía y sin disimulos, colocó la bomba. Todos miramos de reojo. El caso Marita Verón la detonó.
Venían muy cebados desde siempre, siguieron de largo, un día tenía que pasar, y pasó.
La polémica fue abierta, la presidenta se comprometió con el objetivo, "democratizar la justicia", y como tantas otras luchas que ya dio aún en contextos más adversos que el de hoy (la ley de medios, el matrimonio igualitario, etc), es posible que ésta también la gane. La oposición parece interesada, así como le interesó en su momento, aleluya, la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. El pueblo, el ciudadano, hace rato que no confía en los jueces, en su lentitud incorregible, en sus violadores sueltos, en sus viajes a Miami con la guita de Magnetto… el día del juicio, también les ha llegado.
De pronto sus majestades incontestables, todas, la Justicia, la familia judicial, pasa del estrado al banquillo, y será indagada, investigada… democratizada, bah.
Nosotros se lo avisamos: no debieron abrazar a Clarín.
Es un cactus.

* * *

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Como tantos medios públicos, EL Martiyo no deja de ser privado, y por lo tanto se reserva el derecho de pubicar o no los comentarios recibidos.