Con las bendiciones del presidente eyecto Fernando De La Rua , y del no menos abyecto Domingo Cavallo, y una
vez más cosida de apuro con los restos partidarios de los oportunistas de
siempre; la Nueva
Alianza marca el regreso de un sueño eterno: vencer al
peronismo.
Después
que Dios te ayude.
EL CARTERO LLAMA DOS VECES
Lo llaman El Bobo, pero su gobierno mató 39 personas en dos días. |
Rendidos
ante la cruda verdad, sin nada nuevo que ofrecer, volvieron a juntarse.
Casi
los mismos nombres –la
Bullrich , Carrió, Lopérfido, Cavallo-, y exactamente los
mismos intereses –la Rural ,
Clarín, la banca financiera internacional, la Embajada-. All
together now. La monstruosa alianza que dinamitó el país en 2001, está de
regreso. Cuidado: no es un chiste por mucho que lo parezca.
Hoy
como ayer, cosida de apuro con los restos partidarios de los oportunistas de
siempre, el frankestein electoral que sembrara el horror con su helicóptero, su
Cavallo y sus 39 muertos; allí se levanta de su sepulcro, y vuelve a andar. Brrrr…
Como si
fuera una novedad, ahora portan la cara de Mauricio Macri, quien allí esplende como Nerón en Roma, alumbrado por las mismas
llamas que incendian la UCR.
Los infaltables radicales de todo fracaso, celebraron el
acuerdo como quien cierra con un gran error cien años de grandes errores. Y
entre ambos, la Carrió ,
jefa ideológica del uno por ciento del electorado, bomba de tiempo de cualquier
rejunte.
El
presidente eyecto Fernando de la
Rua , ya les dio su bendición. Y el no menos abyecto Domingo Cavallo, también. Su
alegría desbordó los muchos esfuerzos que hicieron sus socios por ocultarlo. Ellos
los de entonces, siguen siendo los mismos. Están de regreso.
Hoy
como ayer, no los convoca una ideología, ni el programa de gobierno del que
todavía carecen, ni mucho menos reparan en doctrinas que tampoco tienen u
olvidaron, nada de eso: no los une el amor, sino el espanto. Odian al
peronismo, y eso es todo.
Y no
temen ganar. Están preparados para la peregrina posibilidad. No tendrán
proyectos, planes, ideas ni programas, pero tampoco los precisan. Bastará con atravesar los cuatro años de su gobierno echándole
la culpa al gobierno anterior. Es fácil, los grandes medios acompañarán, y está
la historia para respaldarlos.
Entre
1955 y 1973, hicieron lo mismo. Durante casi dos décadas decadentes, la
impericia general era explicada así: Perón, el peronismo, los peronistas,
habían arruinado a tal punto el país, que ya mejor tratarlo como a un muerto.
Se obviaba el futuro, se lloraba el presente por culpa del pasado. Todo era
ayer atroz, irremediable. Tango sin fin.
Ahora
harían lo mismo. Ya lo avisan. Que el país queda en una situación muy
complicada, y bla blá. Es todo lo que tienen: bla blá. Lo que tuvieron siempre,
por eso al cabo de aquellas dos decadentes décadas, lo fueron a buscar, viejo y
cansado, a Madrid.
Si el
país no fuera un barco en el que viajamos todos, hasta sería divertido verlos
ganar. Repetir paso a paso la entrega y el desvarío, mirar cómo se les escapan
los índices de desempleo, escucharlos explicar lo inexplicable, ver cómo uno por
uno clausuran todos los planes de ayuda social, así como entonces les bajaban
el sueldo a los jubilados para pagarles a los grandes bancos extranjeros… y
tragar pochoclo mirando cómo se deshacen día a día, cómo les renuncian los
vicepresidentes y se les quiebran los ministros; cómo les tiran con la montada a
las Madres de Plaza de Mayo, cómo los bancos se quedan con la guita de la
gente, cómo ejecutan 39 personas en dos días, y cómo se los lleva, por fin, un
helicóptero. Sí, serían cómicos si no fueran tan peligrosos…
Pero
son ese monstruo hecho con restos de muertos que en vida también fueron terribles.
Son el regreso de aquel frankestein electoral que casi nos borra del mapa. Ningún
chiste. Cuidado.
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