A
mediados de 2008 los sospechosos de siempre (la Sociedad Rural, los grandes
medios, los sectores más reaccionarios de la Iglesia y las Fuerzas Armadas, la
derecha de siempre, y desde luego la Embajada Norteamericana), una vez más
intentaron un golpe de estado en la Argentina. La noticia no era esa: la
noticia era que por primera vez las masas sin jardines ni macetas, salían en
defensa de lo que creían “el campo”.
Semejante confusión tenía un culpable: los grandes medios, el grupo Papel prensa, lo que nos gusta resumir como: Clarín, lo que es, supone y oculta. Decididos a enfrentarlos, hicimos de nuestra herramienta un arma.
Semejante confusión tenía un culpable: los grandes medios, el grupo Papel prensa, lo que nos gusta resumir como: Clarín, lo que es, supone y oculta. Decididos a enfrentarlos, hicimos de nuestra herramienta un arma.
Nacía El Martiyo.
Las Jornadas
de Octubre
El 4 de
octubre del año 2008 El Martiyo irrumpía en el universo virtual.
Entonces
se llamaba El Martillo y aparecía en la comunidad de Clarín.blogs, dispuesto a
ser la quinta columna que los mordiera por dentro. Aquella convivencia se fue
tensando a tal punto, que dos años después, el día que murió Néstor Kirchner,
decidimos clonarnos en la comunidad Blogger ya bajo el nombre de El Martiyo. Apenas el 11 de noviembre, quince días más tarde, Clarín nos censuraba y nos clausuraba condecorándonos
a la vez con la frase que hoy nos encabeza como una medalla: BLOG DISTINGUIDO
POR EL GRUPO CLARÍN CON LA EXPULSIÓN Y PROHIBICIÓN ABSOLUTA EN SU COMUNIDAD,
JAJÁ.
Nos
gusta pensar que El Martiyo nació en octubre, como el peronismo, el 4 El
Martillo, el 27 El Martiyo. Así que tomamos el año del primero y la fecha del
segundo, para conmemorar hoy su primera década de periodismo de verdad
independiente, libre, sin anunciantes ni patrones, sin intermediarios
mercantiles entre mis ansias y mis lectores. Como si fuera posible la
felicidad.
Por
aquellos mismos días de 2008 nacía también el programa de la Televisión Pública
678. Vale mencionarlo porque en el fondo teníamos el mismo origen, las mismas
necesidades, el mismo objetivo: denunciar, o más bien revelar la dinámica de
la manufacturación de la realidad del periodismo hegemónico. Eso que nos
jactamos de haber bautizado: el
periodismo industrial.
Eran
los días cuando la misma argentina que más tarde alucinaría en Macri al
arcángel Gabriel, entonces le colgaba las patillas de San Martín al
insustancial Cleto Clobos, hoy extinto político.
Pero la
sorpresa no estaba, desde luego, en la traición de un radical asustadizo, ni
mucho menos en la sempiterna codicia de la viejísima Sociedad Rural, ni en los cuatro
machos del agraonegocio y su rancia oligarquía terrateniente, ni en la
voracidad sanguinaria del Grupo Papel Prensa. La sorpresa, la única y grande,
fueron aquellas multitudes sin macetas ni jardines que de pronto salieron a
defender “al campo”.
Por
primera vez desde no recordaban cuándo un gobierno nacional y popular los
protegía y enfrentaba a los poderes concentrados en beneficio de las grandes
mayorías, y sin embargo… Algo andaba mal, muy mal, y para mí, y no sólo para
mí, el nudo del problema era Clarín, lo
que es, supone y oculta.
Entonces
por algunas semanas Magnetto & Co. alcanzaron el dominio de la situación
nacional. Promovieron y celebraron el corte de rutas, el desabastecimiento, la
confusión y la injuria, encubrieron el lock-out patronal como alguna vez el
genocidio, y al fin, por un voto, lograron quebrar la voluntad del Gobierno.
A punto
estuvieron de disponer su caída.
Fue una
demostración de poder inédita, que bien supieron ocultar detrás de los títeres
de la hora: el desdentado De Angelis, el bárbaro Hugo Biolcatti, la infaltable
Carrió, Cobitos… Días de gloria cuando Magnetto todavía conseguía esconderse
detrás de cualquier arbusto. Pero la victoria era suya, y lo sabia. Nunca había
llegado tan alto, tan hondo. Era el mediodía de Clarín. Comenzaba su lento
declinar hacia el ocaso.
Kirchner
le preguntaba entonces si estaba “nerviosho”.
Se
acuñaba y multiplicaba el eslogan Clarín
Miente.
Nacía
678.
Nacían
El Martiyo y tantos otros blogs y portales dispuestos a la tarea urgente de
incendiar la caverna de Platón, de revelar el lado oscuro de la industria
periodística argentina. De enfrentar al ventrílocuo y no perder más tiempo con muñecos.
De eso
se trata El Martiyo, un blog argentino, hecho por un argentino, escrito en
argentino, y dirigido a todos los argentinos de cualquier nacionalidad que
fueran.
Urgidos
por la urgencia, nunca nos planteamos un periodismo informativo o de
investigación, eso lo dejamos para El Martiyo Plus. Aquí preferimos
encuadrarnos en lo que nos gusta llamar periodismo de barricada, asentado en
una serie de sobreentendidos, siempre cuidando la información consignada, pero sin
pretensiones de objetividad porque elegimos la honestidad, y, pese a ser un
blog unipersonal, ya de movida adoptamos la primera persona del plural para no
abjurar de las responsabilidades que a todos nos caben por este mundo que
supimos conseguir. Y por el cual instauramos la sección Mundo Mundial.
Porque como
somos argentinos, ningún tema nos es ajeno. La política, el fútbol, el amor, la
guerra, el arte, la música, el cine, las chicas, y sobre todo la Argentina, por
eso nuestra sección más copiosa es La Patria Escrita.
Para
que no falte el humor surgieron las secciones Anékdotas (“chiste” en griego
moderno), Destellos Apócrifos, Aforismos, Los chistes de Perón y Los chistes de Borges, en
una especie de contrapunto ideal entre esa Argentina posible, aunque imposible.
Nos
permitimos la profecía en nuestra sección Europa en Guerra, donde advertíamos
entonces lo que vemos hoy.
Pero en
el fragor de la batalla, no olvidamos la canción. Nuestro objetivo siempre fue Clarín, lo que es, supone y oculta. Su
historia (Papel Prensa, el genocidio encubierto, las AFJP, la fuga de divisas, le
pesificación a costa de todos nosotros), su prepotencia monopólica, sus
inciertos propietarios (Goldman Suchs, Barton Group), los delitos de lesa humanidad de sus distinguidos
directores: Bartolomé Mitre, Héctor Magnetto, Ernestina Herrera de Noble, la
historia de sus hijos sin resolverse todavía… Golpeamos donde más les dolía y
desde su propia comunidad… Entonces desplegamos
nuestras secciones Medios Medios, La guerra con DOS medios, y El Martiyo contra Clarín, crónicas de algunas batallas muy puntuales; y desde luego, La Patria
Escrita.
Para dar testimonio directo de algunos procedimientos habituales y repugnantes del periodismo industrial, nos inmolamos en nuestra sección Memorias de un mercenario (breves relatos de mis días de plomo).
Para dar testimonio directo de algunos procedimientos habituales y repugnantes del periodismo industrial, nos inmolamos en nuestra sección Memorias de un mercenario (breves relatos de mis días de plomo).
Colorín
colorado, la mañana del 11 de noviembre de 2010 Clarín nos clausuraba El
Martillo: this blog has been archived or
suspended, decía el cartelito en inglés, los muy cipayos…
Conocedores del Grupo -por dentro y por fuera-, quince
días antes, precavidos, inaugurábamos El Martiyo con un posteo casi en crudo,
urgente, sin arabescos ni copetes ni fotos y rápidamente titulado MURIÓ NÉSTOR KIRCHNER.
Abajo Blogger consigna la fecha y la hora de su publicación: 27 de octubre, 15.40. Hora de afinar la resistencia.
Mucha
web corrió desde entonces, desde aquél octubre de El Martillo y ese otro de El
Martiyo. Diez años, mucha web…
En
cuanto a nuestra guerra con el Grupo… A la luz de la actualidad podría pensarse
en una inmensa derrota: Magnetto maneja la Corte Suprema y el Poder Ejecutivo,
y el Grupo se convirtió en la empresa más grande del país, y el mayor conglomerado periodístico de la región, sí… Pero la victoria
es nuestra: el diario, la marca, su prestigio periodístico, ya no existe.
Pagaron
su codicia con los restos de su credibilidad. Ya nadie, ni los
propios lo citan sin disculparse antes; vende menos que en 1963 cuando el país
tenía 15 millones de habitantes, su edición digital sigue sin dar ganancias, Lanata
pierde con Mirko, el eslogan de TN “periodismo independiente” se ha vuelto un
chiste en sí mismo, y no hay político que al menos en público no luche por despegarse
del nombre de Héctor Magnetto. Crecieron mucho, sí… pero hoy son sólo negocios,
periodismo cero.
Periodismo
es El Martiyo.
Periodismo
libre, independiente de verdad.
Diez
años.
LTA, Clarín.
LTA, Clarín.
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