Es hora de cumplir, o caer.
“Ojalá vivas tiempos interesantes”.
Maldición China.
Visiblemente desfigurado –por el botox, la fatiga, el fracaso,
(o las pesadillas que ya le anticipa el porvenir)- Mauricio Macri insiste con
sus apariciones públicas que más y más desgastan su desgastada imagen, para
decir, encima, nada. Ajeno a la realidad, le habla a su plaza siempre vacía, a
sus multitudes invisibles que entonces aplauden su crecimiento invisible. Son dimensiones paralelas que nunca se tocan.
Del otro lado de la grieta Cristina reaparece una vez más y una
vez más convoca multitudes, desbordó el estadio de Ferro, y una vez más su
discurso, lúcido, sustancial, se multiplica por las redes perforando por todas
partes el silencio de los grandes medios.
Viejo Gepetto fabricante de pinochos en serie, Magnetto sabe
que su muñeco no da más, que se le muere, que se fundió, se rompió, a lo mejor
por el uso y el abuso. Lleva tres años de golpearlo contra todo. Lo hizo abolir
de un plumazo la Ley de Medios Audiovisuales votada por ambas cámaras y
refrendada por la Corte Suprema; lo hizo pulverizar de un zapatazo el Afsca,
infestar la justicia entre operadores y carpetazos; regar con sus gerentes el
ANSES, el INCAA, convertir en superministro de economía a uno de sus
columnistas más opacos; firmar la fusión final con Telecom, e incontables e
incesantes negocios, y como frutilla de la torta, coronar la Corte Suprema con
uno de sus propios abogados… Tanta entrega directa, abierta, impúdica, le
hubiese costado la imagen a cualquier político de verdad. Macri ni siquiera
es un político mediocre.
Las encuestas que semana a semana hasta el propio Magnetto
le escupe en la cara, le recuerdan sobre todo dos cosas: que apenas el mismo Magnetto
lo sostiene en su cargo, y que un último servicio está pendiente y se vuelve
urgente: Cristina presa. El tiempo se acaba, y la fe también.
Lanata pierde con Mirko, Mirtha con Andy, el diario se
extingue, el portal no consigue auto sustentarse, las mentiras y las
desmentidas constantes de los últimos años (las cuentas en el exterior de Nilda
Garré y Máximo Kirchner; la valija llena de guita con que huía Boudou hacia
Carmelo; el tremendo sueldo de Kicillof en YPF; los hermanos Lanatta y la fábula
de La Morsa, Pérez Corradi, los bolsos de Milagro Sala, el pueblo donde todos
eran iguales a Santiago Maldonado, y mil otras fantasías), en síntesis: el confeso
“periodismo de guerra” arrasó con los vestigios de su ya escasa credibilidad, y
ahora el círculo cuadrado de sus creyentes se estrecha sin solución. Pronto ya
nadie podrá creerles y será cada vez más difícil encerrar a Cristina sin
pruebas.
Destruida por completo la economía nacional, sin rumbo y sin
otra idea más que endeudarse hasta el estallido, la única estrategia electoral
–trillada, cansadora, acaso inocua, pero única- será la herencia recibida, la
corrupción ka, las bóvedas nunca halladas, etc, etc, etc.
Pero es el último servicio, y Macri ha de cumplirlo o él
también podría sufrir represalias. Lo de Cristina no es apenas venganza, es
sobre todo un mensaje aleccionador para toda la clase política viva y por
venir.
Macri deberá jugar allí la poca suerte que le quede. Será
una lucha dura: las negras también mueven, y casos como dólar futuro, la
Rosadita, los bolsos de López, las fotocopias de los cuadernos nunca aparecidos
–y ahora también silenciados-, y la primera gran concentración kirchnerista
después del triunfo de Cambiemos, convocada nada menos que por su servicial
Claudio Bonadío el 13 de abirl de 2016 desbordando Comodoro Py y sus
inmediaciones; son cosas que deberían recordarle a Macri aquella triste
parábola del tiro por la culata que tanto ha sufrido su desastrosa administración.
Porque ahora los escenarios de la campaña presidencial para
2019 serán los tribunales orales por los que desfilará Cristina (fuera ella o
no la candidata); y desde luego TN pondrá a su servicio todas sus cámaras y así
ella recuperará inesperadamente la cadena nacional que el propio TN tanto le
retaceara.
La vida tiene esas cosas.
Entonces ella, así, expondrá sus razones para todo el país
todo el día, sus números, sus recuerdos, sus argumentos, sus datos y sus
cifras. Volveremos a oír que es tan luego el oficialismo el que se niega a
auditar toda la obra pública de su gobierno. Que en ese rubro Lázaro Baez ocupa
el puesto número 36 entre los beneficiarios de su gobierno, y Calcaterra el 3.
Que si nunca más volvimos a ver los videos de la Rosadita, es porque allí tenía
su dirección una de las empresas del Grupo Macri. Que si nunca pudimos saber de
dónde habían salido los dólares de los bolsos de José López, fue porque ya
supimos que habían pasado en 2011 por el Banco Finansur, propiedad de Jorge
Sanchez Córdova, entonces tesorero de Boca Juniors... Muchas cosas oiremos,
recordaremos y/o sabremos. Todos. El público de Magnetto, y muchos indecisos
también.
Macri debería recordar la maldición china.
Porque serán tiempos interesantes.
Pasaron cosas |
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