Días
duros para los empleados de Magnetto cuya misión ahora es salvar al fiscal
Extornelli del fuego que lo envuelve y lo incendia con todos sus “cuadernos”
encima.
Un empresario lo denunció ante la Justicia por extorsión, y el viernes
Horacio Verbitsky hizo pública la investigación con un inventario de chats,
audios, videos, fotos, facsímiles, y otras pruebas incontestables.
Días duros
para los empleados de Magnetto.
EL
SILENCIO DE LOS INDECENTES
M. Dalessio y el fiscal Extornelli. El otro es Sáenz, intendente de Salta. Explicala como quieras. |
Como
quien vende un jabón que mancha la ropa, los empleados de Magnetto se vieron
obligados ahora a explicar la inocencia del fiscal federal Carlos Stornelli, denunciado
en la justicia por el empresario Pedro Etchebets como integrante de un esquema
de extorsión en complicidad con el doctor Marcelo D`Alessio –héroe televisivo
de la lucha contra el crimen-, y a la sazón sobrino de Carlos D´Alessio,
escribano general de la Presidencia de la Nación. Los empleados de Magnetto
llevan días sudando como literales testigos falsos. Hay que vender ese pescado podrido…
El escándalo
estalló a la hora 0 del viernes, cuando lo publicó Horacio Verbitsky en El
Cohete a la Luna.
Abriendo
el paraguas como quien teme una garúa cuando se viene un tsunami, la noche del jueves
Elisa Carrió advertía por twiter la inminencia de una maniobra de La Campora
para desprestigiar al fiscal Stornelli. Luego vino el tsunami.
Porque la
nota de Verbitsky no es una nota, es antes un inventario de pruebas incontestables:
datos, fechas, horas, lugares, cifras, información sostenida por chats, fotos, audios,
videos, facsímiles... La Carrió se calló.
Con los
reflejos de un mueble, los empleados de Magnetto tardaron casi 20 horas en
reaccionar. Y cuando lo hicieron, una vez más, no sorprendieron a nadie.
Acusaron
a Verbitsky y al juez Ramos Padilla de ka. Le dieron a Stornelli espacio en sus
medios para tartamudear una defensa por la mañana, y otra distinta por la noche,
y eso fue todo. Nada. Nada de los chats, de los audios, de los videos, de las
pruebas, nada.
Muñeco
estrella del gran ventrílocuo Magnetto, hoy Joaqu-Inmorales Solá desde La Nazión
redondea la idea y marca la línea para sus repetidores semanales. Al cabo de largos,
farragosos e improbables párrafos donde nos cuenta el alto compromiso del
impoluto Stornelli en su lucha por la justicia y contra la corrupción, por fin
concluye en que todo se reduce a que “algunos presos kirchneristas son
responsables de una campaña mediática contra el fiscal Stornelli”. Listo. Ni
una palabra de la denuncia, de Etchebest, de la causa iniciada, de las pruebas.
Nada.
Allí
los dos extremos de un periodismo que agoniza entre delirios y epifanías.
De un
lado Verbitsky demostrando hechos con pruebas concretas, y del otro Inmorales
Solá, imaginando conspiraciones sin información ninguna.
De un
lado el Cohete a la Luna, El Destape, El Martiyo y tantos otros portales y
blogs autogestionados rescatando la esencia del oficio a partir de la
independencia de opinión y la veracidad de las informaciones; y del otro lado
la fábrica de realidades del periodismo industrial, infestada por la defensa de
los intereses empresariales del Grupo y sus asociados, la acumulación de poder
político, la aniquilación de los adversarios, y por sobre todas las cosas, el
lucro económico.
Muchos
de los empleados de Clarín que llevan ya más de 48 horas cuestionando el
profesionalismo de Verbitsky, son los
mismos que aplaudieron al operador judicial Daniel Santoro cuando la
propia FOPEA –propia de Clarín- lo premió por sus investigaciones apenas
confirmado por la Comisión de Valores de Estados Unidos que aquello de las
cuentas en el exterior de Máximo Kicrhner y Nilda Garré, era todo mentira. Pura
mentira.
Son los
mismos que se colgaron la escarapela de "TN Puede Desaparecer" cuando la Corte
Suprema debía juzgar la constitucionalidad de la Ley de Medios, y que sin
embargo después se dedicaron a perseguir a los trabajadores de TELAM, y hoy se
callan bien la boca ante el franco ataque a los de C5N.
Son los
mismos que se enojan cuando les preguntás si trabajan en Clarín o son
periodistas, porque en el fragor de la batalla olvidaron la canción y ya no pueden
distinguir entre periodismo y propaganda.
Son los
hijos de Lanata, implacable denunciador del “monopolio Clarín”, héroe del ayer,
toro salvaje de las pampas reducido ahora a una atracción de circo, inflado por
sus propios vicios, perdiendo contra Mirko, rabioso, triste, solitario y final.
Entonces
disparan contra Verbitsky.
No
pueden soportarlo, claro.
* * *
Salute Daniel, una de las mejores plumas del país, por ironía y profundidad. Un honor haber sido compañero tuyo en la escuela superior de periodismo y una alegría reencontrarte. Un abrazo enorme!
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