////// Año XVIº /// Editor Anónimo: Daniel Ares /// "Prefiero ser martillo que yunque", Julio Popper ///

martes, 8 de octubre de 2019

PATRAÑAS AMARILLAS: LA GUERRA CONTRA EL NARCO...




Desastradas en mentiras simples todas sus grandes promesas, el mejor equipo de los últimos 50 años nunca más dijo nada de la revolución de la alegría, los brotes verdes, la lluvia de inversiones, o la pobreza cero devenida en emergencia alimentaria. 
Pero con la cara que le queda se retira repitiendo que enfrentó al narcotráfico.

EL ÚLTIMO GLOBO

 Villa 31, pibe cartornero. 
(¿Acaso jefe del  Cartel de Jalisco?)



La pretensión de acabar con el narcotráfico reventando villas, equivale a creer que se puede controlar el dengue con espirales.
Esta estupidez obvia, sin embargo, fue la base fundamental de la estrategia desplegada por Cambiemos en su promocionada guerra contra el narco. Una estrategia estúpida, sí… pero mucho más estúpido es que la promocionen.
Mejor, peor: es la última mentira que mantiene el gobierno en su retirada. Nunca más habló de revolución de la alegría, brotes verdes o lluvia de inversiones ni de luces al final de ningún túnel, incluso llegó a negar que había hablado alguna vez de pobreza cero… pero se derrumban repitiendo que enfrentaron al narcotráfico. Qué risa.
Según sus propias cifras, en los tres primeros años de gobierno amarillo, se realizaron “casi 60.000 procedimientos contra el narcotráfico, se duplicó la cantidad de detenidos  alcanzando a 57.000 desde el comienzo del gobierno de Cambiemos”. Más y mejor: “También se incautaron 440.000 kilos de marihuana y en 2018 se alcanzó el récord histórico con 185.000 kilos, 26% por encima de lo que se había incautado en 2015. Algo similar pasó con las incautaciones de cocaína, las cuales fueron récord histórico en 2017, triplicando los niveles de 2015, y en 2018 volvieron a ser elevadas, duplicando el numero de 2015. En tres años se incautaron 26.000 kilos de cocaína”.
Bravo, sí. 
Pero si en algo están de acuerdo todas las fuerzas de seguridad y las agencias de inteligencia dedicadas al tema en todo el mundo, es que sólo se incauta, a lo sumo, el 10% del total que circula. Lo cual permite esta regla de oro: cuanto mayor incautación, mayor tráfico.
Para rubricar el desastre está la propia Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas (Sedronar), según la cual entre 2010 y 2017 el consumo de marihuana, cocaína y drogas sintéticas, arrojó “una tasa de incremento de alrededor del 100%”.
El alegre festival de cifras oficiales tampoco aclara que 4 de cada 10 detenidos por infracción a la Ley 23.737, son por tenencia para consumo o tenencia simple, es decir, ciudadanos con derecho a su privacidad, como usted o nosotros, estimado lector, o en términos técnicos: perejiles.
Las estadísticas de la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar) indican que en 2018 hubo en todo el país 22.321 causas iniciadas por infracción a la Ley 23.737 en el fuero federal. El 37% de ellas también fueron por tenencia para consumo personal, y otro 7% por tenencia simple.
En CABA la Policía y la Justicia tienen competencia en causas por narcomenudeo a partir del 1° de enero de este año. Desde entonces y hasta el 31 de julio ingresaron a las Fiscalías de la Ciudad 13.153 causas por drogas. De ese total, el 68% fueron por consumo personal, el 7% por tenencia simple, y sólo el 22% por comercialización. O sea, un 75% de perejiles.
Desde luego nada de esto acabará con el inmenso negocio mundial del narcotráfico, pero así el gobierno rellena sus estadísticas para impresionar a la masa menguante de incautos que todavía le queda.
Inútil además de absurda, esa avanzada contra el usuario fue también costosa. Según la RESET -una ONG compuesta por abogados, psicólogos, trabajadores sociales, sociólogos, politólogos, licenciados en comunicación y estudiantes-, en sus primeros tres años de fracaso Patricia Bullrich y sus pistoleros gastaron 122 millones de dólares para encausar perejiles. 
Botón de muestra, tan sólo en la fiscalía que dirige Federico Delgado, en 15 días de agosto de 2018 -último mes analizado- el 73% del total de causas iniciadas por infracción a la ley 23.737 fueron por tenencia de drogas para consumo personal. El costo promedio de cada causa, asciende 2.600 dólares.
Pero el gobierno se jacta. Enajenado por la derrota, promociona su naufragio, lo difunde. En su triste marcha solitaria y final por las calles vacías de la patria, entre arengas de vestuario y promesas vencidas, Mauricio Macri todavía agita el tema como una banderita. Las encuestas con que se mintieron hasta el 11 de agosto, ahora dicen que les dicen que Patricia Bullrich tiene buena imagen porque revienta villas. O sea, porque se enfrenta al narcotráfico. La ex-hada, ex-promesa y ex-sonriente María Eugenia Vidal asoma cada vez menos pero siempre que lo hace es para recordarnos su valiente lucha contra el narco en toda la Provincia, donde también dice que incautaron más (porque se trafica más, no dice). Pero más valiente y aguerrido aún es su ministro de seguridad Cristian Ritondo, que no para de "voltear" bunkers por todo el conurbano a punta de pistola... ya volteó como cuatrocientos, dice…
Desde luego toda esta patraña no sería posible sin la valiosa colaboración de los medios de siempre, donde nunca falta un rolando graña dispuesto a meterse en una villa, onda cámara oculta, la voz bajita denotando peligro, el dedo fácil y la sospecha gratis entre potenciales irresponsables o conjeturas desopilantes, “ese seria uno de los capos”, “aquél sería un soldadito”, “la campera azul sería el uniforme de los soldaditos”… 
En 2012 el prestigioso banco HSBC fue condenado en los Estados Unidos por lavar dinero del narcotráfico, y sentenciado al pago de una multa de 1.900 millones de dólares. Cambio chico para un banco de su porte, sí, pero a cambio no lo clausuraron ni lo cerraron ni le quitaron su licencia. Nada de eso. Bastó con un breve pero sentido pésame de su director Stuart Gulliver: “Asumimos la responsabilidad de nuestros errores pasados. Sin embargo HSBC es hoy una organización fundamentalmente diferente a la que cometió esos errores”. Y chau, a seguir lavando…
Después de todo el HSBC no es el único en el ramo. Por los mismos delitos fueron condenados en distintos países bancos como el Standard Chartered, Wells Fargo, Bank of America, Citibank, American Express Bank, Western Union, y siguen las grandes firmas.
Sobra decir que ninguno de sus directivos, ejecutivos y/o responsables, vive en una villa. Ni uno solo, qué va. Prefieren barrios mejores, con agua potable, cloacas, en fin… barrios privados con seguridad privada, cosas así… barrios donde la Gendarmería no te patea la puerta, ni periodistas de cuarta se adentran con el viejo truco de la camarita escondida y la voz en un susurro para darle más tensión a las imágenes mientras señalan a cualquiera acusándolo de cualquier cosa total ninguno importa nada… barrios donde los punteros no se plantan en las esquinas ni se dedican al menudeo, al contrario, son gente fina, dirigen grandes bancos, colaboran con el hogar policial, y tienen un vecino juez al que el año pasado le otorgaron un crédito blando.
Y no usan espirales. 


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