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sábado, 16 de abril de 2016

MACRI PRESIDENTE: LA DIMENSIÓN DESCONOCIDA…



La inflación y más aumentos, los tarifazos y los despidos, los papeles de Panamá y la pesadilla perfecta del regreso de Cristina. 
Y para colmo Clarín que se le pone nervioso. 
Después de las multitudes que desbordaron el barrio de Retiro el miércoles, hoy Macri llenó un centro de jubilados, y en pocas palabras, pero con gestos muy precisos, dijo varias verdades que no quiso contar.

Los sonidos del vacío

Foto: Rubén Digilio.



Semana trágica no sólo para Macri y su gobierno, sino también para el núcleo duro que lo sustenta: el Grupo Clarín-La Nazión, lo que es, supone y oculta; y ese pedazo del Poder Judicial que les pertenece. Días duros.
El escándalo por las filtraciones de Panamá se mantiene sin dar respiro en las tapas de todos los diarios del mundo y cada nuevo día se mastica otro mandatario, un ministro, un secretario de estado, mientras en la Argentina se multiplican los piratas del Caribe en las filas del gobierno, pero nadie renuncia, de eso no se habla, no pasa nada. Tanta es la nada, que el resto de los diarios del mundo empezaron a preguntarse a qué juegan los dos grandes diarios argentinos que ignoran semejante descubrimiento mundial hablando de Lázaro Baez, de un tal Fariña, y de cosas de las que sólo ellos hablan.
Alconada Mom –administrador público de las filtraciones de Panamá en representación del diario La Nazión (propietario junto a Canal 13 de esos derechos para la Argentina)-no para de explicar por qué le avisaron a Macri antes de publicar nada, por qué tardaron tanto en publicar que el dueño de La Nazión también tiene su off-shore como corresponde a un tipo fino, o por qué en realidad no son tan “suaves” con Macri como parece y dicen los demás diarios del mundo. En fin, Alconada Mom explica lleno de buenas intenciones. Pero el galimatías no es el género indicado para ninguna aclaración.
Mientras tanto el mal humor social crece al ritmo de la inflación que a su vez persigue a los aumentos que no paran, y entonces se suceden los despidos, de paso cañazo se reducen los remedios gratis para los jubilados, la moratoria previsional no existe más, el consumo cae, los comercios se vacían, se reducen o cierran, y más despidos, y más aumentos, peajes, prepagas, transportes y combustibles, y entonces más inflación que se viene (a no ser que nos salve una gran recesión), y la misma UCA que ayer invocaban como a la Santa Biblia hoy les dice que son ellos los que aumentaron la pobreza en un millón y medio de personas, y la propia vicepresidenta admite ante empresarios en Tucumán que habrá que esperar “tres, cuatro, o cinco años para salir adelante”, mientras las otras pocas voces oficiales que no consiguen esconderse de la prensa, repiten como en tiempos de la primera Alianza que estamos mal pero vamos bien.
Y encima Cristina que vuelve como una pesadilla perfecta soñada por el propio Macri, que a su vez apenas aparece en público y ya más custodiado que el propio Lázaro Báez. ¡Gracias, Bonadío!, gritan los kirchneristas ¿Esto es real? Días difíciles.
Como quien se revienta la cabeza contra la pared de la realidad, en el colmo de la impotencia y su desesperación, el jueves por la noche algunos operadores macristas –con el hijo de Mauro Viale a la cabeza (es lo que hay)-, salieron urgidos a ligar a Cristina Kirchner con los Panamá Papers a partir de rebuscadas asociaciones en las que ellos mismos terminaron por enredarse sin conseguir explicarlas, pero invocando para su protección al diario Le Monde Diplmatique, fuente inobjetable de todo lo dicho. Al día siguiente la noticia ocuparía las primeras planas de todos los diarios del mundo, auguraba experto el padre del citado operador.
Pero al día siguiente lo que sucedió fue que el propio Le Monde Diplomatique salió a negarlo todo mientras se preguntaban de paso, ellos también, por qué los diarios argentinos eran tan “suaves” con Macri y tan morosos con las informaciones. Lo cual disparó un nuevo trabalenguas del Alconoda Mom. En fin.
Sobre llovido las escupidas de Clarín, que de pronto se le pone nervioso. Primero la tapa anunciando el aumento de la pobreza, y desde entonces una sucesión de palizas a cargo de sus mejores muchachos, incluyendo un Bonelli por escrito, a salvo de cualquier confusión oral.
¿Pero cómo? ¿Clarín contra Macri?
Clarín no está ni estuvo jamás contra nadie, a no ser que se le ponga delante.
La llegada de la Turner no sólo amenaza el gran negocio de la televisión abierta, sino, peor, el inmenso negocio del fútbol argentino y su Selección, y, peor aún: el monopolio de la tevé por cable que hasta hoy detentan. Una cosa es aplastar con el pie a Crónica, Ámbito Financiero, etc., y otra bien más asustadora es enfrentarse a la 110 Aerotransportada de la Turner, la CNN, y su Hollywood invencible. Así que le marcaron la cancha.
Cual Gepetto con su Pincoho, viendo que de pronto su muñeco se moría, Durán Barba metió a Macri en un helicóptero –palabra que oye cada vez más seguido- y lo mandó a sobrevolar de urgencia las zonas inundadas del Litoral, al menos el tiempo necesario para un par de fotos. Pero el muñeco es de madera, y la madera es madera.
Después de ver a Cristina desbordar el barrio de Retiro convertida en cadena nacional sin ordenarlo, esta mañana algunos canales mostraron que Macri llenó casi por completo un centro de jubilados, acompañado por un par de sus ministros, y ante un grupo reducido pero entusiasta de pensionadas del lugar. Se esperaban grandes anuncios, pero todos estuvieron a tono con la modestia de la reunión. Breve y pobre, la ceremonia se agotó en sí misma, rápido, triste.
Sin embargo, no todo fue nada: habló Macri, y muchas verdades lo desbordaron.
Decir no dijo nada, desde luego, o más bien dijo lo de siempre, se quejó del pasado por la debacle de su presente y prometió un mañana mejor aunque sin fecha precisa.
Pero con Macri lo importante no es lo que dice, nunca. Hoy una vez más la verdad aparecía subtitulada en cada uno de sus gestos, en su postura, en sus movimientos, primero escondido detrás de Carolina Stanley, la mirada perdida cuando hablaban los otros, y todo el tiempo ansioso, inquieto, sin saber qué hacer con las manos; y después los gestos lerdos cuando por fin habló, el tono monocorde y la voz cansina como cansada de tanto repetir lo que no puede creer, y el artificio de un énfasis que no suena como tal, y el aire de la ausencia envolviendo toda su presencia, y el tremendo esfuerzo que parecía costarle cada abrazo, cada sonrisa, toda su actuación. La presión de saberse superado.
Porque sus gestos incómodos y sus palabras vacías, contaban justamente eso: la incomodidad del vacío. Todo él transmitía lo mismo: no hay plan económico, no hay nada, no hay rumbo ni soluciones. Hay una especie de improvisación, la obediencia debida a quienes me pusieron acá, y un gran desconcierto. Y la protección de los medios si no se raja, y la loca ilusión de un diluvio de dólares porque Obama me sonrió y porque mi papá es amigo de un montón de empresarios que seguro me ayudan. Eso es todo lo que hay.
Eso.
El vacío del abismo de la grieta que se lo traga.


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