El 6 de
abril con el paro nacional de la CGT se cumplirá un mes entero de protestas,
cortes, marchas y manifestaciones cuyas convocatorias rompen todas las marcas
históricas. El escarmiento hace tronar las calles, pero el gobierno
no oye nada. No puede, no sabe y no quiere. Niega y retruca que todo va cada vez
mejor. No ve venir lo que se viene.
El Rayo
del Estallido
“Grande es Dios en el Sinaí,
el trueno lo precede y el rayo lo acompaña”.
Emilio Castelar
Ya casi
un año y medio denostando, agraviando y persiguiendo a Cristina desde el
gobierno, sus medios y su justicia, y los resultados son estos: Cristina que
crece en las encuestas, el peronismo que empieza a unificarse tras ella, y el 6
de abril, con el paro general de la CGT, se cumplirá un mes con la calle
tomada.
La cúpula
gobernante no puede moverse del lugar donde la pusieron los compromisos
asumidos por detrás de las mentiras de la campaña. Si todavía aguanta, es por
el apoyo de Magnetto & Co, y su círculo rojo. Fuera de ahí –está en la
calle- no tiene de dónde agarrarse. Por lo tanto han de profundizar o cuando
menos sostener el rumbo elegido, por muy autodestructivo que resulte.
Fundamentalistas
del marketing, las encuestas que tanto atienden, les dan cada día peor. La
imagen de Macri se deshace con los minutos, con cada aparición, con cada
declaración pública. Jaime Durán Barba, como Gepetto con Pinocho, ve que su
muñeco es de madera, pero que igual, o por lo tanto, se le muere.
Como en
una maldición gitana, Mauricio y Mirtha pagaron la victoria que hace tan poco
todavía festejaban, con un desastre mutuo. Puñalada trapera, Macri sufrió de su
“amiga”, y de local, su peor entrevista; y a la Legrand para que tenga le
soltaron esa misma noche todos los perros de los trolls del gobierno que tanto
ayudó a subir. Hasta Ricardo Roa, desde Clarín, se ensañó con la diva
centenaria. Cambiamos.
Entre
delirios absurdos y mentiras simples, la Carrió mantiene su espacio en los
medios de Magnetto –y por lo tanto su influencia en el gobierno, siempre preocupado
por agradar a Magnetto-, pero a la vez su alcance de fuego se reduce conforme
se reduce el círculo cuadrado de los creyentes de Magnetto. Claro.
Macha y
brava, Patricia Bullrich amenaza con reprimir y no quiere reclamos si se le
escapa un muerto, o dos, digamos. “Siempre hay consecuencias”, avisa entonada.
Mientras
tanto cada concentración en contra del gobierno convoca más gente que la
anterior. La Marcha Federal de los docentes superó la del otro día
en La Plata, superada a su vez por la de las organizaciones sociales, que
también superaron las aparentemente insuperables del 8, 7 y 6 de marzo. Y
todavía falta la del 24, que mañana puede superar, aún, a todas.
Y luego
vendrá el paro general de las dos CTA el 30 de marzo, y el 6 de abril –como cierre
de un mes a puro trueno popular- el silencio aplastante del paro nacional de la
CGT.
La
soledad crece.
Más
allá de sus cómplices directos, aquí y allá aún oye voces que lo defienden, pero que así también se apagan. Son los
“desilusionados”, los que ahora gritan como Luppi en Plata Dulce: “Magnetto… y
la puta madre que te parió”. El odio era una fiesta para ricos.
La
estrategia de confrontar exclusivamente con Cristina, borrando a Massa de la
contienda, enojó a Clarín (que en una demostración de poder le tiró con la
Corte Suprema por la cabeza a Jorge Bergoglio, protector del cura Grassi). Sus
amigos de la CGT, los tres chiflados (chiflados, abucheados y escapados), ya no
le sirven más: tuvieron que llamar al paro nacional por mucho que no querían. Artistas,
intelectuales y científicos de todo el mundo, con Noam Chomsky a la cabeza,
repudian expresamente –en sendas cartas públicas- sus políticas económicas y sociales.
La ONU, la CIDH, la OEA, la OIT, y otros organismos internacionales, lo
cuestionan. De insertarse en el mundo pasó a ser ensartado por el mundo. Pero ahora
confía en que el mes que viene capaz lo recibe Donald Trump en la Casa Blanca. Hasta
Clarín se preguntaba el otro día: ¿y de
qué sirve ahora una foto con el peor presidente del mundo?
Sin embargo, como un rico que no puede entender por qué los pobres eligen ser pobres, Macri no
puede entender tanta protesta, tanta movilización y tanto paro, cuando resulta
que todo va cada vez mejor, la Argentina se pone de pie y comienza a crecer,
bajan la inflación y la desocupación, crece el consumo, se reactiva la
industria, y la jubilación mínima es de más de nueve mil pesos.
Pero del otro lado de las ventanas del despacho presidencial, grande es el pueblo que pronto hará un mes que le ocupa las calles y le grita basta.
¿No escuchás nada, Mauricio?...
Es el trueno
del escarmiento que precede al rayo del estallido. Pero del otro lado de las ventanas del despacho presidencial, grande es el pueblo que pronto hará un mes que le ocupa las calles y le grita basta.
¿No escuchás nada, Mauricio?...
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