Durante
tres días un agente de la AFI no paró de hablar. Le contó al juez Ramos Padilla
cómo funciona el esquema de extorsión, coacción y espionaje ilegal que
involucra no sólo a Extornelli. Los nombres suben y queman y alcanzan al
Ejecutivo. Magnetto encubre pero ya no convence, la Alianza implosiona, el
Indec anuncia tres millones de pobres nuevos. Solo y sin resto, Macri se abraza
al único sueño que le queda: llegar al final al precio de todos nosotros.
EL
LARGO ADIÓS
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Macri saluda a sus multitudes invisibles. |
Como un
gusano cortado a la mitad el gobierno y sus medios –o viceversa- se retuercen
entre operaciones y maniobras técnicamente desesperadas.
En
nuestro post del 14 de marzo, El que calla otorga, advertíamos: “En lo sucesivo
asistiremos a un festival de maniobras oficiales y mediáticas como un desfile
de inclemencias que a lo sumo, y con suerte, retrasarán lo inevitable, pero
nada más”.
Dicho
festival no sólo no demoró en comenzar, sino que el propio Poder Ejecutivo se
apuró a inaugurarlo.
El mismo
presidente que entre otros artificios también había prometido una justicia
independiente, apenas se presentó Ramos Padilla en el Congreso, ya le ordenaba a
su mayordomo en el Consejo de la Magistratura, el descarado Pablo Tonelli, que pidiera
el juicio político del juez.
Más
previsible que el otoño, para entonces el coro de niños del pastor Durán Barba ya se debatía entre
ensuciar a Ramos Padilla y/o colgarse de la enfermedad de Florencia Kirchner. El
desconcierto era enorme.
La inoperante
pero enamoradiza Laura Alonso, afirmaba alegremente por televisión que “le
hacían esto” a Stornelli, “porque no pudieron pegarle un tiro como a Nisman”.
Macha y
brava –porque el vino es macho- Patricia Bullrich no paraba de repetir que
Marcelo Dalessio “es un loco”, y que las fotos con él, los videos con él, los
chats con él, y todo con él, “es todo trucho”. Lo hizo en la cara de Luis Novaresio, que ahí
nomás no repreguntó más nada, porque para eso está.
El Servicio
Penitenciario Nacional, que supo desplegar toda su parafernalia cinematográfica
durante las detenciones de José López, Julio De Vido o Amado Boudou; y la misma
Justicia que ayer nomás perforaba la Patagonia mejor que YPF; de pronto se
quedaban sin nafta para trasladar un preso a Dolores.
Nada
menos que Luis Barrionuevo empujaba a su esposa a la tele para defender a Extornelli,
en sintonía con la versión oficial para niños que lo presenta como una víctima
del “loquito” de Marcelo Dalessio. Lo hizo en la cara de Gustavo Sylvestre que
allí le agradecía su presencia.
Ajena
en los atalayas de su propio olimpo, la Corte Suprema de Justicia se desperezaba
entre discursos que siguen sin traducirse en hechos. Habla de apoyar a Ramos
Padilla, pero no baja de su cielo hasta las cloacas de Inodoro Py.
Los
medios del Grupo Papel Prensa insisten con la causa de los cuadernos como quien insiste en
vendernos un auto que se incendia frente a nuestros propios ojos.
El agente
Daniel Santoro se hunde en sí mismo mientras algunos colegas de los servicios
todavía lo defienden en público, pero ya todos los del periodismo se le apartan
en privado. Asustado, perdido, jugado por jugado, confiesa en una entrevista
con Jorge Fonteveccia que se pasó dos días “limpiando el celular de todas las
llamadas a fiscales y jueces”. Se entregaba públicamente por haber eliminado
pruebas, sí, pero también le mandaba un mensaje de calma a toda su famiglia
judicial.
Para
saber cómo es la soledad dicen que basta verlo a Extornelli ambular los pasillos
de Inodoro Py. Por lo pronto el país entero pudo verlo escapar de las cámaras
de C5N más rápido que Juan Darthés.
La
Embajada de Estados Unidos –que el otro día celebró durante algunos minutos por
Twitter una supuesta derrota de Cristina en Neuquén-, ya le informó a la
Cancillería argentina que ni siquiera conoce a Marcelo Dalessio. Claro.
El
fiscal -ex- de Mercedes Juan Bidone, ya se arrepintió de fabricar arrepentidos
con Dalessio & Asoc., y entregó a su vez al hombre que los presentó: el agente
orgánico de la AFI Rolando Barreiro, quien al cabo de unos días prófugo, se
entregó en Dolores y empezó a cantar y no para todavía.
Furiosa
por el espionaje sufrido, y el agua tragada al no poder desdoblar el calendario
electoral, la ex sonriente María Eugenia Vidal -flamante socia del hijo de
Daniel Vila y José Luis Manzano en el canal América-, ruge su ira a través de
sus nuevos muñecos, y entonces sorprende Eduardo Feinman pegándole más a Macri
que a Cristina.
Mientras
se extinguen bajo su lema histórico -“que se doble o se rompa pero se enrosque”-,
los vestigios residuales de la UCR empiezan a limpiarse de cualquier
responsabilidad por la gestión del gobierno que integran todavía.
Todos
están muy nerviosos.
Dalessio
también.
Sabe
demasiado, pero sobre todo, habló demasiado, chateó demasiado, fotografió
demasiado, grabó demasiado, filmó demasiado, escribió demasiado, y a la luz de
los hechos, también se creyó demasiado. Ahora está demasiado comprometido, y
ensucia, por lo tanto, demasiado.
Y mientras
tanto en Avellaneda la Federal se tirotea con la Bonaerense dedicada al narcotráfico.
Y la
economía hacia el abismo inexorable a cinco meses de las PASO cuando el Indec
anuncia que hay 2.650.000 pobres nuevos, que suman y siguen...
Esta
semana, mientras con fervor colonial el presidente recibía al rey de España; se
conocieron dos datos fáciles de conectar: Macri pidió un informe legal y
técnico para estudiar el adelanto de las elecciones presidenciales. Su hija ya
le tiene preparado un departamento en Madrid.
El
festival de la desesperación recién comienza. Más y nuevas y espectaculares
maniobras y operaciones mediáticas y judiciales, nos esperan.
No
servirán de nada, apenas retrasarán lo inevitable, pero se trata justamente de
eso.
De todo
lo que Macri prometió y se propuso ya el único sueño que le queda es ser el
primer gobierno antiperonista que complete su mandato.
Una
ambición modesta, y a la vez carísima.
Por
suerte para él se la pagamos nosotros, el pueblo.
* * *
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