Paradoja doble,
entre los medios y su público se da el extraño caso del chancho que come lo que
quiere, mientras el que engorda es sin embargo su amo. Magnetto puede ser
culpable de muchas cosas, incluso de crímenes de lesa humanidad, pero sus
consumidores son todos voluntarios.
CHANCHO FEROZ
Hay medios de
izquierda, de centro y de derecha. Tenemos Clarín, Página 12, Tiempo Argentino,
Crónica, La Nazión, Diario Popular, por dar solo algunos ejemplos de la gráfica.
Pero gráficos o audiovisuales, ninguno es obligatorio. El consumidor elige.
En la era Google,
se ignora solo lo que se desea ignorar. Por el mismo mínimo precio de un rápido
clic, se accede tanto a Clarín, como a El Cohete a la luna, a El Martiyo, o a la
mismísima página de la ONU, del FMI, incluso del FBI y la NASA. Allí están las fuentes,
el consumidor elige lo que quiere saber, y lo que prefiere ignorar. Es más que
probable que Héctor Magnetto se haya quedado con Papel Prensa en una mesa de torturas,
pero en este caso no tiene nada que ver. Hay de todo servido, el chancho come
lo que quiere.
Sucede que, como en
muchísimos otros rubros, en este tampoco el consumidor elige lo mejor, sino lo
que más le gusta. Lo que más agrada a su paladar, digamos. Y muy lejos de lo
que se supone, o nos gustaría, el consumidor medio de medios no procura la
verdad, tampoco buena información, sino más bien argumentos, argumentos para
sostener lo que dice sin tener ningún argumento o por razones tan
inconfesables que no pasan de ser resentimientos, frustraciones, miserias humanas…
Entonces, en procura de algo más presentable, recurre al medio que le sirve.
Ejemplo. El
consumidor odia a Cristina porque Cristina
defiende a los negros y él odia a los negros porque debido a su origen plebeyo
sufre de un gran resentimiento que se resuelve en un complejo de superioridad.
Desde luego esto es inconfesable, aún si el consumidor en cuestión llegara a
comprenderlo profundamente. Así que va, compra Clarín o escucha a Lanata, y ya sabe
decir que se robaron un PBI, que lo enterraron en la Patagonia, que un comando
iraní la ayudó a asesinar a Nisman, y otras cosas mucho más elaboradas que su espantosa
miseria interior.
Magnetto también apareció en los Panamá Papers, y ya antes había sido denunciado por el ex vicepresidente del JP Morgan por fuga de dinero y lavado de activos, de más está decir que es un hombre oscuro, enemigo del pueblo, amigo de los malos... pero también hay que decir que sus consumidores son todos voluntarios. Chanchos que comen su porquería, y paradójicamente, lo engordan a él.
Magnetto también apareció en los Panamá Papers, y ya antes había sido denunciado por el ex vicepresidente del JP Morgan por fuga de dinero y lavado de activos, de más está decir que es un hombre oscuro, enemigo del pueblo, amigo de los malos... pero también hay que decir que sus consumidores son todos voluntarios. Chanchos que comen su porquería, y paradójicamente, lo engordan a él.
Magnetto se
apropió un día de todo el papel del país, piedra fundamental de su actual imperio,
a cambio encubrió un genocidio, socavó a Alfonsín, extorsionó a Menem, nos
recomendó a De la Rua, lo sacó, puso a Duhualde, pesificó su deuda contra todos
nosotros, persiguió y persigue a Cristina, y terminó por vender a Macri como
símbolo del éxito y la transparencia. Pero siempre solo le creyeron los que así
lo quisieron.
Por ello la cuestión no es tanto qué hacer con
Magnetto y su monopolio y su codicia, sino con los chanchos que lo mantienen. Qué
les pasa. Por qué habiendo tantas cosas ricas prefieren su basura. ¿Qué comían
de chiquitos? En la escuela, ¿qué les daban?... ¿Rivadavia, Sarmiento,
Mitre?... ¿Civilización y barbarie, Triple Alianza, sombra siniestra del Facundo?...
¿ya de cachorros comían caca?... tal vez esa es la cuestión.
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