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miércoles, 6 de noviembre de 2019

EN DEFENSA DE MAGNETTO: CUANDO LA CULPA ES DEL CHANCHO...


Paradoja doble, entre los medios y su público se da el extraño caso del chancho que come lo que quiere, mientras el que engorda es sin embargo su amo. Magnetto puede ser culpable de muchas cosas, incluso de crímenes de lesa humanidad, pero sus consumidores son todos voluntarios.

CHANCHO FEROZ


Hay medios de izquierda, de centro y de derecha. Tenemos Clarín, Página 12, Tiempo Argentino, Crónica, La Nazión, Diario Popular, por dar solo algunos ejemplos de la gráfica. Pero gráficos o audiovisuales, ninguno es obligatorio. El consumidor elige.
En la era Google, se ignora solo lo que se desea ignorar. Por el mismo mínimo precio de un rápido clic, se accede tanto a Clarín, como a El Cohete a la luna, a El Martiyo, o a la mismísima página de la ONU, del FMI, incluso del FBI y la NASA. Allí están las fuentes, el consumidor elige lo que quiere saber, y lo que prefiere ignorar. Es más que probable que Héctor Magnetto se haya quedado con Papel Prensa en una mesa de torturas, pero en este caso no tiene nada que ver. Hay de todo servido, el chancho come lo que quiere.
Sucede que, como en muchísimos otros rubros, en este tampoco el consumidor elige lo mejor, sino lo que más le gusta. Lo que más agrada a su paladar, digamos. Y muy lejos de lo que se supone, o nos gustaría, el consumidor medio de medios no procura la verdad, tampoco buena información, sino más bien argumentos, argumentos para sostener lo que dice sin tener ningún argumento o por razones tan inconfesables que no pasan de ser resentimientos, frustraciones, miserias humanas… Entonces, en procura de algo más presentable, recurre al medio que le sirve.
Ejemplo. El consumidor odia a Cristina porque Cristina defiende a los negros y él odia a los negros porque debido a su origen plebeyo sufre de un gran resentimiento que se resuelve en un complejo de superioridad. Desde luego esto es inconfesable, aún si el consumidor en cuestión llegara a comprenderlo profundamente. Así que va, compra Clarín o escucha a Lanata, y ya sabe decir que se robaron un PBI, que lo enterraron en la Patagonia, que un comando iraní la ayudó a asesinar a Nisman, y otras cosas mucho más elaboradas que su espantosa miseria interior. 
Magnetto también apareció en los Panamá Papers, y ya antes había sido  denunciado por el ex vicepresidente del JP Morgan por fuga de dinero y lavado de activos, de más está decir que es un hombre oscuro, enemigo del pueblo, amigo de los malos... pero también hay que decir que sus consumidores son todos voluntarios. Chanchos que comen su porquería, y paradójicamente, lo engordan a él.
Magnetto se apropió un día de todo el papel del país, piedra fundamental de su actual imperio, a cambio encubrió un genocidio, socavó a Alfonsín, extorsionó a Menem, nos recomendó a De la Rua, lo sacó, puso a Duhualde, pesificó su deuda contra todos nosotros, persiguió y persigue a Cristina, y terminó por vender a Macri como símbolo del éxito y la transparencia. Pero siempre solo le creyeron los que así lo quisieron.
Por ello la cuestión no es tanto qué hacer con Magnetto y su monopolio y su codicia, sino con los chanchos que lo mantienen. Qué les pasa. Por qué habiendo tantas cosas ricas prefieren su basura. ¿Qué comían de chiquitos? En la escuela, ¿qué les daban?... ¿Rivadavia, Sarmiento, Mitre?... ¿Civilización y barbarie, Triple Alianza, sombra siniestra del Facundo?... ¿ya de cachorros comían caca?... tal vez esa es la cuestión.


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