////// Año XVIº /// Editor Anónimo: Daniel Ares /// "Prefiero ser martillo que yunque", Julio Popper ///

viernes, 26 de abril de 2019

45ª FERIA DEL LIBRO: LA VIGENCIA DE UN FRACASO...


AVISO AL LECTOR: 


Este artículo fue publicado el año pasado en ocasión de la 44ª edición de la Feria del Libro (ver aquí). Como desde entonces nada ha cambiado, apenas empeorado, lo reeditamos hoy con las pequeñas actualizaciones correspondientes (en vez de 44ª, 45ª, y eso es todo). 
En lo que va del gobierno de Macri, las ventas de libros bajaron un 48%, y de los 84 millones de ejemplares impresos en 2017, se cayó a 43 en 2018. 
El impresionante fenómeno editorial provocado por el libro Sinceramente de Cristina Fernández de Kirchner, representa una magnífica golondrina, que de forma alguna deberá confundirse con ningún verano.

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Ajena a su propia realidad, comienza una nueva edición de la Feria del Libro de Buenos Aires. Alrededor agoniza la industria porque ya no existe el mercado, cierran las librerías, funden las editoriales, se extinguen los lectores y no importan los escritores. Pero la Feria como si nada. Como un oasis ilusorio en el ancho desierto de los desastres.


HAMBURGUESAS SÍ
LIBROS NO



Cantidad de libros publicados en caída libre, ventas ídem, librerías que cierran, editoriales que se funden o en el mejor de los casos se reconvierten en meros importadores de trabajo extranjero… En dicho catastrófico contexto transcurre la 45º edición de la Feria del Libro de Buenos Aires. 45 años de grandilocuencia inocua. 45 años de un negocio bueno aunque breve –y justamente por ello no dos veces bueno- de libreros y editores, con algunos escritores de relleno. 45 años durante los cuales los lectores argentinos no hicieron más que mermar, extinguirse. 45 años y cada vez se vende menos, cada vez se publica menos, cada vez se lee menos, y si por acaso cada vez se escribe más, cada vez importa menos.
Ajena a su propia realidad, y contrariamente a todas sus pretensiones y su marketing, la Feria del Libro de Buenos Aires no es un evento destinado a difundir la literatura en sus variados géneros, ni la lectura como un hábito básico y a la vez distintivo; eso, a lo sumo, dura lo que dura la Feria, y se va con ella. Mucho menos pretende alentar, sustentar o cuando menos proteger a los escritores argentinos que siguen sin cobrar sus derechos, que ya ni anticipos reciben, que jamás podrán controlar por sí mismos la veracidad de las liquidaciones que les hacen, mientras ven sus obras pirateadas con total impunidad. Ni siquiera es tampoco para defender cuando menos a los editores y libreros que dicen organizarla… nada de eso.
La Feria del Libro de Buenos Aires es cada vez más un negocio exclusivo de las megaeditoriales y las grandes cadenas de librerías, un albur para las medianas y pequeñas que junten la guita para el stand, un programa de atracciones que asegure la concurrencia, algunos autores locales vendiendo sus novedades, renombradas estrellas importadas relanzando sus grandes hits, y sobre todo, fundamentalmente, un evento político. El resto, la sustancia, es sólo excusa.
Durante unos días una vez más algunos pocos de los escasos lectores argentinos que van quedando, se mezclarán, amontonarán, empujarán con ese gran público “que siempre algo te compra”, aunque después nada te lee.
Los sellos más poderosos presentarán sus novedades mejor publicitadas. Autores de moda, libros de coyuntura. La última investigación de algún periodista de la tele, las confesiones de una vedetonga, las memorias de un chismógrafo, y en tal caso y con suerte, algún que otro narrador o poeta en la línea “que alguien se haga el ebrio pa´disimular”.
Las hamburguesas y las birras se venderán más que los libros.
Luego todo habrá terminado, una vez más.
Las fulgurantes estrellas importadas se habrán ido, como apagado.
Los libros volverán a sus sótanos o a sus mesas de ofertas, y entonces sí serán verdaderas ofertas las falsas ofertas que sobraron de la Feria.
En los bares, el subte, los trenes, veremos cada vez más gente con su celular o su tablet, y menos con un libro.
Un mes de Netflix seguirá siendo más barato que la edición más barata de Los Miserables.
Las editoriales publicarán cada vez menos, importarán cada vez más, y algunas ni siquiera eso.
Los escritores seguirán escribiendo, total...
Las librerías seguirán cerrando, total...
O vendiendo otras cosas. Juguetes, pastillas, cigarrillos.
Reconvirtiéndose.
Y el año que viene asistiremos a la 46º edición de la Feria del Libro de Buenos Aires.



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Desstellos Ajenos – Hoy: CRISTINA…



Destellos Ajenos:

"Me cuesta entender racionalmente los agravios de la clase media aspiracional. Elisa Carrió es el perfecto ejemplo: quiere parecer lo que no es, pertenecer a donde no pertenece. Me recuerda a las costumbres de algunas clases acomodadas provincianas, que no llegaban a ser aristocracia en la época de los Luises, y que ansiaban conocer Versailles o soñaban con vivir allí, pero no podían. Ella me da esa impresión. Y es una pena que, justo ahora que concretó su aspiración y forma parte del gobierno que siempre vivió en Versailles, la crisis que provocaron está destruyendo al resto y las llamas se acercan al palacio. Para colmo, ella no vive en Versalles, solo la invitan, pero ni siquiera a dormir. La dejan ir a comer o a tomar el té, pero después se tiene que ir".

Cristina Fernández de Kirchner

lunes, 22 de abril de 2019

INLA: LIBROS SÍ, ESCRITORES NO…



Entusiasmo y alegría, cómo no, por la inminente sanción de la ley que creará el Instituto Nacional del Libro, cuyo objetivo es no sólo recuperar sino tambien fomentar la lectura, reactivar la industria editorial, y facilitar el comercio en todo el país. Alentador panorama para el libro.
La suerte del escritor, en cambio, te la debo.

El hombre que está solo y escribe




Cualquier cosa a favor del libro tendrá siempre nuestro apoyo, por caso la inminente aprobación de la ley que creará el Instituto Nacional del Libro. Por lo mismo saludamos a sus creadores, gestores, impulsores, difusores, y demás deudos. Bravo por todos. Pero es también una buena ocasión para recordar que debajo de las leyes está la gente, y detrás de los libros, los escritores, cuya humana existencia el saludable proyecto ignora por completo.
Por ello también saludamos el reclamo formal de la Unión de Escritoras y Escritores que advirtió en la aplaudida ley la ausencia total de la problemática laboral del escritor, a quien apenas se lo menciona como sujeto lateral, beneficiario último de un eventual, futuro, posible, incierto “derrame”.
El bienvenido proyecto nada dice de alentar o mejor financiar, sustentar o cuando menos proteger al escritor argentino que sigue sin cobrar sus derechos, que ya ni anticipos recibe, que jamás podrá controlar la veracidad de las liquidaciones que le hacen, que no encuentra ninguna institución que proteja sus derechos -mucho menos si publica en el exterior o es traducido-, mientras ve cómo todos los días sus obras son pirateadas en la web con total impunidad. De eso, la ley, ni mú.
En el año 2009 la Legislatura porteña aprobó la Ley 3014/09, conocida como Ley de Reconocimiento a la Actividad Literaria y que, con toda justicia -aunque más no fuera para el ámbito de la CABA-, disponía un beneficio mensual y vitalicio para todos los autores mayores de 60 años que cumplieran algunos requisitos, por otro lado muy sensatos. La ley fue aprobada con la previsible oposición del bloque del Pro, y hace ya por lo menos dos años que no se cumple como parte del ajuste, de la desidia oficial, y/o de la discrecionalidad con que se maneja. Pero de eso tampoco se habla.
Mientras tanto la mayoría de los escritores argentinos sobreviven como pueden. Mal. En agonía la industria periodística –uno de los grandes rebusques del escritor-, se reduce su campo de acción y queda a merced de colaboraciones aisladas, inestables, insuficientes, marginales, o de cualquier otra changa y oficio, las más de las veces en negro, siempre a la intemperie social, en síntesis: abandonado a su suerte según pasan los años.
Y salvamos El Libro, pero su libro no vale nada.
Desde hace años las editoriales argentinas impusieron con fuerza de ley un hecho hasta no hace tanto inconcebible: no se pagan anticipos. Tu libro no vale nada. Sí, bueno, en el muy mejor de los casos el 8 o 10% del precio de venta al público, aunque nadie pueda explicarte cómo harás para cobrarlo, ni mucho menos para controlarlo. Anticipo no hay más.
El escritor, así, entrega su trabajo de meses y acaso años, su lucro cesante mientras tanto, las horas y los días consumidos en alimento y energía, y todo a cambio de nada. De una promesa. De un albur. Siempre y cuando, claro, el editor esté más o menos a mano para controlarlo cuerpo a cuerpo. Ya si vive en otro país, mejor olvidarlo todo.
No existe Institución, Cámara, Asociación, ONG, Estado ni sociedad de fomento que en tal caso lo defienda, le acerque un abogado, alguien que lo guíe. No hay tiniebla legal más densa que la de los derechos internacionales del autor. Mejor olvidarlo. En tal sentido, en tal situación, desde el punto de vista laboral, todo su trabajo fue sencillamente al pedo.
Sin embargo no hay nada personal. No es él ni su obra las que ya no valen nada. Más allá del libro urgente, la biografía de algún famoso, las oportunas “investigaciones” coyunturales esponsoreadas por la política, o las confesiones de algún chimentero televisivo; Borges, Arlt, Bioy, Cortazar, la gloria universal de la escritura artística argentina es lo que ya no vale nada, la más miserable de las apuestas.  
“No hacemos publicidad porque la narrativa no se vende”, repiten como un mantra los gerentes editoriales argentinos sin considerar jamás la posibilidad de que “la narrativa no se venda porque no hacemos publicidad”. Que ni aún hoy la Coca Cola se permite esa osadía. Ni la droga se vende sin publicidad, para eso está la prohibición.
Pero es que el negocio de la industria ya no es la literatura, es otro. No venden narrativa, ficción. Venden autoayuda, manuales, o la novela de una actríz o un cantante que de pronto se anima a todo, y sin falta, claro, la novedad importada que les impone su casa matriz. Eso venden, ese libro defienden. La literatura argentina, lo que ellos mismos llaman con mayúsculas La Literatura Argentina, les importa nada. Un par de narradores locales más o menos ilustran el catálogo y no dejan de ser un lance gratis. Como un billete de lotería regalado, si sale, ¡bingo!… pero en los hechos su publicación se reduce a una acción de marketing, las ventas no importan, los costos se amortizan con el volumen editorial, el insumo básico está asegurado, y lo mejor de todo: ¡es gratis! De qué vive su productor, es un problema del productor. Qué come la gallina que pone sus huevos, es un problema de la gallina. Que se arregle.
Para eso allí nomás desborda el cuarto de los originales, una zafra que no para de crecer sin que la rieguen, ¿por qué pagarla?... Ninguno de ellos venderá nada porque no haremos ninguna publicidad, ¿para qué un anticipo? ¿a cuenta de qué?... Si el autor se retoba, si el muy escritor se pone difícil, para eso justamente está ese cuarto que desborda de originales, qué importa si el que pedía anticipo era mejor, si igual ninguno venderá nada porque la narrativa no se vende, y listo.
Así se cierra el círculo que estrangula al escritor. Del valor del libro, en el mejor de los contratos, le tocará ese 8, 10 % del precio de tapa. No importa que sin su trabajo el libro quedaría en blanco y por lo tanto no sería. Ni siquiera importa si ese 8, 10% es mucho o es poco, porque tampoco eso recibirá. Nada importa.
El libro importa, el autor no importa.
Es nada más el tipo que lo escribe.



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martes, 16 de abril de 2019

ACTUALIDAD NACIONAL: PATRIA NO, COLONIA SÍ…



La economía argentina se decide en Washington, el aparato mediático-cultural está alineado con la Embajada de Estados Unidos, y parte del territorio nacional ocupado por Gran Bretaña y las fuerzas de la OTAN.
En dicho estado colonial se pretende un proceso democrático, libre y soberano.
Menos que una fantasía, se trata apenas de un oxímoron.


LA NOCHE BAJO EL SOL




“Seamos libres y lo demás no importa nada”.
José de San Martín




Tal y como nos enseñaron a repetir desde la escuela primaria sin hacernos reparar jamás en el detalle, el 9 de julio se conmemora el Día de la Declaración de la Independencia, ninguna independencia. La distancia entre declararse libres y serlo es tan grande, que sigue todavía.
203 años después de aquella notable jornada cuando un distinguido consorcio regional manifestó su voluntad política de liberar del yugo extranjero a estas provincias del sur, tenemos la economía en manos de Washington, el aparato mediático-cultural alineado con la Embajada de Estados Unidos, y parte del territorio nacional ocupado por Gran Bretaña y las fuerzas de la OTAN. Pretendernos un país soberano, libre, es infantil. Como creer que el 9 de julio es el Día de la Independencia Nacional. Ninguna independencia.
Por eso causa risa y a la vez tristeza escuchar a tanto político de izquierda a derecha hablando de la democracia apenas porque votamos en base a un escueto menú que ni siquiera disponemos nosotros.
Una suerte de nuevo plan cóndor blanco se despliega sobre la región sin disparar un solo tiro –mientras no haga falta-, pero armado en cambio mejor con la fuerza de los grandes medios y la corrupción personal de los abogados que ejercen el poder judicial de cada país.  
Por eso Maduro gana las elecciones y es aislado y amenazado, por eso Lula arrasa en las encuestas y va preso, Correa lo mismo y parte al exilio, y Cristina lleva ya más de diez años de persecución mediático-judicial sin que aparezca todavía una sola prueba concreta en su contra. Elegimos en base a una elección que ya nos hicieron. No somos libres.
Mucho menos en la Argentina, que además de sufrir todos los males de la región, mantiene –y es preciso repetirlo una vez y otra vez-, parte de su territorio ocupado por un país extranejro.
Diarios, portales, radios, canales, editoriales y librerías, productoras de cine y series, el 90 por ciento de todo ese aparato mediático-cultural está en manos del Grupo Papel Prensa, cuyo alineamiento con la Embajada de Estados Unidos no sólo es obvia desde hace mucho, sino que además hace mucho quedó al descubierto y en detalle con las filtraciones de Wikileaks.
Mientras tanto la presidencia de la Nación -más allá de minucias domésticas-, la ejerce virtualmente madame Christine Lagarde y su FMI.
Podemos llamar a elecciones todos los días pero la historia del mundo seguirá sin registrar un solo caso de colonia democrática. Se trata de un vacío lleno, una noche soleada, un oxímoron, una figura retórica, ninguna realidad.
Un día como hoy hace 37 años tropas y más tropas argentinas desembarcaban en las Islas Malvinas y se parapetaban dispuestas a una guerra que desde entonces tratamos de olvidar. Dos semanas antes nuestra soberanía territorial había sido recuperada en forma completa.
En respuesta inmediata la CEE bloqueaba comercialmente a la Argentina, mientras Juan Alemann -entonces ministro de economía- se apuraba a garantizarle al enemigo el pago puntual y completo de nuestra formidable deuda externa. Ningún bloqueo a nadie. Así empezó la rendición. Ese espíritu cipayo en la retaguardia pesaría más que todos los cuerpos de todas las tropas, y volvería inútil cualquier sacrificio en el frente.    
Esa misma cúpula genocida y cipaya que había endeudado al país en forma record –al menos hasta la llegada de Macri-, cuando vio a los ingleses de cerca se rindió sin chistar. Incluso agradecida.
El retorno al estatus de colonia fue entonces tan rápido –y era ya tan antiguo-, que ni siquiera lo sentimos. Primero nos distrajo el Mundial de España -¡debutaba Maradona!-, y enseguida la campaña de desmalvinización llevó la derrota bélica al plano moral, y la extendió desde las Islas a todo el país y hasta nuestros días.
Los mismos grandes medios que tanto apoyaban la gesta cuando “estábamos ganando”, a partir de entonces se dedicaron a explicarnos que todo había sido un gran error y una locura. La locura de un solo tipo: un borracho, que ya no precisaban más. Y chau.
Nunca más debíamos desafiar a ningún imperio, a ningún poderoso. No era importante tener parte del país ocupado por otro país, qué va. Tonterías escolares. Teníamos un país inmenso, ¿para qué pelear por dos islas más o menos? Pronto nos dejarían votar, y chau.
La flor de la derrota fue la democracia. Una democracia nominal, endeble, encorsetada por los vencedores de la guerra, teledirigida desde los grandes medios más grandes que nunca, y que voló por el aire en 2001 pariendo con dolor el primer proceso político de liberación nacional desde los ya lejanos días del general Perón… y que al cabo de 12 años de lucha desbarrancó en Mauricio Macri y su destrucción total y su entreguismo absoluto, porque un oxímoron es un oxímoron y una colonia es una colonia.   
El 9 de julio de 1816 se declaró la independencia.
Y eso es todo por ahora. 



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viernes, 12 de abril de 2019

JULIAN ASSANGE DETENIDO: EL PRÓXIMO SOS VOS…



Con la debida obediencia de un buen administrador colonial, Lenin Moreno entregó en Londres a Julian Assange, el periodista más importante del mundo a juzgar por el tamaño de sus enemigos.
Descubridor de la putrefacción política internacional y los mayores crímenes de guerra de nuestro tiempo, tiro de gracia del viejo periodismo; mientras Daniel Santoro es premiado, Assange va en cana. Pero vienen por todos.


DOBLAN LAS CAMPANAS




“Nunca preguntes por quién doblan las campanas,
doblan por ti”.
John Donne.


La importancia histórica de una figura la marca mejor que nada la estatura de sus enemigos. El Cristo tuvo al mayor imperio de su tiempo y a la jerarquía eclesiástica de su nación. Napoleón y Hitler a toda la Europa más Rusia. Perón las dos potencias de su hora. Julian Assange a todas, más sus colonias.
El gobernante del flamante estado norteamericano de Ecuador Lenin Moreno –otro que ganó mintiendo-, entregó al periodista más importante de nuestro tiempo en un gesto virreinal ya imborrable.
El hombre que probó, entre muchísimas otras cosas, la putrefacción política mundial, los negocios más sucios del momento, los mayores crímenes de guerra de nuestros días, y la absurda fragilidad de la máquina militar más poderosa del planeta.
No pudieron callarlo, no pudieron comprarlo, no pudieron pararlo. Ahora los Estados Unidos, la CEE, lo que resta del Reino Unido, se empujan para descuartizarlo sin que Rusia ni nadie lo defienda. No merece otra cosa, digámoslo. No en este mundo.
Aquiles y talón de la nueva era, frente a la agonía prostibularia de los grandes medios, Internet fue la patria posible de los nuevos héroes. Ahora todos estamos conectados y todos expuestos. Los poderosos también.
Julian Assange es un ejemplo fulimante de lo que el verdadero periodismo puede hacer ya sin necesitad de la inmensa maquinaria vetusta de los grandes medios.  
Ya no hay imprentas, distribuidores, ni más intermediarios mercantiles entre el periodista que quiere hacer periodismo, y el público mundial.
Hoy todos cargamos en nuestras manos un estudio de producción, edición y difusión capaz de filmar, grabar, fotografiar, escribir y publicar, inmediata y simultáneamente, en todo el mundo. Algo hay que hacer, dicen los poderosos.
Se acuña entonces la expresión fake news, como si la difusión de mentiras se hubiera inventado con las redes sociales, cuando nació con  la imprenta.
Entonces dicen que las redes pueden manipular al usuario, como si alguna vez los grandes medios hubiesen hecho alguna otra cosa.
Que a través de las redes puede influirse en las campañas electorales, como si los grandes medios jamás…
Todas las críticas y cuestionamientos que se les puedan hacer a las redes, les cabe perfectamente, y desde siempre, a los medios masivos.
Pero ocurre que según una encuesta del Pew Research, el 67% de los adultos norteamericanos hoy se informa a través de las redes. O sea, el universo de los medios masivos pelea apenas, ya, por el 33 restante. Ahí el ataque.
El 24 de febrero de 2018 decíamos en nuestro post Enredados: “Las redes no son ni buenas ni malas: son nosotros. Y eso es lo que les molesta. No Facebook, ni Twitter ni Youtube, no les molestan las noticias falsas, ni la burbuja ni la manipulación del lector: nosotros les molestamos. Nosotros los aterramos, y a por nosotros vienen. Haríamos bien en preocuparnos”.
Julian Assange fue detenido en Londres entregado a la policía por un empleado de Trump a cargo del gobierno ecuatoriano.
No preguntes por quién doblan las campanas.



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martes, 2 de abril de 2019

EL MARTIYO PRESENTA: DIARIO DE LA GUERRA DE MALVINAS



El año pasado recopilé mis apuntes y recuerdos de los días de la guerra en el blog MALVINAS – DIARIO DE LA GUERRA, que ahora vuelvo a poner online, día por día desde el 29 de marzo hasta su epilogo el 16 de junio. 
No es una ficción. 
Es una crónica periodística que entre otras cosas se opone a ciertos mitos simples surgidos de la derrora, y por simples,  masivos. 
Apenas un aporte más a la memoria de una guerra que tratamos de olvidar.



75 ÚNICOS DÍAS INMENSOS





A 37 años de los hechos, cansa y sin embargo sorprende escuchar periodistas y analistas -que en algunos casos incluso respetamos-, insistiendo todavía con la teoría que reduce la inmensa historia de esa guerra a una “cortina de humo del borracho de Galtieri”, y a continuación, infalibles, recitan el viejo inventario de lugares comunes sobre “los pobres chicos muertos de frío y de hambre”, “la inaudita pretensión de enfrentarnos tan luego nosotros a los amos del mundo”, y desde luego, la reducción de toda la campaña a unos cuantos casos puntuales –y por otro lado habituales en cualquier ejército y en toda guerra- de abusos y torturas por parte de oficiales y suboficiales.
Sorprende, porque a lo largo de todos estos años es mucha la nueva buena información aparecida a través de informes periodísticos, militares, políticos; más los incontables testimonios personales de los protagonistas de ambos bandos. Y cansa, porque ya son demasiados años oyendo las mismas pelotudeces.
Las cosas fueron bien más complejas.
La recuperación militar de las Islas, llevaba meses, acaso años de planificación. Era una vieja obsesión de la Armada, y su ejecución fue parte de las condiciones que le impuso Anaya a Galtieri para apoyar su salto a la presidencia y el correspondiente desplazamiento de Viola en diciembre de 1981.
Si bien la fecha prevista para la Operación Rosario estaba pensada para los inicios de la primavera, los episodios desencadenados en Georgias a partir del 20 de marzo, precipitaron los acontecimientos.
Los chicos de la guerra -exitosa expresión a gusto de Inglaterra con la cual se reduce a una manga de pobres pibes a tantos soldados valientes-, no es, por mucho que nos duela, una excepcionalidad nacional.
Desde el principio de los tiempos las guerras fueron libradas por “chicos”. Las huestes de Alejandro, el propio Alejandro, ya el Magno con 20 años; los soldados de Napoleón, el propio Napoleón, general con 24; los cientos de miles de chicos americanos y asiáticos que cayeron en Vietnam; el Tamborcito de Tacuarí y tantos otros pibes que no alcanzaron los manuales escolares; los incontables adolescentes alemanes y rusos caídos o congelados en Stalingrado, los miles de pendejos de Normandía… las guerras nunca las hicieron los grandes… o sí… pero las pelean los chicos. Siempre. Y no es un juicio de valor, es un dato.
Este diario, por ejemplo, refiere la noche feroz de Monte Logndon, cuando entre los muchos ingleses muertos, cayeron los soldados del 3 de Paracaidistas Ian Scriven, Jason Burt y Neil Grose. Los dos primeros tenían 17 años, el otro, esa noche, cumplía 18. The children of de war.
En cuanto a la mítica superioridad militar del enemigo, este diario también recuerda algunos hechos y datos puntuales que demuestran hasta qué punto se trata de otro lugar común, banal, y por lo tanto falso.
El propio John Sandy Woodward, comandante supremo de las fuerzas británicas en el Atlátnico Sur, escribe en su despacho del 13 junio refiriéndose al estado de su flota: “todo esto se viene abajo”. Y el 14, mientras Menéndez decide rendirse: “si los argentinos pudieran soplarnos, nos derrumbarían”.  
Conciente de que había tenido la suerte de ser un corresponsal de guerra cuando tenía la edad para ser un soldado; terminado el conflicto, durante años, traté de darle forma de relato a todo lo que había visto, oído, vivido, sentido y sabido. En 1994 la Editorial de la Flor publicaba mi novela Banderas en los balcones, una crónica ficticia de esos 75 días.
Este diario no es una ficción. Son mis apuntes, mis recuerdos, un trabajo de investigación que no cesa, una mirada retrospectiva a la luz de toda la información aparecida hasta hoy, una resistencia al olvido, y si valiera, un homenaje a todos los veteranos de Malvinas, quienes más allá de Galtieri, Menéndez y toda la dictadura, durante 75 inmensos días únicos, recuperaron la soberanía completa del territorio nacional, y nos dejaron sentir, aunque más no fuera por un rato, que ya no éramos una colonia.  
Por la vergüenza del presente, en su memoria estas páginas.

D.A. 2/4/19





https://diariodelaguerrademalvinas.blogspot.com/
Foto: Ricardo Canga


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lunes, 1 de abril de 2019

MACRI: MINTIENDO POR UN SUEÑO…



Durante tres días un agente de la AFI no paró de hablar. Le contó al juez Ramos Padilla cómo funciona el esquema de extorsión, coacción y espionaje ilegal que involucra no sólo a Extornelli. Los nombres suben y queman y alcanzan al Ejecutivo. Magnetto encubre pero ya no convence, la Alianza implosiona, el Indec anuncia tres millones de pobres nuevos. Solo y sin resto, Macri se abraza al único sueño que le queda: llegar al final al precio de todos nosotros.


EL LARGO ADIÓS

Macri saluda a sus multitudes invisibles.



Como un gusano cortado a la mitad el gobierno y sus medios –o viceversa- se retuercen entre operaciones y maniobras técnicamente desesperadas.
En nuestro post del 14 de marzo, El que calla otorga, advertíamos: “En lo sucesivo asistiremos a un festival de maniobras oficiales y mediáticas como un desfile de inclemencias que a lo sumo, y con suerte, retrasarán lo inevitable, pero nada más”.
Dicho festival no sólo no demoró en comenzar, sino que el propio Poder Ejecutivo se apuró a inaugurarlo.
El mismo presidente que entre otros artificios también había prometido una justicia independiente, apenas se presentó Ramos Padilla en el Congreso, ya le ordenaba a su mayordomo en el Consejo de la Magistratura, el descarado Pablo Tonelli, que pidiera el juicio político del juez.
Más previsible que el otoño, para entonces el coro de niños del  pastor Durán Barba ya se debatía entre ensuciar a Ramos Padilla y/o colgarse de la enfermedad de Florencia Kirchner. El desconcierto era enorme.
La inoperante pero enamoradiza Laura Alonso, afirmaba alegremente por televisión que “le hacían esto” a Stornelli, “porque no pudieron pegarle un tiro como a Nisman”.
Macha y brava –porque el vino es macho- Patricia Bullrich no paraba de repetir que Marcelo Dalessio “es un loco”, y que las fotos con él, los videos con él, los chats con él, y todo con él, “es todo trucho”.  Lo hizo en la cara de Luis Novaresio, que ahí nomás no repreguntó más nada, porque para eso está.
El Servicio Penitenciario Nacional, que supo desplegar toda su parafernalia cinematográfica durante las detenciones de José López, Julio De Vido o Amado Boudou; y la misma Justicia que ayer nomás perforaba la Patagonia mejor que YPF; de pronto se quedaban sin nafta para trasladar un preso a Dolores.
Nada menos que Luis Barrionuevo empujaba a su esposa a la tele para defender a Extornelli, en sintonía con la versión oficial para niños que lo presenta como una víctima del “loquito” de Marcelo Dalessio. Lo hizo en la cara de Gustavo Sylvestre que allí le agradecía su presencia.
Ajena en los atalayas de su propio olimpo, la Corte Suprema de Justicia se desperezaba entre discursos que siguen sin traducirse en hechos. Habla de apoyar a Ramos Padilla, pero no baja de su cielo hasta las cloacas de Inodoro Py.
Los medios del Grupo Papel Prensa insisten con la causa  de los cuadernos como quien insiste en vendernos un auto que se incendia frente a nuestros propios ojos.
El agente Daniel Santoro se hunde en sí mismo mientras algunos colegas de los servicios todavía lo defienden en público, pero ya todos los del periodismo se le apartan en privado. Asustado, perdido, jugado por jugado, confiesa en una entrevista con Jorge Fonteveccia que se pasó dos días “limpiando el celular de todas las llamadas a fiscales y jueces”. Se entregaba públicamente por haber eliminado pruebas, sí, pero también le mandaba un mensaje de calma a toda su famiglia judicial.
Para saber cómo es la soledad dicen que basta verlo a Extornelli ambular los pasillos de Inodoro Py. Por lo pronto el país entero pudo verlo escapar de las cámaras de C5N más rápido que Juan Darthés.
La Embajada de Estados Unidos –que el otro día celebró durante algunos minutos por Twitter una supuesta derrota de Cristina en Neuquén-, ya le informó a la Cancillería argentina que ni siquiera conoce a Marcelo Dalessio. Claro.
El fiscal -ex- de Mercedes Juan Bidone, ya se arrepintió de fabricar arrepentidos con Dalessio & Asoc., y entregó a su vez al hombre que los presentó: el agente orgánico de la AFI Rolando Barreiro, quien al cabo de unos días prófugo, se entregó en Dolores y empezó a cantar y no para todavía.
Furiosa por el espionaje sufrido, y el agua tragada al no poder desdoblar el calendario electoral, la ex sonriente María Eugenia Vidal -flamante socia del hijo de Daniel Vila y José Luis Manzano en el canal América-, ruge su ira a través de sus nuevos muñecos, y entonces sorprende Eduardo Feinman pegándole más a Macri que a Cristina.
Mientras se extinguen bajo su lema histórico -“que se doble o se rompa pero se enrosque”-, los vestigios residuales de la UCR empiezan a limpiarse de cualquier responsabilidad por la gestión del gobierno que integran todavía.
Todos están muy nerviosos.
Dalessio también.
Sabe demasiado, pero sobre todo, habló demasiado, chateó demasiado, fotografió demasiado, grabó demasiado, filmó demasiado, escribió demasiado, y a la luz de los hechos, también se creyó demasiado. Ahora está demasiado comprometido, y ensucia, por lo tanto, demasiado.
Y mientras tanto en Avellaneda la Federal se tirotea con la Bonaerense dedicada al narcotráfico.
Y la economía hacia el abismo inexorable a cinco meses de las PASO cuando el Indec anuncia que hay 2.650.000 pobres nuevos, que suman y siguen...
Esta semana, mientras con fervor colonial el presidente recibía al rey de España; se conocieron dos datos fáciles de conectar: Macri pidió un informe legal y técnico para estudiar el adelanto de las elecciones presidenciales. Su hija ya le tiene preparado un departamento en Madrid.
El festival de la desesperación recién comienza. Más y nuevas y espectaculares maniobras y operaciones mediáticas y judiciales, nos esperan.
No servirán de nada, apenas retrasarán lo inevitable, pero se trata justamente de eso.
De todo lo que Macri prometió y se propuso ya el único sueño que le queda es ser el primer gobierno antiperonista que complete su mandato.
Una ambición modesta, y a la vez carísima.
Por suerte para él se la pagamos nosotros, el pueblo.


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