Más de tres semanas de iniciada la instrucción del atentado
y sólo cuatro copitos detenidos. Abogados relacionados al Pro y la Embajada, se
ofrecen gratis para defender a uno de ellos, mientras nuevas sospechas abren
nuevos sumarios contra la Policía Federal. Macri, sus medios y los de Magnetto,
alientan la hipótesis de los "cuatro loquitos". La investigación debería
detenerse ahí, y ahí se detiene por ahora.
COPITOS, LOQUITOS Y POQUITOS
“...dije casi, por no llorar”.
César Vallejo
A más de tres semanas -23 días- de comenzada la
instrucción del mayor atentado de la democracia moderna, las únicas novedades
de importancia se reducen a la aparición de poderosos abogados ligados al Pro para
defender a uno de los detenidos; y una nueva sospecha sobre la actuación de la Policía
Federal, que no sólo falló en la custodia, prevención y resolución del
atentado, sino que perdió el contenido del celular del asesino -al cual
atraparon los militantes, no la Federal-, y ahora se sabe que también demoraron
más de tres inexplicables horas la captura de Blenda Uliarte. Mientras tanto, el
responsable supremo de la Fuerza, el Ministro de Seguridad Aníbal Fernández -ratificado
en su cargo por el fantasmal Alberto-, se iba de viaje a los Estados Unidos con
las rodilleras bien puestas. Los días pasan, y no mucho más pasa.
Un nuevo sumario, el tercero, abre nuevas sospechas sobre
los hombres de Aníbal. Una vez que la jueza Capuchetti ordenó la detención de Brenda
Uliarte, la Federal debía localizar su celular, pero los encargados de la tarea
tardaron tres horas en llegar a sus puestos. Al final Brenda Uliarte fue detenida por iniciativa de un secretario del juzgado, un joven de 23 años,
que se dispuso a perseguirla, ante la pereza, impericia, desidia o complicidad
de la Federal. Eso se verá. O no.
Porque pese que desde el propio juzgado no paran de
trascender chats que implican directamente a muchas otras personas, incluyendo
a la vecina de arriba, y a los líderes de las agrupaciones de extrema derecha
Revolución Federal y Nación de despojados; hasta ahora hay sólo cuatro copitos
detenidos: el asesino, su presunta novia, la presunta amante de la presunta novia
del asesino, y el jefe del emprendimiento de los copos de nieve, pantalla de la
célula. Pero ahí una de las pocas grandes novedades de la causa.
A este último, Nicolás Carrizo, sin más oficio conocido
que los copos que nunca vende, le aparecieron sin embargo tres poderosos abogados,
dos de ellos ligados al directamente al Pro, y el otro a dos espías “cuentapropistas”
de la AFI de Macri, procesados por espionaje ilegal.
El primero en dar la cara, Gastón Marano, es conocido
como uno de los abogados más caros del país, y él mismo se jacta de haber
trabajado durante años como consultor de la Embajada de Estados Unidos. Y
aunque ahora dice que ya no trabaja ahí, también es cierto que lo mismo dicen
todos los que sí trabajan ahí, pero en forma encubierta. Debido a su
experiencia y trayectoria -este altruista abogado dispuesto a defender gratis a
un terrorista-, llegó a ser asesor del senador nacional por Chubut Ignacio Torres
(Pro), y nada menos que ante la Comisión Bilateral de Inteligencia, con acceso
a toda la información calificada que puedan soñar la CÍA, la DEA, el FBI, el
Mosad, y/o cualquier agencia de espionaje que se precie. Es extraño que hasta ahora
nadie en el Congreso hubiera notado semejante topo en operaciones.
A él lo asiste la doctora Brenda Salva, ex panelista y
productora de LN+ y AM24, y asesora -hasta ayer nomás- de la diputada Pro Karina
Bachey, que pocas horas después del atentado, tuiteó sin pudores: “Victimizarse,
causas judiciales, penas, y ahora pobrecita!!!! El circo y sus artistas!!!”.
El otro abogado del “loquito suelto” de Carrizo, es
también abogado de dos de los integrantes del grupo conocido como Super Mario Bros,
procesado por espionaje ilegal en tiempos de la AFI de Gustavo Arribas y Silvia
Majdalani. También es abogado del perito que falseó los informes que dieron inicio
a la causa Gas Licuado, con la cual se persiguió a Julio De Vido. Hasta Carlos
Pagni se preguntó cuántos copitos había que vender para pagar estos tres
abogados. Toneladas, concluyó. Y sí.
El chiste de la semana fue que pocas horas antes de
conocerse semejante dream team judicial, Mauricio Macri -nunca lerdo, aunque
siempre perezoso-, se apuró a sentenciar que los responsables del atentado eran “cuatro
loquitos”. Lo cual volvió aún más sorprendente la aparición de semejantes abogados
para defenderlos.
Las crecientes sospechas sobre el accionar de la Policía
Federal, serán pronto eclipsadas por las crecientes sospechas sobre el accionar
de la jueza Capuchetti y su fiscal Rívolo. De arranque caratularon la causa
como homicidio en grado de tentativa, agravado, con premeditación y alevosía,
en concurrencia con otras personas, etc, etc, etc… pero se cuidaron muy bien de
enmarcarla bajo las leyes antiterroristas, por eso la defensa de Carrizo no
apeló la calificación. Detalles que pasan por la realidad sin romperla ni
mancharla, pero que serán decisivos en la búsqueda de la verdad. Así la fila de
los que desconfían de la jueza y su fiscal, es cada día más larga. Nosotros estamos ahí desde el 4/9.
Mientras tanto, siempre alineados con la Embajada, los
medios de Magnetto y de Macri, y sus satélites asociados -América, Perfil,
Telefé-, se agotan en largos intentos infructuosos por subestimar la gravedad del
atentado, silenciarlo y hasta negarlo, o jugarse la suerte a la hipótesis de
los “cuatro loquitos” aun a riesgo de sangrar audiencia y rifar los últimos vestigios
de credibilidad. Todo sea por la causa.
Y la causa es parar a Cristina, frenarla, sortear ese
último escollo para el saqueo final, encerrarla, de ser posible, y si no es
posible, matarla.
Ayer en su alegato final, CFK recordó las piedras contra
su oficina del Senado, y remarcó tres veces que ninguna -ninguna- fuerza del Estado
se presentó para protegerla. Y para graficar mejor su indefensión, recordó, además, que uno de los abogados de quienes intentaron matarla, era asesor de un senador
que se sienta a veinte metros de ella. La lista de sospechosos también se hace cada día más larga, pero la jueza y su fiscal se detienen y entretienen con sus cuatro copitos o loquitos. Poco. Poquito.
A dos semanas del atentado, en nuestro posteo del 15/9 avisábamos el temor a que el
atentado contra CFK se convirtiera en uno de esos grandes misterios de la
historia argentina que nos impiden la justicia, y por lo tanto la paz, y por lo
tanto el mañana. Hoy, a tres semanas -23 días-, ese temor ya es casi
una certeza.
Y decimos casi, por no llorar.
* * *