-BLOG DISTINGUIDO POR EL GRUPO CLARÍN CON LA EXPULSIÓN Y PROHIBICIÓN ABSOLUTA EN SU COMUNIDAD, JA JÁ-
////// Año XVIº /// Editor Anónimo: Daniel Ares /// "Prefiero ser martillo que yunque", Julio Popper ///
sábado, 20 de agosto de 2016
miércoles, 17 de agosto de 2016
MACRI, MAGNETTO, MASSA: LA ARGENTINA DE M…
En la línea "paranoia o percepción", nos preguntamos: ¿Macri es el plan B de Magnetto, y Massa el A?
El
hombre sin voz dueño de todas las voces está dispuesto a bajar a Macri si el
pueblo se olvida de Cristina y arregla por Massa. Es su mejor oferta. Una
democracia moderada, que no afecte los intereses de las corporaciones y que
mantenga al pueblo en paz, o por lo menos en silencio, agobiado y confuso. Tal
el sueño de Magnetto.
UNA
ARGENTINA DE MIERDA
"Manifestación", 1934. Antonio Berni.
Para
quienes todavía dudan del poder casi absoluto del contador Héctor Magnetto y su
fabulosa fábrica de realidades, baste recordar que logró lo imposible: Mauricio
Macri presidente.
Bisutería
política subastada como una joya legítima.
Una
figura cuyo nombre y familia remiten directamente al saqueo del Estado, a la
dictadura, al menemismo, al contrabando agravado, a las escuchas ilegales, al
oscuro mundo del fútbol en sus años más oscuros; un candidato sin carisma, sin
formación y sin oratoria, fue convertido en presidente por la fuerza de un
monopolio mediático como no hay dos en el mundo, y cuyo dueño y cerebro es él: el
contador Héctor Magnetto.
Tan
grande es su poder que no sólo pudo convertir en presidente a MM, sino que al
cabo de ocho meses de ininterrumpidos desastres económicos, delitos flagrantes,
desvaríos políticos y represión sistemática, todavía lo mantiene en su cargo.
¿Qué
hubiera pasado si le encontraban a Cristina empresas off-shore en Panamá y
cuentas con millones de dólares no declarados?... ¿Cuánto hubiera durado Cristina
con una inflación del 45%, y luego de duplicar la deuda externa y triplicar el
déficit fiscal?... ¿Hasta dónde hubiesen llegado los gritos de Clarín-La Nazión
si en sólo ocho meses cinco millones de personas hubieran caído en la
pobreza?... ¿Y si reprimía jubilados?... Lanata se hubiera inmolado bañado en
nafta con tal de incendiar el país.
Hoy esas
mismas voces callan, explican, justifican, encubren.
La
pregunta es: ¿Hasta cuándo, hasta dónde?
La
respuesta es fácil: hasta que les convenga, hasta que les sirva.
Para Magnetto
Macri es tan descartable como cualquiera de los presidentes que ya le sirvieron.
Una primera fase del proceso M. Hace el trabajo sucio de venganza y destrucción
a costa de su propia imagen, de su escaso capital político. Cumplirá su parte,
y cuando no aguante más, cuando ya no le sirva…
La
pregunta entonces es: ¿Es Macri el plan B de Magnetto, y Massa el A?...
Aquí ya
la respuesta es más incierta… sin embargo hay pistas.
Como
quien acelera en la arena, Macri y su gobierno se hunden en su propia política
cuyos resultados hasta el momento resultan alarmantes porque resultan desastrosos.
El
desconcierto y la desconfianza que levantan entre empresarios locales,
inversores extranjeros y analistas de toda procedencia; el descontento social
que suena a bola de nieve que baja y se viene; el ruido a rotas armonías que
empieza a oírse desde el interior del espacio político del gobierno, y más aún:
en su propio gabinete; hablan de una realidad que no augura alegrías, y que se
recalienta al fuego de la lucha por el tarifazo, donde se enfrentan las tres
grandes fuerzas del gobierno, la Corte Suprema, y la población.
En
dicho escenario se vio cruzar las pantallas argentinas al superboy Sergio
Massa, estelar y recio, con su capa desplegada al viento y su gran M en el
pecho amenazando al ministro Aranguren con la fuerza pública.
¿Qué
hubiese ocurrido de haberlo hecho Cristina, jefa en tal caso del frente
opositor mayoritario?... ¿Hubiera sobrevivido a Magnetto y sus lanatas?...
La
respuesta es obvia, y la conclusión más todavía: si Massa ataca a Macri, es
porque Magnetto quiere.
¿La
idea es devastar con Macri, para coronar con Massa?...
En un
vertiginoso ejercicio de imaginación, intentemos soñar el sueño de Magnetto.
Detonadas
por simpatía las políticas recesivas en marcha, arrasado ya por completo el
país, destruida su industria, el comercio, extinguido el consumo, desatado el
caos en la línea 2001 –si hay muertos mejor-, una de dos, o ambas continuadas:
el estado de sitio que venimos advirtiendo (ver El delirio posible), con el
cual terminar de limpiar los últimos escollos opositores; y ya tendida la mesa
y resuelto el menú fijo, el pueblo argentino, exhausto por la crisis generada,
aceptaría la mejor propuesta que Magnetto está dispuesto a hacerle: Massa.
Massa o
nada.
Una
mirada más o menos atenta a cualquiera de sus incontables medios, revela el
cuidado que tienen con el crédito de Nordelta, siempre sonriente en sus apariciones, siempre
oportuno, pujante pero sensato, dispuesto a dar gobernabilidad en las dos
cámaras del Congreso, pero firme junto al pueblo ante las cámaras de la televisión.
Desatada
por fin la tormenta que ahora se organiza, las mil voces del hombre sin voz nos
explicarían entonces que es Massa o nada. Los portales, los diarios, las
radios, la tele, Tinelli, Lanata, Nelson Castro, el hijo de Mauro Viale, Santiaguito del Moro y
Firulete también. 24 por 24 repitiendo lo mismo. Que debemos asumir nuestro
destino miserable, que nos olvidemos no sólo de Cristina, sino, y sobre todo,
de las políticas distributivas, del Estado protector, de los derechos humanos,
de la integración con Latinoamérica, de cualquier bienestar, de toda fiesta, y
más que nada, de combatir monopolios mediáticos que se adueñan del país y de
las vidas de sus habitantes. El menú lo decide el chef, y el chef dice “Massa”.
Para
entonces el peronismo sería roto.
El kirchnerismo
estaría reducido a su núcleo duro, suerte de troskismo peronista atascado por
su propio purismo y ahogado bajo un diluvio de acusaciones, denuncias,
imputaciones y desmentidas.
Los
burócratas del Justicialismo, en cambio, no dudarían: Cristina nunca los quiso,
y Massa en cambio agarra cualquier cosa.
Los
vestigios del radicalismo, una vez más obedecerían a Magnetto, como vienen
haciendo desde que comenzaron su autodestrucción completa.
Los
jefes sindicales volverían a preguntar qué hay para ellos.
La
Alianza Cambiemos habría reventado por el aire como su versión anterior, pero
sus esquirlas individuales –Melconian, Prat Gay, Sturzeneger y asociados-, se
clavarían en el sistema y seguirían como hasta ahora. Habría, claro, un “gran clima
de negocios”.
Macri
cumpliría su viejo sueño de mudarse a Italia.
Elisa
Carrió los denunciaría a todos, pero siempre desde TN.
Cristina
sería encerrada en Guantánamo.
El
pueblo se callaría de una vez por todas.
Es el
sueño de Magnetto: una Argentina de mierda.
* * *
domingo, 7 de agosto de 2016
ESTADO DE SITIO: EL DELIRIO POSIBLE
Más
allá del círculo cuadrado de los creyentes de Magnetto, el gobierno de Macri no
provocó otra sorpresa que la velocidad de su furia y cierta impericia
inesperada en el mejor equipo de los últimos 50 años.
Previsibles y brutales, marchan con prisa y sin pausa hacia un estallido que ellos mejor que nadie han de saber inexorable. La sola intriga que presentan es cómo piensan enfrentarlo ¿En helicóptero?... ¿O será en cambio la ocasión perfecta para decretar un estado de sitio, y acabar el saqueo a puro palo?...
Previsibles y brutales, marchan con prisa y sin pausa hacia un estallido que ellos mejor que nadie han de saber inexorable. La sola intriga que presentan es cómo piensan enfrentarlo ¿En helicóptero?... ¿O será en cambio la ocasión perfecta para decretar un estado de sitio, y acabar el saqueo a puro palo?...
Desde 1789 las derechas
del mundo –oligarquías terratenientes, aristocracias financieras, corporaciones
imperiales- resisten, avanzan y retroceden, ceden y recuperan, van y vienen,
suben y bajan, pero ya saben que todo tiene un límite, que antes o después los
pueblos abusados hacen tronar el escarmiento.
El
gobierno de Macri no escapa a la gravedad de esa ley y sabe perfectamente que
amasa entre impericias y codicias un estallido social inexorable. Todo lo
avisa.
Rápidos
y furiosos en tan pocos meses destruyeron el estado de bienestar que hasta ayer nomás les permitía a los argentinos quejarse por el abuso de la cadena
nacional y marchar y parar contra el impuesto a las ganancias. Aumentaron la pobreza, el déficit fiscal y la desocupación, y duplicaron la inflación y la deuda externa mientras cayeron la inversión extranjera, el consumo y por lo
tanto el comercio y por lo tanto la industria, pero sobre todo la construcción,
porque además se paralizó la obra pública, y de paso se abrieron las importaciones
que se mastican lo que resta. A sólo ocho meses todos los números dan mal y nada indica ninguna mejoría por venir. Al contrario.
Ollas
populares, comedores que desbordan y se multiplican, desabastecimiento, carestía, protestas, paros,
ruidazos y cacerolazos, marchas federales y religiosas… Día a día se agudizan hasta
lo inocultable los síntomas de una crisis que ya ni el mismísimo Barrionuevo
consigue negar. Shakespeare, que siempre tiene razón, diría ahora: “esta noche
negra no se aclara sin una tempestad”. Y el
gobierno lo sabe.
Más allá
del círculo cuadrado de los creyentes de Magnetto, lo sabe cualquier argentino
que se informe sin pasiones, a puro dato crudo y realidad visible…
con mucha más razón lo saben el presidente y sus hombres. Por algo son el mejor
equipo de los últimos 50 años. ¿Cómo piensan enfrentarlo?...
El bobo
letal de Fernando de la Rua y su estrepitosa Alianza, aguantaron dos años pero tenían una ventaja crucial: aún no existían las redes sociales. Ahora el
mundo es otro.
Todavía sorprende la espontaneidad inorgánica de aquella noche de las
cacerolas… ¿Cómo se dio? ¿A puro hartazgo?... Ese hartazgo hoy tiene una
dinámica infalible: las redes.
La
primavera árabe reveló algo más que la imbecilidad de un occidente que creyó
ver allí el alba de una democracia capitalista y cristiana en el
mundo musulmán. Reveló además que los dirigentes ya no hacían falta. Que
bastaba el hartazgo, y una cuenta en twitter.
Entre
la espada del gobierno y la pared de la gente, los jefes sindicales tejen con
paciencia una manta de excusas con las cuales justifican su tejer y nada más.
Con ellos a la cabeza o no, las bases y las masas ya no escuchan el tango vencido de la
pesada herencia: el segundo semestre comenzó con el primer cacerolazo, el último jueves hubo otro, y ya la mentada revolución
de la alegría se volvió un chiste amargo que no hace ni reír. Pobreza
cero. Ja.
Y mientras caldo tan espeso se cocina, una justicia infestada todavía por más de 300 jueces de la
dictadura, suelta a 50 genocidas condenados por crímenes de lesa humanidad, pero se lanza a perseguir a la presidenta de Madres de Plaza de Mayo, a la
sazón una mujer de 90 años que se moviliza en silla de ruedas, y que, sin
embargo, y según dijo Clarín –en un abrazo de oso a la ministra Bullrich-, logró
“evadir” a la policía.
Desesperado, entre las llamas y la comicidad, el gobierno como todo gesto se abraza a Tinelli. El final está cerca. ¿Cómo lo enfretarán?
La torpeza bestial pero ecuménica de los tarifazos -y sus raros motivos que siguen sin entenderse-; la provocación, el desprecio y la ofensa constantes hacia el 49% que no lo votó; los televisivos escándalos por corrupción que o bien no llegan a los tribunales o bien siempre se detienen ante la palabra mágica Calcaterra; el coro de gemidos y lamentos de la pequeña y mediana empresa, de la cámara de la construcción, la del calzado, la del juguete, la textil, y siguen las firmas; son todos elementos de una realidad altamente inflamable. Una sola chispa podría detonarlos. En tal sentido, las redes sociales son una llama perenne. ¿Qué harán cuando la combustión sea?...
Desesperado, entre las llamas y la comicidad, el gobierno como todo gesto se abraza a Tinelli. El final está cerca. ¿Cómo lo enfretarán?
La torpeza bestial pero ecuménica de los tarifazos -y sus raros motivos que siguen sin entenderse-; la provocación, el desprecio y la ofensa constantes hacia el 49% que no lo votó; los televisivos escándalos por corrupción que o bien no llegan a los tribunales o bien siempre se detienen ante la palabra mágica Calcaterra; el coro de gemidos y lamentos de la pequeña y mediana empresa, de la cámara de la construcción, la del calzado, la del juguete, la textil, y siguen las firmas; son todos elementos de una realidad altamente inflamable. Una sola chispa podría detonarlos. En tal sentido, las redes sociales son una llama perenne. ¿Qué harán cuando la combustión sea?...
Paranoia
o percepción, El Martiyo teme un estado de sitio en marcha.
Y prefiere
anticipar un delirio, que callar un alerta a tiempo.
Lo advertimos ya en nuestro
post del 16 de enero La fiesta del odio,
a raíz del escándalo de la triple fuga y las sugestivas declaraciones de la
siempre inoportuna Gabriela Michetti; y allí decíamos: “Presentado el episodio del pozo que desbarató la fuga como un duro
golpe al narcotráfico, así se disponen a justificar cualquier atropello
próximo, como en los tiempos cuando la excusa era la lucha antisubversiva.
Ahora será el narco. Ya lo dijo Michetti: “no tenemos herramientas para pelear
con esto”… ¿Se las pedirán a la DEA, en una suerte de Plan Cóndor narco?... ¿O
recurrirán a las Fuerzas Armadas para la seguridad interna, como en el tiempo
de los asesinos?... ¿O amasan un estado de sitio y sacarse de paso el Congreso
de encima de una vez por todas?...
Pocos
días después la ley de derribos reincorporaba a las Fuerzas Armadas a la
seguridad interna, y al toque Mauricio Macri les devolvía su autonomía
administrativa. En paralelo la tétrica Patricia Bullrich presentaba su
protocolo de seguridad. La temporada de caza judicial había comenzado. Milagro Sala ya estaba presa. Ahora irían por Cristina, después por Hebe ¿Quién sigue? 50 genocidas –informaba Clarín- dejaban
la cárcel.
En esa secuencia,
y frente a un estallido social como el que amasan, ¿por qué no abolir de un
plumazo el Congreso, la oposición, los derechos individuales, y los jueces que no
se cuadren?... ¿Qué les costaría?... Con la complicidad de los medios que
encubrieron durante siete años una dictadura genocida, esto sería un paseo. En nombre del “orden público y la paz
interior”, Magnetto y sus Lanatas se ocuparían de explicarte la necesidad de tan “antipática medida”, y hablarían otra vez de “total
normalidad”, como el 25 de marzo de 1976.
Las Fuerzas Armadas se
sentirían de pronto más cómodas, más a sus anchas, como ahora la policía
persiguiendo incluso madres que amamantan.
La
Sociedad Rural, celebraría, ni qué decir.
Los dirigentes
sindicales seguirían como hasta hoy, tejiendo. Y los que no, serían detenidos bajo
cargos como conspiración contra el orden público, traición a la patria,
terrorismo, o narcotráfico. María Laura Santillán nos contaría
cosas horribles de todos ellos. Se descubriría que eran corruptos.
En cuanto
al contexto externo, tampoco habría sobresaltos. Gane quien gane en Estados
Unidos –Clinton o Trump-, saben que Macri no les negaría esa base
militar que tanto sueñan en el sur, y un sin fin de pingües bisnes. Apoyarían,
cómo no. En el peor de los casos, el Departamento de Estado se mostraría repentinamente
respetuoso del “principio de no ingerencia en los asuntos internos de otros
países”.
Desde
luego en tales circunstancias el descontento social alcanzaría su punto caramelo.
Descabezados de sus líderes naturales -ya fuera por la cárcel o la deserción-,
los sectores populares se astillarían, pero igual estallarían. Atentos al
manual de Washington, no se descarta una insurgencia armada financiada por el
propio gobierno con el fin de justificar la masacre pendiente.
Paranoia
o percepción, delirio o posibilidad, es infantil pensar que los hombres que integran el gobierno de verdad esperan todavía una lluvia de inversiones, una
pascua de la abundancia, la pobreza cero, la revolución de la alegría… ellos
saben que no, mejor que cualquier argentino lo saben.
Saben desde
1789 que sin otro plan económico más que el desguace del estado y la timba
financiera, ni más políticas públicas que la fuga de divisas con blanqueo
incluido, bien antes que después el pueblo hará tronar el escarmiento... ¿y
entonces?
Entonces
El Martiyo prefiere pasar por delirante ahora, que lamentar mañana no haber
avisado a tiempo.
Porque hoy puede parecer imposible una Argentina bajo estado de sitio… pero hace apenas ocho meses, la Argentina actual también parecía
imposible.
* * *
sábado, 16 de julio de 2016
Las Tapitas de Clarín: el pez por la boca...
LAS TAPITAS DE Clarín
Un día Clarín agregó un “atractivo” a su deslucido portal, que nos atrajo a nosotros también, y por ello saludamos al monstruoso monopolio, no sin gratitud. Lo cortés no quita nada, suma.
Y lo saludamos con gratitud porque pese a que pretendieron restringir el recurso a un juego de autorreferencias narcisistas titulando desde el vamos “Mirá la tapa del día que naciste”; El Martiyo advirtió allí, en cambio, una maravillosa herramienta para revisar, día por día, la historia argentina de las últimas décadas, a partir de la confesión de parte uno de sus principales gestores: Clarín.
Y maravillados por la maravilla, decidimos consagrarle una sección que de alguna manera encierra el juego “dime qué dijiste y te diré quién eres”, pero que en gratitud a tan generoso recurso, optamos por reconocer la marca que lo brinda, y le pusimos directamente: Las tapitas de Clarín. Que se hagan cargo.
Esperamos la disfruten, los entretenga, les recuerde, o los despierte.
* (Quienes pretendan justificar la tapa del 15 con el atentado en Niza, olvidan los incontables atentados y bombardeos que estos mismos medios ignoran a diario, y a la vez, en el dicho alegato, reflejarán el espíritu cipayo de estos medios que lloran los muertos de Niza, París o Londres, pero se cagan en los muertos de Trípoli, Bagdad, Beirut, Damasco, etc).
Si las
reacciones de un mismo medio frente a un hecho de iguales características,
resultan completamente opuestas, queda claro que ese medio no está haciendo
periodismo, sino negocios.
Aquí
una vez más Clarín nos ofrece un ejemplo práctico de tan desagradable verdad.
El 18
de abril de 2013, un cacerolazo “autoconvocado” desde los grandes medios contra
el gobierno de Cristina, y que agitó por un par de horas el centro de la CABA,
de Córdoba y Rosario, justificó la tapa del 19.
El cacerolazo
que el último jueves 14 de julio estalló y se oyó en todo el país por varias
horas desde Usuahia a la Quiaca, quedó reducido en la tapa del 15 a una llamada escueta,
inexacta, y bien abajo. *
![]() |
19-4-2013 |
![]() |
15-7-2016 |
* (Quienes pretendan justificar la tapa del 15 con el atentado en Niza, olvidan los incontables atentados y bombardeos que estos mismos medios ignoran a diario, y a la vez, en el dicho alegato, reflejarán el espíritu cipayo de estos medios que lloran los muertos de Niza, París o Londres, pero se cagan en los muertos de Trípoli, Bagdad, Beirut, Damasco, etc).
jueves, 7 de julio de 2016
¿Asesinamos a Dios?... Un relato revelador
Esta es la confesión de un periodista argentino que a fines del siglo XX fue testigo de la más increíble de las revelaciones de la historia humana.
Un descubrimiento mayor que la teoría de la relatividad o el continente americano. Amordazado por un juramento, el autor se vio obligado a callar, hasta hoy, los hechos extraordinarios que aquí revela, y cuyas pocas pruebas en su poder, a partir de ahora, pone a disposición de las autoridades pertinentes.
Cualquier parecido con la ficción, es apenas una esperanza.
EL PEQUEÑO MUNDO PROPIO
DEL DR. CRANDALL
"Dios es simple,
todo lo demás es complicado".
Albert Einstein.
I
No sé dónde -en los Estados Unidos-, no recuerdo exactamente cuándo, ni tampoco quién (sin embargo lo que cuento es verídico), el hombre que por primera vez denunció ante las autoridades haber visto un ovni, preguntado que fuera sí es que tenía alguna prueba, sin inmutarse ni trepidar, respondió irrefutable: "Sí, yo lo vi", dijo.
Tal es mi situación en este caso. Lo que voy a contarles es muy difícil de creer, pero tengo una prueba irrefutable: yo lo vi. Yo conocí personalmente al doctor Charles Williams Crandall, y él me mostró a mí, sólo a mí, la mínima y sin embargo extraordinaria maravilla de su pequeño mundo propio. Y yo lo vi. Con mis propios ojos. Es mi única prueba, pero es una prueba irrefutable. Quien quiera creer, que crea.
Durante más de 20 años me vi obligado a guardar semejante secreto porque así se lo había jurado al doctor Crandall en vida. Y aunque más de una vez tuve ganas de contárselo a la prensa, al mundo, a un amigo, a un psiquiatra, a cualquiera que me creyera así no me volvía loco solo... apenas imaginaba el cataclismo universal que podía desencadenar una sola palabra mía, inmediatamente me abstenía y me callaba y seguía soportando este silencio atronador.
Sin embargo, como yo juré guardar el secreto "hasta la muerte", pero en ningún momento se aclaró la muerte de quién; ahora que Crandall y su mundo ya no existen, no creo perjudicar a nadie con decir lo que voy a decir, y en cambio tengo más de una razón para dar conocer aquello que vi. Exactamente tres razones tengo.
En primer lugar, me gustaría establecer con estas páginas el principio del reconocimiento universal que como científico le debemos a Crandall, tan vituperado en vida por los asnos de su tiempo. En segundo lugar, quisiera dejar aunque más no fuera un testimonio escrito de la maravilla en sí de su invención, de la novedad que importaba en su momento (que importaría todavía), y de paso remarcar, para aprender y no olvidar, la gran oportunidad que la ignorancia nos negó. Y en última instancia -pero primera para mí-, cuento lo que cuento por la necesidad de alivio que supone la confesión. Son más de veinte años con un mundo y su humanidad atravesados en la garganta.
Aclarado esto, en atención a vuestra paciencia (y sobre todo a mi ansiedad), prometo de aquí en más ser todo lo conciso y rápido posible, para así llegar cuanto antes al punto vital de estas páginas: el pequeño mundo propio del doctor Crandall.
Perdonen entonces la aridez de estas líneas, pero aquí lo que importa es otra cosa.
* * *
domingo, 19 de junio de 2016
CASO LÓPEZ: ENTRE LA HISTORIA Y LA HISTERIA...
Con histórica histeria, el caso López desató alegrías y lamentos de un lado y del otro de la grieta, y en ambos igualmente infundados.
Unos creen que muerto el perro se resolvió la rabia en todo el mundo, y los otros no sabían que existen los ladrones.
Sin embargo la gran diferencia entre López y Macri, es que aquél tiene cobertura mediática y éste encubrimiento mediático.
No nos queda más que repetirnos: la corrupción no importa, importa el corrupto.
MENTIRA ESE LAMENTO II
Entre
kirchenristas que se clavan puñales, y macristas que descorchan champán, asistimos
a uno de los episodios sociales si se quiere más tiernos de la historia moderna
del país.
De un
lado, desde Macri y todos sus medios -incluyendo a sus mejores mastines como
Joaqu-Inmorales Solá-, se festeja el fin del kirchnerismo como si de verdad la
muerte de algún perro hubiese resuelto alguna vez el problema de la rabia. Antigua
ilusión gorila que ya fue mucho más sólida en días de la primera depuración, allá
por el 55, entre golpes de estado, bombardeos y fusilamientos, y patéticos decretos
que prohibían los recuerdos… Y 18 después lo fueron a
buscar a Madrid para que todo empiece de vuelta.
Del
otro lado, acaso más inconcebibles, en coro de lamentos y lloriqueos, los
kirchneristas parecen descubrir recién ahora que en el gobierno anterior había
corruptos. El caso Skanska, Antonini Wilson, Jaime, no habían bastado para avisarles
que la corrupción no tiene ideologías. Y lo más inconcebible aún: muchos de
esos llorones parecen abjurar, no ya de López, no ya de la corrupción, sino de lo que
sí han acompañado, según dicen, con absoluta honestidad. ¿Entonces?... ¿De qué
se arrepienten, de qué se avergüenzan?...
Quienes
han apoyado al gobierno anterior, apoyaron, en suma y síntesis, la ejecución de
los principios y visiones históricos del peronismo: la independencia económica,
la soberanía política, la justicia social, la integración con Latinoamérica, y la
búsqueda de memoria, verdad y justicia. En todos esos puntos, se lograron avances
¿De eso se arrepienten?...
Si bastara
un López para acabar con las aspiraciones populares que encarna y representa el
peronismo –y del cual el kirchnerismo es apenas su expresión actual-, López
Rega hubiese bastado, y hace rato.
Aún si
mañana encontraran a la mismísima Cristina enterrando o revoleando bolsos con dólares,
o presidiendo empresas off-shores, y/o con millones de dólares ocultos en
guaridas fiscales; aún así todas aquellas aspiraciones, toda esa gente, toda esa
fuerza, encontrarían otra forma de expresión, o les impedirían gobernar a quienes
no los representen.
No se hagan ilusiones, no descorchen champán: Dios perdona siempre, el hombre perdona a veces, pero la historia no perdona nunca, y la historia argentina ya demostró sobradas veces que no habrá paz mientras no haya justicia.
No se hagan ilusiones, no descorchen champán: Dios perdona siempre, el hombre perdona a veces, pero la historia no perdona nunca, y la historia argentina ya demostró sobradas veces que no habrá paz mientras no haya justicia.
En el
fragor del escándalo esta semana este editor escupió este texto en Facebook:
"Sorprenden la sorpresa y consternación que produce entre los propios kirchneristas la
captura del exfuncionario José López. Pareciera que nunca se imaginaron que en
los sucesivos gobiernos de Néstor y Cristina había habido corrupción. Como si
fuese posible, por única vez en la historia del mundo, un gobierno sin
corruptos. ¿Dónde se ha visto?...
Condenar
la corrupción, más que una obligación ética, es una obviedad ética. Hasta ahí,
se entienden los comunicados del FpV, las declaraciones de sus distintos
referentes, etc… ¿Pero acaso la Alianza Cambiemos, sus referentes y sus
militantes, sacaron algún comunicado por los Panamá Papers de su presidente, de
muchos de sus ministros, del intendente de Lanús, y de tantos otros miembros
del gobierno?... ¿Acaso se rasgaron las vestiduras y salieron a condenar
cualquier forma de corrupción cuando fue publicada la lista de los beneficiados
por la operatoria de dólar futuro a partir de la devaluación que esos mismos
beneficiados, oh casualidad, ejecutaron?... ¿Se clavaron algún puñal cuando se
conocieron los negociados del ministro Aranguren en favor de la Shell, empresa
de la cual es uno de los principales accionistas?... ¿Alguien se desmayó por la
valija llena de joyas con la que fue atrapada en la aduana la vicepresidente
Michetti de regreso de Chile?... ¿Alguien del Pro manifestó su asco por las
sospechosas declaraciones de bienes de Mauricio Macri, que en sólo un año
duplicó su capital?... ¿Se suicidaban sus militantes cuando saltó el affaire
Niembro y descubrieron cómo se robaban la guita de la Ciudad en nombre de las
pautas publicitarias?... ¿Se ofuscó mucho la Carrió cuando Macri nombró al
frente de la Unidad de Investigaciones Financieras a un ejecutivo del FMI y a
la abogada del formidable lavador de dinero HSBC?... ¿Alguno de ellos dejó de
votar a Macri porque estaba procesado en dos instancias por asociación ilícita
y escuchas ilegales?... ¿Alguno se suicidó cuando Daniel Angelicci le resolvió
ese asunto en una rápida tercera instancia?... ¿Y entonces?...
Corruptos
habrá siempre, y en todos los gobiernos.
La
diferencia entre López y Macri, no está entre un convento en Gral. Rodríguez, y
unas off-shores en Panamá.
La
diferencia está entre tener cobertura mediática, o tener encubrimiento
mediático.
No nos
queda más que repetirnos: la corrupción no importa, importa el corrupto.
A
propósito, les refresco este post publicado en El Martiyo el 9 de mayo pasado: MENTIRA ESE LAMENTO."
Pase y
lea.
* * *
martes, 7 de junio de 2016
RELATO REVELADOR: EL PEQUEÑO MUNDO PROPIO DEL DR. CRANDALL
Esta es la confesión de un periodista argentino que a fines del siglo XX fue testigo de la más increíble de las revelaciones de la historia humana.
Un descubrimiento mayor que la teoría de la relatividad o el continente americano. Amordazado por un juramento, el autor se vio obligado a callar, hasta hoy, los hechos extraordinarios que aquí revela, y cuyas pocas pruebas en su poder, a partir de ahora, pone a disposición de las autoridades pertinentes.
Cualquier parecido con la ficción, es apenas una esperanza.
EL PEQUEÑO MUNDO PROPIO
DEL DR. CRANDALL
"Dios es simple,
todo lo demás es complicado".
Albert Einstein.
I
No
sé dónde -en los Estados Unidos-, no recuerdo exactamente cuándo, ni tampoco
quién (sin embargo lo que cuento es verídico), el hombre que por primera vez
denunció ante las autoridades haber visto un ovni, preguntado que fuera sí es
que tenía alguna prueba, sin inmutarse ni trepidar, respondió irrefutable:
"Sí, yo lo vi", dijo.
Tal es mi situación en este caso. Lo que voy a contarles es
muy difícil de creer, pero tengo una prueba irrefutable: yo lo vi. Yo conocí
personalmente al doctor Charles Williams Crandall, y él me mostró a mí, sólo a
mí, la mínima y sin embargo extraordinaria maravilla de su pequeño mundo
propio. Y yo lo vi. Con mis propios ojos. Es mi única prueba, pero es una
prueba irrefutable. Quien quiera creer, que crea.
Durante más de 20 años me vi obligado a guardar semejante
secreto porque así se lo había jurado al doctor Crandall en vida. Y aunque más
de una vez tuve ganas de contárselo a la prensa, al mundo, a un amigo, a un
psiquiatra, a cualquiera que me creyera así no me volvía loco solo... apenas
imaginaba el cataclismo universal que podía desencadenar una sola palabra mía,
inmediatamente me abstenía y me callaba y seguía soportando este silencio
atronador.
Sin embargo, como yo juré guardar el secreto "hasta la
muerte", pero en ningún momento se aclaró la muerte de quién; ahora que
Crandall y su mundo ya no existen, no creo perjudicar a nadie con decir lo que
voy a decir, y en cambio tengo más de una razón para dar conocer aquello que
vi. Exactamente tres razones tengo.
En primer lugar, me gustaría establecer con estas páginas el
principio del reconocimiento universal que como científico le debemos a Crandall,
tan vituperado en vida por los asnos de su tiempo. En segundo lugar, quisiera
dejar aunque más no fuera un testimonio escrito de la maravilla en sí de su
invención, de la novedad que importaba en su momento (que importaría todavía),
y de paso remarcar, para aprender y no olvidar, la gran oportunidad que la
ignorancia nos negó. Y en última instancia -pero primera para mí-, cuento lo
que cuento por la necesidad de alivio que supone la confesión. Son más de
veinte años con un mundo y su humanidad atravesados en la garganta.
Aclarado esto, en atención a vuestra paciencia (y sobre todo
a mi ansiedad), prometo de aquí en más ser todo lo conciso y rápido posible,
para así llegar cuanto antes al punto vital de estas páginas: el pequeño mundo
propio del doctor Crandall.
Perdonen
entonces la aridez de estas líneas, pero aquí lo que importa es otra cosa.
* * *
domingo, 29 de mayo de 2016
MAURICIO MACRI: EL SOLO DEL 25...
A sólo
cinco meses de inaugurada la Revolución de la Alegría, el gobierno de Macri
conmemoró su primera fiesta patria aislado y/o protegido por un ejército, mientras saludaba a nadie en el corazón vacío de una Plaza vallada para que el pueblo no se le
acerque.
Lo que alarma no es tanto el desgaste sufrido en tan poco tiempo, sino el mucho tiempo que todavía le queda, o le falta.
¿Cómo lo cruzará? ¿Así?...
Lo que alarma no es tanto el desgaste sufrido en tan poco tiempo, sino el mucho tiempo que todavía le queda, o le falta.
¿Cómo lo cruzará? ¿Así?...
VALLAS
DONDE VAYAS
En la
fiesta patria del 25 de mayo el gobierno de Macri alcanzó en imágenes la
síntesis brutal de su verdad. La Plaza desierta, la zona militarizada -no sólo
vallada-, y la cúpula del Estado marchando sonriente, saludando al vacío,
orgullosa, ajena, aislada, protegida como conciente del daño que prodiga.
Del
otro lado de las vallas, un centenar de personas –cooperativistas en picada-
alzaban sus gritos y sus carteles. Uno de ellos también alcanzó la síntesis: “Vos
poné vallas, yo quiero que te vayas”.
Lo que
eleva a desastre político la importancia de esas imágenes –de estos hechos-, es
el tiempo, los sólo cinco meses que pasaron desde la asunción de este gobierno
y el anuncio con suelta de globos de la Revolución de la Alegría.
Desde
entonces la única sorpresa que presentó el gobierno de Macri –más allá de los
creyentes de Magnetto- es la velocidad de la furia con que destrozó el estado
de bienestar de los argentinos. En sólo tres meses devaluó la moneda un 50 por
ciento, desató la inflación -que ya duplica la que venía a resolver-, subió la
tasa de desempleo -que sigue en ascenso-, aplicó tarifazos de hasta un dos mil
por ciento, nos entregó a los fondos buitres atados de pies y manos, endeudó
al país otra vez y por varias generaciones, pero abrió la importación, autorizó
la fuga de divisas, desgravó el champán y los autos de alta gama, y libró de
retenciones a las mineras y a las grandes exportadoras del agronegocio. Moraleja:
así de rápido un millón y medio de personas ingresaron a la pobreza, y suman y
siguen.
Pero
acaso lo grave no es el poco tiempo que pasó, sino el mucho que falta.
Si a sólo cinco meses de asumido el gobierno debe celebrar su primera fiesta patria más custodiado que los hermanos Lanatta, ¿cómo cruzará los tres años y medio que le quedan –o le faltan-?...
Si a sólo cinco meses de asumido el gobierno debe celebrar su primera fiesta patria más custodiado que los hermanos Lanatta, ¿cómo cruzará los tres años y medio que le quedan –o le faltan-?...
En
caída libre en las encuestas, la imagen del presidente ya es apenas la de un
fantasma en el que nadie cree, pero al que todos temen. Propios y ajenos.
Una
mezcla de inconciencia, impericia, futilidad, insensibilidad social, desidia y
revanchismo, burbujea en cada uno de sus gestos. Su perro en el sillón
presidencial, la brutalidad de sus tarifazos, sus off-shores, su familia y su
pasado, su sociedad con Lázaro Báez ya probada; los despidos que no paran y su
veto para no pararlos; su amistad con Obama, su desinterés por Malvinas, su
inmediato apoyo al golpe en Brasil, su gabinete lleno de piratas del Caribe…Obligados a vender un detergente que mancha la ropa, sus defensores a sueldo –periodistas, panelistas, políticos, operadores y socios-, sin saber qué decir ante la realidad insalvable, repiten a coro la balada falsa de la herencia recibida, y/o justifican cualquier error del gobierno con otro del gobierno anterior, mientras aún así insisten como si nada con que son el “cambio”. Ya nadie les cree, ya apenas los oyen.
Conforme
pasan los días los pocos medios opositores que sobreviven a la nueva pauta
oficial –y a las presiones con las que han sido calladas tantas voces-, ganan
el público que, por lo tanto, otros medios pierden. Clarín & Co. se agota en los
mismos esfuerzos que los voceros del gobierno para hacernos creer que todo va
bien, que no nos mean sino que llueve... Pero la realidad no los ayuda, y la
gente, en busca de alguna verdad, comienza a abandonarlos.
El
canal de cable c5n ya supera las mediciones de la televisión abierta. Radio del
Plata, que hasta hace tan poco se hundía en el dial, ahora es la segunda AM
detrás de Mitre. Roberto Navarro, cuyas primicias imponen tema para toda la
semana, gana la noche de los domingos contra todo el Grupo y sus satélites. El nuevo
programa de Lanata fue lanzado como un gran trasatlántico, pero así como entró
al agua, siguió hacia su fondo. En la noche de los Martin Fierro, el ex-enemigo
a muerte de Clarín, sangró todo su resentimiento entre espumarajos de rabia. La
cobertura mediática, pieza clave de la estrategia para la devastación macrista,
se deshace insustancial.
En sólo
cinco meses de gestión, el gobierno se arrastra entre paros, protestas, amparos
judiciales contra los tarifazos, marchas, acampes, y encima, en lo que resulta una
pesadilla perfecta para la derecha argentina, el Vaticano con su Papa en
contra.
Sobre
llovido, los Panamá Papers, los beneficiados con el dólar a futuro, la cada día
más extraña historia del primo Calcaterra, y los desaguisados constantes de sus
mejores muchachos: Aranguren diciendo que el que no puede pagar el combustible se joda;
Frigerio aconsejando mirar películas suecas para ver cómo la gente cuida el
gas; Durán Barba negando el hambre mientras come con Mirtha Legrand; González
Fraga recordándole al votante de Macri que vive por error; Lopérfido rebajando
los desaparecidos… tanto y todo no podía sino culminar en un 25 de mayo así: él
rodeado de un ejército, y el pueblo tras las rejas.
Y sólo
pasaron cinco meses, y todavía quedan –faltan- tres años y medio.
¿Cómo
lo hará?
El gobierno
hasta ahora no informó de ningún plan económico. Hay medidas aisladas, augurios,
ilusiones, y promesas que se postergan de un semestre al otro, y del otro al tercero. El déficit fiscal que venían a bajar, subió. El consumo cae, y los
comerciantes y las cámaras empresariales, todos los días, gritan su asfixia por
todo el país. Se vende verdura en cuotas, y el pan en las joyerías. Mientras
tanto afuera, alrededor, el mundo se contrae; la recesión y el desempleo –y los
refugiados- azotan Europa; Brasil, el gran socio nacional, acaba de perderse en
la niebla de un golpe de estado que ahondará su crisis… hasta China se ajusta…
Ahí el
gran misterio, la gran –la sola- intriga histórica que presenta este gobierno:
¿Cómo lo hará?... ¿Cómo cruzará ese campo minado hasta la hoy tan lejana orilla
del 10 de diciembre de 2019?...
Porque
la historia argentina ya nos mostró muchas veces que las vallas esas pueden ser
del mejor hierro del mundo… pero cuando el pueblo advierte que se abusó de su
paciencia, parecen de papel.
lunes, 9 de mayo de 2016
CORRUPCIÓN: A VOS TAMPOCO TE IMPORTA
Jamás
se habló tanto de corrupción pero los mismos que se indignan con la ruta nunca
probada del dinero k, desestiman las incontestables filtraciones de Panamá y la
lista de enriquecidos por la compra de dólar futuro o los muertos de Costa
Salguero. Todo se reducía -ya no- a Lázaro Báez.
La corrupción no
importa, importa el corrupto.
MENTIRA
ESE LAMENTO
“Pedían justicia pero querían venganza. El
pueblo es así: pudoroso”.
Daniel
Ares, El asesino entre el centeno.
En
pocas semanas Lázaro Báez alcanzó más repercusión en los medios que Susana
Giménez a lo largo de toda su extensa y ya extenuante trayectoria.
Sin
embargo, según todas las encuestas, la inflación y los despidos, la economía,
siguen en la cima de las preocupaciones populares. Por mucho encomio que pongan
el gobierno y sus medios infinitos, hay modas que no prenden en el gran
público. La corrupción, por ejemplo. Que
a qué engañarse, no le importa a nadie.
Dicho
así parece más una bravata de sobremesa que siquiera una afirmación temeraria.
Pero se trata de una verdad simple.
Oímos y
vemos a diario en los medios y en las calles, a nuestro paso, indignados
ciudadanos que no trepidan en pedir el paredón para una larga lista de gente
que a diario les proveen, solícitos, los grandes medios.
Sin
embargo, a juzgar por las últimas elecciones, la mayoría de esos indignados ciudadanos
votó a Mauricio Macri aún sabiéndolo procesado por escuchas ilegales y
asociación ilícita; condenado alguna vez por contrabando agravado; heredero de
una fortuna que nació con la estatización de la deuda de su padre en los días
finales del dictador Reynaldo Bignone; incluso lo votaron en pleno escándalo por
el affaire Fernando Niembro y el reparto de las “mal cargadas” pautas
publicitarias, y, repetimos, aún procesado. Si la corrupción nos importara de
verdad, Macri no sería presidente. Punto aparte.
Es tan
poco lo que importa la corrupción, que ya casi ni los medios opositores que
sobreviven hablan de las filtraciones de Panamá. Sólo el mundo habla de eso,
nadie más.
Se
marcha por los salarios, por los despidos, por la ilusión que despierta el
regreso de Cristina, por los 40 años del golpe militar; pero descubrir de
manera inobjetable que el presidente de la Nación es parte y proa de un pool de
empresas off-shores allá donde saben esconderse las fortunas más sucias y los
mayores delincuentes del planeta… confirmar, no por investigaciones
periodísticas, sino por la filtración de documentos incontestables que la
familia presidencial encabeza una organización paralela dedicada, en el mejor
de los casos, a evadir impuestos y lavar activos… despertar cada mañana con un
nuevo integrante del gobierno involucrado en dicha organización… son cosas que
no movilizan porque no importan, así como no importa la corrupción que todas esas
cosas confirman.
Que
siete de ocho licitaciones para la importación de gas las haya ganado la misma
compañía de la cual es accionista el ministro de Energía, quizá no sea
corrupción, pero por las dudas tampoco importa.
Ni
hablar entonces de los muertos de Costa Salguero, o de ese tiro por la culata
que resultó la causa por dólar futuro, maniobra a través de la cual se enriqueció
buena parte de los responsables del mismo gobierno que a partir de una
devaluación ejecutó dicho negociado… ahí tampoco importa la corrupción.
Y tal
vez no importe porque es una condición humana, porque naturalmente todos, en
algún momento, en algún plano, de alguna forma, nos corrompemos. Evadimos un
impuesto, coimeamos un policía, un profesor, un jefe, un acomodador, un patovica,
o pagamos un retorno o estacionamos donde está prohibido, o sacamos la basura a
cualquier hora -y por las dudas se la dejamos al vecino-, o nos colamos donde
podemos, o cualquier otra cosa que sabemos que no se hace, pero la hacemos
igual.
Corromperse
es propio del ser humano, lo lleva en su alma, nos lo recuerda la carne.
Los
gobiernos, los estados, nunca se corrompen. Son sus hombres, sus mujeres. Nosotros.
Lo que hace falta es una oportunidad. Y aquél que esté libre de pecados…
Como el
ladrón que huye al grito de “agarrenló, agarrenló”, los mismos medios que
denuncian la corrupción están más sucios que el Riachuelo. Los dueños de esos
medios, en procura exclusivamente de más y mejores negocios, se escudan desde
siempre en la libertad de prensa para incidir en las decisiones oficiales. Eso
es mucha corrupción pero nunca importó. Los empleados de esos medios quizá no
se corrompen cuando obedecen órdenes de mentir u ocultar alguna información,
como demostraron -y aún no terminaron de demostrar- los papeles de Panamá,
cuyas revelaciones escatiman en provecho de sólo ellos saben quiénes (hasta hoy). Quizá eso no sea corrupción, tal vez, pero al hacerlo dejan claro junto
a sus patrones, que la corrupción no les importa nada. Y sin embargo son ellos
quienes arrojan la primera piedra animando a su público.
Si de
verdad nos importara la corrupción, no nos preocuparíamos tanto por la
corrupción como por su impunidad. La corrupción es propia del individuo, la
impunidad, en cambio, nos revela una degeneración social, un déficit
institucional, una complicidad sistemática.
Si de
verdad nos importara la corrupción, no confundiríamos desde hace tanto la
ventanilla del reclamo. La responsabilidad por la corrupción, o su impunidad,
no es asunto del Poder Ejecutivo, sino, y
siempre, del Poder Judicial. Es tan luego la Justicia quien está ahí para
fiscalizar, controlar, investigar e intervenir. De eso trata también la
independencia de poderes.
Pero ya
no creemos en nosotros. La Justicia, el Parlamento, los ministerios, están
llenos de humanos, y como tales, como nosotros, también se corrompen. Y algo
más y peor: la gente –agitada o no por los medios-, pide justicia, sí, pero
quiere venganza.
Si mañana
el juez Casanello tuviera que absolver o cuando menos liberar –por razones
estrictamente jurídicas- a Lázaro Báez, la prensa grande, su ejército de
habladores, y su público voraz, lo descuartizarían en una plaza de barrio. Y el
juez lo sabe.
Si
mañana el hoy heroico fiscal Marijuán decidiera con el mismo ahínco con que
perfora la Patagonia activar la causa Papel prensa y pedir por fin la
indagatoria de Héctor Magnetto, Ernestina Herrera de Noble y Bartolomé Mitre,
imputados por crímenes de lesa humanidad… bueno, bueno… el popular Marijuán sería
enterrado en uno de esos pozos que dejó por todo el sur.
O quizá
no.
O quizá
Marijuán no excave más nada y el juez Casanello libere a Lázaro Báez en estos días,
y los grandes medios, sin embargo, no digan nada. Ni mu.
El
jueves el famoso empresario presentó un escrito ante el juez mencionando a su
mayor socio, casi un patrón: el ya no menos famoso Ángelo Calcaterra, hijo de
María Pía Macri, hermana de Tonino y Franco, y por lo tanto, primo de Mauricio.
¿Otro tiro por la culata?...
Lo
cierto, lo evidente, es que el caso Lázaro Báez comenzó así su agonía, hoy ya
no está en las tapas de los grandes diarios, pierde espacio en las radios y los
canales y los portales oficialistas... ¿Llegó el cuarto de hora de Julio De
Vido y/o la causa Hotesur?... Probarán suerte, total: la corrupción no importa,
importa el corrupto.
Y eso
también es corrupción y tampoco importa.
* * *
lunes, 18 de abril de 2016
COSTA SALGUERO: LA DROGA NO ES LO QUE MATA
Derribar
aviones o reventar villas no evitó cinco muertes por droga en una fiesta electrónica
en un bunker del Pro.
Al
igual que la pobreza cero y la revolución de la alegría, el vociferado combate
contra el narcotráfico es otra mentira como los disfraces de Patricia Bullrich.
Pero
los muertos son de verdad.
MENTIRAS
QUE MATAN
Patricia Bullrich y el carnaval de la muerte.
Por
mucho que Patricia Bullrich se disfrace de Rambo o de arbusto, los papelones se
suceden, y ya comenzaron las tragedias.
Las cinco muertes de Costa Salguero no son una fatalidad. Son parte de ese fracaso
que supimos anunciar el 15 de octubre del año pasado en nuestro post Tres tristes tigres.
El
gobierno nacional no tiene ninguna intención de luchar contra el narcotráfico. El
“problema de las drogas”, como le llaman con notable displicencia, no les
parece grave. De hecho no pesa en las encuestas. No importa. Se trata de
un “flagelo mundial”, y como tal está lleno de excusas que hace mucho se dicen
por la tele. Basta con repetirlas.
Al
igual que la mentada revolución de la alegría o la pobreza cero, el vociferado
combate contra el narcotráfico, también era mentira. Una fachada pomposa, como
los disfraces de la ministra.
Camuflada
en la épica de una guerra contra los carteles de Sinaloa, la policía volvió a
pedirle documentos a la gente como en los días de hierro de Videla & Co.
La
temeraria ley de derribo de aviones sólo sirvió, a la luz de los hechos, para rehabilitar
la ingerencia de las fuerzas armadas en la seguridad interna, como en los días
de hierro de… Y las cinematográficas y violentas incursiones en los barrios más
pobres detrás de los grandes capos narcos, acabó con cinco muertos en una fiesta
electrónica autorizada por el gobierno de la ciudad y organizada por socios del
gobierno de la ciudad. Ningún avión, ninguna villa.
Igual
que en Cromañón, una vez más basta escarbar apenas para encontrar enseguida el
tejido subcutáneo de la corrupción oficial. Costa Salguero, bunker del Pro durante su campaña, salón de fiestas del casamiento de Macri, el gobierno de la ciudad le concedió su explotación al marido de Carmen Polledo, diputada Pro, y tan luego vicepresidenta de la Legislatura en la Ciudad de Buenos Aires.
Sin embargo esta vez los grandes medios prefieren culpar a “la droga” como a un ser viviente; preguntarse con remanida ingenuidad “por qué se drogan los jóvenes”, y al cabo deshacerse
en la melaza de lugares comunes tantas veces dichos, que ya ni siquiera precisan pensarlos para repetirlos. Y entre la ignorancia y la complicidad, el tema
también se deshace.
Histriónica
y desorientada, pero severa aunque incompetente, Patricia Bullrich se tomó el asunto
como algo personal, y apenas asumió se jactó de entregarse a la DEA para que la
agencia norteamericana le aportara toda la experiencia obtenida en sus ya más de
cuatro décadas de evidente fracaso.
La poderosa agencia hoy cuenta con más de cinco mil agentes especiales y está presente en más de 60 países. Inaugurada como tal el 1º de julio de 1973, desde entonces, como es sabido, la producción, el tráfico y el consumo
de estupefacientes se multiplicó en progresión geométrica, especialmente en todos esos países donde opera la DEA.
Pedirle a esta
gente que te asesore en la lucha contra el narcotráfico, equivale a pedirle al
Estado Islámico que te haga la seguridad de los estadios. Sin embargo, allí
fueron Macri y su ministra a buen puerto por agua.
Una de
tres: o no entienden nada, o no les importa nada, o son parte del negocio.
Demasiadas
veces referimos en esta misma sección
la plusvalía irremplazable que significa para el narcotráfico la prohibición de su
mercadería. Una vez abolida la ley seca en los Estados Unidos, las mafias
abandonaron el contrabando de alcohol. Y nació el narcotráfico.
Y
muchas veces que nunca serán demasiadas advertimos también la esterilidad de la
discusión sobre los daños que produce la droga –los riesgos para la salud, la dependencia orgánica, las consecuencias letales, y otras verdades inútiles-, cuando la cuestión urgente, desde
hace rato, es decidir quién ha de controlar el segundo negocio más redituable
del mundo: si el Estado organizado, o el crimen organizado.
Mientras
el debate gire sin salida alrededor de los mismos clisés,
las organizaciones dedicadas al narcotráfico aumentarán su lucro a diario, y por
consiguiente expandirán a diario sus ramificaciones en el poder, y su poder.
Y
mientras las autoridades insistan en reventar los barrios de los pobres, los chicos
caerán como moscas en las fiestas de los ricos.
* * *
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