////// Año XVIº /// Editor Anónimo: Daniel Ares /// "Prefiero ser martillo que yunque", Julio Popper ///

jueves, 14 de marzo de 2019

GRANDES MEDIOS Y RAMOS PADILLA: LOS SONIDOS DEL SILENCIO…



En un país serio -de esos que alucina el tilingo argentino con fervor colonial-, ayer la historia se hubiera detenido.
Un juez federal denuncia ante el Congreso y con pruebas un esquema delictivo que involucra jueces, fiscales, periodistas, servicios de inteligencia nacionales y extranjeros, pero los grandes medios y sus grandes próceres en la lucha contra la corrupción, no observaron nada raro.
Un silencio parecido, precede a los terremotos.



EL QUE CALLA OTORGA






Un juez federal se presenta ante el Congreso y descubre para los legisladores, públicamente, por televisión para todo el mundo, un esquema delictivo que involucra jueces, fiscales, periodistas, servicios de inteligencia nacionales y extranjeros, complicados en maniobras extorsivas, intimidatorias, conspirativas, con injerencia en otros países, más inexplicables “extracciones” de seres humanos, y los grandes medios argentinos y sus mayores próceres republicanos, no se enteraron de nada.
Los mismos próceres y los mismos grandes medios cuyos empleados a diario se rasgan las vestiduras por la corrupción, ahora, desde ayer, al cabo de las históricas denuncias del juez federal Alejo Ramos Padilla, hablan simplemente de otra cosa.
Apenas terminada la extensa y demoledora presentación del juez, El Martiyo recorrió las cadenas de noticias más importantes del país, y en su silencio era posible oír la desesperación oficial, propia. Terminal.
Crónica TV hablaba de unos hinchas que entraron a balazos en una cancha. Incluso los presentadores parecían animados.
TN sin embargo allí redoblaba durante demasiados segundos la placa URGENTE y sus trompetas, pero al cabo la noticia era la clausura del teatro donde se había accidentado Sergio Denis.
Siendo que Eduardo Feinman había sido mencionado durante la exposición de Ramos Padilla, y aunque el juez no lo acusó, sí lo excluyó puntualmente de la lista de “periodistas víctimas”, en la que apenas dejó al pelotudo confeso de Alejandro Fantino, y a Romina Mangel; y pese a eso a esa hora A24 no encontraba mayor problema para el país, que los motochorros.
El portal de La Nazión abría con un “Messi, brillante”, y la buena noticia del día: “el dólar dio un respiro”. Institución decana del periodismo argentino, “tribuna  de doctrina”, de Ramos Padilla no sabían nada.
Clarin tampoco, más bien. A esa hora su portal nos contaba de la reunión de su columnista Dujovne con la presidente Christine, algo de Messsi, claro, desde luego un palo para Cristina, y eso si: ¡la verdadera historia de la prostituta polaca que interpreta la China Suárez en la nueva serie que por supuesto producen ellos!... Del continente de corrupción descubierto por Ramos Padilla minutos antes en el Congreso y en detalle, ni un comentario, nada. Periodismo de guerra en pleno combate, digamos.
Los legisladores del oficialismo, profetas de la transparencia, y sus pares del Peronismo Zero, no se interesaron en lo que el juez tenía para contarles. Ninguno.
Con el sentido de la oportunidad propia de una catástrofe ambiental, Elisa Carrió se burlaba por Twitter de la posibilidad de ser detenida, justamente el mismo día en que rodaba otra vez por las redes la biografía de su hijo radicado en México, Enrique Santos Carrió, marcado por la DEA como uno de los jefes del cartel de Jalisco.
El Ministro de Justicia de la Nación, German Garavano, tuvo allí en el Congreso, durante más de cuatro horas, a un juez federal revelando un manantial de podredumbre en el ámbito de su cartera, pero apenas cuestionó el espacio. Debió haber sido en la comisión de inteligencia, no en la de libertad de expresión, observó. Y nada más raro observó.
Ernesto Tenenbaum, Reynaldo Sietecase, María O´Donell, y otros grandes líderes de la inexistente Corea del Medio, elevaban oraciones al cielo para que nada de “todo esto” obstruyera la causa (de las fotos de las fotocopias) de los Cuadernos, que llevan tan luego el de pronto fantasmal Carlos Stornelli, y su cada vez más nervioso Claudio Bonadío Glock.
Celestial y divina como insustancial, indiferente o ajena, la Corte Suprema de Justicia, aludida en más de un pasaje como responsable directa de la falta de apoyo al juez, mantiene un silencio, dijera don Bernardo de Irigoyen, “muy parecido a la estupidez”.
Hoy ninguna de las tapas de los grandes diarios y ninguna de sus ediciones digitales mencionan el tema, lo relegan a sus últimas páginas, como un hecho menor, intrascendente.
Y Eduardo Feinman, Luis Novaresio, Jorge Lanata, la descabellada Carrió y su triste Majul, Leuco y Leucocito, y todos esos grandes próceres vivos de la lucha contra la corrupción, de pronto se esconden y se callan, aunque al callar también otorguen.
Algunas cámaras empresariales (ADEPA, FOPEA, la SIP), todavía intentan enfáticas defensas del agente Daniel Santoro, pero son ecos lejanos, que se alejan y se apagan, ecos sin eco entre sus compañeros de redacción. Apenas sí lo apoyan los del espionaje.  
Y es que la caja de Pandora ya fue abierta.
En lo sucesivo asistiremos a un festival de maniobras oficiales y mediáticas como un desfile de inclemencias que a lo sumo, y con suerte, retrasarán lo inevitable, pero nada más.
La declaración espontánea del fiscal de Mercedes Juan Bidone en pos de limpiarse cuanto antes de Marcelo Dalessio y Asociados -enchastrando a la justicia, a los servicios, pero también al Gobierno-, anuncia que habrá nuevos y más arrepentidos del lado de los fabricantes de arrepentidos.
Son días inmensos.
Quienes hayan vivido en zonas de terremotos frecuentes, saben que los temblores se anuncian, segundos antes, con un silencio que se puede oír de tan absoluto… y luego sí, luego procede la destrucción.
Así suena ahora, desde ayer, el silencio atronador de todos los grandes medios y sus grandes próceres en la lucha contra la corrupción.
La destrucción parece inevitable.


* * *

domingo, 10 de marzo de 2019

DANIEL SANTORO: DEL PERIODISMO DE GUERRA AL ESPIONAJE SIMPLE…




Ríos de mierda rompen desde las profundidades de Comodoro Py y en su desborde arrastran jueces, fiscales, espías y periodistas.
Como un chicle en el pelo  nadie consigue despegarse de Marcelo Dalessio.
Descubierto buchón de sus propios compañeros, echado del programa Animales Sueltos, el cuerpo maloliente de Daniel Santoro apesta y espanta. Unos pocos lo abrazan en su caída, y allí se van con él, y con él tantas cosas.


EL ESPÍA QUE SE LLEVÓ EL RÍO

Santoro y Dalessio: los días felices.


"Yo soy un pelotudo".
Alejandro Fantino, (contemporáneo).


El Templo de las Últimas Ilusiones Pro –Comodoro Py- desborda de mierda y en sus heces a la deriva flotan jueces, fiscales, servicios y periodistas revolcados en el mismo lodo como en un trágico tango de Enrique Santos Discépolo. Tarde o temprano, todo se paga. Qué vachaché.
Las aguas servidas de sus propios despachos, ya les pasa el cuello.
Stornelli canta no hagan olas mientras se esconde y desoye el llamado a indagatoria, cuestiona al juez que lo imputa, se defiende en TN, y somos todos muy honestos pero el celular no lo entrega.
Su pareja de baile en las fiestas de la Embajada cada 4 julio, el juez Claudio Bonadío, se mandó en pleno fin de semana cuatro espectaculares detenciones de 4-ex funcionarios ka-4… pero en la tapa de Clarín no salió nada. Juez y fiscal de golpe se miran y se dicen: “nosotros los de entonces…”.
En la corriente de toda esa marea marrón y maloliente, vemos flotar y alejarse el cuerpo ya sin vida periodística del alto empleado del Grupo Clarín Daniel Santoro, quien hace tiempo se veía que venía y se venía ya decúbito dorsal, y que allí se lleva ahora en su caída tantas cosas.
Se lleva ADEPA, se lleva FOPEA y sus lustrosos premios; se lleva los restos de la ya escasa credibilidad que le quedaba al Grupo; se lleva unos cuantos compañeros puestos, y una sucia cultura periodística nacida de la cópula de los grandes medios y la dictadura cuando se quedaron con todo el papel del país, y entonces el negocio reemplazó al oficio, y las operaciones “serviciales” suplieron las investigaciones legítimas.
ADEPA, Asociación de Entidades Periodísticas de la Argentina, bajo su ostentoso nombre, no es sino una cámara empresarial que responde por lo tanto a los intereses de los dueños de los medios –o sea: Magnetto & Co.-, y no a la práctica responsable del periodismo, ni mucho menos al bien de la sociedad, la búsqueda de la verdad, etc. Nada que ver, no. Por eso mismo le dio todo su respaldo a Santoro, y allí se va con él.
FOPEA, Foro de Periodismo Argentino, bajo su pretencioso nombre, no es más que otro invento del Grupo Papel Prensa. Fundado en 2002, entre otros, por Daniel Santoro, quien es además autor de una de las mayores y más extensas mentiras del periodismo nacional, al sostener durante años que Nilda Garré y Máximo Kirchner tenían cuentas en el exterior, hasta que finalmente fuera desmentido por la Comisión de Valores de Estados Unidos. Y por todo lo cual inmediatamente recibió el Premio FOPEA a la Investigación Periodística, llevándose así consigo, de alguna manera, su propia criatura.  
Cual alternadora oficial, Joaqu-Inmorales Solá -siempre dispuesto a servir y satisfacer al cliente-, al igual que cuando le tocó atender en su programa al fiscal Stornelli, ni siquiera se animó a preguntarle a Santoro si esto era una campaña en su contra, apenas preguntó por qué se la hacían a él.
Santoro, claro, se defiende, balbucea excusas. Contra las fotos festivas en su propia casa disfrazados y contentos con Marcelo Dalessio, pretende que su relación con él “era estrictamente periodística”. Contra las propias palabras de Stornelli “a mí a Dalessio me lo presentó Santoro como agente de la DEA”, dice que a él Dalessio nunca le dijo que fuera agente de la DEA, “y yo igual no se lo hubiera creído”, explica sin que se le entienda.
Ya todo esfuerzo es inútil.
La RCP mediática no funciona, y Santoro está terminado.
Podrá seguir empleado en Clarín hasta jubilarse, no estaría mal, le falta poco, y después de todo se inmoló por el Grupo... Pero el badajo de buchón colgándole del cuello, no se lo saca ni Magnetto. Más bien al contrario.
"Soy un pelotudo", A. Fantino.
Porque Santoro no sólo aparece y parece complicado en una asociación ilícita destinada a la extorsión en el marco de su promocionada causa de las fotos de las fotocopias de los “cuadernos”; sino y sobre todo fue descubierto como un espía de sus propios compañeros de trabajo. Cada vez más torrentoso, el río de mierda de Comodoro Py de pronto se lo tragaba en un remolino también de mierda. 
“Yo soy un pelotudo”, se le oyó confesar por fin al conductor Alejandro Fantino mientras intentaba despegarse de Santoro y su Dalessio como quien se saca un chicle del pelo. O dos. “Vos me lo presentaste… yo creí que vos…”, tartamudeaba al aire ya rodando para siempre por las redes sus melosas apologías del hoy execrable Marcelo Dalessio, otrora más noble y valiente que El Zorro. 
Romina Mangel, también compañera del servicial Santoro en el programa Animales Sueltos, salió del juzgado de Ramos Padilla intentando callar con palabras lo que ahora sabía.  El dúo Santoro-Dalessio la había sumergido bajo el sistema de inteligencia de los Estados Unidos ¿Para qué están los compañeros?...
Sin embargo y pese al diluvio de pruebas que no para –chats, videos, fotos, audios, papeles, nuevas denuncias y más testimonios-, bajo el cómico hashtag SantoroEsPeriodismo, un pequeño pero seguramente inolvidable grupo de empleados de Magnetto salió en su defensa basado sin ningún orgullo profesional en las infantiles hipótesis de Elisa Carrió, la operación ka desde la cárcel, etc. Brillantes por su ausencia, ninguno de los compañeros de Animales Sueltos acompañó el chiste ¿Raro, no?...
Como en la España de Machado, en la Argentina de Macri hay un periodismo que muere, y otro periodismo que bosteza. Una nueva grieta se abre, pero ya no es política.
De un lado quedan los que defienden la industria y su universo de negocios, y del otro se van los que todavía sueñan con vivir del oficio sin renunciar a la industria, más los que ya dejaron la industria para ejercer el oficio aunque tengan que vivir de otra cosa.
Desde que publicar y difundir –y en directo y para todo el mundo- no precisa mayor inversión que un clic y otro clic; el periodismo es posible más allá de la industria. O más bien lejos de ella, y cuanto más lejos más aún.
Es bueno recordar que los ríos no vuelven sobre sus pasos.
El que se lleva a Santoro tampoco.


El embajador de EE.UU. Edward Prado, recibe al fiscal Stornelli.
Atrás asoma el juez Bonadío, ya con las rodilleras puestas. 


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sábado, 2 de marzo de 2019

MACRI EN EL CONGRESO: LOS GRITOS DEL FINAL…



Muy a su pesar Mauricio Macri inauguró las sesiones ordinarias del Congreso acaso por última vez, según el deseo de muchos propios y de todo el resto.
En un discurso previsible por vacuo pero sorprendente por nervioso, el presidente demostró que la foniatría no es una ciencia exacta, probó el humor involuntario, la fantasía llana, la promesa vencida, y la mentira simple.
Una multitud lo acompañó.
Una multitud de policías.

EL RUIDO Y LA FURIA

Captura de pantalla de Página 12


Acaso por última vez -según el deseo de muchos propios y de todo el resto-, Mauricio Macri inauguró las sesiones ordinarias del Congreso con su viejo rosario de inexactitudes, fantasías o alucinaciones, mentiras simples, y promesas vencidas hace mucho.
Futbolero de raza, así como existen “goles de otro partido”, probó suerte con un “discurso de otro país”.
Mientras la señorita maestra Gabriela Michetti trataba de poner orden en la clase pisando el discurso presidencial, interrumpiéndolo constantemente; Macri trataba de sobrevivir a su propia dicción entre rasgos de humor involuntario al referirse a sus logros (“los jubilados ganan cada vez más”, “todos los argentinos pueden acceder al crédito”. “hemos creado 700 mil puestos de trabajo”), y una bravura tan sobreactuada al hablar de la lucha contra el narcotráfico, que terminó destacando “el apoyo del narcotráfico”, (con el fantasma del intendente Sergio Varisco sobrevolándolo todo, la causa de los aportantes truchos perdida en el limbo de su justicia, y el sobrino de su Escribano General de la Presidencia, famoso como agente de la DEA, preso por asociación ilícita, extorsión y otros beneficios).
Acompañado por una escueta claqué dirigida por los inestables Elisa Carrió y Fernando Iglesias; ajeno a todas las encuestas como a la realidad, Macri intentaba salvar los abucheos y las risas recordando que estaba allí porque lo había votado la mayoría… hace ya tres larguísimos y penosos años que justamente nadie quiere recordar.  
No dejó de pasar su aviso sobre la energía eólica –uno de sus últimos grandes negocios junto al rompe-jugadores Carlos Tevez-, pero tanto le cobró el diablo semejante matufia, que la expresión “radiación solar” se le hizo imposible. Probó con algo así como “rasialón sosar”, luego intentó con “relación solar”, por fin enganchó “radiación” pero volvió “sosar”, y a partir de allí ya su indómita lengua prácticamente lo abandonó.
En uno de sus grandes instantes consideró que el déficit fiscal cero que le impone tan luego el FMI, será “el acto de justicia social más grande de los últimos 70 años”.
El resto fue ruido y furia.
Las risas, los abucheos, las puteadas, hervían.
La claqué oficial aplaudía con rabia entre la fritura de los rechazos.
La señorita maestra, también a los gritos, no paraba de retar a los alumnos más díscolos, mientras en un segundo plano Macri probaba seguir, terminar y rajar.
Invulnerable a cualquier verdad, volvió al desopilante “crecimiento invisible” del año pasado, cuando al llegar al Congreso saludaba a sus multitudes también invisibles. Inventarió escuelas, obras, planes, y otros progresos siempre invisibles. Un auténtico visionario.  
A los 150 mil millones de dólares por los cuales endeudó al país por más de cien años, -embargando ya el 97 por ciento del PBI-, lo llamó “respaldo internacional inédito”.
En obediencia a su gran amo del norte, no olvidó castigar a Maduro, porque además la paja ajena rinde más que la viga propia, sobre todo cuando en lo propio ya no hay más que vigas para mostrar.
Abrazado a la grieta como al último madero de un naufragio atroz, volvió a la carga con “la herencia recibida”. Pero lo que ayer tanto enojaba a la oposición, hoy nada más da risa.
Con el país en recesión, la inflación imparable, la actividad industrial en caída libre, el desempleo sangrando sin parar, las PYMES cayendo como moscas, y la tasa de interés más alta del mundo; afirmó que “estamos mejor parados que en el 2015”.
Acaso por temor a no ser visto, el pequeño canciller Fauri aplaudía de pie al hombre que en pleno G20 lo burlara delante de Valdimir Putin en directo para todo el mundo. Un gesto de genuflexión que resume toda la política exterior del Gobierno.
Cada vez más nervioso, furioso, sacado, limitado el aplauso de su claqué paga, en el fondo de su alma triste no pudo no sentir el rechazo de todo el resto del país. Lapsus y furcios se multiplicaban conforme cada frase le salía al paso. Cuando quiso hablar de sus políticas de género, la palabra “visibilizar” se lo llevó puesto.
Alrededor la realidad se despegaba de su discurso como la suela de un zapato barato.
Afuera una multitud lo acompañaba, pero eran todos policías.
El pueblo que no lo quiere no fue. El otro tampoco, tal vez ya no existe.
Sin siquiera terminar de escucharlo, el dólar y el riesgo país se disparaban.
Sólo cuatro gobernadores presentes.
Su escueta claqué.
Un huracán de soledad, y en el ojo él, inconciente, indiferente o ignorante, señalando el sol bajo la noche cerrada, prometiendo sin que se le entienda lo que ya nadie le cree, naturalmente nervioso.
Perdido por perdido, futbolero de raza, entre vaguedades últimas, inciertas o insustanciales, terminó a lo barra brava, subido al paravalanchas invisible de sus logros invisibles, gritando ya rojo de rabia vamos Argentina bajo un diluvio de tomatazos invisibles, que sin embargo se veían reventar claramente contra su rostro triste por desencajado y final.
Por más que lo distraigan bufones y mandantes, sabe que deja su nombre en la historia, impreso para siempre sobre el mayor de los fracasos de la democracia argentina.

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domingo, 10 de febrero de 2019

EXTORNELLI: UN JABÓN QUE MANCHA LA ROPA…



Días duros para los empleados de Magnetto cuya misión ahora es salvar al fiscal Extornelli del fuego que lo envuelve y lo incendia con todos sus “cuadernos” encima. 
Un empresario lo denunció ante la Justicia por extorsión, y el viernes Horacio Verbitsky hizo pública la investigación con un inventario de chats, audios, videos, fotos, facsímiles, y otras pruebas incontestables. 
Días duros para los empleados de Magnetto.


EL SILENCIO DE LOS INDECENTES

M. Dalessio y el fiscal Extornelli. El otro es Sáenz, intendente de Salta.
Explicala como quieras.





Como quien vende un jabón que mancha la ropa, los empleados de Magnetto se vieron obligados ahora a explicar la inocencia del fiscal federal Carlos Stornelli, denunciado en la justicia por el empresario Pedro Etchebets como integrante de un esquema de extorsión en complicidad con el doctor Marcelo D`Alessio –héroe televisivo de la lucha contra el crimen-, y a la sazón sobrino de Carlos D´Alessio, escribano general de la Presidencia de la Nación. Los empleados de Magnetto llevan días sudando como literales testigos falsos. Hay que vender ese pescado podrido…
El escándalo estalló a la hora 0 del viernes, cuando lo publicó Horacio Verbitsky en El Cohete a la Luna.
Abriendo el paraguas como quien teme una garúa cuando se viene un tsunami, la noche del jueves Elisa Carrió advertía por twiter la inminencia de una maniobra de La Campora para desprestigiar al fiscal Stornelli. Luego vino el tsunami.
Porque la nota de Verbitsky no es una nota, es antes un inventario de pruebas incontestables: datos, fechas, horas, lugares, cifras, información sostenida por chats, fotos, audios, videos, facsímiles... La Carrió se calló.
Con los reflejos de un mueble, los empleados de Magnetto tardaron casi 20 horas en reaccionar. Y cuando lo hicieron, una vez más, no sorprendieron a nadie.
Acusaron a Verbitsky y al juez Ramos Padilla de ka. Le dieron a Stornelli espacio en sus medios para tartamudear una defensa por la mañana, y otra distinta por la noche, y eso fue todo. Nada. Nada de los chats, de los audios, de los videos, de las pruebas, nada.
Muñeco estrella del gran ventrílocuo Magnetto, hoy Joaqu-Inmorales Solá desde La Nazión redondea la idea y marca la línea para sus repetidores semanales. Al cabo de largos, farragosos e improbables párrafos donde nos cuenta el alto compromiso del impoluto Stornelli en su lucha por la justicia y contra la corrupción, por fin concluye en que todo se reduce a que “algunos presos kirchneristas son responsables de una campaña mediática contra el fiscal Stornelli”. Listo. Ni una palabra de la denuncia, de Etchebest, de la causa iniciada, de las pruebas. Nada.
Allí los dos extremos de un periodismo que agoniza entre delirios y epifanías.
De un lado Verbitsky demostrando hechos con pruebas concretas, y del otro Inmorales Solá, imaginando conspiraciones sin información ninguna.
De un lado el Cohete a la Luna, El Destape, El Martiyo y tantos otros portales y blogs autogestionados rescatando la esencia del oficio a partir de la independencia de opinión y la veracidad de las informaciones; y del otro lado la fábrica de realidades del periodismo industrial, infestada por la defensa de los intereses empresariales del Grupo y sus asociados, la acumulación de poder político, la aniquilación de los adversarios, y por sobre todas las cosas, el lucro económico.  
Muchos de los empleados de Clarín que llevan ya más de 48 horas cuestionando el profesionalismo de Verbitsky, son los  mismos que aplaudieron al operador judicial Daniel Santoro cuando la propia FOPEA –propia de Clarín- lo premió por sus investigaciones apenas confirmado por la Comisión de Valores de Estados Unidos que aquello de las cuentas en el exterior de Máximo Kicrhner y Nilda Garré, era todo mentira. Pura mentira.
Son los mismos que se colgaron la escarapela de "TN Puede Desaparecer" cuando la Corte Suprema debía juzgar la constitucionalidad de la Ley de Medios, y que sin embargo después se dedicaron a perseguir a los trabajadores de TELAM, y hoy se callan bien la boca ante el franco ataque a los de C5N.
Son los mismos que se enojan cuando les preguntás si trabajan en Clarín o son periodistas, porque en el fragor de la batalla olvidaron la canción y ya no pueden distinguir entre periodismo y propaganda.
Son los hijos de Lanata, implacable denunciador del “monopolio Clarín”, héroe del ayer, toro salvaje de las pampas reducido ahora a una atracción de circo, inflado por sus propios vicios, perdiendo contra Mirko, rabioso, triste, solitario y final.
Entonces disparan contra Verbitsky.
No pueden soportarlo, claro.

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viernes, 30 de noviembre de 2018

CASO MALDONADO: EL FIN DEL PRINCIPIO…




Macha y brava –porque el vino es macho- Patricia Bullrich salió a celebrar ayer el sobreseimiento de su gendarme Echazú. En simultáneo, el juez Gustavo Lleral le confesaba a la familia Maldonado que había fallado por presiones. La ministra sin embargo, con esa imprudencia que también es propia del alcohol, ya daba por terminada una historia que recién comienza.


Demasiado rápido para brindar






“Los malvados tienen una felicidad negra.”
Víctor Hugo, Los miserables.



coro con una entonada Patricia Bullrich, lo que va quedando del círculo cuadrado de creyentes de Magnetto –sustancia esencial del núcleo duro de Cambiemos- salió a celebrar ayer la absolución del gendarme Echazú, involucrado en la invasión ilegal a territorios mapuche, la represión por lo tanto ilegal allí ejecutada, y la muerte como consecuencia de Santiago Maldonado, cuyo cuerpo permaneció desaparecido por 78 días. Víctor Hugo tiene razón: los miserables tienen una felicidad negra.  
Estos sectores sociales –por llamarlos de alguna manera- son los mismos que reclaman mano dura, que se quejan de "las puertas giratorias" del "garantismo", pero que no tienen ningún empacho en extremarlo más allá de la ley si esto permite la libertad de un genocida amigo.
Entre la ingenuidad y la ignorancia, los más viejos de ellos supieron aplaudir la llegada de Videla en marzo del 76, y quedan algunos aún más viejos que celebraron también los bombardeos a la Plaza de Mayo, el asesinato en masa de más de 400 civiles inocentes, los fusilamientos de militantes, obreros y militares en 1956; son los que apoyaron a Onganía, a Levignston y a Lanusse… Incapaces de otra pasión que el odio al peronismo, en 1983 votaron incluso a Raúl Alfonsin, y tuvieron otra noche de éxtasis, aunque por supuesto a la mañana siguiente ya lo habían abandonado a su suerte. Espantados siempre por los mismos cucos, en el 89 votaron contra Menem, pero ya en el 95 –cuando vieron que de verdad estaba dispuesto a destruir el país-, sí le dieron el voto, y luego al bobo letal de Fernando De la Rua y ahora a Macri y así vienen errando a través de la historia argentina de fracaso en fracaso.
Con patriotismo primario y fervor colonial, se les va la vida entre declamaciones escolares y políticas de entrega nacional. Prefieren un amo blanco a una igualdad mestiza. No les molesta la corrupción, de no ser peronista. No les molesta subsidiar millonarios, pero sí negros. En el arco voltaico de sus propias contradicciones, son intelectualmente fulminados.
Se rasgan las vestiduras por los héroes de Malvinas y dicha “patriótica gesta”, pero les importa nada que Macri entregue las Islas y en el paquete vaya la Antártida. Son bravos defensores de nuestras Fuerzas Armadas, pero les parece bárbaro que los poderes económicos las usen para sus saqueos y luego las arrojen al oprobio. Justifican la dictadura genocida en nombre de la guerra sucia que debieron vencer, pero se pasaron los doce años del kirchnerismo llorando porque nos gobernaban los montoneros, ¿a quién vencieron entonces?... A nadie: brutales a falta de razones, atropellan la historia y la historia se los lleva puestos.
“Nunca estuvimos peor que con el kirchnerismo”, confesó Jorge Rafael Videla poco antes de morir. Nadie como él ostentó un poder tan absoluto, se le permitió robar, destruir la industria nacional, la moneda, endeudar al país como nunca hasta hoy, secuestrar, torturar, matar, desaparecer y traficar recién nacidos. No conoció oposiciones ni siquiera blandas, no enfrentó un congreso hostil, no lo incomodaron los sindicatos, nada ni nadie se le opusieron, y reventó en el inodoro de una cárcel... Los malvados, los miserables, no sólo tienen una felicidad negra, sino también fugaz.
Macha y brava –porque el vino es macho- ayer Patricia Bullrich festejó públicamente la absolución de su gendarme, como si dicha absolución explicara en sí misma la muerte de Santiago Maldonado. Mientras la Bullrich descorchaba, el juez Lleral le confesaba a la familia que había fallado como falló porque tuvo muchas presiones. Como en tantos otros casos argentinos, la etapa que sigue se bifurcará en dos caminos paralelos: la investigación de la muerte de Santiago Maldonado, y la de su encubrimiento. Pasarán el tiempo y muchas cosas.
Sin embargo -con esa imprudencia que también es propia del alcohol-, así como hace poco subestimó la organización de un partido de fútbol, ahora la ministra Bullrich parece dar por terminada una historia que recién comienza.
Acaso en Chile, acaso en España, quizás en Ruanda, en Brasil, pero nunca nada fue tan simple en la Argentina. Si no bebiera tanto, lo recordaría.
Videla, Masera, el Tigre Acosta, Ramón Camps, el mismo José Alfredo Martínez de Hoz, Astiz, Echecolatz, y tantos otros, también tuvieron su instante de gloria, de victoria. Su felicidad negra.
Y fugaz.


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miércoles, 28 de noviembre de 2018

LOS CHISTES DE BORGES – Hoy: “Vargas Llosa-Bienes Raíces”



Los Chistes de Borges



Cuando le preguntan a María Kodama qué es lo que más extraña de Borges, ella no duda en responder: “su sentido del humor”. Uno de los hombres más divertidos de la historia del hombre, sin embargo, decidió pasearse por su siglo disfrazado de viejo aburrido, sin romances rimbombantes ni escándalos de vodeville, con su traje siempre gris, su bastón y su ceguera, su hablar lerdo y trabado, y su genio camuflado de sabio que no sabe. No es arbitrario pensar que esa sola caracterización, única y total, fuera su más secreta y grande broma.






A mediados de los años 50 un joven Mario Vargas Llosa entrevistó a Borges en su sencillo departamento de la calle Maipú. Más allá de su admiración por el argentino, cajetilla limeño al fin, Vargas Llosa no pudo evitar su sorpresa ante la austeridad que rodeaba a Borges. No se aguantó y le preguntó:
-- ¿Por qué no vive en una casa con más lujo, con más libros?…
-- Sí –le respondió Borges con desgano- a lo mejor en Lima hacen las cosas así, pero acá somos menos devotos de la ostentación…
Sin embargo Vargas Llosa insistió un rato con la modestia del entorno y las estrechas dimensiones de la vivienda.
Pocos días después, Borges comentó el encuentro.
-- Vino a verme un peruano, sí… creo que se dedicaba a los negocios inmobiliarios.



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lunes, 19 de noviembre de 2018

EL TIRO DEL FINAL: CRISTINA PRESA…


 Destruida la economía, sin otra idea más que endeudarse hasta el estallido, en caída libre en las encuestas –mientras Cristina sube y sube-, Macri, envejecido, balbuceante, ajeno a toda realidad, deberá enfrentar algo más duro que un año electoral: Magnetto quiere a Cristina presa, y el tiempo se acaba. 
Es hora de cumplir, o caer.



El Último Servicio 


Macri hace tres años, Macri hoy: pasaron cosas.





“Ojalá vivas tiempos interesantes”.
Maldición China.



Visiblemente desfigurado –por el botox, la fatiga, el fracaso, (o las pesadillas que ya le anticipa el porvenir)- Mauricio Macri insiste con sus apariciones públicas que más y más desgastan su desgastada imagen, para decir, encima, nada. Ajeno a la realidad, le habla a su plaza siempre vacía, a sus multitudes invisibles que entonces aplauden su crecimiento invisible. Son dimensiones paralelas que nunca se tocan.
Del otro lado de la grieta Cristina reaparece una vez más y una vez más convoca multitudes, desbordó el estadio de Ferro, y una vez más su discurso, lúcido, sustancial, se multiplica por las redes perforando por todas partes el silencio de los grandes medios.
Viejo Gepetto fabricante de pinochos en serie, Magnetto sabe que su muñeco no da más, que se le muere, que se fundió, se rompió, a lo mejor por el uso y el abuso. Lleva tres años de golpearlo contra todo. Lo hizo abolir de un plumazo la Ley de Medios Audiovisuales votada por ambas cámaras y refrendada por la Corte Suprema; lo hizo pulverizar de un zapatazo el Afsca, infestar la justicia entre operadores y carpetazos; regar con sus gerentes el ANSES, el INCAA, convertir en superministro de economía a uno de sus columnistas más opacos; firmar la fusión final con Telecom, e incontables e incesantes negocios, y como frutilla de la torta, coronar la Corte Suprema con uno de sus propios abogados… Tanta entrega directa, abierta, impúdica, le hubiese costado la imagen a cualquier político de verdad. Macri ni siquiera es un político mediocre.
Las encuestas que semana a semana hasta el propio Magnetto le escupe en la cara, le recuerdan sobre todo dos cosas: que apenas el mismo Magnetto lo sostiene en su cargo, y que un último servicio está pendiente y se vuelve urgente: Cristina presa. El tiempo se acaba, y la fe también.
Lanata pierde con Mirko, Mirtha con Andy, el diario se extingue, el portal no consigue auto sustentarse, las mentiras y las desmentidas constantes de los últimos años (las cuentas en el exterior de Nilda Garré y Máximo Kirchner; la valija llena de guita con que huía Boudou hacia Carmelo; el tremendo sueldo de Kicillof en YPF; los hermanos Lanatta y la fábula de La Morsa, Pérez Corradi, los bolsos de Milagro Sala, el pueblo donde todos eran iguales a Santiago Maldonado, y mil otras fantasías), en síntesis: el confeso “periodismo de guerra” arrasó con los vestigios de su ya escasa credibilidad, y ahora el círculo cuadrado de sus creyentes se estrecha sin solución. Pronto ya nadie podrá creerles y será cada vez más difícil encerrar a Cristina sin pruebas.
Destruida por completo la economía nacional, sin rumbo y sin otra idea más que endeudarse hasta el estallido, la única estrategia electoral –trillada, cansadora, acaso inocua, pero única- será la herencia recibida, la corrupción ka, las bóvedas nunca halladas, etc, etc, etc.
Pero es el último servicio, y Macri ha de cumplirlo o él también podría sufrir represalias. Lo de Cristina no es apenas venganza, es sobre todo un mensaje aleccionador para toda la clase política viva y por venir.
Macri deberá jugar allí la poca suerte que le quede. Será una lucha dura: las negras también mueven, y casos como dólar futuro, la Rosadita, los bolsos de López, las fotocopias de los cuadernos nunca aparecidos –y ahora también silenciados-, y la primera gran concentración kirchnerista después del triunfo de Cambiemos, convocada nada menos que por su servicial Claudio Bonadío el 13 de abirl de 2016 desbordando Comodoro Py y sus inmediaciones; son cosas que deberían recordarle a Macri aquella triste parábola del tiro por la culata que tanto ha sufrido su desastrosa administración.
Porque ahora los escenarios de la campaña presidencial para 2019 serán los tribunales orales por los que desfilará Cristina (fuera ella o no la candidata); y desde luego TN pondrá a su servicio todas sus cámaras y así ella recuperará inesperadamente la cadena nacional que el propio TN tanto le retaceara.
La vida tiene esas cosas.
Entonces ella, así, expondrá sus razones para todo el país todo el día, sus números, sus recuerdos, sus argumentos, sus datos y sus cifras. Volveremos a oír que es tan luego el oficialismo el que se niega a auditar toda la obra pública de su gobierno. Que en ese rubro Lázaro Baez ocupa el puesto número 36 entre los beneficiarios de su gobierno, y Calcaterra el 3. Que si nunca más volvimos a ver los videos de la Rosadita, es porque allí tenía su dirección una de las empresas del Grupo Macri. Que si nunca pudimos saber de dónde habían salido los dólares de los bolsos de José López, fue porque ya supimos que habían pasado en 2011 por el Banco Finansur, propiedad de Jorge Sanchez Córdova, entonces tesorero de Boca Juniors... Muchas cosas oiremos, recordaremos y/o sabremos. Todos. El público de Magnetto, y muchos indecisos también.
Macri debería recordar la maldición china. 
Porque serán tiempos interesantes.  



Pasaron cosas
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sábado, 27 de octubre de 2018

EL MARTIYO: DIEZ AÑOS DE PERIODISMO INDEPENDIENTE (ma´qué TN)…




A mediados de 2008 los sospechosos de siempre (la Sociedad Rural, los grandes medios, los sectores más reaccionarios de la Iglesia y las Fuerzas Armadas, la derecha de siempre, y desde luego la Embajada Norteamericana), una vez más intentaron un golpe de estado en la Argentina. La noticia no era esa: la noticia era que por primera vez las masas sin jardines ni macetas, salían en defensa de lo que creían “el campo”. 
Semejante confusión tenía un culpable: los grandes medios, el grupo Papel prensa, lo que nos gusta resumir como: Clarín, lo que es, supone y oculta. Decididos a enfrentarlos, hicimos de nuestra herramienta un arma. 
Nacía El Martiyo.


Las Jornadas de Octubre



"Prefiero ser martillo que yunque".
Julio Popper


El 4 de octubre del año 2008 El Martiyo irrumpía en el universo virtual.
Entonces se llamaba El Martillo y aparecía en la comunidad de Clarín.blogs, dispuesto a ser la quinta columna que los mordiera por dentro. Aquella convivencia se fue tensando a tal punto, que dos años después, el día que murió Néstor Kirchner, decidimos clonarnos en la comunidad Blogger ya bajo el nombre de El Martiyo. Apenas el 11 de noviembre, quince días más tarde, Clarín nos censuraba y nos clausuraba condecorándonos a la vez con la frase que hoy nos encabeza como una medalla: BLOG DISTINGUIDO POR EL GRUPO CLARÍN CON LA EXPULSIÓN Y PROHIBICIÓN ABSOLUTA EN SU COMUNIDAD, JAJÁ.
Nos gusta pensar que El Martiyo nació en octubre, como el peronismo, el 4 El Martillo, el 27 El Martiyo. Así que tomamos el año del primero y la fecha del segundo, para conmemorar hoy su primera década de periodismo de verdad independiente, libre, sin anunciantes ni patrones, sin intermediarios mercantiles entre mis ansias y mis lectores. Como si fuera posible la felicidad.
Por aquellos mismos días de 2008 nacía también el programa de la Televisión Pública 678. Vale mencionarlo porque en el fondo teníamos el mismo origen, las mismas necesidades, el mismo objetivo: denunciar, o más bien revelar la dinámica de la manufacturación de la realidad del periodismo hegemónico. Eso que nos jactamos de haber bautizado: el periodismo industrial.
Eran los días cuando la misma argentina que más tarde alucinaría en Macri al arcángel Gabriel, entonces le colgaba las patillas de San Martín al insustancial Cleto Clobos, hoy extinto político.
Pero la sorpresa no estaba, desde luego, en la traición de un radical asustadizo, ni mucho menos en la sempiterna codicia de la viejísima Sociedad Rural, ni en los cuatro machos del agraonegocio y su rancia oligarquía terrateniente, ni en la voracidad sanguinaria del Grupo Papel Prensa. La sorpresa, la única y grande, fueron aquellas multitudes sin macetas ni jardines que de pronto salieron a defender “al campo”.
Por primera vez desde no recordaban cuándo un gobierno nacional y popular los protegía y enfrentaba a los poderes concentrados en beneficio de las grandes mayorías, y sin embargo… Algo andaba mal, muy mal, y para mí, y no sólo para mí, el nudo del problema era Clarín, lo que es, supone y oculta.
Entonces por algunas semanas Magnetto & Co. alcanzaron el dominio de la situación nacional. Promovieron y celebraron el corte de rutas, el desabastecimiento, la confusión y la injuria, encubrieron el lock-out patronal como alguna vez el genocidio, y al fin, por un voto, lograron quebrar la voluntad del Gobierno.
A punto estuvieron de disponer su caída.
Fue una demostración de poder inédita, que bien supieron ocultar detrás de los títeres de la hora: el desdentado De Angelis, el bárbaro Hugo Biolcatti, la infaltable Carrió, Cobitos… Días de gloria cuando Magnetto todavía conseguía esconderse detrás de cualquier arbusto. Pero la victoria era suya, y lo sabia. Nunca había llegado tan alto, tan hondo. Era el mediodía de Clarín. Comenzaba su lento declinar hacia el ocaso.
Kirchner le preguntaba entonces si estaba “nerviosho”.
Se acuñaba y multiplicaba el eslogan Clarín Miente.
Nacía 678.
Nacían El Martiyo y tantos otros blogs y portales dispuestos a la tarea urgente de incendiar la caverna de Platón, de revelar el lado oscuro de la industria periodística argentina. De enfrentar al ventrílocuo y no perder más tiempo con muñecos.
De eso se trata El Martiyo, un blog argentino, hecho por un argentino, escrito en argentino, y dirigido a todos los argentinos de cualquier nacionalidad que fueran.
Urgidos por la urgencia, nunca nos planteamos un periodismo informativo o de investigación, eso lo dejamos para El Martiyo Plus. Aquí preferimos encuadrarnos en lo que nos gusta llamar periodismo de barricada, asentado en una serie de sobreentendidos, siempre cuidando la información consignada, pero sin pretensiones de objetividad porque elegimos la honestidad, y, pese a ser un blog unipersonal, ya de movida adoptamos la primera persona del plural para no abjurar de las responsabilidades que a todos nos caben por este mundo que supimos conseguir. Y por el cual instauramos la sección Mundo Mundial.
Porque como somos argentinos, ningún tema nos es ajeno. La política, el fútbol, el amor, la guerra, el arte, la música, el cine, las chicas, y sobre todo la Argentina, por eso nuestra sección más copiosa es La Patria Escrita.
Para que no falte el humor surgieron las secciones Anékdotas (“chiste” en griego moderno), Destellos Apócrifos, Aforismos, Los chistes de Perón y Los chistes de Borges, en una especie de contrapunto ideal entre esa Argentina posible, aunque imposible.
Nos permitimos la profecía en nuestra sección Europa en Guerra, donde advertíamos entonces lo que vemos hoy.
Pero en el fragor de la batalla, no olvidamos la canción. Nuestro objetivo siempre fue Clarín, lo que es, supone y oculta. Su historia (Papel Prensa, el genocidio encubierto, las AFJP, la fuga de divisas, le pesificación a costa de todos nosotros), su prepotencia monopólica, sus inciertos propietarios (Goldman Suchs, Barton Group), los  delitos de lesa humanidad de sus distinguidos directores: Bartolomé Mitre, Héctor Magnetto, Ernestina Herrera de Noble, la historia de sus hijos sin resolverse todavía… Golpeamos donde más les dolía y desde su propia comunidad… Entonces desplegamos nuestras secciones Medios Medios, La guerra con DOS medios, y El Martiyo contra Clarín, crónicas de algunas batallas muy puntuales; y desde luego, La Patria Escrita.
Para dar testimonio directo de algunos procedimientos habituales y repugnantes del periodismo industrial, nos inmolamos en nuestra sección Memorias de un mercenario (breves relatos de mis días de plomo).
Colorín colorado, la mañana del 11 de noviembre de 2010 Clarín nos clausuraba El Martillo: this blog has been archived or suspended, decía el cartelito en inglés, los muy cipayos…
Conocedores del Grupo -por dentro y por fuera-, quince días antes, precavidos, inaugurábamos El Martiyo con un posteo casi en crudo, urgente, sin arabescos ni copetes ni fotos y rápidamente titulado MURIÓ NÉSTOR KIRCHNER. Abajo Blogger consigna la fecha y la hora de su publicación: 27 de octubre, 15.40. Hora de afinar la resistencia.
Mucha web corrió desde entonces, desde aquél octubre de El Martillo y ese otro de El Martiyo. Diez años, mucha web…
En cuanto a nuestra guerra con el Grupo… A la luz de la actualidad podría pensarse en una inmensa derrota: Magnetto maneja la Corte Suprema y el Poder Ejecutivo, y el Grupo se convirtió en la empresa más grande del país, y el mayor conglomerado periodístico de la región, sí… Pero la victoria es nuestra: el diario, la marca, su prestigio periodístico, ya no existe.
Pagaron su codicia con los restos de su credibilidad. Ya nadie, ni los propios lo citan sin disculparse antes; vende menos que en 1963 cuando el país tenía 15 millones de habitantes, su edición digital sigue sin dar ganancias, Lanata pierde con Mirko, el eslogan de TN “periodismo independiente” se ha vuelto un chiste en sí mismo, y no hay político que al menos en público no luche por despegarse del nombre de Héctor Magnetto. Crecieron mucho, sí… pero hoy son sólo negocios, periodismo cero.
Periodismo es El Martiyo.
Periodismo libre, independiente de verdad.
Diez años.
LTA, Clarín.



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