LA IMPORTANCIA DE LLAMARSE ERNESTO
Ernesto Sábato
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Como ya señaláramos en el caso de Raúl Alfonsín, toda muerte es triste, pero nadie es mejor porque se muere.
Falleció Ernesto Sábato, saludamos a sus familiares y allegados, no juzgamos al hombre, más bien aportamos nuestro ladrillo a la gran construcción de su imagen pública, porque en su figura reconocimos, desde siempre, al arquetipo de la Argentina equivocada, la que celebró los bombardeos de la Libertadora , la que se alivió cuando llegó Videla, la que creyó en cualquier radical y jamás en el peronismo.
Sólo que en el caso de una inteligencia como la suya, tal equivocación es poco menos que imperdonable: es increíble...
Hoy sin ninguna hipocresía elegimos recordarlo con aquél brulote brutal que reeditamos hace poco, previendo ya este desenlace, y que le dedicamos ya en tiempos del Martillo allá en Clarín, Grupo que previsiblemente ahora venera su memoria, porque entre bueyes...
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