Pocos días atrás, en nuestro post Alguien siempre muere, presentábamos, humildes, un buen plan de salvataje para la tripulación de Clarín, ante la evidencia ya indiscutible de su hundimiento. Y se lo dirigíamos, en especial, al Goldman Sachs, caso quisiera salvar algo de su dinero. Y se ve que nos leyeron y se asustaron: pocos días después abandonaban el barco en plena tempestad.
El post aludido arriba, fue publicado el 9 de marzo, y apenas doce días después, el 21 de marzo -como si nos hubieran leído (uno nunca sabe)-, el Goldman Sachs salió a sacarse de encima el 9,11 por ciento de las acciones que todavía le quedan del Grupo; y aquí lo mejor, lo más gracioso y sintomático: ni Magnetto ni Ernestina las quisieron, tal la evidencia de ese naufragio.
Y es que donde mandan los números, se acaba el amor.
Desde el Huracán Cristina de las primarias del 14 de agosto, las acciones del Grupo Clarín se devaluaron en un 50%, y ya quisiera Magnetto que estos fueran inventos nuestros, o de Moreno. De 18,55 que valían entonces, pasaron a valer ahora 9,3; agravando así, de paso, una trágica tendencia que se inició en el 2007, cuando las acciones del Grupo aparecieron en la Bolsa a 32 pesos… O sea, en términos contables: glub, glub, glub…
El agua sube, y ya cubre la cubierta superior, ni preguntar por la sentina. La proa se yergue hacia el cielo, pero porque la popa la arrastra hacia su fondo. Hay quienes a bordo, contentos, ganan su partida de póker; un par de músicos no paran de tocar, muchos buscan su bote salvavidas, pero el Goldman Sachs, que de naufragios sabe un rato, se arroja al mar sin trepidar en plena tempestad.
Entraron al Grupo en 1999 con un aporte de 500 millones de dólares por el 18 por ciento de las acciones. LLegaron a tener, siempre negado por Clarín (pero no por todos sus más altos ejecutivos) hasta el 30 por ciento. Pero a partir del 2008 -descubierto el Grupo ante la ciudadanía toda-, fueron sacándoselas de encima avisados ellos también de este naufragio que ya ni Magnetto ni Ernestina pueden negar. De lo contrario ellos harían uso de la prioridad para comprarlas.
Pero no.
No las quisieron.
Pero no.
No las quisieron.
El Goldman Sachs, incluso, les hacía precio, pero tampoco. Se las vendían todas (más de 22 millones de acciones) por la baratija de 75 palos verdes, apenas el 15 por ciento de lo que habían pagado por ellas (así están las cosas), y Magnetto, Ernestina y los suyos, igual no las quisieron… Capaz ni regaladas ya las agarran, ja.
Insistimos: hay que salvar esa tripulación.
Nuestro plan de salvataje –que excluía puntualmente a la alta oficialidad y sus patrones- sugería tan luego entregarle a dicho tripulación el manejo del medio.
Ahora sabemos que hay otro 9 por ciento de acciones a la venta.
El Estado ya tiene un 9 a través del ANSSES.
Si ahora comprara este 9…
9 y 9...
9 y 9...
Sigue sin ser nada de esto una broma, una ironía.
Tampoco es, es cierto, un plan.
Es apenas una idea, una sugerencia posible.
Así como quizás el otro día nos leyó el Goldman Sachs, a lo mejor esta vez nos lee el Estado, y…
Cosas más raras se vieron ya.
Cosas más raras se vieron ya.
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