////// Año XVIº /// Editor Anónimo: Daniel Ares /// "Prefiero ser martillo que yunque", Julio Popper ///

sábado, 25 de agosto de 2018

BRULOTES BRUTALES - Hoy: Alfredo Casero, el hombre que se equivocó de público...




Surgido del humor absurdo que en los 90 vino a renovar la comicidad nacional, Alfredo Casero iba dirigido a un tipo de público, y terminó con el tipo opuesto, con ese público que nunca entendió sus chistes y ahora tampoco, y que para colmo se ríe de sus tristezas, sus amarguras y sus broncas

EL PAYASO RABIOSO




Nos autocitamos:
“El demonio existe: es el ego. Por eso está siempre a nuestro lado, y nos acecha.
Su mejor truco consiste en hacernos creer que nos elevamos mientras nos hundimos, que avanzamos cuando retrocedemos, que todo va mejor a un paso ya del abismo. Es la vanidad, la droga de la serpiente. La soberbia. Según La Biblia, el exacto instante previo a la caída.
En tal sentido nada como la televisión para detectar y contemplar fenómenos satánicos de esa índole. Pequeños seres humanos inflados hasta reventar. Periodistas baratos de dudosa formación y escasos recursos convertidos por un rato en grandes pensadores dueños de variadas verdades y pletóricos de sentencias. Presentadores impresentables con problemas de comprensión y de lenguaje; panelistas en bolsa repetidores de frases hechas y noticias improbables con el tono sin embargo de senadores de Roma; figuritas mediáticas como fuegos de artificio que suben, se encienden y se incendian, y viejísimas figuras que a fuerza de pura permanencia televisiva, adquieren un halo mítico de estatuas vivientes… Lo que podríamos llamar: un infierno encantador”.
Así comenzábamos el 13 de febrero un post dedicado a Roberto Petinatto en ocasión de su implosión pública (Ver aquí).
Como quien mata dos pájaros de un tiro, hoy recurrimos a las mismas palabras para referirnos al exgordo y excómico Alfredo Casero, típico payaso triste y ya patético, sino tétrico también.
Surgido del humor absurdo allá por los 90, quiso ser Diego Capusotto, y acabó en Fernando Iglesias.
Irrumpió dirigido a la juventud más roquera, contestataria y progre, y terminó frente al Congreso la otra noche con lo más vetusto y conservador del gorilaje porteño, reducido tan luego a esa gente que siempre despreció, de la que siempre se burló: el público de Mirtha y de Susana, la derecha cruda, pueril y bruta. Ahí su rabia, su espantosa frustración. El odio que se ve que lo consume.
Sus divagues, sus incoherencias, casi siempre graciosas en el contexto de sus programas, un día siguieron de largo más allá de sus programas, y ya nunca más fueron graciosas. Quienes alguna vez lo creyeron cómico, descubrieron entonces que no hacía reír, sino que más bien daba risa, lo que viene a ser todo lo contrario.
“El hombre está preparado para la muerte, pero no para la derrota”, supo afirmar el inmenso Ernesto Hemingway en una de sus sentencias más machas, y por lo tanto más inciertas. Sin embargo muy lejos y mucho después, el ínfimo Alfredo Casero viene a sostener con su entero ejemplo la lengua del gigante.
Como todo payaso triste, Alfredo soñaba ser un actor serio, y Suar -el Grupo- le dio la chance. El ego lo empujó, y el diablo le cobró su pacto. Fue su paso trágico.
Agradecido con el Grupo que le permitía soñarse otro, lo primero que hizo fue enfrentarse al kirchnerismo con todos los clisés del gorila 4x4. En busca de la originalidad perdida, probó el petardismo sin imaginación, y así a cada paso cayó en sexismos, machismos, racismos, y otros abismos de los que nunca más volvió.
Entonces supimos que su absurdo personaje no era un personaje sino apenas su absurda persona al fin descubierta. Y lo que ayer causaba risa, de pronto causó sorpresa y pronto rechazo. Alfredo no era gracioso, resulta, era tonto. El público que él tanto deseaba, de a poco pero enseguida empezó a apartarse.
Azorado, acaso asustado, por las dudas rabioso, no tuvo mejor idea que acelerar en la arena. El ego otra vez.
Con menos ingenio que vulgaridad, embistió al movimiento de mujeres, y rápido se ganó otra hinchada (en contra).
Como el diablo además de voltearte disfruta patearte en el piso, un día apareció alimentando los programas de chimentos con un video donde se lo ve confesándose cornudo a los gritos frente a la casa de su ex en una de sus escenas más tristes, patéticas, y por qué no tétricas también.
Perdido en sí mismo, quiso distinguirse de sus colegas y se enfrentó a la Asociación de Actores, y al final fue la Asociación de Actores la que ahora supo distinguirse de él con una nota de repudio, porque el diablo –que cuanto más le das, más quiere-, lo empujó a enfrentarse también con las Abuelas de Plaza de Mayo mientras reinvindicaba a las Fuerzas Armadas en el pico del desmadre de otro de sus brotes televisivos, cuando acabó repitiendo a los gritos “flan-flan” sin poder parar, cada vez más fuerte, más furioso, ya del todo tétrico.     
La tontería del flan le encantó al presidente –acaso atontado por su propio fracaso-, quien a su vez arrastró a todo su gabinete a otro desastre público, cuyas imágenes cargarán hasta el final de sus días, y con la actuación estelar del senador Esteban Bullrich, reconocido tonto de la Alianza gobernante.
Atontado por tanta tontería, Casero, sacado, apareció al fin gritando flan-flan frente al Congreso, junto a miles de ancianos que allí le daban su apoyo al gobierno que los saquea. 
Fue la noche de su mediodía, a partir de allí comenzaba su ocaso.
Atacar a las Madres y/o a las Abuelas de Plaza de Mayo, es posible, y hasta frecuente, tal y como han demostrado últimamente el gobierno y sus medios, (o los medios y su gobierno, como sea). “El curro de los derechos humanos”, la obsesión de Clarín contra Hebe de Bonafini, el fallido intento del 2x1… Atacar a las Madres y a las Abuelas es posible y ahora también frecuente. Pero nunca será gratis.
Sus desgraciados chistes sobre el trabajo de las Abuelas y la verdad de los nietos recuperados, no habían causado ninguna gracia. De pronto los shows comenzaron a caer. Rápido le cancelaron uno en Salta, y al toque otro en Tucumán, las manifestaciones de repudio empezaban a llover…
Como Roberto Petinatto, el viejo Castaña, el gurú palermitano Ari Paluch, el cantor callado Gustavo Cordera, el triste Tristán, y tantos otros en caída libre, Casero también se apuró a pedir disculpas… pero el abismo también es un viaje de ida.
Amargo payaso despintado, lo dicho dicho estaba y se viralizaba hacia el infinito. El rígido ayer, dijera Borges, ya rodaba por las redes para siempre. Ya está. Ya es imposible pasar por un exabrupto la incontinencia que una vez más dejó al aire los huesos descarnados de su conciencia. Ya no saldrá jamás de la plaza de la otra noche, del público de Mirtha y de Susana, de ese público que nunca entendió su humor, que ni siquiera entendió lo del flan, y que ahora confunde su rabia con un chiste, mientras él ve que de pronto hace reír al que nunca quiso, y rabiar al que tanto quería. Ahí su bronca, su furia, su inesperada derrota.
Otra clásica historia de payasos tristes.
A Lanata le pasó lo mismo: se equivocó de público, y se lo comió el odio.



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domingo, 19 de agosto de 2018

¿Te acordás, hermano? (tango en prosa)...


¿Te acordás, hermano?...



¿Te acordás de la tragedia de Once, cómo te pusiste?... ¡querías salir a matar a la presidenta!, menos mal que te paré, te acordás?... ¡estabas sacado!... no era para menos, claro, pero…
Me dio miedo que te pusieras igual con el ARA San Juan, pero por suerte ni me lo mencionás.
Me acuerdo sí que te volviste loco cuando Lanata mandó el pibe a Panamá detrás de la ruta del dinero ka… ¡rabioso, qué digo loco!... ¿y cuándo el gordo fue a las Seychelles y probó que Cristina una vez había hecho una escala técnica ahí?... Uuuuu… aturdías, no sé sí te acordás… meses cacareando con eso, ¿cómo no te acordás?... Por suerte después aparecieron las 50 offshores de los Panamá Papers y los Paradises-leaks, y te calmaste un poquito…
Porque te ponías muy mal… rojo, te ponías…
¿O te olvidás la mañana que me despertaste furioso porque les habían encontrado cuentas en el exterior a Nilda Garré y Máximo Kirchner, terrible delincuente que hasta el día anterior se hacía el que jugaba con la play, te acordás cómo estabas?... ¿Te acordás que inmediatamente yo me puse a buscar la noticia y ya ni en Clarín aparecía porque era todo una operación de Daniel Santoro, una mentira simple, te acordás?... ronco quedabas… afónico…
Incluso me preocupaste el otro día, cuando te vi tan eufórico por las fotocopias de las fotocopias de los cuadernos que no existen pero fueron escritos por un exmilico dado de baja por tirarle una granada a un compañero pero salvado de la cárcel porque los psiquiatras lo declararon ininputable y pese a todo el tipo escribe mejor que los muchachos de Clarín… ¡me pensé que te habías ganado la lotería cuando te vi!... tenés que tener cuidado con esas cosas…
O te olvidás que casi te da un infarto cuando los convictos hermanos Lanatta denunciaron en el programa de Lanata desde la casa de la Carrió que Aníbal Fernández era La Morsa, el rey de la efedrina… Ahí creí que te me ibas, te juro… ¡Por suerte era todo mentira! ¿Te enteraste, no?... ¿No?...
¿Seguís leyendo Clarín, Globert?...
Tenés que tener cuidado… porque yo creo que sobre todo es eso lo que te pone tan mal, tan nervioso… y no sólo te vas a arruinar la salud, sino que en el barrio somos cada vez más los que pensamos que sos un pelotudo.


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jueves, 26 de julio de 2018

26/7: un blues para Evita...


26/7




Como era actriz, la llamaron puta.
Como no era mansa, la llamaron yegua.
Como era amada por su pueblo, la llamaron grasa.
La gente fina hablaba así.

Se espantaron con sus joyas y sus pieles,
porque los pobres no merecen ni joyas ni pieles.
Se ofendieron con el voto femenino,
porque las mujeres no precisan votar.
Se enojaron porque les contestaba como nunca nadie,
tan luego ella, una grasa, una yegua, una puta.

Era tanto el odio, que amaron el cáncer,
Era tanto el miedo, que nunca supieron qué hacer con su cuerpo
y aterrados por su fantasma, se largaron a matar.
Pero ella no murió.
Bombardearon, fusilaron, secuestraron, torturaron y asesinaron durante años.
Pero ella no murió.
Un día como hoy entró en la inmortalidad.
Eran las 20.25.
Se diluyó en su pueblo y todavía es.



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viernes, 20 de julio de 2018

MAURICIO MACRI: NI EL GLOBO DEL FINAL...


En una conferencia de prensa que la historia recogerá como síntesis de su tartamudez y su impericia, Mauricio Macri retomó la campaña de 2015, contestó cada pregunta sin responder ninguna, pero anunció sin anunciar, enredado entre promesas vencidas y metáforas descartables, la propia incompetencia y el final de su gobierno.  


La Hecatombe de la Alegría




Como un idiota que se acerca a un bosque en llamas con un pomo de carnaval, así el presidente y su gobierno pretenden enfrentar la inmensa crisis que encendieron con arengas de vestuario y marketing de vodevil.
Con sus ya evidentemente insuperables problemas de dicción, entre tartamudeos, lapsus, furcios, metáforas erradas, promesas perimidas, inexactitudes y mentiras simples, Mauricio Macri fue más lejos que el idiota del pomo, y salió a apagar el fuego que lo consume con la manguera de la nafta.
Adiestrado para la ocasión por el mejor equipo de los últimos 50 años, con auricular y todo para mantenerlo vivo en vivo, blindado contra cualquier repregunta, casi a control remoto, enfrentó una conferencia de prensa para contestar cada pregunta sin responder ninguna, mientras se evadía entre evasivas apuradas y balbuceos insustanciales, tropezando a cada frase con las tremendas verdades que sólo su gobierno consigue ignorar.
Enredado en metáforas tristes que sin embargo dan risa; con nada nuevo que ofrecer más que las viejas promesas incumplidas, sin presente que presentar, el presidente pisa el pasado y augura incansable un futuro feliz, por lejos que se aleje cada día… la gloria inminente que iba llover en el segundo semestre de hace tres, ahora quedó para dentro “cuatro o cinco años”… así como la pesada herencia, tan reciente recientemente, de pronto se estiró a “70 años”.
El horror está servido.
Con el país en manos del FMI, y el estallido que late como una bomba bajo la cama presidencial, Macri confirma el rumbo que nos llevó al abismo por donde se desbarranca la Argentina que todos conocimos hasta hace tan poco, por mucho que ahora la cuenten como quieran…
Aturdido por el estruendo de su propio derrumbe, el presidente gira que te gira con una sonrisa cada vez más nerviosa, perdido por el laberinto que solito supo construirse. Y no encuentra la salida porque no la tiene.
Su frente político –de alguna forma hay que llamarlo-, se resquebraja por dentro, pero los crujidos ya se oyen desde afuera, y de lejos.
Es dable imaginar el pánico a bordo… todos esos voceros periodísticos que se jugaron la credibilidad a un globo inmenso que así revienta… esa jauría de funcionarios de segunda y tercera línea que dejaron la firma y los dedos puestos por todas partes, y cuya sola suerte serán la cárcel y el oprobio cuando todo lo que ya empezó a terminarse se termine del todo… Seguramente los funcionarios de primera línea acaso ya tengan su túnel de escape cavado, pero la venganza de los propios abandonados en la fuga, será larga y feroz…
Bomba de tiempo de cualquier rejunte, la gran esperanza de Cambiemos es la tétrica y a la vez desopilante Elisa Carrió, ya ida, ya sin retorno, fuera de control y de sí.
La princesa sonriente María Heidi Vidal, ya no sonríe como antaño. Apestada por el escándalo de los aportes truchos, le aparecen pelos en la cara y dientes como colmillos. 
Mirtha, Leuco, Feinman, el Baby “Echecolatz”, rápido se atropellan para abandonar el barco… el Sacrosanto Mercado que todo iba a resolverlo, resultó ser la cuña del mismo palo que ahora tanto le duele… Melconian, Prat Gay, ¡Gerardo Morales!, ¡su fiel Julio Bárbaro!, Aranguren, el fuego amigo… si hasta Clarín, ya cerrada y sellada la fusión con Telecom, empieza a sacudírselo como si fuera caspa. Magnetto no lo necesita más. Lo anuncian entre aullidos sus mejores perros: Bonelli, Lanata, Blanck, Van der Koy… es el desbande, la hecatombe de la alegría.
Como un chasco barato y sin embargo atómico, las Lebacs le explotan en la cara mientras su Toto Caputo -otrora estrella de los fondos buitres de pronto al frente del Banco Central-, rompe todos los récords mundiales de fuga de divisas, endeudamiento externo, tasas de interés y quema de reservas… Pero a cambio consigue una inflación imparable.
Sus grandes amigos del campo de toda la vida, ya le dijeron que con ellos no cuente para nada. Sus muchachos de la barra del escolaso financiero, el lavado de activos, y la fuga de capitales, ya le dijeron que ellos no quieren más que más. Y sus nuevos amigos del mundo al que volvimos, acaban de declararle la Argentina “país hiperinflacionario”. La tan anunciada lluvia de inversiones, acabó en esta tormenta perfecta en la que ahora zozobra su gobierno.
Ya ni la presidente Christine consigue creerle... ¿Será que lo vio saludar a la multitud ausente de una plaza vacía?...
Cualquier argentino mayor de 30 años sabe lo que viene ahora por mucho que no quiera verlo. El ajuste propuesto que arderá en las calles, la previsible represión de un gobierno sin respuestas ni salidas, su consecuente soledad política inmediata, el caos del vacío… el final del final, y el espanto del después.
Lo decíamos aquí en El Martiyo el 16 de enero de 2016, apenas ejecutada la primera  gran devaluación del peso en un 50%, bajo el festivo anuncio del “exitoso fin del cepo”:
“Del otro lado de la pantalla, el ciudadano de a pie que lo votó, con la flexibilidad ideológica propia de un contorsionista moral, se resiste a la sola verdad de la estupidez del odio que lo llevó al error que tampoco todavía admite. Pero sólo pasaron treinta días de gobierno. Hay que darle tiempo.
Como el ciego que cree volar mientras cae al vacío, todavía disfruta de la victoria en la que se hunde; todavía se divierte con la aniquilación de Víctor Hugo Morales, 678, TVR; todavía goza con los atropellos al AFSCA y en brochet a la justicia; con el triunfo de Clarín, los ñoquis de la Cámpora, la grasa militante, los carísimos chistes de Alfonso Prat Gay, las patéticas incoherencias de Alfredo Caseros, y sobre todo, con el oprobio a Cristina como en los días de la Fusiladora con Perón y Evita. El odio es un gran combustible, y Magnetto una fuente inagotable.
Pero Dios perdona siempre, el hombre perdona a veces, y la realidad no perdona nunca.
Porque ningún odio pagará las tarifas por venir, ni parará la inflación que se anuncia encubierta en el nuevo plan monetario; ningún odio impedirá la progresión de los despidos que siguen y suman, y por lo tanto la caída del salario real, y por lo tanto la del consumo, y por lo tanto más despidos, y por lo tanto... Porque el odio es una fiesta muy cara, un lujo de los ricos, de los hartos. El hambreado, el humillado, el desocupado, tienen otras urgencias. Otros sentimientos”. 
El post se titula La fiesta del odio.
Esa fiesta se terminó.
Nos deja su desastre, y el horror de haber sido.


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lunes, 2 de julio de 2018

SELECCIÓN ARGENTINA: UNA DERROTA DE ÉPOCA...




Una generación brillante como un espejismo, terminó por esfumarse en Rusia de una vez por todas. Después de masticarse ocho-técnicos-ocho, se lleva en su caída a toda la dirigencia, y en un efecto involuntario -aunque deseado-, a todo el periodismo deportivo. 
Pasajeros, tripulantes y parásitos de un Titanic cuyo capitán no es inocente, y cuyo espantoso naufragio, también es un clima de época.



Ilusiones Messiánicas






“Antes de la caída, es la soberbia”.
Proverbios, 16:18



Un lema de hierro de los navegantes reza: “dos capitanes, hunden la nave”.
La Selección Argentina tenía tres o cuatro. Así salieron las cosas.
Una generación brillante como un espejismo, se evaporó el sábado en Kazan, de una vez por todas.
No se fue sola. Se llevó a toda la dirigencia, se fagocitó ocho técnicos, y en un efecto involuntario aunque deseado, arrastró en su caída a todo el periodismo deportivo nacional, que de un lado y del otro del negocio, mostró en su propio deterioro el deterioro absoluto de ese inmenso negocio que es -¿era?- el fútbol argentino. Adormecidos por los facilismos de la tecnología, cualquier whatsapp resulta una “buena fuente”, y así el conventillo se consagró como la primavera. Todo salió mal.
La Selección desplegó en sus presentaciones apenas la suficiencia de unos cuantos “millonarios prematuros” –al decir de Bielza- que se creyeron de verdad lo que los diarios decían de ellos, y no reconocieron más autoridad que la propia. Está en La Biblia: “antes de la caída, es la soberbia”.  
Sin importarle la realidad, un grupo de exjugadores –Mascherano, Di María, Higuaín, Biglia, Banegas-, creyó a su vez lo que los medios decían de Messi. Que él solo podía ganar un torneo –cosa que jamás hizo en el Barcelona, y mucho menos en la propia Selección-, y así decidieron  que bastaban ellos y el resto del campo podían rellenarlo con unos cuantos buenos pibes obedientes. Meza, Pavón, Enzo Pérez, figuras intrascendentes. Ningún Iccardi.
Quizás algún día el resultado contra Francia engañe desde las estadísticas. Pero mientras quede un testigo vivo recordará la velocidad y facilidad con que los franceses cruzaban el mediocampo, la soltura con que le ganaban las espaldas a los defensores argentinos, las dificultades argentinas para alcanzar el arco francés y abrirse espacios, y los tres goles que acaso engañen al futuro: uno inútil, otro de carambola, y otro de media distancia porque no podían entrar el área ni con un camión.
Se terminó mal, porque se venía mal. Hasta Rusia llegamos venciendo a un Ecuador ya eliminado, y de resaca. No se le pudo ganar a Islandia, nos desnudó Croacia, y se le ganó con lo justo a Nigeria, un equipo desordenado, sin ideas y sin fe. 
Estalla por simpatía toda la dirigencia de la AFA, que abocada a esta Selección, abandona las inferiores, destrata a la Selección Femenina, de remate mete al país en el conflicto de Medio Oriente, y todo lo que consigue a cambio es uno de los mayores fracasos mundiales de nuestro fútbol.
Agarrados a este Titanic como parásitos de mar, los periodistas deportivos vernáculos –a un lado y al otro del negocio- estaban esperando la caída de estos muchachos que tanto los putearon y que supieron cerrarles los micrófonos. Dispuesta inmolarse en pos de la venganza, la prensa se adhirió al casco esperando el iceberg.
Sin rigor profesional, sin formación técnica, sin vocabulario, detrás de la ilusión de que alguna vez “el ídolo” les de una nota; un ejército de habladores trataron y tratan de engañar y de engañarse sin coraje para enfrentar al verdadero responsable de todo este derrumbe: Lionel Messi.
Seis goles en cuatro mundiales, todos es primera ronda; cuatro finales jugadas, cuatro perdidas; y su mentado fútbol formidable, que nunca apareció.
Decíamos aquí después de la última Copa América perdida: “Es justo que Messi se haya ganado su lugar en la Selección por su fútbol en el Barcelona. Pero sería justo que lo mantenga por su fútbol en la Selección. Cualquiera quiere a Messi en su equipo. Pero si juega.”
Messi nunca llegó a jugar. Al menos no cuando hizo falta. Su “épico” partido contra Ecuador, no sólo nos recuerda qué clase de Ecuador era, sino que hasta allí, hasta esa instancia desesperada, llegamos también de su mano. El Súper Messi del Barcelona, se quedó atrapado en las pantallas de la play station.
Sin embargo y pese a las sucesivas frustraciones y desconciertos, renuncias y retornos, idas y vueltas, a sus caprichos se entregaron todos: dirigentes, perdiodistas, y demás deudos. Ungido Messías,  eligió técnicos, jugadores, y sistemas de juego. Todo fue suyo. El fracaso también.
Los habladores que todavía sueñan con que algún día “el héroe” les de una nota, ahora apuntan a Sampaoli, a Tapia, a Angelici… que si son responsables lo son antes que nada por armar exclusivamente “el equipo de Lío”. El resto es todo de Lío.
Su pobre actuación en la final contra Alemania, el penal rifado en la final contra Chile, el penal contra Islandia, su ausencia inexplicable contra Croacia, sus intermitentes apariciones de buen jugador y nada más contra Francia, sus depresiones, sus vómitos, su cara de culo, su padre, y sobre todo, sus amigos… suyo es el fracaso, como suya hubiese sido esta Copa.
Hoy hay quienes tratan de conformarse… hubiese sido peor no clasificar, hubiese sido peor no pasar la primera ronda, hubiese sido peor comerse un 7 a 1 si seguíamos…
Quizás el mayor logro del gobierno de Macri haya sido ese: rebajarnos las expectativas, arrebatarnos los sueños. Enseñarnos a vivir sin plasmas, sin celulares, sin luz, sin gas, sin comida, sin vacaciones y sin ambiciones.
Conformarse con tener el mejor equipo de los últimos 50 años, el mejor jugador del mundo, y mentiras así.



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domingo, 1 de julio de 2018

EFEMÉRIDES: UN CUENTITO DE GORILAS...


Efemérides


Juan Domingo Perón



Un día como hoy, 1º de julio, moría el general Juan Domingo Perón, tres veces presidente de la Argentina por el voto popular, y derrocado en 1955 por un golpe de estado que incluyó el bombardeo de la Plaza de Mayo, el asesinato de más de 300 civiles, y el fusilamiento de 35 personas entre obreros, militantes y militares en todo el país y sin juicio previo. 
Fueron responsables directos de todos esos crímenes, las Fuerzas Armadas, las corporaciones económicas, el Departamento de Estado norteamericano, la Sociedad Rural, La Iglesia Católica Argentina, la banca extranjera, el resto de los partidos políticos -desde conservadores a socialistas-, y desde luego, los grandes medios de la hora, ya con Clarín y La Nazión a la cabeza.
Tras 18 años de exilios, injurias, persecuciones, oprobio y proscripción (con la anuencia incluso del “honestísimo” Arturo Illia), los citados responsables de todos aquellos crímenes, lo fueron a buscar a España porque habían arruinado el país y ya no sabían cómo seguir.
Perón volvió y fue millones.
En las elecciones del 23 de setiembre de 1973 ganó con el 62% de los votos.
Murió el 1º de julio de 1974 y fue enterrado con todos los honores de su Ejército, su Nación, y su pueblo.
Así terminan los cuentos de gorilas.


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miércoles, 20 de junio de 2018

MALVINAS - Diario de la Guerra: El Blog...



En el Día de la Bandera, y de la entrega de la independencia económica al Fondo Monetario Internacional,

El Martiyo presenta... 


M A L V I N A S 
Diario de la Guerra 


Foto de Ricardo Canga


Bajo el título DÍAS INDELEBLES/1982, entre el 29 de marzo y el 16 de junio, publiqué en Facebook una suerte de diario retrospectivo del otoño extraordinario de 1982, cuando yo tenía la edad para ser un soldado y tuve la suerte de ser un corresponsal de guerra.
A pedido de algunos pocos –pero buenos (y por lo tanto suficientes)- lectores, aquí lo recopilo en su propio blog, presentado por El Martiyo, y como un aporte más a la memoria de esa guerra que tratamos de olvidar.
Pase, lea y sepa o recuerde...


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martes, 12 de junio de 2018

Los Chistes de Perón - Hoy: Las Malvinas, el perro y la correa...

Los chistes de Perón 


Si alguna vez los argentinos consiguiésemos el nirvana tangible de una divisa estable, esa nueva moneda debería llevar impresa, en sus dos caras sin ceca, las imágenes yuxtapuestas de Borges y Perón; como el yin y el yang de una Argentina sola, que en su doble anverso, grabara así la riqueza de nuestras más hondas contradicciones, unidas entonces por las solas banderas de la gracia de la inteligencia, la agudeza de la sensibilidad, y la sabiduría siempre que revela el humor. 
Por ello aquí El Martiyo, en un gesto estético histórico -pero histórico por estético-, reúne, funde, en un mismo marco, en idéntico formato, a este dueto imposible, y sin embargo… Esperamos que así como los peronistas disfrutan de Los chistes de Borges, así también la otra Argentina disfrute de Los chistes de Perón, quien supo tener, indiscutido, el sentido de la risa que es propio de los grandes. Y que nos hace mejores.




Durante el primer gobierno de Perón Inglaterra atacó un refugio argentino en la Antártida. La pequeña guarnición nacional instalada allí, armada de ametralladoras, consigue repeler a los ingleses, que rápido se retiran, no sin antes clavar la Union Jack sobre el refugio destruido. Un cabo argentino la arranca y se las arroja al bote en el que huían. 
Pocos días más tarde, el embajador británico fue a pedirle explicaciones al presidente Perón.
-- Vino a verme el embajador británico y tuve con él una pequeña conversación más bien amistosa, en el curso de la cual me preguntó: ¿Cómo van a arreglar ustedes ese asunto de la Antártida? Le contesté : ¿Y qué derecho tienen ustedes a la Antártida?; entonces él me replicó: La Antártida es una prolongación de las islas Malvinas. Y fue ahí cuando yo le dije: eso me recuerda a un tipo que una vez me robó un perro. y al día siguiente vino a pedirme la correa.


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miércoles, 9 de mayo de 2018

NUEVA SECCIÓN: VERSOS INFAMES…


Versos Infames

La poesía nace, no se hace.
Y cuando de verdad es poesía, nunca muere. 
Sobrevive a su tiempo, vence el olvido.
Claro que no todo verso es poesía, ni toda poesía es verso. Sólo cuando esos versos nacen del alma, del corazón, digamos, allí donde adquieren la legitimidad de los sentimientos de verdad sentidos. El resto es trabajo, orfebrería, oficio.
Más allá de la forma, estos Versos Infames no son poesía, pero son eso: son la bronca, el dolor, el desasosiego, el temor, el espanto, y por lo tanto la rebeldía que nos inspira la época que vivimos, la destrucción nacional que nos toca asistir, la fractura moral de una sociedad que no termina de aprender, el destino de un pueblo que no acaba de ser libre, y un gobierno que se deshace entre la impericia y el odio.
A los ya publicados Escupidas al cielo y A que no sabés; como oferta de presentación, hoy van dos piezas por el precio de una.


El camino del olvido


El saqueo a los discapacitados, a los excombatientes, a los jubilados
Los 44 del ARA San Juan
Los 42 gendarmes de Jujuy
Santiago Maldonado, Rafael Huala, Facundo Burgos, Juan Pablo Kurkok, Patricia Bullrich y todos sus muertos
Iron Montain
Cien años de deuda
El 2 x 1
La educación como un gasto
Las Malvinas como una sobra
La angustia frente al rey
Los Granaderos con la bandera española
La banda de la Fuerza Aérea tocando God Save the Queen en la Embajada Británica
Los bolivianos, los peruanos, los negros de mierda, la grasa militante, el odio como única estrategia
No olvidemos nada


La lluvia de inversiones
La pobreza cero
La luz al final del túnel
El segundo semestre
Los brotes verdes
Volvimos al mundo
El crecimiento invisible
La herencia recibida
Los ricos no roban
La inflación es una pavada
No habrá devaluación ni tarifazos
El fútbol será para todos
La salida del cepo fue un éxito
El mejor equipo de los últimos 50 años
Lo peor ya pasó
No olvidemos nunca


Feinman, Fantino,
Leuco y Leucocito
Longobardi, Loperfido y Lombardi
La Carrió, Lanata y Lo Majul
Melconian, Sturzeneger: ¡CAVALLO!
Su, Mirtha y Mariú
Micheti, Picheto y Magnetto
Los dos Caputo
Los dos Bullrich
Peña y todos sus Braun
Niki, Toto y Nico
Macri y todos sus Macri
No olvidemos a nadie, nada, nunca.

El olvido nos trajo hasta aquí.

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Oración Oportuna

Por los pobres
Por los niños
Por los enfermos
Por los presos
Por los animales
Por mí

Por los que no comen ni dos veces por día, ni una
Por los sin techo, los sin escuela, los sin futuro
Por los desocupados, los indigentes, los laburantes.

Por los viejos que nos quedan
Por la patria que nos queda
Por los muertos y los vivos
Por la memoria, la verdad y la justicia

Por el bien de todos
Por vos mismo
Por tus hijos
Por Dios… andáte.


* * *

viernes, 4 de mayo de 2018

44º FERIA DEL LIBRO: LA VIGENCIA DE UN FRACASO





Ajena a su propia realidad, una nueva edición de la Feria del Libro de Buenos Aires transcurre y ya se acaba. Alrededor agoniza la industria porque ya no existe el mercado, cierran las librerías, funden las editoriales, se extinguen los lectores y no importan los escritores. Pero la Feria como si nada. Como un oasis ilusorio en el ancho desierto de los desastres.


HAMBURGUESAS SÍ 
LIBROS NO



Cantidad de libros publicados en caída libre, ventas ídem, librerías que cierran, editoriales que se funden o en el mejor de los casos se reconvierten en meros importadores de trabajo extranjero… En dicho catastrófico contexto transcurre la 44º edición de la Feria del Libro de Buenos Aires. 44 años de grandilocuencia inocua. 44 años de un negocio bueno aunque breve –y justamente por ello no dos veces bueno- de libreros y editores con algunos escritores de relleno. 44 años durante los cuales los lectores argentinos no hicieron más que mermar, extinguirse. 44 años y cada vez se vende menos, cada vez se publica menos, cada vez se lee menos, y si por acaso cada vez se escribe más, cada vez importa menos.
Ajena a su propia realidad, y contrariamente a todas sus pretensiones y su marketing, la Feria del Libro de Buenos Aires no es un evento destinado a difundir la literatura en sus variados géneros, ni la lectura como un hábito básico y a la vez distintivo, eso, a lo sumo, dura lo que dura la Feria, y se va con ella. Mucho menos pretende alentar, sustentar o cuando menos proteger a los escritores argentinos que siguen sin cobrar sus derechos, que ya ni anticipos reciben, que jamás podrán controlar por sí mismos la veracidad de las liquidaciones que les hacen, que ven sus obras pirateadas con total impunidad; ni siquiera es tampoco para defender cuando menos a los editores y libreros que dicen organizarla… nada de eso.

La Feria del Libro de Buenos Aires es cada vez más un negocio exclusivo de las megaeditoriales y las grandes cadenas de librerías, un albur para las medianas y pequeñas que junten la guita para el stand, un programa de atracciones que asegure la concurrencia, algunos autores locales vendiendo sus novedades, renombradas estrellas importadas relanzando sus grandes hits, y sobre todo, fundamentalmente, un evento político. El resto, la sustancia, es sólo excusa.
Durante unos días una vez más algunos pocos de los escasos lectores argentinos que van quedando, se mezclarán, amontonarán, empujarán con ese gran público “que siempre algo te compra”, aunque después nada te lee.
Los sellos más poderosos presentarán sus novedades mejor publicitadas. Autores de moda, libros de coyuntura. La última investigación de algún periodista de la tele, las confesiones de una vedetonga, las memorias de un chismógrafo, y en tal caso algún que otro narrador o poeta en la línea “que alguien se haga el ebrio pa´disimular”.
Las hamburguesas y las birras se venderán más que los libros.
Luego todo habrá terminado, una vez más.
Las fulgurantes estrellas importadas se habrán ido, como apagado.
Los libros volverán a sus sótanos o a sus mesas de ofertas, y entonces sí serán verdaderas ofertas las falsas ofertas que sobraron de la Feria.
En los bares, el subte, los trenes, veremos cada vez más gente con su celular, y menos con un libro.
Un mes de Netflix seguirá siendo más barato que la edición más barata de Los Miserables.
Las editoriales publicarán cada vez menos, importarán cada vez más, y algunas ni siquiera eso.
Los escritores seguirán escribiendo, total...
Las librerías seguirán cerrando, total...
O vendiendo otras cosas. Juguetes, pastillas, cigarrillos.
Reconvirtiéndose.
Y el año que viene asistiremos a la 45º edición de la Feria del Libro de Buenos Aires.




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sábado, 24 de marzo de 2018

24-3-76: HOY UNA TRISTEZA, AYER UNA ILUSIÓN...

No todos lloraron ese día...   



HOY UNA TRISTEZA
AYER UNA ILUSIÓN

"TOTAL NORMALIDAD" 




“Lo terrible no es que me hayas mentido,
sino que no podré creerte nunca más”.
Immanuel Kant.


El 24 de marzo de 1976 el Departamento de Estado Norteamericano impulsó un golpe cívico-militar en la Argentina, estructurado por José Alfredo Martínez de Hoz en representación conjunta de la banca extranjera y la Sociedad Rural, ejecutado por las Fuerzas Armadas, justificado por los principales diarios, y bendecido por la Iglesia Católica. A continuación, mancomunados, y conforme sus planes originales, destruyeron la industria nacional, consecuentemente la clase obrera, endeudaron al país por varias décadas, y lo bañaron en sangre.
Por la memoria de aquellos hechos, aquí El Martiyo cita a dos de sus protagonistas principales: los diarios La Nazión y Clarín, sin cuya colaboración dicho desastre nacional no hubiese sido posible; y quienes aquí se expresan en fragmentos escritos, impresos y publicados por ellos mismos, que así guardan, por lo tanto, el peso ilevantable de lo dicho para siempre.

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Así nos alumbraba el diario Clarín ya el 25 de marzo de 1976 -o sea, apenas al día siguiente, dijéramos: rapidito rapidito- en su hoy histórico editorial:

"Aunque resulta innecesario justificar las motivaciones de la acción militar del 24 de marzo -porque nada fue más evidente que la incapacidad del anterior gobierno para modificar el rumbo que nos conducía a todos al desastre- ha sido oportuno que el país escuchara las explicaciones de su nuevo presidente. Ellas ratificaron el hecho conocido de que las Fuerzas Armadas no han interrumpido el proceso que se venía desarrollando, sino cuando tuvieron el convencimiento de que se hallaban agotados todos los recursos susceptibles de operar la indispensable rectificación".

Y así remataba para rematarnos:

"La palabra presidencial (el discurso de Videla), sin buscar aplausos anticipados, ha fijado un rumbo apto para la solución de los problemas nacionales. Y como el mismo Presidente lo expresa, el acierto de las decisiones del gobierno será en definitiva el que suscitará la adhesión de la gran mayoría de los argentinos".

Eso es, y será siempre Clarín.

Mitre, la Noble y Videla.
Los días dorados.


La Nazión, por su parte, festejaba así:

"La crisis ha culminado. No hay sorpresa en la Nación ante la caída de un gobierno que estaba muerto mucho antes de su eliminación por vía de un cambio como el que se ha operado. En lugar de aquella sorpresa, hay una enorme expectación. Todos sabemos que se necesitan planes sólidos para facilitar la rehabilitación material y moral de una comunidad herida por demasiados fracasos y dominada por un escepticismo contaminante. Precisamente por la magnitud de la tarea por emprender, la primera condición es que se afiance en las Fuerzas Armadas la cohesión con la cual han actuado hasta aquì. Hay un país que tiene valiosas reservas de confianza, pero también hay un terrorismo que acecha".

Eso es y fue siemrpe La Nazión.

Cuando todo era brindar,
callar y acumular.


N. del E.: este post con leves modificiaciones fue publicado el año pasado para la misma fecha y también el anterior y el anterior, y posiblemente lo publiquemos el año que viene, y el otro, y el siguiente...

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