Los chistes de Borges
Cuando le preguntan a María Kodama qué es lo que más extraña de Borges, ella no duda en responder: “su sentido del humor”. Uno de los hombres más divertidos de la historia del hombre, sin embargo, decidió pasearse por su siglo disfrazado de viejo aburrido, sin romances rimbombantes ni escándalos de vodeville, con su traje siempre gris, su bastón y su ceguera, su hablar lerdo y trabado, y su genio camuflado de sabio que no sabe. No es arbitrario pensar que esa sola caracterización, única y total, fuera su más secreta y grande broma.
La consabida rivalidad entre Borges y Sábato es más un delirio mediático instalado en el imaginario popular, que un hecho cierto. Literariamente, no existe. En términos futbolísticos sería como hablar de la rivalidad Maradona-Ramón Diaz, que también fueron contemporáneos, y tampoco se llevaban bien entre ellos, pero…
En el libro "Borges", su buen amigo en vida Adolofo Bioy Casares convierte, pos mortem, la infidencia en un nuevo género literario, y nos lega así, entre incontables joyas, esta perlita de Borges a propósito del caso Sábato.
-- Es un caso curioso el de Sábato, ha escrito poco, pero lo poco que ha escrito es tan vulgar, que nos abruma como una obra copiosa. Nunca le tuve afecto.
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