Al cabo de dos larguísimas semanas oyendo la lluvia de las quejas de fraude, vivezas y picardías con que la oposición (Clarín y La Nación ) aburrieron a su decreciente público, el ministro Randazzo informó por fin los resultados definitivos, y resulta que el fraude era contra Cristina, que ahora tiene más votos que antes.
Fusible de un gran colapso, ignorante de la historia Argentina, allí nomás un novato de La Nación estalló cual cañita voladora que se enciende, se incendia y chau.
EL SOLDADITO DESCONOCIDO
Un soldadito del diario La Nación , víctima de la histeria que desciende desde sus patrones, ayer estalló en una crisis de nervios durante la conferencia de prensa en la que el ministro Florecencio Randazzo informó oficialmente los resultados definitivos de las primarias abiertas del 14. La victoria de Cristina era todavía un poquito más aplastante. Allí el escandaloso brote del chico de La Nación.
Por supuesto el pibe no se agarró de los resultados, la excusa fue la acusación directa del ministro contra los diarios La Nación y Clarín por “atacar la calidad institucional” y “atentar contra la democracia”. Actividades en las que ambas empresas, dicho sea de paso, basaron su poderío actual.
El soldadito desconocido de La Nación , que allí estalló como una cuñada ofendida, seguramente es muy jóven, y sobre todo por eso lo tratamos así, cariñosamente de “soldadito”. Sin embargo, como periodista, debería haberse informado, y saber, y bien, la historia de estos dos diarios, cómo y de qué vivieron, por ejemplo, durante los años del genocidio; qué decían, qué hacían, incluso, los meses y días previos al golpe de estado que inauguró ese genocidio, y sus riquezas actuales a la vez...
Un berrinche así de narcisista, le asegura a este muchacho su cuarto de hora, cómo no. Ya Magdalena Ruiz Guiñazú, también empleada de La Nación –que también se entusiasmó con la violencia de la diputada Camaño- le dio hoy en su programa esos exactos quince minutos de fama con los que este soldadito habrá soñado tanto, pero… pero la supervivencia en el oficio, muchacho, no se consigue así…
Como ex mercenarios llenos de cicatrices ganadas en batalla, desde aquí te aconsejamos: agarrá los libros que no muerden, pibe… leé, leé por lo menos la historia reciente del país, no sea cosa que termines disparándole a los tuyos por confundir así el enemigo, tu posición y el blanco…
El Martiyo, que siente una paternal debilidad por la carne de cañón del periodismo industrial (no en vano le dedicamos una sección: Memorias de un mercenario); aquí le acerca a este brioso novato dos breves posts que acaso lo inicien en las verdades históricas de sus empleadores: ver Quemá esas cartas, y Hoy una tristezas, ayer una ilusión.
Clarín y La Nación se cagaron durante toda su historia en la democracia argentina. Nunca les importó, y hay décadas y toneladas de diarios suyos, no ajenos, que así lo recuerdan y lo atestiguan.
Ayer la noticia fue el resultado del escrutinio final, sellado por la justicia electoral, y que le da a Cristina una ventaja todavía mayor que el provisorio, aplastándolos del todo. A Clarín, a La Nación , y a su reparto de políticos. Y no sólo por la cantidad de votos, sino también por estas dos semanas de fraudes y errores y vivezas y picardías y mentiras que así se derrumban, y cuyos propios escombros allí los sepultan…
Muchos soldaditos pueden ponerse muy nerviosos. Narcisistas, sobreactuados o maleducados, histéricos o temerarios, muchos soldaditos –lo hemos visto infinidad de veces en combate-, sobre todo en las primeras líneas, ya cuerpo a cuerpo con el enemigo, cara a cara con él, arrebatados por el miedo, pueden parecer incluso valientes por un instante, pero así de rápido caen, enseguida se agachan o se esconden, o ya el fuego mayor se los devora. La Historia no se altera por ellos. Pieza de un ajedrez que se sueña jugador en un flash, de golpe una mano ajena se lo lleva, y chau. No son los que importan.
Los que importan son Clarín y La Nación , sus dueños y sus socios, quienes muy por encima de sus tropas, casi no hicieron otra cosa, a lo largo de sus redituables existencias, más que anteponer sus propios intereses a los del país y su gente.
Ayer el ministro Randazzo no dio otra noticia más que el triunfo todavía más holgado de Cristina en las primarias.
El resto es historia antigua, y más carne de cañón.
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