////// Año XVº /// Editor Anónimo: Daniel Ares /// "Prefiero ser martillo que yunque", Julio Popper ///

jueves, 24 de marzo de 2011

A 35 AÑOS DEL GOLPE, CLARÍN CALLA, LA NACIÓN OTORGA...

En un nuevo aniversario del golpe militar que en su momento aplaudieron, acompañaron y encubrieron, La Nación y Clarín se la rebuscan como pueden para pasar el día del ahorcado con la capucha del verdugo todavía puesta.


QUEMÁ ESAS CARTAS

Otra tapita de Clarín. (*)



Como ex profesionales del periodismo industrial, podemos imaginar casi con exactitud lo difícil que debe ser resolver la edición de cada 24 de marzo para los responsables de los principales diarios, mucho más hoy, cuando ya no hay gobierno que los encubra. Difícil como hablar de la soga en la casa del ahorcado, cuando uno es el verdugo.
Tan luego hoy, más abajo, recordábamos la reacción de ambos medios apenas en la edición del día siguiente al golpe. (Ver Hoy una tristeza, ayer una ilusión).
Si hasta podemos oír la pregunta que se deben hacer cada 23 de marzo los editores de estos diariso: ¿Cómo se levanta este caballo?... ¿Con qué cara, ahora, salir a rasgarse las vestiduras por el golpe de ayer y la democracia de hoy cuando entonces no dijimos nada, peor, cuando fuimos cómplices?...
Clarín prefirió pasar el aniversario en puntitas de pie, apenas un cronograma de actividades ascético y minimalista y del todo objetivo. Una pieza de quirófano, se diría por lo esterilizada. Desde luego ninguna mención a la adquisición de Papel Prensa ni a los hijos de la Noble, más bien. Ja.
La Nación, en cambio, con la cara de piedra que le quedó a Mitre en las estatuas, se atreve a un par de artículos que más y mejor que aquellos hechos, nos recuerdan el cinismo ecuestre de esta empresa.
El primero es una encuesta, que bajo el título “¿Qué estaban haciendo el 24 de marzo del 1976””, reúne las respuestas de todos los posibles candidatos a presidente, con la sintomática excepción de Elisa Carrió (que era empleada de la dictadura), Maruicio Macri (que era socio), y Mario Das Neves (que no está de humor para encuestitas). Una pena que no le hicieran la misma pregunta a Bartolomé Luis Mitre y sus amigos,  quienes seguramente nos hubieran regalado un recuerdo alegre.
La otra nota va más lejos aún, se trata de una columna de opinión a cargo de un tal Ceferino Reato, quien según parece publicó un libro sobre aquél golpe, y que aquí ya, desde el título (¡y encima desde La Nación!) pretende explicarnos “Por qué la gente apoyó a los militares”… y a continuación nomás presenta apenas dos panorámicas razones que no razona y que, según él nos dice, justificarían un golpe de estado –no sólo aquél-, y luego sí, ya que le es imposible limpiar a sus patrones, ensucia al resto del mundo, y chau.
Reato -este tipo- nos justifica el golpe y le endosa –unilateralmente-, el apoyo de “la gente”, debido, apenas, a dos razones más o menos abstractas, pero no para él. Y citamos textual:
“Por un lado, la ineficacia y pérdida de legitimidad del gobierno, que había convertido en insolubles los problemas de la inflación, el desabastecimiento y la violencia política, y (por otro lado) por la dramática debilidad del liderazgo de la viuda de Perón, que hasta se deprimía seguido”.
Y listo. Con estos dos requisitos, y sin necesidad de entrar en más detalles, basta para dar un golpe y desatar un genocidio en cualquier lugar del mundo, se supone.
Pero luego -y antes-, Reato se la pasa repartiendo culpas y responsabilidades por todos lados, el propio gobierno primero, a los Montoneros por supuesto, a los gremios, claro, en fin, menos el Departamento de Estado norteamericano, que sacudía de golpes la regíón, y por supuesto a cada uno de sus personeros locales, allí no falta nadie. Si hasta se nos aleja pegándole a esa “juventud maravillosa a la que hoy alude la presidenta” (?),y en un momento incluso se retuerce para acusarlo también a Jacobo Timerman, aunque no consigue citar más que  algunos datos objetivos sobre la inflación y la violencia publicados por La Opinión en aquellos días… Conclusión: estuvimos todos de acuerdo, y acá no ha pasado nada. Tal la tesis de Reato y sus patrones.
Nosotros no lo vemos así, Ceferino…  
No, no.
Nosotros creemos que fuimos un pueblo irresponsable que se pensó que era posible dejar el país y sus asusntos en manos de cuatro o cinco delincuentes con tal de que nos devolvieran el coche y las cosas que nos habían robado, sin preguntar jamás cómo lo harían. Por eso la gente apoyó a los militares, Reato. Por ignorancia, por negligencia, y también por mala leche, por desinterés, por indiferencia, y sobre todo, por creerles a ustedes, a La Nación, a Clarín, a La Razón, a los grandes medios que eran ustedes,porque ustedes nos informaban y nos contaban la realidad, y nadie los negaba. Ustedes nos hablaban de TOTAL NORMALIDAD, y aplaudían o callaban los crímenes que sí conocían, y festejaban cada mango que nos prestaba el FMI sin explicarnos jamás que nos hundíamos en el desastre, en el genocidio, en un delirio huracanado que todavía sangra y que todavía callan, ustedes, los medios hegemónicos, los dueños del monopolio del papel en la Argentina, los que a la hora de avisarnos lo que pasaba, mentían y aplaudían, acumulaban y mataban, o dejaban matar, tanto da… Por eso la gente apoyó a los militares, Ceferino. Por el mismo motivo que mucho antes la misma turba había gritado un día Barrabás Barrabás… porque los agitadores a sueldo del Sanedrín la confundió con sus mentiras... Agitadores como La Nación, Reato, como Clarín… como vos.   


Ssshhh...

* * *

(*) Agradecemos la imágen a Cristina Agostoni, fiel lectora y amiga y siempre al pie del cañón como se ve.

2 comentarios:

  1. Daniel, la nota de Reato (a quien no conoces) ya tiene mas de 700 comentarios en la Nacion. Te escribo esto para que no estes tan solo. Entre nosotros, tu nota esta flojita, flojita.

    ResponderEliminar
  2. Daniel no esta solo ,el que si lo está ,es el que se vende por unos mangos o por el berretin de figurar

    ResponderEliminar

Como tantos medios públicos, EL Martiyo no deja de ser privado, y por lo tanto se reserva el derecho de pubicar o no los comentarios recibidos.