////// Año XVº /// Editor Anónimo: Daniel Ares /// "Prefiero ser martillo que yunque", Julio Popper ///

martes, 29 de octubre de 2013

LEY DE MEDIOS: LA HORA DE LA VICTORIA



La madre de todas las batallas ha terminado: la Ley de Medios Audiovisuales es constitucional. 46 años de lucha desde que en 1977 la dictadura genocida le regalaba a Clarín, La Nazión y La Razón la usurpada empresa Papel prensa. Allí nacía un monopolio que acaba de morir. El Martiyo, partisano de la contienda, recibe sus laureles como presente de su quinto aniversario.

YO TE VI CAER




Absorbidos por la subsistencia personal dejamos pasar sin una palabra nuestro quinto aniversario. No dijimos nada de la vulgaridad mediática que envolvió en su inmundicia la internación de la presidenta; por no repetir lo dicho después de las PASO, obviamos los absurdos festejos de Clarín el domingo por la elección en un par de distritos (que según ellos valen más que un triunfo a nivel nacional); ni siquiera nos ocupamos del nuevo muñeco presidencial de Magnetto, el oportunista Sergio Massa, pero no podíamos faltar en este día en este instante.
Nuestro oficio –el periodismo- nos había permitido conocer muy bien la historia de Papel Prensa, y sobre todo, el poder de los medios de comunicación, especialmente en democracia, cuando las armas quedan guardadas, y las municiones son los votos. De golpe a mediados del 2008 la llamada crisis del campo, dejaba el juego al descubierto. Amplios sectores sociales se alineaban detrás de sus enemigos de siempre: la Sociedad Rural, las grandes cerealeras multinacionales, los monopolios, la banca financiera, y los sectores más recalcitrantes de la derecha. El Martiyo ni siquiera era aún El Martillo, pero igual no se sorprendió. Una vez más, como en la era de las privatizaciones, allí estaba el flautista de Hamelin de los medios monopólicos llevando a la gente rumbo al abismo. Una vez más.
Sin esperanzas ya en el periodismo industrial consolidado, el 4 de octubre de 2008 fundábamos El Martillo en la comunidad de blogs de Clarín, como una quinta columna, que en la medida de sus posibilidades, sí supo morderlo por dentro (ver sección El Martiyo contra Clarín), hasta que el 11 de noviembre de 2010 –a dos semanas de la muerte de Néstor Kirchner-, El Martillo era clausurado y todos sus archivos requisados por el Grupo Clarín, que en paralelo insistía con su defensa pública de la libre expresión.
Desde siempre, y más aún desde entonces, nuestro enemigo principal, nuestra hipótesis de conflicto, fue siempre el Grupo Clarín-La Nazión, lo que es, supone, y oculta. Secciones como 7D Diario de la cuenta regresiva, Medios medios, La guerra contra DOS medios, la ya mencionada El Martiyo contra Clarín, La patria escrita, y Memorias de un mercenario, están dedicadas a esa pelea, y por eso hoy sentimos que nos cabe un fragmento ilusorio de esta victoria cierta.
La Corte Suprema de Justicia, por fin después de tanto, declara constitucional la Ley de Servicios Audiovisuales.
Así concluye, triunfal, una pelea de casi medio siglo, iniciada en 1977 cuando Ernestina Herrera de Noble y Héctor Magnetto por el Grupo Clarín, los Mitre de La Nazión, y los Peralta Ramos de La Razón, recibían de manos de la dictadura genocida la usurpada empresa Papel prensa, y así el control de la producción de todo el papel para diarios. Allí surgía un imperio que recién murió.
Estas palabras son urgentes. La noticia acaba de estallar. Ahora mismo oímos cacarear a una presentadora de TN advirtiendo que “habrá que leer bien el fallo”, mientras cuenta los votos punto por punto como quien remueve con un palito una esperanza muerta. Por Continental dicen que las acciones de Clarin ya cayeron un seis por ciento en media hora. La euforia del domingo se disipó como el humo que sólo era. Sergio Massa, el nuevo muñeco presidencial de Magnetto toys, ya no divierte como ayer. Un hecho que tuerce la historia argentina acaba de suceder y eclipsa los titulares. La madre de todas las batallas ha terminado; y moribundo el monopolio, dice como el Laprida de Borges: la victoria es de los otros. Vencen los bárbaros, los gauchos vencen.
Nosotros nada más decimos...

¡Viva la patria! 


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