////// Año XVº /// Editor Anónimo: Daniel Ares /// "Prefiero ser martillo que yunque", Julio Popper ///
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martes, 8 de octubre de 2019

PATRAÑAS AMARILLAS: LA GUERRA CONTRA EL NARCO...




Desastradas en mentiras simples todas sus grandes promesas, el mejor equipo de los últimos 50 años nunca más dijo nada de la revolución de la alegría, los brotes verdes, la lluvia de inversiones, o la pobreza cero devenida en emergencia alimentaria. 
Pero con la cara que le queda se retira repitiendo que enfrentó al narcotráfico.

EL ÚLTIMO GLOBO

 Villa 31, pibe cartornero. 
(¿Acaso jefe del  Cartel de Jalisco?)



La pretensión de acabar con el narcotráfico reventando villas, equivale a creer que se puede controlar el dengue con espirales.
Esta estupidez obvia, sin embargo, fue la base fundamental de la estrategia desplegada por Cambiemos en su promocionada guerra contra el narco. Una estrategia estúpida, sí… pero mucho más estúpido es que la promocionen.
Mejor, peor: es la última mentira que mantiene el gobierno en su retirada. Nunca más habló de revolución de la alegría, brotes verdes o lluvia de inversiones ni de luces al final de ningún túnel, incluso llegó a negar que había hablado alguna vez de pobreza cero… pero se derrumban repitiendo que enfrentaron al narcotráfico. Qué risa.
Según sus propias cifras, en los tres primeros años de gobierno amarillo, se realizaron “casi 60.000 procedimientos contra el narcotráfico, se duplicó la cantidad de detenidos  alcanzando a 57.000 desde el comienzo del gobierno de Cambiemos”. Más y mejor: “También se incautaron 440.000 kilos de marihuana y en 2018 se alcanzó el récord histórico con 185.000 kilos, 26% por encima de lo que se había incautado en 2015. Algo similar pasó con las incautaciones de cocaína, las cuales fueron récord histórico en 2017, triplicando los niveles de 2015, y en 2018 volvieron a ser elevadas, duplicando el numero de 2015. En tres años se incautaron 26.000 kilos de cocaína”.
Bravo, sí. 
Pero si en algo están de acuerdo todas las fuerzas de seguridad y las agencias de inteligencia dedicadas al tema en todo el mundo, es que sólo se incauta, a lo sumo, el 10% del total que circula. Lo cual permite esta regla de oro: cuanto mayor incautación, mayor tráfico.
Para rubricar el desastre está la propia Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas (Sedronar), según la cual entre 2010 y 2017 el consumo de marihuana, cocaína y drogas sintéticas, arrojó “una tasa de incremento de alrededor del 100%”.
El alegre festival de cifras oficiales tampoco aclara que 4 de cada 10 detenidos por infracción a la Ley 23.737, son por tenencia para consumo o tenencia simple, es decir, ciudadanos con derecho a su privacidad, como usted o nosotros, estimado lector, o en términos técnicos: perejiles.
Las estadísticas de la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar) indican que en 2018 hubo en todo el país 22.321 causas iniciadas por infracción a la Ley 23.737 en el fuero federal. El 37% de ellas también fueron por tenencia para consumo personal, y otro 7% por tenencia simple.
En CABA la Policía y la Justicia tienen competencia en causas por narcomenudeo a partir del 1° de enero de este año. Desde entonces y hasta el 31 de julio ingresaron a las Fiscalías de la Ciudad 13.153 causas por drogas. De ese total, el 68% fueron por consumo personal, el 7% por tenencia simple, y sólo el 22% por comercialización. O sea, un 75% de perejiles.
Desde luego nada de esto acabará con el inmenso negocio mundial del narcotráfico, pero así el gobierno rellena sus estadísticas para impresionar a la masa menguante de incautos que todavía le queda.
Inútil además de absurda, esa avanzada contra el usuario fue también costosa. Según la RESET -una ONG compuesta por abogados, psicólogos, trabajadores sociales, sociólogos, politólogos, licenciados en comunicación y estudiantes-, en sus primeros tres años de fracaso Patricia Bullrich y sus pistoleros gastaron 122 millones de dólares para encausar perejiles. 
Botón de muestra, tan sólo en la fiscalía que dirige Federico Delgado, en 15 días de agosto de 2018 -último mes analizado- el 73% del total de causas iniciadas por infracción a la ley 23.737 fueron por tenencia de drogas para consumo personal. El costo promedio de cada causa, asciende 2.600 dólares.
Pero el gobierno se jacta. Enajenado por la derrota, promociona su naufragio, lo difunde. En su triste marcha solitaria y final por las calles vacías de la patria, entre arengas de vestuario y promesas vencidas, Mauricio Macri todavía agita el tema como una banderita. Las encuestas con que se mintieron hasta el 11 de agosto, ahora dicen que les dicen que Patricia Bullrich tiene buena imagen porque revienta villas. O sea, porque se enfrenta al narcotráfico. La ex-hada, ex-promesa y ex-sonriente María Eugenia Vidal asoma cada vez menos pero siempre que lo hace es para recordarnos su valiente lucha contra el narco en toda la Provincia, donde también dice que incautaron más (porque se trafica más, no dice). Pero más valiente y aguerrido aún es su ministro de seguridad Cristian Ritondo, que no para de "voltear" bunkers por todo el conurbano a punta de pistola... ya volteó como cuatrocientos, dice…
Desde luego toda esta patraña no sería posible sin la valiosa colaboración de los medios de siempre, donde nunca falta un rolando graña dispuesto a meterse en una villa, onda cámara oculta, la voz bajita denotando peligro, el dedo fácil y la sospecha gratis entre potenciales irresponsables o conjeturas desopilantes, “ese seria uno de los capos”, “aquél sería un soldadito”, “la campera azul sería el uniforme de los soldaditos”… 
En 2012 el prestigioso banco HSBC fue condenado en los Estados Unidos por lavar dinero del narcotráfico, y sentenciado al pago de una multa de 1.900 millones de dólares. Cambio chico para un banco de su porte, sí, pero a cambio no lo clausuraron ni lo cerraron ni le quitaron su licencia. Nada de eso. Bastó con un breve pero sentido pésame de su director Stuart Gulliver: “Asumimos la responsabilidad de nuestros errores pasados. Sin embargo HSBC es hoy una organización fundamentalmente diferente a la que cometió esos errores”. Y chau, a seguir lavando…
Después de todo el HSBC no es el único en el ramo. Por los mismos delitos fueron condenados en distintos países bancos como el Standard Chartered, Wells Fargo, Bank of America, Citibank, American Express Bank, Western Union, y siguen las grandes firmas.
Sobra decir que ninguno de sus directivos, ejecutivos y/o responsables, vive en una villa. Ni uno solo, qué va. Prefieren barrios mejores, con agua potable, cloacas, en fin… barrios privados con seguridad privada, cosas así… barrios donde la Gendarmería no te patea la puerta, ni periodistas de cuarta se adentran con el viejo truco de la camarita escondida y la voz en un susurro para darle más tensión a las imágenes mientras señalan a cualquiera acusándolo de cualquier cosa total ninguno importa nada… barrios donde los punteros no se plantan en las esquinas ni se dedican al menudeo, al contrario, son gente fina, dirigen grandes bancos, colaboran con el hogar policial, y tienen un vecino juez al que el año pasado le otorgaron un crédito blando.
Y no usan espirales. 


* * *

lunes, 18 de abril de 2016

COSTA SALGUERO: LA DROGA NO ES LO QUE MATA



Derribar aviones o reventar villas no evitó cinco muertes por droga en una fiesta electrónica en un bunker del Pro.
Al igual que la pobreza cero y la revolución de la alegría, el vociferado combate contra el narcotráfico es otra mentira como los disfraces de Patricia Bullrich.
Pero los muertos son de verdad.


MENTIRAS QUE MATAN


Patricia Bullrich y el carnaval de la muerte.


Por mucho que Patricia Bullrich se disfrace de Rambo o de arbusto, los papelones se suceden, y ya comenzaron las tragedias.
Las cinco muertes de Costa Salguero no son una fatalidad. Son parte de ese fracaso que supimos anunciar el 15 de octubre del año pasado en nuestro post Tres tristes tigres.
El gobierno nacional no tiene ninguna intención de luchar contra el narcotráfico. El “problema de las drogas”, como le llaman con notable displicencia, no les parece grave. De hecho no pesa en las encuestas. No importa. Se trata de un “flagelo mundial”, y como tal está lleno de excusas que hace mucho se dicen por la tele. Basta con repetirlas.  
Al igual que la mentada revolución de la alegría o la pobreza cero, el vociferado combate contra el narcotráfico, también era mentira. Una fachada pomposa, como los disfraces de la ministra.
Camuflada en la épica de una guerra contra los carteles de Sinaloa, la policía volvió a pedirle documentos a la gente como en los días de hierro de Videla & Co.
La temeraria ley de derribo de aviones sólo sirvió, a la luz de los hechos, para rehabilitar la ingerencia de las fuerzas armadas en la seguridad interna, como en los días de hierro de… Y las cinematográficas y violentas incursiones en los barrios más pobres detrás de los grandes capos narcos, acabó con cinco muertos en una fiesta electrónica autorizada por el gobierno de la ciudad y organizada por socios del gobierno de la ciudad. Ningún avión, ninguna villa.
Igual que en Cromañón, una vez más basta escarbar apenas para encontrar enseguida el tejido subcutáneo de la corrupción oficial. Costa Salguero, bunker del Pro durante su campaña, salón de fiestas del casamiento de Macri, el gobierno de la ciudad le concedió su explotación al marido de Carmen Polledo, diputada Pro, y tan luego vicepresidenta de la Legislatura en la Ciudad de Buenos Aires. 
Sin embargo esta vez los grandes medios prefieren  culpar a “la droga” como a un ser viviente; preguntarse con remanida ingenuidad  “por qué se drogan los jóvenes”, y al cabo deshacerse en la melaza de lugares comunes tantas veces dichos, que ya ni siquiera precisan pensarlos para repetirlos. Y entre la ignorancia y la complicidad, el tema también se deshace.
Histriónica y desorientada, pero severa aunque incompetente, Patricia Bullrich se tomó el asunto como algo personal, y apenas asumió se jactó de entregarse a la DEA para que la agencia norteamericana le aportara toda la experiencia obtenida en sus ya más de cuatro décadas de evidente fracaso.
La poderosa agencia hoy cuenta con más de cinco mil agentes especiales y está presente en más de 60 países. Inaugurada como tal el 1º de julio de 1973, desde entonces, como es sabido, la producción, el tráfico y el consumo de estupefacientes se multiplicó en progresión geométrica, especialmente en todos esos países donde opera la DEA.
Pedirle a esta gente que te asesore en la lucha contra el narcotráfico, equivale a pedirle al Estado Islámico que te haga la seguridad de los estadios. Sin embargo, allí fueron Macri y su ministra a buen puerto por agua.
Una de tres: o no entienden nada, o no les importa nada, o son parte del negocio.
Demasiadas veces referimos en esta misma sección la plusvalía irremplazable que significa para el narcotráfico la prohibición de su mercadería. Una vez abolida la ley seca en los Estados Unidos, las mafias abandonaron el contrabando de alcohol. Y nació el narcotráfico.
Y muchas veces que nunca serán demasiadas advertimos también la esterilidad de la discusión sobre los daños que produce la droga –los riesgos para la salud, la dependencia orgánica, las consecuencias letales, y otras verdades inútiles-, cuando la cuestión urgente, desde hace rato, es decidir quién ha de controlar el segundo negocio más redituable del mundo: si el Estado organizado, o el crimen organizado.
Mientras el debate gire sin salida alrededor de los mismos clisés, las organizaciones dedicadas al narcotráfico aumentarán su lucro a diario, y por consiguiente expandirán a diario sus ramificaciones en el poder, y su poder.
Y mientras las autoridades insistan en reventar los barrios de los pobres, los chicos caerán como moscas en las fiestas de los ricos.

* * *
  

jueves, 15 de octubre de 2015

LOS CANDIDATOS Y EL NARCOTRÁFICO: EL FRACASO QUE VIENE...



A pocos días de las presidenciales, los principales candidatos a gobernar el país expusieron ya sus distintas estrategias para combatir uno de los mayores problemas del mundo: el narcotráfico. Aguerridos, enérgicos y previsibles, los tres auguran un crecimiento exponencial del negocio, y le aseguran al crimen organizado su monopolio exclusivo.

TRES TRISTES TIGRES



Si actualizamos poco esta sección –Legalización o Dependencia- es porque nunca tenemos nada nuevo que decir, y nos pesa repetirnos.
Aquí va otra vez: el problema de la droga –como abruptamente se le llama- no reside hace mucho en el daño que pueda hacerle al organismo, al cerebro, a la juventud, a la sociedad, y esas cosas. El problema de la droga consiste en decidir, y cuanto antes, quién manejará el segundo mayor negocio de la Tierra: si el estado organizado, o el crimen organizado.
Repetido lo dicho, y en virtud de su incuestionable verdad –verdad más vieja que la historia de la Ley Seca en Estados Unidos-, prestamos especial atención a las propuestas sobre el tema de los principales candidatos. Y sin necesidad de ahondar mucho en ninguna de ellas, dada la superficialidad de todas, concluimos lo siguiente:
Primero que nada, ninguno de los tres parece interesado en resolver el problema. Sí coinciden, en cambio, en que lo importante ahora es ganar votos. Así cada uno -sin imaginación para resolver porque resolver no les importa-, plantean en todos los casos políticas represivas como si la historia no existiera y por ese camino algún estado hubiera resuelto algo alguna vez. Discépolo diría: “una risa que dan ganas de llorar”.
El más laborioso, el más ingenioso -si algún ingenio le cabe al fracaso-,  es Daniel Scioli, que habla de crear una agencia onda la DEA, cuyos integrantes, especialmente entrenados -como los agentes de la DEA-, más antes que después se perderán -como los agentes de la DEA- en ese limbo de niebla donde narcos y agentes se confunden y se abrazan mientras el negocio no para de crecer. Caso contrario, la DEA ya lo hubiese resuelto.
Otro que también sabe ignorar la historia es Sergio Massa, quien podría haber sido el más cómico de estos tres tristes tigres, de no haber resultado tétrico. Su promesa-amenaza de entrar con el ejército a las villas –mientras Nordelta se le llena de narcos-, es un disparate sin embargo aterrador, pero lo cómico está en que para sostenerlo, Massita no se cansa de citar como ejemplos a Brasil, México y Venezuela, donde los homicidios y el narcotráfico crecen en progresión geométrica.
De cualquier forma, la risa mayor se la lleva una vez más Mauricio Macri, que en su ignorancia impar, con el carisma de una momia, y la sencillez de la impericia, promete “correr al narcotráfico a los ponchazos”, tal y como gritaba los otros días por Salta y Jujuy, revoleando un poncho al mejor estilo Soledad, y con esa gracia desgraciada que lo hunde en sí mismo tan rápidamente.
En síntesis, y más allá de eslóganes, bravuconadas y ponchos, los tres concuerdan en repetir un fracaso ya mil veces probado. Gane quien gane, la prohibición, clave del negocio, no será cuestionada. Políticas represivas aseguran así el alto precio del producto, a la vez que garantizan la dinámica que convirtió al narcotráfico en la segunda actividad más rentable del mundo.  
Total, con más o menos policías, fiscales, políticos y jueces que cooptar o comprar o liquidar, el negocio seguirá creciendo, y siempre en manos del crimen organizado, que así, con el tiempo y las vicisitudes, se organiza mejor.
El Chapo Guzmán los votaría a los tres.

* * *

sábado, 14 de diciembre de 2013

URUGUAY, EXCLUSIVO: ¡DURO GOLPE AL NARCOTRÁFICO!....


Con la legalización del cultivo y el comercio de la marihuana, el Uruguay acaba de asestarle, ahora sí, un duro golpe al narcotráfico. 
El título más gastado y vacío del mundo, por una vez se hizo realidad y ganó sustancia, y sin embargo, los grandes medios lo dejaron pasar, nadie lo usó. 
El Martiyo, en exclusiva entonces, no se lo pierde, y aquí va:


¡DURO GOLPE AL NARCOTRÁFICO!




Quizá se trate del título más usado y vacío de la historia moderna del periodismo mundial en cualquiera de sus manifestaciones, gráfica, radio, tevé, web… Tantas veces lo hemos leído, oído, visto, que si tan sólo la mitad de esas veces hubiera sido real, hace rato el narcotráfico estaría erradicado del entero Sistema Solar.
Pero no. Se trata apenas de una fórmula gastada por periodistas cansados, apurados, o asustados, que no quieren saber, no pueden pensar, o no se animan a decir. Pero todos ellos saben muy bien que ninguno de esos duros golpes contra el narcotráfico que gritan con tanta frecuencia, son verdaderos golpes, ni mucho menos duros. De lo contrario el problema no hubiera infestado ya, desde hace rato, y en todo el mundo, no sólo en la Argentina, la policía, la justicia, la política, sus bancos… 
Y en cambio ahora, cuando por una vez los hechos sustanciaban la veracidad de ese título, nadie lo usó. Ni la tele, ni los diarios… ni siquiera María Laura Santillán, que suele no perderse ningún lugar común.
El Congreso del Uruguay, por iniciativa presidencial, legalizó la comercialización y el cultivo de marihuana, arrebatándole al crimen organizado una de sus mercaderías más tradicionales. No la más redituable, no, pero sí la que más público le llevaba para promocionar, así, sus muchos otros productos. Se trata exactamente de un duro golpe al narcotráfico, y sin embargo esta vez, nadie tituló así... sólo nosotros. Otra exclusiva de El Martiyo, ja.

En este espacio y desde hace años –desde mucho antes de este espacio existir- insistimos en explicar lo que nos sorprende resulte tan difícil de entender: el gran negocio del narcotráfico no está basado en las drogas, sino en la prohibición de las drogas. Las drogas no cuestan tanto, lo que cuesta es conseguirlas, y ahí la plus valía del crimen organizado. Por eso en Uruguay ya se registraron casos de narcos que denuncian cultivadores caseros: la legalidad los amenaza. ¿Cómo no se entiende?
Décadas de prohibición estimularon el negocio, no lo acabaron. Porque la prohibición no sólo funcionó como la mejor campaña de publicidad que agencia alguna pudiera imaginar, sino que, además de ser gratis, multiplicaba el precio del producto tantas veces como trabas le impusiera la bendita prohibición.
En el corredor tropical de la Tierra, la planta del cannabis (la marihuana) permite hasta tres cosechas anuales. Su precio por kilo no debería superar el precio de, por ejemplo, la yerba mate. Sin embargo, gracias a la prohibición, sus grandes empresarios –no los vendedores que vemos esposados en los noticieros- alcanzan lucros irresistibles para cualquier hombre de negocios que se precie de tal... ¿Eso tampoco se entiende?
Toda esa plus valía, esa inmensa masa de dinero -que el díler de barrio no consigue siquiera imaginar- debe ser por supuesto blanqueada, lavada, y ahí entran, o mejor dicho: allí se vuelven imprescindibles, para el negocio a gran escala, los poderosos. Policías, políticos, fiscales, jueces, grandes empresarios y, lógicamente, los grandes bancos multinacionales, sin cuya participación estas realidades no serían posibles.
El gil que vemos esposado en los noticieros cada vez que sus presentadores se cuelgan el tamborcito de un nuevo “duro golpe al narcotráfico”, no resuelve nada, no afecta a nadie, no pesa, no incide. Es apenas un resorte de la maquinaria, y si pertenece a una organización bien organizada –y valga la redundancia porque todo esto es una gran redundancia-, también tendrá sus inmediatos abogados, entre otras cosas, para evitar la delación. O, en su defecto, será muerto antes de hablar. Depende cómo se organice dicha organización, que en cualquiera de los casos, como se ve, no acusa ningún duro golpe, qué va.
Duró golpe es el que le puso esta semana el Estado Uruguayo sin disparar un solo tiro. En la Argentina insistimos con la prohibición y la represión, pero… los levantamientos policiales de los últimos días, no son ajenos al tema. Se están pateando kioscos históricos. Las grandes organizaciones del narcotráfico –las que proveen al vendedor ambulante- no se montan sin policías. En ningún lugar del mundo.
Hoy no existe una sola ciudad en la Tierra donde el turista no encuentre cualquier tipo de estupefacientes apenas llegado, y por prohibido que esté… ¿Cómo la policía del lugar jamás los encuentra?... O en tal caso: ¿por qué la policía no contrata los servicios de un turista para investigar al narcotráfica del lugar?... Así de absurda es la realidad que mantiene y sostiene al narcotráfico en el mundo, y todo gracias a la prohibición, que alimenta narcos, claro, pero también policías, y por lo tanto, antes o después, fiscales, jueces, funcionarios, legisladores, políticos al por mayor…
Resulta entonces un hecho incontestable, a esta altura de la derrota, que todo aquel que aun apoya la prohibición, ignora la verdadera trama del tema… o está en el negocio.

El problema de las adicciones es, básicamente, un problema de salud. Psíquica o física, no hace a la cuestión. De alguna forma, entonces, todos somos enfermos. Por eso cuando el objeto de adicción no está prohibido por ley, el paciente acude a un hospital, o a una farmacia, y no se esconde de la policía. Cuando, en cambio, la marca de su debilidad figura entre las sustancias prohibidas por ley, el adicto se sabe un marginal, y huye, se esconde, y más se droga.
Por lo demás, una adicción le cabe a cualquiera, porque todas ellas responden a carencias o vacíos de índole psicológica, y de eso nadie está a salvo. La prohibición del remedio que resuelve esa carencia, condena al paciente a rodar por el circuito de pistoleros y maleantes del narcotráfico, y entrar en contacto directo con más y nuevas tentaciones para el adicto. Todo lo cual equivale a encerrar un alcohólico en una bodega para que no se nos vaya por los bares. Tal el absurdo de la prohibición.
Así, por ignorancia, o por mala leche, en la Argentina el debate sobre las drogas se estancó, perdió su sentido. Se habla, ya, de lo que no importa. Encerrar vendedores, y perseguir consumidores, es continuar con nuevas piruetas de un viejo fracaso. La discusión no pasa, ya, por la prohibición o no de las drogas; no se trata, hace mucho, de establecer si la marihuana es mala, o la cocaína es peor; qué puede importar, a esta altura de la tragedia, qué avión la lleve ni por dónde, o cuántos kilitos encontraron ayer en un sótano de La Paternal...
La discusión, urgente, es por la guita.
Por el negocio.
Decidir, elegir, si todo ese inmenso flujo de dinero que ubica al tráfico de drogas como el segundo negocio más redituable del mundo -después del tráfico de armas-, va a continuar en manos del crimen organizado, o pasará por fin a manos del Estado organizado.
Esa es todo lo que hay que decidir ahora: si ellos, o nosotros.
En tal sentido, los uruguayos sí que le dieron un duro golpe al narcotráfico.
¡Qué título se perdieron los caretas!


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jueves, 8 de noviembre de 2012

LEGALIZACIÓN O DEPENDENCIA: EL INCENDIO SOCIAL



Mientras la cocaína y sus feroces derivados arrasan como un gran incendio bastos bosques sociales, la humanidad, aquí y allá, atontada, aturdida, perdida, con décadas de retraso, lucha por la despenalización de la marihuana, y hasta celebra sus tristes triunfos de hormiga atrapada entre las llamas.


GRACIAS POR EL FUEGO





Si avanza en todo el mundo la legalización de la marihuana, es también porque hace rato que a los grandes narcos ya no les interesa como mercadería. Ocupa mucho espacio por kilo, y genera mucho olor. Hasta un policía resfriado podría sentirlo. Y encima el lucro es muy inferior del que puede darles el mismo espacio sin ningún olor, o con un perfume tan suave, que ya hacen falta perros especialmente entrenados para sentirlo.
Además en Uruguay ya se vende en los comercios. (Farmacias, bueno).
En simultáneo al triunfo de Obama, se aprobaba en Colorado su libre venta ¡para “uso recreativo”!.
En la Argentina estamos todavía lejos del Uruguay, pero cada vez más cerca de Colorado.  
Y más o menos por ahí va la polémica. Atrasa décadas en todo el mundo, sí, pero bueno, es lo que hay.
También por eso actualizamos muy de vez en cuando esta nuestra sección Legalización o Dependencia. Nos cansa repetir lo de siempre: estamos a favor de la legalización de todo tipo de drogas porque el tráfico de drogas es un negocio demasiado grande como para dejarlo en manos del crimen organizado, y porque la base del negocio de las drogas no son las drogas, sino justamente la prohibición de las drogas.
La historia de la Ley Seca en los Estados Unidos es una parábola de ribetes bíblicos, que en beneficio de los narcos -¿qué otra explicación puede haber?-, hoy no se quiere atender. Preferimos invertir millones en represión inútil. Así nos va.
La cocaína, y más, peor, el crack, el “paco”, se devoran cuanto encuentran a su paso. Mujeres, hombres y niños, bienes y destinos…
La clientela se expande en progresión geométrica. Desborda la represión que invoca, y en muchos casos, incluso, la absorbe, la incorpora.
En Argentina ahora, por ejemplo, en la provincia de Santa Fe, el jefe de policía de todo un estado, aparece envuelto en una red de narcotráfico. “Soy un preso político”, grita él. Y sí, puede ser. O acaso un narcotraficante que por algún motivo, por algún mal paso, perdió la protección política que hasta ayer lo encubría. O sea…
Desde luego, siendo esto una guerra, existen al menos dos bandos, de lo contrario no habría pelea. También están, y se ven a veces, los policías buenos, que ingenuamente, o por inercia, voltean una red, un aguantadero, 30, 150 kilos o más, de cocaína, incluso, o apenas de marihauan, pero se ven, sí… Tiempo perdido, inteligencia y fuerzas desperdiciadas, escupitajos en el océano del inmenso negocio narco. Vasos de agua arrojados al gran incendio social en el que hoy ardemos todos.
Por eso a los grandes, a los verdaderos narcos, les divierte nuestra pastosa polémica sobre la despenalización de la marihuana. Ja.
Blindado en lustrosos recipientes, el verdadero narco moderno, el grande, el jefe, ya no es un bandido evidente, un nítido pistolero. Ese grotesco sucumbió con la muerte en los tejados de Pablo Escobar Gaviria.
El nuevo narco, el grande, el que importa (y exporta), es ahora un hombre de apariencia indiscutible, de buen hablar y mejores ropas, muchas veces condecorado o en tal caso distinguido por alguna fundación, que él mismo fundó, y que lucha, cómo no, contra la droga. El narco de hoy es político, abogado, o juez, empresario, o jefe de policía. Ojo. Se parece más al Al Pacino del Padrino III, que al de Scarface.
Ese narco, claro, se indigna ante la intención de legalizar cualquier tipo de droga, ¡más bien! Defiende la familia (la suya, bueno); pero moderno, progresista, comprensivo, condescendiente, en fin, aceptaría, bah, no sin objeciones, la despenalización de la marihuana, total… Y como quien diría: con poco nos deja contentos.
¿No es entonces para agradecerle, el fuego que nos consume?


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lunes, 20 de junio de 2011

LEGALIZACIÓN O DEPENDENCIA: EL BUEN NARCOTRAFICANTE.



En simultáneo en distintos países avanza el debate por la legalización de la marihuana. En Francia la izquierda retomó el tema en el parlamento, en Brasil se aprobaron las marchas, y en Argentina la polémica crece y se afina. Son lentos avances sin embargo celebrados por el narcotráfico internacional.


LOS HOMBRES DUROS BAILAN


Pablo Escobar Gaviria: El Rey.



En los últimos días la izquierda francesa volvió a la carga con el tema; el parlamento brasilero levantó la prohibición que había impedido en todo el país las marchas por la marihuana, el gobernador de Río de Janeiro –pocas semans atrás- pidió considerar la legalización "de la marihuana por lo menos”, y, “tal vez” de la cocaína; mientras en la Argentina marchan las marchas sin dar un paso para atrás. Bien. El debate por la legalización –"por lo menos"- de la marihuana, como se ve, entretiene aunque acalora a buena parte del mundo, mientras hace reír a carcajadas al buen narcotraficante…
Acaso los entendidos lo ignoren, pero el buen narcotraficante no mira qué, porque sabe cómo. Es decir, mientras le dejen a mano alguna sustancia prohibida, él ya tiene montada y bien aceitada la cadena de distribución y comercialización que lo hizo famoso, y rico.
El buen narcotraficante no es racista, ni elitista, ni prefiere un producto más que el otro. Mercader químicamente puro, sabe que el lucro no está en el producto, sino en el dinero que le deje.
Cuando hablamos del buen narcotraficante no hacemos alusión, desde luego, al distribuidor minorista, auténtico agente social al servicio de los consumidores, y perseguido y martirizado por la policía que no quiere o no sabe o no se anima a enfrentar a los grandes mayoristas
Cuando hablamos del buen narcotraficante nos referimos a ese que ninguno de sus minoristas conoce ni siquiera de nombre, poderosos hombres de negocios blindados por infinitas capas de legalidad, abejas reinas invisibles a la luz del día. Y esos hombres, los buenos narcotraficantes, aprecian perfectamente la importancia de la prohibición y su plus valía, caso contrario su enorme negocio quedaría en manos de la ley.
Por eso el buen narcotraficante no sólo defiende la prohibición, sino que la estimula con todas sus fuerzas, campañas mediáticas, habladores de alquiler, fundaciones de lucha contra la droga, ongs, diputados, jueces… en fin, el buen narcotraficante no es boludo, o ya estaría preso y su negocio arruinado.
Por supuesto que todo esto que abreviábamos al principio, inquieta al buen narcotraficante (marchas por la legalización, parlamentos y gobernadores reblandecidos como hippies viejos); pero mientras se hable sólo de marihuana, o de cocaína, incluso si hablan también de heroína, ácidos, éxtasis…  siempre que le dejen algún fruto prohibido a mano, allí estará el buen narcotraficante con su silencioso servicio federal express invisible y pronto.
Y aun si en un desatino mundial fueran legalizadas en su producción, comercialización y consumo todas las sustancias conocidas, el buen narcotraficante, que en esencia y antes que nada es un gran prohibicionista, continuará su lucha por prohibir alguna otra cosa, que así, por su sola prohibición, difundiera su consumo y aumentara su valor…
Ya hay quienes dicen que el tabaco está al caer… (un rubro que hoy parece en decadencia, pero esperá que el narcotráfico se lo sople a Philips Morris y vas a ver cómo florece).
El Martiyo saluda estos lentos avances hacia la legalización…
Pero el buen narcotraficante también, sobre todo por lentos.


La muerte de Pablo Escobar, de Fernando Botero.
(Pero el negocio no murió).

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sábado, 7 de mayo de 2011

LEGALIZACIÓN O DEPENDENCIA: EL MARTIYO MARCHA CON EL MUNDO POR EL MUNDO…


 LEGALIZACIÓN O DEPENDENCIA
(el que prohíbe, vende)



Lejos pero allí, virtual pero presente, aquí pero global, El Martiyo adhiere a la Marcha Mundial de la Marihuana por la legalización del consumo, la tenencia y la producción, y en contra del narcotráfico.
Y, recordamos, no se trata de una marcha de "malucos" o "fumones", como no era tampoco una cuestión de "maricas" la ley del matrimonio igualitario.
Se trata, antes, de una marcha por los derechos de los individuos, por una libertad real, y por la protección de los usuarios medicinales de la marihuana, y también de los otros, los usuarios sin receta, que no por ello deben ser condenados al circuito clandestino de los traficantes y los pistoleros.
Adherimos a la marcha convocada bajo el lema, ¡DESPENALIZACIÓN YA! NO A LA TENENCIA SIMPLE!, y a sus tres consignas:
1. Por la urgente derogación de la tenencia simple y el cultivo.
2. Por un Plan Nacional de atención de Adicciones, público, universal y gratuito.
3. Por los derechos de los usuarios medicinales de la marihuana.

 Adherimos a la marcha, a su lema y a sus tres consignas, porque nada más injusto que amenazar con la cárcel al usuario de una flor que cura más de lo que enferma y relaja cuando todo estresa.
Sin embargo, nos permitimos recordar también que a los efectos de combatir el crimen solventado por las drogas, la marihuana es el mínimo de los problemas.
La cocaína, la heroína, y las drogas de diseño, mueven el 85 por ciento del dinero mundial del narcotráfico.
Y si prohibiéramos las zanahorias, el dinero saldría de allí.
Prohibir, es el negocio.
La divina plus valía de cualquier producto desde la primera manzana, a nuestros días.
No hace mucho, a propósito de la proliferación de armas en manos de civiles, y luego de otro asesino en masa de esos que los Estados Unidos producen más allá de cualquier crisis, la CNN entrevistaba a un general retirado, especialista en el tema, y le preguntaban por qué no prohibir de una vez por todas la venta libre de armas… El viejo y sabio general sonrió ante la obviedad de su respuesta:
-- Porque no haríamos otra cosa que alimentar el mercado clandestino enriqueciendo a las mafias…
Por fortuna para el patriótico guerrero, nadie mencionó allí el tema drogas.
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Hoy 7 de mayo de 2011, desde un lugar muy lejos de allí pero allí, El Martiyo marcha con el mundo por la despenalización de la tenencia y el consumo y la producción de marihuana, pero sobre todo, por la libertad de los individuos, y de un Estado capaz de responder a nuestros problemas con soluciones, no con represiones, negaciones, prohibiciones y otras inquisiciones.


Legalización o Depencencia.
El Martiyo contra el narcotráfico


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martes, 26 de abril de 2011

LEGALIZACIÓN O DEPENDENCIA: LA CONTIENDA CONTINUA...

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LEGALIZACIÓN O DEPENDENCIA



Como reconstruir fatiga mucho más que construir, demoramos hasta hoy la reposición de esta sección -pilar del primer Martillo-, no porque nos pareciera un asunto menor, sino más bien por todo lo contrario. El tema drogas, y cuanto implica, se nos ocurre, antes, uno de los males mayores de la humanidad hoy, sino el mayor, porque devora su espíritu, y se come a sus hijos.
Sin embargo, lejos de resolverse, el problema se agrava, consumidores son detenidos y encarcelados por los mismos jueces que excarcelan curas pedófilos; el cardenal Bergoglio descubre 2000 años despuès que se vende droga en las puertas  de las escuelas, y todos los días, o casi, escuchamos o leemos al respecto, en boca de altos responsables de la cosa (políticos, jueces, habladore mediáticos), las mismas sandeces de siempre, mientras el mal en cambio avanza, se refina, se sofistica, aquí, allá, y por todas partes...
Por lo tanto  y de una vez por todas, decidimos no esperar más y volver a la carga con  la sección, rescatando de nuestros archivos remotos, como para reiniciar por el inicio, tres de los primeros posts publicados allá en los albores de El Martillo (blog clausurado y destruido por el Grupo Clarín, siempre es bueno recordarlo), y que aquí valen como introducción, pues despliegan, entre sus líneas, los puntos cardinales de nuestra postura, que lógicamente, esperamos el mundo comparta.
Mientras tanto, la contienda continua...

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El Martillo – Clarín.blogs – 7.10.08

Costumbres:

EL AIRE DE LA ESTUPIDEZ


La estupidez humana se manifiesta como el aire: en todas partes. Sin embargo existen tópicos que resultan más favorables para su cultivo y producción. El tema drogas, por ejemplo (y excelencia), es uno de los preferidos del idiota público.  Allí se despacha a gusto.
Hace un par de semanas apenas, una senadora más o menos despierta –cuyo nombre da lo mismo-, echó a rodar un proyecto que pretendía despenalizar el consumo de drogas… Inmediata y previsiblemente, los previsibles de siempre salieron a cacarear más temprano que los gallos, pero no más despiertos.

En los diarios, en la tele, en las radios, en las tribunas públicas de nuestro tiempo, otra vez se oyó rezar el eterno desvarío del miedo. Lustrosos periodistas, renombrados médicos y abogados y habladores varios, se erizaron o se burlaron de la senadora y su proyecto, y luego pasaron a otro tema con la superficialidad y ligereza que ya es estilo en ellos… Pero ninguno se preguntó, qué va, por qué hoy, al cabo ya de varias décadas de prohibición y represión, las estadísticas y la realidad nos demuestran que el consumo de drogas no hizo más que aumentar de manera pornográfica. ¿Es tan eficaz, entonces, dicha estrategia de prohibición y represión? Ninguno se lo preguntó, qué va… Ninguno tampoco se preguntó -mucho menos, más vale-, a quién entonces beneficia la prohibición, si está claro que no ayuda al adicto, y que encima desnuda otro fracaso del Estado… ¿A quiénes entonces les conviene que la prohibición multiplique en hasta un mil por ciento el precio final del producto?... Al productor y al mercader, correcto, es fácil, quién no lo sabe, y sin embargo… nadie respondió estas sencillas cuestiones, porque nadie tampoco se las planteó siquiera. Al contrario, con los recursos de siempre, los formadores de opinión, los comunicadores sociales (¡qué demasiado!), continuaron su interminable desguace de la conciencia colectiva, montando en su lugar el show de la ignorancia… Porque la turba, la misma turba que ayer gritaba Barrabás, ahora repite lo que dicen ellos, que dicen lo que dicen sin pensar lo que dicen… Y es que la estupidez humana es como el aire: no se acaba nunca.

La teta es un viaje de ida...
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El Martillo – Clarín.blogs – 21.11.08


El Martillo y las drogas



LOS SOSPECHOSOS DE SIEMPRE


Una buena vara para medir ahora qué tanto cambio supone para el mundo Barack Obama, será su manera de encarar el tema drogas, si legaliza o no su comercialización y su consumo.
Como bien sabemos –por razones económicas, políticas y estratégicas, no morales-, esto no será posible en el resto de nuestro mundo, hasta que los Estados Unidos no lo haga primero.
Más allá del desafío, nos manifestamos así, claramente, abiertamente, por la legalización del comercio y el consumo de cualquier tipo de drogas, y por lo tanto, claro, de su producción.
Que no alentamos, ojo, que apenas aceptamos, pues la humanidad siempre se drogó. Con tabaco, con alcohol, con ansiolíticos, barbitúricos o sexo, con trabajo, codicia o psicoanalisis, pero siempre los seres humanos buscamos la forma de tapar ese agujero que trae la vida… 
Nos resistimos a recurrir para argumentar a la famosa lista de motivos y notables que va de Milton Friedman a García Márquez, pidiendo por la despenalización (pero de paso, la mencionamos). No queremos caer tampoco en la obviedad de la analogía con la Ley Seca en Estados Unidos, cuando los únicos beneficiados eran los contrabandistas y los eternos corruptos de cualquier estado. Huelga repasar también la cantidad de DEAs y de otras no menos sospechosas y onerosas organizaciones por el estilo, donde traficantes acaban siendo policías (y viceversa), y que sólo subsisten gracias a la prohibición. Tampoco creemos necesario mencionar la fuerza de atracción que ejerce en todos nosotros desde los tiempos de Adán y Eva la ley del fruto prohibido; ni volveremos sobre nuestro post El aire de la estupidez (El Martillo, 17/10/08), en el que recordábamos que al cabo de años y décadas de prohibición y represión la cantidad de adictos y narcotraficantes no había sino aumentado en progresión pornográfica; y nos preguntábamos de paso, allí, a quién entonces le convenía que la prohibición elevase hasta en un mil por ciento el precio final de su producto…
Todos argumentos demasiado trillados, demasiado razonables, como para subestimar con ellos a nuestros lectores, que descontamos, en masa, a favor de la legalización.
Pero sí quisiéramos reparar en algunos otros puntos, ni menos trillados, ni menos razonables, sobre los cuáles sin embargo vale la pena martillar y martillar, porque somos El Martillo, y porque somos nosotros:.
Entonces nos preguntamos: ¿Y qué hay de los millones y millones de inocentes que apenas tienen una debilidad -o si así lo prefieren, “una enfermedad”-, y son condenados a diario en todo el mundo al circuito clandestino de traficantes y pistoleros por la gracia de la prohibición?... ¿No importa esa gente?... ¿Y los otros cientos y miles de inocentes encarcelados, juzgados y condenados todos los días por todas partes y por la misma gracia?... Existen países en los cuales la posesión y el consumo de algunas de estas substancias justifican largas condenas, y hasta la ejecución. ¿Eso va bien?... O sea: un tipo tiene una “enfermedad”, y para curarlo, agarramos y lo metemos en cana? O mejor, así no sufre tanto, agarramos y lo fusilamos?...
No se entiende qué quieren los que sostienen la prohibición. La droga mata, dicen, pero la vida también y nadie la prohíbe...  ni hablar de las armas, el alcohol, las lipoaspiraciones, y tantos otros excesos…  La marihuana no será tan peligrosa, pero puede llevar a otras drogas; cacarean ignorantes… Pero entonces por qué no preguntarse qué vicio anterior nos llevó primero a la marihuana, eh?... ¿El tabaco? ¿Y al tabaco? ¿El chupete? ¿Y al chupete? ¿La teta? Entonces por qué no prohibimos directamente la teta, ya que está....
No se entiende qué quieren los que defienden la prohibición, pero son todos sospechosos. De ignorantes, de imbéciles, o de traficantes. De traficantes, sí, claro.
Sobre todo de traficantes. No sólo porque la prohibición es la base de tan pingüe negocio, sino y más que nada, porque la lucha contra las drogas suele ser un muy buen disfraz para quienes viven de venderla.
El ex presidente Eduardo Duhalde es un férreo defensor de la prohibición, hay que decirlo… Y Menem, bueno… Menem quería la pena de muerte para los traficantes, no lo olvidemos…
Ahora vamos a ver Obama. qué tanto cambio supone su tostado.

¿A dónde va esa guita?

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El Martillo - Clarín.blogs - 22.11.08

El Martillo y las drogas


LOS SOSPECHOSOS DE SIEMPRE II


Todos bien sabemos desde nuestra más cruel infancia que si queremos enseñarle a un niño a mentir, no tenemos más que prohibirle cualquier cosa que él haga naturalmente. Así nació el narcotráfico. Y muchas otras cosas que no supimos resolver y que entonces preferimos prohibir.
Ensayar aquí los infinitos motivos ignotos que desde tiempos inmemoriales impele a los hombres a trastornar sus estados de conciencia a partir de sustancias psicoactivas, podría ser también un trabajo tan infinito como esos motivos ignotos. Igual aquí no la importa. Fuera lo que fuera lo que nos lleva a drogarnos, aún no pudimos resolverlo. Preferimos, mejor, infantiles y brutales, borrar los síntomas, negar los hechos, y chau. Aunque en este caso síntomas, signifique personas.
A raíz del post que con el mismo título publicamos ayer pidiendo la despenalización de las drogas (también en cat.Reflexiones, 21/11), una lectora osó gritar aquí mismo “¿pero qué quieren? ¿Que la vendan también en los kioscos?” 
Por un desperfecto técnico (como suele llamarse la torpeza humana), perdimos dicho mensaje, y por elegancia, omitiremos el nombre de esta seguramente muy buena señora. Pero aún así, por respeto, y por derecho, le respondemos.
Querida lectora, El Martillo deshecha noticias viejas, pero en su caso le recordamos algo: hace mucho que la droga se vende en los kioscos. En los kioscos, en las escuelas, en las discotecas, en los bares, en las estaciones de servicio, en dependías oficiales, en agencias de remises, en fin… se imagina, querida amiga, que si dicho negocio es el mejor en el mundo después de las armas, no es porque le falten justamente bocas de expendio…
El problema, en tal caso, es a dónde va ese dinero, y quién acabara manejándolo, estimada amiga: ¿Usted, o el narcotráfico?...
Le damos nada más que cinco segundos para pensarlo, porque la verdad no queda mucho tiempo, la cosa está fea… Aunque usted, queridísima amiga, se piense que son alucinaciones de Francis Forg Coppola, el narcotráfico ya infectó hace mucho la política con su dinero, y no sólo en Colombia o en México… Ni sólo en la Argentina… Y ojalá fuera un delirio de El Martillo… pero no duerma con esa ilusión, señora nuestra, mejor no…
Allí también usted nos gritaba ayer: “¿este es el tema más importante en esta época?”. Casi, sí. No el más, quizás, pero uno de los más, seguro. Porque el dinero y el crimen y la corrupción que genera el narcotráfico, son equivalentes al dinero y el orden y el poder que podrían resolver la seguridad, la salud y la educación de todos nuestros países… ¿No son estos problemas importantes?...  Olvidemos ya a los millones de consumidores que la prohibición embiste como criminarles. Pensemos nada más en la cantidad de poder y dinero que la prohibición regala, sí, a los criminales de verdad.
Por eso, como decíamos ayer: cualquiera que defienda la prohibición es sospechoso. Esta buena señora también, pobre... (Mirá en qué negocio se mezcló sin saber ni siquiera de qué habla)…


 El Martiyo por la Legalización
contra el narcotráfico
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