////// Año XVº /// Editor Anónimo: Daniel Ares /// "Prefiero ser martillo que yunque", Julio Popper ///

martes, 23 de enero de 2018

ESCUPIDAS AL CIELO: UN TEXTO VIRAL…



Todo lo que publico en El Martiyo lo difundo por Facebook, pero no viceversa. Hay cosas cortas, espontáneas, que suelto por Facebook, y no quedan en el blog. Esta es la excepción que viene a romper esa regla. Publiqué este texto en Facebook, y para mi sorpresa, se hizo viral. No sé por qué. Pero por las dudas  aquí lo publico también en El Martiyo y que siga rodando. 
Por algo será.  



ESCUPIDAS AL CIELO

Una pileta sin agua
Un submarino perdido
Un muerto (pero artesano)
Un choreo a los jubilados
Un tarifazo sin luz
Un blanqueo por decreto
Un negocio presidencial que no se entiende
(y otro y otro)
Una inflación que no para
Una deuda por cien años
Una Justicia inverosímil
Un Estado ausente
Un presidente otra vez de vacaciones
Una fábrica cerrada
(y otra y otra)
Un militante encarcelado
(y otro y otro)
Un genocida excarcelado
(y otro y otro)
Un déficit fiscal que sólo sube
Un déficit comercial que es récord en nuestra historia
Un pobre más
(y otro y otro)
Un ministro de economía que por las dudas tiene toda la guita afuera
Un presidente con más de 30 empresas offshores y cuentas en guaridas fiscales
Un gabinete ahogado en conflictos de intereses
Un ministro denunciado por corrupto por su propia hermana.
Un jefe de gabinete que es jefe de un centro de trolls para multiplicar la mentira hasta que parezca verdad.
Una turba aturdida que lo vota
Un inglés amigo del presidente que se queda con un lago de la Patagonia.
Un italiano amigo del presidente que se queda con media Patagonia.
Un mapuche asesinado
Un coro de economistas neoliberales que sin embargo advierte el abismo
Una noche negra que al decir de Shakespeare no habrá de aclararse sin una tempestad.
Una represión cada vez más feroz
Una grieta llena de odio
Un “corralito” en la manga
Un pueblo abusado en su paciencia
Una prensa que no cubre pero encubre
Un trueno como un escarmiento
Una historia que se repite
Una lección que no se aprende
Una gran escupida al cielo
que ya empezó a caer.




* * *

lunes, 15 de enero de 2018

EL ODIO Y LOS PELOTUDOS...



Un odio nacido con la patria alcanza en estos días una nueva consagración. 
El odio que echó a patadas a San Martín, el que encumbró a Sarmiento, degolló al Chacho y emboscó a Facundo; el que bombardeó la Plaza, fusiló y asesinó para por fin desaparecer más de 30 mil personas; ahora vuelve por nosotros. 
El gobierno y sus medios –o viceversa- lo cultivan. 
Millones lo consumen.


EL ODIO Y LOS PELOTUDOS




En 1952, mientras agonizaba Eva Perón, un autor anónimo pintó en las paredes porteñas una frase memorable que pronto se propagó por la fuerza de su síntesis: “Viva el cáncer”.
En sólo tres palabras alguien lograba comprimir una cantidad de odio suficiente como para justificar en breve un bombardeo contra la Plaza de Mayo con más de 300 civiles muertos y más de 700 heridos, luego el fusilamiento sin juicio de obreros y militantes, largos años de persecuciones públicas y mediáticas, detenciones políticas, destierros y asesinatos, y por fin una dictadura genocida con más de 30 mil desaparecidos. Un odio inmenso en sólo tres palabras. Un verbo, un artículo, y un sustantivo. Eso es genio.
Esta semana, 65 años más tarde, Federico Andahazi, quien se pretende escritor, ante la negativa ejecutada contra Héctor Timerman para tratarse un cáncer en Nueva York, precisó más de 40 palabras para expresar el mismo odio. Eso es falta de genio.
Pero el odio es el mismo.
Un odio tan grande que hoy sirve para justificar la propia miseria, el choreo a los viejos, las mentiras más obvias, las corporaciones abiertamente en el poder, y un cinismo que ni siquiera los genocidas de la dictadura llegaron a permitirse… Un odio tan grande que lo entraña todo: la matanza, el bombardeo a civiles, el terror, el destierro, la cárcel, la tortura, la desaparición de personas, el tráfico de niños… Nada más hay que darle tiempo.
Mientras tanto el gobierno y sus medios -o los medios y su gobierno, como sea-, cultivan ese odio. Es su alimento. Saben que el odio enceguece como el amor, pero incapaces del amor, eligen el odio, y lo propagan. Agitan a la turba en favor de Barrabás, y así vienen creciendo desde el principio de los tiempos.
Junto a la pobreza cero, el fútbol para todos, y no habrá tarifazos ni devaluación, una de las grandes mentiras de la campaña de Cambiemos fue cerrar la grieta. Cuando es la grieta lo que los sustenta. La revancha, la venganza. El odio. El resto es fracaso.
Porque la turba puede amar, pero también odiar. Es cuestión de hacerle creer que sabe mucho de lo que ignora todo, y a la vez ofrecerle un buen enemigo sobre el cual proyectar su propio fracaso personal, sus miedos y sus resentimientos. Ora pueden ser los judíos, ora los musulmanes, los negros, los latinos, los verdes, los azules o los colorados, lo importante es odiar. Una vez que odia, la turba se enceguece y entonces cualquier tuerto es rey, y cualquier gato lazarillo.
Porque bien cargada de odio, la turba está dispuesta, incluso, a la autodestrucción. Absorberá tarifazos, endeudamientos, despidos, mentiras, atropellos, palos, balas de goma, de plomo, lo que venga. El odio basta.
La turba no es el total de la gente, pero es un número significativo. O hubiésemos gritado Cristo, y no Barrabás.
Y la turba siempre tiene ganas de putear, aunque no siempre sabe a quién. Pero para eso están los productores de odio, que se lo “informan”. Y la turba no sólo lo agradece, sino que encima lo paga. Así también crecieron los grandes medios argentinos, por el odio.   
El odio que echó a patadas a San Martín primero y a Rosas después, el odio que encumbró a Sarmiento, degolló al Chacho y emboscó a Facundo, el que fusiló a Dorrego, el que amasó en el oprobio a Yrigoyen, el que bombardeó la Plaza, el que fusiló obreros y militantes al grito de “se acabó la leche de la clemencia”, para por fin desaparecer más de 30 mil personas… Un odio nacional, inmenso, profundo, antiguo, padre de todos los fracasos, y que ahora vuelve por nosotros mientras los Macri y los Magnetto se frotan las manos. Ellos viven de eso.
Pero vos atento.
Vos no te engañes.
Porque más antes que después, el odio siempre estalla y ese día sabrás que vos no sos ellos, que volvieron a mentirte, y que odiaste como un pelotudo. 




* * *

miércoles, 10 de enero de 2018

Crónicas & Blues - Hoy: ELEGÍA DEL CONSERJE

ELEGÍA DEL CONSERJE



No volverán las oscuras golondrinas, olvidate.
No puedo escribir los versos más tristes esta noche,
ni mucho menos los más alegres.
No puedo escribir versos esta noche.
Y no me gusta cuando callas, al contrario, me asusta.

Comer chocolate no es ninguna verdad, niña, no te engañes.
Y no todo pasa ni todo queda.
Y si hay caminos, caminante, está lleno de caminos.
(Comprate una guía y vas a ver)
Pero de ninguna manera basta el mar.

Tampoco el albatros es el príncipe del cielo,
podrá atascar una turbina y derribar un avión
pero la turbina a su vez lo destroza.

En cuanto a mí, espero no tener que volver a dormir borracho sobre la arena.
No siempre hay mujeres que se ocupan de los condenados que vuelven de las tierras cálidas, ojo.

Y es falso de toda falsedad que yo no supiera que ella era casada cuando me la llevaba al río.
Lo sabía, más bien.
No sólo lo sabía, sino que tan luego por eso me la llevaba al río.

Seguramente no me moriré en París,
Aunque quizá haya un aguacero ese día, por qué no
(todo siempre se complica).

Pero que nadie se haga ilusiones con el árbol talado que retoña…
Retoña, sí, es decir, le salen algunos brotes, pero ni ahí lo que era.

Tampoco la juventud es un tesoro
¿Cómo vas a atesorar algo tan volátil?
Despertate.

Y no todas las rosas son la misma rosa.
Más bien al contrario.

La princesa está triste, y bueno…
Imaginate los que encima tienen que laburar para mantenerla

Se equivocó la paloma
¿Y quién no, a ver?

La poesía no es un arma cargada de futuro.
Es una cosa escrita cortita y pa´bajo,
me explicó una vez un conserje. (*)



(*) AGRADECIMIENTO: Estos versos –de alguna manera hay que llamarlos- fueron posibles gracias a la colaboración inconsulta -y acaso desinteresada-, de los siguientes poetas por orden de aparición: Gustavo Adolfo Becquer, Pablo Neruda, Fernando Pessoa, Antonio Machado, Luis Cernuda, Charles Baudelaire, Jean Arthur Rimbaud, Federico García Lorca, César Vallejo, Miguel Hernández, Rubén Darío, Juan Ramón Jiménez, Rafael Alberti y Dámaso Alonso. A todos ellos, gracias y que se jodan.

* * *