////// Año XVº /// Editor Anónimo: Daniel Ares /// "Prefiero ser martillo que yunque", Julio Popper ///

domingo, 10 de febrero de 2019

EXTORNELLI: UN JABÓN QUE MANCHA LA ROPA…



Días duros para los empleados de Magnetto cuya misión ahora es salvar al fiscal Extornelli del fuego que lo envuelve y lo incendia con todos sus “cuadernos” encima. 
Un empresario lo denunció ante la Justicia por extorsión, y el viernes Horacio Verbitsky hizo pública la investigación con un inventario de chats, audios, videos, fotos, facsímiles, y otras pruebas incontestables. 
Días duros para los empleados de Magnetto.


EL SILENCIO DE LOS INDECENTES

M. Dalessio y el fiscal Extornelli. El otro es Sáenz, intendente de Salta.
Explicala como quieras.





Como quien vende un jabón que mancha la ropa, los empleados de Magnetto se vieron obligados ahora a explicar la inocencia del fiscal federal Carlos Stornelli, denunciado en la justicia por el empresario Pedro Etchebets como integrante de un esquema de extorsión en complicidad con el doctor Marcelo D`Alessio –héroe televisivo de la lucha contra el crimen-, y a la sazón sobrino de Carlos D´Alessio, escribano general de la Presidencia de la Nación. Los empleados de Magnetto llevan días sudando como literales testigos falsos. Hay que vender ese pescado podrido…
El escándalo estalló a la hora 0 del viernes, cuando lo publicó Horacio Verbitsky en El Cohete a la Luna.
Abriendo el paraguas como quien teme una garúa cuando se viene un tsunami, la noche del jueves Elisa Carrió advertía por twiter la inminencia de una maniobra de La Campora para desprestigiar al fiscal Stornelli. Luego vino el tsunami.
Porque la nota de Verbitsky no es una nota, es antes un inventario de pruebas incontestables: datos, fechas, horas, lugares, cifras, información sostenida por chats, fotos, audios, videos, facsímiles... La Carrió se calló.
Con los reflejos de un mueble, los empleados de Magnetto tardaron casi 20 horas en reaccionar. Y cuando lo hicieron, una vez más, no sorprendieron a nadie.
Acusaron a Verbitsky y al juez Ramos Padilla de ka. Le dieron a Stornelli espacio en sus medios para tartamudear una defensa por la mañana, y otra distinta por la noche, y eso fue todo. Nada. Nada de los chats, de los audios, de los videos, de las pruebas, nada.
Muñeco estrella del gran ventrílocuo Magnetto, hoy Joaqu-Inmorales Solá desde La Nazión redondea la idea y marca la línea para sus repetidores semanales. Al cabo de largos, farragosos e improbables párrafos donde nos cuenta el alto compromiso del impoluto Stornelli en su lucha por la justicia y contra la corrupción, por fin concluye en que todo se reduce a que “algunos presos kirchneristas son responsables de una campaña mediática contra el fiscal Stornelli”. Listo. Ni una palabra de la denuncia, de Etchebest, de la causa iniciada, de las pruebas. Nada.
Allí los dos extremos de un periodismo que agoniza entre delirios y epifanías.
De un lado Verbitsky demostrando hechos con pruebas concretas, y del otro Inmorales Solá, imaginando conspiraciones sin información ninguna.
De un lado el Cohete a la Luna, El Destape, El Martiyo y tantos otros portales y blogs autogestionados rescatando la esencia del oficio a partir de la independencia de opinión y la veracidad de las informaciones; y del otro lado la fábrica de realidades del periodismo industrial, infestada por la defensa de los intereses empresariales del Grupo y sus asociados, la acumulación de poder político, la aniquilación de los adversarios, y por sobre todas las cosas, el lucro económico.  
Muchos de los empleados de Clarín que llevan ya más de 48 horas cuestionando el profesionalismo de Verbitsky, son los  mismos que aplaudieron al operador judicial Daniel Santoro cuando la propia FOPEA –propia de Clarín- lo premió por sus investigaciones apenas confirmado por la Comisión de Valores de Estados Unidos que aquello de las cuentas en el exterior de Máximo Kicrhner y Nilda Garré, era todo mentira. Pura mentira.
Son los mismos que se colgaron la escarapela de "TN Puede Desaparecer" cuando la Corte Suprema debía juzgar la constitucionalidad de la Ley de Medios, y que sin embargo después se dedicaron a perseguir a los trabajadores de TELAM, y hoy se callan bien la boca ante el franco ataque a los de C5N.
Son los mismos que se enojan cuando les preguntás si trabajan en Clarín o son periodistas, porque en el fragor de la batalla olvidaron la canción y ya no pueden distinguir entre periodismo y propaganda.
Son los hijos de Lanata, implacable denunciador del “monopolio Clarín”, héroe del ayer, toro salvaje de las pampas reducido ahora a una atracción de circo, inflado por sus propios vicios, perdiendo contra Mirko, rabioso, triste, solitario y final.
Entonces disparan contra Verbitsky.
No pueden soportarlo, claro.

* * *