////// Año XVIº /// Editor Anónimo: Daniel Ares /// "Prefiero ser martillo que yunque", Julio Popper ///

miércoles, 24 de junio de 2020

CLARÍN/LA NAZIÓN: DEL ANTIPERONISMO AL ANTIPERIODISMO…



El pozo de mierda sin fondo descubierto en la AFI macrista, contiene más ingredientes sensacionales que el famoso caso Watergate. Sin embargo Clarín y La Nazión no se enteran de nada en una demostración terminal de la decadencia periodística sufrida al cabo de tantos años de hacer cualquier cosa, menos periodismo.

EL SILENCIO Y LA FURIA




Hace falta una inteligencia en declive -o deshecha por el odio-, para no sentirse subestimado al leer Clarín o La Nazión, cuando ya la única utilidad que brindan se limita a la masa menguante de sus lectores, y consiste en ofrecerle una cobertura argumental para el odio inconfesable que la convoca. Pero a pesar de sus creyentes, un medio periodístico que no sirve para informarse, ya no sirve para nada. La autodestrucción es su dinámica.
   Ríos de tinta que no cesan comenzaron a correr en 1972 a partir del escándalo conocido como Watergate, un caso de espionaje ilegal revelado por The Washington Post, y que acabaría en la renuncia del presidente Richard Nixon; entre otras cosas, por espiar a sus adversarios políticos valiéndose de elementos de la CIA, el FBI, y la policía local. Más allá de pormenores que no vienen al caso, la historia acabó convertida en un hito del periodismo de investigación y su alcance de fuego.
   Incluso hace menos de un año –el 8/8/19-, el propio Clarín recordaba el caso, reverenciando la importancia del periodismo de investigación para el bien de la democracia, y coso. La Nazión también lo evoca con frecuencia, en un intento casi gracioso por compartir alguna especie de gloria corporativa.
   Sin embargo, ninguno de estos medios muestra el más mínimo interés por la cloaca reventada en la AFI macrista. Agentes arrepentidos no paran de confesar en un festival de la canción, dan nombres, datos, fechas; parte vital de Cambiemos ya se presentó como querellante -Larreta, Vidal, Ritondo, Santilli-; el escándalo involucra en línea directa a Patricia Bullrich y Mauricio Macri; hay elementos de la AFI, del Ministerio de Seguridad y de la Policía Metropolitana; se conocieron informes, fotos y grabaciones de figuras políticas, sindicales y judiciales -propias y ajenas, familiares incluidas-; se confesaron operaciones, operativos y operetas, intervenciones telefónicas y de correos electrónicos, seguimientos personales y hasta atentados con explosivos… pero Clarín y La Nazión no se enteran de nada.
   En sus ediciones diarias se copian titulares sobre las caídas de la economía y el empleo (siempre en la Argentina, las del resto del mundo también las desconocen); embisten contra CFK porque habla o porque se calla, porque se peina o se despeina; alientan la pandemia, el amontonamiento y sus muertes, y desesperan por vender sus productos televisivos amenazados por las mediciones en caída libre. De la AFI ni mu.
   Como el que calla otorga, un silencio semejante en medios de tanta importancia, revela a su vez la importancia del caso, sus complicidades, y sus temores. Ya no parece posible tergiversar, malinformar, ni siquiera mentir, nada. Son tantos y tan contundentes los hechos, que sólo les queda ignorarlos, negarlos. Mejor no hablar de ciertas cosas.
   Lo que surge -lo que no para de surgir- de la investigación en marcha sobre la AFI del “vivo” de Arribas, reúne todos lo ingredientes del caso Watergate, y un bonus track ideal para Netflix. Porque lo de Nixon eran “sólo negocios”, y acá hubo “algo personal”. Además de la saña general, está otra vez el espionaje sobre hermanas y cuñados, y esto recién empieza… El Washington Post, el New York Time, se mearían por una historia así. La Nazión y Clarín ni la registran.  
   Ya no vale la pena preguntarse qué hubieran hecho estos mismos medios si ese volcán de estiércol estallaba sobre el gobierno de Cristina Kirchner. Todos lo sabemos, de un lado y del otro de la grieta. Ya no importa.
   Lo que importa es el odio, la codicia y sus consecuencias. Los dos diarios más importantes del país, se desangran así, desprestigiados por las desmentidas constantes, por las operaciones encubiertas cada tanto descubiertas (Santoro, Dalessio, Alconada Mom), por las “fe de erratas” en las que ya nadie cree, por los silencios descarados; limitados a la arenga ya incapaces de informar, reducidos a papel picado, inservibles a no ser para encender un fuego o envolver un desperdicio… y sus ediciones virtuales ya ni siquiera para eso.
   Recorrieron un largo camino desde el antiperonismo hasta el antiperiodismo. Pero llegaron.




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martes, 16 de junio de 2020

16 DE JUNIO: DÍA NACIONAL DEL TERRORISMO ARGENTINO...



BAUTISMOS DE FUEGO




Un día como hoy de 1955 se inauguraba el terrorismo en la Argentina, cuando oficiales de la Armada y la Aeronáutica pasaban a la clandestinidad, secuestraban 34 aviones propiedad de las Fuerzas Armadas del Estado, bombardeaban la Plaza de Mayo y acribillaban sus calles aledañas asesinando más de 300 personas y dejando más de 700 heridos en tres incursiones que empezaron poco después del mediodía, y acabaron hacia las cuatro de la tarde, cuando el teniente primero de la Fuerza Aérea Carlos Carus, soltó desde su Glooster la última bomba sobre la multitud. Nacía en la Argentina la subversión terrorista.
Porque lejos de ser apresados, juzgados y condenados, aquellos asesinos en masa fueron perdonados y después glorificados por buena parte de la ciudadanía. A partir de entonces, cualquier cosa podía suceder.
Tanto así fue, que tres meses más tarde aquellos subversivos derrocaban al gobierno democrático, se alzaban con el poder, y antes de un año se largaban a fusilar militares, militantes y obreros en la noche de los basurales. Y tampoco entonces nadie hizo nada.
Al contrario.
La derecha y sus embajadas aplaudían con rabia, pero también la izquierdita argentina. Desde su lustroso periódico La Vanguardia, el socialista Américo Gioldi vivaba los muertos al grito de “se acabó la leche de la clemencia”; mientras el otro gran socialista de lo hora, don Alfredo Palacios, era embajador en el Uruguay. Todos estaban de acuerdo, y así el terrorismo subversivo dejó de ser subversivo. Ya era cuestión de Estado. Ahora todo era posible. Nunca más nada debería sorprendernos. Ni siquiera una insurrección armada, ni siquiera un genocidio.
Bajo un manto de neblina y silencio, antes de ayer se cumplió otro aniversario de la capitulación firmada por el general Mario Menéndez en Puerto Argentino ante su par británico Jeremy Moore.
En rigor de la verdad histórica, el documento se firma poco después de la medianoche del 14, pero queda fechado el 14 a las 23.59. 
Las conversaciones con Jeremy Moore habían comenzado temprano, apenas pasado el mediodía, pero el acuerdo se retrasa, entre otras razones, porque Menéndez no podía garantizar con su rendición la rendición de la Fuerza Aérea, cuyos pilotos aún a esa hora aterraban y destruían a la Flota Real y a sus tropas. Ni siquiera podía garantizar que con él se rindieran los pilotos Aeronavales, que tanto daño les habían provocado.
Desde la Segunda Gran Guerra la Royal Navy no sufría el hundimiento de un solo buque. En Malvinas le hundieron siete, y otra decena quedó fuera de combate. De los 41 barcos de guerra que llevó a las Islas, sólo tres volverían intactos a Porthmouth. Los aviadores argentinos, aeronáuticos y navales, les habían dado una paliza histórica. Los ingleses nunca los olvidarían, por mucho que nosotros sí. 
Es una pena que ninguna de las dos Fuerzas -ni la Aeronáutica ni la Armada-, jamás hayan hecho público un arrepentimiento institucional por aquellos subversivos del 16 de junio de 1955, despegando así, del Día Fundacional del Terrorismo en la Argentina, sus respectivos bautismos de fuego.





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viernes, 12 de junio de 2020

Las Tapitas de Clarín - Hoy 13/6/56: Los fusilamientos de la Fusiladora...

LAS TAPITAS DE Clarín


Un día Clarín agregó un “atractivo” a su deslucido portal, que nos atrajo a nosotros también, y por ello saludamos al monstruoso monopolio, no sin gratitud. Lo cortés no quita nada, suma.
Y lo saludamos con gratitud porque pese a que pretendieron restringir el recurso a un juego de autorreferencias narcisistas titulando desde el vamos “Mirá la tapa del día que naciste”; El Martiyo advirtió allí, en cambio, una maravillosa herramienta para revisar, día por día, la historia argentina de las últimas décadas, a partir de la confesión de parte uno de sus principales gestores: Clarín.
Y maravillados por la maravilla, decidimos consagrarle una sección que de alguna manera encierra el juego  “dime qué dijiste y te diré quién eres”, pero que en gratitud a tan generoso recurso, optamos por reconocer la marca que lo brinda, y le pusimos directamente: Las tapitas de Clarín. Que se hagan cargo.
Esperamos la disfruten, los entretenga, les recuerde, o los despierte. 




El 9 de junio de 1956 el general Juan José Valle encabezó un levantamiento cívico-militar contra la dictadura impuesta en setiembre del año anterior bajo el tragicómico mote de "Revolución Libertadora", y que a partir de entonces pasaría a la historia como "Revolución Fusiladora".
Tres días después, el 12 de junio, el asesino en masa Pedro Eugenio Aramburu -entonces presidente de facto- ordenó el fusilamiento de dieciocho civiles y diecisiete militares, entre ellos el general Juan José Valle. La esposa del general Valle intentó reunirse con el asesino para implorarle piedad, pero éste ni la recibió. Como empeñado en labrar su destino para al cabo morir fusilado por fusilador.
Al día siguiente de la masacre, 13 de junio de 1956, Clarín ofrece en tapa un reportaje exclusivo -y meloso- al vicepresidente de facto -y también asesino en masa-, Isaac Francisco Rojas, donde se habla de la “represión a la intentona”, se alude a los fusilamientos sin nombres ni repreguntas; y apenas se consigna, abajo, a la izquierda, de última: “Fue aplicada la ley marcial al general Valle”, en tanto el diario silencia los otros crímenes, como preparándose desde ya para ignorar el genocidio por venir.  


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