////// Año XVº /// Editor Anónimo: Daniel Ares /// "Prefiero ser martillo que yunque", Julio Popper ///

viernes, 30 de noviembre de 2018

CASO MALDONADO: EL FIN DEL PRINCIPIO…




Macha y brava –porque el vino es macho- Patricia Bullrich salió a celebrar ayer el sobreseimiento de su gendarme Echazú. En simultáneo, el juez Gustavo Lleral le confesaba a la familia Maldonado que había fallado por presiones. La ministra sin embargo, con esa imprudencia que también es propia del alcohol, ya daba por terminada una historia que recién comienza.


Demasiado rápido para brindar






“Los malvados tienen una felicidad negra.”
Víctor Hugo, Los miserables.



coro con una entonada Patricia Bullrich, lo que va quedando del círculo cuadrado de creyentes de Magnetto –sustancia esencial del núcleo duro de Cambiemos- salió a celebrar ayer la absolución del gendarme Echazú, involucrado en la invasión ilegal a territorios mapuche, la represión por lo tanto ilegal allí ejecutada, y la muerte como consecuencia de Santiago Maldonado, cuyo cuerpo permaneció desaparecido por 78 días. Víctor Hugo tiene razón: los miserables tienen una felicidad negra.  
Estos sectores sociales –por llamarlos de alguna manera- son los mismos que reclaman mano dura, que se quejan de "las puertas giratorias" del "garantismo", pero que no tienen ningún empacho en extremarlo más allá de la ley si esto permite la libertad de un genocida amigo.
Entre la ingenuidad y la ignorancia, los más viejos de ellos supieron aplaudir la llegada de Videla en marzo del 76, y quedan algunos aún más viejos que celebraron también los bombardeos a la Plaza de Mayo, el asesinato en masa de más de 400 civiles inocentes, los fusilamientos de militantes, obreros y militares en 1956; son los que apoyaron a Onganía, a Levignston y a Lanusse… Incapaces de otra pasión que el odio al peronismo, en 1983 votaron incluso a Raúl Alfonsin, y tuvieron otra noche de éxtasis, aunque por supuesto a la mañana siguiente ya lo habían abandonado a su suerte. Espantados siempre por los mismos cucos, en el 89 votaron contra Menem, pero ya en el 95 –cuando vieron que de verdad estaba dispuesto a destruir el país-, sí le dieron el voto, y luego al bobo letal de Fernando De la Rua y ahora a Macri y así vienen errando a través de la historia argentina de fracaso en fracaso.
Con patriotismo primario y fervor colonial, se les va la vida entre declamaciones escolares y políticas de entrega nacional. Prefieren un amo blanco a una igualdad mestiza. No les molesta la corrupción, de no ser peronista. No les molesta subsidiar millonarios, pero sí negros. En el arco voltaico de sus propias contradicciones, son intelectualmente fulminados.
Se rasgan las vestiduras por los héroes de Malvinas y dicha “patriótica gesta”, pero les importa nada que Macri entregue las Islas y en el paquete vaya la Antártida. Son bravos defensores de nuestras Fuerzas Armadas, pero les parece bárbaro que los poderes económicos las usen para sus saqueos y luego las arrojen al oprobio. Justifican la dictadura genocida en nombre de la guerra sucia que debieron vencer, pero se pasaron los doce años del kirchnerismo llorando porque nos gobernaban los montoneros, ¿a quién vencieron entonces?... A nadie: brutales a falta de razones, atropellan la historia y la historia se los lleva puestos.
“Nunca estuvimos peor que con el kirchnerismo”, confesó Jorge Rafael Videla poco antes de morir. Nadie como él ostentó un poder tan absoluto, se le permitió robar, destruir la industria nacional, la moneda, endeudar al país como nunca hasta hoy, secuestrar, torturar, matar, desaparecer y traficar recién nacidos. No conoció oposiciones ni siquiera blandas, no enfrentó un congreso hostil, no lo incomodaron los sindicatos, nada ni nadie se le opusieron, y reventó en el inodoro de una cárcel... Los malvados, los miserables, no sólo tienen una felicidad negra, sino también fugaz.
Macha y brava –porque el vino es macho- ayer Patricia Bullrich festejó públicamente la absolución de su gendarme, como si dicha absolución explicara en sí misma la muerte de Santiago Maldonado. Mientras la Bullrich descorchaba, el juez Lleral le confesaba a la familia que había fallado como falló porque tuvo muchas presiones. Como en tantos otros casos argentinos, la etapa que sigue se bifurcará en dos caminos paralelos: la investigación de la muerte de Santiago Maldonado, y la de su encubrimiento. Pasarán el tiempo y muchas cosas.
Sin embargo -con esa imprudencia que también es propia del alcohol-, así como hace poco subestimó la organización de un partido de fútbol, ahora la ministra Bullrich parece dar por terminada una historia que recién comienza.
Acaso en Chile, acaso en España, quizás en Ruanda, en Brasil, pero nunca nada fue tan simple en la Argentina. Si no bebiera tanto, lo recordaría.
Videla, Masera, el Tigre Acosta, Ramón Camps, el mismo José Alfredo Martínez de Hoz, Astiz, Echecolatz, y tantos otros, también tuvieron su instante de gloria, de victoria. Su felicidad negra.
Y fugaz.


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miércoles, 28 de noviembre de 2018

LOS CHISTES DE BORGES – Hoy: “Vargas Llosa-Bienes Raíces”



Los Chistes de Borges



Cuando le preguntan a María Kodama qué es lo que más extraña de Borges, ella no duda en responder: “su sentido del humor”. Uno de los hombres más divertidos de la historia del hombre, sin embargo, decidió pasearse por su siglo disfrazado de viejo aburrido, sin romances rimbombantes ni escándalos de vodeville, con su traje siempre gris, su bastón y su ceguera, su hablar lerdo y trabado, y su genio camuflado de sabio que no sabe. No es arbitrario pensar que esa sola caracterización, única y total, fuera su más secreta y grande broma.






A mediados de los años 50 un joven Mario Vargas Llosa entrevistó a Borges en su sencillo departamento de la calle Maipú. Más allá de su admiración por el argentino, cajetilla limeño al fin, Vargas Llosa no pudo evitar su sorpresa ante la austeridad que rodeaba a Borges. No se aguantó y le preguntó:
-- ¿Por qué no vive en una casa con más lujo, con más libros?…
-- Sí –le respondió Borges con desgano- a lo mejor en Lima hacen las cosas así, pero acá somos menos devotos de la ostentación…
Sin embargo Vargas Llosa insistió un rato con la modestia del entorno y las estrechas dimensiones de la vivienda.
Pocos días después, Borges comentó el encuentro.
-- Vino a verme un peruano, sí… creo que se dedicaba a los negocios inmobiliarios.



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lunes, 19 de noviembre de 2018

EL TIRO DEL FINAL: CRISTINA PRESA…


 Destruida la economía, sin otra idea más que endeudarse hasta el estallido, en caída libre en las encuestas –mientras Cristina sube y sube-, Macri, envejecido, balbuceante, ajeno a toda realidad, deberá enfrentar algo más duro que un año electoral: Magnetto quiere a Cristina presa, y el tiempo se acaba. 
Es hora de cumplir, o caer.



El Último Servicio 


Macri hace tres años, Macri hoy: pasaron cosas.





“Ojalá vivas tiempos interesantes”.
Maldición China.



Visiblemente desfigurado –por el botox, la fatiga, el fracaso, (o las pesadillas que ya le anticipa el porvenir)- Mauricio Macri insiste con sus apariciones públicas que más y más desgastan su desgastada imagen, para decir, encima, nada. Ajeno a la realidad, le habla a su plaza siempre vacía, a sus multitudes invisibles que entonces aplauden su crecimiento invisible. Son dimensiones paralelas que nunca se tocan.
Del otro lado de la grieta Cristina reaparece una vez más y una vez más convoca multitudes, desbordó el estadio de Ferro, y una vez más su discurso, lúcido, sustancial, se multiplica por las redes perforando por todas partes el silencio de los grandes medios.
Viejo Gepetto fabricante de pinochos en serie, Magnetto sabe que su muñeco no da más, que se le muere, que se fundió, se rompió, a lo mejor por el uso y el abuso. Lleva tres años de golpearlo contra todo. Lo hizo abolir de un plumazo la Ley de Medios Audiovisuales votada por ambas cámaras y refrendada por la Corte Suprema; lo hizo pulverizar de un zapatazo el Afsca, infestar la justicia entre operadores y carpetazos; regar con sus gerentes el ANSES, el INCAA, convertir en superministro de economía a uno de sus columnistas más opacos; firmar la fusión final con Telecom, e incontables e incesantes negocios, y como frutilla de la torta, coronar la Corte Suprema con uno de sus propios abogados… Tanta entrega directa, abierta, impúdica, le hubiese costado la imagen a cualquier político de verdad. Macri ni siquiera es un político mediocre.
Las encuestas que semana a semana hasta el propio Magnetto le escupe en la cara, le recuerdan sobre todo dos cosas: que apenas el mismo Magnetto lo sostiene en su cargo, y que un último servicio está pendiente y se vuelve urgente: Cristina presa. El tiempo se acaba, y la fe también.
Lanata pierde con Mirko, Mirtha con Andy, el diario se extingue, el portal no consigue auto sustentarse, las mentiras y las desmentidas constantes de los últimos años (las cuentas en el exterior de Nilda Garré y Máximo Kirchner; la valija llena de guita con que huía Boudou hacia Carmelo; el tremendo sueldo de Kicillof en YPF; los hermanos Lanatta y la fábula de La Morsa, Pérez Corradi, los bolsos de Milagro Sala, el pueblo donde todos eran iguales a Santiago Maldonado, y mil otras fantasías), en síntesis: el confeso “periodismo de guerra” arrasó con los vestigios de su ya escasa credibilidad, y ahora el círculo cuadrado de sus creyentes se estrecha sin solución. Pronto ya nadie podrá creerles y será cada vez más difícil encerrar a Cristina sin pruebas.
Destruida por completo la economía nacional, sin rumbo y sin otra idea más que endeudarse hasta el estallido, la única estrategia electoral –trillada, cansadora, acaso inocua, pero única- será la herencia recibida, la corrupción ka, las bóvedas nunca halladas, etc, etc, etc.
Pero es el último servicio, y Macri ha de cumplirlo o él también podría sufrir represalias. Lo de Cristina no es apenas venganza, es sobre todo un mensaje aleccionador para toda la clase política viva y por venir.
Macri deberá jugar allí la poca suerte que le quede. Será una lucha dura: las negras también mueven, y casos como dólar futuro, la Rosadita, los bolsos de López, las fotocopias de los cuadernos nunca aparecidos –y ahora también silenciados-, y la primera gran concentración kirchnerista después del triunfo de Cambiemos, convocada nada menos que por su servicial Claudio Bonadío el 13 de abirl de 2016 desbordando Comodoro Py y sus inmediaciones; son cosas que deberían recordarle a Macri aquella triste parábola del tiro por la culata que tanto ha sufrido su desastrosa administración.
Porque ahora los escenarios de la campaña presidencial para 2019 serán los tribunales orales por los que desfilará Cristina (fuera ella o no la candidata); y desde luego TN pondrá a su servicio todas sus cámaras y así ella recuperará inesperadamente la cadena nacional que el propio TN tanto le retaceara.
La vida tiene esas cosas.
Entonces ella, así, expondrá sus razones para todo el país todo el día, sus números, sus recuerdos, sus argumentos, sus datos y sus cifras. Volveremos a oír que es tan luego el oficialismo el que se niega a auditar toda la obra pública de su gobierno. Que en ese rubro Lázaro Baez ocupa el puesto número 36 entre los beneficiarios de su gobierno, y Calcaterra el 3. Que si nunca más volvimos a ver los videos de la Rosadita, es porque allí tenía su dirección una de las empresas del Grupo Macri. Que si nunca pudimos saber de dónde habían salido los dólares de los bolsos de José López, fue porque ya supimos que habían pasado en 2011 por el Banco Finansur, propiedad de Jorge Sanchez Córdova, entonces tesorero de Boca Juniors... Muchas cosas oiremos, recordaremos y/o sabremos. Todos. El público de Magnetto, y muchos indecisos también.
Macri debería recordar la maldición china. 
Porque serán tiempos interesantes.  



Pasaron cosas
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sábado, 27 de octubre de 2018

EL MARTIYO: DIEZ AÑOS DE PERIODISMO INDEPENDIENTE (ma´qué TN)…




A mediados de 2008 los sospechosos de siempre (la Sociedad Rural, los grandes medios, los sectores más reaccionarios de la Iglesia y las Fuerzas Armadas, la derecha de siempre, y desde luego la Embajada Norteamericana), una vez más intentaron un golpe de estado en la Argentina. La noticia no era esa: la noticia era que por primera vez las masas sin jardines ni macetas, salían en defensa de lo que creían “el campo”. 
Semejante confusión tenía un culpable: los grandes medios, el grupo Papel prensa, lo que nos gusta resumir como: Clarín, lo que es, supone y oculta. Decididos a enfrentarlos, hicimos de nuestra herramienta un arma. 
Nacía El Martiyo.


Las Jornadas de Octubre



"Prefiero ser martillo que yunque".
Julio Popper


El 4 de octubre del año 2008 El Martiyo irrumpía en el universo virtual.
Entonces se llamaba El Martillo y aparecía en la comunidad de Clarín.blogs, dispuesto a ser la quinta columna que los mordiera por dentro. Aquella convivencia se fue tensando a tal punto, que dos años después, el día que murió Néstor Kirchner, decidimos clonarnos en la comunidad Blogger ya bajo el nombre de El Martiyo. Apenas el 11 de noviembre, quince días más tarde, Clarín nos censuraba y nos clausuraba condecorándonos a la vez con la frase que hoy nos encabeza como una medalla: BLOG DISTINGUIDO POR EL GRUPO CLARÍN CON LA EXPULSIÓN Y PROHIBICIÓN ABSOLUTA EN SU COMUNIDAD, JAJÁ.
Nos gusta pensar que El Martiyo nació en octubre, como el peronismo, el 4 El Martillo, el 27 El Martiyo. Así que tomamos el año del primero y la fecha del segundo, para conmemorar hoy su primera década de periodismo de verdad independiente, libre, sin anunciantes ni patrones, sin intermediarios mercantiles entre mis ansias y mis lectores. Como si fuera posible la felicidad.
Por aquellos mismos días de 2008 nacía también el programa de la Televisión Pública 678. Vale mencionarlo porque en el fondo teníamos el mismo origen, las mismas necesidades, el mismo objetivo: denunciar, o más bien revelar la dinámica de la manufacturación de la realidad del periodismo hegemónico. Eso que nos jactamos de haber bautizado: el periodismo industrial.
Eran los días cuando la misma argentina que más tarde alucinaría en Macri al arcángel Gabriel, entonces le colgaba las patillas de San Martín al insustancial Cleto Clobos, hoy extinto político.
Pero la sorpresa no estaba, desde luego, en la traición de un radical asustadizo, ni mucho menos en la sempiterna codicia de la viejísima Sociedad Rural, ni en los cuatro machos del agraonegocio y su rancia oligarquía terrateniente, ni en la voracidad sanguinaria del Grupo Papel Prensa. La sorpresa, la única y grande, fueron aquellas multitudes sin macetas ni jardines que de pronto salieron a defender “al campo”.
Por primera vez desde no recordaban cuándo un gobierno nacional y popular los protegía y enfrentaba a los poderes concentrados en beneficio de las grandes mayorías, y sin embargo… Algo andaba mal, muy mal, y para mí, y no sólo para mí, el nudo del problema era Clarín, lo que es, supone y oculta.
Entonces por algunas semanas Magnetto & Co. alcanzaron el dominio de la situación nacional. Promovieron y celebraron el corte de rutas, el desabastecimiento, la confusión y la injuria, encubrieron el lock-out patronal como alguna vez el genocidio, y al fin, por un voto, lograron quebrar la voluntad del Gobierno.
A punto estuvieron de disponer su caída.
Fue una demostración de poder inédita, que bien supieron ocultar detrás de los títeres de la hora: el desdentado De Angelis, el bárbaro Hugo Biolcatti, la infaltable Carrió, Cobitos… Días de gloria cuando Magnetto todavía conseguía esconderse detrás de cualquier arbusto. Pero la victoria era suya, y lo sabia. Nunca había llegado tan alto, tan hondo. Era el mediodía de Clarín. Comenzaba su lento declinar hacia el ocaso.
Kirchner le preguntaba entonces si estaba “nerviosho”.
Se acuñaba y multiplicaba el eslogan Clarín Miente.
Nacía 678.
Nacían El Martiyo y tantos otros blogs y portales dispuestos a la tarea urgente de incendiar la caverna de Platón, de revelar el lado oscuro de la industria periodística argentina. De enfrentar al ventrílocuo y no perder más tiempo con muñecos.
De eso se trata El Martiyo, un blog argentino, hecho por un argentino, escrito en argentino, y dirigido a todos los argentinos de cualquier nacionalidad que fueran.
Urgidos por la urgencia, nunca nos planteamos un periodismo informativo o de investigación, eso lo dejamos para El Martiyo Plus. Aquí preferimos encuadrarnos en lo que nos gusta llamar periodismo de barricada, asentado en una serie de sobreentendidos, siempre cuidando la información consignada, pero sin pretensiones de objetividad porque elegimos la honestidad, y, pese a ser un blog unipersonal, ya de movida adoptamos la primera persona del plural para no abjurar de las responsabilidades que a todos nos caben por este mundo que supimos conseguir. Y por el cual instauramos la sección Mundo Mundial.
Porque como somos argentinos, ningún tema nos es ajeno. La política, el fútbol, el amor, la guerra, el arte, la música, el cine, las chicas, y sobre todo la Argentina, por eso nuestra sección más copiosa es La Patria Escrita.
Para que no falte el humor surgieron las secciones Anékdotas (“chiste” en griego moderno), Destellos Apócrifos, Aforismos, Los chistes de Perón y Los chistes de Borges, en una especie de contrapunto ideal entre esa Argentina posible, aunque imposible.
Nos permitimos la profecía en nuestra sección Europa en Guerra, donde advertíamos entonces lo que vemos hoy.
Pero en el fragor de la batalla, no olvidamos la canción. Nuestro objetivo siempre fue Clarín, lo que es, supone y oculta. Su historia (Papel Prensa, el genocidio encubierto, las AFJP, la fuga de divisas, le pesificación a costa de todos nosotros), su prepotencia monopólica, sus inciertos propietarios (Goldman Suchs, Barton Group), los  delitos de lesa humanidad de sus distinguidos directores: Bartolomé Mitre, Héctor Magnetto, Ernestina Herrera de Noble, la historia de sus hijos sin resolverse todavía… Golpeamos donde más les dolía y desde su propia comunidad… Entonces desplegamos nuestras secciones Medios Medios, La guerra con DOS medios, y El Martiyo contra Clarín, crónicas de algunas batallas muy puntuales; y desde luego, La Patria Escrita.
Para dar testimonio directo de algunos procedimientos habituales y repugnantes del periodismo industrial, nos inmolamos en nuestra sección Memorias de un mercenario (breves relatos de mis días de plomo).
Colorín colorado, la mañana del 11 de noviembre de 2010 Clarín nos clausuraba El Martillo: this blog has been archived or suspended, decía el cartelito en inglés, los muy cipayos…
Conocedores del Grupo -por dentro y por fuera-, quince días antes, precavidos, inaugurábamos El Martiyo con un posteo casi en crudo, urgente, sin arabescos ni copetes ni fotos y rápidamente titulado MURIÓ NÉSTOR KIRCHNER. Abajo Blogger consigna la fecha y la hora de su publicación: 27 de octubre, 15.40. Hora de afinar la resistencia.
Mucha web corrió desde entonces, desde aquél octubre de El Martillo y ese otro de El Martiyo. Diez años, mucha web…
En cuanto a nuestra guerra con el Grupo… A la luz de la actualidad podría pensarse en una inmensa derrota: Magnetto maneja la Corte Suprema y el Poder Ejecutivo, y el Grupo se convirtió en la empresa más grande del país, y el mayor conglomerado periodístico de la región, sí… Pero la victoria es nuestra: el diario, la marca, su prestigio periodístico, ya no existe.
Pagaron su codicia con los restos de su credibilidad. Ya nadie, ni los propios lo citan sin disculparse antes; vende menos que en 1963 cuando el país tenía 15 millones de habitantes, su edición digital sigue sin dar ganancias, Lanata pierde con Mirko, el eslogan de TN “periodismo independiente” se ha vuelto un chiste en sí mismo, y no hay político que al menos en público no luche por despegarse del nombre de Héctor Magnetto. Crecieron mucho, sí… pero hoy son sólo negocios, periodismo cero.
Periodismo es El Martiyo.
Periodismo libre, independiente de verdad.
Diez años.
LTA, Clarín.



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lunes, 17 de septiembre de 2018

UN POQUITO DE MEMORIA: NOSTALGIAS DEL HORROR...


Nostalgias del horror
(tango en crudo)




Apenas porque la deuda externa alcanza ya el 80% del PBI, parece que muchos olvidan los años duros de la “década ganada”, cuando en realidad lo que hacíamos era marchar por ganancias, y la dictadura del cepo nos impedía vaciar el país como si no fuera nuestro.
Basta que aumenten la indigencia y la pobreza, el hambre y la desocupación, para que muchos añoren los días de plomo cuando casi nos quedamos sin tampones y Starbucks tuvo que reemplazar sus vasos por unos de mierda de la industria nacional.
Son los mismos que chillan porque en estos dos años y pico desaparecieron del país más de 55 mil millones de dólares, pero olvidan los sufrimientos pasados cuando conseguir una reserva de hotel o pasaje un fin de semana largo resultaba un calvario así fuera en Claromecó...
Cacarean como gallinas porque saquean a los jubilados o los dejan sin remedios o les sacan la pensión a los discapacitados, pero miran para otro lado si les hablás de las carteras Louis Vuiton y de todo el dinero enterrado que sigue sin aparecer ¡cuando aún queda mucha Patagonia pa´perforar!...
Lloran porque revientan por el aire los docentes o los secuestran y los torturan, pero se hacen los sordos cuando les recordás el abuso de la cadena nacional, interrumpiendo, a veces, incluso ¡a Tinelli!...
Machacan como piojosos con que todo el gabinete nacional tiene su guita afuera, que el presidente se auto perdonaba la deuda del Correo, que se mandó el negocio del parque eólico, de los peajes, de McAir, del soterramietno del Sarmiento, que alguna vez fue condenado por contrabando agravado, y que asumió procesado por escuchas ilegales, y sí, okay, es cierto… ¿pero por qué no hablan también de cuando teníamos que pagar el fútbol para todos?
Repiten como loros que “gobiernan para los ricos” porque les sacan las retenciones a las grandes exportadoras del agronegocio y a las mineras, desgravan el champán y los autos de alta gama, reducen al mínimo el impuesto a la riqueza, y cagan a tarifazos y devaluaciones a todos los demás… pero ni mención al dedito levantado de Cristina.
Hinchan las pelotas con los panamá papers y los paradisse-leaks, y que nada más que la familia presidencial tiene más de 50 empresas offshores para lavar activos, pero se olvidan que un día Lanata fue a las Seychelles y comprobó ¡in situ!, que Cristina había hecho una vez una escala técnica ¡ahí mismo!...
¡No les basta con las fotocopias de las fotocopias de los cuadernos! ¡Quieren los cuadernos, los muy peronistas!...
¡No les basta con que les expliques que los cuadernos no existen porque los escribió un exsuboficial del ejército dado de baja por tirarle una granada a un compañero pero salvado de la cárcel porque fue declarado ininputable por insania mental! ¡No! ¡Están ciegos! ¡Les mostrás mil tapas de Clarín, de La Nación, les mandás el último video de Majul, y no te creen! ¡Quieren pericias, pruebas, algo de verdad!
Reclaman por el ARA San Juan, ¡como si no pudieran entender que el mar es inmenso!
Putean por las tarifas, pero se olvidan cuando teníamos que pagar la fiesta entre todos…
Se aterran porque los créditos UVA les explotan en la cara como un chasco barato, pero se olvidan cuando no tenían esos créditos, ni estas deudas...
Les molesta que Dujovne declare su mansión un baldío, que Luis Caputo maneje una mesa de dinero y se vaya a tomar sol a Copacabana mientras Macri juega al paddle y el país se prende fuego, pero al mismo tiempo les parece bárbaro que Cristina tenga una carta de San Martín.
Te demuestran con números, estadísticas, hechos, y hasta confesiones de parte de funcionarios oficiales, que lo único que crece es el déficit fiscal y el comercial, que todo el tiempo la balanza de pagos rompe su propio récord histórico negativo, que aumentan la desocupación, la inflación, la deuda y los intereses de la deuda, que se extingue el consumo interno, que las pymes cierran en dominó, que los tarifazos no paran ni pararán; que mientras Macri repite promesas vencidas, en Washignton deciden si tendremos moneda o no; que ya nos gobierna efectivamente el FMI, que ya se cortó la cadena de pago, que ya estamos en recesión, que los comedores se multiplican por todo el país a la par de la miseria, que hay un corralito tácito, que en el mejor de los casos el gobierno está completamente a la deriva, que… y sí, está bien, es todo cierto, sí,  pero… ¿y Nisman?.


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lunes, 3 de septiembre de 2018

DISCURSO PRESIDENCIAL: …crip… crip… crip…




Como una bomba atómica que al caer no hace ni pif, así el discurso presidencial más esperado de la era Macri, acabó una vez más en el repetido vacío de las promesas de campaña, las culpas del pasado, y los brillos del porvenir. Lamentó no poder hacer más, pero aquí manda el FMI.

No maten al mensajero



Más maquillado que De Niro en Frankestein, ya sin ninguna esperanza de presentarlo en vivo por más auriculares que le metan, ya grabado y editado, con tono evangélico y gestualidad espástica, Macri otra vez repitió como pudo lo que dice siempre: nada.
Más promesas de campaña, más arengas de vestuario, más reparto de culpas, más metáforas malogradas, más lugares comunes, más mentiras simples, más autoelogios inauditos, y como toda novedad, un suspiro inesperado, raro, del todo inverosímil.
Como mucho lo habían criticado por la desastrosa brevedad de su discurso anterior, esta vez estiró el desastre a 25 minutos.
Para que el pueblo vea que no es el único que sufre, nos contó lo mal que la está pasando, como en los días del secuestro, imaginate…
Perdido por perdido, probó dar lástima. Con una tristeza técnicamente increíble, lloró su suerte maula de muchacho bueno: China, Brasil, ¡la lira turca!, todas las tormentas ¡y sin embargo la sequía! ¿no es para balearse en un rincón?...
Por unas retenciones que no son tales, casi de rodillas les pidió perdón a los cuatro machos del agronegocio como jamás lo hizo con los millones de laburantes, maestros, jubilados, discapacitados y desocupados que lo votaron.
Ajeno a la calle y a las encuestas como a la realidad, se justificó en los votos que aún sueña propios, vivos y muchos. Culpó al pasado, auguró el futuro, obvió el presente.  
Prometió algunas limosnas para los hambrientos, para los comedores y para los pobres que se vienen, así no joden.
Pero dejó en claro, eso sí, que lo único que importa es el FMI y sus exigencias. A él nos debemos. Todos. Juntos. Unidos. Con esperanza.  
Lamentó mucho la situación.
Sólo le faltó decir: “no maten al mensajero”.



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sábado, 25 de agosto de 2018

BRULOTES BRUTALES - Hoy: Alfredo Casero, el hombre que se equivocó de público...




Surgido del humor absurdo que en los 90 vino a renovar la comicidad nacional, Alfredo Casero iba dirigido a un tipo de público, y terminó con el tipo opuesto, con ese público que nunca entendió sus chistes y ahora tampoco, y que para colmo se ríe de sus tristezas, sus amarguras y sus broncas

EL PAYASO RABIOSO




Nos autocitamos:
“El demonio existe: es el ego. Por eso está siempre a nuestro lado, y nos acecha.
Su mejor truco consiste en hacernos creer que nos elevamos mientras nos hundimos, que avanzamos cuando retrocedemos, que todo va mejor a un paso ya del abismo. Es la vanidad, la droga de la serpiente. La soberbia. Según La Biblia, el exacto instante previo a la caída.
En tal sentido nada como la televisión para detectar y contemplar fenómenos satánicos de esa índole. Pequeños seres humanos inflados hasta reventar. Periodistas baratos de dudosa formación y escasos recursos convertidos por un rato en grandes pensadores dueños de variadas verdades y pletóricos de sentencias. Presentadores impresentables con problemas de comprensión y de lenguaje; panelistas en bolsa repetidores de frases hechas y noticias improbables con el tono sin embargo de senadores de Roma; figuritas mediáticas como fuegos de artificio que suben, se encienden y se incendian, y viejísimas figuras que a fuerza de pura permanencia televisiva, adquieren un halo mítico de estatuas vivientes… Lo que podríamos llamar: un infierno encantador”.
Así comenzábamos el 13 de febrero un post dedicado a Roberto Petinatto en ocasión de su implosión pública (Ver aquí).
Como quien mata dos pájaros de un tiro, hoy recurrimos a las mismas palabras para referirnos al exgordo y excómico Alfredo Casero, típico payaso triste y ya patético, sino tétrico también.
Surgido del humor absurdo allá por los 90, quiso ser Diego Capusotto, y acabó en Fernando Iglesias.
Irrumpió dirigido a la juventud más roquera, contestataria y progre, y terminó frente al Congreso la otra noche con lo más vetusto y conservador del gorilaje porteño, reducido tan luego a esa gente que siempre despreció, de la que siempre se burló: el público de Mirtha y de Susana, la derecha cruda, pueril y bruta. Ahí su rabia, su espantosa frustración. El odio que se ve que lo consume.
Sus divagues, sus incoherencias, casi siempre graciosas en el contexto de sus programas, un día siguieron de largo más allá de sus programas, y ya nunca más fueron graciosas. Quienes alguna vez lo creyeron cómico, descubrieron entonces que no hacía reír, sino que más bien daba risa, lo que viene a ser todo lo contrario.
“El hombre está preparado para la muerte, pero no para la derrota”, supo afirmar el inmenso Ernesto Hemingway en una de sus sentencias más machas, y por lo tanto más inciertas. Sin embargo muy lejos y mucho después, el ínfimo Alfredo Casero viene a sostener con su entero ejemplo la lengua del gigante.
Como todo payaso triste, Alfredo soñaba ser un actor serio, y Suar -el Grupo- le dio la chance. El ego lo empujó, y el diablo le cobró su pacto. Fue su paso trágico.
Agradecido con el Grupo que le permitía soñarse otro, lo primero que hizo fue enfrentarse al kirchnerismo con todos los clisés del gorila 4x4. En busca de la originalidad perdida, probó el petardismo sin imaginación, y así a cada paso cayó en sexismos, machismos, racismos, y otros abismos de los que nunca más volvió.
Entonces supimos que su absurdo personaje no era un personaje sino apenas su absurda persona al fin descubierta. Y lo que ayer causaba risa, de pronto causó sorpresa y pronto rechazo. Alfredo no era gracioso, resulta, era tonto. El público que él tanto deseaba, de a poco pero enseguida empezó a apartarse.
Azorado, acaso asustado, por las dudas rabioso, no tuvo mejor idea que acelerar en la arena. El ego otra vez.
Con menos ingenio que vulgaridad, embistió al movimiento de mujeres, y rápido se ganó otra hinchada (en contra).
Como el diablo además de voltearte disfruta patearte en el piso, un día apareció alimentando los programas de chimentos con un video donde se lo ve confesándose cornudo a los gritos frente a la casa de su ex en una de sus escenas más tristes, patéticas, y por qué no tétricas también.
Perdido en sí mismo, quiso distinguirse de sus colegas y se enfrentó a la Asociación de Actores, y al final fue la Asociación de Actores la que ahora supo distinguirse de él con una nota de repudio, porque el diablo –que cuanto más le das, más quiere-, lo empujó a enfrentarse también con las Abuelas de Plaza de Mayo mientras reinvindicaba a las Fuerzas Armadas en el pico del desmadre de otro de sus brotes televisivos, cuando acabó repitiendo a los gritos “flan-flan” sin poder parar, cada vez más fuerte, más furioso, ya del todo tétrico.     
La tontería del flan le encantó al presidente –acaso atontado por su propio fracaso-, quien a su vez arrastró a todo su gabinete a otro desastre público, cuyas imágenes cargarán hasta el final de sus días, y con la actuación estelar del senador Esteban Bullrich, reconocido tonto de la Alianza gobernante.
Atontado por tanta tontería, Casero, sacado, apareció al fin gritando flan-flan frente al Congreso, junto a miles de ancianos que allí le daban su apoyo al gobierno que los saquea. 
Fue la noche de su mediodía, a partir de allí comenzaba su ocaso.
Atacar a las Madres y/o a las Abuelas de Plaza de Mayo, es posible, y hasta frecuente, tal y como han demostrado últimamente el gobierno y sus medios, (o los medios y su gobierno, como sea). “El curro de los derechos humanos”, la obsesión de Clarín contra Hebe de Bonafini, el fallido intento del 2x1… Atacar a las Madres y a las Abuelas es posible y ahora también frecuente. Pero nunca será gratis.
Sus desgraciados chistes sobre el trabajo de las Abuelas y la verdad de los nietos recuperados, no habían causado ninguna gracia. De pronto los shows comenzaron a caer. Rápido le cancelaron uno en Salta, y al toque otro en Tucumán, las manifestaciones de repudio empezaban a llover…
Como Roberto Petinatto, el viejo Castaña, el gurú palermitano Ari Paluch, el cantor callado Gustavo Cordera, el triste Tristán, y tantos otros en caída libre, Casero también se apuró a pedir disculpas… pero el abismo también es un viaje de ida.
Amargo payaso despintado, lo dicho dicho estaba y se viralizaba hacia el infinito. El rígido ayer, dijera Borges, ya rodaba por las redes para siempre. Ya está. Ya es imposible pasar por un exabrupto la incontinencia que una vez más dejó al aire los huesos descarnados de su conciencia. Ya no saldrá jamás de la plaza de la otra noche, del público de Mirtha y de Susana, de ese público que nunca entendió su humor, que ni siquiera entendió lo del flan, y que ahora confunde su rabia con un chiste, mientras él ve que de pronto hace reír al que nunca quiso, y rabiar al que tanto quería. Ahí su bronca, su furia, su inesperada derrota.
Otra clásica historia de payasos tristes.
A Lanata le pasó lo mismo: se equivocó de público, y se lo comió el odio.



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domingo, 19 de agosto de 2018

¿Te acordás, hermano? (tango en prosa)...


¿Te acordás, hermano?...



¿Te acordás de la tragedia de Once, cómo te pusiste?... ¡querías salir a matar a la presidenta!, menos mal que te paré, te acordás?... ¡estabas sacado!... no era para menos, claro, pero…
Me dio miedo que te pusieras igual con el ARA San Juan, pero por suerte ni me lo mencionás.
Me acuerdo sí que te volviste loco cuando Lanata mandó el pibe a Panamá detrás de la ruta del dinero ka… ¡rabioso, qué digo loco!... ¿y cuándo el gordo fue a las Seychelles y probó que Cristina una vez había hecho una escala técnica ahí?... Uuuuu… aturdías, no sé sí te acordás… meses cacareando con eso, ¿cómo no te acordás?... Por suerte después aparecieron las 50 offshores de los Panamá Papers y los Paradises-leaks, y te calmaste un poquito…
Porque te ponías muy mal… rojo, te ponías…
¿O te olvidás la mañana que me despertaste furioso porque les habían encontrado cuentas en el exterior a Nilda Garré y Máximo Kirchner, terrible delincuente que hasta el día anterior se hacía el que jugaba con la play, te acordás cómo estabas?... ¿Te acordás que inmediatamente yo me puse a buscar la noticia y ya ni en Clarín aparecía porque era todo una operación de Daniel Santoro, una mentira simple, te acordás?... ronco quedabas… afónico…
Incluso me preocupaste el otro día, cuando te vi tan eufórico por las fotocopias de las fotocopias de los cuadernos que no existen pero fueron escritos por un exmilico dado de baja por tirarle una granada a un compañero pero salvado de la cárcel porque los psiquiatras lo declararon ininputable y pese a todo el tipo escribe mejor que los muchachos de Clarín… ¡me pensé que te habías ganado la lotería cuando te vi!... tenés que tener cuidado con esas cosas…
O te olvidás que casi te da un infarto cuando los convictos hermanos Lanatta denunciaron en el programa de Lanata desde la casa de la Carrió que Aníbal Fernández era La Morsa, el rey de la efedrina… Ahí creí que te me ibas, te juro… ¡Por suerte era todo mentira! ¿Te enteraste, no?... ¿No?...
¿Seguís leyendo Clarín, Globert?...
Tenés que tener cuidado… porque yo creo que sobre todo es eso lo que te pone tan mal, tan nervioso… y no sólo te vas a arruinar la salud, sino que en el barrio somos cada vez más los que pensamos que sos un pelotudo.


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jueves, 26 de julio de 2018

26/7: un blues para Evita...


26/7




Como era actriz, la llamaron puta.
Como no era mansa, la llamaron yegua.
Como era amada por su pueblo, la llamaron grasa.
La gente fina hablaba así.

Se espantaron con sus joyas y sus pieles,
porque los pobres no merecen ni joyas ni pieles.
Se ofendieron con el voto femenino,
porque las mujeres no precisan votar.
Se enojaron porque les contestaba como nunca nadie,
tan luego ella, una grasa, una yegua, una puta.

Era tanto el odio, que amaron el cáncer,
Era tanto el miedo, que nunca supieron qué hacer con su cuerpo
y aterrados por su fantasma, se largaron a matar.
Pero ella no murió.
Bombardearon, fusilaron, secuestraron, torturaron y asesinaron durante años.
Pero ella no murió.
Un día como hoy entró en la inmortalidad.
Eran las 20.25.
Se diluyó en su pueblo y todavía es.



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viernes, 20 de julio de 2018

MAURICIO MACRI: NI EL GLOBO DEL FINAL...


En una conferencia de prensa que la historia recogerá como síntesis de su tartamudez y su impericia, Mauricio Macri retomó la campaña de 2015, contestó cada pregunta sin responder ninguna, pero anunció sin anunciar, enredado entre promesas vencidas y metáforas descartables, la propia incompetencia y el final de su gobierno.  


La Hecatombe de la Alegría




Como un idiota que se acerca a un bosque en llamas con un pomo de carnaval, así el presidente y su gobierno pretenden enfrentar la inmensa crisis que encendieron con arengas de vestuario y marketing de vodevil.
Con sus ya evidentemente insuperables problemas de dicción, entre tartamudeos, lapsus, furcios, metáforas erradas, promesas perimidas, inexactitudes y mentiras simples, Mauricio Macri fue más lejos que el idiota del pomo, y salió a apagar el fuego que lo consume con la manguera de la nafta.
Adiestrado para la ocasión por el mejor equipo de los últimos 50 años, con auricular y todo para mantenerlo vivo en vivo, blindado contra cualquier repregunta, casi a control remoto, enfrentó una conferencia de prensa para contestar cada pregunta sin responder ninguna, mientras se evadía entre evasivas apuradas y balbuceos insustanciales, tropezando a cada frase con las tremendas verdades que sólo su gobierno consigue ignorar.
Enredado en metáforas tristes que sin embargo dan risa; con nada nuevo que ofrecer más que las viejas promesas incumplidas, sin presente que presentar, el presidente pisa el pasado y augura incansable un futuro feliz, por lejos que se aleje cada día… la gloria inminente que iba llover en el segundo semestre de hace tres, ahora quedó para dentro “cuatro o cinco años”… así como la pesada herencia, tan reciente recientemente, de pronto se estiró a “70 años”.
El horror está servido.
Con el país en manos del FMI, y el estallido que late como una bomba bajo la cama presidencial, Macri confirma el rumbo que nos llevó al abismo por donde se desbarranca la Argentina que todos conocimos hasta hace tan poco, por mucho que ahora la cuenten como quieran…
Aturdido por el estruendo de su propio derrumbe, el presidente gira que te gira con una sonrisa cada vez más nerviosa, perdido por el laberinto que solito supo construirse. Y no encuentra la salida porque no la tiene.
Su frente político –de alguna forma hay que llamarlo-, se resquebraja por dentro, pero los crujidos ya se oyen desde afuera, y de lejos.
Es dable imaginar el pánico a bordo… todos esos voceros periodísticos que se jugaron la credibilidad a un globo inmenso que así revienta… esa jauría de funcionarios de segunda y tercera línea que dejaron la firma y los dedos puestos por todas partes, y cuya sola suerte serán la cárcel y el oprobio cuando todo lo que ya empezó a terminarse se termine del todo… Seguramente los funcionarios de primera línea acaso ya tengan su túnel de escape cavado, pero la venganza de los propios abandonados en la fuga, será larga y feroz…
Bomba de tiempo de cualquier rejunte, la gran esperanza de Cambiemos es la tétrica y a la vez desopilante Elisa Carrió, ya ida, ya sin retorno, fuera de control y de sí.
La princesa sonriente María Heidi Vidal, ya no sonríe como antaño. Apestada por el escándalo de los aportes truchos, le aparecen pelos en la cara y dientes como colmillos. 
Mirtha, Leuco, Feinman, el Baby “Echecolatz”, rápido se atropellan para abandonar el barco… el Sacrosanto Mercado que todo iba a resolverlo, resultó ser la cuña del mismo palo que ahora tanto le duele… Melconian, Prat Gay, ¡Gerardo Morales!, ¡su fiel Julio Bárbaro!, Aranguren, el fuego amigo… si hasta Clarín, ya cerrada y sellada la fusión con Telecom, empieza a sacudírselo como si fuera caspa. Magnetto no lo necesita más. Lo anuncian entre aullidos sus mejores perros: Bonelli, Lanata, Blanck, Van der Koy… es el desbande, la hecatombe de la alegría.
Como un chasco barato y sin embargo atómico, las Lebacs le explotan en la cara mientras su Toto Caputo -otrora estrella de los fondos buitres de pronto al frente del Banco Central-, rompe todos los récords mundiales de fuga de divisas, endeudamiento externo, tasas de interés y quema de reservas… Pero a cambio consigue una inflación imparable.
Sus grandes amigos del campo de toda la vida, ya le dijeron que con ellos no cuente para nada. Sus muchachos de la barra del escolaso financiero, el lavado de activos, y la fuga de capitales, ya le dijeron que ellos no quieren más que más. Y sus nuevos amigos del mundo al que volvimos, acaban de declararle la Argentina “país hiperinflacionario”. La tan anunciada lluvia de inversiones, acabó en esta tormenta perfecta en la que ahora zozobra su gobierno.
Ya ni la presidente Christine consigue creerle... ¿Será que lo vio saludar a la multitud ausente de una plaza vacía?...
Cualquier argentino mayor de 30 años sabe lo que viene ahora por mucho que no quiera verlo. El ajuste propuesto que arderá en las calles, la previsible represión de un gobierno sin respuestas ni salidas, su consecuente soledad política inmediata, el caos del vacío… el final del final, y el espanto del después.
Lo decíamos aquí en El Martiyo el 16 de enero de 2016, apenas ejecutada la primera  gran devaluación del peso en un 50%, bajo el festivo anuncio del “exitoso fin del cepo”:
“Del otro lado de la pantalla, el ciudadano de a pie que lo votó, con la flexibilidad ideológica propia de un contorsionista moral, se resiste a la sola verdad de la estupidez del odio que lo llevó al error que tampoco todavía admite. Pero sólo pasaron treinta días de gobierno. Hay que darle tiempo.
Como el ciego que cree volar mientras cae al vacío, todavía disfruta de la victoria en la que se hunde; todavía se divierte con la aniquilación de Víctor Hugo Morales, 678, TVR; todavía goza con los atropellos al AFSCA y en brochet a la justicia; con el triunfo de Clarín, los ñoquis de la Cámpora, la grasa militante, los carísimos chistes de Alfonso Prat Gay, las patéticas incoherencias de Alfredo Caseros, y sobre todo, con el oprobio a Cristina como en los días de la Fusiladora con Perón y Evita. El odio es un gran combustible, y Magnetto una fuente inagotable.
Pero Dios perdona siempre, el hombre perdona a veces, y la realidad no perdona nunca.
Porque ningún odio pagará las tarifas por venir, ni parará la inflación que se anuncia encubierta en el nuevo plan monetario; ningún odio impedirá la progresión de los despidos que siguen y suman, y por lo tanto la caída del salario real, y por lo tanto la del consumo, y por lo tanto más despidos, y por lo tanto... Porque el odio es una fiesta muy cara, un lujo de los ricos, de los hartos. El hambreado, el humillado, el desocupado, tienen otras urgencias. Otros sentimientos”. 
El post se titula La fiesta del odio.
Esa fiesta se terminó.
Nos deja su desastre, y el horror de haber sido.


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