////// Año XVº /// Editor Anónimo: Daniel Ares /// "Prefiero ser martillo que yunque", Julio Popper ///

sábado, 21 de diciembre de 2013

Los chistes de Borges, hoy... ¿Maupassant?

Los Chistes de Borges



Cuando le preguntan a María Kodama qué es lo que más extraña de Borges, ella no duda en responder: “su sentido del humor”. Uno de los hombres más divertidos de la historia del hombre, sin embargo, decidió pasearse por su siglo disfrazado de viejo aburrido, sin romances rimbombantes ni escándalos de vodeville, con su traje siempre gris, su bastón y su ceguera, su hablar lerdo y trabado, y su genio camuflado de sabio que no sabe. No es arbitrario pensar que esa sola caracterización, única y total, fuera su más secreta y grande broma.




Sus ironías y sarcasmos eran no menos filosos que los cuchillos de sus orilleros, y cuando embestía con ellos, hería de muerte en un rápido tajo.
Cierta vez, letal, se le fue encima al buen escritor francés Guy de Maupassant:
-- ¿Maupassant?... Un periodista que contaba historias de periodistas... Terminó loco, pero empezó tonto.


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martes, 17 de diciembre de 2013

LAS TAPITAS DE CLARÍN – HOY: 6/5/76, desaparece Haroldo Conti, periodista y escritor…


 LAS TAPITAS DE Clarín

No hace mucho Clarín.com agregó un “atractivo” a su deslucido portal, que nos atrajo a nosotros también, y por eso saludamos al extinto monopolio, no sin gratitud. Lo cortés no quita nada, suma.
Y lo saludamos con gratitud porque pese a que pretendieron restringir el recurso a un juego de autorreferencias personales, titulado desde el vamos “Mirá la tapa del día que naciste”; El Martiyo advirtió allí, en cambio, una maravillosa posibilidad de revisar, día por día, la historia argentina moderna a partir de la confesión de parte de uno de sus principales gestores: Clarín.



El 5 mayo de 1976 el escritor y periodista Haroldo Conti era secuestrado frente a su domicilio (Fitz Roy 1205, Capital Federal), por hombres del Batallón 601 de Inteligencia del Ejército. 
Al día siguiente, así informaba el valiente matutino que siempre luchó por la libertad, la democracia, y la justicia… según repiten sin que se les caiga la cara  sus más caros empleados.


Clarín, 6-5-76

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sábado, 14 de diciembre de 2013

URUGUAY, EXCLUSIVO: ¡DURO GOLPE AL NARCOTRÁFICO!....


Con la legalización del cultivo y el comercio de la marihuana, el Uruguay acaba de asestarle, ahora sí, un duro golpe al narcotráfico. 
El título más gastado y vacío del mundo, por una vez se hizo realidad y ganó sustancia, y sin embargo, los grandes medios lo dejaron pasar, nadie lo usó. 
El Martiyo, en exclusiva entonces, no se lo pierde, y aquí va:


¡DURO GOLPE AL NARCOTRÁFICO!




Quizá se trate del título más usado y vacío de la historia moderna del periodismo mundial en cualquiera de sus manifestaciones, gráfica, radio, tevé, web… Tantas veces lo hemos leído, oído, visto, que si tan sólo la mitad de esas veces hubiera sido real, hace rato el narcotráfico estaría erradicado del entero Sistema Solar.
Pero no. Se trata apenas de una fórmula gastada por periodistas cansados, apurados, o asustados, que no quieren saber, no pueden pensar, o no se animan a decir. Pero todos ellos saben muy bien que ninguno de esos duros golpes contra el narcotráfico que gritan con tanta frecuencia, son verdaderos golpes, ni mucho menos duros. De lo contrario el problema no hubiera infestado ya, desde hace rato, y en todo el mundo, no sólo en la Argentina, la policía, la justicia, la política, sus bancos… 
Y en cambio ahora, cuando por una vez los hechos sustanciaban la veracidad de ese título, nadie lo usó. Ni la tele, ni los diarios… ni siquiera María Laura Santillán, que suele no perderse ningún lugar común.
El Congreso del Uruguay, por iniciativa presidencial, legalizó la comercialización y el cultivo de marihuana, arrebatándole al crimen organizado una de sus mercaderías más tradicionales. No la más redituable, no, pero sí la que más público le llevaba para promocionar, así, sus muchos otros productos. Se trata exactamente de un duro golpe al narcotráfico, y sin embargo esta vez, nadie tituló así... sólo nosotros. Otra exclusiva de El Martiyo, ja.

En este espacio y desde hace años –desde mucho antes de este espacio existir- insistimos en explicar lo que nos sorprende resulte tan difícil de entender: el gran negocio del narcotráfico no está basado en las drogas, sino en la prohibición de las drogas. Las drogas no cuestan tanto, lo que cuesta es conseguirlas, y ahí la plus valía del crimen organizado. Por eso en Uruguay ya se registraron casos de narcos que denuncian cultivadores caseros: la legalidad los amenaza. ¿Cómo no se entiende?
Décadas de prohibición estimularon el negocio, no lo acabaron. Porque la prohibición no sólo funcionó como la mejor campaña de publicidad que agencia alguna pudiera imaginar, sino que, además de ser gratis, multiplicaba el precio del producto tantas veces como trabas le impusiera la bendita prohibición.
En el corredor tropical de la Tierra, la planta del cannabis (la marihuana) permite hasta tres cosechas anuales. Su precio por kilo no debería superar el precio de, por ejemplo, la yerba mate. Sin embargo, gracias a la prohibición, sus grandes empresarios –no los vendedores que vemos esposados en los noticieros- alcanzan lucros irresistibles para cualquier hombre de negocios que se precie de tal... ¿Eso tampoco se entiende?
Toda esa plus valía, esa inmensa masa de dinero -que el díler de barrio no consigue siquiera imaginar- debe ser por supuesto blanqueada, lavada, y ahí entran, o mejor dicho: allí se vuelven imprescindibles, para el negocio a gran escala, los poderosos. Policías, políticos, fiscales, jueces, grandes empresarios y, lógicamente, los grandes bancos multinacionales, sin cuya participación estas realidades no serían posibles.
El gil que vemos esposado en los noticieros cada vez que sus presentadores se cuelgan el tamborcito de un nuevo “duro golpe al narcotráfico”, no resuelve nada, no afecta a nadie, no pesa, no incide. Es apenas un resorte de la maquinaria, y si pertenece a una organización bien organizada –y valga la redundancia porque todo esto es una gran redundancia-, también tendrá sus inmediatos abogados, entre otras cosas, para evitar la delación. O, en su defecto, será muerto antes de hablar. Depende cómo se organice dicha organización, que en cualquiera de los casos, como se ve, no acusa ningún duro golpe, qué va.
Duró golpe es el que le puso esta semana el Estado Uruguayo sin disparar un solo tiro. En la Argentina insistimos con la prohibición y la represión, pero… los levantamientos policiales de los últimos días, no son ajenos al tema. Se están pateando kioscos históricos. Las grandes organizaciones del narcotráfico –las que proveen al vendedor ambulante- no se montan sin policías. En ningún lugar del mundo.
Hoy no existe una sola ciudad en la Tierra donde el turista no encuentre cualquier tipo de estupefacientes apenas llegado, y por prohibido que esté… ¿Cómo la policía del lugar jamás los encuentra?... O en tal caso: ¿por qué la policía no contrata los servicios de un turista para investigar al narcotráfica del lugar?... Así de absurda es la realidad que mantiene y sostiene al narcotráfico en el mundo, y todo gracias a la prohibición, que alimenta narcos, claro, pero también policías, y por lo tanto, antes o después, fiscales, jueces, funcionarios, legisladores, políticos al por mayor…
Resulta entonces un hecho incontestable, a esta altura de la derrota, que todo aquel que aun apoya la prohibición, ignora la verdadera trama del tema… o está en el negocio.

El problema de las adicciones es, básicamente, un problema de salud. Psíquica o física, no hace a la cuestión. De alguna forma, entonces, todos somos enfermos. Por eso cuando el objeto de adicción no está prohibido por ley, el paciente acude a un hospital, o a una farmacia, y no se esconde de la policía. Cuando, en cambio, la marca de su debilidad figura entre las sustancias prohibidas por ley, el adicto se sabe un marginal, y huye, se esconde, y más se droga.
Por lo demás, una adicción le cabe a cualquiera, porque todas ellas responden a carencias o vacíos de índole psicológica, y de eso nadie está a salvo. La prohibición del remedio que resuelve esa carencia, condena al paciente a rodar por el circuito de pistoleros y maleantes del narcotráfico, y entrar en contacto directo con más y nuevas tentaciones para el adicto. Todo lo cual equivale a encerrar un alcohólico en una bodega para que no se nos vaya por los bares. Tal el absurdo de la prohibición.
Así, por ignorancia, o por mala leche, en la Argentina el debate sobre las drogas se estancó, perdió su sentido. Se habla, ya, de lo que no importa. Encerrar vendedores, y perseguir consumidores, es continuar con nuevas piruetas de un viejo fracaso. La discusión no pasa, ya, por la prohibición o no de las drogas; no se trata, hace mucho, de establecer si la marihuana es mala, o la cocaína es peor; qué puede importar, a esta altura de la tragedia, qué avión la lleve ni por dónde, o cuántos kilitos encontraron ayer en un sótano de La Paternal...
La discusión, urgente, es por la guita.
Por el negocio.
Decidir, elegir, si todo ese inmenso flujo de dinero que ubica al tráfico de drogas como el segundo negocio más redituable del mundo -después del tráfico de armas-, va a continuar en manos del crimen organizado, o pasará por fin a manos del Estado organizado.
Esa es todo lo que hay que decidir ahora: si ellos, o nosotros.
En tal sentido, los uruguayos sí que le dieron un duro golpe al narcotráfico.
¡Qué título se perdieron los caretas!


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lunes, 9 de diciembre de 2013

EXTORSIÓN POLICIAL, Y EL VERANO DEL 76...


 En cueros y con aire acondicionado, hay un argentino ahora que disfruta desde su living con los sublevamientos policiales, y sus saqueos. 
Es el mismo argentino que apenas con un ventilador, en el verano de 1976, soñaba con un golpe. 
La pesadilla fue el precio de su futilidad.


SUEÑOS DE UN BOLUDO DE VERANO





“A cierto niveles, la estupidez es una traición”.
Federico Nietzsche




En el verano de 1976 buena parte de los que ahora sonríen con los sublevamientos policiales, y su caos correspondiente, entonces pedían el golpe. La situación nacional era bien distinta, desgobernaba Isabel sobre un frente político astillado, y con una economía a la deriva, estructuralmente en manos todavía de los poderes concentrados, la oligarquía terrateniente, y los intereses multinacionales; pero sobre todo, el Departamento de Estado ya había aprobado el Plan Cóndor. Sin embargo, aquellos que pedían el golpe, y su falta de imaginación, son los mismos que ahora sonríen ante la extorsión policial, y su caos. La misma gente, la misma falta imaginación.
Mucha de esa gente sufrió mucho con lo que habría de venir al cabo de aquel verano de 1976. Muchos de ellos, incluso, perdieron a sus hijos, o los vieron partir hartos de ser perseguidos, o tan siquiera acometidos a cada paso por civiles armados que nunca explicaban quiénes eran. Otros que rogaban por el orden, tuvieron que cerrar sus fábricas cuando el gran escolaso financiero dispuso aquella convertibilidad de la tablita, que al igual que la de los 90, arrasó la industria nacional. Otros, por un rato, creyeron ganar algo sobre las mesas de póker de aquel triste Titanic patrio… Falta de imaginación, apenas eso. Sin embargo el precio fue terrible, y lo pagamos todos.
Hoy esa misma falta de imaginación hace que las mismas mentes subestimen los aprietes policiales que estallan por extraña simpatía en distintas provincias a la vez…  Muchos de ellos, incluso, se frotan las manos cuando ven un saqueo, otros directamente los fogonean… cuando no hay nada que oponer, el caos es la única opción, se sabe.
Los vestigios del extinto monopolio Clarín, sueñan públicamente con la sola salida que les queda: patear la mesa, y que den de vuelta. En el verano de 1976, hacían lo mismo… y aquí estamos ahora: 37 años después, contando los muertos todavía…
La falta de imaginación no es un delito (ya nos gustaría que lo fuera, pero todavía no lo es). En cambio la liviandad, la banalidad, la futilidad frente a fuerzas del orden que se alzan contra la democracia y sus instituciones… antes o después, en la Argentina, acaba siendo un crimen. 
Y las penas las pagamos todos. 
No sea irresponsable, que parece un boludo.

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martes, 26 de noviembre de 2013

LAS TAPITAS DE CLARÍN- HOY: 14./6/77, desaparece Rafael Perrota. periodista.

LAS TAPITAS DE Clarín


Hace poco Clarín.com agregó un “atractivo” a su deslucido portal, que nos atrajo a nosotros también, y por eso saludamos al extinto monopolio, no sin gratitud. Lo cortés no quita nada, suma.
Y lo saludamos con gratitud porque pese a que pretendieron restringir el recurso a un juego de autorreferencia personal titulando desde el vamos “Mirá la tapa del día que naciste”; El Martiyo advirtió allí, en cambio, una maravillosa posibilidad de revisar, día por día, la historia argentina de las últimas décadas a partir de la confesión de parte uno de sus principales gestores: Clarín. Y maravillados ante dicha maravilla, decidimos consagrarle esta sección: Las Tapitas de Clarín, que se hagan cargo.


El 13 de junio de 1977 un grupo de tareas del Batallón de Inteligencia 601 del Ejército Argentino, secuestraba a Rafael Perrota, abogado, periodista, director del diario El Cronista Comercial. 
A partir de entonces, según distintos testigos, Perrota fue visto en el centro clandestino de detención conocido como COTI Martínez, y cada vez peor, más torturado.
Representantes del General Ramón Camps, negociaron con los hijos de Perrota el pago del rescate en 375 mil dólares, que la familia Perrota entregó al enviado de Camps el 17 de julio de 1977. Nunca más supieron nada del dinero, ni del padre.

En defensa siempre de la libertad de expresión, como dirían Magdalena o Inmorales Solá, así informaba Clarín al otro día del secuestro (y puede buscar en los días sucesivos, que no encontrará más que lo mismo, indiferencia, y redobles para los asesinos)…

Clarín, 14 de junio de 1977.
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domingo, 24 de noviembre de 2013

40 DÍAS SIN CRISTINA: EL DESIERTO DE LA OPOSICIÓN


En los instantes más trágicos del kirchnerismo –la muerte de Néstor, la enfermedad de Cristina-, se advierte con mayor nitidez el espíritu de carroña del rejunte impotente que le oponen los dueños del poder económico. 
Durante cuarenta días Cristina les dejó el campo libre, y todo lo que supieron hacer, fue lo de siempre: soltar espuma por la boca, y mentir y mentir. 
Una sola sonrisa suya bastó para arrasarlos como un huracán.



CRISTINA, LOS OTROS Y LA NADA




La contundente reaparición pública de Cristina, entera y mejor, deshizo en un instante 40 laboriosos días de rumores, mentiras, edificios de vulgaridades, que en el tiempo que dura un spot, quedaron reducidos a polvo y espanto.
En las redes sociales, en el basurero de los comentarios que incentivan los portales de Clarín y La Nazión, en la calle, se ha dicho, sin vergüenzas ni razones, de todo. Compendio y apoteosis, quizás valgan de ejemplo y síntesis de ese espíritu de odio y futilidad, las palabras de la futura vedette Victoria Donda  -hoy diputada por el extraño socialismo de Capriles-, repitiendo sin pensar, apenas horas antes de la reaparición espectacular de Cristina, “dicen que parece una planta”.
“Dicen que parece”… tal la esencia, la sustancia, del pensamiento opositor. “Dicen que parece”. Nada se afirma, nada se ha visto, nada se sabe; por lo tanto cualquier cosa puede decirse. Es la era Clarín, que así termina… mal.
No hace tanto el actor cómico Jorge Lanata en su show de los domingos para el Grupo, soltó envuelto como información un delirio según el cual Néstor Kirchner había sido asesinado, y para que nada falte, por alguien de su entorno. La noticia hubiese bastado para frenar la marcha de cualquier país, ya no sólo de sus rotativas. Pero como la cosa no es tan fácil, el disparate apenas prendió, y el cómico prefirió olvidarlo, como antes había olvidado el viaje de Boudou llevando guita a Carmelo, cuando en realidad estaba en el Senado y por la tele; y así tantas otras mentiras de las que sólo consigue volver por el sendero del odio del que lo escucha sin pensar. En esa dimensión, claro, todo vale.
Cristina parecía una planta, estaba paralítica, tenía “la cara podrida” –así lo oyó este cronista-, deliraba, había perdido la razón, la movilidad, una parte del cerebro y otra del cráneo, en fin… 40 días de un desierto irrespirable, hasta que simplemente apareció, sonrió, y chau. Caminado, revoleando los dos brazos, aliviado su luto, la cara como siempre, pero extrañamente, toda ella, mejor. Repuesta, renovada, o recargada. Más fuerte, más Cristina que nunca… como si ya supiera que del otro lado no hay nada… Clarín, que corre para adecuarse porque se deshace… Dondita, sus tetas vanas… el payaso Lanatín, sus tristes chistes… nada… les dejó el campo libre por 40 días y 40 noches, y no pudieron más que alucinar mentiras, vulgaridades, edificios de rabia y espuma que ella viene y arrasa con el rápido huracán de una sola sonrisa.
Las encuestas la saludaron con más del 50 por ciento de imagen positiva. Los habladores del Grupo tuvieron que agachar la cabeza y reconocer que sin ella, la política argentina se estanca y gira en falso; y lo que es peor, aún sin ella el modelo que puso en marcha, no descarrila. Los cambios en el gabinete, acabaron por taparle la boca a los que todavía farfullaban algo sobre la falta de reacción de una presidenta que justamente ha demostrado reflejos de madre. Todo lo que habían dicho, supuesto, augurado y afirmado los habladores, se hizo polvo en el viento porque ella volvió.
Sin más nada que agregar, con la cabeza baja y bien calladitos, los charlatanes se volvieron a su cucha, ni perdón pidieron. Avergonzados pero soberbios, así construyen su derrota.
En 40 días no pudieron, no supieron, articular una oposición real, mucho menos, ja, un programa de gobierno alternativo al modelo que tanto critican (sin oponerle más que el estallado en 2001). No pudieron, tampoco, desbaratar siquiera, aprovechando su ausencia, la ley de medios. Ni siquiera consiguieron librarse de esa vieja obsesión que era Guillermo Moreno; tuvieron que esperarla...  40 días, y no consiguieron, entre todos, nada.
Es tal la grandeza de esta mujer frente al rejunte que enfrenta, que se entiende el odio, porque es hijo putativo de la impotencia.


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domingo, 10 de noviembre de 2013

CRÓNICA ANTICIPADA DE UNA MUERTE ANUNCIADA: CLARÍN.


Tic, tac, Clarín, el monopolio, comienza a deshacerse. 
Ni de un lado ni del otro se esperan grandes cambios, y sin embargo, el tiempo y los hechos demostrarán lo contrario. 
El derrumbe puede ser lento, pero tampoco demasiado. Una nueva competencia hará lo que falta, le comerá espacio al Grupo, absorberá sus periodistas repletos de secretos y resentimientos; el ataque a Magnetto su historia y sus delitos será redoblado, el prestigio perdido no volverá jamás, sus costos se elevarán, y en menos de lo que usted supone, estimado lector, hablaremos de otra cosa.

¿QUÉ CLARÍN?



Mientras por un lado mandaban a María Laura Santillán a gritar que Sabatella quería intervenir “de facto” al Grupo Clarín –pese a que la Corte Suprema y los otros dos poderes de la República ya habían declarado constitucional lo que ocurría-, por otro lado Magnetto apuraba la adecuación voluntaria a la ley de medios. Las acciones del Grupo habían caído un 30 por ciento, y una tasación oficial haría polvo el resto, por mucho que gritara en su delirio María Laura Santillán. El fin había llegado.
Superada su crisis de nervios, la Santillán continuó con el nuevo guión que ahora le bajaban. El Grupo “respetaría la decisión de la Corte” –dijo sin explicar cuál sería la alternativa-, pero Clarín seguiría siendo Clarín, y aquí no ha pasado nada. Otro delirio de una mujer muy obediente, pero sin nociones de la realidad. El fin ha comenzado.
Ahora Clarín deberá desprenderse de algunas licencias, y aunque podría partirse en varias sociedades, tales sociedades deberían ser por completo independientes entre sí, deberán montar administraciones distintas, cuentas distintas, y un marketing completamente diferente. Otros costos, pero con menos ingresos, o sea…
Según consigna hoy el incontestable Verbitsky, una vez recuperados del shock que les produjo la desobediencia de la Corte, el propio Ricardo Kirchbaum –secretario general de redacción- encaró a la tropa y le advirtió los cambios por venir. Escribe Verbitsky hoy en Página:
“Ricardo Kirchbaum, anunció a la redacción que ante “el avance del gobierno sobre los medios críticos” y la merma de circulación y de anunciantes decidieron “profundizar el proceso para la convergencia” del papel y la edición digital y el desarrollo de nuevos medios. Con ese fin informó sobre un nuevo rediseño del diario en papel y una nueva web de noticias y de servicios y de entretenimientos, para “satisfacer intereses más diversos con los nuevos lenguajes visuales, adecuados a los nuevos hábitos y tendencias”. La nueva web “se nutrirá de los contenidos que tienen más repercusión social en las redes”, organizada por áreas en vez de secciones, de acuerdo con las necesidades y preferencias de la audiencia digital. “Toda la redacción trabajará sin importar el soporte final. Los textos podrán ir al diario impreso y luego enriquecerse con videos o audios para la publicación digital o al revés”, para aprovechar mejor los recursos disponibles. No explicó si hubo una negociación previa con los sindicatos que agrupan a sus trabajadores para que acepten “el cambio más importante que hemos emprendido”, una apuesta “en la que se juega la perspectiva laboral de todos”.
En términos de realidad, esto significa que ahora vendrán conflictos internos –más costos-, periodistas descontentos –menos producción-, y por lo tanto, dispuestos a irse. A su vez, por la propia dinámica de la ley y el mercado, la competencia crecerá, absorbiendo así, en muchos casos, a muchos de esos periodistas descontentos dispuestos a irse. Y muchos de ellos –sino todos- se irán de Clarín repletos de secretos, y de resentimientos. Y una vez del otro lado, en nombre de la libre competencia, claro, atacarán. Duro.
A todo esto el prestigio de Clarín -evaporado al fuego intenso de la mentira sistemática-, ya no existe, y por eso ahora, perdida la prepotencia de volumen, Magnetto le ordena a Kirchbam esos cambios. Tarde.
El mentiroso sistemático, por su propia patología, olvida que su palabra ha perdido todo crédito. El prestigio ido no volverá jamás, y así entonces, los nuevos ataques de la nueva competencia, serán cada vez más destructivos.
En paralelo, el “oportuno” descubrimiento de las actas de la dictadura por parte de la Aeronáutica, ya ofrece nuevas pruebas de la relación directa entre la venta de Papel prensa, el secuestro de la familia Graiver, y la estrecha participación de Héctor Magnetto, Ernestina Herrera de Noble, los Mitre y los Peralta Ramos; actualmente imputados por crímenes de lesa humanidad. Distraídos por esta lucha cada vez más  desesperada, seguramente Magnetto arrastrará en ella los vestigios del Grupo hasta el fondo de su barro… o acaso sus socios no imputados terminen por abandonarlo… En cualquiera de los casos, allí el final del final, estará cerca.
La nueva competencia, ya para entonces más vigorosa y mejor organizada, nutrida de hombres y secretos del exmonopolio; será letal.
Les cobrará en nuevos y reveladores y truculentos detalles la sucia historia que los volvió tan fuertes, revisará sus crímenes, sus socios y sus negocios, maniobras, extorsiones y sobornos que los llevaron a convertirse en uno de los mayores conglomerados de medios del mundo, y será un final de espanto, solitario y total.
Los que todavía hoy quieren creerle, compran Clarín o miran TN -por odio a Cristina, por ignorancia ilustrada, por inconsistencia ideológica, o por infección informativa-; tampoco estarán. Decepcionados como traicionados por la derrota de un monopolio que soñaron invencible, le darán la espalda y lo dejarán morir así, solo, mal, del todo…
Conforme la verdad de lo que fueron –e hicieron- quede por completo expuesta a través de los distintos medios de la nueva competencia –que así también, restándole espacio a Clarín, buscarán su propio espacio-, y más allá de quién gobierne por entonces –porque la verdad probada seguirá siendo la verdad- el desprestigio de hoy se convertirá en oprobio, y los últimos periodistas que trabajen para el Grupo querrán salir corriendo, o Magnetto tendrá que pagarles mucho más que la competencia, y así, pataleando en la ciénaga, se hundirá más y más...
El desgano, el desinterés, el hartazgo que hoy siente la mayoría de los periodistas del diario –al menos aquellos con más de 15 años adentro-, no sólo se manifiesta en una edición cada vez peor escrita y menos creíble, sino que instala un clima general de trabajo que lejos de alentar un repunte, acelera el derrumbe…
Estas visiones, desordenadas y claras, quizás demoren algunos años en terminar de cumplirse, pero su destino está en marcha. No son fantasías, ni mera expresión de deseos. Es la dinámica natural de un gremio y un mercado. La competencia en periodismo es muy ruda. Muchas veces un periodista es contratado por un medio al sólo efecto de quitárselo a otro, de lastimarlo. Así de ruda. Es mucho el dinero en juego, y además de dinero, hay poder en juego. Poder real, político.
Por duro que le resulte a Magnetto, y a buena parte de la sociedad argentina -aún aquellos que desean el fin de Clarín pero lo creen imposible-, el fin de Clarín no sólo es posible, sino que ha comenzado.
Nada es para siempre, todo se paga en esta vida, el que mal anda mal acaba, en fin… muchos refranes populares avisan y confirman que estas cosas suceden. No hay mal que dure 100 años.
Allí ahora corre Magnetto, tan apurado por cumplir la ley, que hasta se olvidó a la Santillán prendida y a los gritos…
Y queda impreso en la historia, además, que el terrible gigante fue vencido por iniciativa de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, “la marioneta de Néstor”, como pretendieron presentarla ellos, cuando la contienda comenzó.
Hay otro refrán que dice: “Cuando te sientas un Goliat, cuídate del David más pequeño que se te acerque”.


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jueves, 7 de noviembre de 2013

lunes, 4 de noviembre de 2013

LAS TAPITAS DE CLARÍN: CUANDO EL PEZ POR LA BOCA...

Pateando al caído...


LAS TAPITAS DE Clarín



Hace poco Clarín.com agregó un “atractivo” a su deslucido portal, que nos atrajo a nosotros también, y por eso saludamos al extinto monopolio, no sin gratitud. Lo cortés no quita nada, suma.
Y lo saludamos con gratitud porque pese a que pretendieron restringir el recurso a un juego de autorreferencia personal titulando desde el vamos “Mirá la tapa del día que naciste”; El Martiyo advirtió allí, en cambio, una maravillosa posibilidad de revisar, día por día, la historia argentina de las últimas décadas a partir de la confesión de parte su principal dueño: Clarín.
Y maravillados por la maravilla, decidimos consagrarle una sección que encierra el juego  “dime qué dijiste y te diré quién eres”, pero que en gratitud a tan generoso recurso, optamos por reconocer la marca que lo brinda, y le pusimos directamente: Las tapitas de Clarín, que se hagan cargo.
Esperamos la disfruten, los entretenga, les recuerde, o los despierte. El monopolio ha muerto, pero la bestia que lo parió todavía no, mejor estar atentos.
A manera de estreno, hoy presentamos: el 26 de marzo de 1977, día siguiente a la desaparición y asesinato de Rodolfo Walsh, escritor y símbolo del periodismo independiente en la Argentina; y a 48 horas de publicada su Carta Abierta de un escritor a la Junta Militar.
Así lo informaba Clarín.


Clarín, 26 de marzo de 1977.

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domingo, 3 de noviembre de 2013

LAS CHICAS DEL MARTIYO... un segundo para verlas, una vida para olvidarlas...



“Las Chicas”

Esta chica extraña tanto la infancia que empezó a gatear otra vez.
Nosotros también, y quedamos babeando.
 



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sábado, 2 de noviembre de 2013

CLARÍN: EL OCASO DE LOS DIOSES



Como un gusano cortado a la mitad, Clarín se retuerce hecho pedazos. Tartamudean sus patrones, balbucean sus periodistas, se derrumban sus acciones, colapsan sus estrellas en papelones internacionales, y sorprendidos por la derrota, con furia infantil, culpan de todo a Martín Sabatella obviando así medio siglo de crímenes propios.  

NI EL TIRO DEL FINAL






Como un gusano cortado a la mitad, Clarín se retuerce hecho pedazos.
Apenas conocido el fallo de la Corte Suprema declarando constitucional la Ley de Servicios Audiovisuales, sus acciones se derrumbaron en un trágico presagio de lo que está por venir. Era el mediodía del último martes, y la noticia surgió como un monstruo desde el fondo de un lago. Los presentadores de TN tartamudeaban en cámara el desconcierto de sus patrones, pero aún así y ya muy por encima de los tres poderes del estado, balbuceaban las primeras dudas sobre la legalidad de la decisión y la moral de sus autores, que diez minutos antes, eran la reserva moral de la nación. El techo había caído.
Desde entonces una montaña de escombros se revuelve con ellos debajo. Sorprendió advertir que no se habían preparado para el revés, que tan seguros estaban de la victoria. La prueba fueron esos balbuceos en TN, el silencio por más de una hora en el portal de Clarín, y el evidente desconcierto en sus jerarcas para trazar una estrategia. Cuestionar la independencia de la Corte –incluso su idoneidad-, insistir con la “libertad de prensa” –tan luego ellos y todavía-, dudar de la imparcialidad del Afsca –cheeee-, ensuciar infantilmente a su director –al fin y al cabo un funcionario-, y sobre todo, olvidar que esta ley lleva la firma de los tres poderes del estado; dejaron enseguida muy en claro que esperaban fumando la victoria. Y no. Habían perdido y estaban perdidos. El regreso triunfal de Martín Sabatella a las puertas de Tacuarí, fue la escupida en el piso a un cadáver maldito.
Pasadas las primeras horas, sin embargo, parecía que el Grupo se rearmaba… pero no, tampoco.
En lo que será recordado como un papelón relámpago, Magnetto inmediatamente despachó rumbo a la OEA en Washington dos de sus máximos ejecutivos periodísticos –Joaqu-ínmorales Solá y Magadalena Ruiz Guiñazú (genérico desalmado de los Pimpinella)-, con destino final la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, para advertirle al mundo los peligros que corre en la Argentina la libertad de prensa. (Cómo no preguntarse por qué no fueron durante la dictadura, cuando los dos ya eran quienes son)... (Y quienes siempre serán).
La base de la denuncia, explicó allí Magdalena –quien antes viajaba a Washington con Videla y lo encontraba todo muy promisorio (ver aquí)-, era el juicio “ético y popular” realizado por la presidenta de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, quien dicho sea de paso, nunca viajó a ningún lado con Videla… ´
A esa altura de la presentación, los funcionarios de la Relatoría de la CIDH estaban ya bastantes confusos -y no sólo por la oportunidad de la denuncia (el mentado episodio databa de abril de 2010)-, cuando entonces Inmorales Solá dijo “podemos escribir y decir lo que queremos, pero no trabajamos tranquilos”.
¿Cómo, cómo, cómo?...  
 “En la Argentina –intento aclarar el cronista preferido del General Bussi durante las masacres del Operativo Independencia en Tucumán (ver aquí)-, el periodismo independiente ha perdido la tranquilidad necesaria para ejercer su labor en libertad, y eso es censura indirecta”. No aclaró a quién se refería con “periodismo independiente”, pero es de suponer que al monopolio que allí lo mandaba.
Como ya ni él mismo entendía muy bien lo que decía, la reunión fue breve. Los dejaron hablar, dijeron todo lo que Magnetto les dijo que dijeran; y luego funcionarios de la Embajada Argentina repasaron los progresos hechos en el país durante la última década en materia de derechos humanos.
Por fin uno de los relatores le preguntó al Tamborcito de Tacuarí de Bussi, si el acto de las Madres de Plaza de Mayo no era también una expresión de libertad de un sector de la ciudadanía; y al cabo otro de los relatores felicitó a la embajadora Nilda Garré por la estupenda ley de medios aprobada en su país.
En menos de una hora la reunión había terminado, los atroces Pimpinella prácticamente se desmaterializaron, y aunque fue un papelón, también fue un relámpago.
Por eso decíamos: parecía que el Grupo se rearmaba, pero…
El martes apenas conocida la noticia las acciones del Grupo se derrumbaron. En la bolsa de Buenos Aires cayeron en media hora un 6 por ciento, y hubo que suspenderlas. El miércoles cuando volvieron a cotizar habían caído un 33 por ciento. En la bolsa de Lóndres el mismo martes alcanzaron una baja de más del 50 por ciento, y antes del cierre de la jornada habían perdido 21 puntos. Un tétrico presagio.
Enceguecidos por la derrota y el odio, y reducidos al terror por oficio del mismo, en un manotazo de muertos onda Carrie, intentaron asustar desde la tumba a sus propios empleados profetizando el fin de muchas fuentes de trabajo. Pero enseguida las comisiones internas de sus principales medios salieron a respaldar la decisión de la Corte, a garantizar todo los puestos de trabajo; y el lobo que soltaron volvió a por ellos.
Ahora reflotan el caso Ciccone, seguramente Lanata encontrará otra bóveda invisible repleta de dinero que no está, Boudou volverá a viajar a donde nunca fue, y mientras tanto veremos a Martín Sabatella –apenas un funcionario, insistimos- alcanzar la estatura del mismísimo Satán; y Massa y Macri, y Binner y la Bullrich, y la Carrió y Lanata, cantarán a coro desde TN horribles canciones vencidas, agitando mil fantasmas que no existen desde el más allá de este final.
En 1977, Clarín y sus socios, asociados al genocidio inaugurado un año antes, recibían de esos genocidas la empresa Papel prensa, piedra fundamental del monopolio que el martes se murió.
Sus dueños están imputados por crímenes de lesa humanidad, y ahora la única esperanza que les queda es que la muerte llegue antes que la justicia; O que el país estalle y un caos aún mayor que el que los salvó de sus deudas en 2001, se devoré en el remolino de su furia a este gobierno, a esta corte, a la ley de medios, y su propio espantoso pasado bañado en mierda y sangre.
La dignidad en la derrota es una marca de la grandeza. Clarín, en cambio, morirá así: mal. Como un gusano que se retuerce hecho pedazos.
Fiel a un estilo, hay que decirlo.   


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martes, 29 de octubre de 2013

LEY DE MEDIOS: LA HORA DE LA VICTORIA



La madre de todas las batallas ha terminado: la Ley de Medios Audiovisuales es constitucional. 46 años de lucha desde que en 1977 la dictadura genocida le regalaba a Clarín, La Nazión y La Razón la usurpada empresa Papel prensa. Allí nacía un monopolio que acaba de morir. El Martiyo, partisano de la contienda, recibe sus laureles como presente de su quinto aniversario.

YO TE VI CAER




Absorbidos por la subsistencia personal dejamos pasar sin una palabra nuestro quinto aniversario. No dijimos nada de la vulgaridad mediática que envolvió en su inmundicia la internación de la presidenta; por no repetir lo dicho después de las PASO, obviamos los absurdos festejos de Clarín el domingo por la elección en un par de distritos (que según ellos valen más que un triunfo a nivel nacional); ni siquiera nos ocupamos del nuevo muñeco presidencial de Magnetto, el oportunista Sergio Massa, pero no podíamos faltar en este día en este instante.
Nuestro oficio –el periodismo- nos había permitido conocer muy bien la historia de Papel Prensa, y sobre todo, el poder de los medios de comunicación, especialmente en democracia, cuando las armas quedan guardadas, y las municiones son los votos. De golpe a mediados del 2008 la llamada crisis del campo, dejaba el juego al descubierto. Amplios sectores sociales se alineaban detrás de sus enemigos de siempre: la Sociedad Rural, las grandes cerealeras multinacionales, los monopolios, la banca financiera, y los sectores más recalcitrantes de la derecha. El Martiyo ni siquiera era aún El Martillo, pero igual no se sorprendió. Una vez más, como en la era de las privatizaciones, allí estaba el flautista de Hamelin de los medios monopólicos llevando a la gente rumbo al abismo. Una vez más.
Sin esperanzas ya en el periodismo industrial consolidado, el 4 de octubre de 2008 fundábamos El Martillo en la comunidad de blogs de Clarín, como una quinta columna, que en la medida de sus posibilidades, sí supo morderlo por dentro (ver sección El Martiyo contra Clarín), hasta que el 11 de noviembre de 2010 –a dos semanas de la muerte de Néstor Kirchner-, El Martillo era clausurado y todos sus archivos requisados por el Grupo Clarín, que en paralelo insistía con su defensa pública de la libre expresión.
Desde siempre, y más aún desde entonces, nuestro enemigo principal, nuestra hipótesis de conflicto, fue siempre el Grupo Clarín-La Nazión, lo que es, supone, y oculta. Secciones como 7D Diario de la cuenta regresiva, Medios medios, La guerra contra DOS medios, la ya mencionada El Martiyo contra Clarín, La patria escrita, y Memorias de un mercenario, están dedicadas a esa pelea, y por eso hoy sentimos que nos cabe un fragmento ilusorio de esta victoria cierta.
La Corte Suprema de Justicia, por fin después de tanto, declara constitucional la Ley de Servicios Audiovisuales.
Así concluye, triunfal, una pelea de casi medio siglo, iniciada en 1977 cuando Ernestina Herrera de Noble y Héctor Magnetto por el Grupo Clarín, los Mitre de La Nazión, y los Peralta Ramos de La Razón, recibían de manos de la dictadura genocida la usurpada empresa Papel prensa, y así el control de la producción de todo el papel para diarios. Allí surgía un imperio que recién murió.
Estas palabras son urgentes. La noticia acaba de estallar. Ahora mismo oímos cacarear a una presentadora de TN advirtiendo que “habrá que leer bien el fallo”, mientras cuenta los votos punto por punto como quien remueve con un palito una esperanza muerta. Por Continental dicen que las acciones de Clarin ya cayeron un seis por ciento en media hora. La euforia del domingo se disipó como el humo que sólo era. Sergio Massa, el nuevo muñeco presidencial de Magnetto toys, ya no divierte como ayer. Un hecho que tuerce la historia argentina acaba de suceder y eclipsa los titulares. La madre de todas las batallas ha terminado; y moribundo el monopolio, dice como el Laprida de Borges: la victoria es de los otros. Vencen los bárbaros, los gauchos vencen.
Nosotros nada más decimos...

¡Viva la patria! 


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domingo, 22 de septiembre de 2013

EL INDIO SOLARI Y CLARÍN: UNA NOCHE DE CRISTAL QUE SE HACE AÑICOS…



Sin ningún pudor, con la ceguera propia de la desesperación final, el Grupo Clarín comenzó la rápida demolición de la imagen acaso ya indestructible del Indio Solari, que en su último recital en Mendoza, fue demasiado lejos con su rebeldía y le plantó el 678 a la pantalla de TN. 
Y ahora es un burgués despreciable sin talento siquiera.


LOS OJOS CIEGOS BIEN ABIERTOS


La nueva mirada de Clarín...


“Una noche de cristal que se hace añicos”.
Los Redonditos de Ricota, (Ji ji ji).



Carlos Alberto Solari, el Indio, ex líder de los ya legendarios Redonditos de Ricota, lleva una vida, quién puede negarlo, enfrentando al establishment con lo que tiene a mano, sus presentaciones, sus declaraciones, sus producciones independientes, y su posición frente a la maquinaria del éxito industrial, con su tevé incluida, y desde luego con sus canciones; y sin embargo, aún así, aunque por todo ello, detrás de su público fiel y creciente, el Grupo Clarín supo colgarse de su nombre y de su imagen para instalar, mantener y multiplicar, más y nuevos productos en las franjas más jóvenes del mercado, que viene a ser su exclusivo interés. (El mercado, no los jóvenes).
Entonces el Indio Solari los despreciaba igual que hoy, nunca les dio una nota, nunca les dio la razón, ni una entrevista al paso, nada. Apenas esa última canción que ahora les clavó en el pecho como una estaca. 
El Grupo igual lo adoraba, lo pontificaba y lo consagraba.
Hasta que en su reciente presentación en Mendoza, el Indio fue demasiado lejos, y a su franca adhesión y reconocimiento a la presidenta Cristina, allí le estampaba a la pantalla de TN el número de la bestia: 678. Chau. Eso sí que no.
Minutos, segundos antes de la hecatombe, el conductor del programa La Viola, Bebe Contepomi, a mandíbula batiente (un día se le va a escapar), le explicaba a su público que por “amistad con La Viola, el Indio siempre le concedía en vivo el último tema de sus recitales. 
Y ahí la hecatombe. 
Los acordes de la cortina de 678 comenzaron a sonar, y el Indio que va y dice: Seis, siete, ocho… y allí la noche de cristal que se hace añicos.
Hoy Clarín ya inició la destrucción del monumento que le habían levantado (ver aqui). 
En un artículo apurado, mal escrito por lo tanto, sin firma como corresponde (quién va a querer dejar un dedo puesto ahí), y resuelto en módulos con pretensiones de glosario, se tiende una desconcertante analogía con Indiana Jones, y allí un puñado de diatribas contra los dos. No se sabe, insistimos, quién escribe. Si es Bob Dylan, Federico Fellini, el Papa Francisco o el propio Magnetto. Y tampoco se entiende por qué eligieron a Indiana Jones en lugar de Roger Rabbit, o Linterna Verde...
Sí sabemos que una columna de opinión anónima es una innovación, o una editorial que nos transmite así el pensamiento central del medio que la publica.
48 horas antes -24 incluso-, del desastre, el Indio, para Clarín -basta revisar sus propios archivos-, era poco menos que la encarnación criolla de Jim Morrison… hoy ya ni talento tiene. Confuso, sí.
Con violencia infantil, Clarín rápido rompe el juguete que no hace lo que le dicen. Y chau.
En cualquier momento, el polifacético Lanata arma su propia banda y ya van a ver quién se acuerda del boludo ese del Indio Solari.
(Ji ji ji).

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sábado, 7 de septiembre de 2013

BARACK OBAMA Y LA PRIMAVERA ÁRABE:... O LA MENTIRA UNIVERSAL...

El premio nobel de la paz Barack Obama junta votos en su congreso para soltar bombas en Siria, un país que ni conoce, y donde matará mucha gente para que no muera mucha gente, dice.
Es sin embargo el mismo hombre que allá por el 2008 cubrió el planeta con un manto inconcebible de esperanzas, apenas por ser negro.
Mientras tanto la "primavera árabe" que auguraban alegres los habladores, allí florece en flores de sangre que no paran de sangrar.


TODO EL MUNDO SE EQUIVOCA





Si alguna risa grande le está saliendo al mundo, son los escandinavos con su pobre premio nobel (ni mayúsculas le metemos, que se vayan a cagar). No le dieron el de literatura a Borges, pero sí el de economía a Milton Friedman y hace poco el de la paz a Barack Obama, que ahora junta votos en su congreso para soltar bombas en un país que ni conoce, mientras se caga, de paso, en todo el mundo. Un chino diría, son tiempos interesantes.
Grandes mitos se derrumban como caen los dioses de Pessoa en el suelo del Destino.
Nadie es mejor por ser blanco, está claro, pero tampoco por ser negro, ya lo vemos.
Los grandes diarios mienten y cada día más gente lo descubre. Y no sólo Clarín –primus interpares de la mendacidad-, también El País de España, y el Washington Post, y O Globo, y Le Monde, todos mienten ya desde que dicen que lo que único que les importa es la verdad. 
Y los curas no son santos, ni siquiera decentes, lavan guita y piroban pibes. 
Y la familia real no es noble. Y Obama no es mejor que Bush, y la prohibición no resuelve el narcotráfico, y el premio Nobel es un cachivache. 
Mitos que se derrumban. Un mundo que se viene abajo. Un tiempo que termina.
A fines del siglo XX vimos desinflarse la vieja contienda este-oeste, y ahora en dominó vemos desdibujarse la norte-sur. Y es que el mundo no es cuadrado. Es redondo y gira, y gira muy rápido, a 1600 km por hora, más rápido que un lavarropas, y en su batea nos mezcla y nos revuelve a todos.  
En su momento y en austera soledad, ante el triunfo de Obama en 2008, avisamos, allá en El Martillo de Clarín.blogs, que ningún presidente de Estados Unidos sería jamás otra cosa que un presidente de Estados Unidos así fuera blanco, negro, verde o plateado... Pero si hasta Fidel Castro pareció entonces reblandecido, y el ingenuo Hugo Cháves le regaló un ejemplar de Las venas abiertas de América Latina. Ja.
Venía de abajo, ni siquiera era norteamericano, surgió de las luchas por los derechos civiles, algunos creyeron ver en él la encarnación del sueño que soñaba Luther King, así se puso de moda, y rápido acabó en esto: Bush. El hijo, ni siquiera el padre. ¿Por qué engañó tanta gente?...
Con el mismo entusiasmo en los inicios del 2011, conforme el medio oriente ardía, los grandes medios del mundo ponían de moda la contenta expresión “primavera árabe”, y sus habladores a coro deliraban amaneceres democráticos y flores y pajaritos con los colores de la libertad y el silbo de la justicia. 
El Martiyo, también entonces en austera soledad, avisaba este porvenir que ahora ya vino (ver aquí), y no de profetas, lo avisamos, sino apenas por no apurarse a repetir lo que repiten los grandes habladores apurados por sus cierres urgentes, y sus modismos de moda. Bastaba mirar sin pasión para ver que ninguna paz iba surgir de lo profundo de esos pueblos sometidos hace tanto, enfrentados hace tanto, asfixiados hace tanto, y de pronto sueltos, libres de aquellos dictadores al fin y al cabo tan funcionales a la hora de aguantarles la parada a Washington y Tel Aviv… 
Kadafi, Mubarak, amores de estudiantes, de pronto eran ayer. Berlusconi, Sarkozy, recién a los besos, ya se los sacaban de encima como si fueran caspa. Acto seguido, siempre con fines humanitarios, las fuerzas de la OTAN iniciaron el incendio que ahora Obama pretende apagar con más fuego ya que estamos. El Oriente Medio es complicado, dicen y van.
Berlusconi y Sarkozy, Mubarak y Kadafi, ya son historia. Ahora es la hora de mostrar su pistola Barack Obama, que por aquellos días recién entraba en la escena augurando sonriente –no se sabe si por ingenuo o por ignorante- una era de paz y democracia para todo esos pueblos que ahora quiere bombardear.
Ayer se clausuró en San Petersburgo la reunión del G20 a la que Obama fue a buscar apoyo para su invasión. Pero no pudo ser. El apoyo, la invasión será. Rusia, entre otros, quedó del otro lado. Otra vez enfrente, o más bien enfrentado con los Estados Unidos. Nadie sabe de lo que son capaces esos dos. Ellos tampoco. Hay algo más grande que se los lleva puestos. Tampoco es la Historia. Es otra cosa. Un amasijo de codicias inmensas como una bola de nieve que rueda montaña abajo desde hace mucho. Y ellos no piensan pararla. Al contrario: son la bola. Se miran de reojo, y van a la guerra.
¿Hay algo mejor para poner en movimiento la industria pesada y sus incontables derivados? ¡en plena crisis! Viva. Muchos morirán, por supuesto. Pero esos ya están en la cuenta, ¿o qué se creen?.
Y ustedes, nosotros, ¿de qué vamos? Nosotros, ustedes, somos justamente los muertos. Los que no importan. Esos que ya estamos en la cuenta.
¿Y cómo llegamos a esto? En buena medida por intoxicación informativa, por tragar sin masticar ni distinguir qué nos llevamos a la boca, y que luego repetimos como eructos.
¿Usted también creyó, por ejemplo, estimado lector, que Obama era distinto, que suponía una esperanza de algo nuevo?... ¿O acaso todavía se deja impresionar por el premio Nobel, o de verdad piensa que la prohibición de las drogas está ganando su batalla?...
Entonces pregúntese por qué, indáguese sin miedos, sea valiente, intente recordar cómo es que llegó a tales conclusiones, y antes aún: constate con toda honestidad si de verdad piensa lo que dice que cree, o más bien terminó creyéndolo de tanto pensarlo para repetirlo.
Cuántos individuos de esa mayoría mundial que celebraba la llegada del presidente negro sabían de verdad algo de él, de los intrincados intereses en cuya red allí lo echaba su propia victoria; del verdadero poder tan relativo que suele tener en realidad un hombre en ese cargo, de la calidad de sus socios, de sus compromisos callados, de sus verdaderas, íntimas intenciones. Nada. La gran mayoría no sabía nada, y celebraba ¿Por qué? Por la fuerza incalculable de la difusión a gran escala que arrastra multitudes a pensar y decir, así, cualquier cosa.
Ahí el enemigo de la hora: los grandes medios del mundo. 
Porque fusionados, monopólicos, holdinizados, los grandes medios, por dinámica y volumen, quedaron del lado –o en manos- de la voracidad, del poder sin límites, del Mal.
De los intereses corporativos de unos pocos en detrimento del resto.
De los superbancos y su red de casinos financieros.
De de la banca off shore.
De sociedades anónimas multinacionales cuyas composiciones societarias son indescifrables o directamente secretas, como sus mandamases invisibles.
El periodismo independiente no existe o quedó reducido a un blog como este o cosas así.
Lo más honesto que nos queda ahora es lo que ya empieza a llamarse sin más vueltas, crudo y claro, el periodismo militante. El otro no es militancia ni es periodismo, es publicidad encubierta, inteligencia operativa, difusión institucional disfrazada de información objetiva. En síntesis, mentiras.
Mientras lo medios del periodismo militante dejan claros sus principios políticos, el otro oculta sus verdaderos intereses detrás de sonoros mandamientos éticos que en los hechos no respetaron jamás, como el periodismo independiente, la libertad de expresión, ni siquiera la de empresa.
Ahí el enemigo de la hora.
Es él el que nos dice quién es aquél que no podemos conocer sino por lo que él nos cuenta, o elige contarnos.
Así creemos saber y decimos saber quién es Cristina, Massa, Obama... tan grandes son los medios cuando son así de grandes, que alcanzan a eclipsar la realidad con una realidad que no es tal cosa.
Y entonces claro: entonces todo el mundo se equivoca, y el propio premio nobel de la paz resulta ser un loco de la guerra. `


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