////// Año XVº /// Editor Anónimo: Daniel Ares /// "Prefiero ser martillo que yunque", Julio Popper ///

sábado, 22 de marzo de 2014

VERANO DEL 14: CIEN AÑOS NO ES NADA…


Senadores norteamericanos exigen a la FIFA expulsar a Rusia del Mundial de Brasil, en tanto parlamentarios rusos le piden a la FIFA que mejor expulse a los Estados Unidos. En simultáneo, tropas prorrusas ocupan otras dos bases militares en Crimea, los heridos y los muertos suman y siguen, y Obama, Putin y la Merkel, cambian ironías, amenazas y manotazos. China, apenas, como ajena, busca un avión perdido.


LOCOS DE LA GUERRA




Infantiles y feroces como dementes peligrosos –mientras las tropas rusas ocupan otras dos bases ucranias en Crimea, y los primeros muertos suman y siguen-, senadores norteamericanos le pidieron a la FIFA que expulse a Rusia del Mundial de Brasil, y en reciprocidad diplomática, senadores rusos le pidieron a la FIFA que expulse a Estados Unidos del Mundial de Brasil. Infantiles, feroces, peligrosos.
Los dos senadores norteamericanos –Mark Kirk y Dan Coates, a la sazón republicanos-, le escribieron a Joseph Blatter: “Tras la ocupación militar de un territorio de Ucrania, solicitamos a la FIFA que excluya a Rusia el mundial y le retire la organización de la Copa del Mundo de 2018”.
Los parlamentarios rusos, por su parte –Alexander Sidyakin, y Michael Markelov, en carta con membrete oficial del parlamento que preside Vladimir Putin-, le exigen al mismo Blatter, que “A la luz de las agresiones de Estados Unidos contra varios estados soberanos como Yugoslavia, sin una razón particular; Irak y Libia, alegando la búsqueda de armas químicas, el intento de invadir y ocupar Siria y los numerosos casos de violación de los derechos humanos alrededor del mundo revelados por E. Snowden, solicitamos respetuosamente que convoque una reunión de urgencia de la FIFA para tratar la expulsión de los Estados Unidos de su organización y la exclusión de su selección del próximo Mundial de Brasil”.
Rusos y norteamericanos, eso sí, coinciden en recordarle al ahora apretado Blatter, que por razones similares se excluyó a Yugoslavia de la Eurocopa del 92 y del mundial del 94. Entonces un distendido Blatter no tuvo problemas en justificar la decisión diciendo que  “no es bueno mezclar política y deporte, pero la FIFA tiene que respetar las decisión de Naciones Unidas”.
En la semana el gobierno norteamericano bloqueó los fondos de más de 30 funcionarios rusos, exceptuando a Vladimir Putin, en respeto –o por temor- a su estatus de jefe de estado. Inmediatamente, el gobierno ruso bloqueó fondos de funcionarios norteamericanos. Uno de ellos, un senador, lamentó por Twitter “ya no poder pasar mis vacaciones en la Siberia”. Putin, a su vez, aprovechó la eximición para considerar públicamente depositar su salario en un banco de Nueva York. Qué graciosos todos.
Mientras se escriben estas líneas, sábado 22 de marzo, tropas rusas ocupan otras dos bases crimeas que eran de Ucrania, como toda la Crimea, pero ya tampoco.
Un comunicado del Ministerio de Defensa ruso informa a su vez que de los 18 mil soldados ucranios apostados en Crimea, “sólo dos mil han manifestado su voluntad de ser repatriados”. El resto –chocho- se unió al ejército ruso.  
La Unión Europea y los Estados Unidos –a quienes de aquí en adelante llamaremos Los Aliados (las cartas ya están sobre la mesa)- se esfuerzan por mostrarle los dientes a Rusia… pero más de una vez el gesto bravío degenera en la mueca de una trémula sonrisa. El gas, recuerdan. El gas ruso.
Hoy la UE produce el 6 de la energía mundial, pero consume el 14. La diferencia es dependencia.
En 2002 el gas ruso representaba el 45 por ciento del gas importado por Europa. En busca de nuevos proveedores, en 2012 por primera vez Noruega lideró las exportaciones de gas a la UE, pero en 2013 Rusia volvió al primer puesto con el 30 por ciento.
Angela Merkel, con determinación germana, avisó ayer que Estados Unidos podría ser un nuevo proveedor de gas para Europa. Pero al toque admitió que eso llevaría a la creación de una red de regasificadores, que hoy no sólo no existe, sino que llevaría muchos años construirla.
Hay quienes intentan restarle dramatismo a la situación recordando que el gas no representa sino la tercera parte de la energía europea. Pero a muchos la reflexión no les sirve de nada.
Más del 50 por ciento del gas que consume Alemania viene de Rusia; el 100 por ciento del que consume Finlandia viene de Rusia; como el 93 por ciento que consume Eslovaquia; o el 83 de Polonia, el 82 de Hungría y el 80 de Grecia. Por ejemplo.
Por todo eso y más, Angela Merkel, mientras consideraba a los Estados Unidos como un futuro posible proveedor de gas, confió expresamente en que Rusia no cerrará la canilla de su gas, “porque aún en los momentos más difíciles de la Guerra Fría, Moscu supo cumplir con sus compromisos con la UE”.. Y así su rudo intento por mostrar los dientes, degeneró en esta triste sonrisa lastimosa.
Como quien desespera entonces con un pomo de carnaval frente el gran incendio, en pos de resolver la energía continental en 24 horas, comisiones carísimas de funcionarios lerdos apuran ahora reuniones inútiles, o cuyas conclusiones, tardías cuando no trágicas, alucinan soluciones para un futuro que aún inmediato, no deja de resultar lejano… Que traer gas licuado de Estados Unidos, que reducir el consumo un poco más, que extraerlo de África, que echar a la chimenea todos los muebles…
Recién comienza la primavera en Europa, pero el invierno volverá sin faltas cuando acabe el verano. ¿Y entonces?... ¿Las bravuconadas y las ironías que hoy cruzan Obama y Putin, las amenazas de la Merkel y sus reugos, el avance de las tropas rusas, habrán terminado?... ¿Todo se habrá resuelto? O por el contrario Putin le habrá cortado el gas a Europa, recordándole así, como a Napoleón y a Hitler, lo duro que suele ser el invierno ruso.
Mientras tanto, esto es lo que hay: muertos que siguen muriendo, tropas de un lado y del otro que se desplazan y parapetan; parlamentarios futboleros, jefes de estado que se burlan, cambian ironías, se empujan y se amenazan, y dan marcha atrás y vuelven a empezar, sin encontrar nunca la salida.
Ayer también, el severo Alfredo Grieco y Bavio, en un muy lúcito artículo (ver aquí), recordaba -como El Martiyo siempre- las cada vez más y más temibles analogías de este presente europeo, con aquel plácido verano de cien puntuales años atrás.
Y China –a todo esto- busca el avión malayo. ¿Sí?...

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sábado, 8 de marzo de 2014