Encapuchado pero inconfundible, el hombre de La Nación al que aludimos ayer (Ceferino Reato), nos responde mientras nos arroja, como si fueran muchas, sus 700 visitas ajenas. Obligados a la réplica, le descerrajamos todas las nuestras, de verdad nuestras.
22.000 MARTIYAZOS
Comentábamos ayer las dificultades que todos los 23 de marzo pasan los editores de los principales diarios, para preparar cada año la edición del dia siguiente, tan luego desde allí, desde Clarín y La Nación … Brrrr… Más o menos las dificultades que debe ofrecer un elefante si queremos encerrarlo en un armario… vivo. Porque la memoria de ese golpe y su genocidio, es eso: un elefante vivo sin armario que lo banque, por monopólico que sea...
Ahí está el post aludido (ver “Quemá esas cartas”), donde referíamos el vergonzoso aunque lógico silencio de Clarín –reduciendo el hecho a un cronograma de actividades-, y el gesto en cambio dos veces vergonzoso de La Nación , quien publicó una nota preguntándole a los candidatos –no así a sus dueños- ¿Qué estaban haciendo el 24 de marzo del 76?, y otra, una columna, ya de opinión, de un tal Ceferino Reato, titulada Por qué la gente apoyó a los militares, en la cual el autor, simplificando más que sintetizando, nos ensuciaba a todos impedido de limpiar a sus patrones.
El caso es que Reato nos respondió (al pie de dicho post pueden leer su comentario “anónimo”), y aunque no firma con su nombre, encapuchado pero previsible, se deschava cuando afirma que no nos conocemos, siendo que toda lógica indica que sólo uno sabe quién lo conoce o no (descontando siempre a quienes hemos olvidado que conocemos, y a quienes nos conocen sin que lo sepamos)…
Pero si, Reato, quedáte tranquilo, tenés razón: no nos conocemos. ¿Y?...
En cuanto a las muchas visitas que vos decís que tuvo tu nota (“700” ), y lo “solo”· que suponés que está nuestro editor… nos resistimos al autobombo, no nos parece fino, pero al igual que Bonaparte, aunque buscamos la paz, nos obligan a la guerra, y aquì entonces, Ceferino, descargamos como bombas nuestras cifras contra las tuyas, y luego, dijera John Fante, “pregúntale al polvo”...
Pero siempre más cerca de la gratitud que de la vanidad, así como anunciamos el día que superamos la marca de 300 visitas diarias, y luego las 400, nos place anunciar que el último 21 superamos también las 500, con 506 exactamente…
Nos felicitamos, sí, pero sobre todo les agradecemos a todos los lectores –Reato incluido-, y en pago a tanto apoyo, aquí publicamos nuestros números, no sin orgullo, pero sí dentro de la mayor sobriedad que pueda caberle a una victoria.
A la izquierda, en la columna de los gadgets, abajo, hacia el final, aún debajo de la semblanza de nuestro editor, agregamos, empujados por Ceferino, pero para ustedes, porque son de ustedes, un contador de visitas, y actualizado como se usa “minuto minuto”. Dijera Rimbaud, “hay que ser absolutamente modernos”.
Queríamos hacerlo ya el otro día, cuando rompimos la marca del medio millar, queríamos hacerlo cuando superamos el total de las primeras diez mil, y después, cuando pasamos las primeras veinte mil… pero la sangrienta primavera árabe, la nube letal del Japón, “la cosa fuera de control”, el aniversario del golpe, el insoslayable aporte de Clarín y La Nación al genocidio, en fin… no encontramos estos cinco minutos sino hasta que llegaron, y desde aquí entonces agradecemos haciendo públicos nuestros números, según el contador inviolable de Blogspot, y a la altura momentánea de las 21.500 páginas vistas hasta la fecha.
Si el lector quiere un promedio diario, ha de contar a partir del 11 de noviembre último, cuando Clarín tuvo la gracia de censurar El Martillo y expulsarnos de su comunidad, en la cual –y muy bueno es recordarlo hoy (sobre todo para sus bloggers)- con idéntico material, nunca superamos en promedio las 30 visitas diarias.
Pero la tendencia es lo que importa. Porque de esas casi 22 mil entradas, más de 9 mil corresponden al último mes… y así seguimos creciendo, pasamos un día las 300, ahora 300 son nuestro promedio diario, después pasamos las 400, ahora las 500…
¿Mucho? ¿Poco?...
Mucho, sí… porque estas 22 mil entradas corresponden a cuatro meses de blog, es cierto, pero son todas nuestras… Las 700 de Reato son en un día, sí, pero son de La Nación. Todas
No queremos pensar qué marcas alcanzaríamos si El Martiyo contase con todo el apoyo de un monopolio mediático monstruoso… (brrr).
Otra vez gracias a nuestros lectores todos –Ceferino incluido-, y refrendamos nuestro sólo compromiso con ustedes, en la voz del General San Martín: “seamos libres y lo demás no importa nada”
¡Vivan ustedes!
¡Viva nosotros!
¡Viva El Martiyo!
* * *
vamos a por 30000!
ResponderEliminaresa era la cifra?
ya veo que se reservan el derecho de publicar solo a los que piensan como Uds. Viva la democracia y el derecho a decir lo que pensamos!!!si esto no es una dictadura¿que es'
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