Van der Koy, Bonelli, Silvestre, Blank, Solá, Tenembaum… ¿son varios o no?... ¿son individuos, o masa?, ¿o masa amasijada de individuos?.
Condenados a la defensa y el encubrimiento de sus patrones, todos ellos unifican discursos, pero no se uniforman: cada uno seguirá usando su propia ropa..
Mucho debatimos en el seno unipersonal del consejo editor del Martiyo, la cuestión era: ¿Ameritan Julio blank, Eduardo Van der Kor, Gustavo Silvestre, Marcelo Bonelli, incluso Tenenbaum y Zlotoviawda un brulote brutal cada uno, cuando magnetizados por Magneto ya apenas se distinguen sus posiciones y sus discursos?... Pese a estar nuestro consejo integrado por una persona sola, no nos pusimos de acuerdo.
Por un lado sonaban razonables quienes argumentaban que hablar de cada uno de ellos y no de la especie, sería como personalizar en cada ejemplar la defensa de las ballenas, o de los osos panda... Razonable, sí.
Otros alegaban que no, que no era lo mismo Ernesto Tenenbaum -que progresista procedía de los días más resistentes de Página 12-, cuyos malabarismos últimos para justificar los monopolios mediáticos y la negativa de la Noble a someterse a la Justicia como cualquier ciudadano, lo distinguían del resto, junto a su socio Zlotoviawda, y sus raros peinados viejos.
Estos entonces arrojaron sobre la mesa aquella escena histórica cuando Tenembaum y Lanata se sostuvieron la cara mutuamente para decir despuès del informe oficial sobre Papel Prensa, que “Clarín era el más frágil”. Y la cara no se les cayó. Por ello sólo merece, al menos Tenembaum –decían estos- su propio brulote y bien brutal. Lógico, sí.
Trémula otra voz osó mentar la mentada seriedad de Santo Biasati, pero quienes lo conocen bien saben que no para de reirse sino cuando se enciende la cámara, dueño de un cinism patriarcal...
“¡Son todos lo mismo!”, gritó alguien harto de tono allá en el fondo, “son todos periodistas formateados en serie, programados, no para analizar, ni mucho menos para investigar, sino apenas para defender, cuando no para encubrir, los delitos de sus patrones, ¡eso son! ¡abogados sin título, amanuenses vulgares, mentirosos comunes!”… Muy razonable también.
Ingenua o distraída, otra voz entonces dijo que sí, que había un par de periodistas del Grupo que además –o en realidad- eran abogados… Nadie le oyó.
Y a la hora de buscar distingos entre los hombres de Clarín químicamente puros –Bonelli, Silvestre, Van der Koy, Santoro, Blank, Solá-, un silencio desesperado se abatió sobre el sólo ser que allí se debatía. No nos pusimos de acuerdo.
“Ante la duda la más tetuda”, nos pareció lo mejor meterlos a todos en la misma bolsa, y chau…
Previsibles, maniqueos, mercenarios de fuste, pero mercenarios al fin, mañetizados por dinero, por vocación, por formación, por necesidad o lo que fuera, saben acompañar en su lucimiento a los candidatos del Grupo, mientras aprietan hasta donde les da la cara –o la cabeza-, a los representantes del oficialismo. Nada nuevo, nada distinto, ninguna sorpresa nunca.
Periodistas en serie, producidos para la ocasión, mañana, simplemente, serán otros, y este post, cual formulario de aduana, mantendrá su vigencia con sólo cambiar los nombres. ¿Por qué entonces distinguirlos?...
“Ante la duda la más tetuda”, vaya aquì este sólo brulote brutal contra la sola bola que ya son todos ellos: Julio Bonelli, Eduardo Blank, Marcelo Tenembaun, Gustavo Van der Koy, Inmorales Solá, Domingo Faustino Biasati, o como se llamen… este barquito en llamas, solitario y ardiente, quiere abrazarlos a todos…
A todos juntos…
No.
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