Lo que se hereda no se compra, pero se vende.
DE TAL PALO
CUCHILLO DE HERRERO
El talento artístico, la sensibilidad intelectual, no suelen heredarse. Ninguna obra literaria salió de ninguno de los hijos de Ernest Hemingway, ningún cuadro tampoco de los hijos de Gauguin; Julian Lennon podrá haber adquirido desde muy chico cierto virtuosismo para tocar la guitarra, pero fabricar melodías inmortales, es muy otra cosa Un Dumas no hace verano.
Allí tenemos por ejemplo al hijo del actor cómico Tato Bores, Alejandro Borensztein, “arquitecto y productor de televisión” -según él mismo firma-, pero que, sin embargo, aún así, pretende que es humorista. Y como su padre hacía humor político, él pretende que también. Y no sólo él lo pretende.
El desesperado diario Clarín le ha dado un espacio donde él trabaja como tal. Como humorista, o sea, no como arquitecto, ni como productor de televsión, que es lo que él dice que es, aunque parece que no. Bien podríamos pensar que se trata acaso de un genio multifacético propio del renacimiento… pero basta leerlo para descartar cualquier ilusión al respecto.
Sin embargo allí està,¡ahora en la página dos! –festejaba hace poco ignorando que las páginas pares valen menos que las impares… (muchas cosas parece ignorar él)-, y bajo una volanta que expresamente anunciaba Humor político (y lo bien que hacen en orientarte), allí el hijo de Tato presume lavar con mucha gracia la espuma de la rabia de Magnetto… Triste gracia.
Sin falta y sin ingenio, despotrica contra el gobierno, confunde insultos con ocurrencias, y no sólo dice lo que le dicen que diga, sino que más papista que el papa, sin tomarse la molestia de chequear nada de lo que oye, a falta de auténtico ingenio cae cada vez más seguido en injurias y falsedades que ya empiezan a llegar a la justicia. Ningún chiste. Por servir a la causa Papel Prensa, por embarrar su investigación, hace poco se apuró a relacionar estrechamente a Osvaldo Papaleo con José López Rega… Un error histórico: Papaleo no tenía nada que ver con López Rega. Pero en las redacciones suele ocurrir: cuando los grandes no se animan a una injuria, se la venden a un novato, y que se arregle. Ahora Papaleo lo lleva a tribunales por gracioso. Igual seguramente, la misión le habrá valido una doble palmada de Magnetto. Bravo, Tatín…
Así Alejandro Borensztein nos demuestra una vez más que lo que se hereda no se compra, pero sí se vende.
Tal vez más que una palmada, se ganó entonces la pagína dos del diario.
Ese domingo tan luego, bajo el hilarante título de “!MIrá qué página… papá!” (jamás se nos hubiese ocurrido), Alejandro Borenzstein se auto celebraba por el nuevo espacio que conseguía para su columna, y ya de arranque apelaba a toda su chispa:
Ese domingo tan luego, bajo el hilarante título de “!MIrá qué página… papá!” (jamás se nos hubiese ocurrido), Alejandro Borenzstein se auto celebraba por el nuevo espacio que conseguía para su columna, y ya de arranque apelaba a toda su chispa:
“Compañero Jefe, vea lo que le conseguí! ¡La página 2 del diario Clarín! Le dije que le tenía preparada una sorpresa. Mire qué lindo se ve el monopolio desde acá.”
Le hablaba a Kirchner.
Graciosísimo, no?...
Payaso triste, cuando Kirchner murió apuró una columna donde con la tibieza y mediocridad que lo caracterizan se arrepentía sin decirlo de haberle faltado el respeto, mientras se retorcía entre explicaciones -no sabemos a quién-, aclarando que eran todos chistes, que él no hablaba en serio ni quería ofender... Pero con igual tibieza y mediocridad, pocos días dspuès en otra columna no menos apurada se arrepentía de arrepentirse..Cosas propias del payaso triste.
Payaso triste, cuando Kirchner murió apuró una columna donde con la tibieza y mediocridad que lo caracterizan se arrepentía sin decirlo de haberle faltado el respeto, mientras se retorcía entre explicaciones -no sabemos a quién-, aclarando que eran todos chistes, que él no hablaba en serio ni quería ofender... Pero con igual tibieza y mediocridad, pocos días dspuès en otra columna no menos apurada se arrepentía de arrepentirse..Cosas propias del payaso triste.
“El humor y el terror son los géneros más difíciles –escribió una vez el maestro Stephen King-, porque el terror mal hecho resulta cómico, y la comicidad mal hecha es de terror”.
En un país donde escribieron humor desde Jorge Luis Borges a Roberto Fontanarrosa, pretender impresionarnos con un título de arquitectura y una vaga herencia familiar…resulta por lo menos imprudente.
Pero entonces, cuando recordamos justamente que alguna vez fue de verdad Roberto Fontanarrosa el que escribía humor en Clarín, y que hoy es apenas el hijo de Tato… ahí comprendemos que Alejandro Borensztein –arquitecto y productor pero humorista- no es más que otro de los tantos síntomas agudos de la agonía de Clarín…
Y acaso uno de los más tristes, si se piensa que es de los más graciosos.
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