EL OTRO, EL MISMO
Mantenemos el logo porque nunca como hoy este martillo siamés expresa nuestra curiosa doble unicidad; pero en cambio sí modificamos el nombre con el triple propósito de personalizarlo acorde a su naturaleza individual, nacionalizar su onomatopeya, y distinguirnos de cualquier otro martillo del mundo fuera el que fuera. Ahora sí, literal y metafóricamente, siendo dos de pronto, somos únicos por fin.
El Martillo -el otro, el mismo-, quintaesencia de la quinta columna, seguirá manteniendo su lucha por dentro de Clarín blogs bajo la lluvia de escombros que es hoy el Grupo todo, y hasta la victoria inevitable.
Pero será El Martiyo -éste, el otro, el mismo- el que les brinde a nuestros lectores la calidad de edición que se merecen.
De a poco reconstruiremos aquì todo lo destruído allá recomponiendo completas cada una de nuestras secciones o categorías (que acá aparecerán bajo el rótulo Etiquetas), más otras nuevas que ya están listas y que iremos inaugurando con el correr de los días.
De a poco reconstruiremos aquì todo lo destruído allá recomponiendo completas cada una de nuestras secciones o categorías (que acá aparecerán bajo el rótulo Etiquetas), más otras nuevas que ya están listas y que iremos inaugurando con el correr de los días.
Sin embargo queda claro que El Martillo y El Martiyo son la misma cosa.
Cambiamos de nombre, diseño y dirección, como quien cambia acaso de collar o de olor, incluso de perro. Pero mantenemos la misma rabia, las mismas lealtades
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