¿Y los civiles?
Es lógico y se entiende que el ciudadano común, consumidor habitual de noticias, no comprenda del todo el por qué de esta guerra franca entre el gobierno y el Grupo Clarín y su aliadoLa Nación (quienes en el contexto de la contienda pretenden presentarse como “La prensa libre”, o directamente como “la libertad de expresión”), y que se pregunte, el civil que nunca formó parte de ninguno de los dos bandos; por qué tanta saña, al fin y al cabo, entre un matrimonio, y un par de empresas... Atentos al lector, que tanto nos importa, El Martiyo intenta entonces echar algo de luz en la cuestión.
SOLDADOS SIN SABER
Es lógico y se entiende que el ciudadano común, consumidor habitual de noticias, no comprenda del todo el por qué de esta guerra franca entre el gobierno y el Grupo Clarín y su aliado
Primero que nada, nosotros no somos ningún matrimonio: somos un blog. Porque no sólo el gobierno participa abiertamente de esta guerra, nosotros, por ejemplo, también. Y segundo, ellos, además, son mucho más que un par de empresas.
Pero es lógico y se entiende que el civil no lo entienda del todo, justamente porque la historia la escriben los que ganan, y hasta hace muy poco el monopolio de estos dos jugaba solo. Durante larguísimos años su canción de cuna fue la sola canción que se se escuchaba, y claro: te dormía.
Disfrazados desde fines del siglo XIX de La prensa argentina por antonomasia, inscriptos a todos los efectos como sencillas aunque grandes empresas nacionales, pujantes y preocupadas por los destinos de la patria y de su pueblo, atravezaron así la historia nacional tejiéndola y destejiéndola como se les daba la gana sin pagar jamás por lo destrozos. Al contrario: así se enriquecieron.
Allá estaban ya del lado errado cuando bajaron a Yrigoyen, mucho más cuando la Revolución Fusiladora por fin los dejó ser; ni qué decir cuando desterraban y mataban y destaparecían y torturaban durante el proceso; no dijeron nada tampoco cuando Martínez de Hoz, Alfonsín y Menem jugaron al dólar barato destruyendo la industria nacional; al contrario: otra vez ganaron ellos porque también entonces jugaban con los naipes marcados; y apenas se vieron tambalear en el 2001, lo pusieron a Duhalde, que les pesificó la deuda; se arrojaron corriendo en los brazos del Golman Sachs y el Barton Group, y se vendieron como salchichas sin dejar de ser por eso “la prensa libre”, “la libertad de expresión”…
Fueron días demasiado felices –para ellos, más bien-, la realidad era lo que ellos decían que era, y chau. La historia pasaba por sus páginas, no por nosotros. Nosotros -nos explicaban ellos de infinitas formas- éramos apenas el desaguadero final en el cual desembocaba la historia que defecaban ellos. Días cuando imperaban como dioses sobre la realidad, y con la espada mágica de Papel Prensa, abatían uno a uno a todos sus rivales. Días de rosas y de champán (no para nosotros, claro).
Por eso es lógico y se entiende: nadie entrega semejante felicidad sin dar pelea.
Del otro lado, en tanto, no sólo hay un gobierno, un proyecto, un modelo, y mil complicaciones insospechadas, seguramente; sino también hay un pedazo cada vez más amplio de la ciudadanía, hay muchos diarios del interior que quieren papel para vivir, y señales y distribuidores de señales que también tienen derecho a ser, hay muchos blogs, como nosotros, hay organismos de derechos humanos, y cámaras empresariales que no maneja Magnetto y que por eso parece que no existen pero existen, hay periodistas, muchos periodistas que también están en guerra, incluso -calladamente-. periodistas que hoy trabajan para ellos... no es sólo el gobierno, ni un matrimonio o su viuda…
Son esas dos argentinas, en realidad, las que se enfrentan: la de los pocos, y la de los otros, dos argentinas que viven desde siempre en guerra sin reconocer civiles.
Ojalá este post sirva para eso: para que el ciudadano común sepa mejor entre qué balas camina, y con cuáles armas cuenta cada vez que compra un diario, elige un site, o dispara el control remoto.
En las guerras no hay civiles, hay caídos, o vencedores.
En las guerras no hay civiles, hay caídos, o vencedores.
16 de junio de 1955. Bombardeo a Plaza de Mayo.
La Nación callaba, y esperaba...
* * *
(*) Este post alcanzó a ser publicado en El Martillo en Clarín blogs, el 8 de noviembre de 2010, tres días de ser censurados, clausurados y expulsados de su comunidad, en nombre, tal vez, de la libertad de expresión que tanto defienden.
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