Crónicas
El hombre bajo la lluvia
Un hombre bajo la lluvia es nada o casi nada,
y sin embargo...
habría que mirarlo como a un dios
como al hijo predilecto del invierno
un legionario que vuelve de los confines del otoño
sin miedo y sin paraguas
(advertid la nobleza de su viejo impermeable)
un general victorioso en el barro de sus botas
casi casi un titán,
y sin embargo...
es nada o casi nada,
una mancha borrosa más allá del parabrisas.
"Podría ser un ladrón
un asesino de la tarde
un maniático por lo menos
un degenerado con toda certeza
(basta ver su gabardina desplegable)",
masculla la vieja detrás de la ventana
(al lado y lejana, cacarea la televisión)
y en el centro de la plaza lavada por el frío
se abotonan dos perros y el hombre bajo la lluvia es nada o casi nada.
Toda la ciudad se moja en su cabeza
parece atribulado, fatigado, exhausto yo diría
(note el lector su gastada gabardina)
su soledad es húmeda y se enfría
cruza las avenidas como cruza el invierno:
rasgado por el viento,
en ninguno de sus pasos hay un destino cierto
detrás del parabrisas es una mancha borrosa
nada o casi nada.
D.A./JULIO 93
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