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domingo, 11 de marzo de 2018

ÉXITO OFICIAL: LA POLICÍA MATA A OTRO PIBE POR LA ESPALDA...




Gran triunfo de Patricia Bullrich y su jefe Macri.
Sin necesidad siquiera de escribirla, ni mucho menos consensuarla con nadie, apenas enunciada, la Doctrina Chocobar entró en plena vigencia, y cada vez más policías en todo el país se animan a matar pibes por la espalda.
Sin embargo no sólo Macri y su Bullrich merecen los laureles de este crimen.


¿Quién mató a Facundo?

Facundo Burgos, 11 años. 


En sintonía con la nueva aunque tácita pero igualmente letal Doctrina Chocobar, las fuerzas de seguridad argentinas, siguen matando pibes por la espalda.
Ahora fue el turno de Facundo Burgos, un chico de 11 (¡once!) años, en Tucumán. Iba en una moto, como acompañante. Atenta a los consejos presidenciales, la policía dio la voz de alto, y como los chicos no pararon, les tiraron y listo.
Lamentablemente para la nueva doctrina, el conductor -de 14 (¡catorce!) años-, sobrevivió, apenas recibió un tiro en una pierna, y el roce de un proyectil en la cabeza. Al otro, ya más eficientes, le acertaron en la nuca.
Patricia Bullrich y su jefe Macri deben estar chochos. Ni siquiera hizo falta escribir la nueva doctrina, debatirla, reformar la Constitución, o cagarse en todo y lanzar otro DNU, nada… Bastó felicitar a un solo matador, y la doctrina entró en plena vigencia.  
Es un escándalo que no sea un escándalo que los portales de Clarín y La Nación ni siquiera registren el hecho. Pero así es. Apenas ayer, La Nazión, más jugado, lo escatimaba bajo el título: “Murió un chico de 11 años en un tiroteo con la policía”. Y chau, total...
Con la misma lógica, esos mismos medios, en tiempos del genocidio, acuñaron la expresión “enfrentamiento armado”. Se entiende que esta vez no hayan recurrido al viejo sofisma, ya que resulta difícil explicar cómo es posible enfrentarse a alguien, y a la vez recibir un tiro en la nuca.
Pero el tiempo es maula también con las mentiras, y el paso de las horas disipa el humo que venden los grandes medios.  
Facundo Burgos, de 11 (¡once!) años, iba como acompañante en una moto con su amigo Juan de 14 años, que la conducía. Facundo fue su escudo, o Juan también estaría muerto. No estaban robando, acuchillando turistas, nada de eso. Presenciaban una picada de motos que dispersó la policía. En esa fuga les dispararon, y lo mataron.
Guiada por Clarín y La Nazión, la gente de bien que suele aprobar el asesinato de niños por la espalda, se pregunta entonces: ¿Y por qué no pararon, eh?...
Eso todavía no está claro.
Quizá porque eran menores y no tenían registro, papeles de la moto; o quizás por ese instinto de conservación que enseña a temerle a la cana, o quizá porque sí, porque la moto era robada y ambos pibes eran en realidad los capos del cartel de Sinaloa. Por lo que fuera que fue, la policía no lo sabía, no lo preguntó, no lo investigó, tiró a dar y listo, erró con uno, pero mató al otro. De un balazo en la nuca. Un cabecita menos, qué hay…
Los dos policías que dispararon, fueron inmediatamente detenidos e interrogados, e inmediatamente liberados.
Hicieron fácil. Explicaron que lo mataron “por circular en forma sospechosa”. Y listo.
Se diría que ambos criminales habrían sido beneficiados por algún tipo de “garantismo” y/o “puerta giratoria” que en este caso no molesta a nuestra gente de bien.
Y tal vez no molesta porque es el mismo garantismo que inspiró el fallido pero siempre latente 2x1, y la misma puerta giratoria que le pusieron en su chalé de Mar del Plata al genocida Miguel Echecolatz, y a tantos otros colegas suyos en la tortura y la muerte.
Por eso mismo las mismas voces que piden mano dura, ejecución sumaria, pena de muerte, “limpieza a seco”; todos esos que se indignan con Raúl Zaffaroni pero repiten como sagradas las verdades de Bebote Álvarez; ahora no dicen nada. Ni mú. No ven garantísmos ni puertas giratorias, ni asesinos libres, ni “justicia de mierda”.
Ven nada más que un negrito muerto en un charco de sangre en una calle lejana.
“Algo habrá hecho”, se dicen y chau.
Pero ellos también mataron Facundo.


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