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lunes, 1 de abril de 2019

MACRI: MINTIENDO POR UN SUEÑO…



Durante tres días un agente de la AFI no paró de hablar. Le contó al juez Ramos Padilla cómo funciona el esquema de extorsión, coacción y espionaje ilegal que involucra no sólo a Extornelli. Los nombres suben y queman y alcanzan al Ejecutivo. Magnetto encubre pero ya no convence, la Alianza implosiona, el Indec anuncia tres millones de pobres nuevos. Solo y sin resto, Macri se abraza al único sueño que le queda: llegar al final al precio de todos nosotros.


EL LARGO ADIÓS

Macri saluda a sus multitudes invisibles.



Como un gusano cortado a la mitad el gobierno y sus medios –o viceversa- se retuercen entre operaciones y maniobras técnicamente desesperadas.
En nuestro post del 14 de marzo, El que calla otorga, advertíamos: “En lo sucesivo asistiremos a un festival de maniobras oficiales y mediáticas como un desfile de inclemencias que a lo sumo, y con suerte, retrasarán lo inevitable, pero nada más”.
Dicho festival no sólo no demoró en comenzar, sino que el propio Poder Ejecutivo se apuró a inaugurarlo.
El mismo presidente que entre otros artificios también había prometido una justicia independiente, apenas se presentó Ramos Padilla en el Congreso, ya le ordenaba a su mayordomo en el Consejo de la Magistratura, el descarado Pablo Tonelli, que pidiera el juicio político del juez.
Más previsible que el otoño, para entonces el coro de niños del  pastor Durán Barba ya se debatía entre ensuciar a Ramos Padilla y/o colgarse de la enfermedad de Florencia Kirchner. El desconcierto era enorme.
La inoperante pero enamoradiza Laura Alonso, afirmaba alegremente por televisión que “le hacían esto” a Stornelli, “porque no pudieron pegarle un tiro como a Nisman”.
Macha y brava –porque el vino es macho- Patricia Bullrich no paraba de repetir que Marcelo Dalessio “es un loco”, y que las fotos con él, los videos con él, los chats con él, y todo con él, “es todo trucho”.  Lo hizo en la cara de Luis Novaresio, que ahí nomás no repreguntó más nada, porque para eso está.
El Servicio Penitenciario Nacional, que supo desplegar toda su parafernalia cinematográfica durante las detenciones de José López, Julio De Vido o Amado Boudou; y la misma Justicia que ayer nomás perforaba la Patagonia mejor que YPF; de pronto se quedaban sin nafta para trasladar un preso a Dolores.
Nada menos que Luis Barrionuevo empujaba a su esposa a la tele para defender a Extornelli, en sintonía con la versión oficial para niños que lo presenta como una víctima del “loquito” de Marcelo Dalessio. Lo hizo en la cara de Gustavo Sylvestre que allí le agradecía su presencia.
Ajena en los atalayas de su propio olimpo, la Corte Suprema de Justicia se desperezaba entre discursos que siguen sin traducirse en hechos. Habla de apoyar a Ramos Padilla, pero no baja de su cielo hasta las cloacas de Inodoro Py.
Los medios del Grupo Papel Prensa insisten con la causa  de los cuadernos como quien insiste en vendernos un auto que se incendia frente a nuestros propios ojos.
El agente Daniel Santoro se hunde en sí mismo mientras algunos colegas de los servicios todavía lo defienden en público, pero ya todos los del periodismo se le apartan en privado. Asustado, perdido, jugado por jugado, confiesa en una entrevista con Jorge Fonteveccia que se pasó dos días “limpiando el celular de todas las llamadas a fiscales y jueces”. Se entregaba públicamente por haber eliminado pruebas, sí, pero también le mandaba un mensaje de calma a toda su famiglia judicial.
Para saber cómo es la soledad dicen que basta verlo a Extornelli ambular los pasillos de Inodoro Py. Por lo pronto el país entero pudo verlo escapar de las cámaras de C5N más rápido que Juan Darthés.
La Embajada de Estados Unidos –que el otro día celebró durante algunos minutos por Twitter una supuesta derrota de Cristina en Neuquén-, ya le informó a la Cancillería argentina que ni siquiera conoce a Marcelo Dalessio. Claro.
El fiscal -ex- de Mercedes Juan Bidone, ya se arrepintió de fabricar arrepentidos con Dalessio & Asoc., y entregó a su vez al hombre que los presentó: el agente orgánico de la AFI Rolando Barreiro, quien al cabo de unos días prófugo, se entregó en Dolores y empezó a cantar y no para todavía.
Furiosa por el espionaje sufrido, y el agua tragada al no poder desdoblar el calendario electoral, la ex sonriente María Eugenia Vidal -flamante socia del hijo de Daniel Vila y José Luis Manzano en el canal América-, ruge su ira a través de sus nuevos muñecos, y entonces sorprende Eduardo Feinman pegándole más a Macri que a Cristina.
Mientras se extinguen bajo su lema histórico -“que se doble o se rompa pero se enrosque”-, los vestigios residuales de la UCR empiezan a limpiarse de cualquier responsabilidad por la gestión del gobierno que integran todavía.
Todos están muy nerviosos.
Dalessio también.
Sabe demasiado, pero sobre todo, habló demasiado, chateó demasiado, fotografió demasiado, grabó demasiado, filmó demasiado, escribió demasiado, y a la luz de los hechos, también se creyó demasiado. Ahora está demasiado comprometido, y ensucia, por lo tanto, demasiado.
Y mientras tanto en Avellaneda la Federal se tirotea con la Bonaerense dedicada al narcotráfico.
Y la economía hacia el abismo inexorable a cinco meses de las PASO cuando el Indec anuncia que hay 2.650.000 pobres nuevos, que suman y siguen...
Esta semana, mientras con fervor colonial el presidente recibía al rey de España; se conocieron dos datos fáciles de conectar: Macri pidió un informe legal y técnico para estudiar el adelanto de las elecciones presidenciales. Su hija ya le tiene preparado un departamento en Madrid.
El festival de la desesperación recién comienza. Más y nuevas y espectaculares maniobras y operaciones mediáticas y judiciales, nos esperan.
No servirán de nada, apenas retrasarán lo inevitable, pero se trata justamente de eso.
De todo lo que Macri prometió y se propuso ya el único sueño que le queda es ser el primer gobierno antiperonista que complete su mandato.
Una ambición modesta, y a la vez carísima.
Por suerte para él se la pagamos nosotros, el pueblo.


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