////// Año XVIº /// Editor Anónimo: Daniel Ares /// "Prefiero ser martillo que yunque", Julio Popper ///

martes, 16 de abril de 2019

ACTUALIDAD NACIONAL: PATRIA NO, COLONIA SÍ…



La economía argentina se decide en Washington, el aparato mediático-cultural está alineado con la Embajada de Estados Unidos, y parte del territorio nacional ocupado por Gran Bretaña y las fuerzas de la OTAN.
En dicho estado colonial se pretende un proceso democrático, libre y soberano.
Menos que una fantasía, se trata apenas de un oxímoron.


LA NOCHE BAJO EL SOL




“Seamos libres y lo demás no importa nada”.
José de San Martín




Tal y como nos enseñaron a repetir desde la escuela primaria sin hacernos reparar jamás en el detalle, el 9 de julio se conmemora el Día de la Declaración de la Independencia, ninguna independencia. La distancia entre declararse libres y serlo es tan grande, que sigue todavía.
203 años después de aquella notable jornada cuando un distinguido consorcio regional manifestó su voluntad política de liberar del yugo extranjero a estas provincias del sur, tenemos la economía en manos de Washington, el aparato mediático-cultural alineado con la Embajada de Estados Unidos, y parte del territorio nacional ocupado por Gran Bretaña y las fuerzas de la OTAN. Pretendernos un país soberano, libre, es infantil. Como creer que el 9 de julio es el Día de la Independencia Nacional. Ninguna independencia.
Por eso causa risa y a la vez tristeza escuchar a tanto político de izquierda a derecha hablando de la democracia apenas porque votamos en base a un escueto menú que ni siquiera disponemos nosotros.
Una suerte de nuevo plan cóndor blanco se despliega sobre la región sin disparar un solo tiro –mientras no haga falta-, pero armado en cambio mejor con la fuerza de los grandes medios y la corrupción personal de los abogados que ejercen el poder judicial de cada país.  
Por eso Maduro gana las elecciones y es aislado y amenazado, por eso Lula arrasa en las encuestas y va preso, Correa lo mismo y parte al exilio, y Cristina lleva ya más de diez años de persecución mediático-judicial sin que aparezca todavía una sola prueba concreta en su contra. Elegimos en base a una elección que ya nos hicieron. No somos libres.
Mucho menos en la Argentina, que además de sufrir todos los males de la región, mantiene –y es preciso repetirlo una vez y otra vez-, parte de su territorio ocupado por un país extranejro.
Diarios, portales, radios, canales, editoriales y librerías, productoras de cine y series, el 90 por ciento de todo ese aparato mediático-cultural está en manos del Grupo Papel Prensa, cuyo alineamiento con la Embajada de Estados Unidos no sólo es obvia desde hace mucho, sino que además hace mucho quedó al descubierto y en detalle con las filtraciones de Wikileaks.
Mientras tanto la presidencia de la Nación -más allá de minucias domésticas-, la ejerce virtualmente madame Christine Lagarde y su FMI.
Podemos llamar a elecciones todos los días pero la historia del mundo seguirá sin registrar un solo caso de colonia democrática. Se trata de un vacío lleno, una noche soleada, un oxímoron, una figura retórica, ninguna realidad.
Un día como hoy hace 37 años tropas y más tropas argentinas desembarcaban en las Islas Malvinas y se parapetaban dispuestas a una guerra que desde entonces tratamos de olvidar. Dos semanas antes nuestra soberanía territorial había sido recuperada en forma completa.
En respuesta inmediata la CEE bloqueaba comercialmente a la Argentina, mientras Juan Alemann -entonces ministro de economía- se apuraba a garantizarle al enemigo el pago puntual y completo de nuestra formidable deuda externa. Ningún bloqueo a nadie. Así empezó la rendición. Ese espíritu cipayo en la retaguardia pesaría más que todos los cuerpos de todas las tropas, y volvería inútil cualquier sacrificio en el frente.    
Esa misma cúpula genocida y cipaya que había endeudado al país en forma record –al menos hasta la llegada de Macri-, cuando vio a los ingleses de cerca se rindió sin chistar. Incluso agradecida.
El retorno al estatus de colonia fue entonces tan rápido –y era ya tan antiguo-, que ni siquiera lo sentimos. Primero nos distrajo el Mundial de España -¡debutaba Maradona!-, y enseguida la campaña de desmalvinización llevó la derrota bélica al plano moral, y la extendió desde las Islas a todo el país y hasta nuestros días.
Los mismos grandes medios que tanto apoyaban la gesta cuando “estábamos ganando”, a partir de entonces se dedicaron a explicarnos que todo había sido un gran error y una locura. La locura de un solo tipo: un borracho, que ya no precisaban más. Y chau.
Nunca más debíamos desafiar a ningún imperio, a ningún poderoso. No era importante tener parte del país ocupado por otro país, qué va. Tonterías escolares. Teníamos un país inmenso, ¿para qué pelear por dos islas más o menos? Pronto nos dejarían votar, y chau.
La flor de la derrota fue la democracia. Una democracia nominal, endeble, encorsetada por los vencedores de la guerra, teledirigida desde los grandes medios más grandes que nunca, y que voló por el aire en 2001 pariendo con dolor el primer proceso político de liberación nacional desde los ya lejanos días del general Perón… y que al cabo de 12 años de lucha desbarrancó en Mauricio Macri y su destrucción total y su entreguismo absoluto, porque un oxímoron es un oxímoron y una colonia es una colonia.   
El 9 de julio de 1816 se declaró la independencia.
Y eso es todo por ahora. 



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