////// Año XVIº /// Editor Anónimo: Daniel Ares /// "Prefiero ser martillo que yunque", Julio Popper ///
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sábado, 11 de abril de 2015

CLARÍN, O EL DRAMA DE LA COMICIDAD


Perdido por perdido, despacio como aturdido, de manera impensada y sin embargo muy decidida, Clarín fue cambiando de género y degeneró del drama a la comedia, y de la comedia a la comicidad. Así lo que antes daba bronca, ahora da risa y cada vez más risa. 
Cuando el humor gráfico argentino parecía extinto, el extinto monopolio se inmola entre carcajadas.


LA RISA DE NO SER





“Uno de mi calle me ha dicho que dice 
conocer un tipo que un día…”
J. M. Serrat


Quizá todo comenzó en aquel octubre huracanado de 2011, cuando la victoria aplastante de Cristina pulverizaba la feroz ofensiva iniciada por Clarín desde la crisis de los grandes terratenientes tres años antes. Esa fue, acaso, la primera gran carcajada.
Tres años de mentiras y de agravios, de campañas miserables con desfile de traidores. TN, Canal 13, Radio Mitre, diario Clarín, Nelson Castro, Inmorales Solá, Van der Koy, Fernandito Bravo más bravo que nunca, Lanata inflado hasta reventar, todos los medios todos, todos sus empleados todos, tres años con sus días y sus noches, y Cristina que contra viento y marea se alzaba con ese 55 por ciento que todavía les duele. La risa entonces duró días, semanas, meses…
La bronca volvió de a poco. La bronca que da sobre todo sentirse subestimado como lector, como persona adulta, por las campañas baratas y demasiado evidentes, por las mentiras grandes pero las desmentidas chiquititas; por la entrega, por la traición, por la indisimulable alegría que les produjo el secuestro de la Fragata Libertad en Ganha; por la ilusión que les inspira cada nuevo zarpazo de la diplomacia británica en las Malvinas; por todas las corridas cambiarias que desataban con sus tapas contra la economía de todos nosotros, por la gran esperanza que les supone todavía Paul Singer y sus fondos buitres… por la imperdonable indiferencia de llevarse puesto el país si con eso la dañan a Cristina… daban bronca, además de asco, y sed de justicia por Papel Prensa, por la nunca bien contada historia de los hijos adoptivos de Ernestina (y de Magnetto); por las maniobras con las AFJP, por el lavado de guita denunciado por el vicepresidente del JP Morgan, por el genocidio entero que encubrieron y aplaudieron… cada día más rabia daban, claro.
Pero antes del quebrantamiento es la soberbia, está en la Biblia.
Enceguecidos por la impotencia, llevados por el canto de sirenas de su propia desesperación, dispuestos a probarlo todo, despacio pero efectivamente, se perdieron por los caminos de una comicidad involuntaria que, como tal, no hace reír, sino que da risa y por eso es fatal.
En los hitos de esa historia acaso haya que registrar, fundacional, la pretensión desde ya desopilante de presentar a Lilita Carrió como “uno de los referentes políticos más serios de la Argentina” (Joaqu-Inmorales Solá, dixit). Pero tan serio referente apenas rascaría el uno por ciento de los votos en aquellas mismas elecciones de 2011. Una risa, sí. Luego repitieron tanto el chiste, que ya no causa gracia, y por ahí se deshilacha Lilita sin que le quede más nadie a quién denunciar al pedo…
Pero los chistes continuaron, la danza de los potenciales permitía todos los augurios, todas las sospechas, cualquier humorada, ya no hacían falta investigaciones ni pruebas, un rumor más o menos bien envuelto de “altas fuentes confiables” y rociado con muchos “allegados a” y todo por supuesto “hiperchequeado”, terminó por enloquecerlos, y en su espiral de odios, de miedos y mentiras, acabaron por morderse la cola ellos mismos desatando allí sí las carcajadas del público en general…
La metamorfosis no fue fácil. Por demasiado tiempo no dejaban en claro si hablaban en serio, o era todo joda. Las humoradas entrelazadas con las alarmas de un inminente Apocalipsis que sigue sin llegar (a no ser que gane Macri), desconcertaron al lector, que no sabía, ya, si reírse, llorar, o tirar el diario a la basura. El grueso del público se decidió por la tercera opción, y por eso hoy venden menos que en 1963, cuando el país no tenía ni la mitad de la población actual.
Cuando el agua alcanzó la cubierta, Magnetto, evidentemente, ordenó definir el perfil, y entonces sí por fin se lanzaron de lleno a un humor onda Búster Keaton: gesto inmutable, sustancia hilarante.
De allí, quizá, la idea de presentar al fiscal Alberto Nisman como un santo de la espada, mártir de su propia valentía, que así pagaba con su muerte el heroísmo de su misión... cuando en realidad se trataba de un botarate acomodado, un abogado inoperante que en diez años de investigar la causa AMIA, derrochó el mayor presupuesto de la Justicia y lo único que descubrió es que le gustaban de alma los ratones, los gatos y las trampas. Esa fue una risa triste, porque ellos son tristes, pero igual fue una risa, cómo no.
Pensemos hoy en el 18F, la marcha, los paraguas y el silencio, la lluvia, los fiscales y la oposición, y todo por Isidoro Cañones que se nos fue sin saludar…
A la par iban las disparatadas teorías que a diario pretendían resolver el misterio del baño cerrado, con teorías aún más disparatadas sobre conexiones terroristas que en menos de tres párrafos establecían entre Venezuela, Cuba, Irán, la antigua Checoseslovaquia, Júpiter, González Catán, y desde luego Al Qaeda, total es gratis. Eso también fue muy gracioso, nobleza obliga.
Ya en cambio la denuncia de la semana pasada contra Máximo Kirchner -que hasta La Nazión desmentía en simultáneo-, eso, bueno, ja… eso nos hizo pasar momentos que sólo Los Tres Chiflados en la plenitud de la infancia y después de un buen vaso de vino y soda.
A sólo 24 horas de anunciada la denuncia con título catástrofe, ya ni un recuadro la recordaba. Jajajaja, sí… y para mejor muchos de sus creyentes todavía la repetía, cuando ellos ya ni mu, jajaja, sí, cómo no: jajajajaja… y encima obligaron a Máximo a salir de su silencio y lo instalaron como candidato a nivel nacional, jajajaja… como quien se perfora los dos pies con el mismo tiro, jajajaja… una risa que da risa, claro que sí… (ver Con enemigos así…).
O ahora, esta semana, la carta abierta de Alfredo Leuco al Papa reclamándole que no reciba otra vez a Cristina, jojorojojó… qué demasiado… claro que al grito de “una carta abierta no se le niega nadie”, Leuco bien podría iniciar una serie y cartearse ya que está con el Dalai Lama y con Putin, con Mick Jagger y con Messí, total… jajajaja…
El diablo está en los detalles. Al pasar estos días por facebook captamos ese titular que aquí encabeza este post: “La hermana de un amigo de Echegaray…” Debajo todos los comentarios festejaban el chiste. Y claro. Para no reírse de eso, hay que ser por lo menos Héctor Magnetto.
Porque ahí sí la tristeza, la verdadera tragedia. Lo fatal. Lo irreparable.
Cuando un diario que se pretendía serio llega a dar risa sin quererlo, todo ha terminado. Todo. La credibilidad, el prestigio, la penetración en la opinión pública, su verdadero poder… ya todo es pólvora mojada. Todo.
Si sos Magnetto, ¿de qué vas a reírte?...
Porque eso sí que no se resuelve con cautelares, ni te lo arregla Lanata por más gracioso que se crea. Ja.
Qué risa. 



lunes, 6 de abril de 2015

DIEZ CONSEJOS PRÁCTICOS PARA LEER LOS DIARIOS, revistas y afines...

DECÁLOGO DEL LECTOR AVIVADO


  1. Antes que los titulares de un medio, lea siempre sus avisos. Si tiene Internet a mano, puede mejor informarse sobre la composición societaria del medio, lo cual le dará sin error su orientación política.
  2. Detecte y distinga, así fuera en un rápido giro o adjetivo, la opinión o el vaticinio, de lo que es información concreta.
  3. Ante cada información concreta, intente establecer la fuente citada, y revise si dicha fuente está de alguna forma asociada o enfrentada –política o económicamente- al medio que habla, o al hecho que se comenta. Si no consigue precisar la fuente, dude de la veracidad de la información.
  4. No fije en su mente como “información”, rumores, suposiciones y/o chismes. Cuando se tope con expresiones como “fuentes allegadas”, “un funcionario cercano a”, o cosas así, considérelas como lo que son: rumores, especulaciones, chismes, etc.
  5. Manténgase atento a cada potencial: habría, diría, sería, podría, etc. La falsa información, la intencionalidad política, lo que en periodismo se llama “pescado podrido”, suele envolverse así.
  6. Separe como la paja del trigo lo que son puras especulaciones subjetivas del autor de la nota, tipo “fulano querría”, “mengano piensa que”, “zutano intentaría”, etc. Nunca olvide que el cronista periodístico no es un narrador omnisciente que habita la mente de sus personajes. Nada que ver.
  7. La objetividad de un medio será siempre imposible, pero su coherencia no. Si saludan en un funcionario la misma actitud que critican en otro, es claro que están haciendo negocios, no periodismo.
  8. Nunca deje de sopesar en sus conclusiones, ante cada cosa que se dice, cuánto se calla con respecto al mismo tema. En los silencios de los medios, muchas veces, queda atrapada la verdad.
  9. Cuando una frase, enfoque o razonamiento se repite sistemáticamente en distintos articulistas de un mismo medio, o de medios asociados, no descarte la posibilidad de una campaña de prensa decidida más arriba, mucho más arriba del autor del artículo.
  10. Mantenga siempre presente el comportamiento histórico de cada medio en los distintos momentos del país. Y recuerde: especialmente en la Argentina, cuanto mayor es la trayectoria, más sospechoso es el medio. Una historia como la nuestra no se atraviesa impunemente.

 * * *

miércoles, 1 de abril de 2015

Clarín, Máximo, y la máxima de Clarín...


En un formidable cañonazo por la culata, ayer el Grupo Clarín instaló a nivel nacional la figura de Máximo Kirchner, posicionándolo como un dirigente lúcido, maduro, calmo, y promisorio. 
Querían hundirlo, y lo encumbraron; querían acabarlo, y se acabaron. 
¿Qué falló?



Con enemigos así…






Dicen que pertenece a don Vicente Leonidas Saadi la frase que su ahijado político Carlos Menem tanto repetía siempre: “en política, el que se calienta pierde”.
Ayer el Grupo Clarín llevó el axioma al bronce, para que nunca se borre de la memoria de los argentinos.
En un formidable cañonazo por la culata, ayer Clarín, con su monopólica fuerza, lanzó a nivel nacional –y muy exitosamente por cierto- la figura de Máximo Kirchner. Tan luego ellos, tan luego a él.
Quisieron hundirlo, y lo encumbraron. Pensaron acabarlo, y lo iniciaron.
Peor aún: quisieron hundirlo, y se hundieron; quisieron acabarlo, y se acabaron.
¿Qué falló?
En pocas horas voces opositoras, ya no oficialistas, hacían cola para pegarles. Jorge Asis los basureaba por twitter, “nabos”, les decía; Zlotogwiazda se indignaba por el “festival de potenciales” (Máximo dixit), mientras disecaba la noticia y no dejaba nada; Gustavo Noriega, antiká rabioso, desde La Once Diez –radio del gobierno de la Ciudad-, se agarraba la cabeza viendo la sombra siniestra del hijo de Néstor y Cristina cubrir ya toda la patria; mientras Hugo Alconoda Mon, desde La Nazión, recomendaba “cautela” porque la información estaba llena de “inconsistencias”, denunciando además que ellos ya la tenían desde 2011, pero debido a esas inconsistencias, la habían guardado.
A esa hora, de Clarín ya no quedaba nada. Por la mañana, Máximo había hablado con Víctor Hugo Morales en una repentina cadena nacional que proyectaba su voz allende los corazones. Con el correr de los minutos el papelón periodístico se volvía inolvidable por histórico, y ahora todo el país saludaba el saludable nacimiento político de Máximo Kirchner, un pura sangre robusto, firme, calmo, lúcido, y responsable de la organización juvenil más importante surgida durante la democracia moderna. Clarín no decía nada. Absortó, atónito, se miraba el agujero del propio balazo en el propio pie.
¿Qué falló?
Falló la aventura. La intrépida aventura que jamás en la historia del mundo diario alguno intentó.
La aventura emprendida en 1977, cuando a cambio de encubrir el genocidio, se adueñaron de Papel Prensa, y ya convertidos en monopolio, abandonaron la práctica esencial del oficio periodístico confiados para siempre en la prepotencia de su volumen. Una aventura asaz riesgosa, que tuvo su cuarto de hora –Menem, rendido, les entregó los canales y las radios para no terminar como Alfonsín-, pero que al cabo acaba así: El Grupo, sus productos, sin credibilidad ni prestigio; la marca y sus dueños bañados en sangre de genocidio; y el volumen aquel en cuya prepotencia confiaron, ya condenado a su reducción por una ley impulsada por el Ejecutivo, aprobada por el Congreso, y refrendada por la Corte Suprema de Justicia. Así acaba la aventura.
Hoy todo lo que vemos es la inercia de aquella mentira inmensa que no para de rodar cuesta abajo, y que más monstruosa se vuelve en su caída. Ni era un santo Nisman, ni era real su denuncia, ni Cristina es miembro de Al Qaeda, ni hay esas cuentas ahora, ni llueve cuando dicen que llueve…
Eso falló.
Olvidados del periodismo, confiados en su tamaño, hicieron de la mentira su mejor arma, y un día una demasiado grande, les explotó en las manos.
Y chau.
Y no quedó nada.
Quedó eso que vemos ahora: un diario al que ya no le creen ni los que le creen. 


domingo, 19 de enero de 2014

DIEZ CONSEJOS PRÁCTICOS PARA LEER LOS DIARIOS, revistas y afines...

DECÁLOGO DEL LECTOR AVIVADO


  1. Antes que los titulares de un medio, lea siempre sus avisos. Si tiene Internet a mano, puede mejor informarse sobre la composición societaria del medio, lo cual le dará sin error su orientación política.
  2. Distinga así fuera en un rápido giro o adjetivo la opinión o el vaticinio, de lo que es información concreta.
  3. Ante cada información concreta, intente establecer la fuente citada, y revise si dicha fuente está de alguna forma asociada o enfrentada –política o económicamente- al medio que habla, o al hecho que se comenta. Si no consigue precisar la fuente, dude de la veracidad de esa información.
  4. No fije en su mente como “información”, rumores, suposiciones y/o chismes. Cuando se tope con expresiones como “fuentes allegadas”, “un funcionario cercano”, o cosas así, considérelas como lo que son: rumores, especulaciones, chismes, etc.
  5. Esté atento a cada potencial: habría, diría, sería, podría, etc. La falsa información, la intencionalidad política, lo que en periodismo se llama “carne podrida”, suele envolverse así.
  6. Separe como la paja del trigo lo que son puras especulaciones subjetivas del autor de la nota, tipo “fulano querría”, “mengano piensa que”, “zutano intentaría”, etc. Nunca olvide que el cronista periodístico no es un narrador omnisciente que habita la mente de sus personajes. Nada que ver.
  7. La objetividad de un medio será siempre imposible, pero su coherencia no. Si saludan en un funcionario la misma actitud que critican en otro, es claro que están haciendo negocios, no periodismo.
  8. Nunca deje de sopesar en sus conclusiones, ante cada cosa que se dice, cuánto se calla con respecto al mismo tema. En los silencios de los medios, muchas veces, queda atrapada la verdad.
  9. Cuando una frase, enfoque o razonamiento se repite sistemáticamente en distintos articulistas de un mismo medio, o de medios asociados, no descarte la posibilidad de una campaña de prensa decidida más arriba, mucho más arriba del autor del artículo.
  10. Mantenga presente siempre el comportamiento histórico de cada medio en los distintos momentos del país. Y recuerde: especialmente en la Argentina, cuanto mayor es la trayectoria, más sospechoso es el medio. Una historia como la nuestra no se atraviesa impunemente.

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domingo, 10 de noviembre de 2013

CRÓNICA ANTICIPADA DE UNA MUERTE ANUNCIADA: CLARÍN.


Tic, tac, Clarín, el monopolio, comienza a deshacerse. 
Ni de un lado ni del otro se esperan grandes cambios, y sin embargo, el tiempo y los hechos demostrarán lo contrario. 
El derrumbe puede ser lento, pero tampoco demasiado. Una nueva competencia hará lo que falta, le comerá espacio al Grupo, absorberá sus periodistas repletos de secretos y resentimientos; el ataque a Magnetto su historia y sus delitos será redoblado, el prestigio perdido no volverá jamás, sus costos se elevarán, y en menos de lo que usted supone, estimado lector, hablaremos de otra cosa.

¿QUÉ CLARÍN?



Mientras por un lado mandaban a María Laura Santillán a gritar que Sabatella quería intervenir “de facto” al Grupo Clarín –pese a que la Corte Suprema y los otros dos poderes de la República ya habían declarado constitucional lo que ocurría-, por otro lado Magnetto apuraba la adecuación voluntaria a la ley de medios. Las acciones del Grupo habían caído un 30 por ciento, y una tasación oficial haría polvo el resto, por mucho que gritara en su delirio María Laura Santillán. El fin había llegado.
Superada su crisis de nervios, la Santillán continuó con el nuevo guión que ahora le bajaban. El Grupo “respetaría la decisión de la Corte” –dijo sin explicar cuál sería la alternativa-, pero Clarín seguiría siendo Clarín, y aquí no ha pasado nada. Otro delirio de una mujer muy obediente, pero sin nociones de la realidad. El fin ha comenzado.
Ahora Clarín deberá desprenderse de algunas licencias, y aunque podría partirse en varias sociedades, tales sociedades deberían ser por completo independientes entre sí, deberán montar administraciones distintas, cuentas distintas, y un marketing completamente diferente. Otros costos, pero con menos ingresos, o sea…
Según consigna hoy el incontestable Verbitsky, una vez recuperados del shock que les produjo la desobediencia de la Corte, el propio Ricardo Kirchbaum –secretario general de redacción- encaró a la tropa y le advirtió los cambios por venir. Escribe Verbitsky hoy en Página:
“Ricardo Kirchbaum, anunció a la redacción que ante “el avance del gobierno sobre los medios críticos” y la merma de circulación y de anunciantes decidieron “profundizar el proceso para la convergencia” del papel y la edición digital y el desarrollo de nuevos medios. Con ese fin informó sobre un nuevo rediseño del diario en papel y una nueva web de noticias y de servicios y de entretenimientos, para “satisfacer intereses más diversos con los nuevos lenguajes visuales, adecuados a los nuevos hábitos y tendencias”. La nueva web “se nutrirá de los contenidos que tienen más repercusión social en las redes”, organizada por áreas en vez de secciones, de acuerdo con las necesidades y preferencias de la audiencia digital. “Toda la redacción trabajará sin importar el soporte final. Los textos podrán ir al diario impreso y luego enriquecerse con videos o audios para la publicación digital o al revés”, para aprovechar mejor los recursos disponibles. No explicó si hubo una negociación previa con los sindicatos que agrupan a sus trabajadores para que acepten “el cambio más importante que hemos emprendido”, una apuesta “en la que se juega la perspectiva laboral de todos”.
En términos de realidad, esto significa que ahora vendrán conflictos internos –más costos-, periodistas descontentos –menos producción-, y por lo tanto, dispuestos a irse. A su vez, por la propia dinámica de la ley y el mercado, la competencia crecerá, absorbiendo así, en muchos casos, a muchos de esos periodistas descontentos dispuestos a irse. Y muchos de ellos –sino todos- se irán de Clarín repletos de secretos, y de resentimientos. Y una vez del otro lado, en nombre de la libre competencia, claro, atacarán. Duro.
A todo esto el prestigio de Clarín -evaporado al fuego intenso de la mentira sistemática-, ya no existe, y por eso ahora, perdida la prepotencia de volumen, Magnetto le ordena a Kirchbam esos cambios. Tarde.
El mentiroso sistemático, por su propia patología, olvida que su palabra ha perdido todo crédito. El prestigio ido no volverá jamás, y así entonces, los nuevos ataques de la nueva competencia, serán cada vez más destructivos.
En paralelo, el “oportuno” descubrimiento de las actas de la dictadura por parte de la Aeronáutica, ya ofrece nuevas pruebas de la relación directa entre la venta de Papel prensa, el secuestro de la familia Graiver, y la estrecha participación de Héctor Magnetto, Ernestina Herrera de Noble, los Mitre y los Peralta Ramos; actualmente imputados por crímenes de lesa humanidad. Distraídos por esta lucha cada vez más  desesperada, seguramente Magnetto arrastrará en ella los vestigios del Grupo hasta el fondo de su barro… o acaso sus socios no imputados terminen por abandonarlo… En cualquiera de los casos, allí el final del final, estará cerca.
La nueva competencia, ya para entonces más vigorosa y mejor organizada, nutrida de hombres y secretos del exmonopolio; será letal.
Les cobrará en nuevos y reveladores y truculentos detalles la sucia historia que los volvió tan fuertes, revisará sus crímenes, sus socios y sus negocios, maniobras, extorsiones y sobornos que los llevaron a convertirse en uno de los mayores conglomerados de medios del mundo, y será un final de espanto, solitario y total.
Los que todavía hoy quieren creerle, compran Clarín o miran TN -por odio a Cristina, por ignorancia ilustrada, por inconsistencia ideológica, o por infección informativa-; tampoco estarán. Decepcionados como traicionados por la derrota de un monopolio que soñaron invencible, le darán la espalda y lo dejarán morir así, solo, mal, del todo…
Conforme la verdad de lo que fueron –e hicieron- quede por completo expuesta a través de los distintos medios de la nueva competencia –que así también, restándole espacio a Clarín, buscarán su propio espacio-, y más allá de quién gobierne por entonces –porque la verdad probada seguirá siendo la verdad- el desprestigio de hoy se convertirá en oprobio, y los últimos periodistas que trabajen para el Grupo querrán salir corriendo, o Magnetto tendrá que pagarles mucho más que la competencia, y así, pataleando en la ciénaga, se hundirá más y más...
El desgano, el desinterés, el hartazgo que hoy siente la mayoría de los periodistas del diario –al menos aquellos con más de 15 años adentro-, no sólo se manifiesta en una edición cada vez peor escrita y menos creíble, sino que instala un clima general de trabajo que lejos de alentar un repunte, acelera el derrumbe…
Estas visiones, desordenadas y claras, quizás demoren algunos años en terminar de cumplirse, pero su destino está en marcha. No son fantasías, ni mera expresión de deseos. Es la dinámica natural de un gremio y un mercado. La competencia en periodismo es muy ruda. Muchas veces un periodista es contratado por un medio al sólo efecto de quitárselo a otro, de lastimarlo. Así de ruda. Es mucho el dinero en juego, y además de dinero, hay poder en juego. Poder real, político.
Por duro que le resulte a Magnetto, y a buena parte de la sociedad argentina -aún aquellos que desean el fin de Clarín pero lo creen imposible-, el fin de Clarín no sólo es posible, sino que ha comenzado.
Nada es para siempre, todo se paga en esta vida, el que mal anda mal acaba, en fin… muchos refranes populares avisan y confirman que estas cosas suceden. No hay mal que dure 100 años.
Allí ahora corre Magnetto, tan apurado por cumplir la ley, que hasta se olvidó a la Santillán prendida y a los gritos…
Y queda impreso en la historia, además, que el terrible gigante fue vencido por iniciativa de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, “la marioneta de Néstor”, como pretendieron presentarla ellos, cuando la contienda comenzó.
Hay otro refrán que dice: “Cuando te sientas un Goliat, cuídate del David más pequeño que se te acerque”.


* * *

sábado, 2 de noviembre de 2013

CLARÍN: EL OCASO DE LOS DIOSES



Como un gusano cortado a la mitad, Clarín se retuerce hecho pedazos. Tartamudean sus patrones, balbucean sus periodistas, se derrumban sus acciones, colapsan sus estrellas en papelones internacionales, y sorprendidos por la derrota, con furia infantil, culpan de todo a Martín Sabatella obviando así medio siglo de crímenes propios.  

NI EL TIRO DEL FINAL






Como un gusano cortado a la mitad, Clarín se retuerce hecho pedazos.
Apenas conocido el fallo de la Corte Suprema declarando constitucional la Ley de Servicios Audiovisuales, sus acciones se derrumbaron en un trágico presagio de lo que está por venir. Era el mediodía del último martes, y la noticia surgió como un monstruo desde el fondo de un lago. Los presentadores de TN tartamudeaban en cámara el desconcierto de sus patrones, pero aún así y ya muy por encima de los tres poderes del estado, balbuceaban las primeras dudas sobre la legalidad de la decisión y la moral de sus autores, que diez minutos antes, eran la reserva moral de la nación. El techo había caído.
Desde entonces una montaña de escombros se revuelve con ellos debajo. Sorprendió advertir que no se habían preparado para el revés, que tan seguros estaban de la victoria. La prueba fueron esos balbuceos en TN, el silencio por más de una hora en el portal de Clarín, y el evidente desconcierto en sus jerarcas para trazar una estrategia. Cuestionar la independencia de la Corte –incluso su idoneidad-, insistir con la “libertad de prensa” –tan luego ellos y todavía-, dudar de la imparcialidad del Afsca –cheeee-, ensuciar infantilmente a su director –al fin y al cabo un funcionario-, y sobre todo, olvidar que esta ley lleva la firma de los tres poderes del estado; dejaron enseguida muy en claro que esperaban fumando la victoria. Y no. Habían perdido y estaban perdidos. El regreso triunfal de Martín Sabatella a las puertas de Tacuarí, fue la escupida en el piso a un cadáver maldito.
Pasadas las primeras horas, sin embargo, parecía que el Grupo se rearmaba… pero no, tampoco.
En lo que será recordado como un papelón relámpago, Magnetto inmediatamente despachó rumbo a la OEA en Washington dos de sus máximos ejecutivos periodísticos –Joaqu-ínmorales Solá y Magadalena Ruiz Guiñazú (genérico desalmado de los Pimpinella)-, con destino final la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, para advertirle al mundo los peligros que corre en la Argentina la libertad de prensa. (Cómo no preguntarse por qué no fueron durante la dictadura, cuando los dos ya eran quienes son)... (Y quienes siempre serán).
La base de la denuncia, explicó allí Magdalena –quien antes viajaba a Washington con Videla y lo encontraba todo muy promisorio (ver aquí)-, era el juicio “ético y popular” realizado por la presidenta de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, quien dicho sea de paso, nunca viajó a ningún lado con Videla… ´
A esa altura de la presentación, los funcionarios de la Relatoría de la CIDH estaban ya bastantes confusos -y no sólo por la oportunidad de la denuncia (el mentado episodio databa de abril de 2010)-, cuando entonces Inmorales Solá dijo “podemos escribir y decir lo que queremos, pero no trabajamos tranquilos”.
¿Cómo, cómo, cómo?...  
 “En la Argentina –intento aclarar el cronista preferido del General Bussi durante las masacres del Operativo Independencia en Tucumán (ver aquí)-, el periodismo independiente ha perdido la tranquilidad necesaria para ejercer su labor en libertad, y eso es censura indirecta”. No aclaró a quién se refería con “periodismo independiente”, pero es de suponer que al monopolio que allí lo mandaba.
Como ya ni él mismo entendía muy bien lo que decía, la reunión fue breve. Los dejaron hablar, dijeron todo lo que Magnetto les dijo que dijeran; y luego funcionarios de la Embajada Argentina repasaron los progresos hechos en el país durante la última década en materia de derechos humanos.
Por fin uno de los relatores le preguntó al Tamborcito de Tacuarí de Bussi, si el acto de las Madres de Plaza de Mayo no era también una expresión de libertad de un sector de la ciudadanía; y al cabo otro de los relatores felicitó a la embajadora Nilda Garré por la estupenda ley de medios aprobada en su país.
En menos de una hora la reunión había terminado, los atroces Pimpinella prácticamente se desmaterializaron, y aunque fue un papelón, también fue un relámpago.
Por eso decíamos: parecía que el Grupo se rearmaba, pero…
El martes apenas conocida la noticia las acciones del Grupo se derrumbaron. En la bolsa de Buenos Aires cayeron en media hora un 6 por ciento, y hubo que suspenderlas. El miércoles cuando volvieron a cotizar habían caído un 33 por ciento. En la bolsa de Lóndres el mismo martes alcanzaron una baja de más del 50 por ciento, y antes del cierre de la jornada habían perdido 21 puntos. Un tétrico presagio.
Enceguecidos por la derrota y el odio, y reducidos al terror por oficio del mismo, en un manotazo de muertos onda Carrie, intentaron asustar desde la tumba a sus propios empleados profetizando el fin de muchas fuentes de trabajo. Pero enseguida las comisiones internas de sus principales medios salieron a respaldar la decisión de la Corte, a garantizar todo los puestos de trabajo; y el lobo que soltaron volvió a por ellos.
Ahora reflotan el caso Ciccone, seguramente Lanata encontrará otra bóveda invisible repleta de dinero que no está, Boudou volverá a viajar a donde nunca fue, y mientras tanto veremos a Martín Sabatella –apenas un funcionario, insistimos- alcanzar la estatura del mismísimo Satán; y Massa y Macri, y Binner y la Bullrich, y la Carrió y Lanata, cantarán a coro desde TN horribles canciones vencidas, agitando mil fantasmas que no existen desde el más allá de este final.
En 1977, Clarín y sus socios, asociados al genocidio inaugurado un año antes, recibían de esos genocidas la empresa Papel prensa, piedra fundamental del monopolio que el martes se murió.
Sus dueños están imputados por crímenes de lesa humanidad, y ahora la única esperanza que les queda es que la muerte llegue antes que la justicia; O que el país estalle y un caos aún mayor que el que los salvó de sus deudas en 2001, se devoré en el remolino de su furia a este gobierno, a esta corte, a la ley de medios, y su propio espantoso pasado bañado en mierda y sangre.
La dignidad en la derrota es una marca de la grandeza. Clarín, en cambio, morirá así: mal. Como un gusano que se retuerce hecho pedazos.
Fiel a un estilo, hay que decirlo.   


* * *

martes, 29 de octubre de 2013

LEY DE MEDIOS: LA HORA DE LA VICTORIA



La madre de todas las batallas ha terminado: la Ley de Medios Audiovisuales es constitucional. 46 años de lucha desde que en 1977 la dictadura genocida le regalaba a Clarín, La Nazión y La Razón la usurpada empresa Papel prensa. Allí nacía un monopolio que acaba de morir. El Martiyo, partisano de la contienda, recibe sus laureles como presente de su quinto aniversario.

YO TE VI CAER




Absorbidos por la subsistencia personal dejamos pasar sin una palabra nuestro quinto aniversario. No dijimos nada de la vulgaridad mediática que envolvió en su inmundicia la internación de la presidenta; por no repetir lo dicho después de las PASO, obviamos los absurdos festejos de Clarín el domingo por la elección en un par de distritos (que según ellos valen más que un triunfo a nivel nacional); ni siquiera nos ocupamos del nuevo muñeco presidencial de Magnetto, el oportunista Sergio Massa, pero no podíamos faltar en este día en este instante.
Nuestro oficio –el periodismo- nos había permitido conocer muy bien la historia de Papel Prensa, y sobre todo, el poder de los medios de comunicación, especialmente en democracia, cuando las armas quedan guardadas, y las municiones son los votos. De golpe a mediados del 2008 la llamada crisis del campo, dejaba el juego al descubierto. Amplios sectores sociales se alineaban detrás de sus enemigos de siempre: la Sociedad Rural, las grandes cerealeras multinacionales, los monopolios, la banca financiera, y los sectores más recalcitrantes de la derecha. El Martiyo ni siquiera era aún El Martillo, pero igual no se sorprendió. Una vez más, como en la era de las privatizaciones, allí estaba el flautista de Hamelin de los medios monopólicos llevando a la gente rumbo al abismo. Una vez más.
Sin esperanzas ya en el periodismo industrial consolidado, el 4 de octubre de 2008 fundábamos El Martillo en la comunidad de blogs de Clarín, como una quinta columna, que en la medida de sus posibilidades, sí supo morderlo por dentro (ver sección El Martiyo contra Clarín), hasta que el 11 de noviembre de 2010 –a dos semanas de la muerte de Néstor Kirchner-, El Martillo era clausurado y todos sus archivos requisados por el Grupo Clarín, que en paralelo insistía con su defensa pública de la libre expresión.
Desde siempre, y más aún desde entonces, nuestro enemigo principal, nuestra hipótesis de conflicto, fue siempre el Grupo Clarín-La Nazión, lo que es, supone, y oculta. Secciones como 7D Diario de la cuenta regresiva, Medios medios, La guerra contra DOS medios, la ya mencionada El Martiyo contra Clarín, La patria escrita, y Memorias de un mercenario, están dedicadas a esa pelea, y por eso hoy sentimos que nos cabe un fragmento ilusorio de esta victoria cierta.
La Corte Suprema de Justicia, por fin después de tanto, declara constitucional la Ley de Servicios Audiovisuales.
Así concluye, triunfal, una pelea de casi medio siglo, iniciada en 1977 cuando Ernestina Herrera de Noble y Héctor Magnetto por el Grupo Clarín, los Mitre de La Nazión, y los Peralta Ramos de La Razón, recibían de manos de la dictadura genocida la usurpada empresa Papel prensa, y así el control de la producción de todo el papel para diarios. Allí surgía un imperio que recién murió.
Estas palabras son urgentes. La noticia acaba de estallar. Ahora mismo oímos cacarear a una presentadora de TN advirtiendo que “habrá que leer bien el fallo”, mientras cuenta los votos punto por punto como quien remueve con un palito una esperanza muerta. Por Continental dicen que las acciones de Clarin ya cayeron un seis por ciento en media hora. La euforia del domingo se disipó como el humo que sólo era. Sergio Massa, el nuevo muñeco presidencial de Magnetto toys, ya no divierte como ayer. Un hecho que tuerce la historia argentina acaba de suceder y eclipsa los titulares. La madre de todas las batallas ha terminado; y moribundo el monopolio, dice como el Laprida de Borges: la victoria es de los otros. Vencen los bárbaros, los gauchos vencen.
Nosotros nada más decimos...

¡Viva la patria! 


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domingo, 22 de septiembre de 2013

EL INDIO SOLARI Y CLARÍN: UNA NOCHE DE CRISTAL QUE SE HACE AÑICOS…



Sin ningún pudor, con la ceguera propia de la desesperación final, el Grupo Clarín comenzó la rápida demolición de la imagen acaso ya indestructible del Indio Solari, que en su último recital en Mendoza, fue demasiado lejos con su rebeldía y le plantó el 678 a la pantalla de TN. 
Y ahora es un burgués despreciable sin talento siquiera.


LOS OJOS CIEGOS BIEN ABIERTOS


La nueva mirada de Clarín...


“Una noche de cristal que se hace añicos”.
Los Redonditos de Ricota, (Ji ji ji).



Carlos Alberto Solari, el Indio, ex líder de los ya legendarios Redonditos de Ricota, lleva una vida, quién puede negarlo, enfrentando al establishment con lo que tiene a mano, sus presentaciones, sus declaraciones, sus producciones independientes, y su posición frente a la maquinaria del éxito industrial, con su tevé incluida, y desde luego con sus canciones; y sin embargo, aún así, aunque por todo ello, detrás de su público fiel y creciente, el Grupo Clarín supo colgarse de su nombre y de su imagen para instalar, mantener y multiplicar, más y nuevos productos en las franjas más jóvenes del mercado, que viene a ser su exclusivo interés. (El mercado, no los jóvenes).
Entonces el Indio Solari los despreciaba igual que hoy, nunca les dio una nota, nunca les dio la razón, ni una entrevista al paso, nada. Apenas esa última canción que ahora les clavó en el pecho como una estaca. 
El Grupo igual lo adoraba, lo pontificaba y lo consagraba.
Hasta que en su reciente presentación en Mendoza, el Indio fue demasiado lejos, y a su franca adhesión y reconocimiento a la presidenta Cristina, allí le estampaba a la pantalla de TN el número de la bestia: 678. Chau. Eso sí que no.
Minutos, segundos antes de la hecatombe, el conductor del programa La Viola, Bebe Contepomi, a mandíbula batiente (un día se le va a escapar), le explicaba a su público que por “amistad con La Viola, el Indio siempre le concedía en vivo el último tema de sus recitales. 
Y ahí la hecatombe. 
Los acordes de la cortina de 678 comenzaron a sonar, y el Indio que va y dice: Seis, siete, ocho… y allí la noche de cristal que se hace añicos.
Hoy Clarín ya inició la destrucción del monumento que le habían levantado (ver aqui). 
En un artículo apurado, mal escrito por lo tanto, sin firma como corresponde (quién va a querer dejar un dedo puesto ahí), y resuelto en módulos con pretensiones de glosario, se tiende una desconcertante analogía con Indiana Jones, y allí un puñado de diatribas contra los dos. No se sabe, insistimos, quién escribe. Si es Bob Dylan, Federico Fellini, el Papa Francisco o el propio Magnetto. Y tampoco se entiende por qué eligieron a Indiana Jones en lugar de Roger Rabbit, o Linterna Verde...
Sí sabemos que una columna de opinión anónima es una innovación, o una editorial que nos transmite así el pensamiento central del medio que la publica.
48 horas antes -24 incluso-, del desastre, el Indio, para Clarín -basta revisar sus propios archivos-, era poco menos que la encarnación criolla de Jim Morrison… hoy ya ni talento tiene. Confuso, sí.
Con violencia infantil, Clarín rápido rompe el juguete que no hace lo que le dicen. Y chau.
En cualquier momento, el polifacético Lanata arma su propia banda y ya van a ver quién se acuerda del boludo ese del Indio Solari.
(Ji ji ji).

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lunes, 12 de agosto de 2013

PASO 2013: CUANDO LA ÚNICA REALIDAD NO ES LA VERDAD...




El oficialismo obtuvo un triunfo nacional con más votos de lo que pueden sumar todas las otras fuerzas juntas; logró más diputados que Massa en la provincia de Buenos Aires, y si esta misma elección se repitiera en octubre, ampliaría su ventaja en diputados y la mantendría en senadores.
Sin embargo los medios del miedo insisten en hablar de “la derrota del kirchnerismo”, y vuelven a la carga con los viejos latiguillos que usaron en el 2011 hasta 24 horas antes del huracán Cristina.
Un caso claro de que no siempre la historia la escriben los que ganan. Magnetto también.

LA ÚNICA REALIDAD 
NO ES LA VERDAD





Se dice que uno de los síntomas que mejor evidencia la locura es pretender resultados diferentes usando siempre los mismos métodos. El diario Clarín, pese a que ya vende menos que en 1963, pese a que los delitos de sus dueños ya fueron públicamente descubiertos, y viendo su prestigio periodístico terminado; insiste en su lucha con los mismos métodos que hasta acá lo trajo: suplantar la realidad con una ficción propia. Por supuesto La Nazión lo acompaña en la aventura.
Hoy los dos medios hablaban de la derrota del kirchnerismo, de fin de ciclo, y bla blá. 
Pero anoche al cierre de sus ediciones ya estaba escrutado el 70 por ciento de las mesas, y el Frente para la Victoria se imponía a nivel nacional con más votos de lo que podían sumar las otras fuerzas todas juntas. ¿Derrota?
Sergio Massa terminó sudando su victoria cuando al inicio de las campañas aventajaba en doce puntos al desconocido Martín Insaurralde. Si la tendencia de ambos se mantiene, ¿de qué “semilla de esperanza” hablaba ayer de cara a octubre?... Sin olvidar que en toda la provincia al final el FPV sumó más diputados provinciales que el FR ¿Era  para festejar?...
En la ciudad de Buenos Aires el hombre de Magnetto, Mauricio Macri, sintió las primeras consecuencias de su desgobierno sangrando votos en pro del Unen, para ver cómo su recia Micheti perdía con el cinematográfico Pino Solanas… Sin embargo en pleno desangre el alegre Diego Santilli ya animaba la fiesta con su risa de burlesque…
En otra parte, a la misma hora, pero ya en la realidad, las urnas le daban casi un 25 por ciento de los votos al FPV, y casi un 8 (7,7) al segundo de sus adversarios, la UCR. El resto venía todavía más atrás… ¿de qué se reía Santilli?
Si las elecciones de octubre repitieran los índices de ayer, simplemente el FPV aumentaría su representación en diputados, y la mantendría en senadores. ¿Fin de ciclo?...
Evidentemente, si hay dos países, pero los dos se llaman Argentina. Sólo que uno es real, y el otro alucinado. Uno sucede en la vida de todos, y lo actuamos todos, y el otro lo escribe Magnetto, y lo representan sus muchos muñecos. En uno el kirchnerismo está terminado, como en el 2009, 2010 y 2011, y en el otro el FPV acaba de imponerse a nivel nacional por el triple de votos que el mejor de sus oponentes.
La edición de la realidad es un derecho que le cabe a cualquiera. Ya confundir la edición de la realidad, con la realidad, más que un derecho resulta un riesgo.
Una vez más Héctor Magnetto nos demuestra que no siempre la historia la escriben los que ganan, y que la única verdad será la realidad, pero que la única realidad no es la verdad. Como en sus días dorados cuando el genocidio, el Grupo Clarín-La Nazión pretende modificar la historia por el sencillo trámite de publicar otra.
Lo curioso es que insistan como dementes con el mismo método que en apenas un lustro los llevó de ser el Gran Diario Argentino, a símbolo de la mentira y expresión de los sectores más reaccionarios del país... ¿Eso celebran?
El Martiyo, por su parte, aferrado a la realidad de las urnas –la única verdad- saluda desde aquí a la presidenta Cristina de Kirchner, quien promediando ya su segundo mandato, y en medio de un crisis internacional inédita, logra con su sola imagen más votos en todo el país que todos sus adversarios juntos.
Si eso es una derrota… dame dos. 

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domingo, 11 de agosto de 2013

EL MARTIYO SALUDA A VICTOR HUGO MORALES…


 Alejados ya por completo de la práctica del periodismo, los medios del miedo no fueron capaces de registrar uno de los episodios más trascendentes en la historia de la prensa argentina: el ataque judicial del empresario periodístico más poderoso del país, contra Victor Hugo Morales, apenas un periodista. Tarde y mal, tan sólo comentaron como “agresiones” la repulsa popular sufrida por el amo, que sin valor para enfrentar a su pequeño oponente, huyó despavorido como un cobarde enorme.


VENCEDORES VENCIDOS





Acorralados por el pasado, enceguecidos por la derrota, uno de los episodios más trascendentes en la historia del periodismo argentino, pasó inadvertido para los grandes medios, como si ya no fueran medios. Héctor Magnetto, capo máximo del monopolio mediático surgido del genocidio, emergió por fin de sus propias tinieblas enfurecido con Víctor Hugo Morales, apenas un periodista, y decidió aplastarlo con todo su poder. Sin embargo, a la hora señalada, huyó despavorido como un falso dragón frente a un hombre de verdad. La noticia era del tamaño de la corporación que la protagonizaba, y sin embargo…
Por primera vez en la historia de la prensa argentina, un monopolio entero avanzaba contra un periodista solo.
Peor: un monopolio periodístico.
Peor que peor: un monopolio periodístico que a su vez levanta las banderas del “periodismo independiente”.
No hay precedentes de un hecho así en el mundo todo. Jamás la historia se había atrevido a tanto.
Héctor Magnetto, nominalmente CEO del Grupo Clarín, pero virtualmente jefe supremo de una corporación continental parida por la última dictadura argentina; y por lo tanto personalmente responsable de las mayores estafas económicas y políticas de los últimos 37 años del país; él, tan luego él, esa bestia moral, denunciaba por “daños y perjuicios” a Víctor Hugo Morales, relator de fútbol y rara avis del periodismo argentino, entre otras cosas, porque no es argentino.
Sin embargo allí este uruguayo, que ya mucho antes del surgimiento del kirchnerismo se enfrentaba con el Grupo Clarín; el jueves supo dejarnos a todos los argentinos una muestra de hombría y de moral; y al periodismo especialmente, un ejemplo de integridad, y de auténtica independencia.
En el país de José Luis Cabezas, Rodolfo Walsh y los 106 periodistas desaparecidos durante el genocidio -que el propio Magnetto supo sostener, encubrir y justificar, cuando no alentar-; poner en riesgo apenas el patrimonio personal, no parece mucho. Sin embargo, vale recordarlo, en ese mismo país aún existen legiones de periodistas que tan sólo por dinero se engregan a un patrón que acaso desprecien ideológicamente o no, pero cuyos delitos, atropellos y censuras, nadie en el gremio ignoró jamás.
La tenebrosa historia de la apropiación de Papel prensa, y los efectos devastadores que eso produjo para la libertad de empresa en la industria periodística argentina, ningún periodista argentino pudo ignorarlos nunca. Como así tampoco ningún periodista argentino, mucho menos si está o fue empleado por Clarín o La Nazión, ignoró jamás el origen incierto de los hijos adoptivos de Ernestina Herrera de Noble, o la extraña historia de la hija adoptiva de Héctor Magnetto; y mucho menos la sociedad con la dictadura primero, o con Duhalde después; o la conveniencia de aquella pesificación contra todos los demás; o lo que hacían con el fútbol cuando eran dueños del fútbol, la cantidad de canales que fundieron por todo el país para comprarlos por monedas y desde allí fundir a la competencia para también comprarla por monedas y quedarse con todo; así como muchos sino el total de los periodistas del Grupo supieron del negociado con las AFJP, de las fugas de divisas con el JP Morgan (el propio Lanata publicaba esas cosas); o cuando menos de alguna de todas las incontables maniobras técnicamente mafiosas desplegadas por el Grupo a lo largo de toda su repodrida historia. Ningún periodista argentino ignoró jamás estas cosas, y aún así, y apenas por un salario, todavía existen legiones que sirven al Grupo. Personalmente, podemos comprenderlos. Pero también por eso, en dicho contexto, lo de Víctor Hugo Morales resulta por lo menos ejemplar, sino ya heroico.
Sin embargo los medios -los periodistas- del Grupo Clarín-La Nazión no vieron nada, no percibieron la más mínima amenaza a la “libertad de expresión” que tanto cacarean a la hora de incumplir la Ley de Medios. Nada. Ni una palabra.
Mientras el hecho se producía, TN ponía en el aire una nota sobre la educación sexual en las escuelas... Como en sus días dorados cuando el genocidio, callaban el horror confiados en que así lo suprimían.
Pero no ¿Cómo aún no lo aprendieron? Ningún silencio borra la historia, y ya la crónica de ese día contará para siempre que el jueves 8 de agosto de 2013, a las 14.35, un periodista solo enfrentó al jefe de todos los jefes de un monopolio incomparable, y que sin embargo el jefe de todos los jefes retrocedió y no dio la cara, y se batió en retirada con su ejército también incomparable. Borges diría: no tuvo valor, no fue valiente; no lo abandona, siempre irá a su lado, la sombra de haber sido un desdichado.
Abucheado por el pueblo allí reunido -que por fin pudo escupirle en la cara lo que sentía por él-, poco antes de las 16, al grito de “Magnetto basura, vos sos la dictadura”, el horrible Magnetto dejaba los tribunales temblando entre custodios, y huía de sí mismo como si fuera posible. Ahora sabía de una vez por todas lo que había hecho con su nombre.
El hartazgo popular, del que allí Magnetto apenas probó una cucharada, le sirvió por supuesto a sus empleados para repetir a coro los deshilachados argumentos de la intolerancia, la crispación, el autoritarismo, y toda esa garúa de palabras que ellos mismos vaciaron de contenido. Y eso fue todo lo que dijeron.
Enceguecidos por la subsistencia, maniatados por el amo, con el plato lleno pero la cadena al cuello, no vieron el hito, lo dejaron pasar, no consignaron el hecho, no fueron periodistas. Eso también quedó impreso en la historia.
David y Goliat volvían a enfrentarse, y por primera vez Goliat huía aterrado, sin valor siquiera para mirar a  los ojos a David, ya no para enfrentarlo... ¡Inédito! Pero los grandes medios vieron nada.
Peor todavía: un periodista, un solo periodista, (según Clarín ni siquiera eso, apenas un relator, un locutor); se le plantaba sin embargo al monopolio entero, a todo el Grupo Clarín, al mismísimo Héctor Magnetto -dueño de abogados, de políticos y de jueces-, y con la misma sola voz conque grita sus goles, allí nomás les decía: hasta aquí llegaron... ¡Insólito! Pero los grandes medios no oyeron nada.
Peor si se quiere: un megaempresario acusado por crímenes de lesa humanidad, el cerebro de una corporación bañada en sangre y mierda intentaba callar a un periodista independiente... ¡Inadmisible! Pero ni los grandes medios ni sus periodistas dijeron nada. 
¿Es posible todavía considerar medios y periodistas a quienes callan un atropello así, o cuando menos, una noticia de esa importancia?...
La historia del periodismo argentino deberá registrar además que el jueves 8 de agosto de 2013, un periodista, ese periodista, apenas un hombre, precisó para siempre las fronteras del oficio: de un lado quedaron los periodistas de verdad, y del otro… los empleados de Magnetto.
Desde su libertad absoluta, El Martiyo saluda a Víctor Hugo Morales. 


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sábado, 29 de junio de 2013

ÁNGELES RAWSON Y LOS COMEMIERDA



Ya el último 18, a poco de estallar el caso Ángeles Rawson, advertimos en nuestro post El crimen paga sobre la velocidad de la locura de los medios más importantes de nuestra industria periodística. 
Enceguecidos por la supervivencia –el rating, las ventas, el sustento-, dispuestos a todo, ya no les importaba nada. Con ese vértigo, era de prever, alguno iba a seguir de largo en alguna curva, hacia el abismo…  
Y fue -tenía que ser-, el diario Muy, otro producto del Grupo Clarín, con el cual aspiraban seducir al público que más desprecian.


LOS COMEMIERDA



"Venía rápido, muy rápido
y se le soltó un patín".
Etiqueta negra, (Los Redonditos de Ricota) 


Olvidada en la batalla la esencia del oficio; ya invulnerables a cualquier desmentida; feroces y voraces por las ventas, el rating, o lo que fuera su apetito; inmaculados por la gracia de la Opinión Pública que dicen representar, el caso Ángeles Rawson expuso una vez más la demencia de la industria mediática argentina, que en nombre de sagrados principios republicanos como la “libertad de expresión” y el “periodismo independiente”, no respetan ni a su propio público; y sin quererlo se inmolan... `
El diario Muy, en su edición de ayer, publica para espanto nacional fotos del cuerpo de Ángeles Rawson tal cual fue hallado en el Ceamse, marcando así, con innecesaria crudeza, el grado al que llegó dicha demencia industrial.  
Las fotos no tienen justificación periodística, informativa, nada. Apenas comercial.
El repudio en las redes sociales fue inmediato y absoluto. Por primera vez gente que siempre ataca al gobierno, atacaba de pronto un producto de Clarín y al propio Clarín. Por efecto simpatía, antes de 24 horas reaccionaban distintos organismos y representantes públicos, desde el Afsca, hasta el abogado Pablo Lanusse, representante del padre de la víctima.
El tiro por la culata alcanzó el corazón pétreo del Grupo, que algo tuvo que hacer, y entonces, fiel a un estilo, entregó un culpable: Horacio Convertini, editor general de Muy, quien inmediatamente ayer, bajo el esterilizado título “Polémica en las redes sociales por la tapa de Muy”, intentaba justificar lo injustificable mientras se ahorcaba con su propio razonamiento, explicando que la publicación de las fotos “estuvo precedida por un “intenso debate entre los editores”, en el que se discutieron tres puntos centrales: “1) Si las fotos aportaban algo. 2) Si había que publicar todo, parte o nada del material. 3) Cuál era la repercusión que podía llegar a tener la nota”.  
Pero resulta que, uno, no consigue explicar qué aportan las fotos; dos, qué importancia tienen las que no publicaron, si hablamos de las publicadas (¿o es que deberíamos agradecerles, todos, y en especial la familia?); y, tres, cuando dice “repercusión”, ¿a qué se refiere si no a las ventas, y por lo tanto, al lucro?... O sea: la codicia.
El diario Muy -otro producto del Grupo Clarín-, fue lanzado en abril de 2011 con todos los platillos y redoblantes de sus incontables medios. La intención lisa y llana era morderle el mercado a Crónica y Diario Popular. El objetivo, corto y crudo, era el lucro, más bien. Ningún otro. Ja.
Sin embargo, en aquél abril, desde las páginas del propio diario Clarín –claro-, Ricardo Roa -a la sazón periodista del mismo diario, pero entonces ascendido a director de Muy-, allí avistaba muy entusiasta su nuevo proyecto (suyo del Grupo, más bien), y decía:
“Hace años venimos estudiando la posibilidad de lanzar un diario popular. Aunque hay muchos diarios en Buenos Aires, creemos que existe un espacio para una propuesta innovadora. La nuestra tendrá una configuración que privilegia la espectacularidad informativa. Y una valoración periodística basada en lo interesante, lo útil y lo cercano. Es un diario emotivo, que transpira sensaciones”.
Como algo hay que decir -porque para eso le pagan-, y ya que nadie lo controla –evidentemente-, allí Roa, muy docto, se extendía ilustrando al vulgo sobre las características técnicas del estupendo diario inminente:
“El servicio al lector es uno de los ángulos principales. Y el lenguaje buscará la máxima comprensión: sencillo y sin complicaciones. Escribimos para la gente común sin caer en la chabacanería. Y sin pretender ser arrogantes ni intelectualizados”
Hoy, a sólo dos años de su lanzamiento, y muy lejos de los malolientes divagues de Roa, el diario Muy demostró que no traspira sensaciones sino más bien defeca sensacionalismo; que huir de la chabacanería no lo eximió del amarillismo más hediondo; y que no intelectualizar, se redujo simplemente a no pensar.
Y algo más.
La edición de ayer del diario Muy tradujo a un lenguaje “sencillo, sin complicaciones” -como quería su director-, lo que piensa y siente el Grupo Clarín por esos sectores sociales a los que Roa llama “la gente común”, en un intento de eufemismo por “esos negros de mierda que la votan”.
No quieren a esa gente, la desprecian, y por lo tanto, no la entiende, pero como la precisan, van a por ella, intentan “captarla”, y le ofrecen un plato de mierda, porque están convencidos de que esa gente come mierda, y que le gusta. Y entonces ocurre lo que ocurre: la gente les tira el plato de mierda en la cara, la mierda se la terminan comiendo ellos, y todo acaba como se ve: ellos lejos de la gente, y la gente cada vez más lejos de ellos.
Alguien nos dirá: a la velocidad que venían, lo mismo le pudo pasar a cualquier otro medio
Tal vez. 
Pero le pasó a un medio del Grupo Clarín, y no es, no fue –su propio director lo admite- una casualidad. Las fotos no aparecieron allí sin que nadie hiciera nada.    Las marcas son abstractos, los abstractos no editan fotos, no deciden tapas. Hay hombres, nombres, en esa tarea, y es bueno que de una vez por todas el  público los identifique y los recuerde. Porque ellos son los responsables.
Ese soviet que siempre fue Clarín, en un vano intento por limpiarse, ya entregó al editor general de Muy, Horacio Convertini. Grabe ese nombre. Que no haya olvido.
Aquí El Martiyo, por su parte, gustó recordar a su entusiasta director, Ricardo Roa, tres letras fáciles de memorizar: Roa.
Pero no debemos olvidar jamás a quienes alientan y financian todo el horror: Héctor Magnetto, Ernestina Herrera de Noble, Lucio Pagliaro, José Antonio Aranda, Jorge Rendo… los verdaderos comemierda.  

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