////// Año XVº /// Editor Anónimo: Daniel Ares /// "Prefiero ser martillo que yunque", Julio Popper ///

domingo, 17 de febrero de 2013

BENEDICTO XVI: ¡ANUNCIAMOS EL NUEVO PAPA!


Benedicto XVI supo animar con su renuncia la semana mediática mundial. Y allí donde algunos vieron valentía o virtud, otros aprovecharon para recordar la mugre y el óxido que carcomen la cúpula de una iglesia que así se les viene abajo.
En exclusiva para todo el mundo, aquí El Martiyo anticipa el nombre del nuevo Papa, un fabricante de armas.



EL CIELO PUEDE ESPERAR






¿Por qué más allá de su latín y su pompa y de todo lo que pretendan los medios que lo encubren, nosotros lo vemos a Bendecito XVI huyendo a los pedos con las manos hacia adelante bajo la lluvia de tomatazos de todos los curas?...  ¿Por qué por encima de todo el incienso encendido ni los medios más católicos lograron disipar el olor a podrido de todo este final, la estela de pedófilos protegidos, el paraíso fiscal que es el Estado Vaticano, su banco, su IOR, sus 33.000 cuentas, sus seis mil millones de euros, sus otros incontables bienes, su propia historia… que así termina sin resurrección quizá.
La Santa Iglesia Católica, representante exclusiva de Dios aquí en la Tierra desde hace más de 2000 años, ya casi no gravita, moralmente, sobre los hombres. La merma de fieles es sólo superada por la de los seminaristas. Siglos de jolgorio y autodestrucción la convirtieron en este sacro hazmerreír temible, encarnación extraordinaria de la Hipocresía Humana, repulsa de los sensatos que no olvidan con rezos los muchos pecados seculares de una institución complicada en guerras, invasiones, golpes de estado y genocidios.
Célibes contra natura, sus agentes 24x24, sin armas ni torturas consiguen la confesión, y así suponen una de las redes de inteligencia más antiguas y poderosas del mundo, que a cambio apenas de perdones inciertos, recogieron y recogen información calificada.
Retrógrados, reaccionarios, medievales, sus jerarcas aguantan contra cualquier evolución mil delirios vencidos, y no a la distribución de la riqueza, y no al aborto, y no al matrimonio igualitario, y no al preservativo, y no al sexo, y no a la autopurificación, y… ¿y dónde se han ido todos?...
Crípticos, herméticos, insustanciales, incluso este último Papa, ya entrado el siglo XXI, prefirió volver al latín para alejarse mejor de los hombres.
Y ahora se aleja de todo.
Cansado, viejo, sin fuerzas, conciente de que no puede hacer lo que hay que hacer, de que todo eso está demasiado sucio como para limpiarlo con agua bendita y un par de oraciones; se va, chau, se las toma… Y como en un policial barato donde el autor al final se burla de sus lectores, la culpa de todo la tenía el mayordomo.
Digan lo que digan, la renuncia del Papa es su fracaso y su fracaso es mucho más que un detalle en esta historia de la Iglesia de Roma. Es un símbolo de la impotencia o inutilidad de su más alta investidura. Sin saber, poder o querer, mediar entre las facciones en pugna, ahora se hace a un lado, y que por fin colisionen. Como quien dice “ma´sí, que se maten”.
Oímos voces incluso que nos quisieron hablar de “la valentía de su renuncia”, de la “grandeza de su abdicción”… Bah.
El Papa cae, no se va: no hizo pie, esa es la historia.
Supo de ese lugar donde revientan las estrellas, y pumba. Ya era.
En un gesto de adiós inconfundible, antes de ayer a los apurones acomodó las piezas de su bendito banco tan sospechoso, y nombró presidente de la institución a un fabricante de armas.
Ja, sí, parece un chiste, pero qué va: Ernst von Freyberg, abogado, alemán, noble de estirpe, caballero de la Orden de Malta -fundada con las Cruzadas (apunten)-; pertenece a la junta asesora de la agencia de empleo temporario Manpower GMBH, de la firma de administración de activos Flossbach von Storch AG, pero es además presidente de los astilleros Blohm-Voss, que también fabrican naves de guerra. ¿Parece un chiste? No.
El cardenal Lombardi, que lo anunció en conferencia de prensa, incluso se enojó cuando se lo recordaron, y aclaró: “Es presidente de una naviera que construye barcos en todo el mundo, después, lo que introduzcan en ellos no depende de él”. Aaah…
El Papa se va. Chau. Se pueden bien guardar el cetro de Pedro, Castel Gandolfo, el Papamóvil, los viajes gratis, sus internas sangrientas y sus festivales de la traición. Chau. Cualquier duda, hablen con von Freyberg. “Yo me voy a ocultar para dedicarme a la oración”, dijo. En términos mortales: si te he visto no me acuerdo.
Mientras tanto, desde su corazón puro y sencillo, una grey en extinción pero expectante se pregunta quién será entonces el nuevo Santo Padre.
El Martiyo, con la contundencia que le falta a los grandes medios (por grandes anquilosados) anticipa acá, sin más, el nombre completo del nuevo Papa: Ernst Conrad Rudolf von Freyberg-Eisenberg-Allmendingen, así se llama el hombre que de ahora en adelante cortara el bacalao en el Vaticano.  
El resto, quedó claro, es pura pompa, muñecos de ocasión, show-bussines.
(La buena noticia es que quizá este Papa sea el último).  


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viernes, 15 de febrero de 2013

Los chistes de Borges... y esa rara costumbre: Buenos Aires...

Los chistes de Borges


Cuando le preguntan a María Kodama qué es lo que más extraña de Borges, ella no duda en responder: “su sentido del humor”. Uno de los hombres más divertidos de la historia del hombre, sin embargo, decidió pasearse por su siglo disfrazado de viejo aburrido, sin romances rimbombantes ni escándalos de vodeville, con su traje siempre gris, su bastón y su ceguera, su hablar lerdo y trabado, y su genio camuflado de sabio que no sabe. No es arbitrario pensar que esa sola caracterización, única y total, fuera su más secreta y grande broma.





El espanto que lo unía a Buenos Aires, era sin duda amor, o en tal caso, un amor de espanto. 
En una de sus siempre felices entrevistas, lo declara cuando le preguntan
-- ¿Siempre te importa mucho volver a Buenos Aires?
-- ­Sí, me importa mucho volver, y aún en algún viaje último, en que yo sabía que no volvía a algo especialmente grato, que volvía a una rutina no demasiado deliciosa. Pero siempre he sentido que hay algo en Buenos Aires que me gusta. Me gusta tanto que no me gusta que le guste a otras personas. Es un amor así, celoso. Cuando yo he estado fuera del país, por ejemplo en los Estados Unidos, y alguien dijo de visitar América del Sur, le he incitado a conocer Colombia, por ejemplo, o le recomiendo Montevideo. Buenos Aires, no. Es una ciudad demasiado gris, demasiado grande, triste ­les digo­, pero eso lo hago porque me parece que los otros no tienen derecho de que les guste. Además, generalmente lo que les agrada a los extranjeros es lo que nunca le importa a uno. La idea de encantarse con el estanque de Palermo, con el Obelisco o con la calle Florida es bastante triste. El hecho de extasiarse ante el rascacielos de Cavanagh es una cosa de locos. O con lugares del sur de la ciudad, que son totalmente apócrifos. Un porteño siente que los han edificado la semana que viene, digamos.


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sábado, 9 de febrero de 2013

EJERCICIO PRÁCTICO: DISECAMOS A ALCADIO OÑA DE CLARÍN.


Al servicio de todos los lectores del mundo –al fin y al cabo la realidad en todo el mundo hoy no es sino la percepción que de ella tenemos a través de los medios- publicamos el último lunes un preciso decálogo de consejos puntuales para el lector avivado, que viene a ser todo lo contrario al lector apurado (ver aquí) . Hoy invitamos a todos por igual a un sano ejercicio práctico basado en dicho decálogo, y a la luz de sus consejos, descomponemos el último artículo de Alcadio Oña, alto oficial del no menos descompuesto diario Clarín.

DE APURADOS Y AVIVADOS




Fuera de las redacciones y sus profesionales, entre los civiles, existen sólo dos clases de lectores de medios: el lector apurado, y el lector avivado.
El apurado, lee y repite como quien traga y vomita. El avivado mastica bien y despacio y digiere y defeca... cuando no escupe directamente.
El apurado busca que le den la razón. El avivado quiere información.
El apurado sólo quiere argumentos para sostener lo que viene diciendo sin tener argumentos. El avivado nota que de un lado y del otro, todos tienen argumentos.
El avivado no será soprendido. El apurado será engañado.
Sin embargo, y gracias al Martiyo, ahora el lector apurado puede convertirse rápidamente en un lector avivado, con sólo fijar en su mente, cada vez que enfrente un medio, aquel tan preciso decálogo nuestro.
Como demostración, a la luz de sus diez mandamientos, disecamos aquí el articulo publicado hoy en Clarín por Alcadio Oña, y titulado ya no con un anuncio o noticia, sino con una premisa u opinión de incierta lógica y dudosa sustancia: “En el reino de la improvisación permanente”.
Oña arranca así:

Está a la vista de todo el mundo: con independencia de sus efectos, el congelamiento de precios prueba que, al final, el proceso inflacionario y las expectativas sin freno terminaron por estallarle en las manos al Gobierno. Por lo tanto, la decisión no puede ser considerada parte de una política: se trata, sencillamente, de una salida de apuro.

De arranque, como se observa, el autor parte de un consenso mundial que no sustenta con nada, y que es de hecho por lo menos exagerado. Muy. “Está a la vista para todo el mundo”, cheeeee... Ahí ya nomás Oña es filtrado por los puntos 4 y 6 de nuestro decálogo.
E inmediatametne (“el congelamiento de precios prueba que”), Oña presenta como prueba irrefutable una opinión apenas personal (o patronal, bueno), y como tal subjetiva, ergo del todo discutible; y sin embargo, al toque, con tan poco y nada, Oña enseguida concluye definitivo con un recio “Por lo tanto…”, como si de verdad hubiese demostrado algo. No pssa los puntos 2, 3, 4, 5 y 6.
Y sigue así:

Es igualmente evidente que así buscan presionar a los sindicatos o, más bien, contener los reclamos salariales. Aunque, de nuevo, los resultados son bien dudosos.

"Es igualmente evidente", dice para comenzar su segundo párrafo, y así, con tan pocas rapiditas palabras, prueba convirtir su previo rosario de opiniones tan subjetivas, en claras evidencias ya expuestas... No conforme sin embargo con semejante confusión, y sin que nada lo avise, Oña pasa a ocupar, cual narrador omnisciente, la mente ajena: “así buscan presionar”, nos dice -¡nos informa!-, porque él sabe lo que el otro piensa, pretende, siente… Impresionante, sí. El rápido delirio cierra otra vez con una conclusión no menos veloz, que en su velocidad pretende, pobre, ser información, Pero no es nada, nada de nada.  
Punto aparte, y sigue:

Anticipa alguien que pasó por la administración kirchnerista: “Pronto veremos como los gremialistas ingresan a la galería de los adversarios del gobierno nacional y popular, junto a la Justicia, los medios no adictos, el socialismo del FAP y tantos otros”.

Aquí el autor se lanza de lleno contra el punto 5 de nuestro decálogo, y trata de revestirnos con muchas palabras serias (“anticipa”,  “administración”, “kirchnerista”), lo que es en sí técnicamente un chisme simple y punto. Y colgado a los dos puntos, nos impone el invento de otro augurio improbable:  "Pronto veremos...". Información cero. No tiene información. Dice lo que le mandan decir y para sostenerlo, como es un puro invento, lo pone en boca de un fantasma de supuesta importancia… cheeee.
A continuación, ya cebado, evidentemente cebado, confiado en que para Clarín ya cualquier cosa vale, sin alterar su tono fatuo, Oña prueba ya la profecía doble con sólo tocar el tiempo verbal, y pegarle una subordinada condicional que complete la fantasía:

El instrumento que el Gobierno tiene a tiro y usará a fondo consiste en no homologar los convenios, si los aumentos superan la regla del 20% que bajó desde la Casa Rosada.

“Usará”, dice… ja… “si los aumentos…”… “sí…”. Jo

El artículo continúa pero no mejora y se extiende hasta lo ilegible sin que el autor renueve en nada su reducido repertorio de trucos y de trampas con los cuales engaña al lector apurado, y a nadie más.
Consulte nuestro decálogo (aquí)... sepa que leer apurado puede ser mucho más peligroso que comer apurado, o cruzar apurado una avenida.

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martes, 5 de febrero de 2013

Destellos Ajenos - Hoy: CÉLINE

Destellos Ajenos


“Una habitación cambia en algunos meses, incluso cuando nada se mueve. Por viejas, por caducas que estén las cosas, aún encuentran, no se sabe dónde, la fuerza de envejecer. Alrededor de nosotros todo había cambiado. No de sitio los objetos, claro, pero sí las cosas, en profundidad. Las cosas son diferentes cuando uno vuelve a encontrarlas, diríase que poseen más fuerza para penetrar en nuestro interior más tristemente, más profundamente si cabe, más cuidadosamente que antes, para fundirse en esa suerte de muerte que se hace lentamente en nosotros, gentilmente, día a día, de un modo cobarde y ante la cual, diariamente, uno se acostumbra a defenderse un poco menos que la víspera. De una vez a otra vemos a la vida enternecerse, arrugarse en nosotros mismos, y con ella las cosas y los seres que dejamos, vulgares, preciosos, y a veces temibles. El miedo de acabar ha marcado todo ello con sus arrugas mientras se trotaba por la ciudad detrás del pan o del placer”.

Louis Ferdinand Céline

"BANDERAS EN LOS BALCONES", la novela de Malvinas...

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Poca literatura hay hoy aún sobre la Guerra por las Malvinas, y de esa poca sólo una novela fue escrita por un corresponsal periodístico enviado al lugar de los hechos con la suerte de ser un cronista cuando tenía la edad para ser un soldado.


EN EL 30º ANIVERSARIO DE
LA GUERRA POR LAS MALVINAS

Ediciones del Martiyo presenta…



2º Edición
1ª Digital

Con prólogo de Federico Lorenz

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“Yo fui el hombre, yo estuve allí”
(Walt Whitman)


Novela con alto valor de crónica, su autor fue testigo presencial y preferencial de la Guerra por las Malvinas. Enviado como corresponsal periodístico, vivió en Tierra del Fuego casi todo el conflicto, recorrió completo el Frente Sur, alcanzó Puerto Argentino, y cubrió tanto los festejos del 2 de abril en Buenos Aires, cuando la toma; como el estallido del 15 de junio, cuando el final. Y con todo lo que vio, supo y sintió, compuso este relato, que es una crónica y una novela; una ficción y toda su verdad.
Con tapa de Marcelo Pais, prólogo del historiador Federico Lorenz, y revisada por su autor, esta 2ª edición (1ª digital), pretende acompañar humildemente el 30º aniversario del conflicto, honra a sus caídos, y reivindica la soberanía nacional sobre las Islas Malvinas, Sandwich y Georgias del Sur.
Y nos recuerda por las dudas, a lo largo de sus páginas, aquella Argentina siempre posible, a un tiempo trágica y banal.



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lunes, 4 de febrero de 2013

DIEZ CONSEJOS PRÁCTICOS PARA LEER LOS DIARIOS… (revistas y afines)


 DECÁLOGO DEL LECTOR AVIVADO


  1. Antes que los titulares de un medio, lea siempre sus avisos. Si tiene Internet a mano, puede mejor informarse sobre la composición societaria del medio, lo cual le dará sin error su orientación política.
  2. Distinga así fuera en un rápido adjetivo la opinión o el vaticinio, de la información concreta.
  3. Así también, distinga en cada información la fuente citada, y revise si dicha fuente está de alguna forma asociada –política o económicamente- al medio que habla, o al hecho que se comenta.
  4. No fije en su mente como “información”, rumores, suposiciones y diretes. Cuando lea frases como “fuentes allegadas”, “un funcionario cercano”, o cosas así, regístrelas como lo que son: rumores, especulaciones, chismes, etc.
  5. Esté atento a cada potencial: habría, diría, sería, podría, etc. La falsa información, la intencionalidad política, lo que en periodismo se llama “carne podrida”, suele envolverse así.
  6. Separe como la paja del trigo lo que son puras especulaciones subjetivas del autor de la nota, tipo “fulano querría”, “mengano piensa que”, “zutano intentaría”, etc. Nunca olvide que el cronista periodístico no es un narrador omnisciente que habita la mente de sus personajes. Nada que ver.
  7. La objetividad de un medio será siempre imposible, pero su coherencia no. Si saludan en un funcionario la misma actitud que critican en otro, es claro que están haciendo negocios, no periodismo.
  8. Nunca deje de sopesar en sus conclusiones, ante cada cosa que se dice, cuánto se calla con respecto al mismo tema. En los silencios de los medios, muchas veces, queda atrapada la verdad.
  9. Cuando una frase, enfoque o razonamiento se repite sistemáticamente en distintos articulistas de un mismo medio, o de medios asociados, no descarte la posibilidad de una campaña de prensa decidida más arriba, mucho más arriba del autor del artículo.
  10. Mantenga presente siempre el comportamiento histórico de cada medio en los distintos momentos del país. Y recuerde: especialmente en la Argentina, cuanto mayor es su trayectoria, más sospechoso es el medio. Una historia como la nuestra no se atraviesa impunemente.

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domingo, 3 de febrero de 2013

MÁS DE MIL PALABRAS - HOY: "El hombre del rifle", con Barak Obama...

El Martiyo Producciones Presenta...


*Más de 1000 Palabras*
(galería de imágenes)

Título:


"El hombre del rifle"

Barak Obama, presidente de los Estados Unidos de Norteamérica.


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sábado, 2 de febrero de 2013

ANÉKDOTAS - HOY: "El extraño del pelo largo", con Tanguito y Miguel Abuelo...

Anékdotas

Hoy: “El extraño de pelo largo”

Con: José Alberto Iglesias, Tanguito

Actor invitado: Miguel Abuelo


Por aquellos años gobernaba el general Juan Carlos Onganía y los bastones largos eran mejor vistos que el pelo largo. Pero José Alberto Iglesias, el mítico Tanguito, entonces era del todo anónimo y llevaba el pelo largo. Cierta vez caminaba por las calles de su barrio con Miguel Abuelo, cuando alguien desde un camión le grita:
-- ¡Cortáte el pelo, maricón!...
Y él le responde inmediatamente.
-- ¡Y vos cortáte el camión!


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martes, 29 de enero de 2013

EUROPA EN GUERRA: INTELECTUALES EUROPEOS AVISAN HOY LO QUE EL MARTIYO AVISÓ HACE AÑOS.



Apenas inauguramos este blog, en octurbre de 2008, con el nombre El Martillo, en la comunidad de Clarín, presentamos  nuestra sección Europa en guerra, con un post que avisaba ya desde su título: Europa se termina otra vez. Hoy doce altos intelectuales europeos, nos repiten y anuncian, casi un lustro después , el final de Europa.

DEMASIADO TARDE PARA LÁGRIMAS




“Europa no está en crisis, está muriéndose”, dice el Manifiesto por la Unión titulado Europa o el caos, firmado or doce intelectuales europeos y hecho público el último sábado en distintos diarios de allá. “Europa como voluntad y representación, como sueño y como construcción, esta Europa que pusieron en pie nuestros padres, esta Europa que supo transformarse en una idea nueva, que fue capaz de aportar a los pueblos que acababan de salir de la Segunda Guerra Mundial una paz, una prosperidad y una difusión de la democracia sin precedentes, pero que, ante nuestros propios ojos, está deshaciéndose una vez más”.
Subrayamos: “una vez más”.
Esto decíamos nosotros allá por octubre del 2008: “Todo nos avisa que Europa se termina otra vez. Nos gustaría anunciar otra cosa, pero no vemos otra cosa. Vemos inflación, desocupación, recesión, inmigración ilegal, necesaria pero resistida, extinción… antes de cada gran guerra, las cosas estaban incluso mejor. Ya nos gustaría anunciar como angelitos trompetudos un futuro dorado… pero no es lo que vemos… Y tampoco nos place parecer apocalípticos, pero no podemos negar lo que vemos, no importa si nadie más quiere verlo…  Europa en llamas, vemos… otra vez, sí…”.
El post se titulaba “Europa se termina otra vez”.
Subrayamos: “otra vez”.
El lustro casi que dista entre uno y otro texto, confirma la condición de profética que le asignamos a nuestra sección Europa en guerra, pero, sobre todo, la parsimonia o falta de reflejos de las clases pensantes europeas, que recién ahora, después de juntar doce, , avisan lo que este humilde blog viene advirtiendo hace ya tanto.
¿Duermen? ¿Son bobos? Ni una cosa ni la otra.
La mayoría de ellos simplemente participaba de la fiesta envueltos en su propia nube de esplendor, y ahora que el agua sube y los alcanza, ahora que el abismo se abre bajo sus propios pies… por fin lo ven.
Europa se termina una vez más, otra vez… y van…
Es poco y nada lo que podemos agregar a lo ya dicho en tantos posts, sin parecer que nos jactamos, pese a que alguna vez explicamos por qué sencillo método llegamos a esas visiones (ver Confesiones de un profeta).
Hoy doce iluminados intelectuales europeos, rasgan sus vestiduras y nos repiten en un manifiesto tardío y vano. Europa ya está jugada, y no se dieron cuenta.
Acto seguido, se reunieron los doce en el teatro Rond Point de París: Vassilis Alexakis, Hans Christoph Buch, Juan Luis Cebrián, Umberto Eco, György Konrád, Julia Kristeva, Bernard-Henri Lévy, Antonio Lobo Antunes, Claudio Magris, Salman Rushdie, Fernando Savater y Peter Schneider,
(Le recordamos al lector que toda esta gente suele cobrar por estas cosas, o, en su defecto, obtienen a cambio difusión y prensa para sus obras y presentaciones).
Sentaditos sobre un escenario; reclamaron la unión política que les fue históricamente imposible, y ninguno de ellos recordó por qué.
Pidieron por la Europa que soñaron sus padres al salir de la Segunda Guerra, y no ven que allí la tienen.
Con facilismo televisivo, Umberto Eco la embistió contra Berlusconi, pero nada dijo del pueblo que lo votó.
El alemán Konrád, bien alemán, recordó que la Merkel los había salvado de la “negligencia de los países del Sur”, y con la misma cara calificó de “superficiales, nefastas y muy peligrosas las divisiones ideológicas norte-sur”.
El francés Bernard-Henry Levy, en nombre de la patria, negó que la intervención en Mali sea un rescoldo colonial, y en cambio advirtió que “Europa está viendo surgir a sus puertas un estado terrorista, y se lava la manos”, (en alusión, entendemos, al poco y cero apoyo brindado por las potencias occidentales  a la invasión de Francia en Mali).
Y así por ahí, bla-blá bla-blá, sin acuerdos, propuestas ni soluciones, se fue deshilachando este debate titulado Europa o el caos, y en el cual doce distinguidos pensadores europeos, expresaron con tanta claridad, “encarnaron”, diríamos mejor, las verdaderas razones por las cuales Europa se termina otra vez.

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viernes, 25 de enero de 2013

CLARÍN, LA NAZIÓN, EL PAÍS: HISTORIA UNIVERSAL DE LA INFAMIA




Sorprende que sorprenda que el diario El País de España se haya desbarrancado por el abismo irreversible del descrédito publicando una falsa foto de un hombre entubado asegurando que era el presidente Hugo Chávez Frías. Venían demasiado fuerte, y siguieron de largo. Un desastre anunciado por la desesperación política que hace rato los alejó del ejercicio básico del periodismo.
Reflejados en el tétrico espejo de su socio Clarín, El País lleva dos días pidiendo perdón.  Pero sólo por la foto.

 
EL JARDIN DE LAS MENTIRAS QUE SE BIFURCAN





Sometidos de pronto a dictadores mediocres, generales cuyo solo talento eran sus botas bien lustradas, los grandes capitales concentrados sin patria, allá por los 80, descubrieron que los golpes militares y sus consecuentes dictaduras, eran negocios vencidos, obsoletos. Mejor y más modernas resultarían las democracias teledirigidas a través de los medios masivos de comunicación, que entonces, rápidamente, se compraron.
De allí que hoy la mentira madre de los grandes medios periodísticos, es que no son medios periodísticos, sino grandes empresas, conglomerados de empresas unidas por sus exclusivos fines de lucro, sociedades anónimas que cotizan en bolsa, y que si aspiran al poder político, es con el solo objetivo de multiplicar sus réditos.
En el caso concreto del diario El País de España, otra gran mentira es que sea de España. La empresa que lo produce es el Grupo Prisa, cuyo principal accionista, desde 2010, es Liberty Adquisition Holding, un fondo de inversión norteamericano. Así también en la Argentina gurpos como el Goldman Sachs y el Barton Group, tuvieron y tienen acciones de Clarín y La Nazión.
Y así aquí, y allá, estos grandes “fondos de inversión” –como les gusta llamarse- hicieron su agosto durante muchos, muchos años, elaborando con políticos rentados el menú democrático sobre el cual después, recién después -de última-, elegiría la gente.
Y así también a costa de la gente –y en todas partes- estos grupos amasaron fortunas planetarias, y entonces compraron más políticos, jueces, policías, causas, contubernios, prebendas, exenciones, o sea, todo.
Las dictaduras “limpiaron” o anquilosaron los medios, para luego entregárselos a una democracia parida tan luego por esos mismos medios anquilosados y vaciados por las dictaduras previas. Así en América Latina, como en Grecia, España, Portugal… Italia, por qué no.  
Silvio Berlusconi quizá haya sido y es el producto más perfecto del gran experimento capitalista de reemplazar la artillería con los diarios y la aviación con la tevé. Mejor que reprimir, era persuadir, distraer, o narcotizar. 
Los medios reemplazaban las armas, y cocinaban en su futilidad cualquier ideología.
Aquí, allá y en todas partes, el neoliberalismo devorador de hombres, era de pronto  amado por las masas y triunfaba en las urnas.
Convertibilidades monetarias embriagaban a las clases medias, mientras la prensa grande saludaba la victoria, y callaba su precio. Todo iba bien.
De a poco en los medios los gerentes comerciales le ganaban su pulseada a los jefes de redacción. El negocio valía más que la noticia, y el holding más que el lector. Clarín promocionaba Canal 13, Atlántida Telefé, O’Globo la Red Globo, El País los productos del Grupo Prisa…El periodismo, como oficio, degeneraba en publicidad. Y todos tan contentos.
Los capitales y el poder político, mancomunados por los grandes medios, copulaban y se reproducían. Un Aznar no iba más allá de un Zapatero, y ya se resolvía en un Rajoy. Un Alfonsin se consagraba en un Menem, continuaba en un De la Rua, que a su vez se resolvía en un Duhalde, en una pesificación  nacional, y otro negocio continental. Todo iba bien. .
“Pero antes del quebrantamientos es la soberbia”.
Hicieron de la democracia un chasco barato, y les explotó en la cara.
Ninguno quiso escuchar a Perón, abusaron de la paciencia de sus pueblos, y los pueblos hicieron tronar el escarmiento.
El gran fracaso aquí, allá, y en todas partes, fue ecuménico, y también los alcanzó.
Y fueron descubiertos.
Era hora de buscar al ventrílocuo que les daba vida a tantos muñecos.
Entonces los dueños de esos medios, sus empresas, sus conexiones, sus ramificaciones, sus monopolios, quedaron al descubierto; y entonces la desesperación.
La práctica periodística fue por completo sometida, apenas, a las necesidades políticas, cuando no procesales, de las personas físicas de sus dueños, los hombres y las mujeres que encarnan, que son, esos grandes capitales sin patria.
Y allí por fin despegaron. Los medios.
Olvidaron su esencia, y lo que es peor, la base del negocio que los mantiene erguidos: la credibilidad del público.
Desenmascarados de su careta de independientes, objetivos y veraces, ya no les importó más nada y se largaron a mentir sin calcular los riesgos y por cada mentira precisaron de dos más, y allí se fueron enredando y perdiendo en un jardín de mentiras que se bifurcan. y que los llevó tan lejos de la verdad de la realidad; que en la Argentina aseguraban la derrota de Cristina hasta la tarde previa de su aplastante victoria; y en España no distinguieron al presidente Hugo Chavez, de un paciente cualquiera internado allá por  el 2008 ni se sabe dónde.
Lleva dos días, ya, el impoluto diario El País, pidiendo disculpas por no haber sabido trabajar, por no chequear el material como corresponde, más aún tratándose de material tan delicado. Dos días, llevan. Recién empiezan.
Clarín y La Nazión, -socios del Grupo Prisa, en, por ejemplo, Radio Continental, y otros productos-, enseguida salieron en defensa de lo indefendible, a explicar lo inexplicable, a mitigar la culpa cuando menos, de tan ilustre par.
En una crónica que pretende ser emotiva, un tal Daniel Juri, en nombre de Clarín, le pone una mano en el hombro al avergonzado El País, y lo explica y se complica, y tanto, que al final sin quererlo se le escapa una verdad: “la falsa fotografía apareció por un rato en Elpaís.com, que parece haber sucumbido ante la seducción de “la noticia deseada”.
Quizá el cronista ni se dio cuenta –seguro- pero desearle el mal a un presidente, a un cualquiera incluso, no es exactamente un ejemplo de periodismo, mucho menos objetivo. Es simple y llana rabia política, odio, intereses contrariados, inmundicia moral… es cualquier cosa menos periodismo.
O en tal caso, nada personal: sólo negocios.
Pero negocios nada más, ningún periodismo.

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sábado, 12 de enero de 2013

LA FRAGATA, LA FIESTA, CRISTINA Y LOS OTROS…



El miércoles en el puerto de Mar del Plata, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner fue más lejos que nadie en la historia moderna de la democracia argentina, y plantó a la  histórica JP, a las Madres y las Abuelas, y al pueblo en general, frente a la Armada Argentina, para vivarla, unidos todos, en una recepción que culminaba una gesta pacífica pero patriótica, donde el asunto en cuestión era la soberanía nacional vendida en tiempos de Cavallo.
La oposición, ausente en su autismo, no vio en todo esto más que un acto partidario, repetido y obligado.
Después se sorprenden con sorpresas como las últimas presidenciales.



ELLA Y SÓLO ELLA

El cómico rabioso Eduardo Feimann no pudo soportarlo y abandonó la transmisión de su fragmento en vivo en el canal C5N. No aguantó la fiesta.
Mientras la cámara de su helicóptero –suyo del canal, claro- mostraba la Fragata Libertad en su maniobra de amarre, Feimann negaba entre espumarajos que los marinos a bordo fueran en forma alguna héroes apenas por resistir en un puerto extranjero el sitio a la nave por parte de un ejército africano. Quería muertos, Feimann, y no había. La multitud reunida allí, tampoco lo conmovió. Todos en su conjunto eran el solo resultado de una maniobra tranviaria y alimenticia. “Fueron traídos en ómnibus desde distintas partes del país”, y contaba la cantidad de choripanes que eso podía costarle a la gente como él. Precisiones no tenía ninguna, pero igual anunciaba anuncios que después al final no se anunciaron. Y por fin se calló del todo cuando vio que ni los choripanes ni los ómnibus podían explicar la sincera devoción de esa gente que sólo quería besarla. Y se fue, Feimann, no aguantó tanta alegría ajena,  y se borró. La fiesta y la verdad lo desbordaron. C5N mantuvo las imágenes de su helicóptero, la música épica de fondo, y un silencio de radio que valía más que mil palabras… (sobre todo de Feimann).
Es cierto: en todo esto este muchacho resulta una criatura insustancial, nada tenemos contra él (incluso sabemos de sus problemas nerviosos), apenas lo tomamos como ejemplo, como muestra, como una encarnación casi perfecta de esa Argentina amarga que más se amarga en cada fiesta de la otra Argentina.
Clarín, por ejemplo, el miércoles nada más vio que Cristina recibió a la Fragata “rodeada de militantes”. Responde a su lógica: “la gente es boluda, por eso nosotros la manejamos siempre”.  Aturdidos por la derrota que supone su tremendo poder oculto por fin descubierto (si la Corte fallara a favor de ellos, terminaría de arruinarlos), el Grupo hunde la cabeza en la tierra, y no quiere ver nada. Más nada.
La Nazión, apuntado puntualmente en el discurso presidencial, menciona la acusación, sí, pero sigue sin responderla, y luego eleva a categoría de escándalo el retiro obligado de un militante –uno solo- de Greenpeace, que en tal caso le reclamaba a Scioli, no a Cristina... La Nazión le dedica todo un artículo, preocupado, claro, por la libertad de expresión. De los 100 millones que nos deben como Estado desde hace diez años, ni palabra.
Apenas por la tarde, Clarín.com amplía a su socio y no sólo se ocupa del militante de Greenpeace, sino que por supuesto lo entrevista, y allí admite que sí, que  fue sacado “¡a empujones!”… El caso nos recuerda el no menos simpático caso del hincha de Camerún, perdido en una fiesta ajena.
Los referentes de la oposición –de alguna forma hay que llamarlos-, también, como el hincha de Greenpeace, consiguen su espacio en los dos grandes medios, siempre y cuando canten la canción correspondiente.
El socialista Hermes Binner, desde La Nazión (como corresponde al socialismo argentino desde los espectaculares días de don Alfredo Palacios), optó por despreciar al gobierno argentino destacando al de Ghana, el cual tiene a bien –dice él (experto en Ghana de pronto)- de no intervenir en las decisiones de su Corte Suprema. ¿El grito ahora será: Ni Cuba, ni Venezuela: Ghana…?
En cambio el intrascendente pero ruidoso Pino Solanas –desde Clarín él- entró con la pierna a la altura de los dientes y de todo lo que todos vimos el miércoles, él sólo rescató una “teatralidad histérica de Cristina”, un “acto militante”, “algo más de la impostura en la que viene trabajando el Gobierno Nacional”, y advirtió sobre una “violación continua del andamiaje institucional y jurídico argentino”, (aunque esto, se entiende, no fue referido a las infinitas cautelares eternas que protegen al Grupo Clarín, a La Nazión, y a la Sociedad Rural Argentina).
Así, en esa línea, obedientes y falaces, las voces de la oposición consiguen o mantienen su ratito en los medios del Grupo, mientras se cagan no sólo en la verdad y en la gente, sino, y sobre todo, en ellos mismos…
Porque todos estos todos juntos, después, son los que no entienden cómo Cristina se los lleva puestos en las urnas.
El miércoles volvió la Fragata Libertad a la Argentina luego de haber sido retenida en Ghana por la acción jurídica de fondos buitres, que ni siquiera los amos del norte admiten.
Los marinos a bordo, resistieron como debían resistir, es su trabajo, se ganaron su aplauso, pero no más cumplieron con su deber.
La presidenta, en cambio, tuvo la opción de pagar -como hicieron la mayoría de sus pares en su momento-, y entregarse sin resistir. Pero no. Resistió más que nadie y el miércoles estaba allí, justamente porque ella comandó esa gesta.
Y ella y sólo ella, allí, podía juntar a  las Madres de Plaza de Mayo, a las Abuelas, a la JP, al pueblo en general, con la Armada Argentina, cuyos más altos oficiales parecían sonreír para mostrar los dientes, mientras oían, en los silencios de Cristina, cantar a los pibes de la JP, “che, gorila, che gorila/ no te lo decimos más/ si la tocan a Cristina…”.
Que nadie se engañe. Ella y sólo ella puede pararse entre esos diques, y hacer algo mejor que contenerlos. Reunirlos, unirlos.
Luego su discurso fue una vez más ilustrativo, profundo, y valiente.
Los que dicen que nunca explica nada, son los sordos peores que no quieren oír.
Los que esperan que afloje o "cambie el rumbo", deberían olvidar a esos presidentes que en campaña prometían una cosa, y en ejercicio hacían otra. Ella no es esos.
Los que la acusan de "soberbia", deberían revisar el concepto que tengan de las palabras “convicción”, “ideal”, “principios”.
Los que dicen que divide al país, el miércoles no quisieron ver, ni escuchar, ni entender lo que esa mujer, ella sola y sólo ella, hizo allí con los enemigos de siempre.
Los que hoy dicen que eso no fue más que un acto político, son los mismos que ayer juntaban la plata para alimentar a los buitres.
Hay una Argentina nueva, que crece y es digna, y en la que el tigre ya pasta con el cordero; es la Argentina de Cristina, la Argentina de fiesta.
Y hay otra Argentina, una Argentina vieja y amarga que se extingue entre lamentos vanos y un horrible pasado que no la deja dormir. Es la Argentina de Clarín, del frustrado cineasta Pino Solanas, del sospechoso Hermes Binner, del cómico Eduardo Feimann, una Argentina menor y miserable, que se va por eso, porque no soporta la fiesta de la rabia que le da su propia tristeza.

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jueves, 20 de diciembre de 2012

CGT: LA MARCHA DEL AYER: CUANDO MUCHOS SON POCOS.


 
Escasa pero variopinta, ruidosa pero organizada, la multitud que ayer acudió a la convocatoria de Hugo Moyano, dejó la Plaza sin llenar, el discurso sin oír, y al país sin conmover. Pese a los esfuerzos del Pro, la izquierda, Barrionuevo, el campo, Vilma Ripoll, y el mismísimo Clarin entre otros; juntaron menos gente que un Lanús-Banfield.
Pero las despedidas siempre son tristes.


LA MARCHA DEL AYER

Ayer nomás...



“Faltó tanta gente, que si faltaba uno más, no cabía nadie”.
Macedonio Fernández



En un hecho casi imperceptible, y sin embargo extraordinario, marcharon ayer hacia la Plaza de Mayo, las fuerzas de oposición convocadas por la CGT de Hugo Moyano y Pablo Micheli, acompañados por el hijo de Alfonsín y pedazos del radicalismo, otro pedazo del Pro y algunas agrupaciones de izquierda, junto a Buzzi el de la mesa de enlace, el medio peronista medio izquierdista medio liberal Pino Solanas; el líder sindical de los campesinos esclavos Jerónimo Venegas; la intransigente sin embargo Vilma Ripoll, y el nunca bien ponderado –por algo será- Luis Barrionuevo, entre otros desesperados. Un crisol de risas, sí.
Y desde luego, sobrevolándolo todo, el espíritu de Clarín, que dijo presente en su edición de hoy, otorgándole la tapa y hablando de un “acto masivo” como si la televisión todavía no hubiese sido inventada.
Sin embargo su adusto socio La Nazión, ni siquiera tapándose las narices pudo ir tan lejos, y reconoció una plaza “semivacía”, y hasta reparó en la pérdida de popularidad que viene sufriendo Hugo Moyano. (“Antes que Moyano, la nada”, pensarán los Mitre-Saguier)…
El caso es que la televisión sí fue inventada, y ayer nomás transmitió en directo imágenes de una multitud rala y ruidosa, organizada, sí, pero insuficiente… al menos para cubrir siquiera la mitad la Plaza.
Como quien oye llover, se oyeron los oradores.
Moyano parecía hablarle a nadie, mientras las cámaras enfocaban grupos dispersos, ajenos al discurso; contentos, pese al drama interpretado por su líder, o cuando menos animados, meta redoblante y bombo, y dale que va.
Arriba en el palco, junto a Pablo Micheli, y otros que nunca lo quisieron, Moyano lanzaba su propuesta política sin propuestas por el momento; luego algo dijo sobre el impuesto a las ganancias –tema que tampoco provocó la expectación del público-, y aunque le apuntó al gobierno todo el tiempo, al final dijo que la marcha no era contra el gobierno. La contradicción pasó inadvertida como todo lo anterior.
Curiosamente, ni siquiera las infalibles menciones a Perón y Evita despertaban la ovación espontánea. Moyano debía repetirlas una y otra vez como remates de un chiste que no se entiende. Triste chiste.
Los parches no paraban de batir, pero Moyano comprendió que ya no daba para más, o que ya daba lo mismo. Probó algunas últimas frases de efecto, la inflación, la inseguridad, pero los parches no alteraban su batir. Parecían en automático.
Cualquiera sabe que ayer allí Moyano, frente a esa multitud ausente, comprendió él también el precio de ser Clarín, de haber creído que era gratis ningunear la voluntad del último electorado. Y no.
Ayer, con el apoyo del mismo radicalismo que hace once exactos años desataba el caos y asesinaba 35 personas; con el apoyo del trotskismo iluminado, de los vestigios del duhaldismo, de los sectores más rabiosos del Pro, del heterodoxo Luis Barrionuevo,  y del poderoso Grupo Clarín; ayer no juntó más gente de la que junta un clásico habitual entre Lanús y Banfield.
Son lamentables, desde las incomodidades tranviarias que provocan, hasta los obstáculos que siembran en un proceso de inclusión y crecimiento como ellos todos juntos ni solos consiguieron jamás. Son lamentables, sí. Ellos, en sí mismos, son lamentables.
Pero tampoco importan. Unos con otros se neutralizan apenas aliarse, como anticuerpos y bacterias que así se tocan se eliminan.
Una de las crónicas de hoy narraba qué chochos quedaron los grupos de izquierda cuando desde los altoparlantes los despedían con la marcha peronista.
¿La habrán coreado los muchachos del Pro?
¿Vilma Ripoll a dúo con Barrionuevo?
¿Moyano a solas con Magnetto, los dos tristes, solitarios… finales?
Ayer, ruidosos pero imperceptibles, unidos por el espanto, sin ningún amor, convergieron hacia su propio vacío los representantes finales de un país terminado hace once años.
La izquierda intransigente, históricamente inútil, aunque funcional otra vez a los sectores más reaccionarios.
Las sobras de un peronismo, que lejos de ser inútil, sirvió a quien no debía.
Los miserables de siempre que esperaban otra suerte personal en el esquema de poder, y ahora niegan la causa de todos por el pedacito de ellos.
Los remanentes de una cúpula sindical dispuesta a resucitar al enemigo con tal de seguir peleando.
Los remanentes de una cúpula sindical que siempre fue el enemigo.
Los escombros del radicalismo, y Ricardito Alfonsín, como el hijo de Porcel, reclamando una gloria que nadie le reconoce.
Y entre todos ninguna propuesta.
Un ramillete de quejas arrancadas a Clarín, y los bombos.
Ayer allí estaban todos y no eran muchos ni ofrecían nada.
Pero representaban inobjetables a ese país que así se va, quejoso aunque festivo, inoperante pero estruendoso, individualista, hipócrita, abrazado a Clarín como a un tronco petrificado, rumbo al ayer que los parió.


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