Hubo algo increíble en el paro nacional convocado ayer: Magnetto abrazado a Moyano que se abrazó a Barrionuevo que se abrazó al Partido Obrero que se abrazó a la Sociedad Rural... Inverosímil, más que increíble. A tal punto que la tapa de Clarín hecha la noche anterior, ya nos contaba entonces lo que había sucedido mañana. ¿Es real todo esto? ¿O es ya el delirium tremens de un 7D que no pueden parar por mucho que paren?
“El paro y los piquetes afectan al transporte, bancos y servicios”, ya gritaba Clarín por la mañana, en su tapa cerrada, escrita, la noche antes, no más allá de las nueve, diez de la noche.
Premonitorio, arengador, ayer el título se desplegaba por las calles. El paro menos que los piquetes, pero sí, “afectaron”.
También se vio, se oyó, se palpó entre los propios –y llegó a los medios, y no sólo a los oficialistas, (y más allá incluso de la posición frente al gobierno)-, la oposición al paro. La desconfianza hacia sus verdaderos motivos, y sobre todo, hacia sus dirigentes. Por algo éstos decidieron no movilizar.
La pregunta es: ¿Podían?... ¿Y luego tener que medirse con el 8N?, y luego, para colmo, ¿pelear cada uno por su tajada en el suceso o el fracaso? ¿Magnetto contra Moyano, Moyano contra Barrionuevo, el Partido Obrero contra la Sociedad Rural , y así otra vez todos contra todos?... No movilizaron, pero antes de las diez de la mañana, todos ellos ¡y por unanimidad! habían decidido ya que el paro era “un éxito”, y era “contundente”.
Lo cierto es que al correr del día, los piquetes, los ataques a colectivos y negocios, las patotas y las amenazas, ensuciaron la supuesta victoria. Luego empezó, como es de uso, la batalla de los números.
Poco importa. La verdad de esos números se dirimió en las urnas hace apenas un año. Se eligió un gobierno, y un rumbo. Eso es lo que importa.
Poco importa. La verdad de esos números se dirimió en las urnas hace apenas un año. Se eligió un gobierno, y un rumbo. Eso es lo que importa.
Mientras tanto, desde entonces y antes, el país crece, la tasa de desempleo no sube, y la balanza comercial cierra a favor.
El Banco Mundial -no el Indec-, informó que en los últimos diez años la clase media en la Argentina se duplicó, superando a toda la región; así como también fue el país de la región donde más descendió la desigualdad social.
En simultáneo, allende los mares, el último jueves se anunciaba que la Eurozona estaba otra vez en recesión. Las tasas de desempleo, allá, los ajustes, los recortes, y las ejecuciones hipotecarias estallan en paros continentales, suicidios y protestas y una represión como no se veía desde los días de acero de las más recias dictaduras latinoamericanas.
En ese contexto, nacional e internacional, estos dirigentes, tan disímiles entre sí, tan enfrentados desde siempre, de pronto, all together now -al menos por un día-; convocan a un paro nacional. ¿Qué buscan? O antes mejor: ¿qué los une?
Los planteos sociales en defensa del trabajador, no, porque a Barrionuevo no se le ocurrió un solo paro durante la última década infame, ni Magnetto lo hubiera apoyado tampoco. Mucho menos abrazado a Pitrola y a Moyano al mismo tiempo. Ningún planteo de los que plantean, es lo que buscan de verdad.
“La oposición a Cristina”, dicen.
“La oposición a Cristina”, dicen.
Y sí, eso los junta, pero no los une, no los amalgama.
Los amalgama el 7D, Clarín. Otra vez Clarín, siempre Clarín, que conforme cae desespera y así nos descubre la verdadera magnitud de su poder y su fuerza.
Clarín, que recoge los vestigios de esa Argentina terminada, y les da como puede, con sus exhaustos columnistas, una sustancia política, inconsistente, ecléctica y confusa, pero también por ello muy maleable, útil para cualquier situación cuyo objetivo sea siempre el caos.
Sin el apoyo del Grupo (lo que es, supone y oculta), el paro no hubiese encontrado eco en ningún sector, y el flamante frente no sería sino lo que es en realidad y de hecho: una popular bolsa de gatos.
Más que unidos amontonados, allí estaban los vencidos del último octubre, y del próximo diciembre; más Moyano, que sonada su hora, ya doblegado su viejo enemigo el neoliberalismo, se vuelve a su casa y entrega su sitio … o se abraza a Barrionuevo y le da vida de nuevo.
Juego de manos... |
Hacia las cuatro de la tarde en el edificio Azopardo, la conferencia de prensa. Moyano, Micheli, y los otros jefes, menos Magnetto, Barrionuevo y Biolcatti, ausentes por impresentables.
Los sí presentes, por su parte, abrieron la conferencia como si fuera un acto, se autofelicitaron por la victoria de un paro que decidieron, ellos, allí, casi total. “Un 90% o más”, dijo Moyano. ¿110, Hugo?... Y luego vinieron los discursos.
Hablaron varios, incluso Buzzi -adoptando la forma del recipiente que lo contenía (y acariciando sin parar, como asustado, los hombros de Moyano)-; pero todos dijeron más o menos lo mismo: que la soberbia del gobierno, que el ninguneo, que la falta de respuestas; repetían con exaltados, hasta que un cantito de la hinchada ganó el aire y delató la lucha: “Siga el baile, siga el baile/ al compás del tamboril/ si lo tocan a Moyano/ les paramos el país”.
Ahí la verdad. Recuperar o mantener los espacios personales de poder. Eso los junta, y Clarín los contiene. Y tan increíble les resulta a ellos mismos ésta su propia alianza, que ni siquiera se plantean un después. No traen propuestas, proyectos ni nada ¿Para qué? Después cada cual de vuelta por la suya.
Porque más allá de los cantitos y las caricias, un pájaro negro sobrevolaba la fiesta: la Ley de Medios, cuyo aprobación fue apoyada por la conducción de esa misma CGT, y ayer urgida, incluso, por Julio Piumato, de los judiciales… ¿Cuánto podrían durar, entonces, los besos de Bonelli y Moyano?, los arrumacos del propio Piumato con Inmorales Solá; Pitrola en la cama de Nelson Castro...
Así queda claro que el único plan que traen es el caos, barajar y dar de vuelta, y después otra vez cada cual por la suya. Clarín retomaría el manejo del país; sus socios de la timba financiera volverían a masticarse la producción nacional y sus puestos de trabajo; de nuevo Moyano tendría por qué pelear, y otra vez Barrionuevo nos pediría que dejemos de robar por lo menos dos años. Ese es el plan.
En esa lucha, en esa desesperación, al menos por un rato, ¿por qué no iría a abrazarse Magnetto con Moyano, si ya se abrazó con Shocklender en contra de las Madres?...
Todo es posible en la dimensión desconocida.
Sólo que ya de este lado, en la realidad real, no hay Magnetto ni paro que pare los relojes, y el 7D sigue su marcha hacia nosotros, y a por ellos...
Tic… tac.
* * *