////// Año XVIº /// Editor Anónimo: Daniel Ares /// "Prefiero ser martillo que yunque", Julio Popper ///

sábado, 2 de febrero de 2013

ANÉKDOTAS - HOY: "El extraño del pelo largo", con Tanguito y Miguel Abuelo...

Anékdotas

Hoy: “El extraño de pelo largo”

Con: José Alberto Iglesias, Tanguito

Actor invitado: Miguel Abuelo


Por aquellos años gobernaba el general Juan Carlos Onganía y los bastones largos eran mejor vistos que el pelo largo. Pero José Alberto Iglesias, el mítico Tanguito, entonces era del todo anónimo y llevaba el pelo largo. Cierta vez caminaba por las calles de su barrio con Miguel Abuelo, cuando alguien desde un camión le grita:
-- ¡Cortáte el pelo, maricón!...
Y él le responde inmediatamente.
-- ¡Y vos cortáte el camión!


* * *

martes, 29 de enero de 2013

EUROPA EN GUERRA: INTELECTUALES EUROPEOS AVISAN HOY LO QUE EL MARTIYO AVISÓ HACE AÑOS.



Apenas inauguramos este blog, en octurbre de 2008, con el nombre El Martillo, en la comunidad de Clarín, presentamos  nuestra sección Europa en guerra, con un post que avisaba ya desde su título: Europa se termina otra vez. Hoy doce altos intelectuales europeos, nos repiten y anuncian, casi un lustro después , el final de Europa.

DEMASIADO TARDE PARA LÁGRIMAS




“Europa no está en crisis, está muriéndose”, dice el Manifiesto por la Unión titulado Europa o el caos, firmado or doce intelectuales europeos y hecho público el último sábado en distintos diarios de allá. “Europa como voluntad y representación, como sueño y como construcción, esta Europa que pusieron en pie nuestros padres, esta Europa que supo transformarse en una idea nueva, que fue capaz de aportar a los pueblos que acababan de salir de la Segunda Guerra Mundial una paz, una prosperidad y una difusión de la democracia sin precedentes, pero que, ante nuestros propios ojos, está deshaciéndose una vez más”.
Subrayamos: “una vez más”.
Esto decíamos nosotros allá por octubre del 2008: “Todo nos avisa que Europa se termina otra vez. Nos gustaría anunciar otra cosa, pero no vemos otra cosa. Vemos inflación, desocupación, recesión, inmigración ilegal, necesaria pero resistida, extinción… antes de cada gran guerra, las cosas estaban incluso mejor. Ya nos gustaría anunciar como angelitos trompetudos un futuro dorado… pero no es lo que vemos… Y tampoco nos place parecer apocalípticos, pero no podemos negar lo que vemos, no importa si nadie más quiere verlo…  Europa en llamas, vemos… otra vez, sí…”.
El post se titulaba “Europa se termina otra vez”.
Subrayamos: “otra vez”.
El lustro casi que dista entre uno y otro texto, confirma la condición de profética que le asignamos a nuestra sección Europa en guerra, pero, sobre todo, la parsimonia o falta de reflejos de las clases pensantes europeas, que recién ahora, después de juntar doce, , avisan lo que este humilde blog viene advirtiendo hace ya tanto.
¿Duermen? ¿Son bobos? Ni una cosa ni la otra.
La mayoría de ellos simplemente participaba de la fiesta envueltos en su propia nube de esplendor, y ahora que el agua sube y los alcanza, ahora que el abismo se abre bajo sus propios pies… por fin lo ven.
Europa se termina una vez más, otra vez… y van…
Es poco y nada lo que podemos agregar a lo ya dicho en tantos posts, sin parecer que nos jactamos, pese a que alguna vez explicamos por qué sencillo método llegamos a esas visiones (ver Confesiones de un profeta).
Hoy doce iluminados intelectuales europeos, rasgan sus vestiduras y nos repiten en un manifiesto tardío y vano. Europa ya está jugada, y no se dieron cuenta.
Acto seguido, se reunieron los doce en el teatro Rond Point de París: Vassilis Alexakis, Hans Christoph Buch, Juan Luis Cebrián, Umberto Eco, György Konrád, Julia Kristeva, Bernard-Henri Lévy, Antonio Lobo Antunes, Claudio Magris, Salman Rushdie, Fernando Savater y Peter Schneider,
(Le recordamos al lector que toda esta gente suele cobrar por estas cosas, o, en su defecto, obtienen a cambio difusión y prensa para sus obras y presentaciones).
Sentaditos sobre un escenario; reclamaron la unión política que les fue históricamente imposible, y ninguno de ellos recordó por qué.
Pidieron por la Europa que soñaron sus padres al salir de la Segunda Guerra, y no ven que allí la tienen.
Con facilismo televisivo, Umberto Eco la embistió contra Berlusconi, pero nada dijo del pueblo que lo votó.
El alemán Konrád, bien alemán, recordó que la Merkel los había salvado de la “negligencia de los países del Sur”, y con la misma cara calificó de “superficiales, nefastas y muy peligrosas las divisiones ideológicas norte-sur”.
El francés Bernard-Henry Levy, en nombre de la patria, negó que la intervención en Mali sea un rescoldo colonial, y en cambio advirtió que “Europa está viendo surgir a sus puertas un estado terrorista, y se lava la manos”, (en alusión, entendemos, al poco y cero apoyo brindado por las potencias occidentales  a la invasión de Francia en Mali).
Y así por ahí, bla-blá bla-blá, sin acuerdos, propuestas ni soluciones, se fue deshilachando este debate titulado Europa o el caos, y en el cual doce distinguidos pensadores europeos, expresaron con tanta claridad, “encarnaron”, diríamos mejor, las verdaderas razones por las cuales Europa se termina otra vez.

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viernes, 25 de enero de 2013

CLARÍN, LA NAZIÓN, EL PAÍS: HISTORIA UNIVERSAL DE LA INFAMIA




Sorprende que sorprenda que el diario El País de España se haya desbarrancado por el abismo irreversible del descrédito publicando una falsa foto de un hombre entubado asegurando que era el presidente Hugo Chávez Frías. Venían demasiado fuerte, y siguieron de largo. Un desastre anunciado por la desesperación política que hace rato los alejó del ejercicio básico del periodismo.
Reflejados en el tétrico espejo de su socio Clarín, El País lleva dos días pidiendo perdón.  Pero sólo por la foto.

 
EL JARDIN DE LAS MENTIRAS QUE SE BIFURCAN





Sometidos de pronto a dictadores mediocres, generales cuyo solo talento eran sus botas bien lustradas, los grandes capitales concentrados sin patria, allá por los 80, descubrieron que los golpes militares y sus consecuentes dictaduras, eran negocios vencidos, obsoletos. Mejor y más modernas resultarían las democracias teledirigidas a través de los medios masivos de comunicación, que entonces, rápidamente, se compraron.
De allí que hoy la mentira madre de los grandes medios periodísticos, es que no son medios periodísticos, sino grandes empresas, conglomerados de empresas unidas por sus exclusivos fines de lucro, sociedades anónimas que cotizan en bolsa, y que si aspiran al poder político, es con el solo objetivo de multiplicar sus réditos.
En el caso concreto del diario El País de España, otra gran mentira es que sea de España. La empresa que lo produce es el Grupo Prisa, cuyo principal accionista, desde 2010, es Liberty Adquisition Holding, un fondo de inversión norteamericano. Así también en la Argentina gurpos como el Goldman Sachs y el Barton Group, tuvieron y tienen acciones de Clarín y La Nazión.
Y así aquí, y allá, estos grandes “fondos de inversión” –como les gusta llamarse- hicieron su agosto durante muchos, muchos años, elaborando con políticos rentados el menú democrático sobre el cual después, recién después -de última-, elegiría la gente.
Y así también a costa de la gente –y en todas partes- estos grupos amasaron fortunas planetarias, y entonces compraron más políticos, jueces, policías, causas, contubernios, prebendas, exenciones, o sea, todo.
Las dictaduras “limpiaron” o anquilosaron los medios, para luego entregárselos a una democracia parida tan luego por esos mismos medios anquilosados y vaciados por las dictaduras previas. Así en América Latina, como en Grecia, España, Portugal… Italia, por qué no.  
Silvio Berlusconi quizá haya sido y es el producto más perfecto del gran experimento capitalista de reemplazar la artillería con los diarios y la aviación con la tevé. Mejor que reprimir, era persuadir, distraer, o narcotizar. 
Los medios reemplazaban las armas, y cocinaban en su futilidad cualquier ideología.
Aquí, allá y en todas partes, el neoliberalismo devorador de hombres, era de pronto  amado por las masas y triunfaba en las urnas.
Convertibilidades monetarias embriagaban a las clases medias, mientras la prensa grande saludaba la victoria, y callaba su precio. Todo iba bien.
De a poco en los medios los gerentes comerciales le ganaban su pulseada a los jefes de redacción. El negocio valía más que la noticia, y el holding más que el lector. Clarín promocionaba Canal 13, Atlántida Telefé, O’Globo la Red Globo, El País los productos del Grupo Prisa…El periodismo, como oficio, degeneraba en publicidad. Y todos tan contentos.
Los capitales y el poder político, mancomunados por los grandes medios, copulaban y se reproducían. Un Aznar no iba más allá de un Zapatero, y ya se resolvía en un Rajoy. Un Alfonsin se consagraba en un Menem, continuaba en un De la Rua, que a su vez se resolvía en un Duhalde, en una pesificación  nacional, y otro negocio continental. Todo iba bien. .
“Pero antes del quebrantamientos es la soberbia”.
Hicieron de la democracia un chasco barato, y les explotó en la cara.
Ninguno quiso escuchar a Perón, abusaron de la paciencia de sus pueblos, y los pueblos hicieron tronar el escarmiento.
El gran fracaso aquí, allá, y en todas partes, fue ecuménico, y también los alcanzó.
Y fueron descubiertos.
Era hora de buscar al ventrílocuo que les daba vida a tantos muñecos.
Entonces los dueños de esos medios, sus empresas, sus conexiones, sus ramificaciones, sus monopolios, quedaron al descubierto; y entonces la desesperación.
La práctica periodística fue por completo sometida, apenas, a las necesidades políticas, cuando no procesales, de las personas físicas de sus dueños, los hombres y las mujeres que encarnan, que son, esos grandes capitales sin patria.
Y allí por fin despegaron. Los medios.
Olvidaron su esencia, y lo que es peor, la base del negocio que los mantiene erguidos: la credibilidad del público.
Desenmascarados de su careta de independientes, objetivos y veraces, ya no les importó más nada y se largaron a mentir sin calcular los riesgos y por cada mentira precisaron de dos más, y allí se fueron enredando y perdiendo en un jardín de mentiras que se bifurcan. y que los llevó tan lejos de la verdad de la realidad; que en la Argentina aseguraban la derrota de Cristina hasta la tarde previa de su aplastante victoria; y en España no distinguieron al presidente Hugo Chavez, de un paciente cualquiera internado allá por  el 2008 ni se sabe dónde.
Lleva dos días, ya, el impoluto diario El País, pidiendo disculpas por no haber sabido trabajar, por no chequear el material como corresponde, más aún tratándose de material tan delicado. Dos días, llevan. Recién empiezan.
Clarín y La Nazión, -socios del Grupo Prisa, en, por ejemplo, Radio Continental, y otros productos-, enseguida salieron en defensa de lo indefendible, a explicar lo inexplicable, a mitigar la culpa cuando menos, de tan ilustre par.
En una crónica que pretende ser emotiva, un tal Daniel Juri, en nombre de Clarín, le pone una mano en el hombro al avergonzado El País, y lo explica y se complica, y tanto, que al final sin quererlo se le escapa una verdad: “la falsa fotografía apareció por un rato en Elpaís.com, que parece haber sucumbido ante la seducción de “la noticia deseada”.
Quizá el cronista ni se dio cuenta –seguro- pero desearle el mal a un presidente, a un cualquiera incluso, no es exactamente un ejemplo de periodismo, mucho menos objetivo. Es simple y llana rabia política, odio, intereses contrariados, inmundicia moral… es cualquier cosa menos periodismo.
O en tal caso, nada personal: sólo negocios.
Pero negocios nada más, ningún periodismo.

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sábado, 12 de enero de 2013

LA FRAGATA, LA FIESTA, CRISTINA Y LOS OTROS…



El miércoles en el puerto de Mar del Plata, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner fue más lejos que nadie en la historia moderna de la democracia argentina, y plantó a la  histórica JP, a las Madres y las Abuelas, y al pueblo en general, frente a la Armada Argentina, para vivarla, unidos todos, en una recepción que culminaba una gesta pacífica pero patriótica, donde el asunto en cuestión era la soberanía nacional vendida en tiempos de Cavallo.
La oposición, ausente en su autismo, no vio en todo esto más que un acto partidario, repetido y obligado.
Después se sorprenden con sorpresas como las últimas presidenciales.



ELLA Y SÓLO ELLA

El cómico rabioso Eduardo Feimann no pudo soportarlo y abandonó la transmisión de su fragmento en vivo en el canal C5N. No aguantó la fiesta.
Mientras la cámara de su helicóptero –suyo del canal, claro- mostraba la Fragata Libertad en su maniobra de amarre, Feimann negaba entre espumarajos que los marinos a bordo fueran en forma alguna héroes apenas por resistir en un puerto extranjero el sitio a la nave por parte de un ejército africano. Quería muertos, Feimann, y no había. La multitud reunida allí, tampoco lo conmovió. Todos en su conjunto eran el solo resultado de una maniobra tranviaria y alimenticia. “Fueron traídos en ómnibus desde distintas partes del país”, y contaba la cantidad de choripanes que eso podía costarle a la gente como él. Precisiones no tenía ninguna, pero igual anunciaba anuncios que después al final no se anunciaron. Y por fin se calló del todo cuando vio que ni los choripanes ni los ómnibus podían explicar la sincera devoción de esa gente que sólo quería besarla. Y se fue, Feimann, no aguantó tanta alegría ajena,  y se borró. La fiesta y la verdad lo desbordaron. C5N mantuvo las imágenes de su helicóptero, la música épica de fondo, y un silencio de radio que valía más que mil palabras… (sobre todo de Feimann).
Es cierto: en todo esto este muchacho resulta una criatura insustancial, nada tenemos contra él (incluso sabemos de sus problemas nerviosos), apenas lo tomamos como ejemplo, como muestra, como una encarnación casi perfecta de esa Argentina amarga que más se amarga en cada fiesta de la otra Argentina.
Clarín, por ejemplo, el miércoles nada más vio que Cristina recibió a la Fragata “rodeada de militantes”. Responde a su lógica: “la gente es boluda, por eso nosotros la manejamos siempre”.  Aturdidos por la derrota que supone su tremendo poder oculto por fin descubierto (si la Corte fallara a favor de ellos, terminaría de arruinarlos), el Grupo hunde la cabeza en la tierra, y no quiere ver nada. Más nada.
La Nazión, apuntado puntualmente en el discurso presidencial, menciona la acusación, sí, pero sigue sin responderla, y luego eleva a categoría de escándalo el retiro obligado de un militante –uno solo- de Greenpeace, que en tal caso le reclamaba a Scioli, no a Cristina... La Nazión le dedica todo un artículo, preocupado, claro, por la libertad de expresión. De los 100 millones que nos deben como Estado desde hace diez años, ni palabra.
Apenas por la tarde, Clarín.com amplía a su socio y no sólo se ocupa del militante de Greenpeace, sino que por supuesto lo entrevista, y allí admite que sí, que  fue sacado “¡a empujones!”… El caso nos recuerda el no menos simpático caso del hincha de Camerún, perdido en una fiesta ajena.
Los referentes de la oposición –de alguna forma hay que llamarlos-, también, como el hincha de Greenpeace, consiguen su espacio en los dos grandes medios, siempre y cuando canten la canción correspondiente.
El socialista Hermes Binner, desde La Nazión (como corresponde al socialismo argentino desde los espectaculares días de don Alfredo Palacios), optó por despreciar al gobierno argentino destacando al de Ghana, el cual tiene a bien –dice él (experto en Ghana de pronto)- de no intervenir en las decisiones de su Corte Suprema. ¿El grito ahora será: Ni Cuba, ni Venezuela: Ghana…?
En cambio el intrascendente pero ruidoso Pino Solanas –desde Clarín él- entró con la pierna a la altura de los dientes y de todo lo que todos vimos el miércoles, él sólo rescató una “teatralidad histérica de Cristina”, un “acto militante”, “algo más de la impostura en la que viene trabajando el Gobierno Nacional”, y advirtió sobre una “violación continua del andamiaje institucional y jurídico argentino”, (aunque esto, se entiende, no fue referido a las infinitas cautelares eternas que protegen al Grupo Clarín, a La Nazión, y a la Sociedad Rural Argentina).
Así, en esa línea, obedientes y falaces, las voces de la oposición consiguen o mantienen su ratito en los medios del Grupo, mientras se cagan no sólo en la verdad y en la gente, sino, y sobre todo, en ellos mismos…
Porque todos estos todos juntos, después, son los que no entienden cómo Cristina se los lleva puestos en las urnas.
El miércoles volvió la Fragata Libertad a la Argentina luego de haber sido retenida en Ghana por la acción jurídica de fondos buitres, que ni siquiera los amos del norte admiten.
Los marinos a bordo, resistieron como debían resistir, es su trabajo, se ganaron su aplauso, pero no más cumplieron con su deber.
La presidenta, en cambio, tuvo la opción de pagar -como hicieron la mayoría de sus pares en su momento-, y entregarse sin resistir. Pero no. Resistió más que nadie y el miércoles estaba allí, justamente porque ella comandó esa gesta.
Y ella y sólo ella, allí, podía juntar a  las Madres de Plaza de Mayo, a las Abuelas, a la JP, al pueblo en general, con la Armada Argentina, cuyos más altos oficiales parecían sonreír para mostrar los dientes, mientras oían, en los silencios de Cristina, cantar a los pibes de la JP, “che, gorila, che gorila/ no te lo decimos más/ si la tocan a Cristina…”.
Que nadie se engañe. Ella y sólo ella puede pararse entre esos diques, y hacer algo mejor que contenerlos. Reunirlos, unirlos.
Luego su discurso fue una vez más ilustrativo, profundo, y valiente.
Los que dicen que nunca explica nada, son los sordos peores que no quieren oír.
Los que esperan que afloje o "cambie el rumbo", deberían olvidar a esos presidentes que en campaña prometían una cosa, y en ejercicio hacían otra. Ella no es esos.
Los que la acusan de "soberbia", deberían revisar el concepto que tengan de las palabras “convicción”, “ideal”, “principios”.
Los que dicen que divide al país, el miércoles no quisieron ver, ni escuchar, ni entender lo que esa mujer, ella sola y sólo ella, hizo allí con los enemigos de siempre.
Los que hoy dicen que eso no fue más que un acto político, son los mismos que ayer juntaban la plata para alimentar a los buitres.
Hay una Argentina nueva, que crece y es digna, y en la que el tigre ya pasta con el cordero; es la Argentina de Cristina, la Argentina de fiesta.
Y hay otra Argentina, una Argentina vieja y amarga que se extingue entre lamentos vanos y un horrible pasado que no la deja dormir. Es la Argentina de Clarín, del frustrado cineasta Pino Solanas, del sospechoso Hermes Binner, del cómico Eduardo Feimann, una Argentina menor y miserable, que se va por eso, porque no soporta la fiesta de la rabia que le da su propia tristeza.

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jueves, 20 de diciembre de 2012

CGT: LA MARCHA DEL AYER: CUANDO MUCHOS SON POCOS.


 
Escasa pero variopinta, ruidosa pero organizada, la multitud que ayer acudió a la convocatoria de Hugo Moyano, dejó la Plaza sin llenar, el discurso sin oír, y al país sin conmover. Pese a los esfuerzos del Pro, la izquierda, Barrionuevo, el campo, Vilma Ripoll, y el mismísimo Clarin entre otros; juntaron menos gente que un Lanús-Banfield.
Pero las despedidas siempre son tristes.


LA MARCHA DEL AYER

Ayer nomás...



“Faltó tanta gente, que si faltaba uno más, no cabía nadie”.
Macedonio Fernández



En un hecho casi imperceptible, y sin embargo extraordinario, marcharon ayer hacia la Plaza de Mayo, las fuerzas de oposición convocadas por la CGT de Hugo Moyano y Pablo Micheli, acompañados por el hijo de Alfonsín y pedazos del radicalismo, otro pedazo del Pro y algunas agrupaciones de izquierda, junto a Buzzi el de la mesa de enlace, el medio peronista medio izquierdista medio liberal Pino Solanas; el líder sindical de los campesinos esclavos Jerónimo Venegas; la intransigente sin embargo Vilma Ripoll, y el nunca bien ponderado –por algo será- Luis Barrionuevo, entre otros desesperados. Un crisol de risas, sí.
Y desde luego, sobrevolándolo todo, el espíritu de Clarín, que dijo presente en su edición de hoy, otorgándole la tapa y hablando de un “acto masivo” como si la televisión todavía no hubiese sido inventada.
Sin embargo su adusto socio La Nazión, ni siquiera tapándose las narices pudo ir tan lejos, y reconoció una plaza “semivacía”, y hasta reparó en la pérdida de popularidad que viene sufriendo Hugo Moyano. (“Antes que Moyano, la nada”, pensarán los Mitre-Saguier)…
El caso es que la televisión sí fue inventada, y ayer nomás transmitió en directo imágenes de una multitud rala y ruidosa, organizada, sí, pero insuficiente… al menos para cubrir siquiera la mitad la Plaza.
Como quien oye llover, se oyeron los oradores.
Moyano parecía hablarle a nadie, mientras las cámaras enfocaban grupos dispersos, ajenos al discurso; contentos, pese al drama interpretado por su líder, o cuando menos animados, meta redoblante y bombo, y dale que va.
Arriba en el palco, junto a Pablo Micheli, y otros que nunca lo quisieron, Moyano lanzaba su propuesta política sin propuestas por el momento; luego algo dijo sobre el impuesto a las ganancias –tema que tampoco provocó la expectación del público-, y aunque le apuntó al gobierno todo el tiempo, al final dijo que la marcha no era contra el gobierno. La contradicción pasó inadvertida como todo lo anterior.
Curiosamente, ni siquiera las infalibles menciones a Perón y Evita despertaban la ovación espontánea. Moyano debía repetirlas una y otra vez como remates de un chiste que no se entiende. Triste chiste.
Los parches no paraban de batir, pero Moyano comprendió que ya no daba para más, o que ya daba lo mismo. Probó algunas últimas frases de efecto, la inflación, la inseguridad, pero los parches no alteraban su batir. Parecían en automático.
Cualquiera sabe que ayer allí Moyano, frente a esa multitud ausente, comprendió él también el precio de ser Clarín, de haber creído que era gratis ningunear la voluntad del último electorado. Y no.
Ayer, con el apoyo del mismo radicalismo que hace once exactos años desataba el caos y asesinaba 35 personas; con el apoyo del trotskismo iluminado, de los vestigios del duhaldismo, de los sectores más rabiosos del Pro, del heterodoxo Luis Barrionuevo,  y del poderoso Grupo Clarín; ayer no juntó más gente de la que junta un clásico habitual entre Lanús y Banfield.
Son lamentables, desde las incomodidades tranviarias que provocan, hasta los obstáculos que siembran en un proceso de inclusión y crecimiento como ellos todos juntos ni solos consiguieron jamás. Son lamentables, sí. Ellos, en sí mismos, son lamentables.
Pero tampoco importan. Unos con otros se neutralizan apenas aliarse, como anticuerpos y bacterias que así se tocan se eliminan.
Una de las crónicas de hoy narraba qué chochos quedaron los grupos de izquierda cuando desde los altoparlantes los despedían con la marcha peronista.
¿La habrán coreado los muchachos del Pro?
¿Vilma Ripoll a dúo con Barrionuevo?
¿Moyano a solas con Magnetto, los dos tristes, solitarios… finales?
Ayer, ruidosos pero imperceptibles, unidos por el espanto, sin ningún amor, convergieron hacia su propio vacío los representantes finales de un país terminado hace once años.
La izquierda intransigente, históricamente inútil, aunque funcional otra vez a los sectores más reaccionarios.
Las sobras de un peronismo, que lejos de ser inútil, sirvió a quien no debía.
Los miserables de siempre que esperaban otra suerte personal en el esquema de poder, y ahora niegan la causa de todos por el pedacito de ellos.
Los remanentes de una cúpula sindical dispuesta a resucitar al enemigo con tal de seguir peleando.
Los remanentes de una cúpula sindical que siempre fue el enemigo.
Los escombros del radicalismo, y Ricardito Alfonsín, como el hijo de Porcel, reclamando una gloria que nadie le reconoce.
Y entre todos ninguna propuesta.
Un ramillete de quejas arrancadas a Clarín, y los bombos.
Ayer allí estaban todos y no eran muchos ni ofrecían nada.
Pero representaban inobjetables a ese país que así se va, quejoso aunque festivo, inoperante pero estruendoso, individualista, hipócrita, abrazado a Clarín como a un tronco petrificado, rumbo al ayer que los parió.


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lunes, 17 de diciembre de 2012

CARTA ABIERTA A NUESTROS LECTORES...


  

Queridos lectores, amigos, compañeros, y no:

   En esta hora de victoria, queremos precisar nuestra posición.
Muchos consideran El Martiyo un blog “oficialista”. No es así.
Ya explicamos alguna vez que dicha impresión resulta de una ilusión óptica generada por el hecho de que este gobierno es martiyista.
Desde nuestro punto de vista, es el gobierno nacional el que hace lo que nosotros queremos, y no al revés.  
El Martiyo nació en octubre de 2008 como una consecuencia más de la llamada crisis del campo, cuando el voto no-positivo del no-positivo Cobos, cuando el Grupo Clarín-La Nazión (lo que es, supone y oculta) parecía el vencedor invencible de la historia Argentina; y cuando vimos a tanta gente buena y sencilla y tan confundida, bailando abrazada a la Sociedad Rural, a la cúpula eclesiástica, a Duhalde, a Barrionuevo, a los poderosos de siempre, y sin percibir, ni por asomo, la derrota que festejaban…
Entonces comprendimos hasta qué punto Clarín, el Grupo, nos había dañado.
Veinticinco años de periodismo industrial, más de diez colaborando con el Grupo, con distintos productos y tentáculos del Grupo (no sólo con el diario), me habían vacunado contra ese mal, pero a cambio multiplicaban mi espanto.
Ahí nació El Martiyo, y no para defender al gobierno, sino para atacar a Clarín.
El Martiyo, su editor, por otra parte, no está interesado en defender un gobierno u otro, porque personalmente no participa en el poder, y porque antes que el partidismo interno, le preocupa la independencia nacional, y sabe, pese a lo repetido hasta el hartazgo en las escuelas, que la Argentina no es todavía un país libre y soberano, y por lo tanto, apoya las políticas, del partido que fueran, dirigidas hacia ese objetivo: la independencia nacional.  
Pese al himno, al 25 de mayo, al 9 de julio, y la Casa de Tucumán, aún la Argentina no es económicamente libre –los recientes pagos de la deuda negociada, pero deuda todavía, y la Fragata en Ganha, son apenas botones de esa muestra-; tampoco territorialmente somos soberanos aún, allí están las Malvinas, Georgias y Sandwichs del Sur como heridas abiertas; y parte de nuestra población y su clase política, y los grandes medios, están culturalmente colonizados.
Mal que les pese a los que odian a este gobierno, en el fondo de sus almas tristes, saben que más de una vez en estos años le desearon el mal al país. Eso es de cipayo, y si tenemos cipayos, es porque no somos libres.
Así enfocada, tampoco entendemos la política argentina como una lucha de poder entre distintas facciones o lemas, sino como un enfrentamiento moral entre los que buscan liberarnos de los viejos amos (la oligarquía terrateniente, los monopolios de todo tipo, la Iglesia secular, la banca financiera internacional, el Departamento de Estado norteamericano, etc); o encadenarnos todavía más.
En esa lucha, la derrota del Grupo resultó siempre para nosotros la madre de todas las batallas.
Que los dos grandes medios hubieran abandonado la práctica del periodismo por el ejercicio soterrado de la política, se podía entender... Que subestimaran constantemente a sus lectores con mentiras ligeras y desmentidas demoradas, era un riesgo de ellos. Pero pronto quedó claro que Clarín y La Nazión estaban a favor de cualquier cosa que dañara a este gobierno, aún si esa cosa dañaba a un mismo tiempo al país, que somos nosotros. Ahí lo imperdonable.  
El domingo pasado titulaba en tapa Clarín: “La economía no levanta, y bajan los pronósticos para 2013”; pero ya apenas la bajada confiesa: “Para el año próximo se espera bajo crecimiento, aunque mayor al de 2012.
Una noticia así detonaría de júbilo toda la Europa actual, y medio mundo por lo tanto. Clarín consigue extraerle su gotita de angustia.
No es un detalle, es apenas una pequeña muestra extraída al azar.
Porque así Clarín, a diario, minuto a minuto, 24 por 24, instala el clima casi total de la “actualidad”.
La realidad no importa, porque la realidad es un juego de percepciones; la percepción, por lo tanto, es lo que importa.
Y esa percepción, a nivel nacional, le pertenece a Clarín por prepotencia de volumen.
Cuando se adueñaron de Papel prensa, y luego, cuando se compraron el 90 por ciento de los medios de Capital y Gran buenos Aires, terminaban de comprarse, en realidad, La Realidad.
Así elaboraban a diario, 24 por 24, minuto a minuto, el menú principal sobre el cual después, recién después, de última, elegiríamos nosotros.
Los temas más urgentes, los políticos honestos, y los otros, las figuras más importantes, los mejores grupos, los libros, las modas, el lenguaje, en fin: ellos distinguían, para todos nosotros, el bien, del mal.
De pronto el bien fue Cavallo, Menem, De la Rua, Duhalde, Biolcatti o Shocklender. Ellos lo decidían. La realidad, se habían comprado.
En todos los bares Clarín en la mesa y TN en las teles, y su largo lamento como una garúa imparable sobre el humor del día.
Gotas que taladran la roca, ellos son el día. 
Supieron ganarse el desprecio popular, y culpan a este gobierno.
Pero mucho años antes de que nadie oyera hablar de Néstor Kirchner, ni con quién se había casado; este cronista recuerda un grafiti estampado en distintas esquinas de la ciudad: “Nos mean, y Clarín dice que llueve”. No es de ahora que nunca los quisimos...
Por eso también nunca terminó de convencernos el gobierno de Néstor Kirchner, porque sabíamos exactamente lo que significaba la fusión de Cablevisión y Multicanal.
Y por lo mismo no dudamos en encolumnarnos cuando en el 2008 rompió lanzas con el Grupo... Y hasta nos ganó su simpatía cuando frente al cronista que le recordó lo brusco del cambio, él respondió: “y bueno… ¿no me dejás mejorar?”.
El Grupo Clarín es y ha sido mucho más que un grupo dedicado al negocio de los medios, incluso mucho más que un monopolio: es un estado paralelo, interior, tutor de la Argentina, que se piensa soberana, pero...
Por la sola fuerza de su propio poder transformador de la realidad, no de otra forma, Clarín y La Nazión sobrevivieron a su pornográfica complicidad con el genocidio, como si fuera posible. Pero se entiende: no había político que tuviera su chance en la democracia que ellos manejaban, ¿quién iba a apuntarlos?.
Así desde entonces el Grupo eligió y depuso presidentes, decidió políticas económicas sin considerarnos jamás; ungió y abolió ministros, diputados, senadores, jueces, hizo y deshizo como se le dio la gana, y aún hoy pretenden medir su poder con la República entera.
La lucha por la independencia nacional no ha terminado.
Por eso este blog no pierde su tiempo con Guillermo Moreno, el cepo cambiario, personajes de segunda línea, medidas coyunturales que no rompen la historia ni la doblan... En un país colonizado, esas discusiones caseras hacen las delicias del invasor, que así divide y reina.
La reforma del Banco Central, la negativa a negociar con fondos buitres, la renacionalización de YPF, la libertad para alinearnos con quien se nos de la gana, duplicar la clase media, triplicar el presupuesto de educación, rescatar millons de personas de medio siglo de abandono social, son victorias tangibles en la lucha por la independencia.
A diario recorremos las críticas al gobierno buscando alguna que sin prejuicios nos convenza. Pero desde hace años no hallamos más que agravios o malos augurios que se repiten sin cumplirse, acusaciones sin pruebas, escandalosas denuncias que enseguida se pinchan, o interpretaciones y análisis en sí mismos viciados por los intereses mercantiles de la empresa periodística que los encomienda.
Casi resulta cómico que en todos estos años Clarín y La Nazión no le encontraron a este gobierno la más mínima virtud, ni el más casual acierto; por el contrario, se sintieron siempre acosados,  desprotegidos, incluso censurados, víctimas de una justicia dependiente del poder político
En cambio durante los años del genocidio y la destrucción programada del Estado y de la industria nacional con todos sus trabajadores adentro, Clarín y La Nazión consideraban la justicia independiente, la libertad de expresión plena, y por supuesto, un país con vicisitudes, cómo no, pero nunca notaron nada grave.
El día que la Argentina sea de verdad libre, libre su territorio, su clase política, su justicia, su prensa, sus bancos; quizá nos demoremos en funcionarios de segunda o medidas coyunturales, y hasta le dediquemos el tiempo que sí se merece la impericia inmaculada del intendente Mauricio Macri, que el Grupo también encubre.
Pero mientras una corporación, o dos, o diez, o las que fueran, desafíen al Congreso y al Ejecutivo juntos; mientras un grupete de abogados ignore a la Corte Suprema y marque el rumbo de nuestra suerte; mientras una cámara empresarial norteamericana (la SIP) venga a fiscalizar nuestras políticas internas, y un pelotón de cipayos los reciba con alfombras rojas; El Martiyo continuará en esta lucha por la independencia que tan bien interpreta y traduce en hechos el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, martiyista de la primera hora.


                               El Martiyo



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sábado, 15 de diciembre de 2012

14D: EL CREPÚSCULO DE LOS DIOSES.


14D.
Día de gloria nacional.
Al cabo de 36 años bajo la supremacía del Grupo Clarín-La Nazión, oímos el ruido de rotas cadenas.
Un fallo de primera instancia le dio la victoria al Estado y su pueblo.
El monopolio, entre apelar, o una derrota digna, eligió apelar, y una derrota indigna.
Allá ellos con su final sin fin.
Nosotros de fiesta.


EL CREPÚSCULO
DE LOS DIOSES






Partisanos voluntarios de esta guerra que aquí bautizamos hace mucho La guerra con DOS medios, hoy nos adjudicamos ese pedacito de la victoria que siempre supimos nuestra. El día llegó, fue finalmente un 14 de diciembre, no el 7, pero fue.
Y aunque algunos quieran creer que no está dicha la última palabra, cantamos victoria.
Aún avisados inmediatamente por el mismo Grupo que apelarían este fallo de primera instancia, aún recordando el retorcido pasaje de la resolución de la Cámara contra la Corte, que la semana pasada confirmaba las cautelares hasta que hubiera un fallo “firme y definitivo”, aún así cantamos victoria, porque ya ganamos. Ya no habrá para atrás, Clarín activará las últimas demoras, claro, la desesperación, la gastadísima Carrió, quizá, siempre con Bonelli y Alfano en la versión amarga de dos hombres y medio; o acaso el ya etéreo Cobitos, inaudible desde Mendoza; Macri, tal vez, si lo rescatan de sus inundaciones; Moyano y Piumato, quemando de apuro los gorritos de Clarín Miente; Magnetto enterrado en su bunker ordenando las últimas avanzadas; el desconcierto en sus primeras líneas, el sálvese quien pueda de su oficialidad ajena a la barbarie de toda su historia, la deserción, un terrorismo terminal, estéril y violento, eso veremos: la resistencia de los acorralados, el crepúsculo de los dioses. La derrota.
Y una prueba de esa derrota ya, es la edición de hoy de Clarín, que sangra por todos lados. Ja.
De arranque insisten desde ayer con un comunicado que parece cosido de apuro con los retazos y sobras de 40 meses de alegatos y chicanas inútiles. Jo.   
Pero acaso el punto más alto de su comicidad, lo alcancen con un artículo extrañamente titulado “Constitucionalistas dicen que el juez no ponderó las pruebas”.
“Constitucionalistas”, así como lo leen, “constitucionalistas”, sin artículo ninguno, sin precisión, nada. Como quien dice “Camioneros” o “Mecánicos”, y da por supuesto que invoca a todo un gremio… Ji ji.
Con imparcialidad intentamos leerlo, pero ya de arranque nos topamos con la opinión del doctor Gregorio Badeni, asesor letrado de Adepa (o sea, del Grupo, que maneja Adepa), y ya dimos por leído todo lo que seguía…
Abrazado al mismo rencor, llora por supuesto su inseparable socio La Nazión.
El domingo pasado, contento, agradecido con el fallo de la Cámara sublevada, Inmorales Solá hablaba de “una justicia restaurada”. Esperamos con ansias su columna mañana. Siempre el domingo es menos triste entre carcajadas. Ja.
Hoy apenas repiten los harapos de ese comunicado de ayer del Grupo; y suman un suave corito a las quejas de sus propio abogados… De Adepa, perdón.
Sin embargo, y para deleite de grandes y chicos, en su editorial se les ocurre tan luego hoy referir los festejos por los 50 años de ADEPA, como quien saluda al ahorcado en el día de la soga. Ja.
No importa nada lo que allí dicen, más bien, pero no podemos dejar de comentar, por hilarante, uno de sus mejores pasajes, cuando pretenden recordarle al oficialismo ausente en el homenaje, que tampoco el dictador Juan Carlos Onganía asistió a los centenarios de La Prensa y La Nación (1969 y 1970); y en punto aparte estampan el chiste: “Fue la represalia de Onganía a las críticas a su administración”. Tremenda represalia, cómo no… Otra que la desaparición, la tortura y la muerte... Ellos le habían preparado un pastel, y Onganía no fue a la fiesta… ¿Dónde estaban entonces los famosos organismos de derechos humanos, eh?... ¡Los derechos humanos son para todos, carajo!...
Jo jo jo…
Sí, hoy todo es risa, fiesta, navidad…
Apelarán, seguro, se arrastrarán otro poco, mejor, más jirones de prestigio que dejan al reptar… de nada les valió a los dos recusados de la Cámara sublevarse contra la Corte; pero más les hubiese valido callarse a los obispos del episcopado, que también se abrazaron al Grupo, cuando éste ya estaba en llamas… tampoco de nada les sirvió Lanata, también en llamas. De nada les sirvió en Venezuela, en la Argentina, en ninguna parte… Tampoco ensuciar a las Madres, ni los puteros de Zaffaroni, ni ungir a Sergio Shocklender en la esperanza blanca, ni ahora agarrarse de Moyano que se ahoga, ni la espuma de la rabia de los espontáneos 13S y 8N; nada les sirvió de nada, todo ha terminado.
Despuès de 36 años de supremacía entre los poderes del Estado, el monopolio ha sido sometido.
Es justicia.
Oímos el ruido de rotas cadenas.
Ahora sí.



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jueves, 13 de diciembre de 2012

JUECES JUZGADOS: EL PRECIO DE SER CLARÍN.



Una cámara que desconoce a la Corte y un Poder Judicial que desconoce a los otros dos. El 7D como a pedido de Magnetto, y luego el fallo de Tucumán que subleva a todo el país desde Cristina a Macri. La familia judicial rota en dos, y la decisión presidencial de "democratizar la justicia".
¿Los jueces por fin al banquillo al cabo de dos siglos de impunidad vitalicia, divinidad impositiva, y cofradías herméticas?
Ahora ellos también saben el precio de haber sido Clarín.


EL DÍA DEL JUICIO
 DE TODOS LOS  JUECES



Humildes pero seguros, en distintos posts durante los últimos días, le advertimos a la “familia judicial” entera, que antes o después, ellos también serían juzgados. Y fue antes.
Exentos de impuestos, eximidos de la aprobación popular, ¡vitalicios!, sus señorías todas se creían muy por encima de las contingencias políticas, humanas y sociales de la hora, y no. No. 
La extensión de la cautelar el 7D a favor de Clarín y en contra de la Corte, del Congreso y del Ejecutivo, fue anticipada por un extraño comunicado de algunas asociaciones y organizaciones o mutuales de indignados magistrados -que sin embargo prefirieron esconder sus nombres -, y apenas el lunes, otro en contra, firmado éste por más de 200 jueces, fiscales, defensores y otras personalidades del derecho, que veían presiones, sí, pero no del poder politico sino de las corporaciones.
El domingo en la plaza de la fiesta la presidenta advirtió que la Justicia iba por mal camino, y en eso esstábamo cuando llegó el fallo por el caso Marita Verón.
“Hay que democratizar la justicia”, gritó la presidenta, a coro con nosotros.
Basta de majestades semidivinas cuyas tentaciones terrenales nos llevan al desastre a todos.
Por primera vez en la historia argentina los jueces, no los políticos, no los ciudadanos, no los militares, no los policías ni sus ladrones, no ¡los jueces! en el banquillo. Era hora, decimos nosotros, pero ellos no, claro.
Lejos de eso, se miran de repende desconcertados, en campo ajeno, buscados por el pueblo, ya no por sus pares, por sus propios compañeros, no, ahora son las turbas y sus piedras, los políticos todos, todos, incluso Macri, como quien dice cualquiera…
¿Y ahora?...
Ahora el debate fue instalado.
El 7D, el fallo de Tucumán, fueron dos gotas gordas en un vaso hace mucho colmado. Ahora la inmaculada corte de todos los jueces, amanece bañada en mierda.
Tan luego el domingo, celebrando la prórroga de la cautelar –o el alzamiento de esa Cámara-, Inmorales Solá hablaba en su columna de La Nazión -agradecido por el fallo-  de “una justicia restaurada”.
Nosotros les avisamos: lo que toca Clarín… que le pregunten a la Carrió, a Cobitos, a Duhalde, a la oposición entera…
La bravuconada de esos dos abogados de la Cámara Civil que contra la propia Suprema Corte extendió la cautelar tan luego el 7D, a pedido de Clarín, con pleitesía y sin disimulos, colocó la bomba. Todos miramos de reojo. El caso Marita Verón la detonó.
Venían muy cebados desde siempre, siguieron de largo, un día tenía que pasar, y pasó.
La polémica fue abierta, la presidenta se comprometió con el objetivo, "democratizar la justicia", y como tantas otras luchas que ya dio aún en contextos más adversos que el de hoy (la ley de medios, el matrimonio igualitario, etc), es posible que ésta también la gane. La oposición parece interesada, así como le interesó en su momento, aleluya, la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. El pueblo, el ciudadano, hace rato que no confía en los jueces, en su lentitud incorregible, en sus violadores sueltos, en sus viajes a Miami con la guita de Magnetto… el día del juicio, también les ha llegado.
De pronto sus majestades incontestables, todas, la Justicia, la familia judicial, pasa del estrado al banquillo, y será indagada, investigada… democratizada, bah.
Nosotros se lo avisamos: no debieron abrazar a Clarín.
Es un cactus.

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