////// Año XVIº /// Editor Anónimo: Daniel Ares /// "Prefiero ser martillo que yunque", Julio Popper ///

lunes, 22 de abril de 2013

ECOS DEL 18: ¿LA NUEVA UNIÓN DEMOCRÁTICA, O EL REGRESO DE TELECÓMICOS?...



Hermes Binner, Mauricio Macri, Pino Solanas, Hugo Moyano, Elisa Carrió, Patricia Bullrich, Raúl Castells, Ricardo Alfonsin, Victoria Donda y Cecilia Pando, entre otros –tan  iguales o parecidos como distintos- conforman lo que ligeramente suele llamarse la oposición, y que son, en realidad, la suma de varias, muchas, miles de oposiciones. Tantas como individuos la componen. Un fenómeno similar al manojo de nieve, hecho de cristales todos parecidos y ninguno igual, y que aún amalgamados, y compactados, una vez arrojados contra el muro de la verdad de las urnas, revientan como bolas.



EL VACÍO DE LAS CACEROLAS




Otra vez ruidosa, dispersa, hueca y mostrenca, numérica y políticamente inestimable, la tan anunciada y fogoneada marcha del 18-A, pasó, y sin sorpresas para nadie, el 19-A el sol volvió a salir por el lugar de siempre. Ni el gobierno cambiaba su rumbo, ni era alumbrada ninguna nueva esperanza de oposición en serio.
Alrededor de algunos eslóganes –que los medios que los crearon llamaban “consignas”-durante un par de horas los manifestantes caminaron sin rumbo, sin líderes, sin propuestas, sin respuestas, vomitaron su odio, su fracaso, sus miedos, sus resentimientos y su confusión; intentaron romper el Congreso; les pegaron a los periodistas que no les gustaban; quisieron linchar un pibe del Pro pensando que era de La Cámpora; y sin traer ni llevarse ni dejar nada de nada, vencedores de una batalla sin adversarios, doblaron sus cartelitos y se volvieron a sus casas. Y aquí no pasó nada.
Tan claro quedó tácitamente para todos, que temprano el 19, sin esperar ninguna repercusión, los medios del miedo echaron a repetir una endeble teoría sobre un impreciso silencio oficial debido al supuesto tremendo impacto de la marcha. Silencio que tampoco pudo evidenciarse, entre otras cosas, porque era “temprano el 19”. Pero por supuesto, la verdad no les impidió seguir con la mentira.
En su confusión no se entiende qué esperaban, acaso que todo el periodismo monolíticamente repitiera sus improbables estimaciones; porque de hecho funcionarios y políticos del oficialismo desfilaron por todas las radios y los canales opinando sobre la marcha, y Página 12 y El Argentino –por dar sólo dos ejemplos de medios oficialistas-, le dedicaron buena parte de sus ediciones del viernes, y el tema todavía los ocupa. ¿Qué esperaban? Bien lo dice uno de nuestros aforismos: no hay peor sordo que el que no para de hablar.
El Martiyo, en cambio, sí calló. No supimos qué decir, o mejor dicho… nos aburría repetirnos. Tan parecida esta marcha a la del 13S y la del 8N, que todo lo que podíamos decir, ya lo habíamos dicho, incluso que ya todo lo que podíamos decir lo habíamos dicho mucho antes de la primera marcha, en junio del 2012, en nuestro post Como abrazado a un rencor, cuando los primeros brotes caceroleros… Más aún: ya el 19-A todo lo que oíamos y leíamos, de un lado y del otro, nos sonaba a cosa ya leída, ya oída. Todo. El tema del día traía el tufo rancio de la noticia vieja. Nada nuevo había sucedido, nada nuevo podía decirse.
Acaso la única novedad fuera la presencia de algunos políticos del “arco opositor” –como les gusta llamarse a los extras de TN-, resabios de la terrible Alianza, vestigios radicales, reaccionarios pro, travestis ideológicos, caras que después de mucho se animaron a poner la cara, y ni siquiera todos.
Sus asesores además del propio miedo le aconsejaron a Mauricio Macri que apoye la protesta todo lo que quiera, pero que se quede en su casa o se vuelva a Trancoso. La mayoría de los manifestantes venía tan luego de Belgrano, Palermo, Nuñez, y toda la inundación.
En cambio Elisa Carrió, lider natural del uno por ciento del electorado –nunca lo olvidemos-, se ganó algún aplauso –ninguna ovación -, y hasta se llevó la visión de un cartelito que le pedía perdón por haberla considerado loca. El portador, sin embargo, no era psiquiatra.
Jorge Lanata –el rival de Rial- también fue aplaudido por ahí, por supuesto (para eso pasó). Pero no firmó autógrafos, ni se mezcló con la gente. Más ancho que nunca, se expandía dentro de un auto saludando como el Papa.
Infaltable Patricia Bullrich, a la mañana siguiente diría desde La Nación “la protesta la articulé yo”, para desmentirlo y pedir disculpas apenas esa misma tarde a través de un comunicado y en una nueva y rápida demostración de su atlética flexibilidad moral.
Un enclenque Raúl Strassera –que en tiempos de democracia perseguía a los mismos militares que en tiempos de dictadura obedecía-, advirtió enérgico que “así, en democracia, comenzó Hitler”. Muy enclenque, subrayamos. Sin embargo a su lado asentía Ricardito Alfonsín como un perrito de luneta con los bigotes del padre.
Esperanzados aunque aturdidos, muchos soñaban con la unión en un frente único de Binner con Macri, y Solanas y Pinedo, y la Donda y la Pando, y la Carrió y la Rural, y la Bullrich más Lanata y we are the world más allá de todas las diferencias y los enfrentamientos, de la falta de programas, de ideas y proyectos… como esos cristales de nieve que después revientan como bolas. La gente soñaba, cómo no.
Y se expresaba. Aquí y allá cobraban algunos periodistas –todos de medios oficialistas, que nadie se asuste-; otros en cambio intentaban invadir el Congreso cuando confundieron a un pibe del Pro con uno de La Cámpora (por eso son tan importantes las pecheras), y no lo lincharon porque tuvo buenas piernas para correr, junto a un par de vigilantes que corrían más que el pibe. El pibe gritaba que era del Pro, y que sólo trató de evitar un desmán… pero la turba no quiso escuchar razones. El odio enceguece, es entendible.
Inestimable de tan dispersa, sabido era que al día siguiente unos hablarían de millones absolutos, y otros de unos cuantos miles relativos. Para que nadie se ofenda, digamos aquí que estaban allí los que no ganaron en las urnas a fuerza propuestas, y ahora quieren imponerse arruinando sus cacerolas. (Si tuvieran una sola, lo pensarían dos veces).
Cuando por fin se volvieron a sus casas, los canales participantes retomaron a sus programaciones habituales, y aquí no ha pasado nada.
El 19 el sol apareció por el lugar de siempre, hizo el camino de todos los días, y no alumbró nada nuevo debajo. No había un nuevo líder, ni un partido nuevo, ni un proyecto mejor, ni siquiera peor, ninguna alternativa, ningún programa de gobierno, ninguna idea, ninguna respuesta a ningún problema. Nada.
Apenas acaso las calles más sucias, y los medios que recogían los mismos ecos oídos después del 13-S, y del 8-N… sólo que ya más lejanos, más tenues, más cansados… acaso más aburridos de repetirse a sí mismos otra vez y otra vez, y otra, y van…
Desesperados al ver que la bomba arrojada no hacía ni pif, el Grupo Clarín-La Nazión echó a rodar entonces la simpática teoría del sugestivo silencio oficial.
Como esos cómicos vencidos que acusan al público de insensible, y llevan décadas contando el mismo chiste.


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jueves, 18 de abril de 2013

LANATA-CLARÍN-CARRIÓ: ¿OTRA DENUNCIA MARCA ACME?...




Con nuevos sketchs, más imitadores, y un stand-up propio como en sus días del Maipo, Jorge Lanata volvió a la tevé y sacudió el rating con un informe que prueba antes que nada los efectos nocivos del consumo de cocaína, la desesperación del Grupo Clarín en su caída, la ceguera del odio, los riesgos del narcisismo, dos yuppies rabiosos, y la negligencia y futilidad del propio conductor.


OPERACIÓN JA JÁ




Curiosa Argentina. 
Dos pendejos duros de merca, ayer socios y amigos, hoy se pelean por dinero. Alterados por la codicia, el ego o el clorhidrato, deciden hacerlo en público y lo pescan a Lanata. Resentidos, incontinentes y narcisistas, los dos pendejos –a los que les fue demasiado bien de golpe, y de golpe demasiado mal- cruzan acusaciones millonarias, presumen amistades presidenciales, y se arrogan el manejo de operaciones mafiosas.  Los dos charlatanes son cuatros de copa, pero el monopolio Clarín y su empleado estrella, ciegos en su desesperación, los confunden con el Watergate tan soñado, y les dan estatus de estrellas. Inmediatamente, una política políticamente extinta, denunciadora serial, corre a tribunales con esa nada entre las manos. Pero antes de 24 horas el hablador número uno sale a negarlo todo en un programa de chimentos, porque el escándalo incluye también un par de vedetongas. Para entonces el país, sin embargo, ya no hablaba de otra cosa. Curiosa Argentina.
El Martiyo asistió dos veces dicho programa de Lanata, y las dos veces con toda la objetividad del que busca razones reales para dejar de creer en lo que cree, si de verdad le demuestran que cree en una mentira. A nadie le gusta comer vidrio.
Iniciado el show, al cabo de un largo stand up de Lanata, en el que fogoneaba odios sin aportar la más mínima información -luciendo de paso toda su negligencia-, y luego de algunas imitaciones de burlesque -y de una sueca que estaba bárbara-, una puesta en escena sensacional anuncia la revelación por fin de La ruta del dinero K… Frente al hondo silencio de su claqué, Lanata disparaba circense:  La denuncia más fuerte de los últimos años… dos años estuvimos investigando… 55 millones de euros que salen del país… una historia a la que no le falta nada…
Y sí, ahí no mintió, a la historia no le faltaba nada: acción, suspenso, sexo, farándula, política, mucho dinero, efectos especiales, y hasta fantasías para los más chicos.
De arranque la escandalosa denuncia era apoyada apenas en el relato personal de un tal Leonardo Fariña, un muchacho de 27 años, casado con una modelo de la tele, un pibe de La Plata metido a yuppie y con todos los tics del adicto a la cocaína. Duro, acelerado, paranoico, agresivo, bastaba verlo fumar para saber qué había tomado.
Desde luego la técnica de la cámara oculta redobla la gravedad de lo que allí se diga, aunque allí no se diga nada, pero esa nada, sonará terriblemente secreta. ¡Y no era para menos! ¡El hablador imparable, en penumbras, se jactaba de haber lavado y trasladado toneladas de billetes para un poderosísimo empresario socio de Kirchner, porque ni el presidente del país, ni el poderosisímo empresario éste, consiguieron jamás a nadie mejor, para semejante maniobra, que este charlatán farandulero. Raro.
Raro porque pese a confiarle semejante maniobra, el hablador dice haberse encontrado con el expresidente apenas dos veces, una en un asado (acaso entre otras cincuenta personas), y otra cuando “jugaron un partido de fútbol” (ámbito inconveniente para ese tipo de acuerdos). Total: dos encuentros fugaces y en absoluto íntimos, que bastaron sin embargo para asociarlo en semejante delito, confiarle semejante fortuna, y arriesgarse a semejantes consecuencias. Rarísimo, sí... Porque una de dos: o Néstor Kirchner era trucho, o era boludo, ya que las dos características juntas, llevan más rápido a la cárcel que a la Rosada.
Hablador Nº 1.
Raro también el método a través del cual el hablador lavaba ese dinero.
Lo sacaba en mochilas estudiantiles, bolsos deportivos… toneladas y toneladas de billetes en infinitos bultos cruzando fronteras, aduanas y aeropuertos través del continente, sin que nadie nunca intercepte ninguno, nada. Hablamos ya de una red continental que involucraría a todos los gobiernos de la región, desde Buenos Aires a Panamá… Rarísimo, sí.
Rarísimo también porque el hablador daba muchos nombres –Lázaro, Cristobal, Néstor-, pero ningún apellido.
Íntimamente consciente del delirio que presentaba, entre flashes de imágenes que lo ilustraban (un avión, un campo cualquiera, un Báez con Kirchner); Lanata intenta sostenerlo todo con una entrevista al exsocio de Fariña, un tal Federico Eraska, otro pendejo del estilo del primero, que allí se nos presenta como “financista desempleado”, pero sobre todo, como víctima de su exsocio, Leonardo Fariña, el hablador número uno. 
El hablador número dos, a su vez, involucra a un tercero, marido éste de una vedette tan luego hija de un cómico famoso, y así en cuatro rápidos pases llegamos de Néstor Kirchner a Juan Carlos Calabró. El caso gana en potencialidades mediática, aunque pierde en gravedad.
Fariña lanza tremendas declaraciones que no dicen nada: “El día que murió Néstor, ¡los aviones de Lázaro iban y venían!”… ¿y?... “Néstor lo armaba todo”… ¿eh?...
El hablador número dos, en cambio, prefiere apuntarle al uno, su bronca es con él. Eran socios. Amigos. Si hasta habían convivido. Se descuentan mil noches blancas meta champú y efusivas declaraciones de fraternidad. Se huele en su relato el gas venenoso del resentimiento, trata de rebajar a Fariña, de ningunearlo: “era un apenas cadete multimillonario de Báez”. Lanata cree tener algo, y se hace el entendido. Pero la sustancia no aparece.
Hablador Nº 2.
Ambos habladores involucran a Lázaro Baez, empresario de Santa Cruz, “amigo íntimo de Kirchner”, establece Lanata así nomás, y luego, con cinta scotch, trata de pegar a Báez con Cristina a partir del hijo de aquél, a la sazón presidente del Club Boca Juniors de Río Gallegos, en cuyas instalaciones, Cristina estuvo una vez. Ergo: Cristina lavó toda esa guita. Simple.
Con la misma simpleza el informe denuncia además una mesa de dinero que dice que llaman La Rosadita, y que funcionaría en un edificio de Puerto Madero, el mismo donde vive el vicepresidente Amado Boudou, dice Lanata, y donde la familia presidencial, dice Lanata, tendría ocho cocheras. Pero de todo esto la única prueba que presenta la investigación es una foto de lejos de una ventana de un edificio.
En uno de los momentos más graciosos de la noche –incluyendo los sketchs-, Lanata trata de explicar la ruta del dinero, y nos dice que “la guita la llevaban en bolsos porque era tanta que en valijas no entraba”… ¡¿Cómo, cómo, cómo?!...  ¿Los bolsos son naturalmente más grandes que las valijas?... ¿Nacen así?... ¿Y en qué bolso caben 55 millones de euros todos juntos?... ¿O se trataba de varios bolsos pequeños como valijas?...
A esa altura del programa y sus rarezas, nos preguntábamos si además de esos dos habladores, suposiciones forzadas, y nexos cosidos de apuro, Lanata tenía alguna prueba concreta... o con todo su peso había saltado al vacío sin un paraguas siquiera.
Pero entonces Lanata dice que sí, ¡que tiene documentos!... ¡Pruebas!, ya no decires… y luego de extensos minutos de autobombo, guapea, por fin, tres.
Una certificación de una empresa aparentemente off-shore; un poder general extendido por dicha empresa a nombre del hijo de Báez (Martín); y el extracto de una cuenta en Suiza según el cual dicha empresa tiene en su haber un millón y medio de dólares. O sea, según los propios habladores del informe, faltarían allí aproximadamente 54 millones de euros; pero Lanata –que conoce el ardid de las valijas y los bolsos (guarda)-, también nos explica que se hace así, porque el mucho dinero se reparte entre muchas cuentas, para no avivar giles como vos. Pero no muestra nada de ninguna otra cuenta. Eso es todo.
En síntesis, y más allá de los habladores, lo único que parece concreto de todo el informe, es que un hijo de Lázaro Báez sería apoderado de una empresa aparentemente offshore, que tendría tan solo un millón y medio de dólares en una cuenta en Suiza. El resto, por ahora, es un cacareo rabioso, un relato lleno de inverosimilitudes, y un berrinche entre dos chicos que se creyeron grandes.
Por supuesto la duda ya fue instalada, y aunque la justicia la investigara a fondo, y todo resultara una farsa, la duda seguirá quedando en los que igual ya dudaban. Por eso el informe nos parece al cabo inocuo.
Televisivamente, el programa midió muy bien. Políticamente, en cambio, no agrega nada: los ka no lo creerán -para eso le sobran fisuras-, y los otros no lo precisaban -por más fisuras que les sobren-. Judicialmente, no pasa de un programa televisivo con sketchs y otras atracciones. Y por todo esto, periodísticamente, fue endeble, insustancial. Inválido.
Los grandes empresarios participan del poder y la política desde siempre. Son el poder, y hacen la política. Buscan negocios allí, y eso es más viejo que andar a pie. Luego, en gratitud -y sobre todo en vista de más negocios-, aportan dinero a las campañas de los partidos. De todos. Al menos, de todos los que tienen posibilidades de ganar. Y al que gana, luego, tratan de cobrarle su inversión. Así funciona el poder en todo el mundo, y desde siempre. 
Si Báez hizo negocios durante el gobierno de Kirchner, incluso con apoyo del gobierno de Kirchner, eso no significa, directamente, que haya lavado dinero; y si lo lavó, no significa, directamente, que lo haya lavado en complicidad con Néstor Kirchner. Los empresarios hacen aportes a las campañas, pero no siempre comparten sus ganancias.
Pensar así sería pensar que la guita de Magnetto y Ernestina es también de Videla; que los Macri reparten la suya con los Galtieri, o que la fortuna de los Vigil es también la de Menem; por dar sólo algunos rápidos ejemplos.
Habladora permanente.
El informe era pobre, pero ruidoso. En una producción muy de Clarín, ni lerda ni perezosa, y siempre previsible, Elisa Carrió corrió a los tribunales con esa nada entre las manos, y allí le dieron menos bola que en las urnas. Pero para entonces los medios del miedo ya estaban a los gritos. El espectáculo brillaba.
Sólo que antes de 24 horas el hablador estrella ya lo negaba todo en un programa de chimentos, asegurando que sabía que lo estaban filmando, y que entonces le hizo la cámara a Lanata.
Aún así desde el domingo no falta quien se pregunte por qué este pibe hace lo que hace, y especulan sobre a quién favorece, y a quién responde, y si lo operan de aquí, o lo operan de allá… Sorprende la duda porque el propio hablador la disipó en la cámara oculta: quiere un trato. Sintéticamente: quiere que Lanata limpie su imagen. Su imagen, esa es la cuestión. Y se lo propone sin vueltas: “yo quiero blanquear que no soy un delincuente, que soy un tipo capaz”. A cambio está dispuesto a todo. Es el mito de Narciso, ahogado en su propio reflejo. 
Estábamos listos para publicar este post hacia el final de la tarde de ayer, cuando entonces apareCe por la tele  el hablador número dos, Eraska, desmintiéndose también. Reconociendo allí lo que escribíamos aquí, que “estaba caliente con Fariña”, que todo era “mentira”, que “nunca lavó dinero”, que “no conoció a Lázaro Báez”, y lo que es peor: que “cinco veces le pedí a Lanata que no pase la entrevista”, avisándole que “era todo mentira”. Lo que decíamos aquí: una pendejada. Y Lanata, y Clarín y los suyos, ciegos en su desesperación, se la compraron.
Ahora Fariña desfila y se desdice por los programas de chimentos de América perseguido por la otra hija de Calabró; mientras Lanata recorre los programas  del Grupo prometiendo más revelaciones para el próximo capítulo, con todo el apoyo de Elisa Carrió, líder natural del uno por ciento del electorado. 
Graciosa Argentina.


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miércoles, 17 de abril de 2013

18-A: El Martiyo TAMBIÉN CONVOCA: ¡CACEROLAS SÍ, URNAS NO! (vení, boludo)...


¡CACEROLAS SÍ, 
URNAS NO!




SI ESTÁS HARTO DE…


…de las contradicciones del gobierno, que por un lado te habla de los derechos humanos, y por otro te mete el cepo cambiario
de que te digan que sos latinoamericano cuando vos sos blanco y descendiente de europeos; 
de regalarle guita a los pobres para que se la gasten en vino y después borrachos tengan cada vez más hijos (y que encima después van y los votan a éstos); 
de los que reparten cosas gratis, pero con una pechera partidaria (que para eso mejor no dar nada), (o mejor venderles las cosas en vez de darlas); 
si estás harto de que te vengan con que bajaron los índices de pobreza cuando vos nunca fuiste pobre; 
o de que te vengan con que bajaron los índices de mortalidad infantil, cuando andá a saber por qué se morían esos pibes (en qué andaban, dónde estaban los padres); 
si estás harto de ver cada vez más negros en Pinamar (y en todos lados, guarda); 
si estás harto de repatriar científicos para que después un día capaz no haya laburo para todos; 
si estás harto de la persecución política a Videla, soldado de la democracia (como bien le llamaba el maestro Sábato); 
si te da vergüenza hacerle la vida imposible a los pobres fondos buitres que confiaron en nosotros; 
si más vergüenza te da reclamar por la soberanía de Malvinas como si tuviéramos los mismos derechos que Inglaterra (que es un imperio, ojo);
 si ya estás repodrido de pagar impuestos para que capaz hagan hospitales que vos no pensás pisar en tu puta vida… 
si estás harto de todo esto, o de cualquier otra cosa; si ya no te bancás tu propia vida, y preferís echarle la culpa al gobierno antes que asumir tu solo fracaso, o simplemente si odiás a todos estos, a los negros, a ella, al otro o a cualquiera...



¡ENTONCES EL 18 DE ABRIL SALÍ A LA CALLE CON TU CACEROLITA, 
Y DEFENDELES EL GUISO A LOS QUE SIEMPRE TE LO MEARON!
(¡vení, boludazo!)



AGRUPACIÓN ATURDIDOS Y DESINFORMADOS
(¡La inclusión para los incluídos!)

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lunes, 15 de abril de 2013

ESCRITOR X ESCRITOR - HOY: ERNEST HEMINGWAY X GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ...


ESCRITOR POR ESCRITOR


Aunque más no fuera por alentar o sostener o cuando menos celebrar esa magnífica fraternidad fuera del tiempo y del espacio que suscita la escritura entre escritores, aquí El Martiyo presenta esta sección que fija, recorta y comparte, en fragmentos preciosos, pedacitos de ese platónico amor de verdad desinteresado, de verdad espiritual, de verdad eterno… de verdad amor.
Escritor x escritor, como Destellos Ajenos, es un espacio inmejorablemente escrito, porque lo escriben los mejores de la especie, sólo que aquí los unos elevan a los otros elevándose así en prueba de una generosidad como la que soñaba don Antonio Machado, cuando “la monedita del alma, se pierde si no se da”.



ESCRITOR x ESCRITOR


Erneste Hemingway x Gabriel García Márquez:



Ernest Hemingway


"Lo reconocí de pronto, paseando con su esposa, Mary Welsh, por el bulevar de Saint Michel, en París, un día de la lluviosa primavera de 1957. Caminaba por la acera opuesta en dirección del jardín de Luxemburgo, y llevaba unos pantalones de vaquero muy usados, una camisa de cuadros escoceses y una gorra de pelotero. Lo único que no parecía suyo eran los lentes de armadura metálica, redondos y minúsculos, que le daban un aire de abuelo prematuro. Había cumplido cincuenta y nueve años, y era enorme y demasiado visible, pero no daba la impresión de fortaleza brutal que sin duda él hubiera deseado, porque tenía las caderas estrechas y las piernas un poco escuálidas sobre sus bastos. Parecía tan vivo entre los puestos de libros usados y el torrente juvenil de la Sorbona que era imposible imaginarse que le faltaban apenas cuatro años para morir.
Por una fracción de segundo —como me ha ocurrido siempre— me encontré dividido entre mis dos oficios rivales. No sabía si hacerle una entrevista de prensa o solo atravesar la avenida para expresarle mi admiración sin reserva. Para ambos propósitos, sin embargo, había el mismo inconveniente grande: yo hablaba desde entonces el mismo inglés rudimentario que seguí hablando siempre, y no estaba muy seguro de su español de torero. De modo que no hice ninguna de las dos cosas que hubieran podido estropear aquel instante, sino que me puse las manos en bocina, como Tarzán en la selva, y grité de una acera a la otra: «Maeeeestro». Ernest Hemingway comprendió que no podía haber otro maestro entre la muchedumbre de estudiantes, y se volvió con la mano en alto, y me gritó en castellano con una voz un tanto pueril: «Adi000ós, amigo». Fue la única vez que lo vi."


("Mi Hemingway personal", fragmento)


Gabriel García Márquez


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viernes, 12 de abril de 2013

ESCÁNDALO: ¿EL GRUPO CLARÍN FINANCIA EL MARTIYO?...




¿Tú también, Martiyus?


Captura de pantalla en Argentina...



Buenos lectores amigos nos escriben desde la Argentina advirtiéndonos que entre los avisos que aparecen allá en El Martiyo, hay uno de Cablevisión, propiedad del Grupo Clarín, declarado enemigo de este blog y de la patria..
¿¡El Martiyo es financiado por Clarín!?
La duda aparece legítima, y acaso la versión no alcanzó el cuerpo catástrofe del escándalo mayor ignorada por la envidia de los grandes medios ante los medios de verdad libres.
Pero para disuadir cualquier intento posible –porque el enemigo desesperado es siempre más peligroso-, desmentimos categóricamente cualquier relación positiva con el Grupo Clarín, ya fuera de negocios, o afectiva. Todo es negativo.
El último 19 de marzo, convocábamos a nuestros lectores a un aporte a la prensa libre -concretamente a éste blog-, informando que nos habíamos adherido al programa de anuncios Adcense, porque en nada condiciona nuestro contenido (ver aquí). 
Sin embargo, vale aclararlo ahora, tampoco nosotros condicionamos sus contenidos, así que tampoco seleccionamos los avisos, ni podemos saber cuáles aparecen según cada región del mundo. No olvidemos que El Martiyo es un medio humilde, unipersonal, sí, pero global. Mundial. Acaso interplanetario.
Hecha la aclaración, repetimos el pedido: aporte a la prensa libre, haga clic en los avisos.
Aún en el aviso de Cablevisión, o así fuera del mismísimo diario Clarín.
El dinero, piense, no va para ellos, y si va, ya no va todo: gracias a su clic, un pedacito lo mordemos nosotros para financiar este blog con el cual les pegamos a ellos...
Casi más bien le diríamos: haga un clic, haga justicia.



El Martiyo


Periodismo independiente de verdad, 
ma´qué TN

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DESTELLOS AJENOS - HOY: Stephen Crane...





Destellos Ajenos:


"El sol esparció sus rayos reveladores y uno por uno fueron apareciendo regimientos de hombres armados como recién brotados de la tierra. El joven comprendió que el momento había llegado: estaba a punto de ser puesto a prueba. Por un instante, enfrentado a sus pensamientos, se sintió como un niño y experimentó la sensación de que la carne se volvía muy débil sobre su corazón. Se tomó su tiempo para observar a su alrededor. Pero inmediatamente supo que le sería imposible huir del regimiento, éste lo envolvía. Además, allí estaban, a sus cuatro costados, las férreas leyes de la tradición y el código de honor. Se hallaba atrapado en un cofre en movimiento."


Stephen Crane


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jueves, 11 de abril de 2013

18-A: LA NAZIÓN CONVOCA A UNA AUTOCONVOCATORIA…



Con la involuntaria comicidad que les impone la desesperación, los medios del miedo lanzan con urgencia la convocatoria a la autoconvocatoria para un nuevo cacerolazo contra el gobierno nacional. 
Como en las anteriores ediciones de la protesta, una vez más no habría consignas partidarias, ni oradores, ni propuestas, ni ideas, ni tampoco mucha gente.

LA MARCHA DE LA NADA






Según hoy informa La Nazión, nos encontramos a sólo siete días de una nueva manifestación de la inconsistencia política, el vacío ideológico y la irrelevancia electoral de los sectores más ruidosos pero no más populares de la ciudadanía. Y hace bien La Nazión en convocar a una autoconvocatoria que parece no convocarse…
Como quien comenta un hecho ajeno, bajo el inductivo título “En las redes sociales, crece la convocatoria para la protesta del 18-A”, dice su primer párrafo:
“A pocos días de una nueva manifestación contra el Gobierno, convocada para el próximo jueves, grupos conectados a través de la red social Facebook impulsan la protesta a través de variadas consignas como "Digamos basta 18 A", "Vamos por todos #18 A, por vos, por mí, por nosotros", "Yo también estoy indignado, 18 A todos a la calle", y "#18 abril, sí a la justicia independiente".
Así arrancan, terminan peor.
En el medio nos cuentan que hay más consignas: Cacerolazos anti-k, Vamos por todos, Cacerolazos argentinos, y otras por el estilo, no menos estridentes ni vacías, pero todas con un extraño formato “eslogan”, como un leve tufillo a laboratorio mediático.
Y todas ellas nos dicen desde ya que tampoco esta vez dirán nada después.
Sin embargo entre los “grupos”, sorprende la aparición de uno llamado Anonymus Argentina, y sorprende sobre todo porque en el resto del mundo Anonýmus no hace política partidaria. Pero según  La Nazión, ¡éste ya recibió ¡2.289 “me gusta”!...
Dos mil doscientos ochenta y nueve.
Asombrados por la cifra, allí nomás empezamos a sumar.
Siempre según La Nazión, el grupo “Es hora de volver a embanderarnos”, juntó ya 1.235 miembros. “Vamos por todos”, ¡tiene ya 4.713 miembros!; “Ciudadanos indignados” ¡8590 me gusta!; y “Cacerolazos argentinos” ¡297!...
Si en el mejor de los casos cada uno de esos clics correspondieran a un ciudadano de verdad, ¡sumarían entre todos 17.124!
Diecisiete mil ciento veinticuatro personas, es todo lo que suma La Nazión.
Diecisiete mil ciento veinticuatro personas (17.124). 
A sólo una semana de conmover al país entero.
El Martiyo se pregunta cómo puede ser que toda esta fuerza, toda esa gente, y tantas ideas, llegada la hora de las urnas resulten en todo sentido insustanciales... ¡¿Cómo?!...
La Nazión, en cambio, en vez de preguntarse nada, cierra el artículo -sin firma- con la frase de uno de estos grupos anónimos y no tanto...

"Cuando la patria está en peligro, todo está permitido, excepto, no defenderla. Sumate".


Así rematan.
En tiempos sin facebook, pero con frasecitas iguales, acompañaban el genocidio.


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miércoles, 10 de abril de 2013

LAS CHICAS DEL MARTIYO... sólo es cuestión de salir a buscarlas...

“Las Chicas”
Como bien demuestra el presente documento fotográfico, esta chica está sentada sola
en algún banco de alguna plaza de algún lugar del mundo.
Sólo es cuestión de salir a buscarla...
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martes, 9 de abril de 2013

CLARÍN VS LA CAMPORA. Actor invitado. Juan Miceli, como Clark Kent...



Clarín hace de la realidad una ficción según la cual un reducido grupo de personas, apoderadas del gobierno con malas artes –una dictadura, bah-, lo persigue sin tregua. Clarín es el bueno, el muchachito. Defiende la libertad de expresión, la justicia, y enfrenta, en defensa de todos, al Mal.
El Mal, como en las historietas de la infancia, es algo así como un espíritu diabólico que se manifiesta en distintos monstruos, y por eso cada episodio tiene su villano invitado: Cristina, por supuesto, cuando no Moreno, Boudou, ayer Moyano, a veces D´Elía… 
En el capítulo de esta semana le tocó a La Campora, con la participación especial de Juan Miceli, como el boludo de Clark Kent.


 LA BOCA DEL BOBO




“A ciertos niveles, la estupidez es una tración”.
Friedrich Nietzche.


La legión de superhéroes del Grupo Clarín –Cleto Cobos, la Carrió, la Bullrich, Lanata, Shocklender, etc- suelen cumplir arriesgadas misiones en su lucha por el bien (de ellos). No siempre triunfan, claro (más bien casi nunca), antes o después la kriptonita de la verdad los desmiente y elimina (¡cómo olvidar la espectacular misión de Superlanata en Venezuela, o todas las predicciones sobre la catástrofe electoral que sufriría CFK en 2011), pero nada de eso los detiene, y ellos siguen su lucha mentira tras mentira…
Hace poco le hicieron repetir al inexplicable público que todavía les queda, que “¡14 veces Bergoglio le había pedido audiencia a Cristina, y ésta nunca lo había recibido!”… ¡14 veces!, repetían y repetían indignados y automáticos…
Cuando el propio Episcopado informó que sólo dos veces Bergoglio había pedido audiencia con la presidenta, y que las dos veces le había sido concedida, Clarín y La Nazión no indemnizaron a ninguno de sus lectores por hacerles decir boludeces durante casi quince días. Ni un ejemplar gratis, les dieron. La Nazión, incluso, hecho un furia, se llevó puesto al propio Episcopado, sugiriendo que la aclaración era producto de presiones oficiales. O sea: ustedes también son una mierda
Esta semana el villano invitado es La Campora, con especial atención a su líder el diputado Andrés Larroque, el Cuervo. (El casting parece de la Warner, sí).
El episodio comienza cuando un periodista sin demasiadas luces –con cara de Clark Kent, pero que no es Superman-, en medio de la tragedia por las inundaciones, en pleno despliegue solidario, entrevista al aire para la TV Pública, al temible Cuervo –que a la sazón allí estaba con los inundados, no en un estudio- y se atreve, osado, a preguntarle por la pechera de los que dan. El terrible Cuervo, lo invita a dar, pero el pobre Clark Kent huye despavorido ante semejante proposición, y se refugia en los brazos de su viejo amigo el espantoso doctor Nélson Castro.
A partir de ahí, en un país sumido en el desastre de inundaciones inéditas, sus principales medios se diluyen en una discusión fundamental: ¿pecheras sí, o no?...
La única razón para que estos pocos segundos de televisión hayan alcanzado nivel de polémica nacional, la dimos en nuestro post Las marcas del agua. En resumen, sosteníamos allí, como no tienen nada que decir, dicen estas boludeces.
Pero como la cosa no paró, nos vimos tentados a dar nuestra opinión profesional.
La pregunta de Juan Miceli, periodísticamente, fue innecesaria, inoportuna, e inconducente.
Desde los voluntarios de Cáritas a los de La Cruz Roja utilizan pecheras, así como uniformes todos los ejércitos del mundo -y camisetas los equipos de fútbol-, porque en los movimientos colectivos de gran despliegue en grandes espacios, los ojos sirven para identificarse, y así organizarse. Claro. En tal caso la pregunta revela una ignorancia de Miceli, por eso para él, sobre todo, fue innecesaria.
Inoportuna, también, porque por mucha cara de Clark Kent que ahora ponga Miceli, fue una pregunta estrictamente política. Era el momento de ayudar, no de polemizar o discutir quién ayudaba.
Con esto no queremos decir que haya sido premeditada, la pregunta de Miceli. Es más, nos inclinamos a pensar que él ni siquiera pensó lo que decía. Nadie está libre de ser un pelotudo.
Pero dicho lo dicho, ya no había un metro para atrás, y allá fue.
Ex hombre del Grupo, lo primero que hizo fue correr a los brazos de Nelson Castro, como quien vuelve vencido a la casita de los viejos…
Los de 678 le dieron con lo que tenían a mano acaso enfurecidos porque a ciertos niveles la estupidez es una traición. 
En su cuarto de hora inesperado, Miceli alcanza la tapa de Clarín, ¡es noticia!... Desde allí llora porque lo atacan, insiste con su profesionalismo (no entendemos por qué), y se confiesa: “Yo no pertenezco al Grupo Clarín, yo estoy solo en todo esto”, dice desde Clarín.
Pero nosotros le creemos. O al menos lo entendemos.
Son momentos muy delicados del país. La Argentina pelea por fin por completar el proceso de independencia nacional comenzado en 1810. Muchos piensan que aquí se discuten restricciones cambiarias, el precio del subte, o las redes pluviales. Pero más allá de la coyuntura, la jugada es inmensa y muy compleja, y muchos –sobre todo aquellos formateados por Clarín- no alcanzan a comprenderlo, y sin saber lo que hacen, atacan al que da, y así resultan funcionales con el que nunca dio.
No son culpables, pero eso tampoco los vuelve inocentes.
Son tiempos delicados.


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LOS CHISTES DE PERÓN... el rey de Inglaterra...


Los chistes de Perón



Si alguna vez los argentinos consiguiésemos el nirvana tangible del acuerdo absoluto, una nueva moneda nacional debería llevar impresa, en sus dos caras sin ceca, las imágenes yuxtapuestas de Borges y Perón, como el yin y el yang de una Argentina sola, que en su doble anverso grabara así la riqueza de nuestras más hondas contradicciones, unidas entonces por las solas banderas de la gracia de la inteligencia, la agudeza de la sensibilidad, y la sabiduría que siempre revela el humor. Por ello aquí El Martiyo, en un gesto estético histórico -pero histórico por estético-, reúne, funde, en un mismo marco, en idéntico formato, a este dueto imposible, y sin embargo… Esperamos que así como los peronistas disfrutan de Los chistes de Borges, así la otra Argentina disfrute de Los chistes de Perón, quien supo tener, indiscutido, el sentido de la risa que es propio de los grandes. Y que nos hace mejores.




El 7 de julio de 1972, en la cena de camaradería de las Fuerzas Armadas el general Alejandro Lanusse –presidente de facto- anunciaba que para ser candidato a presidente se debería renunciar a cualquier cargo en el gobierno, y que se debía fijar residencia en el país antes del 25 de agosto. En un solo pícaro disparo, así él se autoexcluía, y emplazaba a Perón, que seguía en su exilio en España.
Al saber esto, desde Madrid, Perón rechazó las condiciones considerándolas proscriptivas. Entonces dijo:
-- Lanusse parece que se autoproscribió y me invita a hacer lo mismo, pero su situación no es la misma que la mía. Él tiene tantas posibilidades de ser presidente constitucional de la República Argentina, como tengo yo de ser rey de Inglaterra.


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LOS CHISTES DE BORGES... humor de alta gama...


Los chistes de Borges


Cuando le preguntan a María Kodama qué es lo que más extraña de Borges, ella no duda en responder: “su sentido del humor”. Uno de los hombres más divertidos de la historia del hombre, sin embargo, decidió pasearse por su siglo disfrazado de viejo aburrido, sin romances rimbombantes ni escándalos de vodeville, con su traje siempre gris, su bastón y su ceguera, su hablar lerdo y trabado, y su genio camuflado de sabio que no sabe. No es arbitrario pensar que esa sola caracterización, única y total, fuera su más secreta y grande broma.





Entrevistado por la revista Siete Días, en 1973, Borges bosquejaba una vez más su sueño de un “anarquismo a la manera de Spencer, con un máximo de individuo y un mínimo de Estado”
-- ¿Piensa seriamente que tal estado es factible?
-- Por supuesto... Eso sí, es cuestión de esperar doscientos o trescientos años.
-- ¿Y mientras tanto?
-- Y... mientras tanto, jodernos.

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sábado, 6 de abril de 2013

INUNDACIONES: LAS MARCAS DEL AGUA...



Baja el agua y aparecen los vestigios materiales, sentimentales y morales de un desastre que también desnudó comportamientos, actitudes, seres. Estadistas, periodistas, empresarios y pueblo. Todos nos vimos las caras. Cristina en Tolosa, y Macri en Trancoso; Larroque versus Miceli, y Clarín contra las Abuelas. Nadie volverá de estos días.

LAS MARCAS DEL AGUA




El peronismo nació así, cuando hizo falta, cuando fue urgente, de la tragedia, del dolor, de la necesidad; fue la respuesta a la desesperación, al abandono, a la angustia; y tomó toda su fuerza de ese pueblo entero, de los muchos que precisaban ayuda, y de los muchísimos más que precisaban darla. Fue en San Juan, el 15 de enero de 1944. Su parto un terremoto.
CFK lo sabe, y lo recuerda. Por eso no demoró en hundir los pies en el barro de su Tolosa natal, en disponer la ayuda, y organizarla. Armonizar pueblo y estado con un solo objetivo: los necesitados. Estuvo a la altura de las circunstancias, otra vez.
Y esto no es una opinión, es un hecho. Lo prueban las inmediatas medidas dispuestas, la acción de la gente, de las organizaciones políticas, sociales y religiosas; y sobre todo, el silencio del enemigo: Clarín, y La Nazión.
En un primer momento soñaron con un alzamiento popular fogoneando por todos sus medios la “ausencia del estado” –cuya presencia combaten hace años-, sin mencionar siquiera a qué estado se referían. La idea era un nuevo 2001, y que se vayan todos… si la furia se lo llevaba puesto a Macri, tanto daba. Fabricarían otro. Desde que abandonaron el periodismo, la manufacturación de monigotes presidenciables es la especialidad de la casa.
Pero la ilusión no duró nada.
La presidenta marcó presencia, organizó la ayuda, dispuso a los suyos, inspiró a los otros, duplicó asignaciones, pensiones y jubilaciones, habilitó nuevas líneas de crédito... No estaba tomando sol en Brasil, estaba allí, donde había que estar. Daba soluciones, consuelo y ejemplo. Macri a esa hora daba explicaciones, y repartía culpas.
Mientras tanto los medios del miedo, en pleno desastre, entre miles de afectados, ya con muertos, y aún con desaparecidos, se demoraban en un grupo de infaltables que putearon a Scioli y a Alicia Kirchner, porque también estaban allí.
En su hora más cruda, Clarín incluso acabó relamiéndose con la “desaparición bajo el agua” de una abuela de plaza de Mayo. De terror.
Por momentos Clarín se hunde con tanta decisión, que a veces pareciera que lo maneja Guillermo Moreno.
La cosa es que la presidenta allí, el estado presente y resolviendo, y la gente con más ganas de ayudar a los inundados que a Magnetto; desbarataron enseguida sus horribles planes.  
Perdidos, vaciós, en un patético intento final por ensuciarlo todo sin aportar nunca nada, inflaron hasta el escándalo un episodio insignificante en términos históricos, e incluso políticos: el cruce entre el diputado Andrés Larroque con el periodista de la TV Pública Juan Miceli, que a la hora de dar, preguntaba por la camiseta del que daba. Allí nomás Larroque lo invitó a dar, pero Miceli prefirió irse a charlar con su amigo Nelson Castro, que tampoco repartía nada. En fin.
Al cabo de días interminables de conmoción nacional –que siguen sin terminar-; ante el magnífico espectáculo de un pueblo solidario que se organiza y da; frente a un estado que respondió inmediatamente, y una presidenta con reflejos de madre; el enemigo todo lo que tiene, como vemos, es nada.
Una polémica menor, insustancial, intrascendente.
Chismes que se susurran en un velorio ajeno.
Miserias del que no siente.
Muy por encima de ellos –tal y como demostraron las últimas presidenciales y estas inundaciones- un pueblo entero se eleva y los olvida.
Hay mucho por hacer.


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