////// Año XVIº /// Editor Anónimo: Daniel Ares /// "Prefiero ser martillo que yunque", Julio Popper ///

miércoles, 13 de abril de 2016

CRISTINA: EL REGRESO Y LA GLORIA




Con la potencia histórica que la caracteriza, y una iniciativa política que la Alianza actual no ha mostrado en cuatro meses de gobierno, Cristina volvió y retomó en una mañana la conducción de su pueblo y del país. Ante una multitud que superó por mucho los peores temores oficiales, en cadena involuntaria para todo el país, en un discurso pleno de sentido político, histórico y social, marcó un antes y un después para el gobierno de Macri.


FIN DE CICLO




Y un día volvió Cristina. 
En un formidable cañonazo por la culata sus propios enemigos la trajeron de vuelta, la arrancaron de su retiro como si el mismo ruido de su absoluto silencio no los dejara dormir, y fueron y la despertaron y despertaron a su pueblo. Y lo que empezó como un ataque, como un golpe de gracia a su odiada figura, terminó en eso: en un formidable, histórico cañonazo por la culata.
Adentro presentó un escrito que redujo al juez Bonadío a un mediocre leguleyo que ya nadie respalda ni respeta, y afuera dialogó con esa multitud frente a la cual Mauricio Macri resulta inconcebible, a no ser bailando como un avestruz.
Con un discurso improvisado –sin leer, ni tartamudear-, cargado de sustancia política, histórica y social, frente una masa varias mayor que los mayores temores del gobierno, Cristina Kirchner, en términos virtuales, en poco más de una hora, al frente de su pueblo, retomó esta mañana la conducción del país.
Bajo una lluvia que no le importaba a nadie repasó la historia de las distintas encarnaciones del movimiento nacional y popular, y sus correspondientes persecuciones, y los no menos correspondientes encubrimientos de la prensa grande, siempre de acuerdo con los poderes concentrados (concentrados en limar tus derechos).
Con nitidez y contundencia refirió la velocidad de la catástrofe social provocada por el actual gobierno en tan pocos meses de gestión, y le propuso al gran pueblo argentino, sin distinción de filiaciones, un frente ciudadano que de verdad se pregunte, honestamente, qué es lo que está pasando.
Con hechos y no con metáforas recordó para que la escuchen hasta en Salta –donde a esa hora se escondía Macri bajo el poncho del borroso Urtubey-, las filtraciones de Panamá, las empresas fantasma que no paran de llover sobre los funcionarios del gobierno, la larga tradición de saqueadores del estado de la familia Macri, y la condena por contrabando agravado que la Corte automática de Menem le borró con el codo.
En una involuntaria pero inevitable cadena nacional –a la que ni siquiera TN pudo resistirse-, copó las pantallas de todo el país mientras en off y entrecortados por el asombro rumiaban habladores perdidos que disimulaban entre dientes la bronca que les daba la torpeza del gobierno y su Bonadío por regalarle al kirchnerismo semejante fiesta.
El desconcierto arrasaba al otro lado de la grieta.
La magnífica multitud ya desbordaba hasta los planos cortos con los que en un primer momento los distintos canales intentaron no mostrar lo que mostraban. Los más rabiosos todavía repetían que cada uno de esos cientos de miles de hombres y mujeres y niños había recibido 500 pesos para ir, y que los choripanes eran gratis, y que la lluvia no mojaba como el agua… hasta que habló Cristina y puso cada cosa en su lugar: quiénes eran los que lavaban dinero, quiénes los que habían mentido en campaña, y qué buscaban esos quienes que en menos de tres meses destruyeron el bienestar de un pueblo que, allí lo demostraba, no había olvidado nada.
El 13 de abril no ha terminado todavía, y ya es una jornada histórica.
Políticos y analistas que más allá de a quiénes engañen no se dejan engañar por los medios, empiezan a entender lo que pasó. Y todos esos dirigentes que hasta ayer se repartían los huesos de la derrota, hoy se enfrentaron a la única realidad de la verdad de quién conduce al pueblo peronista. Ningún fin de ciclo
En cuanto al gobierno… más allá de su victoria electoral, y de su asunción el 10 de diciembre, la nueva Alianza seguía en campaña, barriendo bajo la alfombra de Magnetto la catástrofe provocada, cantando sin parar la falsa balada de la herencia recibida, y las promesas de un mañana que cada día aparece más lejano. Hoy todo eso se terminó. Fin de ciclo.
Cristina ha vuelto, tiene un plan, y un pueblo que la sigue a donde vaya.
Si alguien no despierta a Mauricio Macri y le avisa que esta mañana ha comenzado su gobierno, morirá repitiendo las mismas mentiras inaudibles que todavía dice por ahí el bobo letal de Fernando De la Rua para explicar por qué lo terminaron echando tan rápido los mismos que hacía tan poco lo habían votado.
Magnetto, Durán Barba o Mirtha Legrand… alguien que lo sacuda y le diga: “Che, Mauricio… Volvió”.



jueves, 24 de marzo de 2016

24 DE MARZO DE 1976: HOY UNA TRISTEZA, AYER UNA ILUSIÓN...



No todos lloraron ese día...   



HOY UNA TRISTEZA
AYER UNA ILUSIÓN

"TOTAL NORMALIDAD" 




“Lo terrible no es que me hayas mentido,
sino que no podré creerte nunca más”.
Immanuel Kant.


El 24 de marzo de 1976 el Departamento de Estado Norteamericano impulsó un golpe cívico-militar en la Argentina, estructurado por José Alfredo Martínez de Hoz en representación conjunta de la banca extranjera y la Sociedad Rural, ejecutado por las Fuerzas Armadas, justificado por los principales diarios, y bendecido por la Iglesia Católica. A continuación, mancomunados, y conforme sus planes originales, destruyeron la industria nacional, consecuentemente la clase obrera, endeudaron al país por varias décadas, y lo bañaron en sangre.
Por la memoria de aquellos hechos, aquí El Martiyo cita a dos de sus protagonistas principales: los diarios La Nazión y Clarín, sin cuya colaboración dicho desastre nacional no hubiese sido posible; y quienes aquí se expresan en fragmentos escritos, impresos y publicados por ellos mismos, que así guardan, por lo tanto, el peso ilevantable de lo dicho para siempre.

* * *


Así nos alumbraba el diario Clarín ya el 25 de marzo de 1976 -o sea, apenas al día siguiente, dijéramos: rapidito rapidito- en su hoy histórico editorial:

"Aunque resulta innecesario justificar las motivaciones de la acción militar del 24 de marzo -porque nada fue más evidente que la incapacidad del anterior gobierno para modificar el rumbo que nos conducía a todos al desastre- ha sido oportuno que el país escuchara las explicaciones de su nuevo presidente. Ellas ratificaron el hecho conocido de que las Fuerzas Armadas no han interrumpido el proceso que se venía desarrollando, sino cuando tuvieron el convencimiento de que se hallaban agotados todos los recursos susceptibles de operar la indispensable rectificación".

Y así remataba para rematarnos:

"La palabra presidencial (el discurso de Videla), sin buscar aplausos anticipados, ha fijado un rumbo apto para la solución de los problemas nacionales. Y como el mismo Presidente lo expresa, el acierto de las decisiones del gobierno será en definitiva el que suscitará la adhesión de la gran mayoría de los argentinos".

Eso es, y será siempre Clarín.

Mitre, la Noble y Videla.
Los días dorados.


La Nazión, por su parte, festejaba así:

"La crisis ha culminado. No hay sorpresa en la Nación ante la caída de un gobierno que estaba muerto mucho antes de su eliminación por vía de un cambio como el que se ha operado. En lugar de aquella sorpresa, hay una enorme expectación. Todos sabemos que se necesitan planes sólidos para facilitar la rehabilitación material y moral de una comunidad herida por demasiados fracasos y dominada por un escepticismo contaminante. Precisamente por la magnitud de la tarea por emprender, la primera condición es que se afiance en las Fuerzas Armadas la cohesión con la cual han actuado hasta aquì. Hay un país que tiene valiosas reservas de confianza, pero también hay un terrorismo que acecha".

Eso es y fue siemrpe La Nazión.

Cuando todo era brindar,
callar y acumular.


N. del E.: este post con leves modificiaciones fue publicado el año pasado para la misma fecha, y posiblemente lo publiquemos el año que viene, y el otro, y el siguiente...

* * *



lunes, 29 de febrero de 2016

BERGOGLIO Y MACRI: FRANCISCO Y EL LOBO...

Jorge Lanata, Elisa Carrió, Pamela David, y otras cumbres del pensamiento nacional, hicieron público su desencanto por el Papa Francisco. Su diplomacia de las periferias, su discurso anticapitalista, su rosario a Milagro Sala, y de remate, su (des)encuentro con Macri y su fúnebre esposa el sábado en el Vaticano.
Contrariando 20 siglos de Iglesia Católica, el Sumo Pontífice cosecha enemigos por donde corresponde.

HIPÓCRITAS Y FARISEOS






El 18 de marzo de 2013,  a pocos días de la consagración de Jorge Bergoglio como nuevo papa, Cristina se reunía con él, y El Martiyo publicaba un post titulado La misa criolla, que empezaba así:
“Aunque egresado de colegio de curas, El Martiyo volvería a la fe católica –de la que tanto le costó huir- si este papa Francisco de verdad le mostrara y demostrara al mundo que es mejor que los demás hombres, que está más cerca de Cristo que cualquier otro, que en serio es Su enviado...
Si lo viéramos expulsar del templo a los mercaderes, aunque no fuera a palazos; si uniera y se uniera a los pobres, a los necesitados y a los buenos, y le dejase al César lo que es del César; si usara los infinitos recursos del Vaticano para multiplicar los panes y los peces; si a su paso se encresparan de odio los hipócritas y los fariseos, si arranca la hierba que nunca dará frutos; si echa al abismo a todos los cerdos de su rebaño; si no le tiembla la voz ni se vende frente a Caifás ni frente a Pilatos; si fuese capaz de inspirar amor, ya no sólo de predicarlo; pues entonces El Martiyo podría revisar y hasta perdonar la tremenda decepción que le generó una institución presentada como sacra y santa, y descubierta enseguida tan repodrida por dentro”.
En ese mismo post comentábamos también que el día anterior, 17 de marzo, Joaquin Morales Solá, desde La Nazión, auguraba lleno de esperanzas una pésima relación entre CFK y el nuevo Papa, y que éste, más o menos, se ocuparía personalmente de voltear al gobierno nacional.
Por eso aquel nuestro post del 18 cerraba así:
“Será fácil entonces reconocer si este papa es quien queremos que sea. En cuando los medios del miedo lo empiecen a atacar, a ningunear, a cuestionar, cuando veamos a los hipócritas y a los fariseos que se encrespan de repulsa a su paso, tendremos una señal, sabremos que él es, sí, el enviado”.
Pasó el tiempo y muchas cosas, y aunque todavía no estamos en condiciones de afirmar que este Papa sea –o cuando menos trate de parecer- el Enviado, en cambio sí podemos afirmar ya que a su paso se encrespan de repulsa hipócritas y fariseos.
Elisa Carrió, Jorge Lanata, Alfredo Leuco, Pamela David y otras cumbres del pensamiento nacional, ya hicieron público su desencanto ante un Papa que prometía tanto para el Occidente capitalista, católico (y blanco), y que resultó ser al final otro cabecita negra, peronista de mierda, kukaracha y zurdo, y medio montonero para colmo.
Al principio parecía simpático, gauchito y hasta gracioso, ¡uy cómo se reían cuando en su primera visita internacional en Brasil lanzó ante la juventud en el Santuario de Aparecida su hoy epigramático “hagan lío”!... Qué risa, uf… Si hasta revoleaba la camiseta de San Lorenzo en plena plaza San Pedro, y gastaba a los de Boca. Un pingazo. Parecía.
Pero depués empezó dale que te dale con su discurso anticapitalista, denunciando la codicia, la usura y la explotación; al toque desplegó su diplomacia de las periferias y se abrazó con los indios en Latinoamérica, reinvindicó sus derechos ancestrales, y allí fue cuando llamó mentirosos a los mentirosos; y descendió a los infiernos del Africa más profunda y sangrienta; y visitó las cárceles, Ciudad Juárez, Chiapas, Cuba; y se mostró entre carcajadas con Dilma, con Evo, con Correa, con Fidel, con Maduro, y sobre todo –y seis veces- con Cristina; y encima le mandó un rosario a Milagro Sala, ignoró la victoria de Macri, y por fin le dispensó sin una sonrisa 22 minutos de tensión eterna.
Hipócritas y fariseos no pudieron soportarlo.
Las cloacas de los comentarios de los portales del Grupo y sus satélites, se incendiaron de furia con la vulgaridad y la cobardía que el anonimato insufla.
Elisa Carrió prometió no ir a Roma. No importa que nadie la haya invitado, ella no irá. Punto.
Alfredo Leuco dudó del entorno de Su Santidad, de sus asesores… Quizá Durán Barba pudiera ayudarlo, esclarecerlo, no se animó a sugerir, pero…
Pamela David, otrora bataclana, hoy esposa y madre católica y señora conductora de un programa en el canal de su marido; sufrió una crisis de fe. El rosario a Milagro Sala fue demasiado.
Y le faltaba aun ver el (des)encuentro del sábado en el Vaticano, aquella foto tan buscada, que por buscada resultó forzada. Allí ahora quedarán para siempre Mauricio Macri y su fúnebre esposa, y entre los dos un Papa cuyo gesto en tornasoles va del disgusto al desprecio.
No hubo esta vez Antonia que lo salve; la tétrica indumentaria de Juliana Awada, parecía un sarcástico homenaje a los esclavos caídos en sus talleres clandestinos; las respuestas recitadas de Macri, sus evasivas y sus “lagunas”, no ayudaron a aflojar tensiones. Las promesas panóramicas como expresiones de deseo –tipo pobreza cero, unión de los argentinos, lucha contra el narcotráfico, etc- tampoco.
En pocos minutos, el visitante fue despachado.
Católicos apostólicos feroces como romanos, no aguantaron más y salieron a decirlo. Veinte siglos de sacro santa institución eclesiástica, echados a la basura. Veinte siglos de una Iglesia que supo proteger al Occidente capitalista y blanco, imperialista y monopólico, amparando dictaduras, encubriendo genocidios, bendiciendo ejércitos, guerras, ¿y todo para nada? ¿Todo para que un sudaca peronista venga a decirnos que habíamos vivido equivocados? Las redes ardieron, arden.
Cacerolos y globeros no lo perdonarán jamás. Mostró la hilacha. El cura ese. Algunos incluso se indignan porque habría colaborado con la dictadura genocida que sin embargo esos mismos indignados aún añoran.
Aquí y allá, los escribas y habladores de Magnetto, jugando a la vida es bella, hicieron y siguen haciendo no pocos pero infructuosos esfuerzos para explicar la frialdad del papa con una gripe, una “relación protocolar”, una empleada que se le murió… todavía explican, arden todavía.
No, no podemos afirmar que Jorge Bergoglio sea ese Enviado que los justos esperan.
Pero ya es un hecho que a su paso se encrespan de repulsa hipócritas y fariseos. 


* * *

sábado, 13 de febrero de 2016

RESISTIR, NO HABLAR DE RESISTENCIA: EL PLAN MARTIYO


Mientras rápido y furioso el gobierno avanza y avasalla, se queda con todo, y entrega el país; los políticos de la oposición se mastican entre ellos, los capos de los sindicatos se abrazan con la patronal, y los grandes medios nos cantan mil versiones del arrorró. 
¿Qué hacer? 
El Martiyo arrima un plan. 
Porque se habla de resistencia, se agitan las plazas y las calles, pero son esos mismos resistentes los que todos los días le dan de comer al chancho que tanto combaten.

LA CULPA NO ES DE MAGNETTO







Dicen los italianos que una cosa è morire, e altro piú differente è parlare di morire.
Lo mismo ocurre con la resistencia. Una cosa es resistir, y otra… parlare.
En dos meses de gobierno, Macri no se privó de nada, censuró periodistas, avasalló leyes, ignoró al Congreso, manoteó la Corte Suprema, se realineó con el Departamento de Estado, consiguió su primer preso político, desató a la policía, reprimió protestas -hasta disparó contra una murga hiriendo niños-; instauró la pena de muerte sin juicio previo, y le devolvió a las Fuerzas Armadas el control de la seguridad interior; devaluó la moneda y desató la inflación; rompió todos los récords en DNU,  levantó las retenciones para las grandes agroexportadoras pero ahogó a los pequeños productores; despidió más de cincuenta mil personas y suma y sigue; se abrazó a David Cameron pero obvió hablar de Malvinas; elevó en 16 mil millones de dólares la deuda externa; aceptó el retorno del FMI para revisarnos las cuentas y darnos consejos; sentó a su perro en el sillón de Rivadavia, descolgó los cuadros de Hugo Chávez y Néstor Kirchner –como un vampiro frente a dos crucifijos-, y nos puso en cuatro ante los fondos buitre.
A todo esto los capos sindicalistas ya ni siquiera disimulan que no representan más que sus propios negocios, los peronistas se mastican entre sí los pedacitos de la derrota, el resto de la oposición resultó oficialista, los traidores se multiplican, y nadie hace nada.
Exceptuando algunas honrosas excepciones, pero excepciones al fin, de los grandes y no tan grandes medios ya no hay nada que esperar. Son todos de Magnetto.  
Si alguna esperanza, posibilidad de resistencia queda, está en el pueblo, en ese colectivo repleto de individuos. En uno. En cada uno de nosotros.
No tenemos los medios, pero tenemos medios: las redes sociales, las plazas, y la calle. Y sobre todo, un arma poderosísima: la billetera.
No enfrentamos un partido, una ideología: enfrentamos un monopolio económico que sólo tiene intereses. Una bestia de cien mil cabezas y ningún corazón. El mayor conglomerado periodístico de América Latina. El único Grupo periodístico en la historia del mundo, que se adueñó de todo el papel para diarios de un país. Un monstruo incomparable, y sin embargo…
Decía Perón: “una hormiga no puede matar a un elefante, pero muchas pueden comérselo”.
Cada uno de nosotros debe entender, aprehender, que el enemigo es, se hace, vive de nuestro dinero. Esa es su sangre, y su sangre por lo tanto es nuestra. No se la demos más.
¿Qué pasaría, vale preguntarse, si por un año, o menos, ese 49 por ciento que no votó a Magnetto, renunciara a sus productos completa, absolutamente?...
Un año o menos de no consumir ninguno de los productos del Grupo: ni comprar el diario Clarín, ni visitar su portal Clarín.com, ni Olé, ni diario Muy, ni La Razón, ni la revista Genios, Guapas, o lo que sea. No mirar Canal 13 (ni siquiera el fútbol), ni TN ni Metro, ni sus repetidoras; no escuchar radio Mitre ni las incontables radios del Grupo en todo el país. No comprar, no leer ni repetir los diarios Los Andes de Mendoza, ni La Voz del Interior de Córdoba, ni la revista Rumbos, todos productos de CIMECO, propiedad del Grupo Clarín. Y tampoco los diarios La Nazión, Perfil, sus portales, sus revistas, y otros satélites secundarios del Grupo.
No usar Fibertel ni contratar Multicanal, Cablevisión o Nextel.
No asistir a sus producciones teatrales, musicales o “culturales”.
Mucho menos a Expoagro.
No comprar sus libros.
No comprar ningún libro en las librerías Cúspide.
Nada.
Una comisión especial del gobierno de los Estados Unidos se dedicaba específicamente a controlar cada producto que se comerciaba en el mundo entre sus socios, y/o, colonias. Si en alguno detectaban aunque más no fuera un tornillito de origen cubano, allí también ejecutaban su bloqueo.
¿Por qué no hacer lo mismo y mantenerse siempre atentos a cualquier producto que pudiera incluir alguna partícula del Grupo Clarín, y evitar su consumo, bloquearlo también?…
Porque de qué valen las plazas abiertas y las redes sociales, si todos los días alimentamos a la Bestia, vamos con nuestro platito, y le damos de comer.
Si el 49 por ciento que no lo votó aguantara un año o menos esta acción colectiva, los ingresos del Grupo mermarían fatales, pero su fuerza política desaparecería casi por completo. Entonces el escarmiento popular tronaría materialmente, se derrumbarían las ventas y la publicidad, y la eficacia electoral de sus medios se licuaría inexorable.
Un año, menos.
Pero el 49%.
Todos.
Sin fallar.
Ninguno.
Eso sí sería resistir, más que hablar resistencia. 


* * *

viernes, 29 de enero de 2016

Las tapitas de Clarín - Hoy: 3-6-2001, el megacanje que pagamos todavía...


LAS TAPITAS DE Clarín


Hace algún tiempo ya, Clarín agregó un “atractivo” a su deslucido portal, que nos atrajo a nosotros también, y por ello saludamos al monstruoso monopolio, no sin gratitud. Lo cortés no quita nada, suma.
Y lo saludamos con gratitud porque pese a que pretendieron restringir el recurso a un juego de autorreferencias narcisistas titulando desde el vamos “Mirá la tapa del día que naciste”; El Martiyo advirtió allí, en cambio, una maravillosa herramienta para revisar, día por día, la historia argentina de las últimas décadas, a partir de la confesión de parte uno de sus principales gestores: Clarín.
Y maravillados por la maravilla, decidimos consagrarle una sección que de alguna manera encierra el juego  “dime qué dijiste y te diré quién eres”, pero que en gratitud a tan generoso recurso, optamos por reconocer la marca que lo brinda, y le pusimos directamente: Las tapitas de Clarín. Que se hagan cargo.
Esperamos la disfruten, los entretenga, les recuerde, o los despierte. 

Aún hoy la Argentina no termina de pagar las consecuencias del Megacanje acordado en los primeros días de junio de 2001 por Domingo Cavallo, ministro de economía de la Alianza anterior. La deuda nominal del país crecía así en 55 mil millones de dólares –sumado el servicio de intereses- y allí los fondos buitre llegaban para quedarse. Sin embargo, en su edición del 3 de junio de 2001, el diario Clarín hablaba de reactivación, y saludaba a las ballenas. 



Clarín: 3-6-2001

sábado, 16 de enero de 2016

MACRI PRESIDENTE: LA CALABAZA DE LA REALIDAD



Contorsionistas morales, al grito de que se doble pero no se rompa, el votante de Macri y sus habladores a sueldo, realizan verdaderas proezas de flexibilidad ideológica. La Constitución, la libertad de expresión, la República y sus instituciones, y todo aquello que hace tan poco les importaba tanto, de pronto no importa nada, y como toda lógica del gran cambio anunciado, ahora justifican cualquier atropello con atropellos anteriores, verdaderos o falsos, eso tampoco importa.


LA FIESTA DEL ODIO




“La verdad ya no cuenta. 
La fuerza y el descaro son lo que cuentan”.
L. F. Céline, Cartas de la cárcel






Botón de muestra, Paulo Vilouta, hablador de fútbol devenido por la magia de la televisión en analista político, justificaba la inexplicada expulsión de Víctor Hugo Morales de radio Continental, recordando la salida de Juan Micheli de la tevé pública. Así también otros botones de la botonera de Magnetto, dueños de alguna superioridad nunca demostrada, invocan sin falta la “autoridad moral” de cualquier crítico a los atropellos diarios con que el nuevo gobierno embiste a la Constitución Nacional, la libertad de expresión, la República y sus instituciones, y todas esas cosas por las cuales hace tan poco quedaban al borde del soponcio, y que hoy, de golpe, ya no importan nada, al contrario: sirven para justificar cualquier atropello nuevo. Tal el cambio de los cambiadores de Cambiemos.
Apenas asumieron comenzaron los despidos, las censuras, los decretos contra natura, la intromisión en otros poderes del Estado, anularon leyes, se cosieron de apuro una Corte Suprema a medida; abjuraron del Congreso porque total qué importa, repartieron el Estado entre compañías extranjeras, y así a pura fuerza y con total descaro. Rápido mostraron la verdad de lo que son.
Ya nada hay que esperar, no hubo campaña sucia, todo era verdad: Magnetto conduce, y ya vemos hacia dónde. Hacia el saqueo nacional, el endeudamiento externo, la desocupación, el caos social, la represión, y el caos total. Todo esto ya fue visto, empezó igual, y terminará ídem.
Porque Dios perdona siempre, el hombre perdona a veces, y la realidad no perdona nunca.
Los remanidos 100 días de luna de miel que todo gobierno sueña para sí, se esfumaron en una sola noche cual carroza convertida en calabaza.
La princesita sonriente María Eugenia Vidal, ya no sonríe como antaño, ¿qué tendrá la princesita? Apenas asumió se le escaparon los únicos tres presos que no debían escapársele. No los atrapó nunca. Dejaron el penal y también su provincia pero sólo después de pasearse por allí durante 15 días como quien sale de vacaciones. Por fin y exhaustos, cayeron en un pozo en Santa Fé, y se entregaron sin resistir. En el
medio se sucedieron los papelones oficiales, desde Ritondo que los tenía “cercados” apenas fugados, hasta el propio Macri “resolvido” en hazmerreír de la prensa internacional, en línea con su “festibalera” Michetti, y con la no menos festiva Patricia Bullrich, mezcla rara de Mujer Maravilla y Niní Marchall.
Pero no hay mal que por bien no venga, diría Durán Barba, y encubiertos por la cobertura de los medios del miedo que hoy reparten coraje, decidieron hacer del extraordinario fracaso un negocio más. Presentado el episodio del pozo que desbarató la fuga como un duro golpe al narcotráfico, así se disponen a justificar cualquier atropello próximo, como en los tiempos cuando la excusa era la lucha antisubversiva. Ahora será el narco. Ya lo dijo Michetti: “no tenemos herramientas para pelear con esto”… ¿Se las pedirán a la DEA, en una suerte de Plan Cóndor narco?... ¿O recurrirán a las Fuerzas Armadas para la seguridad interna, como en el tiempo de los asesinos?... ¿O amasan un estado de sitio y sacarse de paso el Congreso de encima de una vez por todas?... No hay mal que por bien no venga, cómo no.
El INDEC que durante años supuso el Santo Grial de esa furiosa mitad que lo votó, de pronto no hace falta. Simplemente. Sobra. Podemos vivir sin ninguna estadística de ninguna inflación. Para eso está el administrador de la fortuna Fortabat, que ajusta, devalúa, y nos cuenta cómo nos va.
Mirtha Legrand, que vivió una dictadura bajo Cristina, y ninguna bajo la dictadura, ahora “ya no hablo de esos temas”, responde cuando le preguntan por la expulsión de Víctor Hugo Morales.
Los precios no paran de subir y la temporada en los centros del verano anuncia un invierno muy frío y muy largo. Pero Su está chocha con el presi Mau porque ahora se puede comprar todos los dólares que quiera. Si esa no es la revolución de la alegría…
Del otro lado de la pantalla, el ciudadano de a pie que lo votó, con la flexibilidad ideológica propia de un contorsionista moral, se resiste a la sola verdad de la estupidez del odio que lo llevó al error que tampoco todavía admite. Pero sólo pasaron poco más de treinta días de gobierno. Hay que darle tiempo.
Como el ciego que cree volar mientras cae al vacío, todavía disfruta de la victoria en la que se hunde; todavía se divierte con la aniquilación de Víctor Hugo, 678, TVR, y que sigan las bajas; todavía goza con los atropellos al AFSCA y en brochet a la justicia; con el triunfo de Clarín, los ñoquis de la Cámpora, la grasa militante, los carísimos chistes de Alfonso Prat Gay y las patéticas incoherencias de Alfredo Caseros, y sobre todo, con el oprobio a Cristina como en los días de la Fusiladora con Perón y Evita. El odio es un gran combustible, y Magnetto una fuente inagotable.
Pero Dios perdona siempre, el hombre perdona a veces, y la realidad no perdona nunca.
Porque ningún odio pagará las tarifas por venir, ni parará la inflación que se anuncia encubierta en el nuevo plan monetario; ningún odio impedirá la progresión de los despidos que siguen y suman, y por lo tanto la caída del salario real, y por lo tanto la del consumo, y por lo tanto más despidos, y por lo tanto... Porque el odio es una fiesta muy cara, un lujo de los ricos, de los hartos. El hambreado, el humillado, el desocupado, tienen otras urgencias. Otros sentimientos.  


* * *

sábado, 19 de diciembre de 2015

MACRI PRESIDENTE: ¿LOS SOPRANO AL PODER?




Espada de doble filo, la libre expresión resultó ser un arma más eficaz que las armas para imponer lo que antes se imponía por las armas. Solo hacía falta manejarla completamente. Entonces nada sería imposible. Ni siquiera la presidencia. 
Pero una denuncia de Verbitsky nos avisa que no es nada personal.


SOLO SON NEGOCIOS





Dicen que decía Perón que si uno quería entender el mundo moderno había que leer Cosecha roja, de Dashiell Hammett. Pero eso porque Perón no alcanzó a ver la saga de El Padrino, de Coppola-Puzzo.
Sobre todo la primera, en la que una escena ilustra como nada el nacimiento del mundo moderno. Es cuando Michael (Al Pacino) toma el poder, o se anuncia para hacerlo.
Herido el viejo en un atentado de famiglias rivales, los hijos, reunidos, debaten qué hacer. Sonny (James Caan), quiere iniciar una guerra. Tom, il concilieri (Robert Duvall), trata de calmarlo, cuando Michael, el más chico todavía, el héroe de guerra, recién golpeado por el jefe de policía de Nueva York, propone asesinarlo.
Todos se ríen. Creen que es algo personal, y le dicen aquello de que “son sólo negocios”, y luego le explican por qué no se podía matar un jefe policía, y por qué nunca habían matado a ninguno por más corrupto que fuera.
Es ahí cuando Michael les hace la pregunta que inaugura el mundo moderno: ¿Para qué tenemos los diarios?... y les explica: “Matan jefe de policía envuelto en narcotráfico”, y allí, así, los dueños de los fierros descubren algo más poderoso y letal que los fierros: los medios.
En ese momento de la película y del mundo, todo lo demás se vuelve pasado pisado.
Por fin la democracia mostraba su talón de Aquiles.
Como un escalpelo que así mata como cura, la libre expresión podía resultarles muy útil.
Ahora, así, era posible participar en política, promover senadores, incluso poner presidentes, y hasta ser condecorado por el Vaticano. ¿Para qué tenemos los diarios?
De igual forma el poder económico que en los años 70 arrastró a los militares latinoamericanos a un oprobio infinito (por lo pronto ya lleva casi medio siglo y sigue), descubrió un día que había algo mejor, más efectivo que los fierros: los medios.
Y entonces los compraron.
Y así como alguna vez la dominación económica reemplazó la ocupación militar, ahora ya no precisaban encañonar a la masa, reprimirla: bastaba intoxicarla intelectualmente, confundirla, proyectar, contra la tela en blanco de su apuro cotidiano en la lucha por la supervivencia, una película de la realidad. Como en la caverna de Platón, igual.
Era la democracia.
Su talón de Aquiles.
En nombre de la libertad de expresión, se podía levantar incluso un monopolio mediático más poderoso que la verdad. Mejor, peor: se podía sustituir la verdad, y poner algo más conveniente en su lugar.
De ahí a elegir parlamentarios, ministros, jueces y presidentes, era sólo cuestión de volumen. De crecer. De comprar y tener más medios hasta convertirse en un estado paralelo. Como una mafia.
El mejor ejemplo, por perfecto, sería la Argentina, donde, como en ningún otro país del mundo, un conglomerado periodístico se adueñaba de pronto de todo el papel para diarios de un país. Nadie se había atrevido a tanto.
Dicen también que decía Perón que fundó TELAM porque la gente no conocía China sino lo que le contaban de China, y que entonces era mejor ir a China.
Así también Magnetto comprendió que, si eran dueños de todos los medios, la gente no conocería la realidad, sino lo que ellos le contaran de la realidad. Y clavó sus colmillos en nuestro talón de Aquiles.
En 1977, a cambio de encubrir el genocidio, se quedó con todo el papel del país, y a partir de entonces fueron la realidad. La verdad. Alfonsin se les opuso, y se lo comieron hasta deshacerlo. Menem les soltó la correa y les entregó los medios audiovisuales. En 2002 Duhalde les pesificó la deuda y los salvó del desastre al precio de todos nosotros. Entonces llegó Néstor Kirchner y les entregó lo que les faltaba: todo el cable.
Cristina los enfrentó. Así lo pagó, lo paga, y lo pagará. No habrá respeto ni piedad con ella, como sí los tuvieron con auténticos asesinos, con verdaderos corruptos, con indiscutibles dictadores. Cristina será un ejemplo para cualquier otro que se atreva. (Pero la monstruosidad de su enemigo da la estatura de su coraje).
Ahora volvieron y se quedaron con todo. La Capital, la provincia, el país… Metieron uno de sus abogados en la Corte Surprema, uno de sus gerentes en la ANSESS, otro en el INCAA, y siguen y comen... ¿Para qué tenemos los diarios?
Trabajaron duro, sin descanso, sin reparar en ningún código de ética ni en nada; entre injurias y mentiras se jugaron el poco prestigio periodístico que tenían, fueron por todo, y por fin, por prepotencia de volumen, y un pelito de votos, consiguieron imponer su muchacho. Un socio. Un empresario multinacional de larga trayectoria en el saqueo del estado. Uno de los nuestros, diría Magnetto, después de preguntarse sonriendo ¿Para qué tenemos los diarios?  
Hablando de diarios, el último domingo, en Página 12, el incontestable Horacio Verbitsky cierra su columna lacónica, dramáticamente.
Así como Sebastián Piñera aprovechaba cada contacto bilateral con CFK para plantear los reclamos de la línea aérea LAN en la Argentina, Macrì utilizó su primer encuentro con Dilma Rousseff para solicitar que se reviviera el crédito del banco brasileño de desarrollo para el soterramiento del Ferrocarril Sarmiento. Piñera era el principal accionista de LAN y aunque había colocado esas acciones en un fideicomiso, seguía gestionando a favor de la compañía chileno-estadounidense. Del mismo modo, Macrì tiene interés directo en las obras del Sarmiento, que están a cargo de un consorcio integrado por la constructora brasileña Odebrecht, la española Comsa, la italiana Ghella y la argentina Iecsa. Las dos últimas forman parte del grupo que conduce el nuevo jefe de la famiglia Macrì, el primo Angelo Calcaterra, hijo de la hermana de Franco y Tonino Macrì, María Pía”.
Esperamos una semana la desmentida. Nadie dijo nada, y decidimos comentarlo.
Porque si fuera verdad, sería como si Tony Soprano llegara a la Casa Blanca. 


* * *

jueves, 10 de diciembre de 2015

CRISTINA-MACRI: DOS PAÍSES, DOS PLAZAS…


Cristina dejó la presidencia ante una plaza que desbordaba gratitud y lealtad, en un acto histórico por inédito. Al día siguiente Macri también la llenó. Pero entre las dos plazas, hay una diferencia fatal: al inicio del mandato, cualquiera la llena. Al final, hasta ayer, nadie.


LA ÚNICA





Quienes vieron cómo se fue Alfonsín, apurado, abucheado, rodeado por el fuego; quienes recuerdan el cinismo silencioso con que se retiró Carlos Menem, o el helicóptero imperdonable del bobo letal de Fernando De la Rua; pudieron constatar ayer que Cristina es muy otra cosa, una líder popular y natural como la Argentina no había visto desde los días de Juan Perón, y que, por lo tanto, dejó la presidencia, pero no se fue a ningún lado. Y si se fue, ayer quedó claro que medio país la sigue adonde vaya.
Una plaza intolerable para los agoreros del fin de ciclo. Una plaza que desbordaba gratitud y lealtad al cabo de ocho años de gobierno, doce del modelo encarnado por esa presidenta, que ayer dejó la presidencia, y regresó al llano junto a su pueblo.
Hasta el último segundo soportó la embestida de esos mismos sectores y medios que durante el genocidio supieron callar, aplaudir, justificar y/o encubrir los crímenes del día. Con ella, sin embrago, no tuvieron piedad.
Gobernó bajo un diluvio de mentiras probadas aunque rara vez desmentidas. La corporación judicial –donde sobreviven todavía más de trescientos jueces de la dictadura-, desbarató o boicoteó sus mejores sus intentos, desde la Ley de Medios, hasta la cautelar final para sacarla de la Rosada. Los medios que aún hoy claman por la libertad de los abuelitos genocidas, se encargaron todos los días de la vida de atacarla hasta el agravio, hasta la vulgaridad. No retrocedió nunca.
En plena batalla perdió a su marido, con sus hijos tan jóvenes, quedó sola sin quererlo, en el epicentro del odio y el amor de un país entero, mientras Mirtha dudaba del cajón, y alrededor los caranchos afilaban sus cubiertos.
Los cables de Wikileaks revelan hasta qué punto la conspiración constante los llevó a niveles pornográficos de entrega. El actual presidente, entre otros políticos argentinos, pidiéndole ayuda a la consabida Embajada contra su propia patria. El mismo flamante presidente, que a la vez proponía “tirar a Kirchner por la ventana” y que hoy habla de unidad, mientras aquellos mismos medios -que fogoneaban su odio-, ahora dicen amen, y se callan. 
Llegaron a celebrar el embargo de la Fragata en Ganha, y la ferocidad del juez Griessa. El país no importaba si el blanco era Cristina. El pueblo mucho menos. Nada importaba, sólo dañarla, desgastarla, desestabilizarla…
Ella profundizaba sus políticas. Ampliaba derechos, lanzaba satélites, se plantaba en las Naciones Unidas, impulsaba la investigación por Papel prensa, ejercía la soberanía política tan mentada por sus antecesores, negociaba con China, con Rusia, dialogaba con Irán, se integraba a Latinoamérica, y despreciaba los dictámenes del Departamento de Estado en relación con Medio Oriente. No retrocedió nunca. Ni un paso. Y fue sobre todo eso lo que ayer en la plaza le reconoció su pueblo.
Le devolvió a la política el coraje intelectual y personal que los políticos habían licuado en el agua de las negociaciones espurias, electoralistas, siempre a puertas cerradas, y el pueblo afuera. Cristina decidió hacer de las palabras actos, y así alcanzó su suerte distinta. 
Y no se trata sólo de llenar la plaza. Hoy Macri, al inicio de su gobierno, ni siquiera cubrió la Pirámide. Y aunque hubiera llenado la Plaza, también la llenó el 23 de setiembre de 1955 el general Lonardi cuando asumía la presidencia de la Nación en nombre de la revolución libertadora, a pocas semanas del asesinato de cientos y cientos de personas entre bombardeos, fusilamientos y ejecuciones, y también entonces una multitud desbordaba la Plaza.
Pero en el inicio de su mandato, cuando todo es jauja y promesas y augurios que se aplauden como si fueron hechos. Así cualquiera. 
Si el último día de su gobierno Macri llena la Plaza y el amor de su pueblo desborda las adyacencias, diremos que también Macri es muy otra cosa, mientras tanto… mientras tanto es Cristina la que se envuelve en multitudes y sigue su marcha a través de la historia. Vaya a donde vaya, su pueblo va con ella. 

* * *

sábado, 5 de diciembre de 2015

LA NUEVA ALIANZA: EL PASADO QUE VIENE...

Como en los días previos de la primera Alianza, las voces que sustentan a la actual, ya despliegan su estrategia de excusas vanas y culpas ajenas con las cuales encubrir la noche que ya saben que se viene, porque Alianza una vez, Alianza siempre.



RECUERDOS DEL FUTURO





“Los malos tienen una felicidad negra”.
Víctor Hugo, Los miserables




La futilidad siempre se paga, y suele ser cara.
Esa entelequia de la alternancia, ese amasijo de conceptos en el que mezclan la dinámica de la transición con el acto de asunción; el repentino cacareo publicitario del fabricante del cetro presidencial; todo eso junto y bien revuelto, concentra en estos días el ruido y la furia de los macristas en general, que así también, de paso, ocultan en la propia polvareda que levantan, la emboscada que no quieren ver y los espera a partir del 10 de diciembre.
Se les nota el miedo del que juega con fuego. Prat Gay, Melconian, la Bullrich, Lopérfido, un productor de tevé para las universidades, un intermediario de jugadores para la central de inteligencia… Ya muchos se preguntan en qué ciénaga se –nos- metieron.
Porque de pronto los ven festejar a Luis Barrionuevo, al Momo Venegas, a Hugo Moyano, a Eduardo Duhalde, a Mirtha Legrand, a Graciela Fernández Meijidi –pasionaria de la Alianza original-, al propio De la Rua, al propio Magnetto, a Cecilia Pando, a Ciro James y Fino Palacios, mientras La Nazión urge desde sus páginas la libertad de los pobres abuelos genocidas. Los malos tienen una felicidad negra, seguro.
Centrados en la figura de Cristina, la espuma de la rabia de los medios y los hombres y mujeres de Magnetto, acaso manifiesta el temblor que supone esa mayoría mínima que los encubró, y que quizá ya no exista; pero sobre todo abre los paraguas porque ellos también ven venir la lluvia que se viene.
Marcar y remarcar, contra toda realidad, que el país está en una situación desastrosa, falseando números, negando hechos, estableciendo verdades sobre la base de rumores que no pasan de chismes; avisa la estrategia con la que piensan encubrir al gobierno entrante: la culpa de todos los males la tiene, otra vez, el peronismo, en este caso, Cristina. La pesada herencia recibida. Así gobernarán: escondidos bajo el manto apolillado de una mentira vieja.
La masa de votos que elevó a Mauricio Macri a la presidencia, ya se evapora en su propio hervor. Pero el odio queda. Apenas Macri asuma, amparado por la prensa grande bajo eufemismos como sincerar la economía, reinsertarse en el mundo, orden fiscal, y otras patrañas que siempre tienen a mano, justificarán la inmediata devaluación, el endeudamiento, el ajuste y los recortes a la inversión social, que en otro de sus eufemismos ellos llaman “gasto público”. Pero muchos elegirán creerles porque el odio es más fuerte.
Y cuando hasta ellos acaben por despertar, será tarde para todos. La trampa habrá funcionado. Los dólares amarrocados no servirán más que para temblar sobre ellos a la espera de un mañana que asusta más que los recuerdos de las mentiras de Lanata, (que por las dudas, ya se rajó). Con menos plata en los bolsillos, matemáticamente, claro, de lo que ayer comprábamos dos, compraremos uno o medio, y por lo tanto, no hará falta tampoco fabricar dos. Con medio, uno, estará bien. Menos empleados, menos costo. Pero eso sí: gracias a la reinserción en el mundo, habrá muchas cosas importadas más baratas que las nacionales –¡y mejores!- como en los días dorados de Martínez de Hoz o Cavallo. Griessa resultará amistoso. La desocupación, la recesión, la deuda externa, volverán a ser los temas nuestros de cada día.
Los tiempos cuando puteábamos con la boca llena por el bastón de mando, la cadena nacional y “las formas”, cobrarán de a poco esa cosa de jade de los buenos recuerdos. En contraste con el presente que viene, dará risa pensar que en el pasado peleábamos  por subir el mínimo de ganancias. Ja. Ganancias. Jo. Los años dorados de inflación y paritarias, y el consumo a full. Je. La falta de hotel y de pasajes en los feriados largos. Qué risa… diremos tristes.
Lejos de nosotros sonar agoreros, por el contrario, le deseamos la gobierno entrante, la mejor de las suertes porque su suerte es la nuestra, nos guste o no.
Pero entonces que nadie olvide.
Porque estos no son augurios: son recuerdos.
Recuerdos del futuro de lo que ya pasó.
¿Podrían, de verdad, Prat Gay, Melconian, Sturzenegger, la Bullrich, Lopérfido, el mismo Macri, los medios que lo sustentan, y todas esas empresas a las que tanto y desde hace tanto les “interesa” el país, ser otra cosa que lo que siempre fueron? ¿Hacer algo distinto a lo que hicieron siempre? ¿Por qué?... ¿Porque se llaman Cambiemos?... Pero qué risa.
Discépolo diría: una risa que dan ganas de llorar.



* * * 

sábado, 28 de noviembre de 2015

MACRI PRESIDENTE: LA MAYORÍA MÍNIMA…


Con una diferencia de apenas 700 mil votos por encima de Scioli, decir que la mayoría del pueblo eligió a Macri, es como decir que ese vaso está medio lleno porque está medio vacío. Los números crudos le dieron la victoria, pero también le avisaron: te espera un país partido en dos mitades, y entre las dos, la nada.

LA GRIETA Y EL ABISMO





700 mil votos le dieron la elección a Macri.
704.860 es el número exacto que informa hasta hoy la página de la Dirección Nacional Electoral.
12.903.301, contra 12.198.441.
Ningún millón siquiera.
Nada. Una diferencia exigua. Mínima.
Pocos y volátiles, muchos de esos votos quizá ya desaparecieron. Sobre todo aquellos que lo votaron con el solo objetivo de ver perder al peronismo. Esos, todos, la mañana del 23, ya no estaban. A muchos otros, en breve, se los llevará como hojas del árbol caído el huracán de los primeros tarifazos que ya están anunciando.
Es más: conocido su gabinete y confirmados la Bullrich en Seguridad, el exgerente de Shell a cargo de Energía, y en Economía Prat Gay y Melconian y los mejores  muchachos de Cavallo ya a cara descubierta, quizá, hoy, Mauricio Macri no llegue ya al 50 por ciento. Pero hoy ya es tarde. Ahora tiene que gobernar.
Gobernar un país partido en dos mitades. Una mitad que lo votó pero que ya se deshace en su propia victoria, y otra mitad que no lo votó porque no le cree ni lo quiere y que no está sola ni espera ni piensa renunciar a ninguna conquista.
Y entre una mitad y la otra, hay, hoy, apenas 700 mil personas. Muy poco. Muy volátiles. Espuma, viento, y nada.  
Ninguna luna de miel les espera a Macri y sus gerentes. Por el momento siguen en campaña como si nada hubiera sucedido, atacando a Cristina y su gobierno, chochos con lo bien que les fue con eso… pero el diez de diciembre avanza a paso firme en los relojes y ni Durán Barba podrá detenerlo, ¿y entonces?...
Y entonces seguirán en campaña, disimulando cada fracaso propio bajo la vieja alfombra de la “pesada herencia recibida”, y otra vez se nos pedirá paciencia, como hacía De la Rua, que nunca entendimos para qué se postuló si no sabía lo que le esperaba.
Danza con globos tampoco lo sabe y también se postuló y también ganó, y ahora, como De la Rua, debe gobernar. Lo sepa o no.
Si esta nueva Alianza –compuesta por muchos de los que formaron la anterior-, repite los comportamientos que ya tuvieron (¿y por qué iba a ladrar el chancho si es chancho?), entonces los primeros meses de este gobierno –como sucedió con aquél-, transcurrirán entre tropiezos, excusas y fracasos. Los costos, claro, los pagaremos todos. Y nos pondrán nerviosos. Claro. Los paros y las protestas, los cortes de calles y de rutas, se multiplicarán. Macri, tal como se espera –porque ya lo ha demostrado en la CABA-, reprimirá. Con su brava policía, la del Indoamericano, la que les pegaba a los enfermos del Borda, pero ahora ya del todo desbocada, ya sin bozal y sin correa. Entonces Macri precisará más suerte que De la Rua o Duhalde para que a ninguno de sus bravos policías se le escape ningún tiro contra ningún pecho de ningún manifestante. Porque cuando ocurren esas cosas, los presidentes pierden imagen y sustancia y ya no le sirven ni al helicóptero que se los lleva.
Los medios del miedo, mientras tanto, no darán más miedo. Al contrario. Pase lo que pase, caiga quien caiga, maten a quien maten, culparán a “la crisis”, o buscarán infiltrados, y justificarán, una vez más, cualquier cosa. Con la experiencia y la práctica de haber encubierto el genocidio más grande de la historia argentina, esto será un paseo. Pero ojo: ni Clarín ni La Nazión descartan que Macri sea descartable. A De la Rua también lo defendieron alguna vez. Incluso a Kirchner. La gente les sirve hasta que no les sirve más, manual de estilo.
Pero la pregunta es: ¿Dónde estarán entonces, cuando todo se complique, esos 704.860 que un domingo de furia lo votaron?... ¿Llenarán la plaza de Mayo al grito de Macri o muerte?... O más bien reciclarán sus cacerolas, que acaso de poco y nada les sirvieron con Cristina, pero que tantas satisfacciones les dieron con la Alianza anterior.
Apoyado, sostenido en esa puntita casi invisible del 1,40%, decir que la mayoría del  pueblo votó a Macri, es lo mismo que decir que ese vaso está medio lleno porque está medio vacío.
Sin quererlo o no, la revolución de la alegría está en marcha. Mauricio Macri la encabeza. Lo espera el tremendo problema del narcotráfico, para lo cual no tienen más planes que repetir fracasos ya mil veces probados. Lo espera su propia promesa de levantar el cepo, disparar el dólar, y perder en pocos días el control de la economía. Lo espera un parlamento sin mayoría propia. Lo espera el juez Griessa para llevarse hasta las lapiceras. El FMI, con la servilleta puesta. Su amigo Cameron, para decirle que se olvide de las Malvinas. Pero sobre todo, lo espera el gran pueblo argentino. Sus dos mitades.
La mitad que lo votó porque no quiere a Cristina aunque tampoco lo quiera a él, y que le crea o no le crea igual le va a exigir algo más que globos de colores; y la otra mitad, que no lo votó porque no le cree ni lo quiere, pero que igual le va a cobrar y sin demoras todo ese bienestar que tan alegremente prometió cuando hablar le parecía gratis.
Entre una mitad y la otra, está la famosa grieta. Su vacío. El abismo.